Th.W. ADORNO
ESCRITOS
SOCIOLOGICOS I
OBRA COMPLETA, 8
AKAL / BASICA DE BOLSILLOAnotacicnes sobre el conflicto social hoy
Segiin dos seminarios
Hace alggin tiempo se impartieron dos seminatios en el Instcuto
dle Investigacin Socal, ino sobre la rsa, el otro sobre el conflico so-
tial hoy Se perseguia con ellos un dable objetivo. Los estudiantss de-
tian observar directamente dererminadas situaciones. La descripciin
precisa de étasy losintentos de incerpretacin debian aclarar que, ali
donde varias personas rien conjuatamente o incursen en hostlidades
reciprocas, se expresan momentos sociales que van més allé de ls mo-
tivacién directa de los mismos, a veces se ocultan en ésta. Con la in-
tencibn, si se quiere, pedagégica iba unido el interés objetivo por la
‘elevancia social de a agresién aparentemente individual. Se la presu-
puso como constirayente dela risa y se vio con frecuencia coafirma-
tia por el andlisis de ls observaciones. Los seminarios habsian podido
caracterizasse como cjercicio para el desarrollo de esa mirada maligna
sin la que dificilmence resulta alcanzable una conciencia suficiente del
Conirdinte sociale, Se van 4 secoger 2qui algunas reflexions de las
‘usiones del seminario sobre la relacién entre teotia y experiencia
El concepeo del conflicto socal, comado de la temitica de lz so-
ciologia americana, explana al estilo positivista la doctrina marsiana
della lucha de clases. Esea no la recibieron jamés del rodo ni politica
ti cientficamente en los Estados Unidos; para empezas alt pos social
conflict se entendlan ls tensiones entre los grupos etics nitidamen-
fe delimitados entre st, y las reformas sociales. Durante los limos de-
cenios el concepto se habia visto relegado por completo aa discusién
* Bless lo view conjantamente Adve y Ura Jarch Tir (N. del Ed}166 rerio sociligior |
‘especializada. El volumen Sociolagia editado por René Kénig en 1958
incluia iertamente articulos emparentados, tales como dominio, movie
lidad, estratificacin, control social, pero no clase, opcesién, conflicto
social. De éstesélo se volvi6'a hablar en sociologia con Coser en los Es-
tados Unidos, con Dahrendorf en Alemania, y ello desde luego demar-
eindolo dlaramente tanto frente ala teorfa marxiana como a la teorla
«structural-fancional, esencialmente conservadora, de Talcott Parsons,
Los conflictos sociales no habria que coasiderarlos como disfuncionales
y desineegradores para el sistema social, no exclusivamente bajo el as-
‘pecro de su anomalla, sino como morores que servcian al «manteni-
miento, armonizacién 0 adaptacién de ls celacionesy de las esruct-
13s sociales", Esto se retotae al tratado de Georg Simmel sobze el
conflico. Este se habia conversido ya ali, como una forma’ de socal
zacién, en categoria socioligica postva, con la nica condicién de que
Jos dispurantes se abstuvieran de una verdadera aniguilacién del con-
scincante. Constituye para Simmel, dentro de un expiricu de céndida l-
beralidad, un scaso limiter. La lucha misma, sin embargo, seria vel mo-
Vimiento de auxilio contra el dualismo desintegradom?, movimiento
‘que a priori slo se realizar en el émbito de las normas cominmen.
1 reconocidas. Simmel tiende, por razones de forma socioldgica, a
postasiar la categoria de conflcto. Lo que decide desde el punto de vis-
ta del contenido: que el conflcto es necesario y legitimo para acabat
con una situacién antagénica nociva, es deci, como medio de paz ra
dical, en la que los antagonismos estarian matetialmence superados,
[pero no que haya que afirmarlo en sf mismo, por mor de una idea ab
‘aczay libre de dindmica~todo esto resulta periférico en Simmel. Si
teorfa deduce la totalidad de sus invariances dela situacin de ana
gonismo: Estasituacién laaceptvlateoria como-inmodificables
poner estructuras fundamentals delo socal: Coser se adhiere tanta)
Simmel como su apologfa del conflcro de grupo ~critco con razén
de ls andlisis armonizadores de la sociedad exstente- acenta la fun
‘delo"de sistemas sociales més étables, mantenidos en eq
diante consenso, Sélo en un ensayo posterior, «Violenci
" Lewis A. Cosen, Theorie msiar Kole, Newel y Bedi, 1965, p. 180 ed
Secologa, Madi, Aliana, 1986).
