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DÍA TRECE

Padre Adoptivo del Hijo de Dios,


Ruega por nosotros

“La disposición de san José como esposo y padre adoptivo da testimonio de la dignidad
de la paternidad.”
Venerable José Mindszenty

Los cristianos usan muchos términos para describir la paternidad de san José. El es llamado padre
legal, putativo, espiritual, virginal, adoptivo de Jesús. Ninguno de estos títulos se encuentra en
el Nuevo Testamento. Pero todos ellos son formas legítimas para describir la paternidad de san José.
De todos estos títulos padre adoptivo es el más común. La razón para ello es que, en la costumbre de
los judíos antiguos era responsabilidad legal del padre darle el nombre al hijo.

“A pesar de que no eres necesario (san José) para la concepción y el nacimiento (del
niño), con todo serás muy necesario para el sustento; y tu primer cuidado será darle el
nombre”
San Alberto Magno

La responsabilidad legal de san José era darle nombre a Cristo Niño. El nombre que el ángel le había
revelado cuando le dijo que no temiera tomar a María y al hijo en su vientre, dentro de su casa y bajo
su cuidado. El rol extremamente importante de san José era darle el nombre al Salvador. Esto significa
que para el mundo san José es el padre legal del niño.

“La dignidad de san José brota del privilegio de ser el padre legal del “Hijo de Dios
Encarnado”. Entonces, aquí está el hombre al que el “Hijo de Dios” llama padre y ante
quien dobla rodilla para pedir la bendición paternal.”
San Pedro Julian Eymard

El papel de san José como ‘padre adoptivo’ de Jesús podría parecer algo simplemente contractual, pero
el latín nos proporciona un punto de vista mucho más profundo del papel de San José. En Latín, el título
otorgado a San José para indicar su papel como padre adoptivo es ‘Filii Dei Nutricie’. Literalmente
significa ‘Cuidador del Hijo de Dios’. Como podemos ver la expresión padre adoptivo es una pobre
traducción del latín original. Por supuesto que llamar a san José padre adoptivo es válido, pero
necesita enfatizarse que la paternidad de san José fue mucho más que una paternidad legal, fue
una paternidad autoritativa, afectiva, leal y eterna.

La Paternidad Espiritual de San José es para siempre: la amorosa relación entre el padre espiritual
y sus hijos dura para siempre. En otras palabras Jesús continúa siendo el hijo de José en el cielo.
En el paraíso san José no ejerce una paternidad “legal” sobre Jesús, pero su relación es de amor,
afecto y lealtad hacia Jesús, como también hacia el “Cuerpo Místico de Jesús”. A diferencia del
matrimonio, donde la relación ya no permanece en el cielo (Mt. 22, 30), la paternidad espiritual de
san José sobre Cristo y su Cuerpo Místico permanece siempre.

La paternidad espiritual, como la maternidad espiritual, permanece siempre. Si no fuera este el


caso, la iglesia dejaría de llamar a Jesús ‘hijo de José’ ni tampoco necesitaría invocar a María, que está
en el cielo, como madre espiritual.

San José siempre será tu Padre Espiritual: lo que es válido para Jesús es válido para nosotros.
Así como san José cuidó de Jesús en la tierra, así cuidará de nosotros durante este peregrinaje en la
tierra. San José es un amoroso proveedor, educador, y protector. Cuando la vida en la tierra se acabe
san José continuará siendo padre, pero no a nivel terrenal sino espiritual. En el cielo seremos siempre
conocidos como hijos de san José.

“Ninguno podrá ser merecidamente capaz de alabar a san José, a quien el verdadero “Hijo
del Padre Eterno”, se ha dignado tener como padre adoptivo”
San Efrén, el sirio
Lectura del Día:

Padre Virginal de Jesús:


“Esta en perfecta concordancia con la fe y el espíritu de la Iglesia, honrar como virgen, no solo
a la Madre de Dios, sino también a José.”
San Pedro Damián

La Madre de Jesús es una virgen, una virgen a perpetuidad. La perpetua virginidad de María ha sido
una enseñanza muy importante para el cristianismo desde el comienzo. ¿Qué tan importante? Bueno,
en el siglo cuarto un obispo llamado Bonoso, de illyricum (hoy es Albania, Montenegro y Croacia) fue
rechazado por sus hermanos obispos lo despojaron de su episcopado por enseñar que María y José
tuvieron más hijos después que Jesús nació. El Papa de ese tiempo, el Papa Siricius, escribió una carta
a los fieles a los obispos de illyricum agradeciéndoles por disciplinar al obispo errado.

