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EN SU NOMBRE
JUZGADO SUPERIOR PRIMERO AGRARIO
EXPEDIENTE Nº 2.010-CA-5.349.
RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO ESPECIAL AGRARIO DE
NULIDAD CONJUNTAMENTE CON SOLICUTD DE MEDIDA DE SUPENSION DE
EFECTOS DEL ACTO ADMINISTRATIVO.
VISTOS “CON SUS ANTECEDENTES”.
-I-
DE LAS PARTES Y SUS APODERADOS
De conformidad con lo establecido en el ordinal segundo (2º) del artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, norma adjetiva aplicable al procedimiento contencioso
administrativo especial agrario de nulidad, pasa este tribunal a señalar las partes y sus
apoderados, a cuyo efecto establece:
Por medio auto de fecha 20 de septiembre de 2.010, este Juzgado Superior Primero
Agrario, ordenó la solicitud de remisión de los antecedentes administrativos del caso sub-
júdice al Instituto Nacional de Tierras, por lo que, una vez consignados los mismos, quien
decide se pronunciaría sobre la admisión del recurso de nulidad. En la misma fecha se
libró oficio al mencionado Instituto. (Folios 138 al 141 de la primera pieza del presente
expediente).
En fecha 04 de abril de 2.011, este Juzgado Superior Primero Agrario, dictó sentencia con
lo relacionado a la solicitud de medida de suspensión de efectos del acto administrativo,
peticionada en el marco del recurso contencioso administrativo. (Folios 120 al 139 del
cuaderno separado).
Por medio de auto de fecha 25 de abril de 2.011, se dejó constancia del fenecimiento del
lapso para oponerse al recurso contencioso administrativo, y en consecuencia la causa
quedó abierta a pruebas, de conformidad con lo establecido en el artículo 169 de la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario. (Folio 242 de la primera pieza del presente expediente).
Por medio de auto de fecha 09 de mayo de 2.011, este tribunal admitió las pruebas
promovidas por los ciudadanos abogados YOLIMAR HERNÁNDEZ, SUGEIDI
COELLO VERDE y ELOYM GIL, en sus caracteres de co-apoderados judiciales del
Instituto Nacional de Tierras, de fecha 28 de abril de 2.011. Asimismo este Juzgado
admitió las pruebas promovidas por el ciudadano abogado ROMMER ELÍAS PONTE
JIMÉNEZ, en su carácter de co-apoderado judicial de la parte recurrente, en fecha 28 de
abril de 2.011. (Folios 93 al 104 de la tercera pieza del presente expediente).
En fecha 26 de mayo de 2.011, este Juzgado Superior Primero Agrario, fijó la audiencia
oral de informes para el primer (1°) día de despacho siguiente a esta fecha. (Folio 209 de
la tercera pieza del presente expediente).
-III-
SÍNTESIS DE LA CONTROVERSIA
Conoce la presente causa este Juzgado Superior Primero Agrario con Competencia
Regional como Tribunal de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo Especial
Agrario, en virtud del recurso de nulidad propuesto por el ciudadano abogado ROMMER
ELÍAS PONTE JIMÉNEZ, actuando en representación de las Sociedades Mercantiles
AGROPECUARIA LOS MANZANOS C.A y AGROPECUARIA ALAZAN C.A., contra
el acto administrativo dictado por el Directorio del Instituto Nacional de Tierras, en sesión
Nº 320-10, de fecha primero (1º) de junio de dos mil diez (2010), según punto de cuenta
Nº 454. Datos estos distintos a los contenidos en la copia certificada del acto recurrido
cursante en los antecedentes administrativos folios 115 al 136, de fecha 26 de mayo de
2010, Punto Nº 454, sesión Nº 319, no obstante ser su contenido del mismo tenor al del
acto supra identificado; mediante el cual acordó: Primero: Rescatar el lote de terreno
denominado Agropecuaria El Manzano C.A., y Agropecuaria El Alazán C.A. – El Fortín,
ubicadas en el sector denominado “El Cedral”, Parroquia “El Junko”; municipio Vargas
del estado Vargas, con los siguientes linderos particulares; por el Norte: Quebrada S/N y
reserva; por el Sur: Carretera principal y quebrada S/N; por el Este: Quebrada El Cedral,
carretera interna del sector y por el Oeste: Carretera principal y quebrada S/N, con una
superficie de Ciento Cuarenta Hectáreas con Siete Mil Quinientos metros cuadrados (140
Ha. con 7.500 mt2), en las coordenadas U.T.M allí establecidas. Segundo: Declarar
agotada la vía administrativa, notificándose consecuencialmente a las Sociedades
Mercantiles Agropecuaria El Manzano C.A y Agropecuaria El Alazán C.A – El Fortín, en
la persona del ciudadano Daniel Fernández González. Tercero: Instar a la Oficina
Regional de Tierras del estado Bolivariano de Vargas, iniciar o continuar, si fuere el caso,
las regularizaciones correspondientes según lo establecido en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario. Cuarto: Declarar agotada la vigencia de la Medida Cautelar de
Aseguramiento de la Tierra, decretada según punto de cuenta Nº 021, de fecha 18 de
febrero de 2.010, Sesión Nº 298-10. Quinto: Solicitar al Ministerio del Poder Popular para
la Agricultura y Tierras que realice, por ante la Procuraduría General de la República,
todas y cada una de las diligencias tendentes a realizar la transferencia efectiva del lote de
terreno objeto de la presente decisión, si ello no hubiere sido efectuado. Sexto: Delegar en
el Presidente del Instituto Nacional de Tierras, los actos subsiguientes que aseguren la
eficacia, perfección y ejecución del acto administrativo dictado.
-IV-
ANTECEDENTES
En ese sentido, quien decide observa lo estipulado por la actora en su escrito recursivo, en
el cual, entre otras consideraciones de interés procesal estableció, lo siguiente:
1.- Que en fecha 23 de febrero de 2.010, los recurrentes se dieron por enterado del acto
administrativo acordado en sesión Nº 298-10, de fecha 18 de febrero de 2.010, según el
punto de cuenta Nº 021, que declaró entre otros particulares: “iniciar el procedimiento de
rescate autónomo sobre el lote de terreno denominado Agropecuaria El Manzano C.A y
Agropecuaria Alazán C.A.-El Fortín”, sin que posteriormente, se les permitiera el acceso
a las actas o expediente que supuestamente contiene los “informes técnicos o jurídicos”
que sustenta el acto administrativo impugnado. Siendo el caso que los recurrentes ejercen
la ocupación legal, la propiedad agraria y la registral, el Instituto Nacional de Tierras
consideró lo contrario y ordenó “rescatar” según acto de sesión Nº 320-10, de fecha 01 de
junio de 2010, en punto de cuenta Nº 454.
2.- Que la propiedad de los recurrentes tiene apoyo en el siguiente estudio e informe de la
evolución y origen de la propiedad, como sigue:
Evolución de la Propiedad de Manos de la Sociedad Mercantil Agropecuaria Los
Manzanos, C.A. (Sub-Lote “C”, Hacienda “El Tibrón”, El Junquito, Estado Vargas): 1.-
Agropecuaria Los Manzanos, C.A., adquiere de manos de Daniel Fernández González,
quien le cede en calidad de aporte al capital social el sub-lote “C”, integrante de uno de
mayor extensión conocido como hacienda “El Tibrón”, ubicado en la población de El
Junquito, Estado Vargas y constante de 332.193,50 mts2 (33 ha con 2.193,50 mts2),
conforme al documento protocolizado en fecha (09-03-1.987), por ante la Oficina
Subalterna de Registro del Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº
02, Tomo 2, Protocolo 3º del 4to Trimestre del mismo año; 2.-Daniel Fernández
González, adquiere por compra realizada a Giuseppe Mercia Guardala y Manuel
Fernández Rodríguez, de acuerdo al documento que protocolizaron en fecha 15 de
diciembre de 1.984, por ante la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas
del Distrito Federal, Anotado bajo el Nº 33, Tomo 15, Protocolo 1º del 4to Trimestre del
año 1.984. 3.-Giuseppe Mercia Guardala y Manuel Fernández Rodríguez, le compran en
fecha 15 de marzo de 1.983, a la Sociedad Mercantil, Inversiones Puerta del Sol, C.A., de
conformidad al documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro del
Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 09, Tomo 14; González;
José Maria Piñango González, quienes actuaron en nombre propio y como apoderado de
sus hermanos Juan Luís Tadeo, Argelia y Natividad Piñango González (Herederos
Testamentarios de Bergrat Hernán Richter), por documento de fecha 14 de diciembre de
1.921, Registrado por ante la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del
Distrito Federal, anotado bajo el Nº 98, Protocolo 1º, Tomo I, 4to Trimestre del año 1921.
9.- Elvira Piñango de Piñango, vende por medio de su apoderado Calos Coll, a sus
hermanos Argelia, José María, Miguel Eduardo, Natividad, Luís Tadeo, Jesús Alberto y
Juan Piñango González, todos los derechos que posee en la hacienda de café denominada
“Tibrón”, equivalente a una octava (1/8) parte de la misma, de acuerdo al documento de
fecha 15 de mayo de 1.920, registrado por ante la Oficina Subalterna de Registro del
Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 52, Protocolo 1º, Tomo
Único, Segundo Trimestre del año 1.920. 10.-José María Piñango, vende a su hermano
Juan Piñango González, los derechos que posee en la hacienda de café denominada
“Tibrón”, equivalente a una octava (1/8) parte de la misma, según documento de fecha 04
de julio de 1.918, protocolizado en precitada oficina de Registro del Departamento Vargas
del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 03, folios 29 y 30, Protocolo 1º, Tomo I del 3er
Trimestre del año 1.918. 11.- Jesús Alberto Piñango González, vende los derechos que
posee en la hacienda de café denominada “Tibrón”, equivalente a una octava (1/8) parte
de la misma, a favor del resto de los coherederos de Bergrat Hernán Richter, de acuerdo al
documento de fecha 16 de junio de 1.915, protocolizado por ante la citada oficina de
registro del Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 21, protocolo
1º, Segundo Trimestre del año 1.915. 12.- Bergrat Hernán Richert, otorga testamento
abierto a través del cual deja para sus herederos-por partes iguales-, la hacienda “Tibrón”
situada en jurisdicción de Carayaca del Departamento Vargas del Distrito Federal.
Instituye como Herederos a su hermana Augusta de Richert y a sus seis hijos nacidos de
su matrimonio con Juan Piñango O., así como también a los dos hijos de su cuñado José
Maria Piñango. Evolución de la Propiedad de Manos de la Sociedad Mercantil
Agropecuaria Alazán, C.A., (Varios Lotes de Terreno en la Hacienda “Cedral”, El
Junquito, Estado Vargas): Protocolo 1º del Primer Trimestre del año 1983, asimismo, en
el prenombrado documento se deja constancia que el lote de terreno vendido es
distinguido como Sub-lote “C” en el plano que se agregó al cuaderno de comprobantes en
fecha 13 de enero de 1.983, con el Nº 45, folio 57. 4.- Inversiones Puerta del Sol, C.A.,
adquiere de manos de la Sucesión Padilla-Álvarez, mediante documento de compra
protocolizado por ante la misma Oficina de Registro del Departamento Vargas, en fecha
08 de octubre de 1983, anotado bajo el Nº 07, folio 32, tomo 12, protocolo 1º del 4to
Trimestre. 5.- la Sucesión Padilla-Álvarez, estaba compuesta por los hijos supervivientes
y únicos y universales herederos de Teresa Álvarez de Padilla, quien falleció Ab-intestato,
y de acuerdo a la Planilla de Declaración Sucesoral registrada en fecha 17 de octubre de
1.956, por ante la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del Distrito
Federal, anotado bajo el Nº 02, Tomo 01, Protocolo 4º del 4to Trimestre del año 1.956. 6.-
Teresa Álvarez de Padilla, integro en conjunto con sus hijos Julio Padilla Álvarez,
Carmen Herminia Padilla, Laura Padilla de González y María Teresa Padilla de González,
la Sucesión Padilla, según Planilla de Declaración Sucesoral Nº 366, emitida por la
Inspectorìa Fiscal de Timbres y Cigarrillos en el Distrito Federal, Registrada en fecha 10
de agosto de 1948, por ante la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas
del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 22, cuaderno de comprobantes, del 4to Trimestre
del año 1.948. 7.- Indalecio Padilla, adquiere la Hacienda de café, denominada “El
Tibrón”, de manos de Genaro Silva Pérez, en fecha 20 de julio de 1.932, por documento
Protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del
Distrito Federal, anotado bajo el Nº 19, Protocolo 1º, Tomo Único, 3er Trimestre del año
1.932. 8.- Genaro Silva Pérez, obtuvo la hacienda “El Tibrón”, por compra a Jesús
Alberto Piñango González; Miguel Eduardo Piñango.
