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parte del Reino Unido). Su padre, William, fue un exitoso médico y su madre, Jane, una mujer
muy interesada en las artes. Wilde tuvo un hermano, y una hermana que murió siendo niña. Se
educó en prestigiosas universidades de Dublín y Oxford, especializándose en los clásicos
griegos.
En 1884 se casa con Constance Lloyd, con quien tiene dos hijos. La familia se instala
en Londres, y Wilde escribe durante los siguientes once años varias obras, aumentando su
éxito literario.
En 1895, en pleno auge de su carrera literaria, sobreviene un hecho que marcaría su desgracia.
Lo que comenzó como una demanda por difamación intentada por Wilde en contra del
Marqués de Queensberry, luego de que este lo tildara de homosexual (Wilde de hecho
mantenía una relación con Lord Alfred Douglas, hijo del marqués), terminó convirtiéndose en
una acción penal en contra del propio Wilde, puesto que en ese entonces la sodomía era un
delito.
Las relaciones de Wilde con otros hombres, no sólo amigos de su entorno sino también
jóvenes dedicados a la prostitución masculina, salieron a relucir luego de que Queensberry
pagase detectives privados que escudriñaron en la vida privada del escritor. A consecuencia
del juicio, Oscar Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados, que cumple en su
totalidad.
Sobra decir que el juicio fue todo un escándalo para la sociedad conservadora de la época y
marcó también el rompimiento definitivo con su familia. Constance (que muere en 1899) se
niega a volver a verlo (aunque nunca se divorciaron) y sus dos hijos deciden cambiarse el
apellido Wilde por Holland.
Oscar Wilde no sólo fue un escritor prolífico, sino que cultivó varios géneros literarios, a saber:
Sobresalen también sus cuentos, recogidos en varias recopilaciones. Tal vez los que más
recordemos sean, por ejemplo, El gigante egoísta, o El ruiseñor y la rosa, así como el relato El
fantasma de Canterville.
Mención especial merece la epístola De Profundis, que escribió al propio Lord Alfred Douglas
desde prisión.
En sus obras están presentes la extraordinaria fantasía del autor y el extremado gusto por la
belleza. En la mayoría de sus obras hay una idea central común: en algún momento de su vida,
o después de ella, los protagonistas entran en contacto con el dolor y los sufrimientos de los
hombres y éste encuentro les produce un cambio trascendental en sus vidas. Oscar Wilde
pertenece al realismo, identificándose específicamente con el esteticismo inglés y sus
características son claramente visibles en sus obras. Suele utilizar paradojas, algunas de las
cuales han llegado a ser muy famosas. El autor también utiliza temas de decadencia moral y
critica mucho a la sociedad de aquella época victoriana, mostrando sus grandes defectos. En
sus obras también se puede observar el estilo indirecto libre.
*ESTETICISMO:
Fue un movimiento artístico inglés de finales del siglo XIX, basado en la doctrina de que el arte
existe para beneficio de su exclusiva belleza y que ésta debe ser elevada por encima de la
moral y de los temas sociales, en la literatura, las bellas artes, las artes decorativas y el diseño
interior. Creían que el arte no tiene un propósito didáctico: tan solo necesita ser bello. La vida
de las personas debía copiar el arte expresaban.
Se originó como oposición a las filosofías en donde predominaba la fealdad y el materialismo
de la época industrial. Estuvo influido por el profesor de Oxford, Walter Pater y sus ensayos
publicados en 1867 y 1868 en donde establecía que la vida se debe vivir intensamente
siguiendo el ideal de la belleza.
Las características principales del esteticismo fueron: sugerencias más que hechos,
sensualidad, uso de símbolos y efectos sinestésicos.
*Símbolos: es algo (palabra, objeto, sonido, etc.) que sugiere o representa algo diferente,
normalmente un concepto más complejo, mediante una asociación o una relación.
*Sinestesia: consiste en atribuirle una cualidad que no le puede corresponder, porque el
objeto y la cualidad se perciben por sentido diferentes
Algunos de los ingredientes de su éxito en el mundo de las letras fueron el ingenio e ironía
que imprimió en sus publicaciones, en las que no dudó en realizar duras críticas a las rígidas
instituciones de la época. Esto se demostró principalmente en la famosa novela El Retrato de
Dorian Gray de 1890, basada en la leyenda alemana de Fausto, al caracterizar al personaje
que titula la obra como un narcisista obsesionado con la juventud, decidido a cumplir sus
deseos sin importar su costo.
El retrato de Dorian Gray es una de las últimas obras clásicas de la novela de terror
gótica con una fuerte temática faustiana, además muestra un pintor con afecto íntimo
y directo con el personaje principal. Basil Hallward es un artista que queda muy
impresionado con la belleza de un joven llamado Dorian Gray y decide pintarle un
retrato. Dorian conoce a un amigo de Basil llamado Lord Henry. Éste indica que lo
único que vale la pena en la vida es la belleza, y la satisfacción de los sentidos. Tras
conocer este tipo de hedonismo. Dorian se da cuenta de que un día su belleza se
desvanecerá y desea tener por siempre la edad de cuando Basil le pintó en el cuadro.
