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Así se reformarán los consultorios jurídicos

24 de Julio del 2019

El Ministerio de Justicia presentó ante la Cámara de Representantes un ambicioso


proyecto que busca reformar el régimen de los consultorios jurídicos. (Lea: Los
desafíos que enfrentan los programas de Derecho en Colombia)

Lo anterior en respuesta a las demandas ciudadanas y a las inquietudes expresadas por la


comunidad académica en relación con la función social, competencias y retos de este
servicio.

La iniciativa apunta a dos objetivos:

 Robustecer la formación de los abogados en la etapa de aprendizaje práctico, a


través de la ampliación de los servicios ofertados por los consultorios jurídicos, que
comprenden asesoría, representación judicial y conciliación extrajudicial e
incorporan la pedagogía y el litigio estratégico.

 Mejorar los estándares de acceso a la administración de justicia de la población


vulnerable, no solo en condición de pobreza, a fin de que puedan contar con la
asistencia y representación de personas con la formación jurídica necesaria para
atender sus requerimientos más urgentes.

Teniendo en cuenta los estándares normativos y jurisprudenciales en la materia, lo que se


busca es ampliar el espectro de acción de los estudiantes de Derecho y fortalecer su proceso
de formación, pero permitiendo al mismo tiempo que sean las propias universidades, en el
marco de su autonomía institucional, quienes definan los escenarios concretos de acción.
(Lea: Gobierno y Consejo de Estado plantean reformas al CPACA)

ÁMBITO JURÍDICO presenta a sus lectores los principales puntos de este proyecto:
 

Competencia de los consultorios jurídicos

I. Servicios: asesoría jurídica,  conciliación, representación, actuaciones


administrativas e interposición de recursos y pedagogía en derechos.

II. Litigio estratégico: acciones encaminadas a  lograr un efecto significativo en las


políticas públicas, la legislación y la sociedad civil, a través de la garantía de los
derechos.

III. Competencia general para la representación de terceros: cuantía de 40 salarios


mínimos.

IV. Facultades específicas: como abogados de confianza del acusador privado en los
términos de la Ley 1826 del 2017; actuaciones ante las ligas de consumidores;
beneficios administrativos, subrogados penales y sustitutivos de la prisión y
solicitudes de libertad (Ley 1760 del 2015).

V. Prohibiciones: asuntos que versen sobre medidas de restablecimiento de derechos


de menores y procesos de adopción; procesos disciplinarios contra funcionarios de
elección popular, así como funcionarios que ejerzan cargos de dirección, confianza
y manejo; acciones de nulidad y restablecimiento del derecho y reparación directa.

Beneficiarios

I. Se prestarían servicios de asesoría jurídica y litigio estratégico a sujetos de especial


protección constitucional, a personas naturales que carezcan de medios económicos
para contratar los servicios de un profesional en Derecho y, en general, a personas o
grupos que, por sus circunstancias especiales, se encuentren en situación de
vulnerabilidad o indefensión.
 

II. Los demás servicios a cargo del consultorio jurídico solo se prestarán a personas
naturales que carezcan de medios económicos, previa evaluación de la situación
socioeconómica particular de los usuarios que los solicitan, conforme a los criterios
establecidos por la institución de educación superior en el marco de su autonomía.

Continuidad en la prestación del servicio

I. Los estudiantes inscritos de manera ininterrumpida llevarán los procesos que se


encuentren bajo su responsabilidad, la cual cesará en el momento en el que se
realice la entrega formal de los mismos a los estudiantes que los sustituirán.

II. Durante los recesos y vacaciones académicas, los estudiantes continuarán


ejecutando todas las gestiones y los actos tendientes al buen desarrollo de los 
procesos.

Apoyos tecnológicos y retroalimentación

I. Se implementarían herramientas tecnológicas que complementen el aprendizaje,


faciliten y apoyen la interacción virtual en el proceso de formación y en la labor
misional de la institución universitaria.

II. Los consultorios deberán establecer los mecanismos e instancias que se consideren
pertinentes para el asesoramiento, conocimiento y atención de inquietudes, quejas o
reclamos por parte de sus usuarios y de información al público.