3.- Asimismo, la Agropecuaria Alazán C.A., adquiere cinco (05) lotes de terreno para una
superficie total aproximada de 743.387,40 mts2 (74 ha con 3.387,40 mts2), de la siguiente
manera: 1.1) Manuel de Jesús Monterrey Perdomo, vende a Agropecuaria Alazán, C.A.,
un lote de terreno innominado, parte de labranza y parte montaña, ubicado en el sector
denominado “El Cedral”, Jurisdicción de la Parroquia Carayaca del hoy municipio Vargas
del Distrito Federal, constante de 174.766, 37 mts2 (17 ha con 4.766,37 mts2), por
documento de fecha 10 de julio de 1.991, por ante la Oficina Subalterna de Registro del
Segundo Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, Nº 24, Folios
104 al 106, protocolo 1º, Tomo II del tercer Trimestre de 1.991. 1.2) José Domingo
Lizárraga Ferrer, Luisa Lizárraga Ferrer de Rojas, Carlos Germán Lizárraga de Ferrer, en
nombre propio y como apoderado especial de Francisco José Lizárraga García, venden a
favor de Agropecuaria Alazán, C.A., dos (02) lotes de terreno, uno de sequero y otro de
vega, que formaron parte de una mayor extensión denominada, posesión “El Cedral”,
ubicados en la Jurisdicción de la Parroquia Carayaca, Departamento Vargas del Distrito
Federal, constantes de 237.065,14 mts2 (23 ha con 7.065,14 mts2), según documento de
30 de marzo de 1.990, protocolizado por ante Oficina Subalterna de Registro del Segundo
Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, Nº 07, Tomo V, Protocolo
1º, del 1er Trimestre de 1.990. 1.3) Agropecuaria Alazán C.A., compra a los Hermanos
Padilla Álvarez (Julio Indalecio Padilla Álvarez, Carmen Herminia Padilla de Padilla,
Laura Eustaquia Padilla de González y Maria Teresa Padilla viuda de González), dos (02)
lotes de terrenos deslindados e identificados de la forma siguiente: Lote Nº 1: con una
extensión de terreno constante 246.845,89 mts2 (24 ha con 6.845,89 mts2) que fue parte
de la posesión “El Cedral”, ubicada en la Jurisdicción de la Parroquia Carayaca,
Municipio Vargas (antes Departamento Vargas) del Distrito Federal, y Lote Nº 2: La
Quinta (1/5) parte de la misma posesión “El Cedral”, antes identificada, constante de una
superficie de 85.160,00 mts2 (8 ha con 5.160 mts2), mediante documento registrado en
fecha 21 de julio de 1.989, por ante la precitada Oficina de Registro del Segundo Circuito
de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, Nº 21, folios 104 al 106, Protocolo
1º, Tomo 4 del 3er Trimestre de 1.989. I.-El Lote Comprado a Manuel de Jesús Monterrey
Perdomo: A.- Manuel de Jesús Monterrey Perdomo, obtuvo el Lote ubicado en el sector
denominado “El Cedral”, Jurisdicción de la Parroquia Carayaca del hoy Municipio Vargas
del Distrito Federal, mediante compra realizada a Pedro Monterrey Corro, en fecha 11 de
enero de 1.957, protocolizada por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de
Registro del Departamento Vargas del Distrito Federal, Nº 18, folio 39, Protocolo 1º,
ratificada la precitada venta en fecha 07 de junio de 1.974, quedando anotado con el Nº
13, tomo 13, Protocolo 1 del Segundo Trimestre del año 1.974. B.-Pedro Monterrey
Corro, adquiere mediante venta hecha por Paula Ferrer Piñero, sobre todos los derechos y
acciones que poseía la ultima, sobre un lote de terreno, parte de labranza y parte de
montaña, que forma parte de la posesión denominada “El Cedral”, ubicada en la
Jurisdicción de Carayaca, Departamento Vargas del Distrito Federal, debidamente
protocolizado en fecha 11 de enero de 1.957, por ante la Oficina Subalterna de Registro
del Primer Circuito del estado Vargas, anotado bajo el Nº 17, Tomo 01, Protocolo 1º del
Primer Trimestre del año 1.957. C- Paula Ferrer Piñero, obtiene los derechos sobre un lote
de terreno, parte de labranza y parte de montaña, que forma parte de la posesión
denominada “El Cedral”, por haberlo heredado de sus padres, de conformidad con el
documento de partición y adjudicación extrajudicial celebrado entre ella y sus hermanos
Julia, Wenseslaa y Quintana Ferrer Piñero, debidamente protocolizado en fecha 11 de
octubre de 1.940, quedando anotado bajo el Nº 14, Protocolo 1º, Tomo 27 del 4to
Trimestre del año 1.940 de la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas
del Distrito Federal. II.-El Lote Comprado a la Sucesión de Eugenia Ferrer de Lizárraga:
A) José Domingo Lizárraga Ferrer, Luisa Lizárraga Ferrer de Rojas, Carlos Germán
Lizárraga de Ferrer, en nombre propio y como apoderado especial de Francisco José
Lizárraga García, adquieren los lotes de terrenos vendidos Agropecuaria Alazán C.A., por
ser integrantes de la Sucesión de Eugenia Ferrer Lizárraga, según se evidencia en el
certificado de liberación Nº 239, de fecha 15 de febrero de 1.978, expedido por la
Inspectoría Fiscal de Sucesión de la Circunscripción del Derecho y Acciones sobre el
inmueble, por documento protocolizado en la oficina Subalterna de Registro del
Departamento Vargas del Distrito Federal, en fecha 29 de noviembre de 1.957, anotado
bajo el Nº 62, Tomo V, folio 186 vuelto del protocolo 1º, que versa sobre la compra
realizada a Jesús María García. B) Jesús María García, obtiene los derechos vendidos
mediante compra que realizare a Julia Ferrer Piñero, conforme al documento de fecha 10
de marzo de 1.945, debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna de registro
del Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 13, Tomo 02, Protocolo
1ª del primer Trimestre del año 1.945. C) Julia Ferrer Piñero, obtiene los derechos sobre
un lote de terreno, parte de labranza y parte de montaña, que conforma parte de la
posesión denominada “El Cedral”, por haberlo heredado de sus padres Gabriel Ferrer y
María de Jesús Piñero, de conformidad al documento de partición y adjudicación
extrajudicial, quedando anotado bajo el Nº 14, Protocolo 1º, Tomo 27 del 4to Trimestre
del año 1.940 de la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del Distrito
Federal. II.- El Lote Comprado a la Sucesión de Eugenia Ferrer de Lizárraga: A) José
Domingo Lizárraga Ferrer, Luisa Lizárraga Ferrer de Rojas, Carlos Germán Lizárraga de
Ferrer, en nombre propio y como apoderado especial de Francisco José Lizárraga García,
adquieren los lotes de terreno vendidos Agropecuaria Alazán C.A., según se evidencia en
el Certificado de Liberación Nº 239, de fecha 15 de febrero de 1.978, expedido por la
Inspectoría Fiscal de sucesiones de la Circunscripción del Derechos y acciones sobre el
inmueble, por documento protocolizado en la Oficina Subalterna de Registro del
Departamento Vargas del Distrito Federal, en fecha 29 de noviembre de 1.957, anotado
bajo el Nº 62, Tomo V, folio 186 vuelto del protocolo 1º, que versa sobre la compra
realizada a Jesús María García. B) Jesús María García, obtiene los derechos vendidos
mediante compra que realizara Julia Ferrer Piñero, conforme al documento de fecha 10 de
marzo de 1.945, protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro del
Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 13, Tomo 02, protocolo 1º
del Primer Trimestre del año 1.945. C) Julia Ferrer Piñero, obtiene derechos sobre un lote
de terreno, parte de labranza y parte de montaña, que conforma parte de la posesión
denominada “El Cedral”, según el documento debidamente protocolizado en fecha 11 de
octubre de 1.940, quedando anotado bajo el Nº 14, Protocolo 1º, Tomo 27 del 4to
trimestre del año 1.940 de la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del
Distrito Federal. D) Carmen Herminia Padilla de Padilla, obtiene una veinticuatro (1/24)
parte de los derechos sobre el lote Nº 1, según documento debidamente protocolizado por
ante la Oficina Subalterna de Registro del Segundo Circuito del Municipio Vargas, con el
Nº 114, del Tercer Trimestre, Folio 159, año 1989. E) María Teresa Padilla de González,
obtiene una setenta y dos (1/72) parte de los derechos sobre el lote Nº 1, según consta de
Certificado de liberación Nº 4.087, de fecha 19 de agosto de 1.987, expedida por la
Administración de Hacienda Región Capital, Administración de Rentas-Departamento de
Sucesiones, adscritas al Ministerio de Hacienda, quedando anotado en el Cuaderno de
Comprobantes llevado por la Oficina Subalterna de Registro del Segundo Circuito del
Municipio Vargas, estado Distrito Federal, adscrita al Ministerio de Hacienda, cuya
declaración fue agregada al cuaderno de comprobantes bajo el Nº 456, folios 738 del
Primer Trimestre llevado por la misma Oficina Subalterna de Registro del Primer Circuito
del estado Vargas, en el mismo año de 1.990. B) Eugenia Ferrer Lizárraga, obtuvo los
derechos que heredaron sus supervivientes, como Heredera Superviviente de su Madre
Wenseslaa Ferrer, según consta en Certificado de liberación Nº 185, de fecha 15 de
febrero de 1.957, expedido por la Inspectorìa Fiscal de la renta de Timbre Fiscal en la
Primera Circunscripción, adscrita al Ministerio de Hacienda, cuya declaración fue
agregada al cuaderno de comprobantes bajo el Nº 460, folios 744 del Primer Trimestre
llevado por la misma Oficina Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado
Vargas, en el mismo año de 1.990. Asimismo, Eugenia Ferrer Lizárraga, obtuvo parte de
los derechos por herencia de sus hermanos Simón Celestino Ferrer y José Isabel Ferrer, de
acuerdo a los certificados de liberación Números 2581 y 2582, ambos de fecha 27 de
marzo de 1.990, agregados al prenombrado Cuaderno de Comprobante bajo los números
457 y 458, folios 741 y 742, respectivamente, del Primer Trimestre de 1.990. C)
Wenseslaa Ferrer, adquirió los derechos sobre los dos lotes de terrenos, parte de labranza
y parte de montaña, que forman parte de la posesión denominada “El Cedral”, por
haberlos heredado de sus padres Gabriel Ferrer y María de Jesús Piñero, según documento
debidamente protocolizado en fecha 11 de octubre de 1.940, quedando anotado bajo el Nº
14, Protocolo 1, tomo 27 del 4to trimestre del año 1.940 de la Oficina Subalterna de
Registro del Departamento Vargas del Distrito Federal. III.- El lote Comprado a los
Hermanos Padilla Álvarez, los Sucesores de José Antonio Padilla Mújica y a los
Sucesores de Juan González Benítez: -“Lote Distinguido como Lote Nº 1”: A) Julio
Indalecio Padilla Álvarez, Laura Eustaquia Padilla de González, Carmen Herminia Padilla
Álvarez de Padilla y María Teresa de González, adquieren los derechos y acciones sobre
el inmueble, por documento protocolizado en la Oficina Subalterna de Registro del
Departamento Vargas del Distrito Federal, en fecha 29 de noviembre de 1.957, anotado
bajo el Nº 62, Tomo V, folio 186 vuelto del protocolo 1º, que versa sobre la compra
realizada a Jesús María García. B) Jesús María García, obtiene los derechos vendidos
mediante compra que realizare Julia Ferrer Piñero, conforme al documento de fecha 10 de
marzo de 1.945, protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro del
Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 13, Tomo 02, Protocolo 1ª
del Primer Trimestre del año 1.945. C) Julia Ferrer Piñero, obtiene los derechos sobre un
lote de terreno, parte de labranza y parte de montaña, que forma parte de la posesión
denominada “El Cedral”, por haberlo heredado de sus padres Gabriel Ferrer y María de
Jesús Piñero, según documento debidamente protocolizado en fecha 11 de octubre de
1.940, quedando anotado bajo el Nº 14, Protocolo 1º, Tomo 27 del 4to Trimestre del año
1.940 de la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del Distrito Federal.
D) Adicionalmente, Carmen Herminia Padilla de Padilla, obtiene una veinticuatroava
(1/24) parte de los derechos sobre el lote Nº 1, como integrante de la sucesión de su
esposo José Antonio Padilla Mújica, conforme se evidencia en Planilla Sucesoral Nº
3.380 de fecha 06 de julio de 1.987, expedida por la Administración de Hacienda Región
Capital, Administración de Rentas-Departamento de Sucesiones, adscrita al Ministerio de
Hacienda, quedando anotado en el cuaderno de Comprobantes llevado por la Oficina
Subalterna de Registro del Segundo Circuito del Municipio Vargas, estado Vargas, con el
Nº 114, del Tercer Trimestre, folio159, año 1.989. E) María Teresa Padilla de González,
obtuvo una setentaidosavas (1/72) parte de los derechos sobre el lote Nº 1, como
integrante de la Sucesión de su esposo, Juan Pablo González Benítez, según consta de
certificado de liberación Nº 4.087, de fecha 19 de agosto de 1.987, expedida por la
Administración de Hacienda Región Capital, Administración de Rentas-Departamento de
Sucesiones, adscrita al Ministerio de Hacienda, quedando anotado en el cuaderno de
Comprobantes llevado por la Oficina Subalterna de Registro del Segundo Circuito del
Municipio Vargas, estado Vargas, con el Nº 115, folio 165, Tercer Trimestre de 1.989. –
Lote Distinguido Como “Lote Nº 2”: A) Julio Indalecio Padilla Álvarez, Laura Eustaquia
Padilla de González, Carmen Herminia Padilla Álvarez de Padilla y María Teresa Padilla
de González, adquieren los derechos y acciones sobre el inmueble, por documento
protocolizado en la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del Distrito
Federal, en fecha 29 de octubre de 1.974, anotado con el Nº 28, folio 91, Tomo I,
protocolo 1º, que versa sobre la compra realizada por José Emilo Ortega Araujo y
Máximo Ramón Ortega Araujo, actuando en nombre propio y como apoderados de su
madre, Sofía Araujo de Ortega. B) José Emilo Ortega Araujo y Máximo Ramón Araujo y
Sofía Araujo de Ortega, adquieren como integrantes de la sucesión de su padre y esposo,
Eduardo Ortega Oropeza, según Planilla Sucesoral Nº 273, de fecha 11 de abril de 1.973,
agregada al Cuaderno de comprobantes en la Oficina subalterna del Primer Circuito del
estado Vargas, con el Nº 77, folio 119, Cuarto trimestre, año 1.974. C) Eduardo Ortega
Oropeza, lo adquiere por compra a Pedro y Francisca Sornica, conforme consta en
documento registrado por ante la misma Oficina de Registro, en fecha 23 de febrero de
1.9848, anotado bajo el Nº 105, folio 217, Tomo II, Protocolo 1º. D) Pedro y Francisca
Sornica, obtuvieron conforme reconocimiento de propiedad o reconocimiento de los
derechos sucesorales que poseían, como integrantes de la sucesión Ferrer-Piñero, según
evidencia en documento protocolizado en fecha 11 de octubre de 1.940, quedando
anotado bajo el Nº 14, Protocolo 1º, tomo 27 del 4to Trimestre del año 1.940 de la Oficina
Subalterna de Registro del Departamento Vargas del Distrito Federal. E) Adicionalmente,
Carmen Herminia Padilla de Padilla, obtiene una octava (1/8) parte de los derechos sobre
el lote Nº 2, como integrante de la sucesión de su esposo José Antonio Padilla Mújica,
conforme se evidencia en Planilla Sucesoral Nº 3.380, de fecha 06 de julio de 1.987,
expedida por la Administración de Hacienda Región Capital, Administración de Rentas-
Departamento de Sucesiones, adscrita al Ministerio de Hacienda, quedando anotado en el
cuaderno de Comprobantes llevado por la Oficina Subalterna de Registro del Segundo
Circuito del Municipio Vargas, estado Vargas, con el Nº 114, del Tercer Trimestre,
folio159, año 1.989. F) María Teresa Padilla de González, obtuvo una octava (1/8) parte
de los derechos sobre el lote Nº 2, como integrante de la sucesión de su esposo, Juan
Pablo González Benítez, según consta de Certificado de liberación Nº 4.087, de fecha 19
de agosto de 1.987, expedida por la Administración de Hacienda Región Capital,
Administración de Rentas-Departamento de Sucesiones, adscrita al Ministerio de
Hacienda, quedando anotado en el cuaderno de Comprobantes llevado por la Oficina
Subalterna de Registro del Segundo Circuito del Municipio Vargas, estado Vargas, con el
Nº 115, folio165, Tercer Trimestre del 1.989. Iv.- Gabriel Ferrer (causante de la Sucesión
Ferrer-Izarraga): Finalmente, Gabriel Ferrer, adquiere un pedazo de terreno llamado “El
Cedral”, ubicado en la jurisdicción de Carayaca, Departamento Vargas, del Distrito
Federal, mediante documento de venta otorgado por su padre Cristóbal Chilti, en fecha 12
de octubre de 1.912, registrado por ante la Oficina Subalterna de Registro Público del
Departamento Vargas del Distrito Federal, anotado bajo el Nº 25, folio 29 y 30, Protocolo
1º, Tomo Único del 4to Trimestre del año 1.912.
4.- Que el acto que se recurre es emanado del Directorio del Instituto Nacional de Tierras,
en sesión Nº 320-10, de fecha 01 de junio de dos mil diez (2.010), según punto de cuenta
Nº 454, mediante el cual declaró: Primero: Rescatar el lote de terreno denominado
Agropecuaria El Manzano C.A y Agropecuaria El Alazán C.A – El Fortín, ubicadas en el
sector denominado “El Cedral”, Parroquia “El Junko”; municipio Vargas del estado
Vargas, con los siguientes linderos particulares; por el Norte: Quebrada S/N y reserva; por
el Sur: Carretera principal y quebrada S/N; por el Este: Quebrada El Cedral, carretera
interna del sector y por el Oeste: Carretera principal y quebrada S/N, con una superficie
de Ciento Cuarenta Hectáreas con Siete Mil Quinientos metros cuadrados (140 Ha. con
7.500 mt2), en las coordenadas U.T.M., allí establecidas. Segundo: Declarar agotada la
vía administrativa, notificándose consecuencialmente a las sociedades mercantiles
Agropecuaria El Manzano C.A y Agropecuaria El Alazán C.A – El Fortín, en la persona
del ciudadano Daniel Fernández González. Tercero: Instar a la Oficina Regional de
Tierras del estado Bolivariano de Vargas, iniciar o continuar, fuere el caso, las
regularizaciones correspondientes según lo establecido en la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario. Cuarto: Declarar agotada la vigencia de la Medida Cautelar de Aseguramiento de
la Tierra decretada según punto de cuenta Nº 021, de fecha 18 de febrero de 2.010, Sesión
Nº 298-10. Quinto: Solicitar al Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras
que realice, por ante la Procuraduría General de la República, todas y cada una de las
diligencias tendentes a realizar la transferencia efectiva del lote de terreno objeto de la
presente decisión, si ello no hubiere sido efectuado. Sexto: Delegar en el Presidente del
Instituto Nacional de Tierras, los actos subsiguientes que aseguren la eficacia, perfección
y ejecución del acto administrativo dictado.
5.- Que el acto administrativo impugnado adolece de una serie de vicios de orden
constitucional que afectan su elemento esencial y en consecuencia lo hacen
completamente nulo, conforme los artículos 25 y 26 del texto fundamental, igualmente los
artículos 19 y 20 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.
