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“EL PERITAJE SOCIAL FORENSE: DESDE LA

COMPRENSIÓN A LA INTERPRETACIÓN DE LA
REALIDAD”

Iván Cisternas Villacura1

1. INTRODUCCION

El presente trabajo tiene por objeto la reflexión epistemológica


sobre el quehacer del Trabajo Social en el sistema judicial chileno, y
de cómo éste se ha visto enfrentado al desafío de integrarse a esta
nueva lógica de hacer justicia, con demandas específicas a sus
profesionales, reconocidos expertos en materia social.
A través de los aportes de algunos teóricos de las ciencias
sociales, se pretende reflexionar sobre el objeto del Trabajo Social en
el ámbito especializado de la pericia judicial social forense; además
de motivar la discusión, y compartir, desde la experiencia, este
proceso que se encuentra en plena construcción, que requiere
reflexión crítica, análisis y construcción de nuevos saberes teóricos
que le de contenido, mayor relevancia y validez disciplinar.
Asimismo, compartir las dificultades de las y los trabajadores
sociales enfrentados a la comprensión de una realidad cada vez más
compleja y al conflicto de las interpretaciones de los mundos de vidas
de las personas, y a los requerimientos del sistema judicial chileno.

1 Trabajador Social, Magister © en Trabajo Social, Mediador Familiar, Terapeuta Familiar, Perito Social
Forense en ámbitos Familias y Penal. Docente Escuelas de Trabajo Social Universidad Católica Silva
Henríquez, Universidad Academia de Humanismo Cristiano y Universidad Tecnológica Metropolitana –
UTEM.  
2. PRESENTACIÓN

El Sistema Judicial ha impuesto un gran desafío a los


profesionales del Trabajo Social que se integran al quehacer
especifico de la Pericia Social, pues además de ser capaces de
comprender la dinámica y alcances de los actuales procedimientos
jurídicos, deben generar un conocimiento válido y confiable que se
ajuste a los hechos observados y señalados por los propios
solicitantes o requirentes del proceso pericial, y que además, éstos
sean considerados un elemento de prueba solicitado por el sistema de
administración de justicia.
Es posible sostener que el actuar del Perito Social surge a partir
de la comprensión del sistema jurídico, del bienestar de las personas
periciadas y del conocimiento del Trabajador Social, que como señala
C. Aguayo “….en su mayoría son profesionales críticos y reflexivos en
relación a las contradicciones que se viven en la sociedad
moderna.”2, donde se conjugan la teoría de la especificidad –saber
experto – con la práctica social.
Además, se agrega a lo anterior que la sentencia pericial se
articula desde el saber con el saber hacer, lo que potencia y
diversifica la acción de la justicia.
Es en esta lógica que el quehacer propio y específico de la
disciplina del Trabajo Social, pone en evidencia “los discursos y las
prácticas discursivas, donde se traman el saber y el poder”. (C.
Cullen, “El debate contemporáneo sobre la alteridad y la dimensión
ético – político de la educación”. Santiago, 2009).

2 Aguayo, C. “Las profesiones modernas. Dilemas del Conocimiento y del Poder”. Ediciones
Universidad tecnológica Metropolitana, Santiago de Chile, 2006.

2
En este “nuevo quehacer”, que podríamos llamar de la
“pericia”3 como proceso dialogante, interesa ampliar las posibilidades
de explicación de los fenómenos humanos y sociales, donde
necesariamente el profesional perito está incluido como observador
interesado y co-explicador de la vida de las personas y sus dinámicas
sociales.

3. LA CONSTRUCCIÓN PERICIAL

El Trabajo Social, como la acción pericial, se construye desde


la práctica, desde las necesidades de las personas y de la reflexión de
elementos de interpretación de su realidad, que aporta nuevos
conocimientos para resolver los conflictos evidenciados en los
dictámenes judiciales.
Esta actividad involucra consideraciones técnicas y éticas,
donde se requiere el juicio del perito, basado en la interpretación de
una realidad bajo un sustento científico y además, normativo vigente.
Desde aquí surgen una serie de inquietudes en relación al valor
en cuanto aporte de conocimiento específico y especializado de una
determinada materia en litigio, sustentada en consideraciones
técnicas de la disciplina, que trasciende a la simple narración de los
resultados y percepciones, sustentadas en la opinión profesional en
torno a la realidad investigada y a la comprensión de los propios
lenguajes de quienes requieren de la labor profesional del Trabajador
Social en la acción pericial.

