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¿Qué tan moldeable es el cuerpo que se tiene, es moldeable junto con el pensamiento?,
¿primero pensamiento luego cuerpo? ¿O viceversa? Las personas están inconformes con
lo que llegan a ver en ellas, de ahí que cambian su apariencia, corte y tintura de cabello,
lentes de contacto de color. Todo esto y más queriendo encontrar su paz y su
enamoramiento al verse en un espejo.
Tanto en la actuación como en el arte performático se hace uso de esta herramienta tan
importante como lo es el cuerpo y a veces los mismos artistas no lo cuidan, sin
referirnos a alimentación, ejercicio o estiramientos que le puedan hacer a su cuerpo para
así tener mayor capacidad de actuar frente a distintas situaciones. Nos referimos a
como ellos, aquellas personas que dañan su cuerpo, lo atacan, convirtiéndolo en cosas,
no en cuerpos, no en uno que se pueda modelar y que siga siéndolo después de un acto,
que pueda quedar en su mismo sitio y siendo la misma persona que empezó.
En nuestra opinión, el cuerpo puede ser un préstamo, pero, ¿de qué manera se da y de
qué manera se recibe? El cuerpo se presta siendo la persona (el ser), deja atrás todo lo
que tiene (familia, problemas, pensamientos, creencias) lo presta a otro ente que puede
ser lo contrario a lo que se es, pensamientos y entre otras cosas diferentes. Pero eso no
quiere decir que uno se quede ahí, estancado, en ocasiones agrediéndose o dejando de
ser él o ella.
Las personas cuando no están conformes con algo de su aspecto trabajan para
cambiarlo. En el transcurso de ese cambio, en ese recorrido, aparte del trabajo físico,
tienen que trabajar su psicología, porque el individuo que empezó a hacer ese cambio
pensaba una cosa, mientras la hace está pensando en otra y cuando vea el resultado va
tener, por obligación, que pensar diferente porque el cuerpo ya lo es.
Así es que tratamos de entender a los sujetos que se hacen injertos, cambios en su
cuerpo que no son reversibles. Entendemos que, para mejorar su aspecto, para agradar a
la multitud y a un “alguien” allá afuera que pagaría para que ellos se hicieran estos
cambios, relegan el plano de la salud y se enfrentan a móviles de vanidad y espectáculo.
Cuando se habla del cuerpo en el arte, y teniendo en cuenta que durante la historia este
tuvo que servir de soporte y herramienta, llegando así, en la actualidad, a cumplir esta
misma, pero en un contenido más lúdico y visualmente atractivo, se puede decir que el
body art tuvo, en su inicio dos principales movimientos precursores; el dadaísmo y el
happening.
En el dadaísmo, el cuerpo cumplía una gran labor que hacía parte del rechazo en contra
del sistema político y militar después de la I guerra mundial.
En el happening los cuerpos son por el instante del presente, en el arte de acción sus
máximos colaboradores son el público, ya que este se practica al aire libre; en su inicio
este movimiento no permitía que se introdujera en el acto la violencia o algo que
atentara con la integridad de las personas que allí participan.
El cuerpo humano es como una esponja, todo lo absorbe, y tiene la bella capacidad de
guardar momentos, no solo en su memoria sino en su materia, en su piel, hablo de
cicatrices, tatuajes, perforaciones, es una forma de recordar ese instante, como una
película, mientras vemos tallado en nuestra piel estas cicatrices, estos caminos que nos
conducen a un momento de, tal vez nostalgia.
La piel puede contarnos historias creadas por el mismo individuo, en tan solo instantes,
así como la pintura en un cuerpo desnudo, expuesto y dejando ver todo un cuento, lleno
de posibilidades y de interacciones. Con el soporte como lienzo y los dedos como
pinceles, la imaginación y la capacidad pueden ser libres de pintar donde le plazca,
pensar en plasmar la historia más increíble pero limitada a los finales de las
extremidades corporales. Nos referimos a que en este caso el único límite es el mismo
cuerpo, una piel que si bien es extensa y puede contar mucho se tiende a acabar, un
lienzo finito.