* Georg Si, Sono, Lipeig, 1908, p. 247
Anosacions sobre el confess sca hoy 167
wicial?, lo empujaron mAs allé quevas comprensiones de la estructura
vlc las sevueltas comiinmente etiquetadas de itracionales. Reconoce 2
fstas, incluso ala toma de la maquinaria, un mayor grado de raciona-
Tidad social que el que concederia el modelo de una sociedad que se
‘produce con las menores friciones posibles. La sociologia se ve obli-
seida por su objeto al redescubrimiento dela dialéctica.
La «Teoria del conflict sociale de Dahrendort aplica expresamen-
‘tc un modelo que se basa en ls «supuestos de la historicidad, explosi-
vided, disfoncionaldad y cardcet fovsino de bas wciedades humans
"lo que para el esquema estructural de Parsons era accidente se convierte
tle muevo en esencial. Sobre esta base el conflico aparece como factor
nncoesario en todos los procesos de cambio. Ademds semejane orienta-
«idm excluye el pensamiento urdpico del sistema social esable, que fun
cia equilibradamente, dela “sociedad sn clases, del “paras enlatie
ria" ~ y se encuentra con ello mas proxima tanto a la realidad de la
sociedad como (en el plano de la toria politica) la idea de a libertad
«ue a teoria del consenso.* El caricer antagénico de la sociedad que
produce el conflicto social se reconoce abiertamente y se lo vuelve a con-
verti en invariamte, para que pecmanezca dentro de un cambio social
sontenido, cuya leitimacin no se cuestiona a su vez. Dahrendorf r-
‘oma el método de tipos ideales de Max Weber, asi como su represen-
tacién de la sociedad. Esta se encontraria necesariamente estructurada a
teavés de un sper y un infraorden que se manifiestan en el mando de
tuniones de dominacién. Segin esto el conflicto social sera el que «se
pede deduce de la estructara de ls unidades sociales, que es por tan-
to supraindvidual... Poeun lado, en unidades sociales muy pequetis(ro-
les, grupos) se dan opesiciones mis frecuentes que no poseen ningén
tipo de felevancia estructural, pata ls que io vale, por tanto, una teo-
tla del conflict social; por otro lado cabe suponer que también las po-
lemnicas entre unidades sociales muy amplias prcisan a veces mas una
cexplicacién pricoldgica que sociolégica. Una circa abitcaziedad social
que parece no ser ajena 2 algunas guecras de la historiaS. Sin embargo,
2 Lewis A. Cose, pp. 200228
» hid, pp. 227 38,F
170 sri sci 1
categoria social hasta que desaparece la competencia en au forma an-
tga y Ie luca de les mney en medida ce wna ecgona
adecuada. La mis reciente teoria del conflico socal se protege, me-
dante sus determinaciones conceptuales, de percibir lo gue el fldso-
fo de la vida Simmel caraccerizaba todavia, en la translormacién en
‘competencia de la lucha violenta de ouro tiempo, como scrueldad de
toda objetividads, eque no se compone de un placer por el suftimien,
to del extrafio, sino que consiste precisamente en que los factores sub
jetivos no se tienen en cuenta»'®. A partir de esa crueldad se ha des.
srrollado entretanta el asesinaro por encargo como fai socal,
E demito confi sci desvia tanto del reror "mortal el miso
‘como de su base objetva en los antagonismos sociales, Eston seven neve
‘walizidos convirténdose bien en modas de conducta de individuos con.
‘retos—por ejemplo de inadaprados a a denominada cultura en le que se
Spauentan bien en comer ene peter onaizaciones yl ques
ejante se inserta dento dela tendencias preponde-
sey Sara eee Se det eee
ciedad. Fenémenos sociales constatabes y clasificables se confundea, ya
ue se prestan sin mis al abordaje de la investigacisn empirica, con el
sustrao ulkimo de los mismos, Se excamotea la cuestién de su medis-
cin a eravés de a eseructura de cases. Sin embargo, de acuerdo con la
‘igi discincién de la ontologéa aristotdic, lo més préximo a quien con.