3 Entenderemos el concepto pericia como el proceso realizado por personas que sin haber presenciado
directamente los hechos de un caso, emiten acerca de él juicios para los cuales se requiere una
determinada experticia; lo realmente valioso es su opinión como experto.

3
Al mismo tiempo, puede ocurrir que los periciados al no sentirse
interpretados por los “dichos del perito” -ya sea por una mala
interpretación en los conceptos vertidos- pueden verse perjudicados
en sus intereses personales o el deseo de “que se haga justicia” o
también que “por un error pericial” el dictamen judicial sea adverso a
sus intereses o expectativas.

4. EL PERITAJE SOCIAL EN EL TRABAJO SOCIAL

El Trabajo Social como disciplina de las ciencias sociales ha


establecido fronteras disciplinarias en múltiples áreas de acción, una
de ellas es el desarrollo en el área judicial. Históricamente, este
trabajo donde primero se habría desarrollado es en la Judicatura de
Menores como disciplina auxiliar de la justicia. Con la reforma penal
en Chile y la instalación del Ministerio Público, las ramas auxiliares
tienen una nueva mirada, que es la de “experticia en diversas
materias”, definidos en el Código de Procedimiento Penal como
pericias.
El Trabajo Social agrega a sus saberes una nueva área de la
acción social profesional: el Peritaje Social, que en su continuo da
cuenta de una visión integradora de los individuos y de promoción del
desarrollo humano en la sociedad.
Mientras otras disciplinas dividen al ser humano, en las distintas
áreas, la profesión ha integrado al individuo como un ser
biopsicosocial y ético en relación con sus contextos, sociedades,
devenires y sueños. Esa mirada ha significado reconocer en las
personas necesidades de desarrollo humano y trabajar por sus
derechos, construyendo relaciones organizacionales verticales y
horizontales en pro de las personas que requieren de su actuar.
Como lo señala Cecilia Aguayo parafraseando a Weber, “es una
acción social como objeto de la sociología comprensiva que da cuenta
de las relaciones intersubjetivas de los individuos.

4
Estas relaciones intersubjetivas existen por cuanto ellos
orientan su conducta en función del otro”4.
Sin embargo, el Peritaje Social como saber experto tiene
particularidades de la disciplina del Trabajo Social que otras áreas no
tienen. Para ello es necesario construir una definición que explique e
interprete el sentido de este tipo de pericia. Es acción social como se
señala en el párrafo anterior, de carácter específico, que tiene
reconocimiento jurídico, legitimada en ese ámbito y que es preciso
delimitar en su acción para construirla como herramienta del Trabajo
Social, es preciso como nuevo quehacer comprenderlo en sus
aspectos teóricos, metodológicos y culturales. Es precisamente la
hermenéutica como señala C. Aguayo la que permite darnos cuenta
de ese mundo profesional cotidiano que se construye en las
intersubjetividades de los mundos de vida5.
El Peritaje Social no se construye en cualquier ámbito, son
justamente los lenguajes y las narraciones las que se recogen y
validan en el proceso pericial que posteriormente, completarán el
puzzle del Juez.
Para construir este nuevo quehacer del Trabajo Social, como es
el Peritaje Social, se requiere de su validación social que en su
instalación en este mundo moderno, está sujeto a una razón de tipo
burocrático, institucional y normativo, y son la condición para ser
obedecidas por los individuos. Eso significa una racionalidad
instrumental que tensiona el quehacer del Perito Social, en cuanto
Trabajador Social, que no debería trasgredir la razón valórica y su
propios principios: justicia social, autodeterminación, secreto
profesional y en definitiva la promoción del desarrollo humano.

