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CALLE SANTANDER

La calle Santander se localiza en el centro de Burgos. A pesar de ser una


calle de corto trazado es una de las calles más transitadas por su gran nivel
comercial. Las tiendas que se localizan en los bajos comerciales la dotan de
gran dinamismo y tránsito de gente.

El nombre de la Calle viene dado por su orientación hacia Santander. Dicha


ciudad, así como Cantabria en general siempre han tenido una gran
importancia para la ciudad de Burgos.

El tránsito no es solo a nivel de personas, en ella se localizan las principales


tiendas de ropa, sobre todo destinada a la juventud, sino de coches. Al ser
la entrada principal del parking de la plaza Mayor, así como la salida.
La calle Santander converge con la calle San Juan, que es únicamente de
tránsito peatonal, y con la Avenida del Cid Campeador.

Podemos encontrar una mezcla de edificios antiguos con modernos. Entre


ellos hay que destacar la Casa Cordón, cuyo lateral da a esa calle dando la
fachada a la Plaza de la Libertad.
Así como el edificio nº 11, de estilo neoclásico. Morada de los Santa Cruz,
luego Fonda de Cirilio, de la que salía la diligencia hacia Santander.
Posteriormente sede de los Sindicatos Agrarios Católicos y del periódico
Castellano. Dicho edificio aún se conserva, así como sus características en
la decoración Neoclásica.

La historia de la calle se remonta a principios del S.XIII, en ese momento


Burgos se encuentra en un momento de crecimiento a causa del comercio
de la cuidad, además de que esta calle es perpendicular a la Calle San Juan,
la cual se encuentra dentro del trazado del Camino de Santiago. Durante los
siglos posteriores sufrirá un lento proceso de transformación.
En la imagen anterior se muestra el inicio de la calle Santander. Fotografía
tomada desde la Plaza del mío Cid.
Algo que me sorprendió al realizar las fotografías, que ya lo había visto
antes, es que ni esta calle se ha librado del plan de reformas (¿?) del
Ayuntamiento de Burgos.
La calle Santander destaca además de por su corto trazado por su gran
tránsito, siendo frecuentes los atascos a causa de su gran circulación tanto
de coches como de autobuses que realizan parada en los soportales de
Antón como por os coches, ya que es una de las pocas calles que nos
permite acceder desde el centro a calles tan importantes como puede ser la
Plaza España. Sin contar con los abundantes comercios, y lo que ello
supone, es decir, camiones de repartición que les suministren.
Lo que se propone ahora es eliminar un carril, a lo que asalta la pregunta:
¿cómo lo vamos a hacer para circular todos? Antes con dos carriles el tráfico
era complicado, ya que el carril derecho serbia las veces de
estacionamiento breve del vehículo que algún oportuno aprovechaba si
quería ir a algún establecimiento de esa calle, ya que ahí también se
encuentra además de los comercios la sede de Caja de Burgos, o de zona de
carga y descarga de los camiones, que aunque fuese molesto era necesario.
Y por las noches ese carril derecho hacia las veces de zona de aparcamiento
de la gente que salía a la calle San Juan a desconectar en los múltiples
bares en los que tomarse una caña. Por lo que tenía otra utilidad, que
aunque el estacionamiento en la calle Santander no está permitido viendo la
situación actual de aparcamiento en Burgos si deseas moverte por el centro
las autoridades competentes hacen “la vista gorda” siempre y cuando el
carril quede despejado para la jornada siguiente. Pero… ¿y ahora? Este
ensanchamiento de la acera izquierda además de eliminar un carril vital
para la fluidez de la calle va a crear numerosos problemas. Sin contar con el
del aparcamiento.
Una de las salidas de vehículos del parking de la Plaza mayor da a esta
calle, y mientras que antes podías ir a la izquierda por la calle Santander, o
a la derecha, a la Plaza del Mio Cid, ahora con este tema de las obras te
obligan a ir, según como avancen, bien a la izquierda o bien a la derecha,
haciendo que des una vuelta innecesaria si tu camino se encuentra en
dirección contraria.

En la imagen podemos ver las obras, que además supone un


estrechamiento importante de la calzada, ya de por sí estrecha, en la que
una persona entra difícilmente.
En esta imagen tomada a la altura de la farmacia y cerca de los soportales
de Antón vemos los edificios que inauguran la calle y por la que es más
conocida. Si bien sus bajos han conocido diversas ocupaciones y oficios su
estructura ha permanecido prácticamente inalterable desde principios del
S.XIX.
Las grandes balconadas blancas son características prácticamente de todas
las casas del centro al ser de la misma época.

Lo que se conserva ahora de la Calle Santander, los edificios, son, la


mayoría, principios del S.XIX, momento de máximo esplendor de la ciudad
que queda reflejado en su imagen actual, pese a las modificaciones
sufridas.

