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operación aritmética
¿Por qué estos dos problemas que son tan diferentes se resuelven los dos con una
división? ¿Acaso tienen algo en común?
Aunque tal vez resulte extraño pensar que un niño podría formularse preguntas
como las anteriores, hay en ellas una idea fundamental vinculada a la construcción del
sentido de las operaciones: entender que las relaciones diferentes que se hacen a
propósito de situaciones particulares pueden ser descriptas de una manera general a
través de las relaciones implicadas en una operación aritmética. Esa comprensión es
para los niños producto de un largo proceso que, lejos de ser espontáneo, debe ser
provocado -alentado, promovido- a partir de la intención explícita de los maestros. Así
la relación entre sentidos se transforma en un asunto de enseñanza. ¿Cómo concebir
un camino que logre plasmar esa intención a través del accionar docente?
Preguntarse por la relación entre dos problemas diferentes supone para quien
se formula la cuestión -supongamos que lo hace un niño- una posición en la que se
reflexiona sobre lo que se ha realizado, una posición en la que pone a cierta distancia
lo resuelto para establecer comparaciones, para realizar análisis. Notemos que no
alcanza con resolver distintos tipos de problemas para interrogarse sobre la relación
entre ellos. Esas comparaciones llevan a producir nuevas relaciones, más generales,
más abstractas porque exigen encontrar elementos comunes que no son visibles
fácilmente. ¿Es posible lograr que los niños adopten esa posición?
Las preguntas anteriores nos invitan a pensar que el accionar docente no sólo
abarca la responsabilidad de los aprendizajes de los alumnos sino que incluye también
aspectos vinculados a la relación que los niños entablan con el conocimiento. Es con
respecto a esta última cuestión que asumimos la siguiente hipótesis de trabajo: la
interacción sostenida del docente con los niños basada en la reflexión sobre los
problemas que ellos ya enfrentaron, contribuye a la elaboración de conocimientos que
no surgen generalmente en el momento de la resolución de los problemas.
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Programa de Aceleración, Instituto Nacional de Formación Docente
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Instituto Nacional de Formación Docente, Universidad Pedagógica
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Programa de Aceleración, Instituto Nacional de Formación Docente
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A partir de la resolución de un problema es posible proponer discusiones
centradas en distintos asuntos. El docente puede:
Vamos ahora al análisis de las clases. En la primera, los niños trabajaron sobre el
siguiente problema:
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A partir del año 2003, el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lleva
adelante el Programa de reorganización de las trayectorias escolares para alumnos con sobreedad del
nivel primario. El programa promueve la creación de grados y grupos de aceleración en aquellas escuelas
primarias que concentran un número importante de alumnos con sobreedad --dos años o más al iniciar el
segundo ciclo-. Mediante una propuesta pedagógica específica, cursan 4°/5° grado en un ciclo lectivo y,
en el siguiente, 6°/7°.
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“Joaquín cobró $ 370; si gasta en comida $ 12 por día ¿para cuántos días le alcanza?
¿Cuánta plata le queda para comer al día siguiente?”
Con el objetivo de alentar las interacciones entre los niños la clase se organizó
de la siguiente manera: cada niño debía generar primero una resolución para el
problema. Luego debían juntarse en grupo y elegir una sola forma de solución entre
todos para luego exponer al resto de la clase. De esta manera, al tener que elegir una
sola producción los niños se verían “obligados” a la discusión.
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21. Pedro: Nosotros hicimos lo mismo, ¿no profe?
22. Cristian O: Si hacés 12, 12, 12, 12, hacés directo 12 x 10 y es 120 y ves que
podés más y 12x 20 es 240 y 12x 30 y te da 360 y entonces parás…
23. M: Entonces, si es un problema en el que hay que armar grupitos de 12…
24. Leo: Armar grupos… Entonces ¡¡¡¡es una división!!!!!
Analicemos en detalle el valor productivo que tienen las preguntas que realiza
la maestra y el proceso interactivo a través del cual los niños van transformando las
propuestas de sus compañeros, en el esfuerzo por encontrar las relaciones que son
convocados a establecer.
Nos interesa subrayar que toda la interacción analizada nos muestra que para
avanzar –para reconceptualizar la operación de dividir en términos más generales,
abstractos y descontextualizados- es necesario retroceder, es decir retomar lo ya
hecho. Esto supone una ruptura sustancial respecto de los modos en los que
históricamente se concibió el tiempo en la escuela.
Si estoy en el número 389 y doy saltos de 6 en 6 para atrás ¿A qué número llego antes
del 0?
Notemos que la primera reacción de los chicos nos podría hacer creer que
volvieron a un punto cero, ya que parecen centrarse inicialmente en los contextos a los
que se refieren los problemas sin encontrar de entrada elementos comunes. Sin
embargo muy rápidamente los chicos recortan las acciones para acercar lo que en un
principio parecía distante. El problema de Joaquín, objeto de análisis en la clase
anterior, es ahora el punto de apoyo que se toma como referencia para comparar con
el nuevo problema e incluirlo así en la categoría de los problemas de división. Lo que
era “nuevo” en la clase anterior ahora es “viejo”, lo que era “objeto de análisis” ahora
es “medio de comparación”.
Bibliografía: