Está en la página 1de 1

Éramos tan felices en nuestra casita de paredes amarillas, recuerdo las tardes soleadas en nuestro

jardín tomando café, su mano en mi torso acariciándome… Los panes de queso humeantes
mientras ojeábamos las revistas, de pronto el mar en sus ojos, encontrar sus cartas dentro de mis
libros.

¿El reloj? El reloj suena: Tic-tac, y me traslada a mi realidad, y justo en ese momento comprendo
que nunca estarás lo suficientemente lejos como para que dejes de volver. ¿El viento? El viento
trae tu risa cada vez que le place y vuelve a dolerme como si ya no me hubiese dolido antes. ¿Mis
manos? Mis manos temblorosas y vacías, ¡Yo seca por dentro, deseando no tener corazón para no
sentir este dolor que me oprime el pecho! Ya no soporto mis pensamientos, no soporto el peso del
silencio, necesito que alguien me ayude y me quite este sabor amargo que me deja tu ausencia,
estoy harta de esperar con fe que venza el tiempo, tiempo que me fue arrebatado, pero mientras
viva seguiré esperándote, seguiré luchando para que se te devuelva el derecho a vivir, el derecho a
ser feliz

También podría gustarte