‘uml opimero quest le aparece no tampoco scalmente en modo
1 primsro en st. La priocidad no le coresponde porque la,
lidad no se puede capeurar, specticas de 4
‘engida de datos relativos alos conilicos sociales yen generalizaciones
a paticde dstos:por-ejempla, x ello no lo fomentaran los fenémen
{a lucha de clases al vigjo ext, en el sentido del manifesto mara
se ha convertido, sein expresién de Brecht, en virtualmente inva
Su invisiblidad misma no se puede separar de los problemas de la
tructura. De hecho, as manifetaciones de larelacin de cases se
incorporado en gran inedida dentro de la incerrelacin de funciones de
4a sociedad, se las ha determinado incluso como parte de su funciona’
‘iento, Esto no supone desde luego ninguna novedad en la merida en
Georg Smal, ap. ci, p. 305
Aaotcions bree conic social boy wm
quel sociedad no silo se mancuvo vivaa pesar de la relacion de clases,
sino mediante y alo largo de ella. El desarollo se encontraba prefor-
mado teleolégicamente en la doble posicién objetiva dl proleariadores-
pecto ala sociedad burguesa. Por un lado, los proletarios eran, en el pe-
iodo en el que los anaizaban Marx y Engels, objeto de exploracién, no
sujetos ausSnomos del proceso social en su conjunto. Exstian fuera del
concepto de una sociedad que queria serio de seres libres y emancipa-
dos. Asi todo, en los tiempos de la revolucién industrial y en lo pri-
rmerios decenios que la siguieron, procedfan de la masa de artesanos y
campesinos desposeidos, que habian perdido su lugar social, por asl de-
cir de excerritorales No obstante el proletariado era, en tanto que pro-
ductor de a riqueza socal, inmanente ala sociedad, sustancia de su fuer-
12 productiva. De forma reactiva a [a amenaza revolucionaria, pero
también por propia lbgica hist6rica, se reforaé el peso del elemento in-
tmanente dentro del concepto del proletariado. As, el movimiento sin-
ica, qu dent del siema existent consi pasos absado-
resun mayor indice de nen que:
soa tle denier id Se
terial de los tabajadores, en la direccidn de su incegraién, El antago-
nismo que relacion¢ alos obreros con la organizaciny los sintegrs ya
cn esa misma medida, los ha enftentado de forma creciente con lo co-
Jectivo, contra sus cuadros en los primeros y asivestrados tiempos del
ako capitalismo en cernes. No s6lo fueron a parar materialmentea una
situacién én la que tenfan mds cosas que perder que sus cadenas, sino
que, de forma auplememtaia« cll, be teudeucia del vaya « expaae
ditse e introducitseen los Ambitas del espiita y dela opinn pablica
ba ocupado también la concienciae inconsciencia del cizrto estado de
‘otros tempos. Ya Mare, a fondo, marsstasposterioesrindleron cuen-
cas del hecho de que la conciencia de clase no est unida mecinicamente
con la exec dels cass sino qu primero ha de conse or
lo general yen oposicion a la concepcién difundida, la conciencia de
eas ies clases nperores extn nds desarolada usa de as inf
sores. Herenciashistsrcas del sistema de dominacién feudal inculca-
ban en aquéllas, may por encima dela intligencia de los individuos
particulares, peligros no sblo de la praxis politica, sino incluso del pen-
samiento alejado de la praxis. La clase inferior, en cambio, realmente
siempre en el echizo de las relacionesjerirquicas, tuvo que adaptarse
a seas para vivir. La coercién a ello se dirigé siempre de forma plani-m Bort scoligs
Ficada, si bien regia autométicamente. Cabria dudar desi la conciencia
de clase durante a Era Guilermina era tan sustancial como presurafan
Jos fancionarios. Resulta incuestionable que se ha debilicado desde
entonces, sobre todo ala luz del estindar de vida visiblemente inferior
de los paises del Este. Sin embargo la lucha, ambin la lucha de asca,
postu concienca po ambos ados. Delo contraiosuconceprosedi- |
famina convirtiéndase en una abstaccién de contradiceiones de clase
cobjetvaseimpenetrables, que no se hacen sujetoy que resltan po ello
iniferentes para a acién. La teorla actual dl contlicto social se pur.