Sistemas de información de gestión

 
I. Minjusticia diseñaría un sistema de información con fines de estricto rigor
académico y organizativo, para apoyar la elaboración de políticas públicas y en aras
de armonizar la oferta de servicios prestados de justicia.

II. Los centros académicos estarían obligados a reportar a este sistema los datos que
permitan la consolidación de información cuantitativa y cualitativa que determine la
Administración sobre la gestión adelantada, teniendo en cuenta aspectos como el
número de estudiantes vinculados a cada modalidad de servicio ofrecido, el
tipo de causas atendidas y la población beneficiaria.

III. Dicho sistema de información también deberá garantizar un espacio de


consolidación y divulgación de buenas prácticas.

Finalmente, hay que decir que, dentro del término de seis meses a partir de la expedición de
la futura ley, el Gobierno preparará los ajustes necesarios al Decreto 1069 del 2015 y a
toda la normativa adicional que resulte pertinente, para armonizar sus contenidos con las
nuevas disposiciones.

Igualmente, las facultades de Derecho efectuarán, dentro de los dos años siguientes, los
ajustes curriculares, tecnológicos, de personal y de infraestructura a que haya lugar, con el
fin de armonizar la estructura y operación de estas “clínicas jurídicas”.

Cámara de Representantes, proyecto de ley 007/19C, Jul. 22/19.


LOS DESAFIOS DE LOS PROGRAMAS DE DERECHO

Adolfo Jerónimo Botero

Universidad ICESI

Corrupción

La corrupción tiene que ver con la ética, tanto en el ámbito público como en el privado. La
universidad, y en particular la formación en Derecho, tienen mucho que aportar en la lucha
contra la corrupción, por supuesto sin que esto suponga que los esfuerzos son suficientes
para garantizar la idoneidad ética de los individuos. En el caso de la Universidad ICESI,
desde hace unos 15 años el currículo central, que comprende a todas las carreras de
pregrado, incorporó la dimensión ética como una competencia fundamental de nuestros
egresados. Creemos que este tipo de enfoques curriculares puede contribuir a una
formación ética como mecanismo para prevenir la corrupción.

Preparación profesional y ética

En primer lugar, creemos que un currículo basado en competencias es fundamental para


garantizar la formación jurídica de calidad. De igual modo, es necesario que las escuelas de
Derecho avancen en las estrategias de aprendizaje activo, como la educación experiencial.
Todo esto contribuye a que los estudiantes adquieran herramientas suficientes para ejercer
su profesión con altos estándares de calidad y que, por tanto, cumplan con su misión social.
En cuanto a la formación en ética, no basta con “dar consejos” de buena conducta. Creemos
que es necesario tomarse en serio ese campo del conocimiento especializado, que cuenta
con importantes avances tanto en investigación como en pedagogía. En nuestra universidad
tenemos un Centro de Ética y Democracia que concentra esos esfuerzos. Los cursos EP
(ética profesional), así como las materias electivas en ética que cursan los estudiantes de
Derecho hacen parte de esa preocupación.

Posconflicto

El logro de la paz también requiere una correcta administración de justicia, un ejercicio


profesional del Derecho responsable, así como la defensa activa de los derechos. Las
facultades de Derecho deben garantizar que sus egresados cuenten con las condiciones para
cumplir esos fines. Sin duda la formación jurídica de calidad para el ejercicio profesional
con idoneidad ética es un instrumento para superar el conflicto. De modo más particular,
creemos que es necesario avanzar hacia la formación de abogados más comprometidos con
la prevención y la solución de los conflictos: nos parece que en eso tendríamos que ir más
rápido.
Marketing y ‘coaching’ jurídico

En cuanto al “marketing jurídico”, creemos que el desarrollo de ese tipo de habilidades


podría ser de interés dependiendo del campo específico de ejercicio profesional de los
abogados, como por ejemplo de quienes se desempeñan en el litigio o el derecho
corporativo. Como el planteamiento curricular es un ejercicio de priorización de
competencias, consideramos que esa no sería una central en la formación jurídica, como sí
tendrían que serlo el pensamiento crítico, la solución de problemas jurídicos o la toma de
decisiones. Con respecto al coaching, es bien conocido el desarrollo y el reconocimiento
del que cada vez más goza en las organizaciones, aun cuando su aplicación en la formación
jurídica sea todavía incipiente. Consideramos que sus propósitos podrían ser comunes a la
preocupación de las facultades de Derecho por el desarrollo de las llamadas “habilidades o
competencias blandas”: por ejemplo, el desarrollo de la capacidad de trabajo efectivo con
otros, el manejo de las emociones o la generación de empatía.

