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Actualmente el sector de hidrocarburos en Colombia representa un motor fundamental y

de gran importancia para la economía del país, las transferencias del sector petrolero en
la década de 2005 a 2015 lograron superar los 200 billones de pesos según la revista
semana. A diario encontramos noticias relacionadas con el tema del futuro del petróleo y
el gas natural en nuestro país, así como de las distintas alternativas que se estudian para
obtener mayores ingresos por parte de esta actividad.

El gas natural constituye una fuente de energía tanto para el sector industrial como para el
domiciliario, y según estudios realizados por la Unidad de Planeación Minero Energética
(Upme), en el país no se prevé un crecimiento significativo en la demanda futura, por lo
menos a corto plazo. Pero hay que tener en cuenta que nuevos actores que se
aprovisionan de gas están cambiando la ecuación del consumo, tales como los buses de
los sistemas de trasporte masivo, plantas térmicas, entre otros. Debido a esto, está
latente la preocupación respecto a los volúmenes de producción y consumo tanto de
petróleo como de gas natural, ya que si reservas estos se agotan y crece el riesgo de
desabastecimiento se plantean ideas como la exploración de más yacimientos en el
territorio, la construcción de plantas regasificadoras e incluso la implementación de
técnicas tan sensibles y polémicas como es el fracking, ya que no solo permitiría ampliar
las reservas de gas y de petróleo, sino que, también, sería una fuente importante de
ingresos. Todo esto con el fin de no entrar en una crisis energética y sobretodo
económica.

El fracking o fractura hidráulica es una técnica no convencional que consiste en extraer


gas o petróleo que se encuentran atrapados en la roca madre, con la instalación de
tuberías (con más de dos kilómetros hacia abajo y tres kilómetros a los lados utilizando
agua a presión con arena y otros químicos), lo controversial en la utilización de esta
técnica, es que ha sido implementada en algunos países como estados unidos y Canadá
trayendo graves consecuencias para la salud de los seres humanos, de la naturaleza y el
medio ambiente.

En algunas regiones de Colombia se ha intentado llevar a cabo esta técnica, encontrando


en su camino muchas trabas e impedimentos por parte del concejo de estado, sin
embargo las multinacionales han estado presionando al gobierno para implementar esa
práctica, basándose principalmente en el impacto negativo para la economía y las
finanzas públicas, lo que ha llevado a la creación de movimientos en contra con acciones
de masa, jurídicas y sociales para luchar y confrontar a las multinacionales y en la
búsqueda de impedir que el gobierno autorice la aplicación e implementación de lo que
consideran un grave perjuicio que solo favorecerá los intereses de las multinacionales.

El Ministerio de Ambiente dio vía libre en 2017 al fracking en nuestro país, pero no se ha
podido implementar debido a la decisión del consejo de estado, basados en el principio
de precaución, pero sí autorizó desarrollar actividades de exploración, monitoreo y
evaluación.  Los conocedores de las consecuencias económicas entraron en una gran
preocupación por que esto significaría al país la perdida, a mediano plazo, de
la autosuficiencia energética y la destinación de más recursos de la nación para la
importación de crudo y gas, lo que aumentaría los precios para los consumidores. El
Estado también dejaría de recibir los recursos de inversión y las divisas que producen
estas exportaciones, con fuertes consecuencias tanto en tasa de cambio, como los
impuestos y regalías que produce el sector. Además actualmente en Colombia no existe
otro sector ni producto que a corto o mediano plazo pudiera desagraviar los recursos que
se obtienen por el sector del petróleo.

Por otra parte, para nadie es un secreto que la aplicación y puesta en práctica del fracking
trae también como consecuencia nefasta la contaminación de los cuerpos de aguas
subterráneas y superficiales por la filtración de los químicos que se usan en este sistema,
al igual que la disminución de los niveles freáticos de estos acuíferos. Se calcula que se
emplean 23 millones de litros de agua (mezclada con químicos) al mes en un pozo de
fracking. Esto es una técnica depredadora de la naturaleza, tanto es así que países
desarrollados como como Francia, Alemania, Bélgica, y Suiza tienen grandes
restricciones o incluso prohibiciones definitivas a este procedimiento. Globalmente se
calcula que existen más de un millón de pozos de fracking en el mundo, causantes de
temblores, escasez de agua y contaminación irreversible.

El panorama con respecto al tema es complicado. Y aunque lo ideal sería tener un cambio
en la matriz energética más limpia, dada las condiciones, eso no es posible. Tanto el gas
como el petróleo seguirán necesitándose y la seguridad energética del país se debe
seguir garantizando.

Referencias:

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