4 Op.cit Aguayo, C. 2006.Pág.50


5 Op.cit Aguayo, C. 2006 Pág. 141

5
5. FUNDAMENTACIÓN DE LA ACCIÓN DEL PERITO JUDICIAL
SOCIAL FORENSE

La intervención del Perito no tendría sentido sino es visualizada


dentro de un contexto de justicia que comprenda, en lo posible, el
valor de los derechos humanos en todas las personas -incluidos el
derecho a la búsqueda de la verdad y al ejercicio de la libertad-, y
que equivale a la participación real de todos los sujetos en los hechos
que le competen, entre estos la realización del derecho de toda
persona a ser informada veraz, imparcial, completa y oportunamente,
como a expresarse públicamente, implica el acceso de todo ser
humano, sin discriminaciones, a la posibilidad de ser tomado en
cuenta y de tomar parte activa en sus procesos de construcción y
desarrollo de la condiciones requeridas para la convivencia social. Es
decir, ser un agente autónomo en la toma de sus decisiones.
Desde este principio del derecho es que se genera uno de los
grandes dilemas éticos de la acción profesional del perito judicial,
pues se espera que éstos se transformen en los “ojos y oídos del
Juez”6, que sean los que medien entre la persona y el sistema
judicial, siendo quienes re-interpretan lo que las personas, a través
de sus sentidos refieren del hecho punible o situación vivida como
parte de una transgresión o vulneración constitutiva de delito, por lo
tanto de competencia del sistema judicial.
Los profesionales peritos judiciales, se ven constantemente
interpelados por las partes que articulan el proceso pericial, hablamos
del sistema jurídico y la o las partes requirentes de la pericia judicial,
“al querer escuchar lo que desean escuchar”7, dejando de lado los
planteamientos que la ley nos estipula… “que los informes periciales
deberán emitirse con imparcialidad, ateniéndose a los principios de la

6 Rojas, P. Cisternas, I. “La Pericia Social Forense: Reflexiones desde la Experiencia”. Curso dictado
por el autor en el Colegio de Asistentes Sociales, 2008.
7 Op. Cit. Rojas, P. Cisternas, I.2008.

6
ciencia o reglas del arte u oficio que profesare el perito” (Artículo
314, del Código de Procedimiento Procesal, 2005), y más aún, que
sólo serán considerados “los peritos y sus informes que otorguen
suficientes garantías de seriedad y profesionalismo al sistema
judicial” (Artículo 316, del Código de Procedimiento Procesal, 2005).
Desde esta posición se genera en el proceso pericial otra gran
tensión, que tiene relación con “decir lo que la parte que pagó la
investigación pericial quiere que se diga” ó lo que la ley intenciona en
su articulado.8. Desde este entendimiento podríamos señalar que la
acción pericial se sustenta desde una ética instrumental y
mercantilista. Estos dilemas se ven confrontados por la legítima
preocupación de parte de los requirentes del proceso pericial o
usuarios del sistema jurídico, de “no sentirse interpretados por los
dichos del perito” y que por una mala interpretación en los conceptos
vertidos pueden verse perjudicarles en sus intereses de “que se haga
justicia” y que “por un error pericial pueden torcerse los dictámenes
del juez”9.
En el dictamen pericial confluyen dos formas de visualizar los
hechos sociales, por un lado, los establecidos por los imperativos
pragmáticos del sistema judicial – Código de Procedimiento Procesal-
y la forma de entender lo que la gente “dice, señala o significa” (a
través de los cinco sentidos) de sus propias vivencias o de los hechos
en litigio.
En este comprender lo que el otro dice o pretende decir, la
valoración del juicio pericial se ve envuelto en un proceso dialéctico
que se consuma con el juicio de lo que es "bueno", "malo",
"mediocre", "genial", "perfecto", "defectuoso".... Debido a la
naturaleza misma de la interpretación, no es posible abstenerse de
valorar o juzgar lo que los otros dicen, porque actuamos en un
sistema prejuiciado, lo que Gadamer denomina “la pre-estructura de

8 Op. Cit. Rojas, P. Cisternas, I. 2008.


9 Fontecilla, Rafael: “Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo II, Editorial Jurídica, Santiago 1978,
pág. 286.