6.- Alegó el recurrente que el acto administrativo impugnado, incurrió en la violación del
derecho de acceso al expediente administrativo e impedimento de presentación de pruebas
en sede administrativa; que desde el inicio del procedimiento de “rescate” y luego con su
decisión se les vulneró su derecho constitucional a la defensa, ya que los recurrentes se
dieron por enterados del acto inicial, pero nunca tuvieron acceso a ningún expediente
administrativo que supuestamente contenga el acto inicial o este último acto definitivo
impugnado, ya que en todo momento les fue imposible revisar el supuesto expediente que
originó el “rescate” confutado con el propósito de examinar el estado del procedimiento y
de las actas que lo componen, ello a todas luces, coloca de manifiesto la violación
constitucional representada en el libre acceso al expediente. En lo que respecta a la parte
probatoria y documental, igualmente se violó el derecho que tiene el administrado a
presentar pruebas, siendo el caso, que no se les permitió el acceso y menos aun desvirtuar
los alegatos del ente agrario, y en relación a los hechos vulnerados del Instituto Nacional
de Tierras en no permitir “acceso al expediente e impedir la presentación de pruebas”,
denunciados en su oportunidad por ante la Defensoría del Pueblo, expone la clara
violación del derecho a la defensa de los recurrentes, en consecuencia, el acto adolece de
una serie de vicio de orden constitucional que afectan su elemento esencial y lo hacen
completamente nulo y así solicitan se decida. Que en cuanto a los actos de regularización
de las tierras sin la conclusión del acto definitivo: el acto administrativo confutado es de
fecha 01 de junio de 2.010, empero, meses antes, el Instituto Nacional de Tierras antes de
dictar el acto recurrido y antes de practicar los llamados “informes técnicos”,
públicamente realizó disposición de las tierras productivas y pronunciamiento que
representaban sucesos tendientes a la ejecución propia o correspondiente a la decisión
definitiva de “rescate” de tierras. Es el caso, que a pesar del llamado “informe técnico”
que realizó el ente agrario en fecha 10 de febrero de 2.010, y que sirve de sustento para
decidir el “rescatar” según el acto rechazado, el Instituto Nacional de Tierras en fecha 26
de enero de 2.010, en forma pública y notoria, ya pronunciaba las consecuencias propias
del procedimiento administrativo definitivo disponiendo de las tierras, valga saber –
productivas-, violentándose de esta forma la defensa y debido proceso de los recurrentes.
Que el acto impugnado lesiona derechos constitucionales y derechos subjetivos e intereses
legítimos de los recurrentes, por cuanto, el ente agrario al suponer falsamente que la i)
ocupación es ilícita, ii) que el rendimiento no alcanza el 80% idóneo, está considerando
que la actividad agrícola vegetal y animal generada en el lote, es contraria al interés
social, lo que en definidas cuentas resulta claramente insostenible de cara a los postulados
de seguridad y soberanía alimentaría plasmados en la Constitución. Asimismo, entendido
que el “rescate” destina a los recurrentes a una disminución en la esfera de sus derechos
constitucionales y obviadas por el Instituto las circunstancias correctas de productividad
de las tierras, se vulnera la promoción de la agricultura sustentable como base del
desarrollo rural, se viola la garantía de desarrollo y privilegio de la seguridad alimentaría
al desconocer como idónea las actividades desarrolladas en el predio constante de los
rubros de brócoli, cilantro, aguacate, ciruela, damasco, calabacín, cebollín, papas, acelga,
lechuga, y en la parte pecuaria, animales mestizos pardos cebú para leches, aves menores
gallinas y pavos, como de interés fundamentales para el desarrollo económico de la
Nación, y así solicitó se decida.
8.- Aduce, la recurrente que el acto administrativo incurrío en la violación del derecho
constitucional a la igualdad y no discriminación, por cuanto vulneró y desconoció i) la
propiedad registral y la propiedad agraria de los recurrentes, ii) la ocupación legal y ilícita
de las tierras y iii) la optima actividad agraria que se desarrolla en el lote, y ubicó a los
recurrentes en una situación de desigualdad ante la Ley, siendo el caso, que el ente agrario
excluyó a los recurrentes como propietarios de las tierras objeto del acto impugnado, a
pesar que poseian los títulos regístrales correspondientes, cuando es conocido que el
Instituto Nacional de Tierras, en casos similares, respeta a los propietarios el pleno
ejercicio de los atributos de la propiedad y reconoce como ilícita las ocupaciones de
predios en condiciones semejantes, es por ello, que resulta inexplicable y desigual que el
Instituto Nacional de Tierras como lo hace en su particular “Tercero” garantiza a personas
indeterminadas que no han trabajado esas tierras beneficios de la referida ley especial
obviando por completo los derechos de los recurrentes y de la comunidad, aun cuando, en
situaciones análogas o semejantes, el ente agrario decidió de manera distinta o contraria,
concluyendo no rescatar en atención a la óptima producción de las tierras, en
consecuencia, quedó en evidencia el trato discriminatorio y tratamiento desigual frente a
circunstancia similares y en igualdad de condiciones, y así solicitaron sea declarado.
9.- Que el acto administrativo incurrió en un vicio de orden legal, en cuanto a la falta de
competencia expresa del ente emisor de acto: 1) extralimitación de funciones (rescate de
tierras productivas), en el marco de las competencias del Instituto Nacional de Tierras,
resulta cierto que le corresponde determinar el carácter “ocioso o inculto” que tengan las
tierras con vocación de uso agrario y “rescatar” según corresponda, las tierras que tengan
tal carácter de conformidad con lo previsto en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. Que
el Instituto Nacional de Tierras carece de competencia expresa para realizar tal actuación,
en tanto y en cuanto, únicamente puede realizar el rescate, cuando las tierras sean las de
carácter ocioso o inculto, únicamente en el caso de ser productivas cuando circunstancias
especiales establecidas en el artículo 84 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, sea por
interés social o utilidad pública, lo cual, no fue declarado en el presente caso, así solicita
sea declarado. Igualmente, en cuanto al grado de ostensibilidad que representa el
contenido del vicio denunciado, en relación a la actuación del ente agrario que se traduce
en una evidente extralimitación de funciones –al obviar la situación de productividad de
las tierras-, conviene puntualizar que afecta en tal manera la validez del acto
administrativo que lo hace nulo de nulidad absoluta, en tanto y en cuanto, ataca principios
propios de la seguridad agroalimentaria que se encuentra indisolublemente unido al
interés social y colectivo, representado por los planes generales y estratégicos de la
Nación venezolana, y así solicitó sea declarado. 2) extralimitación de funciones
(Disposición de Tierras en condición productiva), las competencias del Instituto Nacional
de Tierras, resulta cierto que le corresponde disponer de las tierras con vocación de uso
agrario, que sean baldíos nacionales o que pertenezcan al dominio privado de la
República, institutos autónomos, empresas del Estado, fundaciones o cualquier entidad de
carácter público nacional, en tal sentido, aun cuando las tierras estaban en plena
productividad reconocida en el informe “técnico” que apoyó la decisión administrativa,
cuando refierió “(…) actividad agrícola vegetal y animal, tales como: cultivos de
hortalizas, entre otros, ganadería de leche, ganadería de altura, pasto introducido (elefante
y kineg grass(…)” y en inspección in situ realizada este Juzgado donde constató en el
predio los rubros de brócoli, cilantro, aguacate, ciruela, damasco, calabacín, cebollín,
papa, acelga, lechuga, en la parte pecuaria animales mestizos pardos cebú para leche, aves
menores gallinas y pavos; el Instituto Nacional de Tierras, actuando fuera de la esfera de
sus competencia expresas decidió -disponer- de las tierras y otorgar beneficios a terceras
personas que lo solicitaran, tal circunstancia, dejó en evidencia que la autoridad agraria
mediante el acto impugnado se excedió en sus facultades por cuanto las tierras estában
productivas extralimitándose en sus funciones y afectado la esfera de legalidad del acto
recurrido que lo hace nulo de nulidad absoluta, así solicitó sea declarado. 3)
extralimitación de funciones (rescatar que no son de su propiedad y no están su
disposición), que el ente agrario al momento de emitir el acto administrativo objetado, no
ostentaba de las condiciones –propietario o de disposición- que le hacen competente para
emitir la decisión del viciado procedimiento administrativo. Asimismo, el Instituto
Nacional de Tierras se extralimitó en sus funciones en tanto los artículos 82 y 119.18 le
conferían competencia únicamente y exclusivamente en el caso de ostentar la titularidad
del derecho sobre las tierras o fundos rústicos con vocación de uso agrario o de tener la
disposición de las mismas, evento este que no pudo demostrar el ente agrario, y si por el
contrario reconocido, al pedir la transferencia a la Procuraduría General de la República, y
así solicitó sea declarada.
11.- Que el acto administrativo incurrió en el vicio de falsos supuestos de hecho referidos
a la ocupación y titularizada de las tierras: 1.- Falso supuestos de hecho, tierras del
dominio público: el acto de trámite impugnado, según pronunciamiento de la Oficina
Regional de Tierras del estado Vargas, “(…) se determinó que las tierras son de dominio
Publico (…)”, lo que pone en manifiesto, la premisa incierta utilizada por el ente agrario
para decidir el rescate de esta manera, luego se aplican consecuencia legales que no se
corresponde al supuesto verdadero, que es el carácter privado o particular de la propiedad.
Por este motivo, incurrió el acto impugnado en el falso supuesto de hecho, cuando se
pretendió con la decisión administrativa, invalidar y suponer otra titularizada de las
tierras, que para esta denuncia se da por reproducida. 2.- Falso supuesto de hecho,
ocupación ilícita: las tierras objeto del violatorio acto de rescate, no pertenece al catalogo
establecido en el artículo 13 de la Ley de Tierras Baldías y Ejidos, en tal razón, no se
corresponden con las características de las tierras inalienables, lo anterior, coloca en
evidencia que el fundamento de supuesta ocupación ilícita de los recurrentes, que sirvió
de apoyo al acto impugnado, parte de una suposición inexistente, en tanto, no constan los
elementos de hecho o de derecho que evidencien que el Instituto Nacional de Tierras,
consideró o analizó que las tierras son inalienables y, por tanto, destinadas a una utilidad
pública del Estado y no a la actividad agraria actual que inclusive reconoce el ente
agrario.
12.- Alegó el recurrente que el acto administrativo impugnado, incurrió en el vicio de
falsos supuestos de derechos: 1.- Falso supuesto de derecho, dominio público y ocupación
ilícita: al dictar el acto administrativo, cuando la ocupación es lícita y cuando se trata de
tierras que no se consideran como inalienables según lo dispuesto de la Ley de Tierras
Baldías y Ejidos, de este modo, los supuestos de derechos que emplea la administración
para dictar el rescate, a pesar de i) la productividad de las tierras ii) la ocupación licita de
mis mandantes, iii) la condición de inalienabilidad de las tierras y iii) la propiedad agraria
y registral, son inexistentes y falsos, en tanto, no consta en la Ley y no concurre causa
excepcional alguna de interés social o utilidad pública para dictar el acto impugnado en
los términos planteados.
14.- Que en torno a las razones de hecho y los fundamentos de derecho expuestos,
considerando la serie de vicios que afectan los elementos del acto, enmarcados en el
artículo 49 del texto fundamental y del contenido de los artículos 19 y 20 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, solicitó: Primero: Se declare la nulidad
absoluta del acto administrativo dictado por el directorio del instituto Nacional de Tierras,
en sesión Nº 320-10, de fecha 01 de junio de 2.010, según punto de cuenta Nº 454.
Segundo: Cumplidos los requisitos de procedencia establecidos en los artículos 163 y 178
de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en concordancia con lo dispuesto en los
artículos 585 y 588 del Código de Procedimiento Civil, de forma conjunta solicitó se
declare la suspensión total de los efectos del acto administrativo, dictado por el Directorio
del Instituto Nacional de Tierras, en sesión Nº 320-10, de fecha 01 de junio de 2.010,
según punto de cuenta Nº 454. Tercero: Como consecuencia de la solicitud anterior de
medida cautelar de suspensión total de los efectos del acto administrativo impugnado,
solicitaron que no se requiera consignación de garantía para la medida, por cuanto la
misma, es de conformidad con lo dispuesto en el articulo 163 de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario.
-V-
DE LA COMPETENCIA
Este Juzgado Superior Primero Agrario, pasa previo pronunciamiento al fondo del asunto
sometido a su revisión jurisdiccional, a establecer con meridiana precisión su competencia
funcional, territorial y material para conocer de la presente incidencia, a saber:
En tal sentido quien decide observa, lo dispuesto en los artículos 156 y 157 de la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, a saber:
Artículo 156. Son competentes para conocer de los recursos que se intenten contra
cualquiera de los actos administrativos agrarios:
1. Los Tribunales Superiores Regionales Agrarios competentes por la ubicación del
inmueble, como Tribunales de Primera Instancia.
2. La Sala Especial Agraria de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia, como Tribunal de Segunda Instancia.
Artículo 158. Las competencias atribuidas de conformidad con el artículo anterior
comprenden el conocimiento de todas las acciones que por cualquier causa, sean
intentadas con ocasión a la actividad u omisión de los órganos administrativos en materia
agraria, incluyendo el régimen de los contratos administrativos, el régimen de las
expropiaciones, las demandas patrimoniales y demás acciones con arreglo al derecho
común que sean interpuestas contra cualesquiera de los órganos o los entes agrarios.
(Subrayado de este tribunal).
Así pues, de los textos normativos supra reseñados, se desprende, que serán competentes
para conocer de los recursos que se intenten contra cualquiera de los actos administrativos
agrarios, los tribunales superiores regionales agrarios competentes por la ubicación del
inmueble, como Tribunales de Primera Instancia, y la Sala Especial Agraria de la Sala de
Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, como juzgado de segunda instancia.
Siendo el caso, que tales competencias atribuidas de conformidad con el artículo anterior
comprenden igualmente el conocimiento de todas las acciones que por cualquier causa se
intenten contra estos entes descentralizados agrarios, siempre y cuando sean
efectivamente intentados con ocasión a la actividad u omisión de los órganos
administrativos en materia agraria, incluyendo el régimen de los contratos
administrativos, el régimen de las expropiaciones, las demandas patrimoniales y demás
acciones con arreglo al derecho común que sean interpuestas contra cualesquiera de los
órganos o los entes descentralizados agrarios.
En ese orden de ideas determina quien decide, que siendo el caso, que se intenta un
Recurso Contencioso Administrativo de Nulidad incoado por el ciudadano abogado
ROMMER ELÍAS PONTE JIMÉNEZ, actuando en representación de las Sociedades
Mercantiles AGROPECUARIA LOS MANZANOS C.A y AGROPECUARIA ALAZAN
C.A., contra un acto administrativo emanado del Instituto Nacional de Tierras, cuyos
efectos particulares recaen sobre un bien inmueble de estricta vocación agraria, el cual a
su vez se encuentra ubicado dentro de los limites político-territoriales del estado Miranda,
es por lo que, a tenor de lo estatuido en los precitados artículos 156 y 157 ejusdem, este
sentenciador formalmente declara su competencia funcional, territorial y material, para
conocer de la presente causa, en función de corresponder a este juzgado superior, la
competencia de conocer en primera instancia la presente incidencia. Y así se decide.-
-VI-
FUNDAMENTOS DEL RECURSO
-VII-
ALEGATOS DEL INSTITUTO NACIONAL DE TIERRAS
Existe así una garantía establecida legalmente a favor del administrador, la cual deberá
cumplirse tanto en sede administrativa donde se le respetaran y garantizaran los derechos
Constitucionales al Debido Proceso y al Derecho a la Defensa y la vía jurisdiccional, para
recurrir del acto definitivo que emita el Instituto Nacional de Tierras, donde los
recurrentes si considera afectados los derechos e intereses legítimos y personales, por lo
cual no existe el vicio de usurpación de funciones alegado por la parte recurrente, debido
a que el pronunciamiento emitido, tal como fue señalado anteriormente es simplemente es
un acto constitutivo del procedimiento de primer grado sustanciado por mi representada,
que le permite llegar a la decisión definitiva del acto sin que ello implique el vicio
alegado, así solicitamos, sea declarado.
Por lo antes expuesto, solicito al tribunal a su digno cargo, deseche los alegatos
esgrimidos por la parte recurrente toda vez, que no se desprende del contenido del
expediente la existencia de ninguna acción que haya violentando el supuesto derecho de
propiedad que dice ostentar sobre el predio, en el mismo sentido el Procedimiento de
Rescate el cual resulta perfectamente aplicable en todas las Tierras con vocación agrícola
del país, que no cumplan con las condiciones impuesta por la Ley de Tierra y Desarrollo
Agrario. Así solicito sea declarado.
CAPITULO VII
DEL PETITORIO
Por todos los razonamientos anteriormente expuestos, es por lo que solicito:
PRIMERO: Sea REVOCADO el auto de admisión del presente Recurso Administrativo
contencioso de la Resolución Nº 320-10, de fecha 01 de junio de 2010, punto de cuenta
No. 454, sesión 320-10, dictada por el Directorio del Instituto Nacional de Tierras, que
acordó el rescate del lote de terreno denominado relativa a los terrenos denominados
AGROPECUARIA LOS MANZANOS C.A. Y AGROPECUARIA ALIANZA, C.A,- EL
FORTIN, ubicado en el sector el Cedral, Parroquia El Junko, Municipio Vargas, del
Estado Vargas, constante una superficie de CIENTO CUARENTA HECTAREAS CON
SIETE MIL QUINIENTOS METROS CUADRADOS (140 Has, Con 7.500 m2), con los
linderos particulares, Norte: Quebrada S/N y Reserva, Sur: Carretera Principal y Quebrada
S/N, Este: Quebrada El Cedral, Carretera interna del sector, Oeste: Carretera Principal y
Quebrada S/N, se DECLARE INADMISIBLE.
