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Ensayo “Histografía y planificación urbana en América

Latina”

Alumno: Roberto Granados Altamirano

Fecha de entrega: 01/04/2020

Asentamientos Humanos y ciudad


Introducción

América Latina ha sido en buena medida dependiente del urbanismo e


Historiografía, la arquitectura, se ha desarrollado bajo su sombra, me refiero a una
perspectiva universalista y fuertemente masculinizada de la historia, concebida
como registro erudito de la expansión de las ciudades, las obras públicas, lo
monumental, y de la arquitectura, como acción de los arquitectos. El urbanismo,
como uno de los campos de la moderna planificación, pone en manos de los
expertos el diseño y ordenamiento de las ciudades generando, de ese modo, la
ilusión de un dominio externo a las disputas y conflictos de la política. La historia
ha contribuido a legitimar ese orden, debido tanto a la construcción de una
narrativa del origen como por su relación con el patrimonio.

Urbanización y masificación de tempranas

El proceso de urbanización sería indetenible en la mayor parte de Latinoamérica


durante el segundo tercio del siglo. Buenos Aires saltó de 663.000 habitantes en
1895 a 2.178.000 en 1932; Santiago de 333,000 en 1907 a 696,000 en 1930; y
Ciudad de México de 328.000 en 1908 a 1.049.000 en 1933. Caso análogo al
crecimiento explosivo de ciudades industriales como Manchester y Chicago, Sao
Paulo pasó de 240.000 habitantes en 1900 a 579. 000 en 1920 y 1.075.000 en
1930; mientras que Río disminuyó su primacía urbana, con una población que solo
se incrementó de 650,000 habitantes en 1895 a 811.433 en 1906.

La expansión de las capitales fue en parte impulsada por un incipiente proceso de


industrialización en Argentina, Uruguay, Chile y Cuba, los cuales figuraban entre
los países más urbanizados del mundo para el primer cuarto de siglo. Las
amenazas latinoamericanas seguían siendo principalmente agrarias o mineras, lo
cual se evidenciaba todavía para el inicio de la depresión de 1929, con bajos
porcentajes de participación industrial dentro del PNB de 22,8 en Argentina, 14,2
en México, 11,7 en Brasil y 7,9 en Chile, por citar los casos más prolongados.
Desfase entre industrialización y urbanización

Mientras que el promedio de urbanización en América Latina era todavía del


41,6%, los países como Brasil y México no eran demográficamente urbanizados
solo debido a la inmensa magnitud de sus poblaciones y territorios, albergando
emperador algunas de las mayores metrópolis del mundo.

Impulsados por crecientes mercados urbanos a los que se dirigía la


industrialización sustitutiva, México y Brasil alcanzaron un crecimiento anual del
6% , vistas entonces como prometedores ejemplos de países en desarrollo, las
sociedades latinoamericanas en trance de industrialización eran también
consideradas como exponentes de la teoría clásica de la modernización, según
fuera concebida por el desarrollo económico y la sociología funcionalista.

Tal como ya fue señalado, desde comienzos de la década de los sesenta, la


conexión entre industrialización, urbanización y modernización fue formulada,
siguiendo una derivación casi causal, por Philip Hauser, Leonard Reissman y
Kingsley Davis, desde la perspectiva de la transición demográfica y el
consecuente cambio social, apoyándose para ello en los ejemplos de países del
Atlántico Norte que se industrializaron en el siglo XIX.

Por un lado, la industrialización frágil no había precedido, sino más bien seguido a
la urbanización latinoamericana, de manera que la sustitución de importaciones no
podría ser vista como equivalente de la “revolución industrial”, con sus
consiguientes efectos dinamizadores sobre el sistema económico y la transición
demográfica por sector de la ONU primario preterido por REFORMAS agrarias
demoradas o inexistentes, así como por políticas de énfasis urbano llevadas
adelante por los Estados corporativos

La década perdida y el neoliberalismo

A pesar de la renuencia del desarrollo nacionalista para aceptar capital foráneo,


los empréstitos de la banca privada internacional se incrementaron como en
ninguna otra región del mundo, un punto de vista que representaban más del 50%
del PNB de América Latina para 1980, así como de las mayores pérdidas, con la
excepción de Brasil. El paquete neoliberal fue aplicable, aunque produciendo
inestabilidad a largo plazo, en las administraciones de Carlos Salinas de Gortari en
México y Carlos Menem en Argentina, especialmente durante su primer mandato.
Pero las reformas requeridas por el FMI y el BM probaron ser desastrosas cuando
fueron introducidas demasiado tarde y drásticamente después de una relativa
bonanza, tal como ocurrió durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez en
Venezuela, marcado por saqueos, malestar social y golpes militares. La fuerte
atracción de las ciudades millonarias por sobre las metrópolis tradicionales es
debida al agotamiento de estas últimas en términos de una infraestructura dañada
y un desplazamiento de los niveles de vida, lo que ha llevado a su vez un giro de
la migración rural-urbana a la interurbana. Las ciudades medianas de algunos de
los países latinoamericanos más urbanizados han sido favorecidos por ese giro,
especialmente en lo que concierne a profesionales de la clase de medios que
buscan vivienda y otros servicios que necesitan inasequibles en las metrópolis.

Conclusión:

Básicamente lo que entendí de este capítulo fue que a partir de algunas fases de
la teoría de Rostow que exploran la relación entre industrialización, urbanización y
desarrollo, se busca ilustrar cómo el desequilibrio de la urbanización con respecto
al dispositivo productivo explica en parte el despegue sin madurez de América
Latina en el siglo XX. Para ello se incorporan otros aspectos políticos y sociales
dentro de una periodización que se inicia cuando Latinoamérica comenzó a
evidenciar una significativa urbanización. Esta apuesta panorámica se hace desde
la premisa histórica y metodológica de los estudios de urbanización y desarrollo
que han perdido la perspectiva histórica, por lo que hace falta retomar una
posición panorámica y comparativa, tanto en términos históricos como territoriales.

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