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10. 3.

LA GUERRA CIVIL: LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL ESTALLIDO DE LA


GUERRA. LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO
1. Causas de la Guerra Civil:
Distinguimos dos teorías que explican la Guerra Civil:
- La teoría de la guerra como consecuencia de una intervención fascista (historiografía
de izquierdas).
- La teoría de la guerra como resultado de la reacción justificada de un sector de
españoles para frenar el avance del comunismo internacional (historiografía
conservadora).
La contienda civil para ambas teorías será concebida como una ramificación del choque
europeo entre dos concepciones políticas opuestas: democracia contra fascismo/comunismo
contra nacionalismo totalitario. Pero la Guerra Civil fue el resultado final de muchos factores:
desigualdades económicas, mecanismos de dominación social, actitudes religiosas, ideologías
extremistas... La gran polarización política arrastraba a amplios sectores sociales hacia el
fascismo o hacia los movimientos revolucionarios. Crecía un clima de violencia. Las corrientes
ideológicas que recorrían la Europa contemporánea solo reforzaban esa fractura social.
2. La sublevación militar y el estallido de la guerra
Un grupo de generales monárquicos y conservadores junto a otros de derecha (Falange,
monárquicos, carlistas) preparaba desde el triunfo del Frente Popular, una conspiración
militar. En julio de 1936 apareció asesinado el teniente de la Guardia de Asalto Del Castillo,
republicano. Al día siguiente un grupo de Guardias de Asalto, actuando por su cuenta, detuvo
y ejecutó al diputado Calvo Sotelo, de ideología derechista. Este fue el pretexto para la
rebelión militar.
El coordinador de la conspiración era el general Mola, pero el alzamiento se inició el 17 de
julio en Ceuta y Melilla, bajo la dirección de general Franco, destinado en Canarias como
medida de precaución del Gobierno. Al día siguiente, la sublevación se extendía por la
Península. La acción conjunta de militares leales al Gobierno y organizaciones obreras
consiguió sofocar la rebelión en las grandes ciudades, lo que llevó al fracaso del golpe de
Estado. Los sublevados no se rindieron y organizaron una guerra relámpago para conquistar
Madrid, dando comienzo entonces la Guerra Civil.
Tras el golpe de Estado España quedó dividida en dos bandos:
a) La República: Económicamente, controlaba las zonas industriales y mineras, además
de los recursos financieros del Banco de España. Militarmente, la República contaba
con el apoyo de la Marina y la Guardia de Asalto; armó a las organizaciones obreras y
campesinas (milicianos) y las agrupó con los militares leales para hacer frente a los
sublevados.
b) Los sublevados: Económicamente, dominaban las principales zonas agrarias.
Militarmente, los sublevados –que se llamaban a sí mismos nacionales- contaban con
las experimentadas tropas africanas (Legión y regulares), la mayoría de los oficiales y
la Guardia Civil, así como numerosos voluntarios de las milicias organizadas por los
partidos carlista y falangista.
3. Dimensión internacional del conflicto
La intervención extranjera tuvo mucha importancia en el desarrollo del conflicto. Los países
que ayudaron de forma directa a los militares sublevados fueron Alemania, Italia y
Portugal. La Alemania nazi de Hitler ayudó con la participación directa de la Legión Cóndor
de aviación (responsable del bombardeo de Guernica), un considerable número de soldados y
oficiales e incluso con ayudas económicas. La Italia fascista de Mussolini proporcionó una
ayuda mayor incluso que la de Alemania en número de hombres y valor económico. Menor
pero importante, fue la colaboración del Estado Novo portugués con ayuda diplomática y
voluntarios. Mención aparte merece la actitud del Vaticano ya que la defensa de la religión
como una de las banderas ideológicas de los militares sublevados fue recompensada con un
documento de los obispos en apoyo de Franco. Poco después, el papa Pío XI reconoció el
régimen franquista, lo cual resultó muy importante para el reconocimiento del nuevo régimen
entre los católicos.
Los únicos países que apoyaron con decisión a la República fueron la Unión Soviética y
México. La ayuda de la Unión Soviética fue la más importante. Se inició en octubre de 1936