SEGUNDO: A todo evento en el supuesto negado de no ser declarada la inadmisibilidad
del presente recuso, solicito:
Sea declarado SIN LUGAR el presente recurso de nulidad y así como también sus
pretensiones cautelares y solicitud de suspensión de los efectos del acto administrativo
impugnado, con todos los pronunciamientos de Ley, en definitiva.
TERCERO: solicito que el presente escrito de oposición sea admitido, sustanciado y
decidido conforme a derecho y en consecuencia declarado CON LUGAR en la sentencia
definitiva que ponga fin al procedimiento... (omissis)…”.
-VIII-
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Así pues, expuesto lo anterior, quien juzga pasa de seguidas a pronunciarse sobre el
mérito de la causa elevada a su conocimiento y en tal sentido observa:
PUNTO PREVIO
De la causal de inadmisibilidad contenida en el artículo 171 (hoy 160) ordinal 4º, en
concordancia con el artículo 173 (hoy 162) ordinal 4º y 6º de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, realizada por el Instituto Nacional de Tierras.
Seguidamente pasa este sentenciador a resolver como punto previo al fondo del asunto
debatido, acerca de inadmisibilidad solicitada por el Instituto Nacional de Tierras, referida
a que el recurso presentado por la actora, incurre en la causal de inadmisibilidad contenida
en el artículo 171 (hoy 160) ordinal 4º, en concordancia con el artículo 173 (hoy 162)
ordinal 4º y 6º de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.
En ese sentido quien decide observa, lo dispuesto por la representación judicial del
Instituto Nacional de Tierras, en su escrito de oposición al recurso interpuesto, a saber:
“…Omissis… DE LA INADMISIBILIDAD DEL RECURSO
El procedimiento Contencioso Administrativo Agrario dispuesto en los artículos 167 y
siguientes de la Ley de Tierra y Desarrollo Agrario, por ser de naturaleza eminentemente
social, acoge obligatoriamente el principio inquisitivo que faculta al Juez Agrario en
mayor grado que al Juez Civil, para intervenir en la causa.
En el ejercicio de esta potestad que el Juez entra en el análisis de la causa, a los fines de
declarar la inadmisibilidad de la misma, cuando se encuentre incurso en la cualquiera de
las causales consagradas en el articulo 173 ejusdem.
DE LA CAUSAL DE INADMISIBILIDAD CONTENIDA EN EL ARTÍCULO 171
ORDINAL 4 EN CONCORDANCIA CON EL ARTÍCULO 173 ORDINAL 4° Y 6° DE
LA LEY DE TIERRAS Y DESARROLLO AGRARIO.
Con respeto a esta causal de Inadmisibilidad alegada por esta representación se evidencia
en el recurso interpuesto antes este Tribunal Superior que los recurrente en ningún
momento acompañaron al escrito del Recurso de Nulidad la documentación necesaria a la
cual se contrae el articulo 171 ordinal 3° de la Ley de Tierra y Desarrollo Agrario, en los
cuales se evidencien los hechos alegados por el mismo, enmarcado dicha situación fáctica
en el supuesto.
Ahora bien, precisado lo anterior quien suscribe determina, que de la revisión exhaustiva
del presente expediente se desprende, que la parte recurrente consignó junto con el libelo
copias simples de las actas constitutivas de las sociedades mercantiles “Agropecuaria Los
Manzanos, C.A., y Agropecuaria Alazán, C.A.”, debidamente protocolizados por ante el
Registro Mercantil Segundo de la Circunscripción Judicial del Distrito Capital y Estado
Miranda, y la notificación del acto administrativo impugnado, observándose así que la
parte recurrente cumplió con el cuarto de los requisitos establecidos en el artículo 171
(hoy 160) ordinal 4º de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, vale decir, acompañar
instrumento que demuestre el carácter con que se actúa; quedando satisfecho la presunta
falta de cualidad o interés del recurrente, alegada por el Instituto Nacional de Tierras.
Por lo que tal obstáculo es declarado por este sentenciador, como improcedente, en virtud
de considerar que el recurrente, cumplió satisfactoriamente los requisitos de admisibilidad
previstos y sancionados en la ley procesal adjetiva, vale decir, en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, muy especialmente aquel previsto en el artículo 171 (hoy 160) ordinal
4º, y en concordancia con el artículo 173 (hoy 162) ordinal 4º y 6º de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario. Y así se decide.
Así pues, resuelto como ha sido el punto previo anterior, quien juzga pasa de seguidas a
pronunciarse sobre la primera denuncia formulada por las recurrentes, vale decir, aquella
referida a la violación constitucional de la cual presuntamente fue objeto por parte del
Instituto Nacional de Tierras durante la sustanciación del procedimiento administrativo de
rescate, al haberle ésta, según sus dichos, cercenado su legítimo derecho de acceso al
expediente; tales aseveraciones se desprenden de su escrito recursivo, cuando dispone lo
siguiente:
En tal sentido, este juzgador para resolver, pasa en primer término a la revisión de los
antecedentes administrativos Nº 24/1-RES-10/292, correspondientes al acto impugnado,
consignados por el Instituto Nacional de Tierras en fecha 28 de abril de 2011, y que
fueron promovidos como prueba instrumental para hacerlos valer en todas y cada una de
sus partes, con el objeto de demostrar, según los dichos, que en todo momento se
garantizó tanto el derecho a la defensa como el debido proceso a los hoy recurrentes, así
como la correcta sustanciación del procedimiento administrativo, a saber:
En fecha 28 de febrero de 2.010, la Oficina Regional de Tierras del Estado Vargas, ordenó
la práctica de la inspección técnica en el lote de terreno en comento, cuyo informe fue
consignado a los antecedentes administrativos, en fecha 11 de marzo de 2.010, (véase
folios 18 al 34, ambos inclusive, de los antecedentes administrativos). Asimismo, en la
referida actuación, se ordenó la notificación mediante boleta de cualquier ciudadano que
considerarse tener algún interés en el asunto.
Ahora bien, del estudio de las actas que conforman el presente expediente se constata, que
el acto administrativo que dió origen al presente recurso de nulidad, se verificó, en fecha
26 de mayo de 2.010 (según los antecedentes administrativos) o en fecha 1º de junio de
2010, (copia anexa al escrito recursivo); bajo el rigor de la entonces vigente Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, según Gaceta Oficial Extraordinaria 5.771, de fecha 18 de
mayo de 2005, lo cual, no obstante la entrada en vigencia de la reforma de la referida ley
en fecha 29 de julio de 2010, hace del mencionado cuerpo normativo, vale decir, la Ley
del 2005, el marco jurídico aplicable por este sentenciador al caso de marras, bajo el
principio ratione temporis, de conformidad con lo establecido en el artículo 9 del Código
de Procedimiento Civil. Así se establece.-
Ahora bien, dicho texto normativo especial del 2005 contemplaba en su Capitulo VII, el
procedimiento de rescate de tierras, el cual era del tenor siguiente:
Capítulo VII
Del Procedimiento del Rescate de las Tierras
Artículo 82. El Instituto Nacional de Tierras tiene derecho a rescatar las tierras de su
propiedad oque estén bajo su disposición que se encuentren ocupadas ilegal o ilícitamente.
A esos fines iniciará de oficio o por denuncia, el procedimiento de rescate
correspondiente, sin perjuicio de las garantías establecidas en los artículos 17, 18 y 20 de
la presente Ley.
(…)
Artículo 85. Dictado el acto de inicio de procedimiento para el rescate de las tierras, el
Instituto Nacional de Tierras ordenará la elaboración de un informe técnico y, en ejercicio
del derecho de rescate sobre las tierras de su propiedad, podrá dictar medidas cautelares
de aseguramiento de la tierra susceptible de rescate, siempre que éstas guarden
correspondencia con la finalidad del rescate de la tierra, sean adecuadas y proporcionales
al caso concreto y al carácter improductivo o de infrautilización de la tierra. Toda medida
cautelar dictada de conformidad con el presente artículo deberá ser notificada
personalmente a los ocupantes afectados directamente por la misma en el acto de su
ejecución. En caso de no poder practicarse la notificación personal en dicho acto, se
continuará con su ejecución y se ordenará fijar en la entrada de la finca la respectiva
boleta, en cuyo caso, se considerará notificado. Si aun así no fuese posible practicar la
notificación, se ordenará su publicación en la Gaceta Oficial Agraria. En todo caso, los
ocupantes afectados directamente podrán ejercer los recursos consagrados en la ley. Las
formas de notificación establecidas en este artículo podrán aplicarse a todos los
procedimientos administrativos previstos en la presente Ley. La medida cautelar de
aseguramiento de la tierra susceptible de rescate, deberá establecer el tiempo de duración
de la misma y la garantía del ejercicio del derecho de permanencia de los sujetos referidos
en los artículos 17, 18 y 20 de la presente Ley. El procedimiento previsto en el presente
Capítulo tiene carácter autónomo; en consecuencia, para iniciarlo no será necesario agotar
ningún acto previo.
(…)
Artículo 90. El auto que ordene la apertura del procedimiento, identificará las tierras
objeto de rescate y al ocupante ilegal o ilícito de las mismas, si fuere posible.
Artículo 91. En el mismo auto se ordenará publicar en la Gaceta Oficial Agraria, un cartel
mediante el cual se notificará a los ocupantes de las tierras, si se conociere su identidad, y
a cualquier otro interesado, para que comparezcan y expongan las razones que les asistan,
y presenten los documentos o títulos suficientes que demuestren sus derechos, dentro del
plazo de ocho (8) días hábiles contados a partir de la respectiva publicación.
(...)
Artículo 93. Dentro de los diez (10) días hábiles siguientes, contados a partir del
vencimiento del lapso previsto en el artículo anterior, el Instituto Nacional de Tierras
dictará su decisión.
Artículo 94. El acto dictado por el Instituto Nacional de Tierras deberá notificarse al
ocupante de las tierras y a los interesados que se hayan hecho parte en el procedimiento,
indicando que contra el mismo podrá interponerse el recurso contencioso administrativo
de nulidad por ante el Juez Superior Agrario competente por la ubicación de las tierras,
dentro de los sesenta (60) días continuos siguientes a la notificación. (Subrayado del
Tribunal)
Ahora bien, la segunda etapa, vale decir, aquella ut supra denominada de notificación,
emplazamiento y alegación, correspondía al Instituto Nacional de Tierras, por una parte,
notificar personalmente a los ocupantes afectados del dictámen de la medida cautelar de
aseguramiento de la tierra, la cual, en caso de no ser posible, le imponía la carga de fijar
una boleta notificatoria en la entrada del predio bajo averiguación administrativa, siendo
que en el caso de no ser posible esta segunda opción, se debía publicar el mismo en la
Gaceta Oficial Agraria; y por otra parte, la notificación propiamente del inicio del
procedimiento administrativo, en la persona de los ocupantes de las tierras, así como el
emplazamiento de cualquier otro interesado, mediante publicación de un cartel en la
Gaceta Oficial Agraria, a los fines que dentro de los ocho (8) días hábiles computados a
partir de dicha notificación, expusieran, de ser el caso, las razones que le asistan y
presentar los documentos o títulos suficientes de propiedad.
Precisado el marco normativo anterior, el cual se encontraba vigente para la fecha del
dictamen de la providencia administrativa recurrida, vale decir la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario reformada en 2005, y contrastado el mismo con las actuaciones
llevadas a cabo en sede administrativa, las cuales se estamparon en los correspondientes
antecedentes administrativos, quien aquí sentencia determina lo siguiente:
El auto de inicio del procedimiento fue dictado en fecha 18 de febrero de 2.010, siendo
que se desprende del contenido del acto administrativo recurrido, (ver folio 1 de los
antecedentes administrativos) que en fecha 10 de febrero de 2010, un equipo
multidisciplinario de funcionarios del Instituto Nacional de Tierras del Estado Vargas,
practicaron inspección técnica sobre el predio en cuestión, vale decir, ocho (8) días antes
de dictar el acto formal de inicio del procedimiento administrativo y la medida de
aseguramiento de la tierra, lo cual en principio subvierte lo estipulado por la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario en su articulo 85 antes enunciado, en tanto y cuanto, la
elaboración de dicho informe técnico, debe ser posterior al auto de inicio del trámite y
anterior al dictamen de la medida de aseguramiento de la tierra, pues esta sólo será el
resultado de lo arrojado en la información técnica contenida en el aludido informe,
dejando a salvo la posibilidad de prescindir de dicho informe técnico, cuando medien
circunstancias excepcionales de interés social o utilidad pública que así lo requiera, lo
cual siempre y en todo momento deberá constar en el auto de apertura del procedimiento
de manera suficientemente motivada a tenor de lo previsto en el entonces artículo 84
eiusdem.
Ahora bien, tenemos que en fecha 23 de febrero de 2010, funcionaros adscritos al Instituto
Nacional de Tierras, procedieron a notificar en las inmediaciones del lote de terreno sub-
litis, vale decir, tanto del inicio del procedimiento como de la medida cautelar de
aseguramiento conexa, a la ciudadana Patricia Goncalvez Goncalvez, tal y como se
desprende de la actuación cursante a los folios 16 y 17 de dichos antecedentes.
Así las cosas, y no obstante resultar la referida ciudadana una persona distinta a la persona
expresamente indicada en el acto administrativo que dio inicio el procedimiento bajo
examen, vale decir, el ciudadano Daniel Fernández González, en su carácter de ocupante
del predio denominado “AGROPECUARIA EL MANZANO, C.A. Y AGROPECUARIA
EL ALAZAN C.A. – EL FORTIN, lo que en principio podría entenderse como una
notificación defectuosa, bien señalan las recurrentes que esta situación fue subsanada y
convalidada, al manifestar en su escrito recursivo, haber tenido conocimiento de la
existencia de dicho procedimiento administrativo y acudir por sus propios medios, a la
sede administrativa regional del Instituto Nacional de Tierras en Vargas y sede central
Caracas para intentar acceder al expediente administrativo en cuestión, lo cual a su decir,
no se les permitió.
Con ello, se tiene como válida la etapa de notificación personal mediante boleta tanto del
inicio de procedimiento de rescate como de la medida cautelar de aseguramiento de la
tierra. Correspondiendo inmediatamente, la práctica de la notificación mediante cartel de
emplazamiento en la Gaceta Oficial Agraria como lo disponía la ley especial en su
artículo 85, dirigido al ocupante y a los interesados (terceros) con interés en la resultas del
procedimiento administrativo.
Artículo 91. En el mismo auto se ordenará publicar en la Gaceta Oficial Agraria, un cartel
mediante el cual se notificará a los ocupantes de las tierras, si se conociere su identidad, y
a cualquier otro interesado, para que comparezcan y expongan las razones que les asistan,
y presenten los documentos o títulos suficientes que demuestren sus derechos, dentro del
plazo de ocho (8) días hábiles contados a partir de la respectiva publicación.
Sobre este aspecto, vale decir, la publicación de los actos notificatorios en la Gaceta
Oficial Agraria, es importante señalar que en reiteradas ocasiones, la doctrina y
jurisprudencia patria se han pronunciado con respecto a la imposibilidad material de
publicar tales actos agrarios en dicha publicación oficial, dado que no constituye un medio
idóneo de divulgación, ni menos aun la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela, a tenor de lo previsto en la Disposición Transitoria Décima Quinta de la Ley
de Tierras y Desarrollo Agrario, como medio transitorio de difusión.
Ahora bien, dicho cartel deberá ser consignado en el expediente dentro de los diez (10)
días hábiles siguientes a la fecha en que se hubiere expedido, y será publicado en un diario
de mayor circulación local en el área de la jurisdicción del Tribunal competente por el
territorio para conocer del procedimiento contencioso administrativo agrario de que se
trate, o en su defecto, en un diario de mayor circulación nacional, en caso que no existiere
aquél, ello por cuanto considera la Sala que para estos casos, el periódico de la localidad
es el medio de mayor difusión y acceso en las regiones del interior de la República, y no
así la Gaceta Oficial de la República, que es el medio consagrado por la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario para realizar las publicaciones de todos los actos que ella disponga.
