UNIDAD
L La herencia
n campesino estaba muy anciano. Como, ademas, se sentia enfermo,
crefa que iba a morir pronto. Por eso llamo a sus hijos y los reunié para conversar
con ellos. Los hijos eran jévenes, pero vivian con él porque todavia no se habian
casado. Asi que llegaron junto a su padre y escucharon preocupados lo que él
dijo.
El campesino hablé despacio, porque ya se sentia muy mal.
Habl6 con voz muy baja y les dijo:
-Ustedes son mis hijos y yo los quiero mucho. Ustedes saben que toda mi vida
he trabajado. He trabajado mucho, pero soy pobre. Ahora que voy a morir quiero
decirles un secreto, y esto sera mi herencia.
En ese momento, el anciano se detuvo porque se habia cansado. Los hijos tuvie-
Ton que esperar con mucha Curiosidad. Ellos querian conocer el secreto que su
padre les iba a revelar. Después de un rato, el padre continud:
-Lo que les voy a decir es importante. Escuchen bien... Nosotros tenemos algu-
mas chacras que no hemos cultivado. Ha crecido mucha hierba y parecen aban-
donadas... Ahora quiero decirles que en esas chacras hay un tesoro oculto.
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Al poco tiempo, comenzaron a brotar las plantas. Crecieron fuer- & a
tes y hermosas, porque la tierra estaba bien removida.Y, como
es natural, al poco tiempo dieron sus frutos. Eran frutos bue-
nos, asi que los llevaron al mercado y los vendieron. Consi-
guieron bastante dinero y volvieron a sembrar.
Pasado el tiempo se olvidaron del tesoro. O, mejor dicho, llega-
fon a una conclusi6n importante. El tesoro que les dejo su padre
no era dinero ni joyas. Les dejé la tierra para cultivar. Esta era el
tesoro. Y les ensefié que la tierra debia ser trabajada. Que el trabajo era impor-
tante para tener buenos frutos.
Les ensefid, ademés, que era bueno colaborar, trabajar juntos. Trabajando mu-
cho y juntos habian conseguido una magnifica cosecha.
(Version libre de M.V.)
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