7
la comprensión”, que anticipa una valoración comprensiva de aquello
que el sujeto se dispone a interpretar.
Aquí tiene sentido lo señalado por Schleirmacher,"el verdadero
punto de partida de la hermenéutica arranca de la pregunta: ¿cómo
una expresión, sea esta escrita o hablada, es entendida? La situación
propia del entendimiento es la de una relación dialogal, donde hay
alguien que habla, que construye una frase para expresar un sentido,
y donde hay alguien que escucha. Este último recibe un conjunto de
palabras para, a través de un misterioso proceso, adivinar su
sentido"10.
Ricoeur11 nos plantea que “a través de entender la complejidad
viviente del hablar humano, tendremos nuevos horizontes de
significación de lo que éste quiere señalar, lo que nos permite
descubrir nuevos aspectos de la realidad”.
De aquí la importancia en la forma en que se lleva a cabo el
diálogo entre las partes y el Perito en el proceso judicial, desde la
comprensión del lenguaje particular de cada persona, sabiendo que
éste – el lenguaje - no es sólo un instrumento de comunicación y
expresión de pensamiento, sino el intermediario que hace posible la
comprensión (interpretación) de los sentidos, que es el eje
transversal y articulador del proceso de la Pericia Judicial Social.
Los aspectos éticos de este diálogo tiene como pretensiones
comprender y valorar las diferencias, la búsqueda de puntos en los
que se pueda llegar a acuerdos, el respeto al punto de vista del otro,
la tolerancia, la búsqueda de consenso, la negociación, aprendizaje,
etc. Esto implica, entre otras exigencias, la de plantear el tema de las
identidades culturales – diversidad-, en el sentido del reconocimiento
y el respeto de la alteridad y la pluralidad, no sólo de los individuos,
sino también de los contextos donde éstos se insertan (etnias,
comunidades, organizaciones religiosas, movimientos sociales,

10 Echeverría, R.: “Actos del Lenguaje 1(La escucha)”. Editorial Granica,, 2007.
11 Ricoeur, Paul: “Teoría de la Interpretación”. Editorial Siglo XXI., México, 1995.

8
géneros, edades, entre otras) con sus derechos a existir y a
expresarse públicamente. El respeto a lo que “el otro señala”,
dentro del contexto de la investigación pericial, se enmarca en los
derechos humanos, y en la realización efectiva del derecho a la
expresión (como todos los demás reconocidos en la teoría, pero aún
no suficientemente logrados en la práctica) y el respeto a la dignidad
de la persona.
La concepción del peritaje como herramienta de investigación
social y jurídica no nos puede coartar la comprensión de la realidad a
una mera instrumentalización del derecho, sino de estar abiertos a
todos los sentidos posibles “tendremos más potencia de actuar si
nuestra comprensión se abre a la significación amplia, a la generación
de sentidos posibles, a la posibilidad de la re - significación y de la
apertura a nuestros saberes previos”12.
De acuerdo a esto, y desde una comprensión práctica de la
interculturalidad, la tarea de buscar explicaciones a las acciones
humanas nos obliga a una reflexión epistemológica previa13, que se
va resolviendo día a día en el quehacer concreto; de acuerdo a esto,
la comprensión práctica del quehacer pericial desde una concepción
intercultural debe, primero, considerar a las personas (usuarios del
proceso pericial) y su contexto como red de conversaciones. Entender
de este modo la labor investigativa del perito hace que se superen
concepciones que la restringen a una mera descripción de los hechos
sociales, desde una visión de “experto”.
Esta representación focaliza en el lenguaje y la interacción, más
que en las personas mismas o en el vínculo abstracto que las
relaciona. Esta concepción no nos puede limitar a una única forma de
“explicar” los hechos sociales, sino más bien, poder incorporar la

12 McBride S. et cols. “Un solo mundo. Voces múltiples. Comunicación e información en nuestros
tiempos”. FCE – UNESCO, México, 1980.
13 Es decir, revisar el cómo conocemos y qué supuestos anteriores avalan nuestros juicios, explicaciones
y teorías. También estaría a la base una reflexión hermenéutica, que atiende al cómo interpretamos la
realidad de nuestros clientes/beneficiarios (Cfr. H. Anderson & H. Goolishian: “Language System and
Therapy: An evolving idea”; En Journal of Psychotherapy; 24: 529-538; 1987).

