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La cadena epidemiológica es una secuencia cuyos elementos participan

en la transmisión de un agente causal hasta un huésped susceptible. El


resultado de la interacción de estos elementos es el desarrollo de una
enfermedad. Por lo tanto, la cadena epidemiológica constituye la cadena
clave para enfermar.

¿Cuáles son los elementos de esta


cadena?
El primer elemento es el agente causal, un organismo vivo que tiene la
capacidad de producir una enfermedad. Se trata de un elemento
necesario, ya que sin su presencia no podría ponerse en macha la
cadena epidemiológica, pero no suficiente, dado que por sí solo no
puede originar la enfermedad. Necesita de la presencia del resto de
elementos.

El siguiente elemento es el reservorio o la fuente de infección. A pesar de


que en ambos el agente causal vive, se reproduce y se multiplica para
posteriormente pasar al huésped, difieren en el hábitat. Es decir, en el
reservorio el agente causal se encuentra en su hábitat natural mientras
que en la fuente de infección este agente está presente en un hábitat
ocasional.

Para que dicho agente pueda salir de su hábitat para alojarse en un


huésped es fundamental la existencia del elemento conocido como
puerta de salida.

Una vez que el agente ha encontrado una vía por la que poder salir de su
hábitat se pone en marcha otro elemento importantísimo de la cadena, el
mecanismo de transmisión. La transmisión es directa cuando el agente
pasa al huésped sin utilizar ningún “medio de transporte”, o indirecta
cuando el agente necesita de un vehículo animado (insectos) o
inanimado (alimentos, agua) para poder llegar hasta el huésped.

A pesar de que el agente causal haya salido de su hábitat y haya


encontrado un “medio de transporte” necesario para transmitirse (en el
caso de que sea indirecta), necesita encontrar una puerta de entrada al
huésped. Las más comunes son las conjuntivas, el aparato respiratorio,
digestivo y genitourinario, las mordeduras y los arañazos.
El último elemento de esta cadena lo constituye el huésped susceptible.
La edad, el estilo de vida, el lugar de residencia, el estado nutricional e
inmunológico son características que van a influir en la susceptibilidad
del huésped.

¿Qué es lo que ocurre cuando se dan


todas las condiciones necesarias?
Pues bien, si se cumplen todos los elementos presentes en la cadena
epidemiológica, el resultado es el desarrollo de la enfermedad.

Pero eso no significa que una vez que el agente causal haya conseguido
llegar hasta el huésped susceptible se produzca de inmediato la
enfermedad, ya que el desarrollo de la misma pasa por diferentes
periodos:

Desde que el organismo ha entrado en el huésped hasta que aparecen


los primeros signos y síntomas tiene lugar el periodo de latencia.

Le sigue el periodo prodrómico, que hace referencia a un corto periodo


de tiempo en el que el organismo empieza a reaccionar contra el agente
causal y en el que se ha producido la activación del sistema inmunitario.

Tras la sintomatología inespecífica aparecen las manifestaciones clínicas


propias de la enfermedad en el periodo clínico. En este periodo la
enfermedad es ¡altamente contagiosa!

El periodo de convalecencia se caracteriza porque es donde los síntomas


de la enfermedad comienzan a desaparecer. Aunque todavía puede
seguir siendo contagioso.

Y por último, en el periodo de recuperación la persona recupera su


funcionamiento normal dado que ya ha desaparecido la enfermedad.

Para que se produzca una enfermedad y se pueda transmitir es


necesaria la presencia de un huésped susceptible, pero…
¿Quién es la primer persona que
contrae la enfermedad?
La primera persona que presenta una enfermedad y que la introduce en
su entorno es conocida como caso primario. En algunas ocasiones,
puede existir la posibilidad de que exista un caso coprimario, es el
siguiente al caso primario ya que presenta la enfermedad en un periodo
de tiempo muy inferior al de incubación, por lo que se puede deducir que
tanto el caso primario como él han tenido un origen común.

Dado que el caso primario ha introducido la enfermedad en su entorno, la


aparición del caso secundario es cuestión de tiempo. Este caso está
constituido por todas aquellas personas que adquirieron la enfermedad a
través del caso primario (o coprimario), pero no es el único requisito para
ser considerados caso secundario, sino que también deben de cumplir
las siguientes condiciones:

El inicio de la enfermedad debió de ocurrir después de la exposición con


el caso primario (o coprimario) y durante un periodo de tiempo
compatible con el periodo de incubación de la enfermedad.
El contacto con el caso primario tuvo lugar durante el periodo de máxima
transmisibilidad o durante el periodo de convalecencia.
Se desconoce la existencia de otra fuente de infección.
A través de los estudios bacteriológicos se puede demostrar la identidad
de la cepa que relaciona el caso primario con el caso secundario

¿Se puede evitar alguno de los


elementos de la cadena epidemiológica?
Algunos de los elementos que constituyen la cadena epidemiológica
están fuera de nuestro control, pero podemos actuar sobre los
mecanismos de transmisión y la susceptibilidad.

Medidas tan sencillas como lavarse las manos, lavar muy bien alimentos
o conservarlos de manera adecuado, limpiar las superficies sobre las que
vamos a cocinar, llevar una buena alimentación y un estilo de vida
saludable, estar correctamente vacunado, van a influir de manera
positiva en nuestro organismo contribuyendo de esta manera a disminuir
la probabilidad de enfermar

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