Disrupción digital

En distintos lugares del mundo se habla de cómo enfrentar la “cuarta revolución” y se


ofrecen distintos caminos para ello, aún en medio de la incertidumbre que esta genera. Por
supuesto que nuestras facultades de Derecho también participan de ese desafío.
Consideramos que sin importar el tamaño del cambio una formación jurídica que desarrolla
el pensamiento crítico, la solución de problemas jurídicos, la capacidad de comunicación
efectiva o la toma decisiones en un marco ético es fundamental para enfrentar ese o
cualquier otro desafío: como por ejemplo el del desarrollo sostenible.

Relación abogado - cliente

La respuesta tendría que matizarse: en buena medida, la universidad no puede ser un reflejo
o una reproducción de la “calle”. Precisamente, esa distancia es una garantía de que el
derecho no solo se enseñe para mantener lo que pasa en la “vida real” sino que se
investigue y se transformen las prácticas. De lo contrario sería comprender que el Derecho
solo es una profesión y desconocer que también es una disciplina. Para esto es necesario
contar con planteamientos curriculares novedosos: basados en competencias,
interdisciplinares, con herramientas de aprendizaje activo y educación experiencial, así
como con equipos de docentes de alto nivel.

En cuanto a los honorarios, los estudiantes de Derecho deben entender que el valor de los
servicios legales es un factor que produce asimetría en el acceso a la justicia, y que en
muchos casos constituye una barrera de acceso para las personas. En ese sentido, la
formación en clínicas de interés jurídico y la exposición de los estudiantes a modos de
trabajo pro bono con firmas y abogados pueden ayudar a sensibilizar a los futuros
egresados sobre la función social de su profesión.
Carlos Alberto Agudelo

Universidad de Caldas

Corrupción

Los planes de estudio están en mora de transformarse radicalmente para hacer frente a un
problema que no se le debe solo a los abogados, pero sí tienen una gran responsabilidad
para ayudar a eliminar la corrupción o disminuirla. Es muy común ver en todas partes, en
especial en la administración pública, a los abogados, son ellos los que dirigen, asesoran,
dan consultas y dan respuesta a muchos problemas sociales y jurídicos. Entonces algo está
pasando: los abogados están contribuyendo mucho a la corrupción porque están en todas
partes o no están respondiendo con cabalidad a un problema social y político enorme. No es
solamente crear cursos que incluyan temas de anticorrupción, sino que el problema también
es de base, debe existir una formación ética, en valores, en principios morales, que tienen
que ver con la responsabilidad.

Preparación profesional y ética

Deben existir cursos obligatorios, opcionales, diplomados, coloquios constantes que estén
actualizando la enseñanza del Derecho en estos aspectos. Pero esto no basta, este debe ser
un trabajo arduo desde la academia, porque el problema viene con una crisis previa que
nace en la familia, en la escuela y el colegio, allí está los mayores retos. Las sanciones se
deben en gran parte cuando el abogado tiene el propósito de querer hacerle daño a sus
clientes, jueces, colegas o la administración de justicia en general, para ello hay que
responder con una formación estricta en valores, que no solo se debe dar en los primeros
años de la carrera, por ejemplo, en materias como Introducción al Derecho, Filosofía del
Derecho, Ética, Derecho Constitucional, sino que esta formación profesional y ética se debe
reforzar durante toda la carrera en todas las materias que conforman el plan de estudios.

Posconflicto

Hoy más que nunca se requieren materias obligatorias perfiladas en torno a la construcción
de paz. Es necesario dentro del pénsum el reconocimiento de una vida jurídica distinta en el
posconflicto. Los cursos sobre justicia transicional, restitución de tierras, reparación,
perdón y verdad, reconciliación y no repetición se deben volver obligatorios en las carreras
de Derecho. Estos problemas que estamos enfrentando no los encontramos en un inciso del
Código Civil o del Código Penal, es necesario construir verdaderos programas que
respondan a esta realidad social y política.