9
diversidad cultural y facilitar el hablar de “los usuarios” más que del
esquema hegemónicamente impuesto por el sistema de
administración de justicia de nuestro país, no cuestionado y
finalmente, aceptado.
Desde esta forma de entender el proceso pericial y la acción del
profesional, se hace necesario el Diálogo Intercultural, desde donde
cada cual interpreta su propia experiencia de conocimiento de una
manera distinta, de tal forma que al final es fácil que no sólo sean
distintas e incluso incompatibles las visiones de la realidad, sino
también las comprensiones acerca de qué es “conocer” por tanto
como logramos “dialogar”; considerando que ambos conceptos son
vitales para el “aprendizaje”14, entendiendo que “logramos el
aprendizaje a través del conocimiento de un conjunto de significados
culturales y de valores apropiados de la realidad”15 y que son
necesarios de transmitir a otros para hacernos entender, es decir,
confrontarlo con la realidad percibida por el otro.
Es a través del diálogo intercultural que las personas tienen la
posibilidad de entender la gran cantidad de posturas y formas de
pensar y de percibir el mundo, tal como cada cual la ve en lo que
concierne a sus condiciones de vida, sus aspiraciones y sus
necesidades.
Por lo que el proceso pericial se debe fundamentar en la
comprensión de las distintas realidades y consensuar miradas acorde
a los requerimientos de la autoridad – el Juez – y basar su
conocimiento en la significación cultural y de valores de las personas
desde una interpretación reflexiva.

14 Reynaga Sonia: “Profesionales Reflexivos: Viejas Propuestas, Renovadas Posibilidades”. Revista


Sinética nº 8, Enero 1996. México.
15 Op. Cit.Reynaga Sonia. 1996.

10
6. LA PERICIA SOCIAL Y EL CONFLICTO DE LAS
INTEPRETACIONES

Antes de hacer referencia al conflicto de las interpretaciones en


el peritaje social, es prudente aproximarse a él desde una perspectiva
teórica, que quizás se afinque más en una crítica socio-jurídica, que
en la interpretación y/o comprensión del mismo. Empero, de todos
modos puede ser utilizada para relevar el problema de la
interpretación en la actividad pericial.
El ámbito jurídico se ha legitimado en el amplio espectro de la
sociedad, merced a las ciencias humanas, encargadas de poner al
hombre en los hechos, como objeto privilegiado y fundamental de un
tipo de saber, que a partir de Michael Foucault se atribuye a dos
formas especificas de saber-poder, que han servido para perpetuar
discursos en el ámbito jurídico (entre otros).
Las mencionadas formas de saber-poder: indagación y luego
examen. Por ejemplo, en el campo de la psiquiatría nacieron entre
los siglos XVIII y XIX, sobre este respecto “El siglo XVIII inventó las
técnicas de la disciplina y del examen (…) como la Edad Media
inventó la investigación judicial”16. En cuanto al examen, atendido
como antesala del peritaje contemporáneo se puede explicitar que
“combina las técnicas de la jerarquía que vigile y las de la sanción
que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que
permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos
una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los
sanciona”17
Es por ello, que a partir de Foucault se podría hipotetizar que,
respeto de las practicas judiciales, el peritaje social, es una
herramienta del sistema judicial, entendido como “la manera en que,
entre los hombres, se arbitran los daños y las responsabilidades, el
modo, en que la historia de Occidente, se concibió y definió la

16 Foucault Michel. “Vigilar y Castigar”. Esta Edición proyecto Espartaco (versión pdf). Pág. 141.
17 Foucault Michel. Op.cit. Pág. 117.

