Hoy los trabajadores apenas pueden organizarse desde el piso más bajo de los
derechos, que es comer. Como CEB necesitamos convertir la cultura de
muerte en cultura de vida, la cultura del descarte en cultura del encuentro. Las
CEB, siempre conectadas con la historia de los pobres, enfrentan obstáculos y
retos. Eso nos llama asumir la sinodalidad, superando prácticas autoritarias y
modelos cerrados, a ser una Iglesia que enamora, especialmente a los jóvenes,
a tener como método el ver, juzgar y actuar, a apostar por impulsar procesos.
El Sínodo para la Amazonía es una apuesta del Papa Francisco para llevar a
cabo la conversión social, cultural, ecológica y eclesial. El punto de partida es
la escucha, el hablar con parresia, la decisiva presencia e incidencia femenina
e indígena, el cuidado de la Casa Común, el sumar todas las experiencias,
asumir nuevas lógicas y lenguajes, cuidar la vida, entender que las
problemáticas son globales, que es indispensable anunciar y tener un ardor
misionero.