“Nosotros seguramente no podemos negar que estuvieron bien al corregir la doctrina de los hijos
de María, e hicieron bien en rechazar la idea de que algún otro descendiente pudiera venir del
mismo vientre virginal del que nació Cristo, de acuerdo a la carne”.

La doctrina mariana de la virginidad perpetua es tan importante que el Papa Martin I la hizo
dogma de fe en 649 en el Concilio de Letrán.

Con esto en mente, ¿sabe que también es tradición de la Iglesia la virginidad perpetua de san José? Es
una tradición que también ha sido promovida, durante siglos, por santos, místicos santos y papas.
Antes de develar la tradición, es necesario mirar objeciones comunes, que con frecuencia se levantan
contra la virginidad de María. Aclarando estas objeciones surgirá una idea más precisa de san José.

Primero nos hemos fijado en el pasaje del Nuevo Testamento que se refiere a los “hermanos y
hermanas” de Jesús (Mt 3. 31; 6, 3; Mt 13, 55-56) como indicación de que María no permaneció virgen.
A primera vista estos versículos parecen contradecir la perpetua virginidad de María, como también la
posibilidad de que san José fuera virgen. Sin embargo el catecismo de la Iglesia católica da respuesta:

“La Iglesia siempre entendió que estos pasajes no se refieren a otros hijos de la Virgen María.
De hecho, Santiago y José, “hermanos de Jesús” son los hijos de ‘otra María’ que era discípula
de Cristo y Mateo la llama significativamente ‘la otra María’. Además ellos son parientes
cercanos de Jesús y en el Antiguo Testamento se utiliza la expresión hermanos para referirse
a estos parientes.”

La sabiduría expresada en el Catecismo es el fruto de siglos de estudios de las escrituras. Eruditos


bíblicos familiarizados con el Antiguo testamento sostienen que la expresión ‘hermanos y hermanas’
que el Nuevo Testamento ha utilizado para describir los parientes de Jesús, no se refiere a hermanos
y hermanas biológicos, sino que era la forma de llamar a los parientes cercanos, en este caso los
primos de Jesús, que viene desde el Antiguo Testamento. Todos los estudiosos de la biblia saben que
en las versiones de la biblia del antiguo Griego la palabra para hermanos y hermanas es la misma que
para los primos.

San Jerónimo, posiblemente el Erudito bíblico más grande en la historia de la Iglesia, abordó el tema en
el siglo cuarto, ofreciendo las siguientes reflexiones:

“Ciertas personas, que siguen los lujosos desvaríos de los apócrifos diciendo que los hermanos
de Jesús son hijos de José con otra esposa e inventan a cierta mujer, Melcha o Escha, como
dice en el libro que escribimos en contra Helvidius, nosotros entendemos que los llamados
hermanos del Señor, no son los hijos de José, son primos del Salvador, hijos de María (que era
esposa de Cleofás), tía materna del Señor, que dice es la madre de Santiago, el menor, José y
Judas. Ellos, como podemos leerlo en otro pasaje del evangelio, son llamados hermanos del
Señor. En efecto, en toda la escritura se indica que los primos son llamados hermanos”

San Jerónimo menciona varios puntos en esta afirmación. El hace notar que los hermanos y hermanas
de Jesús no son biológicamente hermanos, pero si primos y también señala que la idea que san José
tuviera un matrimonio anterior procede de los documentos apócrifos que no son canónicos y no
están aprobados.

