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Historia como res gestae e historia como rerum gestarum.

A lo largo de dos siglos, el término historia adquirió al menos dos significados básicos:
hechos pasados (res gestae) y narración sobre los hechos pasados (historia rerum gestarum). La
historia como hechos pasados tiene a su vez varias interpretaciones. Si el término se usa sin un
modificador que indique su alcance cronológico o verdadero, podemos interesarnos por los
hechos pasados en general, interpretados como la totalidad de los hechos que tuvieron lugar en
el pasado, o como una antropomorfización de ese concepto, manifestada en afirmaciones que se
refieren a “los veredictos de la historia”, “el arma dañina” de la historia.

Puesto que imaginamos los hechos pasados siempre sobre la base de lo que llamamos
de ellos, el contenido que varias personas (o grupos de personas) asocian con el término historia
(usado para indicar los hechos pasados) puede variar enormemente, desde las ideas inspiradas
por la ciencia y aquellas penetradas por leyendas y mitos.

El análisis de esta cuestión es la materia de la investigación sobre la conciencia histórica


manifestada por los individuos y los grupos, y por tanto, sobre el papel de la historia como la
suma de ideas sobre los acontecimientos pasados y las conclusiones que resultan de ello.

El uso del término historia, con un modificador que limite su alcance, por ejemplo, la
historia de Polonia, la historia medieval, la historia de Londres, la historia del movimiento
obrero, muestra claramente que el término se usa en el sentido de sucesos pasados.

El término historia, cuando se usa en el sentido de una narración sobre sucesos pasados
(historia rerum gestarum), tiene por lo menos dos significados, hecho que no siempre se
recuerda.

En primer lugar, puede indicar el procedimiento investigador que reconstruye los


hechos pasados (la ciencia interpretada como el oficio de los estudiosos), y en segundo lugar, el
resultado de tal reconstrucción en forma de una serie de afirmaciones de los historiadores sobre
los hechos pasados (la ciencia interpretada como los resultados de la investigación). Pero en las
lenguas contemporáneas hay normalmente una diferenciación entre la historia como hechos
pasados y la historia como ciencia, o conocimiento, ya que junto al término historia se usa el
término historiografía. Sin embargo, esto no menoscababa el carácter general del término
historia, puesto que historiografía tiene sólo un significado auxiliar.

La diferenciación sugerida parece evidente: cuando usamos el término historia podemos


referirnos solamente al proceso investigador. En la famosa división de Hegel entre res gestae e
historia rerum gestarum, que más tarde se extendió a la ciencia, no todo estaba claro, y la
cuestión no se intrincó hasta más tarde.

En esas interpretaciones, historia rerum gestarum significa narración histórica. No se


sabe bien hasta dónde podemos incluir en ello el contenido asociado al proceso investigador
mismo, es decir, la ciencia interpretada como actividad. Este problema surge sólo con el
desarrollo del método científico de investigación histórica (siglo XIX), cuando la transición de
los sucesos pasados a una narración de esos sucesos se complicó a medida que tuvo que
satisfacer las condiciones cada vez más rigurosas de la crítica de fuentes y de la precisión de la
narración.

Esto fue, sobre todo un logro del positivismo, que quería elevar la historia al nivel de
una verdadera ciencia.
El concepto de historia rerum gestarum, cuando se excluye lo que atañe a los
procedimientos de investigación, corresponde a la interpretación de la historia como una serie
de afirmaciones sobre los acontecimientos pasados, o sea, historia como resultado de la labor de
un historiador. Cuando el término historia se usa en este sentido, normalmente va acompañado
de un modificador que describe su ámbito; decimos por ejemplo una historia de la Revolución
Francesa, una historia de Florencia, una historia del capitalismo.

La interpretación del término historia como un procedimiento de investigación no viene


al caso aquí, pero términos como historia económica, historia militar, historia de la cultura
material, sugieren hasta cierto punto el procedimiento usado para reconstruir los hechos pasados
en la esfera de la economía, arte y operaciones militares, cultura material, etcétera. Así, historia
económica se refiere a los hechos pasados en la esfera de la economía y a la disciplina que se
ocupa de esos hechos pasados, interpretada como un procedimiento de investigación y una serie
de afirmaciones sobre esos hechos pasados.

Hemos desmembrado así tres significados básicos del término historia: historia como
hechos pasados, historia como operaciones de investigación realizadas por un investigador e
historia como resultado de dichas operaciones de investigación; es decir, una serie de
afirmaciones sobre los hechos pasados.

En los últimos significados nos referimos a la historia como una disciplina científica.
Esta interpretación de la historia ha evolucionado gradualmente, como se ha mencionado más
arriba, siguiendo el desarrollo de la reflexión sobre los hechos pasados y el desarrollo de la
disciplina que debe reconstruir esos sucesos.

Jerzy Topolsky. “Metodología de la historia”. Editorial Cátedra. Madrid. 1982. Reseña


realizada por Prof./Mag. Andrés Noguez Reyes.

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