11
manera en que podían ser juzgados los hombres en función de los
errores que habían cometido, la manera en que se impone a
determinados individuos la reparación de algunas acciones y el
castigo de otras”.18
En este sentido, el peritaje social forma parte del ejercicio del
poder que en el ámbito judicial se alberga, y que a la vez tiene su
correlato en determinadas formas de saber propiamente
instrumentales (peritaje).
Entonces el poder en Foucault en cualquiera de sus
manifestaciones, incluido el judicial “no es tanto una propiedad como
una estrategia, y sus efectos no son atribuibles a una apropiación,
sino a disposiciones, maniobras, tácticas, técnicas, funcionamientos;
se ejerce más que se posee, no es el privilegio adquirido o
conservado de la clase dominante, sino el efecto conjunto de sus
posiciones estratégicas”19. Tal y como sucede en los procesos
judiciales ¿no es acaso el peritaje social una técnica del poder
judicial? Proceso que por intermedio de esta técnica y de otras
representa una mecánica del poder o una anatomía política que no
puede identificarse con una sola institución, por ejemplo, Tribunales,
el análisis fino de Foucault muestra que en torno a la disciplina propia
del aparato judicial u otro, existe un poder que se disemina como una
microfísica del poder integrada por distintos engranajes que
atraviesan todos los tejidos sociales, aparatos e instituciones que
finalmente convergen en dispositivos de control. Entre ellos, claro
está, y como herramienta del poder judicial, se encuentran los peritos
que sirven como retícula y a la vez como aseguradores del ejercicio
del poder en el ámbito judicial, a través de un instrumento que sirve
como medio de prueba legal. El cual es utilizado para refrendar el
innegable hecho que “la relación verdad-poder se mantiene en el
corazón de todos los mecanismos punitivos, y que vuelve a

18 Foucault Michel. “La verdad y las formas jurídicas” 1ra conferencia Pág. 58
19 Deleuze Gilles. “Foucault”. Editorial Paídos 1987. Pág.51.

12
encontrarse en las prácticas contemporáneas”20 justificándose en la
vindicta de la sociedad frente a los “desviados” que es menester
objetivar.
Ahora bien, la peculiar mirada de Foucault no representa bajo
ningún punto de vista la resolución de la conflictividad de la
interpretación y la comprensión -en la pericia social u en cualquier
ámbito- básicamente por su carácter nihilista de raigambre
Nietzschano (alejado de la hermenéutica). No obstante para
comprender su real aporte, es necesario detenerse en una de las
premisas que ha acompañado toda su obra, y que justifica su
intricado pensamiento, además de reflejar lo iconoclasta del mismo
“no he pretendido hacer la historia de este lenguaje, sino la
arqueología de este silencio”.21
Después de la antesala teórica Foucaultiana, que destaca por la
critica y la irreverencia en su discurso, haciendo la analogía con el
peritaje social, este último no queda bien parado, sin embargo aún
así es posible hacer justicia a los Trabajadores Sociales que
desempeñan dicha labor, recurriendo al excurso que traslapa lo
explicitado por Foucault hacia una mirada comprensiva que intente
articular dialógicamente el conflicto de las interpretaciones en el
peritaje social.
Entonces abordando el tema del peritaje social desde una
mirada fenomenológica-hermenéutica, se podría recrear el
pensamiento de Paul Ricoeur, quien en sus ensayos de hermenéutica
hace apología del injerto del problema hermenéutico en el método
fenomenológico, a saber: Ricoeur para realizar un puente dialógico en
lo previamente señalado vuelve a los autores fundamentales de la
hermenéutica (Schleirmacher, Dilthey etc.), no obstante para su
finalidad, más primordial aún es el análisis de Heidegger y su
analítica del Dasain. Asimismo desde la vereda de la Fenomenología

20 Foucault Michel. “Vigilar y Castigar”. Esta Edición proyecto Espartaco (versión pdf). Pág. 37.
21 Descombes Vincent. “Lo mismo y el otro. Cuarenta y cinco años de filosofía francesa (1933-1978)”.
Ediciones CATEDRA 1988.Pág.148.