San Beda, ‘el venerable’, uno de los grandes historiadores del siglo octavo, hace eco al pensamiento de
san Jerónimo:

“Hubo verdaderos heréticos que pensaron que José, el esposo de la Virgen María, había
generado de otra esposa a aquellos que la escritura llama “hermanos del Señor”, otros con mas
malicia, pensaron que san José daría nacimiento a otros con la misma María después del
nacimiento del Señor. Pero mis queridos hermanos, sin ningún temor al respecto, nosotros
tenemos que confesar que no solo la Madre Santa de Dios, sino también el más santo testigo y
guardián de la Castidad de ella, también permaneció libre de todo acto marital; en la usanza de
la escritura, los llamados hermanos y hermanas de el Señor, no son hijos (de María y/o José)
son sus parientes.”

San Jerónimo y san Beda saben de qué están hablando. Estos dos grandes santos no solo están
defendiendo una verdad fundamental del cristianismo (María Virgen Perpetua) sino que además están
afirmando la tradición que san José permaneció virgen su vida entera.

Segundo, algunos han levantado la objeción que María no podría haber permanecido virgen (y por
asociación tampoco san José) porque varios pasajes del Nuevo Testamento hablan de Jesús como el
primogénito de María (Lc 2, 7; Col 1, 15). Una vez, más san Jerónimo ofrece una respuesta bíblica a
esta objeción. Escribió:

“Cierta gente ha conjeturado perversamente que María (y José) tuvieron otros hijos, porque ellos
afirman que solo el que tiene más hermanos es llamado primogénito, pues no solo al que le
siguen hermanos, sino a todo aquel que es el primero en nacer.”

En otras palabras cuando en la escritura se refiere a Jesús como primogénito de María, esto no implica
que haya segundo, tercero, cuarto-hijo nacido. La referencia a Jesús como primogénito de María es
simplemente una forma bíblica de afirmar que María tuvo su primer hijo. No significa que siguieran
otros hijos.

Tercero, otros protestan contra la idea que san José y la Virgen María hayan tenido un matrimonio
virginal porque el pasaje del evangelio de Mateo dice que José no conoció a su esposa “hasta” que
Jesús nació. En el pasaje se lee:

“Despertando José del sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado. Y tomó consigo a
su mujer. Y no la conoció hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso Jesús.”
Mateo 1, 24-25

A primera vista el pasaje del evangelio de Mateo da la impresión que san José se comprometió en
relaciones maritales con su esposa después del nacimiento de Jesús: “no la conoció hasta que ella dio
a luz su primer hijo”. A través de los siglos, son muchos los eruditos de las escrituras, los santos, papas
y teólogos que han fijado en el uso de la palabra “hasta”, que en la escritura no necesariamente
significa que haya un acto subsecuente que ocurrirá en el futuro.

Santo Tomás de Aquino, el teólogo más grande en la historia de la cristiandad, abordó este tema en la
‘Summa Theologica :

“Hasta” no necesariamente tiene un determinado sentido temporal. Cuando el salmista dice: “así
están nuestros ojos fijos en el señor hasta que se compadezca de nosotros” (Salmo 123, 2) no quiere
decir que cuando obtengamos la misericordia del Señor debamos quitar nuestros ojos de Él.
Hay muchos otros pasajes en la Escritura que atestiguan que la palabra ‘hasta’ no implica que habrá
una acción siguiente.

 2 Samuel 6, 23 : “Y Mikal, la hija de Saúl no tuvo ya hijos hasta el día de su muerte” (significa
que Mikal tuvo hijos después de muerta? Claro que no!)

 1 Timoteo 4, 13: “Hasta que yo llegue dedícate a la lectura, a la exhortación, a la enseñanza”


(significa que Timoteo debe parar de predicar a Jesús, hasta que Pablo llegue?)

 1 Corintios15,25: “porque debe él (Cristo) reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus
pies” (significa que el Reino de Cristo va a terminar? Por supuesto que no!)

 Mateo 1, 25: “Y no la conocía (José) hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre
Jesús” (significa que José tuvo relaciones con María después del nacimiento de Jesús? No, no
significa.)

La enseñanza consistente y tradicional de la Iglesia es que María y José vivieron en un


matrimonio Virginal. Su matrimonio perpetuamente virginal resultó en un hijo perpetuamente virginal,
Jesucristo.