Marketing y ‘coaching’ jurídico

Los abogados conservadores, por ejemplo, un constitucionalista, al tocarle estos temas les
parecen demasiado extraños, y más cuando se les invita a incluirlos dentro de la malla
curricular. En realidad viene de un problema estructural, en el cual hay una serie de
conflictos que vienen desde el pregrado, porque el abogado está tradicionalmente formado
para el litigio, para la pelea, y estos temas se hacen necesarios para que cuando el
estudiante se enfrente a su ámbito profesional sepa cómo liderar un bufete, entre otras
cosas. En este momento de crisis por el cual pasa la justicia y la mala imagen con la que
cuenta un abogado, son nuevas exigencias que tiene que afrontar el profesional jurídico
distinto a las demás profesiones. Si esto es así, es viable considerar que dentro de los planes
de estudio se incluyan materias, no tanto obligatorias, pero sí opcionales, para todos
aquellos estudiantes que tienen clara su vida profesional, es decir, que terminarán en el
litigio o en la conformación de grupos de abogados y allí se hace necesario el marketing o
el coaching.

Disrupción digital

Los estudiantes no pueden perder de vista el amor que le deben tener a la doctrina, esto es,
a los libros de Derecho, pero no solo a ello, también a los libros y tratados de filosofía,
ciencia y literatura. En ese sentido, el amor por los textos escritos debe ser su mayor
preocupación, pues allí está la tradición jurídica y filosófica, pero esto no quiere decir que
los jóvenes estudiantes no acaten las tecnologías de punta en la formación jurídica. Los
estudiantes hoy tienen una ventaja enorme con respecto a las anteriores generaciones,
porque ya tienen bibliotecas enteras en la red, ya no es excusa el conocimiento, necesitamos
de tiempo para acceder a este.

Relación abogado - cliente

Es cierto, muchas veces la educación va por un lado y la realidad va por el otro. Este
abismo debemos cerrarlo cuando nuestros planes de estudio no se queden en el cielo de los
conceptos, sino que pasen a la realidad. Este es un tema que debe ser revisado
juiciosamente por el Consejo Superior de la Judicatura, pero en especial está en la
responsabilidad que tienen los abogados de una realidad muy distinta que enfrenta la
ciudadanía en general. En este orden de ideas, el cobro de honorarios está demorado para
ajustarse a una realidad que le ofrece inclusive al abogado otro campo de acción distinto al
litigio o la Rama Judicial, ya son más comunes las consultorías, trabajar de asesores de
empresas, en derechos humanos, en la política. En la medida que los planes de estudio
respondan a otras necesidades sociales, el abogado sabrá a qué se enfrenta en su futuro
profesional.
Hernando Torres Corredor

Universidad Nacional

Corrupción

La academia puede aportar a partir de la investigación de escenarios de corrupción,


estableciendo las causalidades y desentrañando los procedimientos y eventos que se tejen
en torno a este fenómeno que afectan los recursos públicos y atenta la moralidad pública.
Es necesario implementar un instrumento, una especie de pedagogía social, en torno a
brindar información a la opinión pública y cómo combatir los hechos que generan o
amplifican este fenómeno.

Preparación profesional y ética

Se debe partir de la comprensión que el individuo que ingresa a un estamento es formado


por tres escenarios-instituciones: la familia, la sociedad y la academia. Desde este punto de
vista, no puede trasladarse la responsabilidad únicamente a la formación académica, hay
que construir y formar verdaderos ciudadanos desde los pilares de la familia, del Estado
mismo y la sociedad. Combatir las estructuras de corrupción desde la sociedad y la cultura
social es una forma de construir personas éticas.

Posconflicto

Es importante la enseñanza y pedagogía de la paz, la reconciliación, la reconstrucción de la


verdad y las garantías de no repetición, la consolidación de una justicia transicional y la
definición de escenarios de verdadera reparación –desde los estándares internacionales de
justicia restaurativa-. Así es como la universidad pública lo ha afrontado y seguirá
haciéndolo, a través de la adecuación de sus programas curriculares con la inclusión de
talleres y temáticas (cátedras) que refuerzan los conceptos y escenarios antes descritos.
Además, con la inclusión y fortalecimiento de centros de pensamiento sobre la paz y las
víctimas. La academia debe contribuir a repensar la paz y contribuir a la reconstrucción del
tejido social.