ddeapoyaren el hecho de que subjrivamnent la lucha de clases ere of
Yidada, si esque alguna vez conmovié alas masas. Esto afecta umbiga,
Al menos provisioralmens, seri objetivo $
antagonismo objetivo no ha desaparecdo con la integracién,
Simplement se ha newealizado su manesaign ens cha, Lee
S08 ecandmicos fundamentals de a sociedad, que producen as clase 0
han cambiadoa pes de todalaincpracin de os sujeos. El conocmienta
sia que no desce etichizar nila tora ails epfendimenos se ene que
segura dela forma en l que se manifiran las contradiceones de la,
se objetivamente presenes, pero reprimidas en un doble sentido, Resul
‘@ indemostable la suposicién de que eto ocurre en el ambito privado,
Es, en tanto que mediado socialmente en su totaida, apariencia ala vee
‘que, por otra parce, refugio de agitaciones contra la presign de a total
dd social, cuyas mareas vachven a lear a su ve. De los conlctos que
tienen lugar aquf desde siempre se desprende la mayorts de las veces
conciencia de la relacin de clases; deberan stair tantas més cosas so-
cialmente cuanto més distantes se encuentran dela oposicién, por as de~
ir oficial, captal-rabajo. Segui las pias a és, ya sea en a tan ta
dasy llevadas reaciones interpersonal, ya sea incluso desde el punto d
visurde ir psioloa intezna, consists una de las trenadebidas de
sociologla- Su eximulo y desafiolo encuentra cn dl hecho de que les da-
tos obcenidos de forma inmediata no caltan menos de lo que manic
‘an mientras quc las estructras aparcen en general de un todo no me-
nos drstico, Cabe esperar que.en el momento conceto se haga visible
cscrctray sus transormaciones, que ao resultancaptables como tour
lidad, pero que en tanto que omidominanes coafiguran, no obstantey
1a ley de cualquier concrecién. Si no se lograa interpola la sociedad
4 partir de sus fenémenos, entonces su concepro sela verdadcramen-
tela superstcién, tal como lo proscriben algunos posiivistas
iwtciones tbr el confi ace bey 13
Esco legtia a insistenciaenlaexpetienciasubjrva sn gua al-
una, La comprensidn de su insoicienca y abirariedsd ao ha delle
‘varal abuso ideoldgico de la misma. Del mismo modo que pueden lle-
far a ser también probleméccas de care ala sociedad univecsalmente
tmediada resis sobte aqulla que slo se spoyan en a experiencia in-
tmediaa de los individuos~inmediat just en el sentido de los enun-
ciados protocolarios de la reorfa de la ciencia al uso~: sin el momento
dd la experiencia socioldgica primaria no se configura intelecciéa al-
gna en absoluo, La esponsiildad cents, que hari primero que
truncal por I fuera al impetairesponsabie, pares habeslo cep
mido. Esta se ha convertido en fin de si misma; bia ace =
impulsos en los que se conservarfa tinicamente. E] ausocontrol cienti-
ey esecharts neo bnemnpila,coenfamada.co8 Ia tere abundane
cia aque remit el concepto en su momento, que al inal sdo se si-
gue registrando Io que, preparado por la metodologi, ett ajustado 2
lla, Frente al mé:odo sobrevalorado posee, lo que la denigra como ex-
travaganciay vestigoflwfic, de forma eecent a func de co
rrectivo. Unicamente una combinacién tedrica, dificil de anticipar, de
fantasia y buen gusto paraloshechos gaa alanear ideal de la ex-
peizacis No ost, cama ene ee id ue
Fctriaa ala sociologa actual nose puede pucntearsegin un proyec-
to abstacto, por ejemplo sen la tes sostenida sin suas dl primado
della teoria. Habria que apuntar hacia la interacciéa de teorlay expe-
enc. Inevitable en ello el clrculo: ninguna experiencia que no «=
‘uviera mediads por una -frecuentemente sin articular~ concepeién
‘edrica, ninguna concepcién que, en la medida que sirva para algo, no
etfs Mes rtrd ace commoner
BT civil no se puede pasar por alo; en modo algune aca, sin em-
tra, de falta de eflesion, de pensamiencoconfuso. Hl crea se
condicionado por el hecho de que en la separacién de experiencia y
concepto se da incluso una cera arbicrariedad. Por mor de un ins-
trumental lo més limpio posible se enrentan entre desde la pees
pectiva-de-la-divisiém del-trabajoy ambos momentos sin mayor efle-
xin. Pero ninguno de ellos existria sin el otro. El circulo es idéntico
al de la sociedad total, completamente socializada, que, al impregnar
todo lo individual, fuerza una especie de identidad negativa de lo uni-
tersaly lo particula. So ela puede capeatdeide es extemos, de
Ue sus dos polos. Teoray fsiognomia social se fusionan14 Everts ciolégicas 1
Descendiendo incluso hasta ls pendencias privadas de carga tanto
ppucril como afectiva, la sociedad les rae alos vivos la cuenta por su
forma inversda, de la que ellos son también culpables,y por lo que ha
hhecho de ellos. En los conflictos ciegos, auoinfligidos, fevorna el set
social a ls individuos sin que ellos se den cuenta. Las consignas que el
Sascismo lanz6, con anticipacién arebatada, contra laconciencia de da-
se, se han eonvertido entretanto, fuera de siscema fascista de un moda
‘no menos ideoldgico, en violencia real. Pesumiblemente la armonia no
es de hecho tan duradera como se simula mediante la aseveracién de
‘gue estén superadas ess tori critica de las que se espera exarlibe.