La enseñanza de la Iglesia que José y María vivieron un matrimonio virginal, está basada en la tradición
que san José fue virgen perpetuo. De hecho, la tradición que sostiene que san José fue virgen
perpetuo, también afirma, que con un modelo similar al de María, san José hizo voto de virginidad a
Dios en su juventud.

“Los dos san José y María hicieron voto de permanecer vírgenes todos los días de sus vidas; y
Dios deseo que ellos se unieran con lazos de matrimonio, no para que ellos se arrepintieran de
los votos hechos, sino para confirmarlos y que se animaran mutuamente a continuar en una
relación santa.”
San Francisco de Sales

“María pertenecía a José y José a María, mucho más que su matrimonio era real, desde que
ellos se entregaron el uno al otro. Pero ahora, podían ellos hacer esto? Mirad el triunfo de la
pureza. Ellos recíprocamente se dieron su virginidad, y sobre estas virginidades ellos se dieron
el uno al otro derecho mutuo. Que derecho? De salvaguardar la virtud del otro.”
San Peter Julian Eymard

María y José salvaguardaron uno al otro la virtud por el bien de la misión de su Hijo virginal.

La idea que san José fuera un viudo que trajo hijos de su primer matrimonio a su matrimonio con María
nunca ha sido enseñanza oficial de la Iglesia Católica. La Iglesia nunca ha dejado avanzar esta idea
porque no está de acuerdo con la tradición dominante que José fue virgen perpetuo. Es muy
importante aclarar que la idea que san José había tenido un matrimonio previo con hijos antes del
matrimonio con María, igual que era anciano se originó en los apócrifos.

En alguna ocasión, la iglesia ha usado las fuentes apócrifas para establecer fiestas litúrgicas. Por
ejemplo, la fiesta de los padres de la Virgen, san Joaquín y santa Ana. Semejantes instancias son muy
raras y solo afirman a la iglesia cuando ellas están de acuerdo con la tradición. No se puede negar que
algunos ‘Padres de la Iglesia’ especialmente en el oriente, escribieron favoreciendo el previo matrimonio
de san José que incluía hijos, pero eso no significa que la Iglesia apruebe esta idea o que la haya
promovido como enseñanza oficial. Por lo contrario, la tradición dominante al respecto sostiene que san
José no era un viudo sino Virgen.

“La tradición constante de la Iglesia sostiene que san José vivió una vida de consagrado a la
castidad. Algunos evangelios apócrifos lo pintan como un hombre viudo y viejo. Esta no es la
enseñanza de la iglesia. Nosotros, más bien creemos que era un hombre virgen, que entró a un
matrimonio virginal con María”.
Siervo de Dios Juan A. Hardon

La tradición de la iglesia de que san José era virgen perpetuo nos da unas ideas tremendas de su
grandeza y su virtud y también nos permite mirar la edad probable cuando se casó con María. Una
presentación de san José como virgen hace presumir que era joven cuando esposó a María; lo
suficientemente joven como para hacer el sacrificio de sus poderes viriles. Un san José virginal nos
transporta a una imagen de un hombre joven de manifiesto heroísmo con una virtud sobrenatural para
permanecer virgen, pues él esposó a la mujer más hermosa que nunca ha vivido!

Un anciano casándose con un joven virgen no requiere sacrificio, pues la virilidad y la pasión ya
se han menguado. Por otra parte, a un hombre fuerte, amoroso, joven y virgen le sería requerido hacer
un tremendo sacrificio en su mente, cuerpo, sentidos y corazón para esposar a una mujer tan pura y
amorosa.

Los santos, los místicos, los eruditos de la Escritura y los teólogos no son los únicos que afirman la
paternidad virginal de san José. Muchos papas del siglo XX también lo han dicho.

En Noviembre 26, de 1906, el papa Pio X aprobó la oración invocando a san José como padre virginal
de Jesús. Él incluso otorgo una indulgencia a todo aquel que recite la oración. Dice así:

“Oh san José, padre virgen de Jesús, purísimo esposo de la Virgen María, ruega por
nosotros diariamente al mismo Jesús, el Hijo de Dios, para que equipados con la armas de
su gracia, podamos pelear como deberíamos durante la vida y seamos coronados por El
en el momento de nuestra muerte” Amén!