Marketing y ‘coaching’ jurídico

Todo profesional debe desarrollar competencias de liderazgo, trabajo colaborativo, manejo


de formas tecnológicas, plataformas y redes (TIC) y claramente un dominio de la
interculturalidad y los idiomas. Estos son grandes pasos hacia la consolidación de un
egresado con perfil de innovación que sea capaz de asumir los constantes retos y cambios
que exige una sociedad como la actual, que está inmersa en las tecnologías y la innovación,
es decir, un profesional capaz, de una parte, del relacionamiento estratégico para identificar
oportunidades de planificación, asociación y manejo de escenarios y, de otra parte, de
efectuar análisis de mercado para profesionalizarse.

Disrupción digital
Este es un gran reto para la academia, los docentes y los mismos estudiantes. Comprender y
aplicar pedagogías innovadoras que hagan uso de tecnologías y sistemas digitales, objetos
de innovación, aulas virtuales y laboratorios de experiencia, y todas aquellas formas y usos
didácticos que a diario surgen para poner en contexto los contenidos temáticos.

Relación abogado - cliente

Los abogados deben ser profesionales integrales. Ello implica el ejercicio inteligente no
solo desde el conocimiento sino desde la inteligencia emocional misma, además de una
actividad o comportamiento ético. Para lograr esto, la academia y, en nuestro caso, la
universidad pública fomenta la práctica en escenarios de consultorios y convenios de
investigación y extensión solidaria donde el profesional pueda mostrar sus herramientas y
habilidades e interactuar con sus clientes. Esto permite a un abogado la actualización de sus
conocimientos por contexto con la realidad. Recordemos que todo abogado debe ser
experto en investigación y ético en su comportamiento –en palabras de Ángel Osorio y
Gallardo-.

Nuevos desafíos

Anteriormente se buscaba que el abogado se concentrara en la constitucionalización de los


derechos. Ahora, el desafío más grande radica en la internacionalización de cada uno de los
elementos jurídicos y la exploración de nuevas formas de regulación, así, por ejemplo: la
representación ante cortes internacionales, el elemento de extranjería como un aporte a la
discusión diaria del jurista, la codificación internacional y el surgimiento de figuras
constantes que afectan o traspolan los derechos locales. El abogado hoy debe ser un jurista
actual, capaz de reinventarse día a día en un escenario de competencias globales y
cambiantes.
Adriana Zapata Giraldo

Universidad Externado de Colombia

Corrupción

La academia tiene mucho que aportarle al país en la lucha contra la corrupción. La primera
forma de hacerlo es entender que la educación es tanto un proceso informativo como
formativo. Con esto quiero decir que no basta con ofrecerle al estudiante los medios para la
adquisición de conocimientos, competencias y destrezas; todo ello debe acompañarse de
una pedagogía que trasmita e inculque los valores que caractericen al centro de educación.
Cualquiera que sea el credo –en nuestro caso es el liberal y se concreta en una educación
para la libertad-, ninguno estará al margen de un ideario en el que predomine una ética
civil, valores como la tolerancia, el respeto a la diversidad y carácter para ejercer la
profesión con independencia e imparcialidad.

Preparación profesional y ética

Existen formas de inculcar los valores y la formación ética, no forzosamente atadas a la


existencia de una cátedra sobre la materia. Es en el diario vivir donde mejor se trasmite este
tipo de formación, lo cual impone a los docentes una alta exigencia que se materializa en su
devoción por la educación y con su ejemplo.

Posconflicto

Nos corresponde apoyar en la formación de consensos, en tender puentes para superar


diferencias. No solo como facultad, sino como universidad y país, es urgente evitar la
polarización porque todos estamos de acuerdo en el derecho a vivir en paz.