‘do definitramence repindola l dominio de la metafca, Ens
situaciones de crisis el conflcco social puede actualizarse como un con.
flicio de clases; queda por ver si de nuevo con las formas del mundo
administrado. Hasca ese momento habri que seguir la pista del con.
Aico social cambién en otra parte. Si es correcto quella sociedad se dee
sollé hasta convertrse en tna roalidad an ‘entonees, casi cada
tno de Los conflicts particulates, segin el discuso al uso, e imagen
‘apadera de és, La actual socolog(a dl conflict distingue tajantemente
entre conflictos formales ¢ informales, manifescos y desviados, eau
‘nticoss¢ winauténticos»"". Asi, lacezusatkima» de los eonflctos des-
viados en el émbivo de la empresa industrial la busca Dahrendorf en la
‘estructura de dominio. Esta sdlo puede explicarse y justficarse a partit
de la divisién del crabajo, posculada como necesara, de las sociedades
q
:
industriales.~con. mayor precisidn: 2 partir de-la-separacién-de orgio=—===
nizaciéa y tabejo directamente productivo-. El hecho de que esta se-
pparaciOn sigue existiendo tanto en los pases capitalists como en los
ddel-Este, tanto més en los deaominados subdesarrollados—, no es por
si sdlo algo iltimo, sino que como momento constnutivo obligato
so habefa que derivarlodel desezrollo actual de las fuerzas produceivas
AA partir dela tcoria mansiana se raslucia todavia, dade luego, que
el antaganismo objetivo ence fterzas productivas y relaciones de
dlucein se expresba deforma extrema ali donde la presién de los que
dlisponen de los medios de produccin sobre los que venden su fuerza.
de trabajo ent experimentable del modo més duto, en la economia, Esa
cevidencia se ha esfumado en los palses altamente industralizados. Dl +
2 Cf Ral Dasnenpons Indus und Beihai, Belin, 1962 2
vind yampliadal pp. 94s: Lewis A. Cones, Thor nib Koni, ci p57
Inotciones sobre el conf social ey ra
min mu pei pt nen chee
ee ecan eon:
me Sinioa coe peated ks
Ce tr insunlintas caicnrorete cond
jetivacién de la eseructura de autoridad, los crabajadores no ven ya ante
sien la empresa a ningin adversario palpable. En todo caso tienen fric-
Se ee ace jeune
interminable", Las disputas con ellos son Peoropos del ii so"
tha ees Sane eg caiveallsee
pore crcean on ea pred ee
a eilodcprolotin Ea raat de
aaa Ge penoaaciones medanelas cues os dependiater i=
Fee ee als obeaco cineca
Sty atc teehee pel as
Se oe re dacous der
Rea ne male pat po,
Seite de que ye nope epee
SSI eta en mene
preconsciente de los hombres de que, lo que hoy en dia se consi xe
fase ysl. pee ae ore scussape cet
Trina equate oe
nnizacién integral que participa en Ia disposicién. Pero exto no puede.