Acto seguido, cursa a los antecedentes administrativos, folios 18 y 19, que en fecha 28 de
febrero de 2.010, la Oficina Regional de Tierras del Estado Vargas, en su Área Legal
Agraria, realizó actuación mediante la cual ordenó la práctica de otra inspección técnica
sobre el predio en disputa, donde igualmente, en cuanto a la notificación de los ocupantes
como de cualquier tercero interesado se refiere, estableció lo siguiente:
Situación ésta que si bien fue omitida por la recurrida Instituto Nacional de Tierras, al no
materializar dicha notificación por vía cartelaria en un diario de mayor circulación
regional, no resulta menos cierto que esta situación no afecta la esfera legítima de
derechos de las hoy recurrentes, al manifestar en su escrito recursivo, haber tenido
conocimiento de la existencia de dicho procedimiento administrativo y acudir por sus
propios medios, a la sede administrativa regional del Instituto Nacional de Tierras en
Vargas y sede central Caracas para intentar acceder al expediente administrativo en
cuestión, no obstante, según sus dicho, su solicitud les fue reiteradamente negada por el
aludido instituto.
Ahora bien, señalaron las recurrentes en la audiencia oral de informes, que una prueba
contundente de su alegación, referida a la imposibilidad material de acceder al expediente,
radicó en la interposición en fecha 22 de marzo de 2010, por ante este Juzgado Superior
Primero Agrario, de la acción de amparo constitucional contenida en el expediente Nº
2.010-5.315, donde riela a los folios 106 al 117 de las actas procesales que lo conforman,
anexo “K”, el contenido del acta emanada de la Notaria Pública Vigésima Tercera del
Municipio Libertador del Distrito Capital-Caracas, de fecha 08 de marzo de 2.010, donde
se estableció lo siguiente:
Ahora bien, no obstante haber estado este sentenciador en pleno conocimiento de dicha
situación, es importante recalcar que dicha acción de tutela constitucional fue declarada
inadmisible de conformidad con lo previsto en el artículo 6.5 de la Ley Orgánica de
Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales, ante la existencia de otros medios
procesales, siendo que las recurrentes no aportaron al acervo probatorio otros elementos
de convicción que permitieran a este juzgador comprobar a cabalidad la configuración del
vicio por estas argüida, vale decir, la referida a la “violación del acceso al expediente
administrativo e impedimento de presentación de pruebas en sede administrativa”, por lo
que este juzgador lo declara IMPROCEDENTE. Así se establece.-
En cuanto al segundo de los vicios de orden constitucional argüido por las recurrentes,
referido a la “violación constitucional de la promoción de la agricultura y desarrollo rural
sustentable” las mismas alegaron:
“El acto administrativo rechazado emanado del Directorio del Instituto Nacional de
Tierras en sesión N° 320-10, de fecha primero (01) de junio de dos mil diez (2.010),
según Punto de Cuenta N° 454, viola los postulados consagrados en el 305 y 306 del texto
fundamental; toda vez, que aún cuando el informe “técnico” que apoya la decisión
administrativa reconoce que existe actividad agrícola vegetal y animal, tales como:
cultivos de hortalizas, entre otros; ganadería de leche, ganadería de altura, pasto
introducido (elefante y king grass); se omite por completo para la decisión el carácter
productivo de las tierras y se viola los derechos constitucionales y los beneficios que la
Ley de Tierras otorga a mis representadas.
Así las cosas, la referida normativa constitucional que forma parte del sistema
socioeconómico de la Nación, se encuentra conformada por las denominadas normas de
orden programático de carácter social, que no pueden ser violentadas per se por el diario
actuar de la Administración Pública y los distintos entes y órganos que la conforman en la
ejecución de las políticas públicas en materia de agricultura.
El objeto de este tipo de normas es precisamente configurar los fines sociales a que se
dirigen el Estado y la sociedad, de acuerdo con las exigencias del bien común, de esta
manera, toda ley o norma integrante del orden jurídico nacional deben conformarse a la
pauta de valor indicada, al menos tendencialmente, por las normas programáticas de la
Constitución.
En ese sentido, al indicar las recurrentes que “las tierras objeto del violatorio “rescate”
están y estaban en óptima producción; se violan derechos constitucionales por parte del
ente agrario al utilizar el supuesto artículo 82 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”,
resulta más que evidente que la situación descrita se circunscribe a presuntas violaciones
de orden legal que en todo caso debieron ser aducidas durante la sustanciación del
procedimiento de rescate o ante esta instancia bajo la calificación de violación de la
referida normativa, por lo que ante la errónea argumentación jurídica empleada este
juzgador se ve en el forzoso deber de declarar IMPROCEDENTE, el referido vicio. Así se
establece.-
En cuanto al tercero de los vicios de orden constitucional argüido por las recurrentes, vale
decir, el referido a la “violación del derecho a la defensa y debido proceso” las mismas
argumentaron:
“El Instituto Nacional de Tierras decide “rescatar” las tierras conforme a los supuestos
que reproduce la norma contenida en el artículo 82 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario. Decir esto significa, que el Instituto Nacional de Tierras tiene derecho a rescatar
las tierras de su propiedad o que estén bajo su disposición y especialmente, que se
encuentren ocupadas “ilegal o ilícitamente”.
Pues bien, la anterior afirmación contiene implícitamente un requisito para el ente agrario,
en cuanto al “rescate”, cual es, que las tierras a rescatar por esta vía deben ser ocupadas de
manera “ilegal o ilícita”. En este contexto, resulta conveniente recordar cuales
ocupaciones son lícitas según la Ley de Tierras Baldías y Ejidos, que establece en su
artículo 45, lo que sigue:
“Es lícita la ocupación de terrenos baldíos cuando no sean de los inalienables que se
enumeran en el artículo 13”. (Negrillas Añadidas.
(…)
Por el contrario, si menoscabo del derecho de propiedad registral y agraria que le asiste a
mis representadas, resulta concluyente afirmar que la ocupación no es ilegal y menos aún
ilícita, toda vez, que le ampara a la “AGROPECUARIA EL MANZANO C.A.” y
“AGROPECUARIA ALAZAN C.A.”, suficientemente identificadas, i) la propiedad
registral, ii) la propiedad agraria, iii) la ocupación lícita y iv) la susceptibilidad de
enajenación de las tierras objeto del ilegal rescate.
Finalmente, como se puede apreciar la determinación por parte del Instituto Nacional de
Tierras, en suponer que la ocupación de las tierras es ilegal o ilícita, vulnera el principio
de legalidad y viola el derecho a la defensa de mis mandantes; en tanto, el acto recurrido
no permite conocer con precisión los hechos que se le imputan y las disposiciones legales
aplicables al caso, que permita realizar los correspondientes descargos en su defensa.
(S.P.A. 13-10-2005; Administradora Convida). Y así, solicito se declare.”
En ese sentido, resulta forzoso para este sentenciador desechar el vicio aducido por las
recurrentes, referido a la “violación del derecho a la defensa y debido proceso”, y así se
establece.-
Finalmente, en cuanto al último de los vicios de orden constitucional argumentado por las
recurrentes en su escrito recursivo, referido a “la violación del derecho constitucional a la
igualdad y no discriminación”, las mismas indicaron:
“El acto administrativo impugnado emanado del Directorio del Instituto Nacional de
Tierras, en sesión N° 320-10, de fecha primero (01) de junio de dos mil diez (2.010),
según Punto De Cuenta N° 454, vulnera y desconoce i) la propiedad registral y la
propiedad agraria de mis representadas, ii) la ocupación legal y lícita de las tierras y iii) la
optima actividad agraria que se desarrolla en el Lote; y ubica a mis mandantes, en una
situación de desigualdad ante la Ley.
Es el caso, Honorable Juez, que en el acto recurrido el ente agrario excluye a mis
mandantes como propietarias de las tierras objeto del acto impugnado, a pesar que poseen
los títulos registrales correspondientes; cuando es conocido que el Instituto Nacional de
Tierras, en casos similares, respeta a los propietarios el pleno ejercicio de los atributos de
la propiedad y reconoce como lícita las ocupaciones de predios en condiciones
semejantes.
En este orden, a pesar que mis representadas realizan actividades agrarias, algunas de ellas
exentas de prueba, en tanto fueron reconocidas por el propio ente agrario en la
notificación, tales como la agrícola y pecuaria; son excluidos de los beneficios de la Ley
de Tierras y Desarrollo Agrario.
Ante las afirmaciones y planteamientos que anteceden, que muestran afectados los
derechos de mis mandantes, queda en evidencia el trato discriminatorio y tratamiento
desigual frente a circunstancias similares y en igualdad de condiciones. (S.P.A. N° 526;
11-04-2.007). y así, solicito se declare.
Para resolver este tribunal observa:
Por ello, los ocupantes del predio que se sientan afectados por la medida de aseguramiento
de la tierra, deben someterse en las mismas igualdad de condiciones que cualquiera
ciudadano o ciudadana que aspire un lote de terreno para trabajarla, mediante el
procedimiento de adjudicación de tierras establecido en la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario, o bien de carta agraria socialista, prevista en el Decreto Ejecutivo N° 2.292 del
04 de febrero de 2003, por lo que no todo trato que en principio se presuma desigual
resulta discriminatorio.
Es por ello, que entiende este sentenciador, que el derecho a la igualdad sólo se viola
cuando se trata desigualmente a los iguales, en consecuencia, lo constitucionalmente
prohibido es el trato desigual frente a situaciones idénticas y no las preferencias
solicitadas por las recurrentes y sus trabajadores y trabajadoras para que se les adjudique
con prioridad a otras personas, lo cual si pudiera resultar violatorio de la máxima
constitucional de la igualdad ante la Ley.
“Esta Sala considera necesario señalar, que la cláusula de igualdad ante la ley, no prohíbe
que se le confiera un trato desigual a un ciudadano o grupo de ciudadanos, siempre y
cuando se den las siguientes condiciones: a) que los ciudadanos o colectivos se encuentren
real y efectivamente en distintas situaciones de hecho; b) que el trato desigual persiga una
finalidad específica; c) que la finalidad buscada sea razonable, es decir, que la misma sea
admisible desde la perspectiva de los derechos y principio constitucionales; y d) que la
relación sea proporcionada, es decir, que la consecuencia jurídica que constituye el trato
desigual no guarde una absoluta desproporción con las circunstancias de hecho y la
finalidad que la justifica. Si concurren las condiciones antes señaladas, el trato desigual
será admisible y por ello constitutivo de una diferenciación constitucionalmente
legítima”.
Revisados como han sido los vicios de orden constitucional, este Juzgador pasa de
seguidas a revisar los vicios de orden legal aducidos por las recurrentes, contenidos en el
titulo cuarto de su escrito recursivo.
En el marco de las competencias del Instituto Nacional de Tierras, resulta cierto que le
corresponde determinar el carácter “ocioso o inculto” que tengan las tierras con vocación
de uso agrario y “rescatar” según corresponda, las tierras que tengan tal carácter de
conformidad con lo previsto en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.
3. Determinar el carácter de ociosas o incultas que tengan las tierras con vocación de uso
agrario, y rescatar o expropiar, según corresponda, las tierras que tengan tal carácter, de
conformidad con lo previsto en esta Ley (…)” (Negrillas y Subrayado Añadidos).
(…) Tanto la doctrina como la jurisprudencia de esta Sala, han distinguido básicamente
tres tipos de irregularidades: la llamada usurpación de autoridad, la usurpación de
funciones y la extralimitación de funciones.
(…)
Finalmente, la extralimitación de funciones consiste fundamentalmente en la realización
por parte de la autoridad administrativa de un acto para el cual no tiene competencia
expresa. (…) (Negrillas y Subrayado Añadidos).
En cuanto al referido vicio este sentenciador observa, el contenido del in fine del artículo
84 de la Ley de Tierras y desarrollo Agrario (Ley del 2005), referido a la competencia
expresa y excepcional del Instituto Nacional de Tierras para iniciar el procedimiento de
rescate sobre tierras que se encuentren en condiciones de óptima producción tal y como lo
arguyen los recurrentes y la posibilidad de realizarlo de manera excepcional. Dicha norma
disponía:
Artículo 84.- (…)…No obstante, el Instituto Nacional de Tierras podrá rescatar las
mismas cuando circunstancias excepcionales de interés social o utilidad pública así lo
requieran.
En ese sentido, resulta más que evidente que la Ley de Tierras y desarrollo Agrario, bajo
la visión holística del problema agrario venezolano, tomando en consideración el interés
general de asentar las bases del desarrollo rural integral y sustentable, asegurando la
vigencia efectiva de los derechos de protección ambiental y agroalimentario de la presente
y futuras generaciones, previstos y sancionados en los artículos 305, 306 y 307 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, le confirió al Instituto Nacional
de Tierras una potestad excepcional y expresa, para iniciar el procedimiento de rescate de
tierras de su propiedad o que se encuentren bajo su disposición, no obstante las mismas en
apariencia se encuentren óptima producción.
Entre las competencias del Instituto Nacional de Tierras, resulta cierto que le corresponde
disponer de las tierras con vocación de uso agrario, que sean baldíos nacionales o que
pertenezcan al dominio privado de la República, instituto autónomos, empresas del
Estado, fundaciones o cualquier entidad de carácter Público Nacional.
Ahora bien, tal disposición permitida por Ley al ente agrario está limitada y no es –
expresa- para los casos de que las tierras estén productivas; en tal sentido, resulta
oportuno reproducir parcialmente el cardinal diecisiete del artículo 119 de la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, como sigue:
“Disponer de las tierras con vocación de uso agrario que no estén productivas, que sean
baldíos nacionales o que pertenezcan al dominio privado de la República, instituto
autónomos, empresas del Estado (…) (Resaltados Añadidos).
Del con tenido normativo que antecede, en relación a la disposición que le corresponde al
Instituto Nacional de Tierras por Ley, podemos afirmar de manera contundente que
cuando las tierras estén –productivas- pierde tal competencia expresa; en torno a ello, no
puede como lo hizo en el acto impugnado, decidir lo siguiente:
“(…) Tercero: Instar a la Oficina Regional de Tierras del Estado Vargas, iniciar (o
continuar o se ya hubiese sido abierto la regularización (…) el otorgamiento del
correspondiente instrumento será emitido previa determinación de la ubicación exacta de
la superficie, los linderos y otras especificaciones del terreno, todo ello de conformidad
con la normativa prevista en los artículos 13, 14, y 17 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario. (…)” (Resaltados Añadidos).
Ante tal situación, aún cuando las tierras estaban en plena productividad reconocida en el
informe “técnico” que apoya la decisión administrativa, cuando se refiere “(…) actividad
agrícola vegetal y animal, tales como: cultivos de hortalizas, entre otros; ganadería de
leche, ganadería de altura, pasto introducido (elefante kineg grass (…)” y en la Inspección
in situ realizada por este Juzgado donde constató en el predio los rubros de brócoli,
cilantro, aguacate, ciruela, damasco, calabacín, cebollón, papa, acelga, lechuga; en la parte
pecuaria animales mestizos pardos cebú para leche, aves menores gallinas y pavos; el
Instituto Nacional de Tierras, actuando fuera de la esfera de su competencia expresa
decide –disponer- de las tierras y otorgar beneficios a terceras personas que lo soliciten;
tal circunstancia, ciudadano Juez, deja en evidencia que la autoridad agraria mediante el
acto impugnado se excede en sus facultades por cuanto las tierras están productivas
extralimitándose en sus funciones y afectando la esfera de legalidad del acto recurrido que
lo hace nulo de nulidad absoluta. Así, pido se decida.
Para resolver este Juzgador observa, que efectivamente el artículo 119 de la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, en su numeral 17º, (Ley del 2005), establecía expresamente
la competencia del Instituto Nacional de Tierras, previa solicitud a los entes indicados en
el artículo 83 eiusdem; para disponer, en el marco de procedimiento de rescate, de
aquellas tierras con vocación de uso agrario que no estuviesen productivas mientras la
titularidad sobre las mismas se transfería a su patrimonio. De lo que se deduce, que mal
pudiera el referido instituto iniciar dicho procedimiento sobre las tierras indicadas en el
artículo 83 ibidem (tierras baldías nacionales o fundos rústicos con vocación agrícola del
dominio privado de la República, institutos autónomos, corporaciones, empresas del
Estado, fundaciones o cualquier entidad de carácter público nacional), sin la debida
autorización de los referidos entes, no obstante las mismas, vale decir las tierras, se
encontraren inclusive en óptima producción, tal y como se sostuviera al momento de
despejar el vicio anterior, pudiendo disponer de ellas para fines productivos, dado el
interés social y la utilidad pública que la materia agraria reviste.