Marketing y ‘coaching’ jurídico

Una cosa son las modas y otra las tendencias. En los dos temas mencionados veo ante todo
una moda. En cambio, considero que la incursión de la inteligencia artificial en la profesión
es una tendencia irreversible, lo cual nos plantea la necesidad de preparar al estudiante de
Derecho para encarar los desafíos que ella apareja.

Disrupción digital

Para lograr esta formación, es necesario incorporar en los currículos los contenidos
específicos que refuercen habilidades para manejar realidades como el blockchain, los
contratos inteligentes, la contratación tecnológica y la codificación, entre otros.

Relación abogado - cliente

La respuesta es relativa al perfil profesional de los docentes que imparten los cursos. Al
tener una adecuada combinación entre profesores con perfil investigador y con práctica en
los sectores público o privado se trasmite al estudiante la visión imparcial e independiente
que es propia de las universidades, pero en conexión con la realidad social. Otro punto de
contacto entre la academia y la sociedad lo da indudablemente la investigación aplicada.
Esto no significa que no debamos seguir impulsando esta interrelación.

Luis Francisco Ramos

Universidad Libre Seccional Bogotá

Corrupción

Es necesario fortalecer los currículos académicos trabajando de manera transversal, no


solamente formando en competencias disciplinares, sino además fortaleciendo las
competencias cívicas en aras de formar un ciudadano íntegro comprometido con la paz, la
democracia, los derechos humanos, la ética, entre otros importantes aspectos. Igualmente
deben trabajarse los aspectos éticos y morales del ejercicio profesional, no solamente en el
aula de clase, sino también organizando seminarios, conversatorios interdisciplinares, entre
otros aspectos, además de cumplir a cabalidad y con alta calidad con las funciones propias
de las instituciones de educación superior como lo son: la docencia, la investigación y la
extensión y proyección social.

Posconflicto

Constituye una importantísima oportunidad para desde la academia fortalecer los valores
democráticos, los derechos humanos, la justicia, fortaleciendo la investigación, creando
observatorios, centros de pensamiento, en entre otros, en aras de consolidar una paz
duradera para nuestro país.

Marketing y ‘coaching’ jurídico

En el mundo contemporáneo ningún aspecto, positivamente hablando, se puede descuidar


en la formación de un abogado, por ello se habla de formación integral, por lo que resulta
indispensable no descuidar el mercado o contexto donde se puede eventualmente
desempeñar el profesional del Derecho, que no es únicamente el plano doméstico, sino que
en un mundo globalizado se requiere de múltiples competencias para desempeñarse y vivir
decentemente.

Disrupción digital

Compartiendo los espacios académicos no solamente con la clase presencial, sino que se
deben utilizar nuevas tecnologías de la información como herramientas para un buen
ejercicio académico donde docente y discente logren interactuar para el logro de los
objetivos propuestos.
Relación abogado - cliente

La distancia entre teoría y práctica ha sido una crítica constante en el mundo de la


academia, que el profesional termina sus estudios con un buen cúmulo de conocimientos
disciplinares, pero alejado de la realidad social. En el mundo del Derecho, eso debe
recibirse con beneficio de inventario, ya que los consultorios jurídicos contribuyen, por
razón de sus competencias, en aproximar al futuro profesional del Derecho con la realidad
social; además de otros aspectos como los permanentes foros, seminarios, conversatorios
que sirven como herramientas para tal fin. Es importante también trabajar en uso del
lenguaje diferente, dejar de ver al usuario de la administración de justicia como “un
cliente”, es mejor hablar de apoderado -abogado- y poderdante, quien necesita de los
servicios del profesional del Derecho.

Gloria Inés Quiceno Franco

Universidad La Gran Colombia

Corrupción

La lucha contra la corrupción deber ser permanente y sin desfallecer por un solo instante.
Toda la sociedad colombiana debe cerrar filas contra un flagelo que nos golpea
inmisericordemente. Es fundamental que se implemente en los programas de Derecho, la
formación socio humanista con un fuerte énfasis en ejercicio de la profesión, la importancia
de apropiarse de los deberes profesionales de lealtad y honestidad con sus clientes, con su
contraparte y con los operadores jurídicos. Precisamente, dentro de la tradición de la
Universidad la Gran Colombia, figura haber tenido el primer Centro de Ética y
Humanidades, lo cual implica que este componente de formación es integral y transversal a
todos los planes de estudio. Esta es una de las formas que desde nuestra perspectiva puede
aportarse a obtener éxito frente a esta situación que nos afecta a todos.