El 4 de Mayo de 1970, el santo Papa Pablo VI, hablando a un grupo en Francia, afirmó que María y
José vivieron un matrimonio virginal y fue aun mas lejos al ofrecer a María y José como los nuevos
padres de la humanidad, una forma de un nuevo Adán y nueva Eva. Él afirmó:

“Pero mientras, Adán y Eva fueron la fuente del mal, que estaba suelto en el mundo, José y
María son la cumbre desde donde se esparce la santidad sobre toda la tierra. El Salvador
comenzó su trabajo de salvación en esta unión santa y virginal.”

Piense en esto, si a la virgen Eva le fue confiado por Dios un esposo virginal a su cuidado, ¿Por
qué sería diferente entre María y José? María y José son mucho más grandes que Adán y Eva. A
diferencia de nuestros primeros padres, (Adán y Eva), la unión virginal de nuestro padres (María y José)
no resultó en una caída de la raza humana, sino todo lo contrario, en una elevación de la humanidad.
La virginal unión amorosa de José y María nos lleva a la Redención. Su virginal unión produce un Hijo
Virginal, Jesucristo. El Salvador del Mundo.

La tradición Católica ha enseñado que el amor virginal de María por Dios fue tan grande que ella
consagró su cuerpo a Dios a una edad muy temprana, a través de un voto de virginidad perpetua. María
consagró todo sus ser a Dios y tuvo plena confianza en Su plan de vida para ella. Ella no deseaba otra
cosa para su vida que la Voluntad de Dios. La confianza de ella en Dios, era tan grande que, ella confió
en El la lideraría en el matrimonio con un hombre. Ella tenía la certeza, que Dios le daría un hombre
que verdaderamente los amaría a los dos, a Dios y a ella, y que respetaría su voto; un hombre que
estuviera completamente dedicado al Plan de Dios y que protegería su virginidad. Ella nunca dudo de
Dios para nada.

“La Virgen (María) se esposó con un novio virginal (José). A pesar, que ella se casó en
obediencia a sus mayores, ella no temió por su virginidad bajo la protección de san José.
Habiendo puesto su confianza en Dios, ella delegó a un hombre la salvaguardia de su más
grande tesoro. Ella que desde temprano había dedicado a Dios la flor de su virginidad en una
ceremonia, no tuvo duda que ella tendría un esposo virgen.”
San Estanislaus Papczynski.

En san José, Dios preparó a un esposo, un guardia y un caballero para María. De acuerdo a los
designios de Dios, tenía que ser de esta forma. Dios no vendría al mundo de otra manera, sino a través
del matrimonio de un hombre y una mujer. Un hombre virgen y una mujer virgen.

En san José, María experimentó un reflejo, un espejo del amor de Dios por ella. Cuando María conoció
a José sabía que Dios lo había elegido para ser su esposo amoroso (y amado). Confiando en el plan
de Dios, ella se enamoró de san José y le dio Su corazón. El cuerpo de María estaba reservado para
Dios, pero ella tenía la libertad de darle su Corazón a san José, el único hombre digno de ella, el único
hombre que reflejaba perfectamente el amor puro de Dios.

En la masculinidad virtuosa de san José, María experimentó pureza, castidad, modestia y amor
sacrificado. El Corazón de María y el cuerpo estaban seguros con el amor de su esposo san José. Él
es el espejo de Pureza de Dios Padre. Como el Padre eternamente engendra un Hijo sin unión
física con otra persona, al Hijo de san José sin unión física con María; el matrimonio virginal de
José y María nos da una maternidad espiritual, una paternidad espiritual y una fecundidad virginal.