Por lo que concluye este sentenciador, que las actuaciones administrativas realizadas por
el Instituto Nacional de Tierras de acuerdo al mandato contenido en el numeral 17° del
artículo 119 ibídem, no se configura el vicio denunciado por las recurrentes, vale decir, el
referido a “la extralimitación de funciones por la disposición de tierras en condición
productiva”, dado que tal condición productiva no resulta requisito sine qua non para
iniciar el referido procedimiento, no transgrediendo en consecuencias, las competencias
previstas en el ordenamiento especial, por lo que el mismo es declarado
IMPROCEDENTE. Así se establece.-
Como última irregularidad legal que se anuncia en el presente capítulo, tenemos que en el
ente agrario emisor del acto impugnado se extralimita al “rescatar” tierras que no son de
su propiedad y menos aún están en su disposición.
Es el caso ciudadano Juez, que el ente agrario al momento de emitir el acto administrativo
objetado, no ostentaba ninguna de las condiciones –propietario o de disposición- que le
hacen competente para emitir la decisión del viciado procedimiento administrativo y,
menos aún, como bien se explicara la condición de mis representada resulta ilegal o
ilícita.
Tan ciertas son las afirmaciones anteriores, que el ente agrario por carecer de la propiedad
de las tierras al momento de dictar el acto administrativo confutado, solicita la
transferencia como sigue:
“Quinto: Solicitar al Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras que
realicen ante la procuraduría General de la República, todas las diligencias tendientes a
realizar la transferencia del lote de terreno objeto de la decisión, si ello no hubiese sido
efectuado (…)”.
Del contenido parcial del particular anterior, quedó en evidencia que el Instituto nacional
de Tierras no tenía la propiedad y menos aún la disposición de las tierras, en tanto y en
cuanto, pedir la transferencia significa reconocer tal situación o tal ausencia de las
condiciones que le permiten competencia para dictar el rescate de las tierras.
En este contexto, como bien lo indica el 119.16 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario,
antes de iniciar el procedimiento de rescate el ente agrario debería tener lista la
transferencia de los organismos públicos indicados en el artículo 84 eiusdem, ello en
definitiva, le permitiría dictar el acto impugnado dentro del ámbito de sus competencias y
gozar de la titularidad del derecho sobre las tierras o fundos rústicos con vocación de uso
agrario a los que se refiere dicho artículo, o por lo menos, la autorización para la
ocupación y uso de las mismas, mientras se formaliza la transferencia; a los fines de que
se realice el correspondiente rescate.
Para resolver este tribunal observa, lo estipulado por la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario (2005), en su artículo 82:
Artículo 82. El Instituto Nacional de Tierras tiene derecho a rescatar las tierras de su
propiedad o que estén bajo su disposición que se encuentren ocupadas ilegal o
ilícitamente. A esos fines iniciará de oficio o por de denuncia, el procedimiento de rescate
correspondiente, sin perjuicio de las garantías establecidas en los artículos 17, 18 y 20 del
presente Decreto Ley. (Subrayado y cursivas del tribunal)
Como observamos, el citado artículo 82 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario del año
2005, vigente al momento del inicio y posterior emisión del acto administrativo de rescate
impugnado, sólo le confería al Instituto Nacional de Tierras la competencia expresa para
iniciar el procedimiento de rescate en dos supuestos, el primero de ellos, en tierras que
fuesen de su exclusiva propiedad; y en el segundo de los casos, sobre aquellas tierras que
se encontraren bajo su disposición ocupadas ilegal o ilícitamente.
Ahora bien, este Tribunal, atendiendo al cuerpo normativo aplicado por el Instituto
Nacional de Tierras para arribar a tal conclusión, considera pertinente a los fines de
determinar o no la procedencia del vicio de extralimitación de funciones aducido por las
recurrentes, traer a colación los artículos 1, 6, 10 y 11 de la Ley de Tierras Baldías y
Ejidos, que establecen:
Artículo 1.- Son baldíos todos los terrenos que, estando dentro de los límites de la
República, no sean ejidos ni propiedad particular ni pertenezcan legítimamente a
corporaciones o personas jurídicas.
Artículo 6.- (…) Parágrafo Segundo: Respecto a los ejidos, el catastro indicará el origen
de su adquisición por la respectiva Municipalidad, y respecto de los terrenos de propiedad
particular o de corporaciones o personas jurídicas, se averiguará la fecha del título de
adquisición, cuando este fuere posterior a la Ley de 10 de abril de 1848; más si la
posesión respectiva datare de fecha anterior a la dicha Ley, bastará hacerlo constar así, sin
averiguar la existencia ni las circunstancias de los primitivos títulos de data, composición
o adjudicación.
Artículo 10.- Caso de aparecer que se detentan como de propiedad particular terrenos
baldíos, el Ejecutivo Federal dispondrá que se inicie el juicio civil a que haya lugar por
ante los Tribunales competentes, de conformidad con presente Ley.
Artículo 11.- No podrán intentarse las acciones a que se refiere el artículo anterior contra
los poseedores de tierras que por si o por sus causantes hayan estado gozándolas con la
cualidad de propietarios desde antes de la Ley de 10 abril de 1848. En todos los casos el
poseedor, aunque su posesión datare de fecha posterior a la dicha Ley, puede alegar la
prescripción que le favorezca, y no se ordenará la iniciación de ningún proceso de
reivindicación cuando haya evidencia de que si se invocara la excepción de prescripción,
ésta prosperaría.
La referida normativa, vigente para el momento de la emisión del acto administrativo aquí
recurrido en nulidad, establece en primer término, específicamente en su artículo 1º, el
concepto de tierras baldías, el cual parte de la presunción juris tantum a favor del Estado,
que no se trate de terrenos ejidos, propiedad particular o pertenecientes legítimamente a
corporaciones o personas jurídicas.
Por su parte, el artículo 6, establece que en el caso de los terrenos de propiedad particular,
se averiguará la fecha del título de adquisición, cuando este fuere posterior a la Ley de 10
de abril de 1848.
Finalmente, sus artículos 10 y 11, disponen lo referente a las acciones civiles que debe
emprender la República, especialmente el juicio reivindicatorio, correspondiente a la
reclamación de los terrenos baldíos ocupados por particulares que aduzcan propiedad
privada, dejando a salvo a los poseedores de tierras que por si o por sus causantes hayan
estado gozándolas con la cualidad de propietarios desde antes de la Ley de 10 abril de
1848.
La fecha 10 de abril de 1848, obedece en primer término, a razones históricas, por cuanto
se corresponde con la data de la primera ley sobre averiguación de tierras baldías y
catastro, promulgada propiamente en Venezuela. Y en segundo término, a razones
eminentemente políticas, ya que antes de su separación de la Gran Colombia, hacia 1830,
Venezuela se regía por los designios del Congreso de Colombia, que el 11 de octubre de
1821, había promulgado la primera Ley de Enajenación de Tierras Baldías y Creación de
Oficinas de Agrimensor, la cual, de acuerdo a los historiadores patrios y neo granadinos,
jamás se aplicaría en nuestro país a consecuencia del movimiento separatista de “La
Cosiata”.
Tenemos entonces, que la única referencia legal existente para el momento de la emisión
del acto aquí recurrido en nulidad para catalogar una tierra como baldía y por ende del
dominio público, como bien lo expresara el Instituto Nacional de Tierras al inicio del
procedimiento de rescate; era el 10 abril de 1848, siendo el caso que las recurrentes
aducen una propiedad agraria y registral, que a su decir, el Instituto Nacional de Tierras
les impidió en todo momento consignar en sede administrativa.
Al respecto, la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, Sala Especial
Agraria, en sentencia Nº del 10 de febrero de 2009 (Caso: Arnaldo José Pérez Sánchez vs.
Instituto Nacional de Tierras), consagró el deber de los jueces superiores agrarios a
decidir sobre la titularidad de las tierras objeto de afectación, siempre y cuando sea
determinante para resolver sobre la validez del acto administrativo recurrido, de manera
de no evadir su función jurisdiccional y así garantizar la vigencia de los artículos 26 y 257
de nuestra Carta Magna y 165 (154 de la reforma) de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario.
Empero, y ante los alegatos expuestos por el recurrente, y las pruebas aportadas a los
autos, el tribunal de la causa no resolvió expresamente sobre la discutida titularidad de las
tierras ubicadas en el Fundo Agropecuaria La Fortaleza, es decir, no decidió el fondo del
recurso de nulidad ante esa instancia propuesto, sino que se limitó a señalar, de forma
repetitiva, las facultades del ente agrario demandado para revisar la titularidad de las
tierras, y haciendo énfasis en que el tribunal competente es quien se pronunciará sobre la
alegada propiedad (Vid folio 80 Pieza 4).
Así las cosas, estima esta Sala que el tribunal de la causa ha evadido su función
jurisdiccional, infringiendo así el contenido del artículo 165 de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario y los artículos 26 y 257 de nuestra Carta Magna, al no pronunciarse y
decidir sobre la señalada titularidad de las tierras objeto de afectación, ya que ello era
determinante para resolver sobre la validez del acto administrativo recurrido, en el punto
relativo a la declaratoria de tierras baldías.
Ante tal anómala circunstancia, se estima que lo indicado es que el mismo Juzgado
Superior Cuarto Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas, resuelva
expresamente, conforme a los elementos probatorios cursantes en autos, acerca de la
titularidad de las tierras ubicadas en el Fundo Agropecuaria La Fortaleza –ya identificada
previamente-; ello con la finalidad de salvaguardar el derecho a la doble instancia de las
partes, ya que el punto central del caso de autos, no fue objeto de resolución, en forma
alguna, por parte del tribunal de la causa. Así se decide.
Por consiguiente, se declarará con lugar la apelación, y deberá el mismo a quo decidir
sobre la validez del acto administrativo, conforme a lo anteriormente indicado. Así se
decide. (Subrayado y cursivas del Tribunal)
En tal sentido, y como preámbulo al análisis documental a ser realizado por este
sentenciador, partiremos de tres etapas históricas claramente definidas; una primera etapa,
que estaría comprendida entre los primeros esfuerzos titulativos realizados en la colonia,
durante la vigencia político territorial de la denominada Capitanía General de Venezuela,
entendida esta como una entidad territorial ultramarina indiana, integrante para ese
entonces del imperio español, establecida por la Corona durante su periodo de dominio
americano, hasta el 09 de abril de 1.848, vale decir, hasta el día anterior a la entrada en
vigencia el primer texto legal sobre catastro y propiedad formulado por el naciente
Congreso Plenipotenciario de las Provincias Unidas de Venezuela, donde a juicio de quien
aquí decide, deben reputarse todos los títulos comprendidos dentro de ese período, como
plenamente demostrativos de propiedad, pues dentro de lo que comprende dicha fase
temporal, todos aquellos poseedores que se reputaban como propietarios mediante títulos
válidamente otorgados, se entendían como tales, siempre y cuando dicha propiedad,
datara de antes de esa fecha, vale decir, antes del 10 de abril de 1848, ver artículos 10 y 11
de la Ley de Tierras Baldías y Ejidos de 1936, supra citados.
Una segunda etapa histórica, comprendida desde el 10 de abril de 1848, vale decir, a partir
de la entrada en vigencia de ese primer texto legal sobre catastro y propiedad, hasta el 31
de diciembre de 1909, vale decir, hasta el día anterior a la entrada en vigencia de la
reforma de la Ley de Registro Público de 1909, la cual entró en vigencia el 1° de enero de
1910, siendo este texto legal, aquel que consagra en nuestro derecho patrio el sistema
principista del llamado “tracto sucesivo” o “cadena titulativa”, vale decir, aquel principio
que sugiere la sucesión titulativa del derecho real de propiedad, entendiéndola como
aquella formada por los eslabones de una cadena, los cuales conforman un tracto
ininterrumpido de sucesiones concedidas por distintos negocios jurídicos y/o distintos
actos de transmisión de derechos inter-vivos o mortis causa, a través del tiempo, donde el
título anterior legitima y valida el título posterior, al cual esta unido mediante la perfecta
mención del modo en que se transfirió el derecho real de propiedad.
En este caso, vale decir, en cuanto la valoración y análisis que debe hacerse de los
instrumentos que se encuentren dentro de este período, debe tomarse en cuenta que el
mismo estuvo signado por guerras federales e inestabilidad política por demás convulsa,
donde, en función a la redistribución de tierras rurales en las que se fundamentaron esas
luchas, fueron destruidos sistemáticamente, muchos archivos oficiales donde reposaban
los títulos originales de las transmisiones de tierras, por lo cual, los tractos sucesivos
correspondientes a ese período deben revisarse, tomando en consideración esa “realidad
histórica”, dando especial valor a aquellas probanzas que de manera indiciaria, indiquen al
juzgador la posibilidad de conexión entre un instrumento y otro, aún cuando esta sea de
forma indirecta.
Finalmente, cabe señalar que para este periodo, debe tomarse muy en consideración, que
no era exigible, en cuanto a las transmisiones de derechos vía hereditaria, la presentación
de testamentos, codicilos y particiones, para proceder en la inserción en los registros
respectivos, ya que no fue sino hasta la promulgación de la Ley Sobre Varios Ramos de la
Renta Nacional y su Reglamento, publicada en la Gaceta Oficial Nº 01 de los entonces
Estados Unidos de Venezuela del 02 de noviembre de 1.936, que en su artículo 16
estableció tal obligatoriedad del cumplimiento para los registradores y las partes de
presentarlos, no siendo por consiguiente exigible para la época.
Y una tercera y última etapa, comprendida desde el 1° de enero de 1910, fecha en la cual
entró en vigencia la antes citada reforma de la Ley de Registro Público, hasta nuestros
días, siendo el caso que dentro de esta etapa debe prevalecer, a juicio de este sentenciador,
una estricta y escrupulosa observancia a los títulos que conforman la llamada “cadena
titulativa”, donde como se expuso ut supra, el título anterior debe legitimar y validar
totalmente el título posterior, o lo que es igual, debe estar unido mediante la perfecta
mención del modo en que se transfirió el derecho real de propiedad en el título inmediato
anterior.
Es así, que entendiendo como necesarias estas reglas de análisis documental, quien aquí
decide pasa de seguidas a realizar las siguientes precisiones:
La parte recurrente para demostrar que los lotes de terrenos denominados “Hacienda el
Cedral y Hacienda el Tibrón”, respectivamente, se reputan como de propiedad privada,
consignaron la documentación que a su juicio, les acredita la misma para el momento del
inicio del procedimiento de rescate y su posterior acto conclusivo, documentación ésta
debidamente ratificadas durante el lapso probatorio, a saber:
3.- Copia simple de documento de compra-venta, entre Pedro Monterrey Corro a favor de
Manuel de Jesús Monterrey Perdomo, debidamente protocolizado por ante la Oficina
Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado Vargas, de fecha 11 de enero de
1.957, anotado con el Nº 18, protocolo 1º del Tomo 1º, marcado con la letra “A.3”.
4.- Copia certificada de documento de compra-venta, entre Paula Ferrer Piñero a favor de
Pedro Monterrey Corro, debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna de
Registro del Primer Circuito del estado Vargas, de fecha 11 de enero de 1.957, anotado
con el Nº 17, protocolo 1º del Tomo 1º, marcado con la letra “A.4”.
5.- Copia simple de documento de partición, adjudicación y mensura, realizada por los
herederos Gabriel Ferrer y Maria de Jesús Piñero, mediante el cual declaran que los
precitados eran dueños de una posesión de terrenos denominada “El Cedral”, ubicada en
Jurisdicción de la Parroquia de Carayaca del Departamento Vargas; razón por la cual se
ceden entre ellos de la siguiente manera: 1.- A Julia: se le adjudica la parte de la posesión
que ocupa (no indica superficie, ni porcentaje); 2.- A los menores Pedro y Francisca
Sornita, la quinta parte de la posesión (correspondiente a los derechos que le pertenecen al
difunto Celestino Ferrer Piñero); 3.- A Wenceslaa Ferrer Piñero, se le adjudica 2 lotes de
terreno; 4.- A Quintana y Paula Ferrer Piñero, se le adjudican las 2/10 partes de la
posesión, toda vez que ellas declaran haber vendido las otras 2/10 partes a Eduardo Ortega
y Julio Mújica, con anterioridad, debidamente protocolizado por ante la Oficina
Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado Vargas, de fecha 11 de octubre de
1.940, anotado con el Nº 14, protocolo 1º del Tomo 21, marcado con la letra “A.5”.
