II – Discipulado El Covid – 19 Juan Guillermo Mestra Montes
Covid – 19: “Una realidad que nos toca a todos”
La pandemia del Covid – 19 o mejor conocido como “Coronavirus”, sin duda alguna se ha convertido de manera contundente en lo que ha abordado los diferentes ámbitos de la vida del ser humano, por ejemplo el aumento del dólar, el cese por cuarentena de las actividades a nivel laboral, educativo, eclesial, etcétera, son solo algunos aspectos afectados por esta pandemia. Sin embargo, ha sido un tiempo de grandes oportunidades donde cada persona, al tener que replantear su agenda y compromisos, ha podido darle otra óptica a la estancia en casa con sus seres queridos. Las cifras por este virus son alarmantes y nos encontramos noticias como la siguiente: “De acuerdo con la base de datos de La Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos, al menos 1’011.490 personas estaban contagiadas, más de 52.000 han fallecido y 210.168 se han recuperado, en 181 países y territorios del mundo.”1 Datos que causan miedo e incluso mucha incertidumbre al respecto del tiempo que durará la cuarentena; pero quisiera mantener la idea de este escrito: “es un tiempo de enseñanza y oportunidades”, ya que vemos como se han rescatado los tiempos para estar en familia, se han despertado en la Iglesia formas de evangelización utilizando como medio las redes sociales, las personas continúan trabajando desde casa, lo estudiantes acuden a clases por medio de lo virtual, la naturaleza se ha beneficiado al comenzar a limpiarse ríos, mares y a purificarse el aire, y así hemos visto más que el cese, un replanteamiento de actividades. Por otra parte, nunca antes había estado tan a nuestro alcance el poder solucionar una situación de tal magnitud, el lavarse las manos y permanecer en casa, el disponer de tapabocas y cuidarse para cuidar a los demás, son las medidas que se nos recomiendan, sumado a esto en segundo lugar, pero no menos importante, la confianza, el abandono y el volver nuestro corazón a Dios, pidiendo que sane a los que padecen este virus, que fortalezca las familias que ya han perdido seres queridos, orar por nuestro personal médico que batalla a diario en clínicas y hospitales y pedir que Su gracia se derrame sobre el mundo, de tal manera que todos seamos recipientes dispuestos para acoger Su misericordia. Como conclusión, es bueno recordar que Dios es fiel y que está en medio de nosotros, pidamos en un solo clamor que nos siga regalando esperanza, paciencia y sobretodo fe para continuar, y aprovechemos esta Semana Mayor para acercarnos más a Él y a Su proyecto salvífico, recordando las palabras de S.S. Francisco: “"En esta barca estamos todos juntos, remando, no podemos salvarnos solos". Es un momento propicio para unirnos como Iglesia, como hijos de Dios, para remar juntos hacia un mundo mejor.