13
es fundamental Husserl, básicamente el último Husserl (Krisis), es
decir, el que pone mayor énfasis en la lebenswelt.
Así, Ricoeur en su intento de injertar la hermenéutica en la
fenomenología, señala que existen dos vías para hacerlo, que por
diferentes que sean no son contradictorias sino complementarias.
Ricoeur llama vía corta a la ontología de la comprensión propuesta
por Heidegger (la que se abordara primero), y que se puede resumir
-teniendo en cuenta el carácter apodíctico de la filosofía de
Heidegger- de la siguiente manera: en palabras de Ricoeur “llamo vía
corta a esta de la ontología de la comprensión porque, al romper con
los debates del método (Dilthey), se inscribe de entrada en una
ontología del ser finito, y reconoce en él el comprender no ya como
un modo de conocimiento, sino como un modo de ser”.22
Importante es destacar que para lograr su comprensión del ser
Heidegger, utilizó al último Husserl, debido a que la ontología de la
comprensión se encuentra primero en Husserl antes que Heidegger,
toda vez que “su aporte a la hermenéutica es doble; por una parte
(…) la crítica del objetivismo es llevada a sus últimas consecuencias
(…) pues cuestiona a la epistemología de las ciencias naturales en su
pretensión de proveer a la ciencias humanas el único modelo
metodológico valido (…) por otra parte (…) articula su critica del
objetivismo con una problemática positiva que abre la vía hacia una
ontología de la comprensión. Esta problemática nueva tiene por tema
el “mundo de la vida”.23
Considerando lo señalado, Heidegger plantea una revolución en
la filosofía tradicional, irrumpiendo de manera radical, eliminado las
concepciones metodologías propias del método de la exegesis y
sustituyendo la interrogante tradicional de la problemática, “La
pregunta: ¿cuáles son las condiciones necesarias para que un sujeto
cognoscente pueda comprender un texto, o la historia misma, se

22 Ricoeur Paul. “El conflicto de las interpretaciones. Ensayos de Hermenéutica. Fondo de cultura de
Cultura Económica”. Segunda reimpresión 2008. Pág.11.
23 Op.cit. Ricoeur P. Pág.13.

14
sustituye por esta otra pregunta: ¿Qué es un ser cuyo ser consiste en
comprender? El problema hermenéutico se convierte así en región de
la analítica de ese ser, el Dasain, que existe al comprender”.24
Después de lo explicitado en el acápite que precede y al hacer
la interconexión con la forma de interpretar y comprender en el
peritaje social surge la siguiente interrogante: ¿bastara con la
ontología de la comprensión propuesta por Heidegger, para hacer
frente al conflicto ligado a la interpretación y comprensión en el
peritaje social? Presumiblemente la respuesta de Ricoeur seria que
no. Debido a que él nos ofrece una segunda vía que de alguna otra
forma es complementaria al camino propuesto por Heidegger, quien a
la postre no logra demostrar en que sentido la comprensión histórica
se deriva de la comprensión originaria (ontología).
Para solucionar dicha aporía (del Ser) Ricoeur propone remitirse
al lenguaje, que es el plano mismo donde se ejerce la comprensión y
por tanto también la comprensión del ser (satisfaciendo a
Heidegger). Así Ricoeur propone “sustituir la vía corta de la Analítica
del Dasain por la vía larga iniciada por los análisis del lenguaje”.25
Cuando Ricoeur habla del plano semántico sostiene que “toda
comprensión óntica se expresa en el plano del lenguaje, ante todo y
desde siempre, en el lenguaje (…) no es en vano buscar del lado de la
semántica un eje de referencia para todo el conjunto del campo
hermenéutico”.26 No obstante para Ricoeur el plano del lenguaje
(semántica de las interpretaciones) no es suficiente para instalar la
hermenéutica filosófica, como la matriz que aúne a todas las
disciplinas que recurren al método de la interpretación, entre ellas, es
menester relevar al Trabajo Social en el campo pericial. Para
complementar su propuesta dialógicamente Ricoeur (volviendo a
Heidegger) propone conjugar el campo semántico con el campo
reflexivo argumentando que “la etapa intermedia, en dirección de la