6.- Copia certificada de documento de compra-venta, entre los ciudadanos José Domingo
Lizárraga Ferrer, Luisa Lizárraga Ferrer de Rojas, Carlos Germán Lizárraga de Ferrer y
Francisco José Lizárraga, a favor de la sociedad mercantil Agropecuaria Alazán C.A.,
debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de
Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 30 de marzo de 1.990,
anotado con el Nº 07, protocolo 1º del Tomo V, asimismo, anexando plano geoespacial,
marcada con la letra “B.1 y B.1.1”.
15.- Copia simple de documento de compra-venta, entre los ciudadanos José Emilio
Ortega Araujo, Máximo Ramón Ortega Araujo y Sofía Araujo Oropeza de Ortega, a favor
de Julio Indalecio Padilla Álvarez, Carmen Herminia Padilla Álvarez, Laura Padilla
Álvarez de González y María Teresa Padilla Álvarez de González, debidamente
protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro del
Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 29 de octubre de 1.974, anotado con el Nº
28, protocolo 1º del Tomo 1, marcada con la letra “C.2”.
18.- Copia simple de documento de compra-venta, entre Jesús María García, a favor de
Julio Indalecio Padilla Álvarez, Carmen Herminia Padilla Álvarez, Laura Padilla Álvarez
de González y María Teresa Padilla Álvarez de González, debidamente protocolizado por
ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del
Distrito Federal, de fecha 29 de febrero de 1.957, anotado con el Nº 62, protocolo 1º del
Tomo 5, marcada con la letra “C.5”.
19.- Copia certificada de documento de compra-venta, entre Julia Ferrer Piñero y Jesús
María García, debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer
Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 10 de abril de
1.945, anotado con el Nº 13, protocolo 1º del Tomo 2, marcada con la letra “C.6”.
20.- Copia simple de documento de compra-venta, entre Cristóbal Chilty y Gabriel Ferrer,
debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro
del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 12 de octubre de 1.912, anotado con
el Nº 25, protocolo 1º del Tomo 1, marcada con la letra “D.1”.
Ahora bien, en cuanto a las probanzas antes reseñadas quien decide observa, que las
mismas se entrelazan entre si, muy especialmente en cuanto al instrumento inmediato
anterior, según el modo de adquisición u observaciones que se indican a continuación, a
saber:
2).- Consta en autos, el documento de ratificación de venta, entre Pedro Monterrey Corro,
a favor de Manuel de Jesús Monterrey Perdomo, debidamente protocolizado por ante la
Oficina Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado Vargas, de fecha 07 de
junio de 1.974, anotado con el Nº 13, protocolo 1º del Tomo 13, marcado con la letra
“A.2”; del mismo se hace la siguiente observación: dicho documento mantiene una
relación entre el documento de fecha 11 de enero de 1957, anotado con el Nº 18,
protocolo 1º del Tomo 1º.
3).- Este a su vez, vale decir, el documento de compra-venta, suscrito entre Pedro
Monterrey Corro a favor de Manuel de Jesús Monterrey Perdomo, protocolizado por ante
la Oficina Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado Vargas, de fecha 11 de
enero de 1.957, anotado con el Nº 18, protocolo 1º del Tomo 1º, marcado con la letra
“A.3”; el mismo tiene como modo de adquisición: El documento autenticado ante el
Juzgado de la Parroquia Carayaca en fecha 31 de julio de 1.940, Nº 30, Protocolizado por
ante la Oficina Subalterna de Registro de fecha 11 de enero de 1957, anotado con el Nº
17.
4).- Este a su vez, vale decir, el documento de compra-venta, suscrito entre Paula Ferrer
Piñero a favor de Pedro Monterrey Corro, protocolizado por ante la Oficina Subalterna de
Registro del Primer Circuito del estado Vargas, de fecha 11 de enero de 1.957, anotado
con el Nº 17, protocolo 1º del Tomo 1º, marcado con la letra “A.4”; el mismo tiene como
modo de adquisición: por herencia de sus padres Gabriel Ferrer y María de Jesús Piñero,
especialmente por haberle sido adjudicado en la partición, adjudicación y mensura que
amistosamente celebro con sus hermanas en fecha 11 de octubre de 1.940, anotado con el
Nº 14, protocolo 1º del Tomo 27.
7).- Este a su vez, vale decir, el certificado de Liberación Nº 0239, expedido en fecha 15
de febrero de 1.978, por la Inspectoría Fiscal de Sucesiones, Circunscripción Caracas,
adscrita al Ministerio de Hacienda, inscrito por ante la Oficina Subalterna de Registro del
Segundo Circuito del estado Vargas, debidamente agregado al Cuaderno de
Comprobantes bajo el Nº 456, marcado con la letra “B.1.2”; del mismo se hacen las
siguientes observaciones: que mediante dicho certificado de liberación, fueron declarados
los bienes que dejó al fallecer Eugenia Lizárraga de Ferrer, quien murió ab-intestato;
siendo sus herederos: Francisco Lizárraga (cónyuge), Carlos Germán, Carmen Luisa y
José Domingo Lizárraga; dejando por sus bienes una tercera parte sobre el valor total de
dos lotes de terreno: uno de sequero y otro de vega, que conformaron parte de una mayor
extensión denominada, posesión El Cedral, ubicados en la Jurisdicción de la Parroquia
Carayaca, Departamento Vargas del Distrito Federal, constante de 237.065.14 m2 (23
hectáreas con 7.065, 14 m2).
8).- Consta en autos, copia certificada de Planilla Sucesoral Nº 2583, expedida en fecha
27 de marzo de 1.990, por el Departamento de Sucesiones-Administración de Rentas
adscrita al Ministerio de Hacienda, parte causante: Eugenia Ferrer de Lizárraga;
Herederos: Francisco Lizárraga (conyugue), Carlos German (hijo adoptivo), Carmen
Luisa y José Domingo Lizárraga Ferrer (hijos), inscrita por ante la Oficina Subalterna de
Registro del Segundo Circuito del estado Vargas, debidamente agregado al Cuaderno de
Comprobantes del Primer Trimestre de 1.990, bajo el Nº 459, marcado con la letra
“B.1.3”; del mismo se hacen las siguientes observaciones: que adquiridos por Eugenia,
como herencia de sus pre-muertos hermanos Simón Celestino Ferrer y José Isabel Ferrer
(quienes fueron en vida co-herederos con Eugenia de los bienes dejados por su madre
Wenceslaa Ferrer), ambos fallecidos ab-intestato, en fecha 20 de agosto de 1.964 el
primero y 10 de septiembre de 1970 para el segundo.
9).- Este a su vez, vale decir, el Certificado de Liberación Nº 2581, expedido en fecha 27
de marzo de 1.990, por el Departamento de Sucesiones-Administración de Rentas adscrito
a la Administración de Hacienda (Región Capital), del Ministerio de Hacienda, parte
causante: José Isabel Ferrer; Herederos: José Isabel y Eugenia Ferrer de Lizárraga
(Hermana), inscrito por ante la Oficina Subalterna de Registro del Segundo Circuito del
estado Vargas, debidamente agregado al Cuaderno de Comprobantes bajo el Nº 457,
marcado con la letra “B.1.4 y B.1.5”; del mismo se hacen las siguientes observaciones:
dicha certificación fue expedida a favor de Eugenia Ferrer de Lizárraga, como heredera
Universal de José Isabel Ferrer, fallecido ab-instestato (10/09/1970); es declarado como
único bien, una tercera (1/3) parte sobre el valor de total de los dos (02) lotes de terreno
que formaron parte de una mayor extensión denominada, posesión “El Cedral”, ubicados
en la jurisdicción de la Parroquia Carayaca, Departamento Vargas.
10).- Esta a su vez, vale decir, el Certificado de Liberación Nº 2582, expedido en fecha 27
de marzo de 1.990, por el Departamento de Sucesiones-Administración de Rentas adscrito
a la Administración de Hacienda (Región Capital), del Ministerio de Hacienda, parte
causante: Simón Celestino Ferrer; Herederos: José Isabel Ferrer y Eugenia Ferrer de
Lizárraga, fallecido ab-intestato en fecha 20/08/1964, inscrito por ante la Oficina
Subalterna de Registro del Segundo Circuito del estado Vargas, debidamente agregado al
Cuaderno de Comprobantes bajo el Nº 458, marcado con la letra “B.1.6 y B.1.4”; del
mismo se hacen las siguientes observaciones: dicha fue expedida a favor de José Isabel
Ferrer y de Eugenia Ferrer de Lizárraga, como Herederos Universales de Simón Celestino
Ferrer, fallecido ab-intestato (20/08/1964). Es declarado como único bien 1/3 parte sobre
el valor de total de los dos (02) lotes de terreno que formaron parte de una mayor
extensión denominada, posesión “El Cedral”, ubicados en la jurisdicción de la Parroquia
Carayaca, Departamento Vargas.
11).- Este a su vez, vale decir, el Certificado de Liberación S/N, expedido en fecha 05 de
febrero de 1.957, por la Inspectoría Fiscal de la Renta de Timbre Fiscal, inscrito por ante
la Oficina Subalterna de Registro del Segundo Circuito del estado Vargas, debidamente
agregado al Cuaderno de Comprobantes del Primer Trimestre de 1.990, documento Nº
460, folio 744, marcado con la letra “B.1.7”; del mismo se hacen las siguientes
observaciones: dicha certificación fue expedida a favor de Simón Celestino Ferrer,
Eugenia Ferrer de Lizárraga y José Isabel Ferrer, como hijos y herederos universales de
Wenceslaa Ferrer, fallecida ab-intestato (29/07/1943), es declarado como único bien dos
(02) lotes de terreno, uno de sequera y otro de vega, este último como derecho de agua
que formaron parte de una mayor extensión denominada, Posesión “El Cedral”, ubicado
en jurisdicción de la Parroquia Carayaca, Departamento Vargas; igualmente, el mismo
tiene como modo de adquisición: le perteneció por herencia de sus padres Gabriel Ferrer y
María de Jesús Piñero, especialmente por haberle sido adjudicado en la partición,
adjudicación y mensura que amistosamente celebro con sus hermanas en fecha 11 de
octubre de 1.940 anotado con el Nº 14, protocolo 1º del Tomo 27.
14).- Esta a su vez, vale decir, el Certificado de Liberación Nº 4087, en fecha 19 de agosto
de 1.987, por la Inspectoría Fiscal de la Renta de Timbre Fiscal, inscrito por ante la
Oficina Subalterna de Registro del Segundo Circuito del estado Vargas, debidamente
agregado al Cuaderno de Comprobantes del tercer trimestre de 1989, bajo el Nº 115,
marcado con la letra “C.1.2”; del mismo se hacen las siguientes observaciones: dicho
certificado fue expedido a favor de María Teresa Padilla de González (cónyuge), Arnoldo
Godofredo, Nitza Teresa y Gerónimo Adolfo González Padilla (hijos), como herederos
universales de Juan Pablo González Benítez en la cual se declararon como bienes: 1)la
mitad de la cuarta parte (1/8) de un inmueble que formó parte de la posesión “El Cedral”,
ubicado en la jurisdicción De la Parroquia Carayaca del Departamento Vargas del Distrito
Federal; y 2) La mitad de una vigésima parte (1/40) sobre la Hacienda El Cedral ubicada
en la misma jurisdicción. Los derechos que sobre los inmuebles son declarados fueron
adquiridos por María Teresa Padilla de González, para la comunidad conyugal.
15).- En cuanto al documento de compra-venta, suscrito entre los ciudadanos José Emilio
Ortega Araujo, Máximo Ramón Ortega Araujo y Sofía Araujo Oropeza de Ortega, a favor
de Julio Indalecio Padilla Álvarez, Carmen Herminia Padilla Álvarez, Laura Padilla
Álvarez de González y María Teresa Padilla Álvarez de González, debidamente
protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro del
Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 29 de octubre de 1.974, anotado con el Nº
28, protocolo 1º del Tomo 1, marcada con la letra “C.2”; el mismo tiene como modo de
adquisición: que los vendedores adquieren por herencia de su causante Eduardo Ortega
Oropeza, según consta de Planilla Sucesoral Nº 273, de fecha 11/04/1973, que está
agregada al cuaderno de comprobantes de la Oficina Subalterna del Tercer Circuito de
registro del Departamento Libertador del Distrito Federal, bajo el Nº 69, Folios 173 al
176, tercer trimestre de 1973.
16).- Esta a su vez, vale decir, la Planilla Sucesoral Nº 273, de fecha 11 de abril de 1.973,
por la Inspectoría Fiscal de la Renta de Timbre Fiscal, inscrito por ante la Oficina
Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado Vargas, marcado con la letra “C.3”;
La misma tiene como modo de adquisición: que Eduardo Ortega Oropeza lo adquirió,
según consta de documento protocolizado ante la Oficina Subalterna de Registro Público
del Departamento Vargas del Distrito Federal el 23/02/1948, inserto bajo el Nº 105, Folio
17, Protocolo 1°, Tomo 3, a favor de sus herederos universales Sofía Araujo Oropeza de
Ortega (cónyuge) y José Emilio Ortega Araujo y Máximo Ramón Ortega Araujo (hijos)
entre los cuales destaca la quinta parte de la posesión “El Cedral”, situada en la
Jurisdicción de la Parroquia Carayaca, Departamento Vargas del Distrito Federal.
17).- Esta a su vez, vale decir, el documento de compra-venta, entre Pedro y Francisca
Sonica, a favor de Eduardo Ortega, debidamente protocolizado por ante la Oficina
Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de
fecha 23 de febrero de 1.948, anotado con el Nº 105, protocolo 1º del Tomo 3, marcada
con la letra “C.4”; dicho documento tiene como modo de adquisición: que lo adquiere
Pedro y Francisca Sonica por sesión que se le hizo como se evidencia de documento
protocolizado ante la Oficina Subalterna de Registro Público del Departamento Vargas del
Distrito Federal, el 11/10/1940, inserto bajo el Nº 14, folios 21 al 25, protocolo primero,
Cuarto Trimestre.
18).- Consta en autos, documento de compra-venta, entre Jesús María García, a favor de
Julio Indalecio Padilla Álvarez, Carmen Herminia Padilla Álvarez, Laura Padilla Álvarez
de González y María Teresa Padilla Álvarez de González, debidamente protocolizado por
ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del
Distrito Federal, de fecha 29 de febrero de 1.957, anotado con el Nº 62, protocolo 1º del
Tomo 5, marcada con la letra “C.5”; el mismo tiene como modo de adquisición: la
adquisición realizada por Jesús María García por compra hecha a la señora Julia Ferrer
Piñero, como se evidencia de documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna de
Registro Público del Departamento Vargas del Distrito Federal, el 11/04/1945, inserto
bajo el Nº 13, Folio 22 VTO, Tomo 2, Protocolo Primero.
19).- Consta en autos, documento de compra-venta, entre Julia Ferrer Piñero y Jesús
María García, debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer
Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 10 de abril de
1.945, anotado con el Nº 13, protocolo 1º del Tomo 2, marcada con la letra “C.6”; el
mismo tiene como modo de adquisición: Le pertenece por herencia de sus padres Gabriel
Ferrer y María de Jesús Piñero, según cartilla de partición autenticada por ante el Juzgado
de la Parroquia Carayaca, en fecha 14/04/1937, N° 25, Folios 18 al 20. Quienes a su vez
adquirieron según documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Registro
del Departamento Vargas en fecha 12/08/1912, N° 25, Folios 29 al 30, Protocolo
Primero.
20).- En cuanto al documento de compra-venta, entre Cristóbal Chilty y Gabriel Ferrer,
debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro
del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 12 de octubre de 1.912, anotado con
el Nº 25, protocolo 1º del Tomo 1, marcada con la letra “D.1”; el mismo tiene como modo
de adquisición: que dicho inmueble fue adquirido Cristóbal Chilti por estar comprendido
en la posesión que compró a su finado padre Gualterio Chilty, según consta escritura
registrada en la Guaira el 20/05/1899, inserto bajo el N° 49, folio 55 VTO., Protocolo
Primero.
21).- Esta a su vez, vale decir, el documento de compra-venta entre Gualterio Chilty
vende a Cristóbal Chilty un pedazo de terreno ubicado en la jurisdicción Carayaca,
Departamento Vargas, Distrito Federal, protocolizado por ante la Oficina de Registro
Subalterna del Distrito Vargas del estado Miranda, de fecha 20 de mayo de 1.899, N° 49,
Protocolo Primero Principal, marcado con la Letra “L.1”, mediante la cual, dicho
documento tiene como modo de adquisición: por cuanto Gualterio Chilty adquiere por
compra a Francisco Guaicaipuro (ilegible) y Jorge y César Octavio Pardo, a quienes le
perteneció por herencia de sus padres Francisco de Paula Pardo y Concepción Escurra de
Pardo.