Cuando la pintura entra en contacto con la epidermis, ésta llena al ser de magia, lo
inunda de sensaciones, el alma siente a través de cada poro la historia que cuenta cada
pigmento, así como en sus inicios, que era de sangre animal y colores de la misma
tierra. El ser sabe que es lo que se quiere transmitir. Para lograr esto se debe tener una
empatía fuerte entre cuerpo-alma, llegando así a tener una conexión tan veraz que todo
es frágil y sensorial. “El cuerpo es, para los autores, el lugar íntimo donde la naturaleza
y la cultura se encuentran.” (Araiza, A. (2007) p. 115)
Esta situación de conexión nos lleva a divagar en nuestras mentes y nos encontramos
con un pensamiento de las personas que no tienen empatía con su ser y no saben qué
transmitir a la sociedad. De allí que se hagan cambios físicos externos para poder
generar sensaciones en la gente y no en ellos; esos entes que se llenan con palabras de
agrado o desagrado y que, lastimosamente, debido a esto son considerados, en algunos
casos, artistas, o los llaman para modelos, campañas publicitarias o simplemente romper
un record.
En algunos casos estas personas pueden actuar con la intención de encontrarse, de tener
esa interacción con su ser, pero no dimensionan las repercusiones que tienen sus actos
en la sociedad. Si bien hacen esto para sí mismos, la comunidad y los ojos de la época
los miran, indirectamente estos se vuelven referentes para algunas personas que
encuentran su ser imitando a otros.
El humano como tal es un conglomerado de caparazones, uno sobre otro que al final
muestra la realidad del ser, es una verdad que no se puede ocultar. Así su físico tenga un
aspecto de rudeza, siempre el alma sale a relucir por todos sus poros. Estos sentimientos
son similares al agua, salen por cualquier parte, nuestro cuerpo está lleno de salidas, y
algunas personas tienen la capacidad de absorber todo lo que están ocultando.
En la actualidad el tema de corporeidad está pasando por una época donde todo es
“bien visto” y es “arte”. Se volvió un tema polémico porque llaman arte a todo lo que
deje hablando a las personas, sea bueno o malo, y si son palabras no tan acertadas es
mejor, ahora las personas que se dicen llamar artistas van más por un escándalo critico
que por crear obra verdadera. El cuerpo puede soportar experiencias relacionadas con el
dolor intenso, hay algunos entes a los que les gusta este tipo de sensaciones, y es ahí
donde la multitud entra a celebrar sus actos. Entonces, se crea en un juego donde el
cuerpo se vuelve espectáculo y el alma se llena de elogios y desagrados, convirtiéndose
así en un títere más de la gente, llegando a realizar actos solo por facturar y no por
marcar.
El cuerpo fluye constantemente, por ello es interesante ver como algunas personas lo
dejan ser, haciendo así actos performáticos que incluyen transformaciones temporales
en su piel, creando un juego de interacción con los otros y dejando ver que tan flexible y
moldeable es el cuerpo, y qué tantas facetas pueden tener, sin perder la verdadera
esencia de su alma.
Queremos dar a conocer la tarea que nos hemos propuesto, de buscar a un artista local
que represente la idea o el pensamiento que queremos traer a este escrito, no hemos
encontrado alguno que nos complemente. En la ciudad abundan los artistas escénicos
que se dedican a ejercer la docencia y otros a la actuación, sin desmeritar su trabajo,
porque lo hacen muy bien, sin embargo, en las academias, incluyendo bellas artes, no se
enfocan en una educación interdisciplinar, que abarque todos los contenidos artísticos
corporales que sus estudiantes puedan explotar, se quedaron en la enseñanza de
movimientos tradicionales. Pero que más se puede esperar de una ciudad a la cual no se
le invierte en una buena cultura artística contemporánea y en buenas cátedras de la
corporeidad dentro del área plástica.
La repercusión no va solo a la academia y la administración de la ciudad, nosotros como
entes a quienes nos apasiona el arte y queremos mejorar nuestra cultura y traer nuevos
movimientos e innovadoras ideas, no hacemos actos que requieran que las autoridades
nos den el espacio para poder desarrollar este tipo de actividades.