24 Op.cit. Ricoeur P. Pág.11.


25 Op.cit. Ricoeur P. Pág.15-16.
26 Op.cit. Ricoeur P. Pág.16.

15
existencia, es la reflexión, es decir, el vinculo entre la comprensión de
los signos (lingüísticos) y la comprensión de sí; ese sí mismo nos da
la posibilidad de conocer un existente (…) al proponer una relación
del lenguaje simbólico con la comprensión de sí, aspiro a satisfacer el
deseo más profundo de la hermenéutica”. 27
Ahora bien, antes de finalizar y para salir de los aires
netamente filosóficos, a propósito del conflicto de las
interpretaciones, se puede relevar (para los mismos fines) la
sociología fenomenológica de A. Schutz, quien pretende fundar una
teoría de la comprensión a partir de postulados weberianos, que
supera -principalmente- por la inclusión de los fenómenos subjetivos
en su reflexión, en desmedro de los hechos que sólo pueden
observarse empíricamente como sostenía Weber.
En este sentido el aporte fundamental de Schutz es “señalar
que las profesiones sociales se hacen y se construyen con el otro. El
encuentro cara a cara con las personas, grupos o comunidad, le
permiten establecer procesos de intersubjetividad”.28 Tal como se
expresa en la interrelación que se da en la práctica del peritaje social
“por esta misma razón, el Otro no puede ser explicado solamente
como un usuario, o un cliente. Es la relación de carácter
intersubjetivo la que permite reconocer a un Tú”.29.
A modo de epítome, el relevar la práctica del peritaje social, a
partir de la perspectiva hermenéutica- fenomenológica, tiene por
objeto mediar entre el derecho de carácter punitivo-positivista y los
contextos valorativos propios del mundo de la vida. Oscilando entre
una postura normativa propia de las meta-normas jurídicas
deontológicas y otra postura diametralmente opuesta que defiende
los contextos subjetivos de carácter axiológico, para lo cual es
necesario poner hincapié en “el reconocer que este quehacer
profesional se hace en el encuentro con el otro, en procesos

27 Op.cit. Ricoeur P. Pág.26.


28 Op.cit Aguayo, C. 2006 Pág. 122.
29 Ibíd. Pág. 122.

16
intersubjetivos, aboga por la propia persona, de los que están
comprometidos en esta situación social especifica”.30

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Aguayo, Cecilia. “Las profesiones modernas. Dilemas del


Conocimiento y del Poder”. Ediciones Universidad tecnológica
Metropolitana, Santiago de Chile, 2006.
2. Deleuze, Gilles. “Foucault”. Editorial Paídos 1987.
3. Descombes, Vincent. “Lo mismo y el otro. Cuarenta y cinco
años de filosofía francesa (1933-1978)”. Ediciones CATEDRA
1988.
4. Echeverría, Rafael.: “Actos del Lenguaje 1(La escucha)”.
Editorial Granica, 2007.
5. Fontecilla, Rafael: “Tratado de Derechos Procesal Penal”,
Tomo II, Editorial Jurídica, Santiago 1978, pág. 286.
6. Foucault, Michel. “Vigilar y Castigar”. Esta Edición proyecto
Espartaco (versión pdf).
7. Foucault, Michel. “La verdad y las formas jurídicas” 1ra
conferencia.
8. McBride S. et cols. “Un solo mundo, voces múltiples:
Comunicación e información en nuestros tiempos”. FCE –
UNESCO, México, 1980.
9. Reynaga, Sonia: “Profesionales reflexivos: Viejas propuestas,
renovadas posibilidades”. Revista Sinética Nº 8, México, Enero
1996.
10. Ricoeur, Paul: “Teoría de la Interpretación”. Editorial
Siglo XXI., México, 1995.
11. Ricoeur, Paul: “El conflicto de las interpretaciones.
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13. Safford, Joan; Binder, Alberto; Caminos, Miguel;
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