El gas natural es un hidrocarburo mezcla de gases ligeros de origen
natural que contiene principalmente metano, y normalmente incluye
cantidades variables de otros alcanos, y a veces un pequeño porcentaje de dióxido de carbono, nitrógeno, ácido sulfhídrico o helio. Se forma cuando varias capas de plantas en descomposición y materia animal se exponen a calor intenso y presión bajo la superficie de la Tierra durante millones de años. La energía que inicialmente obtienen las plantas del sol se almacena en forma de enlaces químicos en el gas. Constituye una importante fuente de energía fósil liberada por su combustión. Se extrae, bien ya sea de yacimientos independientes (gas no asociado), o junto a yacimientos petrolíferos o de carbón (gas asociado a otros hidrocarburos y gases).
El gas natural es visto en la actualidad como una de las principales
y más relevantes fuentes de energía, utilizadas por todo el planeta tanto para uso doméstico como para uso industrial o comercial. El gas natural es un recurso natural no renovable, lo cual nos habla ya de por sí de una futura instancia de agotamiento en la que el ser humano deberá recurrir a nuevas formas de energía basadas en recursos renovables.
Se considera que, en comparación con otras fuentes de energía
como el petróleo o el carbón, el gas es un tipo de energía mucho menos dañina para el medio ambiente ya que no genera cantidades de dióxido de carbono semejantes a las que producen los dos tipos de energía mencionados. Además, el gas es también un recurso mucho más accesible en términos económicos que, por ejemplo, el petróleo y esto hace que su consumo pueda ser industrial (sectores que generan el mayor uso de gas) pero también doméstico.
Las mayores reservas de gas en Venezuela se encuentran en la
zona norte y noroeste del país, en las costas de la plataforma continental caribeña y atlántica, ocupando una extensión de más de 500.000 km2.