Las mentes teológicas más grandes de todo el cristianismo han alabado de la paternidad virginal de
san José:

“Un hijo fue nacido de la Virgen María para la piedad y el amor de san José, y ese hijo era el Hijo
de Dios. Así que, ¿no debería el esposo aceptar virginalmente lo que la esposa ha traído a luz
por virginidad? Porque tal como ella era una esposa virginal, él también era un padre virginal.
Por lo tanto, cualquiera que diga que ‘él no debería ser llamado padre porque él no generó el
hijo’ mira la concupiscencia en la procreación de los niños, no los sentimientos profundos del
amor. Deja que la grandeza de su Pureza confirme su paternidad, que María santa no nos
reprenda, porque ella no estaba dispuesta a poner su nombre primero que el de su esposo, pues
dijo: ”Tu padre y yo hemos estado buscándote con angustia”. Entonces, no deje que
perversas murmuraciones hagan lo que la virginal esposa no hizo. Como él era un esposo
virginal también era un padre virginal, tal como era el hombre, así era la mujer. El Espíritu Santo
descansó en justicia en los dos y les dio un hijo a los dos”
San Agustín

“San José era virginal a través de María en orden que de un matrimonio virginal, un hijo
virginal pudiera nacer”
San Jerónimo

“Creo que este hombre, san José, fue adornado con virginidad purísima, profundísima
humildad, el amor y la caridad más ardientes por Dios”
San Bernardino de Siena

“En orden de aumentar y apoyar la virginidad de María el Padre Eterno le dio un


compañero virginal, el gran san José”
San Francisco de Sales

“Él, san José, era virgen, y su virginidad era el espejo fiel de la virginidad de María”.
San John Henry Newman

Santo Tomás de Aquino también creía que san José era virgen. El angélico doctor ofrece
adicionalmente una mirada a la paternidad virginal de san José, adelantando la idea que es solo propio
de Jesús confiar la virginal madre a un esposo virgen y posteriormente a un apóstol virgen (san Juan
apóstol) al pie de la cruz.
“Creo que justo como la madre de Jesús era virgen, así también san José, porque Él (Dios) puso
a la Virgen al cuidado de un virgen (san Juan), como hizo esto al final (en la cruz), también así
lo hizo desde el comienzo (en el matrimonio de María y José)”.
Santo Tomás de Aquino

Los razonamientos de santo Tomás de Aquino tienen sentido. ¿Si usted fuera Dios, no confiaría la
madre a un virgen? No le gustaría que ella fuera guardada y honrada por un hombre
absolutamente puro, casto y una perfecta reflexión del amor de Dios? Por supuesto que le
gustaría! San Alberto Magno también lo pensó. El escribió:

“Como un esposo virginal, él (san José) guardó a su esposa virgen”

En el siglo XVII, la famosa mística la venerable María de Agreda escribió ‘La Ciudad Mística de
Dios’. El libro es una obra maestra devocional, retratando para nosotros la vida y las maravillas de la
Virgen María. En los informes de la venerable María de Agreda, ella estuvo en conversaciones
privadas entre María y José. En una de de esas conversaciones san José habló con su amada
esposa de lo maravilloso que fue para él saber de la virginidad de ella y poder contarle del voto que
también él hizo en su juventud. Se lee:

“Mi Señora, haciéndome saber tus bienvenidos sentimientos castos, has penetrado y dilatado mi
corazón. No te he abierto mis pensamientos antes de conocer los tuyos propios. Reconozco que
tengo una gran obligación con el Señor de la creación, más que otros hombres; porque desde
muy temprano me ha llamado con verdadera iluminación para amarlo con corazón recto; y
deseo que sepas, señora, que a la edad de 12 años, yo también hice una promesa de
servir al Altísimo en castidad perpetua. Por eso ahora estoy feliz de ratificar mi voto para no
ser un impedimento para el tuyo propio; en la presencia de su Majestad prometo ayudarte, con
todo lo que pueda, servirlo y amarlo de acuerdo a todos tus deseos. Yo seré, con la Divina
Gracia, el más fiel siervo y compañero y te ruego que aceptes mi casto amor y tómame como
tu hermano, sin entremeter ningún otro tipo de amor, fuera del que tú debes a Dios y después
de Dios a mí.”

San José es el virginal esposo de Nuestra Señora y el padre virginal de Jesús. El es virgen
perpetuo. San José es nuestro padre virginal!

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