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SEMANA 1

EL PODER DE LA VISIÓN
FAMILIAR
Conociendo el Poder del Uno
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será
llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y
a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos,
Adán y su mujer, y no se avergonzaban. Gen 2:22-25

La mentira más perversa que el enemigo Satanás utiliza para destruir la familia ha sido la
división. Esta ha sido la forma como el enemigo ha actuado para destruir el propósito de
Dios; existe un poder superior a todos los demás poderes que están presentes en el
mundo, y es cuando la familia opera en el Poder del Uno con Dios.

La estrategia continua del maligno es buscar cómo dividir a cada miembro de la familia,
y particularmente trabaja perturbando los matrimonios. El demonio sabe que no puede
entrar donde la pareja y su familia funcionan en el Poder del Uno con Dios, por lo
tanto, la tarea del príncipe de este mundo es dividir la perfecta comunión de la familia.

La división comienza en el espíritu cuando no hay un mismo pensamiento, cuando se


pierde el mismo sentir, cuando no hay una misma adoración, cuando los sueños y metas
como pareja no son los mismos; entonces, es allí donde comienzan los problemas. La
división no comienza en lo físico, sino en el espíritu. La única manera como el
destructor pueda tocar tu vida y la de tu familia es entrando por la puerta de la
división.

La familia tiene que tener una sola visión, porque cuando hay varias visiones, sueños y
pensamientos dentro del hogar; esto genera las desgracias más perversas que el enemigo
trama para destruir la estabilidad familiar de su casa. Es imposible que el enemigo entre
cuando en el hogar existe una sola visión. Cuando hay comprensión y armonía entre
los que habitan una casa.

El principal enemigo del éxito en las familias es la maldición de la división. Cada vez
que usted vea que no existe acuerdo ni unidad en su familia, interprételo definitivamente
como una trampa del enemigo para destruirla. Todo lo que sea opresión, ataduras, vicios,
enfermedades, pobreza, adulterio, fornicación, violencia, ofensas, irrespetuosidad y todo
tipo de perversidad, nace, se aprende en las casas y se encuentra ligado indiscutiblemente
a la maldición de la división.

Es necesario activar el modelo de Dios en el poder del Uno. Cuando Dios hizo la
primera pareja nunca los miró como dos, sino como uno (“los dos serán una sola carne”);
el texto sagrado dice que estaban ambos desnudos, Adán y su mujer y no se

avergonzaban. Esto indica transparencia. En esta expresión se revela la perfecta unidad
mientras no existía la hipocresía ni cosas ocultas; en toda familia sin la visión de Cristo
opera la maldición de la división, y por lo tanto cualquier desastre de raíces satánicas
puede entrar.

Cuando la familia está realmente unida, se activa la bendición y la gloria de Dios


sobre esa casa.

Desenmascaremos el poder de la división: La forma más fácil en que Satanás logra


romper con la inmensa autoridad milagrosa dada por Dios a la familia, es a través del
perverso poder de la división; la frase es, “divide y vencerás”, esa ha sido la estrategia
que Satanás ha empleado por

años, y de esta manera logró introducir la división en la familia, robándole el poder y la


autoridad. Toda familia dividida no puede experimentar seguridad. Jesucristo mismo
afirmó, que si una casa esta dividida en si misma, no puede permanecer; sino que se cae,
porque tiene sus fundamentos sobre la arena.

La primera división, como dijimos, comienza en el mundo espiritual, cuando no se adora


juntos en casa, ni se comparte la palabra; entonces se activan los espíritus destructores y
también se acaba el dominio y la autoridad de los padres; Satanás sabe que si logra
dividir en el espíritu, el desastre estará asegurado en el mundo físico, emocional,
financiero y de la salud.

REPETIR ESTA ORACIÓN:

“Dios todopoderoso, en el nombre de Jesucristo, renuncio a la maldición de la división en


mi casa, entre mi familia; declaro el poder del uno desde ahora y para siempre. A partir
de hoy me comprometo a colaborar para mantener la armonía y las buenas relaciones
entre todos en mi casa Dios mío perdóname por todas las veces en las que yo he
provocado discordias y divisiones en mi casa. Mi familia desde ahora estará y vivirá
totalmente unida por el poder de la Palabra de Dios que ha venido a mi casa; en mi hogar
ahora habrá un solo lenguaje, un mismo sentir, una sola adoración, unas mismas metas, a
todo nos mueve un mismo sueño; nuestra familia funciona en el poder del uno, y
desde ahora y para siempre veremos muchos milagros por el poder de la visión familiar
con el cordero Jesucristo, nuestro eterno redentor; su presencia siempre estará en nuestra
casa. ¡AMÉN!

Declararse el uno al otro:

- En mi familia somos uno.


- En mi familia actuamos en acuerdo para todo.
- Jesucristo es el Señor y guía de nuestra casa.
- A mi casa llegó la paz de Dios para quedarse.

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