Está en la página 1de 1

Es un aroma barato, de vino que no suponía maravillar papilas.

Que ambiente impregnado de falta de voluntad, y ese rojo, a


veces desangrado, me recuerda: esto es perecedero, esto que
funciona no va a perdurar.
La mentirita de patas largas se apoderó de mis manos y como
tarántulas exigen pasearse.
Hacer algo, que la sangre no se desperdicie. Un lindo grafo quizá,
que va a perderse o que se quedará perpetue en alguna hoja que
no sea mi cuerpo.
Sucede que allí solía escribir, con esa misma tonalidad y
profundidad mis condolencias.
Falta voluntad pero sobra automatismo, una libertad ya no
elegida pero exigida por eso que calla.
A pesar de todo, estoy hablando, por necesidad y complicidad
con ustedes, porque eso que tanto desprecio no se puede
desperdiciar, algo, un resto queda para aceitarme y hacerme
girar.
Quiero pensar es el deseo, pero cuando cae amaneciendo
también siento yo el avispón de la mal llamada realidad, úlcera
de cualquiera que pretenda llegarse al mundo real.
No quedé atrapado, quedé fascinado, y con esa obstinación de
no recindir, condenado fatalmente.

También podría gustarte