Mientras él luce igual al cuadro, la cuadro, la figura retratada comienza a envejecer por
él. Su búsqueda del placer lo lleva a una serie de actos de lujuria, a una espiral de odio
y vicio; pero el retrato le recuerda que con cada pecado la figura se va desfigurando y
envejeciendo. El retrato de Dorian Gray, más allá de la eterna juventud, trata sobre el
narcisismo, ya que el personaje principal posee una excesiva admiración por sí mismo,
hasta el extremo de solo desear ser igual al cuadro. Además, se tratan otros aspectos
como la decadencia de la sociedad, la vanidad, la arrogancia, la moral perversa y
torcida de la época. La corrupción del alma de Dorian Gray aparece retratada. Una
noche, Dorian Gray descubre a Sibyl Vane, una actriz que trabaja en un pobre teatro
interpretando obras de Shakespeare. Dorian le propone matrimonio. Sibyl y le dice a
su familia que su prometido es un “Príncipe Encantador”. Dorian invita a Basil y Lord
Henry a ver actuar a Sibyl en su representación de Romeo y Julieta. Pero Sibyl,
emiconada, actuará muy mal en su rol de Julieta. Después de la función, Dorian
rechaza a Sibyl, diciendo que su belleza era su arte y, como ya no podía actuar,
entonces Dorian ya no está interesado en ella. Rompe el compromiso y cuando vuelve
a casa, el cuadro tiene ahora una mueca de crueldad en sus labios. Ante el desprecio y
trato cruel de Dorian, Sibyl se suicida tomando ácido prúsico. Dorian oculta el cuadro
en una habitación, a la que solamente él tiene acceso. Durante los siguientes dieciocho
años, Dorian experimentará todos los vicios posibles. Dorian culpa al propio Basil de su
destino y lo apuñala en un arranque de odio. En un fumadero de opio está James Vane,
el hermano de Sibyl, quien escucha a una mujer llamarlo “Príncipe Encantador” y lo
sigue con intenciones de matarlo, pero desiste y lo deja ir por la apariencia juvenil de
Dorian hace improbable que haya estado involucrado en el suicidio de su hermana
Sibyl hace dieciocho años. La mujer que conocía el sobrenombre “Príncipe Encantador”
se le acerca para reclamarle por no haberlo matado, revelándole que Dorian no ha
envejecido desde hace dieciocho años, según ella, por un pacto con el diablo. Dorian
informa a Lord Henry su decisión de enmendar su camino. Su conquista es una bella
joven que vive en el campo llamada Hetty Merton. Dorian entra a la habitación donde
ha mantenido su retrato escondido, pero descubre que su apariencia es peor. El final
tiene que ver con el cuadro y su muerte.
En esta novela, Oscar Wilde (1854-1900) indaga sobre el mito de la eterna juventud, al
recrear el tema de un pacto diabólico para conservar la belleza y permanecer
eternamente joven.
Un pintor queda fascinado por la extraordinaria hermosura de Dorian, su joven
modelo, que vive en plena era victoriana satisfaciendo todos sus deseos, sin límites ni
prejuicios.
El pintor declara que sería dichoso si Dorian pudiese permanecer para siempre
exactamente como es. Este deseo se traduce en un pacto que lleva a Dorian a cometer
todo tipo de atrocidades, hasta llegar al crimen.
A medida que se desarrolla la novela y que el protagonista se sumerge en el vicio en
contraposición con el desesperado anhelo de eterna juventud, se presiente un final
terrible.
"Con frecuencia, al volver a su casa después de alguna de aquellas prolongadas y
misteriosas ausencias que provocaran tan extrañas conjeturas entre sus amigos -o que
por tales se tenían- subía a paso de lobo la escalera hasta la cerrada habitación, abría
la puerta con la llave que nunca le abandonaba, y allí, en pie frente al retrato obra de
Basil Hallward, con un espejo en la mano, miraba alternativamente el rostro perverso y
envejecido del lienzo y la faz joven y hermosa que le sonreía desde el cristal. La misma
violencia del contraste avivaba su deleite. Cada día se sentía más enamorado de su
propia belleza, más interesado en la corrupción de su alma."
El retrato de Dorian Gray es una extensa alegoría que sondea las profundidades del ser
humano y cuya vigencia sorprende en cada nueva lectura de esta magistral obra.
"El retrato de Dorian Gray" no sólo trata del mito de la eterna juventud, en
esta novela Oscar Wilde también denuncia la superficialidad y el narcisismo reinante
en la época victoriana, el momento histórico en que vivió. La imagen putrefacta que
proyecta el cuadro no es únicamente la de Dorian, es la de toda la sociedad. Ahora
más que nunca el espíritu de la novela sigue de plena vigencia, ya que esta doble
lectura del relato de Wilde es aún más válida si la aplicamos a la sociedad actual.
Por otra parte, el relato resulta muy sugerente si es observado desde otro prisma,
colocando la idea del arte como tema central. Oscar Wilde, defensor del esteticismo,
anota en el Prefacio de "El retrato de Dorian Gray" una serie de máximas que elabora
según su criterio personal; todas juntas conforman una imagen fiel del significado
del arte para Wilde, que puede resumirse en la última: "Todo arte es bastante inútil",
y debe ser así, porque para este autor el arte comienza y acaba en sí mismo, se basta y
no precisa de elementos externos para tener entidad.