Preparación profesional y ética

Una sociedad como la nuestra reclama urgentemente unos profesionales formados en


valores lo cual significa una brújula que marque la dirección a donde debemos ir los
colombianos. Nuestra Universidad justamente viene promoviendo en la comunidad
académica la cultura de los valores. Estos dos elementos que formula la pregunta son claves
en el propósito formativo.

Posconflicto

Nuestra institución aporta en la gestión académica, nuevos elementos que posibilitan


prevenir situaciones conflictivas, por medio de la formación en escenarios judiciales y
extrajudiciales, incluyendo la preparación en métodos alternativos de solución de
controversias. De esta manera, acorde con los lineamientos de la Constitución Política, el
ciudadano tiene una caja de herramientas que permiten la construcción de conocimiento
jurídico en la solución de los problemas; necesitamos abogados formados en estas
competencias que contribuyan a la paz, en una sociedad tan compleja como la nuestra.

Marketing y ‘coaching’ jurídico

De acuerdo con las nuevas realidades, el abogado no debe desconocer los métodos de
autogestión del conocimiento que le ayuden al abogado al ofrecimiento de sus servicios
profesionales con el fin de alcanzar sus máximos niveles de profesionalización de tal
manera que pueda responder a los desafíos tecnológicos. En este sentido, estamos
trabajando arduamente acompañando las metas que nos han encomendado, y afrontando
desafíos que exigen nuestros esfuerzos como institución de educación superior en el
contexto social colombiano.

Disrupción digital

Se hace necesario fortalecer en la formación de los estudiantes, el manejo de las tecnologías


de la información y de la comunicación, con el propósito de facilitar el ejercicio de la
profesión y hacer más sólida la capacidad de investigación socio jurídica. Este tema aparece
con mayor intensidad en nuestros planes de estudio y nuestras ofertas académicas de
nuestra facultad.

Relación abogado - cliente

Nuestra propuesta apunta a construir una sociedad más humana, más justa y más equitativa,
objetivos trazados y dirigidos concretamente a la proyección social, por medio de las
prácticas jurídicas y comunitarias que implican la presencia de la Universidad como actor
social frente al cúmulo de necesidades insatisfechas. Creemos que los nuevos abogados
deben centrar su quehacer jurídico más en el sentido cualitativo que en el estrictamente
cuantitativo, de acuerdo con el propósito académico de formación socio humanística para
lograr los anhelos de una sociedad que reclama pronta y cumplida justicia.

Carlos Mario Molina

Director Ejecutivo de Acofade

Corrupción

La academia ha promovido cambios importantes en la formación de los nuevos abogados,


pero sigue esperando los lineamientos del Ministerio de Educación (MEN) para poder
reformar sus pénsum y currículos al interior de las instituciones. Por ello es imperioso, y así
lo ha manifestado reiteradamente la Asociación Colombiana de Facultades de Derecho -
Acofade, modernizar rápidamente la formación de los abogados por competencias, para una
mejor lucha en contra de la corrupción.
Preparación profesional y ética

Una adecuada reforma a los estudios de Derecho sigue esperando su turno en Colombia,
dado que uno de los factores de crítica más importantes en la lucha contra la corrupción de
nuestro país ha sido la mala formación de nuestros abogados. Esto no es completamente
cierto, existen afortunadamente muy buenas facultades de Derecho comprometidas con el
futuro de nuestra sociedad; sin embargo, el Ministerio de Educación sigue de manos
cruzadas esperando reformar los contenidos mínimos de la enseñanza de los nuevos juristas
del país. La academia jurídica cuenta actualmente con 114 programas de Derecho en todo
el país, los cuales funcionan con parámetros de calidad del siglo pasado; la mayor parte de
sus pénsum siguen alineados a la política de formación por contenidos utilizados desde los
años 70 en el siglo XX.