y se mantuvo constante con aportaciones de hombres y material armamentístico. El pago de
esta ayuda ha sido uno de los temas más polémicos de la historia reciente de España, ya que
se hizo mediante el depósito en Moscú de las reservas de oro del Banco de España sin que al
final de la guerra se restituyera nada. Eso hizo que el régimen franquista denunciara la
apropiación por parte de los rusos del oro español. Sin embargo, según algunos estudios
recientes, el valor económico de la ayuda soviética habría sido superior a lo depositado. El
Gobierno de México presidido por Lázaro Cárdenas proporcionó armas, alimentos y apoyo
diplomático. También debe destacarse la participación de las Brigadas Internacionales que
eran un cuerpo de voluntarios que se dirigieron a España para ponerse al servicio de la
República.
El temor a desencadenar una nueva guerra europea llevó a los países democráticos a
desentenderse del conflicto español y a mantener actitudes ambiguas.
La Sociedad de Naciones, organismo creado tras la Primera Guerra Mundial para velar por
la paz, se manifestó inoperante ante el conflicto: después de un año a la espera de la
aprobación de una resolución para evitar el apoyo de Alemania e Italia a los sublevados, ésta
no fue finalmente aplicada.
Francia y Gran Bretaña elaboraron un documento en el cual se prohibía en ambos países la
venta o tránsito de material militar con destino a España. También crearon el Comité de No
Intervención cuyo objetivo era evitar que el conflicto se internacionalizase a causa del
apoyo de fuerzas extranjeras y ayudar de manera indirecta a la República evitando la entrega
de armas a los rebeldes. Su labor fue un fracaso.
Francia, gobernada también por un Frente Popular bajo la dirección del socialista León Blum,
al principio decidió intervenir en ayuda de la República, pero las presiones británicas y las
divergencias internas le obligaron a suspender enseguida la venta de armas a España.
Impulsó el Comité de no Intervención y al final de la guerra, sería el país de acogida de
dirigentes republicanos y de miles de españoles que huían de las tropas de Franco.
Gran Bretaña supeditó su actuación a evitar que el conflicto pudiera transformarse en una
guerra europea por lo que defendió la neutralidad, pero ello no impidió que firmara un
acuerdo con la Italia fascista en el que admitía la presencia de tropas italianas en España.
Estados Unidos interpretaba la guerra española como resultado del avance del comunismo y
su enfoque del conflicto resultaba así más próximo a los sublevados que a los republicanos.
Adoptó una política oficial de no intervención y prohibió la venta de armas a España. Sin
embargo, los abastecimientos de empresas americanas como Ford, General Motors o TEXACO
fueron fundamentales para los franquistas.

TEXTO
«Españoles: A cuantos sentís el santo amor a España, a los que en la filas del Ejército y la Armada
habéis hecho profesión de fe en el servicio a la Patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus
enemigos hasta perder la vida, la nación os llama en su defensa. La situación de España es cada
día más crítica; la anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos [...] sin que los poderes
públicos impongan la paz y la justicia. [...] ¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso
espectáculo que estamos dando al mundo? ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos
de la Patria, con poder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia? ¡Eso no! Que lo
hagan los traidores, pero no lo haremos quienes juramos defenderla. Justicia, igualdad ante las
leyes, ofrecemos. Paz y amor entre los españoles; libertad y fraternidad exenta de libertinajes y
tiranías. Trabajo para todos, justicia social, llevada a cabo sin encono ni violencia, y una
equitativa y progresiva distribución de riqueza, sin destruir ni poner en peligro la economía
española. Pero frente a esto, una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los
engañadores del obrero honrado, a los extranjeros y a los extranjerizantes que, directa o
solapadamente, intentan destruir España. Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo
español!»
Francisco Franco: Manifiesto, 17 de julio de 1936

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