Este escudo nobiliario forma parte de la historia tanto de la ciudad como de


la calle.
El colorido que aportan las fachadas de las casas en contraste con el blanco
de los balcones aportan un dinamismo a la calle, aunque esto no se aprecia
la mayoría de las veces porque no nos molestamos en levantar la mirada y
ver los edificios que forman parte de la historia.
Aunque en esta foto también se puede apreciar que el deterioro y el
pasotismo por las viviendas del centro afectan a esta zona. En concreto en
el pequeño y grisáceo bloque que se levanta encima de la óptica, cuyas
condiciones dejan bastante que desear viendo los edificios que le
acompañan.
Aquí adjunto una foto del mismo:
Y como se aprecia, la diferencia es notable, aunque de estos pequeños
detalles no se dé cuenta la mayoría de la población ya que solo ve lo que se
encuentra a la altura de sus ojos.

Volviendo al tema de las obras señalar que la cantidad de elementos de


plástico con los que nos han cortado el paso y delimitando las aceras restan
vistosidad al conjunto de lo que es la calle Santander, una calle viva, llena
de gente a cualquier hora con mucho dinamismo peatonal, de circulación y
comercial, y ahora esto es lo que nos encontramos:
Las calles ocupadas por máquinas que abren la calzada que emiten un ruido
cuanto menos, incómodo.

Bolardos que dejan bien claro


por dónde circular los
peatones y por dónde los
coches.

Contamos con un mini-paso


de cebra al que lo acompaña
el imprescindible semáforo
que regule el tráfico. Ésta es
la mejor solución para evitar
los actos vandálicos, los
posibles incidentes o
cualquier otra situación, pero
no deja de ser una “chapuza”
Y aquí nos
encontramos con
los amables
obreros que
mientras trabajan
con las máquinas
o bien con las
herramientas
manuales no
desaprovecharon
la oportunidad de
decirme “si
quieres hacerme
una foto antes
hay que pagar”.
Listos los hay en
todas partes.

Pero esta calle es mucho más que obras y gente. En ella nos podemos
encontrar edificios que además de tener una gran historia detrás la belleza
de sus formas no dejará de asombrarnos:

Detalle de la fachada de la Casa del Cordón, cuyo lateral se orienta hacia la


calle Santander. Podemos apreciar los detalles del balcón así como del
escudo nobiliario de la esquina.
Los Soportales de Antón, también con una larga historia y que cualquiera de
Burgos sabe dónde se sitúan. Esta zona ha sufrido una modificación
importante, ya que el techo, que antes presentaba un aspecto descuidado y
lleno de humedades, ahora luce imágenes que dinamizan el espacio con
colores llamativos y que no pasan inadvertidas para el viandante. Un techo
colorido que hace entrar al edificio en la modernidad y en las nuevas formas
de ver el arte y la decoración.
A la derecha podemos ver el semáforo al que me he referido arriba.
Nº 11, este edificio es uno de los más importantes de la calle, aunque su
diseño es anterior, este edificio pertenece a la Federación Burgalesa de
Sindicatos Agrícolas Católicos, adquirida en 1924, aunque ahora se destina
a otros fines.
Edificio encima de Stradivarius
y detalle curioso que presenta
en la zona más alta.
Edificio del antiguo Hotel
Restaurante San José.
Inaugurado hacia 1900.

Imágenes de alguno de sus edificios de viviendas con los


bajos comerciales, en los que se puede
apreciar las características arquitectónicas
de la época. Abundantes ventanas con
balcones asoman a las fachadas dotando al
conjunto de una imagen dinámica.

Por último echar la vista atrás y ver cómo era esta calle a principios de siglo,
dentro de un Burgos que se encontraba en pleno auge comercial y en el que
el desarrollo se realizaba de forma mucho más rápida de cómo se había
hecho hasta entonces. Los edificios decimonónicos empiezan a poblar la
ciudad. Y aunque apenas han variado en su formato original, algunos han
desaparecido para dar lugar a nuevas construcciones, mientras que otras o
bien han sido objeto de mejora o bien simplemente se han dejado en el
olvido mientras se ve, o no, qué hacer con ellas….

En esta foto de comienzos de siglo apreciamos que la configuración de la


calle no ha variado mucho y que los edificios conservan, en su mayoría, su
imagen original. Los soportales de Antón a la derecha, el edificio con el
escudo a la izquierda, la Casa del Cordón… edificios que aún hoy
reconocemos y son los más destacables.

Y por último la foto que señala las crecidas del Río. Es una de las imágenes
más conocidas de la ciudad. Inundaciones que afectaron a la cuidad en dos
ocasiones y de forma considerable, esta situación no se solucionó hasta la
construcción del embalse. En ella se aprecia el nivel considerable de la
crecida que afectó a la cuidad de Burgos el 5 de Junio de 1930 y que
ocasionó graves desperfectos en los inmuebles y en los comercios.

BIBLIOGRAFÍA
- CARMONA URÁN, G.; Historia de las viejas rúas
burgenses; Instituto Municipal de Cultura; 2006;
Burgos.
- CONDE DÍAZ, CARLOS S.I; “Burgos” su memoria
callejera; Edita Caja de Ahorros del Círculo Católico de
Obreros. Burgos.
- ANDRÉS LÓPEZ, G.; La cuidad de la memoria. Burgos a
través de la fotografía histórica (1833-1936); Ed. Dos
Soles. 2002.

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