Posconflicto

Con el Acuerdo Final de Paz por fin tenemos una oportunidad única en la historia de
Colombia de volver a barajar las cartas de la institucionalidad. En este sentido, estamos
asumiendo un papel fundamental en la importante trasformación de la sociedad
colombiana, dado que agremiamos a 84 facultades de Derecho, más del 90 % del total. La
participación de la academia será cada vez más importante, teniendo en cuenta que nuestro
país se está transformando y necesita cada vez más de los procesos de meritocracia y
transparencia que dignificarán la función pública y la carrera judicial en Colombia.

Marketing y ‘coaching’ jurídico

Las tendencias modernas de enseñanza del Derecho obligan a hacer un cambio


trascendental en la práctica de los estudiantes de esta profesión. Los pénsum deben adoptar
nuevos campos del ejercicio del Derecho para estar a tono con la realidad que vive el
mundo y nuestro país. Cátedras nuevas de coaching jurídico, de manejo de medios
informáticos y big data, análisis sociológico del Derecho, estadística jurídica, bilingüismo
jurídico, marketing jurídico y técnicas modernas de oralidad y negociación.

Disrupción digital

La formación de competencias tecnológicas se ha revelado como uno de los aspectos que


hay que implementar con urgencia en la formación de los abogados, dado su impacto en la
administración de justicia de nuestro país. En las conclusiones de una serie de encuentros
que hemos tenido con la Procuraduría General de la Nación se encuentran importantes
aportes en la reforma a la justicia a través de mecanismos destacados como el big data, las
redes sociales y la comunicación virtual. Esto es lo que aportaría a la justicia modernismo y
celeridad en un mundo jurídico cada vez más complejo y sofisticado.

Relación abogado - cliente

Los nuevos exámenes impuestos por la Ley 1905 del 2018 son los nuevos retos del
Derecho para determinar cuáles serán los mejores parámetros éticos de la actividad
profesional de un abogado en Colombia. Esto resolverá de una vez por todas cuáles son las
competencias mínimas que debe manejar un abogado al momento de prestar sus servicios a
sus clientes y al momento de abogar adecuadamente en justicia. Quedan entonces grandes
retos en ese sentido para el Derecho de nuestro país.

Camilo Piedrahita Vargas

Universidad EAFIT

Corrupción - preparación profesional y ética

Las universidades, no solo las escuelas de Derecho, tenemos la obligación permanente de


transformar la sociedad si no estamos conformes con las grietas éticas, que cotidianamente
vemos en las personas que protagonizan los más oscuros escándalos de corrupción. De ahí
que los programas de Derecho debamos incluir en nuestros procesos formativos la
exposición y reflexión permanente frente a dilemas éticos en la perspectiva profesional,
pero también ciudadana. Ante todo, formar excelentes ciudadanos, además de brillantes
profesionales. Finalmente, como profesores, directivos e instituciones educativas, ser
referentes de transparencia, dar ejemplo.

Posconflicto

En general, las escuelas de Derecho debemos ser espacios de debate y reflexión de las
diferentes ideas y posturas (pluralismo) dentro de estrictos parámetros académicos, de
tolerancia y respeto a la diferencia ideológica. Específicamente, figuras como las cátedras
de la paz permiten desarrollar en los estudiantes (no solo de Derecho) las capacidades
argumentativas y reflexivas en torno al conflicto armado, comprender históricamente el
horror de la guerra y promover la resiliencia.

Disrupción digital

En épocas en las cuales la humanidad produce conocimiento (e información) de manera


exponencial y donde la realidad cambia dramáticamente a gran velocidad, las instituciones
educativas corremos el riesgo de enseñar para tiempos que ya pasaron o para resolver
problemas que aún no conocemos. Este reto nos implica repensarnos de manera permanente
y, sobre todo, transformarnos para dejar de ser instituciones transmisoras de conocimiento
para ser facilitadoras del proceso de aprendizaje y creación de cada individuo, que les
permita a los profesionales su reinvención permanente. En dicho contexto, toman aún más
fuerza las competencias transversales (mal llamadas blandas) de nuestros profesionales:
abogados o no, todos los profesionales requieren hoy competencias y habilidades como el
pensamiento computacional o digital, el liderazgo y el trabajo en equipos interdisciplinarios
en entornos de incertidumbre y cambio, por solo mencionar algunas.

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