grave sin fractures confi, invisible bajo semper del compar
‘erismo, se exteriotiza en fendmenos sociales perféricos; 0 bien alli donde
ince ig yon ann
Cee ee eecormaindgiece Rael
miltiple en irezthams kradonals ‘aquellos que no son del todo
‘inmanentes’a la'sociedad ni-como fuerzas de trabajo ni corno consumi-
seen ec enuoemga
SE ai wp on ano de ptr
YL on ups ray pa linn ce
gables. En esos grupos se mantendrin del modo més tenaz a envidia, ¢
le oe at epee
sea ase nee cepa ies
"Cli Ladwig von FREDERURG, Soil des Berihilimar, Frankfurt am Mai,
1963, pp. 1066 Breriter scion
‘como pata las minoras impopalateso politcamenteinconformisas: con-
tra ells puede convertrse en utilizable, en caso de crisis, la energia de
la lucha de clases alienada respecto de su fin primero. Este potencial es
el de la desiategracin. La descomposicién de las particulascenerfugat
es la cara inversa de la integracin social. Cusato més desconsiderada:
mente entire bajo flo diferent, canto ma se descompone bajo ties
1a el entramado social, Esto se pudo observaren la lucha de camarillay_
de los nacionalsocialisas. Sse retansmice un campeonato mundial de
fisbol por la radio, de cuyos resultados la poblacién entera seve obli-
sada a tener noticia desde todas las ventanas y a través de las delgudas
Paredes de os edfcios de nueva construcién, entonces puede st ine
cluso que jovenesrebeldes de atendo espectacularmente descuidado y
ciudadanos bien stundos con sus americana se agrupen en armon{a x
las aceras en rorno a las radios portitiles. Durante dos horas Ta gran oca-
sién fande la solidaridad dirigida y comercializada de los aficionados al
{iebol en una comunidad def pueblo. El nacionalismo apenas disimus
lado de semejantes motives de integracién aparentemente apoliticos in
tensifica la sospecha de su esencia destructiva. De hecho los puntos so-
cdalmente candentes se han siruado macroeésmicamente en primer lugar
en los conflicts politicos extracoloniales y semicoloniales. A escala m=
rooéemica cl antagonismo se manifesaa través dela ttalidad del cuer-
po social en situaciones excéntrcss, parodia por asi decir de lo que esi
su momento se llamé espontaneidad. Los conflicts todavia interiori-
zados,«psicolégicoo, tienen al menos también su dimensida socal, por
Poco que cancuctan por lo demds de forma directa detecminantes
colégicas y sociales, Entre ambas s6lo se puede marcar de forma atbic
aria dénde, entretanto, os esquemas de modos individuales de reac
cidn canalizan ala ver la agresién social, Semejantes esquemas van desde
Jassa maliciosay el insulto, desde el ataque verbal, pasando por el prac-
sical joke basta llegar a esa especie de violencia fisia, tal como se dere
de constatarse hasta en los matices. Si el diente que se esté probando
tun zapato manifiesa que ée le viene demasiado grande, la dependienta
ppetcibe esto ya como aftenta y responde alterada: eab( le tengo que dar
Ia razén». Esta se encuentra tan identificada con la venta de los pro-
ductos estindar, que lfatea a priori al adversario en el individuo eu=
yas necesidades se apartan del escindar.
En un cruce, al ponerse el seméforo en verde no arranca el motot
del primero de los coches conducido por una sefiora. Tras un amorti=
guado concierto de bocinas,con el siguiente seméforo en rojo se ade
Tanta el conductor del siguiente coche, y dice clara y neutralmente (el
ono no es ni siquiera amenazante): «Mujer tentas que sers,y kv
fora responde con a misma neutraldad y seriedad: «Disculpeo. Ya
hay conlicto: la lgica de la stuacién domina de forma incon
sible, Kégica que lgitima tanto la desvergienza del hombre co
sumisién con la que la mujer se clsifica asf misma como con
rade coche que no esti por completo ala altura del producto y como
pecadora contra el eédigo de ciculacién. El hecho de que los consi=
“Cf. Theodor W. ADORNO, Disomence, Going, 11983 26
Anatciones tbr el conflict cial bey 179
rmidores sean en realidad apéndices de la produccién, los leva a coor-
dinarse por su parte con el mundo de la metcancla y a converts, de
acuerdo con ello, en objeto también sus relaciones con otros indivi
«duos. ~ Quien se rebela contra las prohibiciones codifcadas y las instruc-