En cuanto a las pruebas documentales antes reseñadas y valoradas, vale decir, las
correspondientes a los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18,
19, 20, 21, 22, 23 y 24, quien decide observa, que tal legajo probatorio versa
fundamentalmente, sobre el tracto sucesivo o cadena titulativa aportada por la recurrente
por ante este sentenciador, ello a los fines de demostrar el presunto origen privado del
predio sobre el cual recayeron los efectos del acto administrativo. En ese orden de ideas,
quien decide las aprecia en su totalidad, observando especialmente su incorporación al
acervo probatorio común a las partes, ello en virtud de considerar las mismas como
demostrativas de los hechos y situaciones en ellas precisados, muy especialmente aquellos
tendentes a demostrar la línea directa sucesiva presente entre la cadena titulativa de la
Hacienda El Cedral, ubicada en el Municipio Vargas del estado Vargas, así como su
origen privado.
En cuanto a las pruebas documentales antes reseñadas, vale decir, las correspondientes a
las letras “L.5, L.6, L.7, L.8, L.9, L.10, L.11, L.12, L.13, L.14”, se evidencia que las
mismas versan sobre imágenes fotostáticas de documentos traslativos de propiedad que
datan desde 1.727 en adelante, ello a los fines de demostrar el presunto origen privado del
lote sub litis. En tal sentido, quien decide observa, que tales instrumentos al estar
comprendidos dentro de la primera de las etapas previamente precisadas por este
sentenciador, tales probanzas indican la existencia de tales títulos, los cuales se presumen,
salvo prueba en contrario, anteriores al 10 de abril de 1.848, por lo que hasta tanto no
recaiga sobre ellos sentencia firme de nulidad por algún ente jurisdiccional a petición de
la República, o cualquier otro interesado, se reputan como ciertos y válidos las referidas
imágenes, de conformidad con el artículo 1.395 del Código Civil de Venezuela.
5).- Copia simple de documento de compra-venta, entre los ciudadanos Julio Indalecio
Padilla Álvarez, Carmen Herminia Padilla Álvarez de Padilla, Laura Eustaquia Padilla de
González y María Teresa Padilla Álvarez de González (Sucesión Padilla-Álvarez), a favor
de la Sociedad Mercantil Inversiones Puesta del Sol C.A., debidamente protocolizado por
ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del
Distrito Federal, de fecha 08 de octubre de 1.976, anotado con el Nº 07, protocolo 1º del
Tomo 12, marcada con la letra “E.5”.
6).- Copia certificada de documento de aclaratoria de linderos, medidas y coordenadas
sobre el lote de terreno propiedad de los ciudadanos Julio Indalecio Padilla Álvarez,
Carmen Herminia Padilla de Padilla, Laura Eustaquia Padilla de González y Maria Teresa
Padilla (Sucesión Padilla-Álvarez), debidamente protocolizado por ante la Oficina
Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de
fecha 11 de septiembre de 1.974, anotado con el Nº 07, protocolo 1º del Tomo 4 ADC,
marcada con la letra “E.6”.
7).- Copia certificada de Planilla Sucesoral, debidamente protocolizado por ante la Oficina
Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado Vargas, en 4º trimestre del año
1.957, bajo el Nº 02, protocolo 4º del Tomo 1, marcado con la letra “E.7”.
12).- Copia simple de documento de compra-venta, entre José María Piñango, a favor de
Juan Piñango González, debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del
Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 04 de
julio de 1.918, anotado con el Nº 03, protocolo 1º, Tomo Único, marcada con la letra
“E.12”.
14).- Copia certificada de testamento abierto que el ciudadano Bergrat Hernán Richter, a
través del cual deja para sus herederos por partes iguales, la Hacienda “El Tibrón”,
ubicada en el Municipio Carayaca del Departamento Vargas del Distrito Federal,
debidamente protocolizada por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro
del Municipio Vargas del Distrito Federal, en el 2º trimestre de 1.913, anotado con el Nº
02, protocolo 4º, Tomo Uno, marcada con la letra “E.14”.
15).- Copia certificada de documento mediante el cual, los ciudadanos Alberto Splieth y
Felicia Piñango de Holtein dan en venta a Hernán Richter, los derechos que poseen sobre
la Hacienda “El Tibrón” ubicada en el Municipio Carayaca del Departamento Vargas del
Distrito Federal, debidamente protocolizada por ante la Oficina Subalterna del Primer
Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, en fecha 06 de julio de
1.908, anotado con el Nº 06, protocolo 1º, Tomo Único, marcada con la letra “E.15”.
16).- Copia certificada de documento de transacción, entre los ciudadanos Hernán Richter,
Alberto Splieth y Felicia Piñango de Holstein a favor de Hernán Richter, debidamente
protocolizada por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro del
Municipio Vargas del Distrito Federal, en fecha 03 de noviembre de 1.906, anotado con el
Nº 22, protocolo 1º, Tomo Único, marcada con la letra “E.16”.
23).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano Eduardo Ortiz, representado por David Capriles retrovende a los
ciudadanos Josefa Piñango de Splieth, Felicia Piñango de Holnstein, Helena P. Richter y
Hermann Richter, la Hacienda de café denominada “El Tibrón”, este ubicado en el
Archivo General de la Nación, Sección Protocolos de la Guaira, Protocolo Primero
Duplicado, Primer Trimestre del año 1.881, Nº 35, Folios 41 vto.-45, marcado con la letra
“J.1”.
24).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos Josefa Piñango de Splieth, Felicia Piñango de Holnstein, Helena P.
Richter y Hermann Richter vende con pacto de retracto al ciudadano Eduardo Ortiz, la
Hacienda de café denominada “El Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la
Nación, Sección Protocolos de la Guaira, Protocolo Primero, año 1.876, Nº 07, Folios 9-
12, marcado con la letra “J.2”.
25).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano Ramón Pérez Montes de Oca vende a los ciudadanos Helena P. Richter,
Josefa Piñango de Splieth, Felicia Piñango de Holnstein y Hermann Richter, la mitad
Hacienda de café denominada “El Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la
Nación, Sección Protocolos de la Guaira, Protocolo Primero, año 1.876, Nº 06, Folios 7-8,
marcado con la letra “J.3”.
26).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, las ciudadanas Josefa Piñango de Splieth y Felicia Piñango de Holnstein, en
representación de su hermana Helena P. Richter, efectúan una dación a favor de Ramón
Pérez Montes de Oca, constante de una media novena de una séptima de derecho sobre la
finca denominada “El Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Sección
Protocolos, Protocolo Principal Primero de Caracas, Tomo 2, año 1.874, Nº 700, marcado
con la letra “J.4”.
27).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos Dolores, Luisa y Emilio Piñango, vende a el ciudadano Ramón Pérez
Montes de Oca, los derechos que representan tres séptimas partes (3/7) y cuatro noveno
(4/9) de otra séptima (1/7) que tienen sobre una Hacienda de café denominada “El
Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Sección Protocolos de la
Guaira, año 1.874, Nº 14, marcado con la letra “J.5”.
28).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos Tadeo, José María Piñango, Josefa Piñango de Spliech, Felicia
Piñango de Holnstein y Helena Piñango de Richert, por la cual se acuerda lo siguiente: a)
Realizar la partición de los bienes dejados por su madre Natividad Ordóñez representada
por 1/7 parte sobre la hacienda “El Tibrón”; b) Josefa, Felicia Helena permutan sus
respectivos derechos sobre la Hacienda “Tucúa”, por los derechos que tienen Tadeo y
José Maria en la Hacienda “El Tibrón”, solo Felicia y Helena reciben derechos de “El
Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Sección Protocolos, Protocolo
de Caracas, Protocolo Primero, Tomo 1 principal, año 1.874, Nº 29, Folios 50-52,
marcado con la letra “J.6”.
29).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano José María Piñango vende a la ciudadana Helena P. Richter, un derecho
de 1/7 parte que posee sobre la Hacienda de café denominada “El Tibrón”, situada en el
Departamento Aguado, Distrito Carayaca del estado Bolívar (hoy estado Vargas),
igualmente, la ciudadana Helena Piñango vende a favor de Felicia Piñango de Holnstein,
la parte del derecho que sobre la misma hacienda 1/9 parte de 1/7 que le corresponde por
herencia, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Protocolo Principal primero de
Caracas, Tomo 1, año 1.874, Primer Trimestre, Nº 06, Folios 9 vto. Al 11, marcado con la
letra “J.7”.
30).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano Juan Piñango Ordóñez vende a la ciudadana Dolores Piñango, la
posesión hereditaria que le corresponden por herencia de su madre Natividad Ordóñez de
Piñango, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Protocolo Principal 1º, Tomo
2, año 1.873, mes de julio, expediente Nº 607, 2 folios S/N, marcado con la letra “J.8”.
31).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, la ciudadana Natividad Ordóñez, promueve por ante el Tribunal de la Parroquia
Catedral de Caracas, el juicio de avaluó e inventario de la hacienda de Café denominada
“El Tibrón”, situada en la Parroquia de Carayaca que forma parte de los bienes que
quedaron por fallecimiento del General Judas Tadeo Piñango; Parte Causante: General
Judas Tadeo Piñango; Herederos: Natividad Ordóñez de Piñango por si y como curadora
de sus púberes hijos Arcelia, Juan y María Josefa e impúberes Juan Tadeo, José María
Dolores, Emilio, Felicia, Elena y Luisa Piñango, este ubicado en el Archivo General de la
Nación, Sección Tierras, Legajo 33, Letra O, expediente 1, año 1.848, Folios 1-3; 16-16
vto, marcado con la letra “J.9”.
32).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos José Prudencio, Benito, María del Carmen Piñango, José Francisco
Piñango, Matías y José María, vende a favor de Judas Tadeo Piñango, este ubicado en el
Archivo General de la Nación, Protocolo Duplicado 8, Tomo 2, año 1.837, Mes de Julio,
Folios 14-17, marcado con la letra “J.10”.
Ahora bien, en cuanto a las probanzas antes reseñadas quien decide observa, que las
mismas se entrelazan entre si, muy especialmente en cuanto al instrumento inmediato
anterior, según el modo de adquisición u observaciones que se indican a continuación, a
saber:
2).- Este a su vez, vale decir, el documento de compra-venta, entre Giuseppe Mercia
Guardala a favor de Manuel Fernández Rodríguez a favor de Daniel Fernández,
debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro
del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 05 de diciembre de 1.984, anotado
con el Nº 33, protocolo 1º del Tomo 15, marcada con la letra “E.2”; tiene como modo de
adquisición, el documento de compra protocolizado por ante la misma Oficina de Registro
del Departamento Vargas, en fecha 15 de marzo de 1983, anotado bajo el N° 09, Tomo
14, Protocolo Primero del Primer Trimestre y por documento de aclaratoria de áreas y
linderos, registrado en fecha 13 de enero de 1983, anotado bajo el N° 26, Tomo 2,
Protocolo 1.
5).- Esta sucesión, vale decir, la Padilla-Álvarez realizó una segunda aclaratoria de
linderos, medidas y coordenadas sobre el lote de terreno propiedad de los ciudadanos
Julio Indalecio Padilla Álvarez, Carmen Herminia Padilla Álvarez de Padilla, Laura
Eustaquia Padilla de González y María Teresa Padilla Álvarez de González (Sucesión
Padilla-Álvarez), debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer
Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 13 de enero de
1.983, anotado con el Nº 26, protocolo 1º del Tomo 2, marcada con la letra “E.4.
6).- El documento de compra-venta, suscrito entre los ciudadanos Julio Indalecio Padilla
Álvarez, Carmen Herminia Padilla Álvarez de Padilla, Laura Eustaquia Padilla de
González y María Teresa Padilla Álvarez de González (Sucesión Padilla-Álvarez), a favor
de la Sociedad Mercantil Inversiones Puesta del Sol C.A., debidamente protocolizado por
ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del
Distrito Federal, de fecha 08 de octubre de 1.976, anotado con el Nº 07, protocolo 1º del
Tomo 12, marcada con la letra “E.5”, a que se hace alusión en el punto 3 y 4 de este
análisis, tuvo como modo de adquisición, la herencia obtenida por sus padres-causantes,
por ser únicos y universales herederos, tal como consta en las planillas sucesorales
registradas por ante la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas en fechas
29 de diciembre de 1948 y 30 de diciembre de 1957, con los Nros. 07 (la primera) y 02 (la
segunda) ambas del protocolo cuarto. El padre de los vendedores a su vez lo adquirió por
documento registrado en la Oficina Subalterna de Registro del Departamento Vargas del
Distrito Federal, en fecha 20/07/1937, anotada con el N° 19, Tomo único del Protocolo
Primero.
7).- Consta en autos la Planilla Sucesoral, debidamente protocolizada por ante la Oficina
Subalterna de Registro del Primer Circuito del estado Vargas, en 4º trimestre del año
1957, bajo el Nº 02, protocolo 4º del Tomo 1, marcado con la letra “E.7”, en la cual
consta que fueron señalados los bienes quedantes al fallecimiento (ab-intestato) de Teresa
Álvarez de Padilla, sus únicos y universales herederos, Julio Padilla Álvarez, Carmen
Herminia Padilla Álvarez de Padilla, Laura Padilla de González y María Teresa Padilla de
González, dentro de los bienes declarados se encontraba, entre otros, la mitad (50%), más
una quinta parte de la otra mitad del valor de una posesión agrícola denominada “El
Tibrón”, situado en la Parroquia Carayaca, departamento Vargas del Distrito Federal.
9).- Ahora bien, Indalecio Padilla (co-causante de la sucesión Padilla Álvarez), adquiere
mediante documento de compra-venta, suscrito entre la ciudadana Adelina de Silva Pérez,
procediendo en su carácter de apoderada de su esposo Genaro Silva Pérez a favor de
Indalecio Padilla, debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer
Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 20 de julio de
1.932, anotado con el Nº 19, protocolo 1º del Tomo Único, marcada con la letra “E.9”;
este a su vez tiene como modo de adquisición: la venta realizada mediante documento
protocolizado ante la Oficina Subalterna de Registro en la Guaira el 14 de diciembre
1921, bajo el Nº 98, Protocolo Primero Adicional.
10).- Este a su vez, vale decir, el documento de compra-venta, suscrito entre Jesús Alberto
Piñango González, Miguel Eduardo Piñango González, José María Piñango González,
Juan, Luís Tadeo, Arcelia y Natividad Piñango González, a favor de Genaro Silva Pérez,
debidamente protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro
del Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 14 de diciembre de 1.921, anotado
con el Nº 98, protocolo 1º, Tomo Único, marcada con la letra “E.10”; tiene como modo de
Adquisición: La herencia dejada a la familia Piñango por su tío-causante Hernán Bergrat
Ritcher, según consta en testamento protocolizado en la Oficina Subalterna de Registro
del Departamento Vargas, el 11 de junio de 1913, bajo el N° 02, Protocolo Cuarto, Tomo
1°.
12).- Consta en autos el documento de compra-venta, suscrito entre José María Piñango, a
favor de Juan Piñango González, debidamente protocolizado por ante la Oficina
Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, de
fecha 04 de julio de 1.918, anotado con el Nº 03, protocolo 1º, Tomo Único, marcada con
la letra “E.12”; el cual establece como modo de adquisición, la herencia testamentaria de
Bergrat Hernán Ritcher, según testamento protocolizado por ante la Oficina Subalterna de
Registro del Departamento Vargas, del Distrito Federal, el 11 de junio de 1913, bajo el N°
2, a los folios 2 vto., y 4 Protocolo cuarto, con lo cual le corresponde a la octava parte de
la totalidad del inmueble “El Tibrón” que ha quedado determinado.
15).- Consta en autos, como Bergrat Hernán Richter, adquiere mediante compra realizada
a Alberto Splieth y Felicia Piñango de Holtein, los derechos que poseen sobre la Hacienda
“El Tibrón” ubicada en el Municipio Carayaca del Departamento Vargas del Distrito
Federal, debidamente protocolizada por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de
Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, en fecha 06 de julio de 1.908, anotado
con el Nº 06, protocolo 1º, Tomo Único, marcada con la letra “E.15”; este documento
indica como modo de adquisición, el documento protocolizado en fecha 3 de noviembre
1906, anotado con el N° 22, folio 22 Vto. al 25, Protocolo Primero, Tomo Único, Cuarto
Trimestre de 1.906.
16).- Consta en autos en copia certificada, documento de transacción por deudas comunes,
suscrito entre los ciudadanos Hernán Richter, Alberto Splieth y Felicia Piñango de
Holstein a favor de Hernán Richter, a quien una vez dilucidadas las cuentas le quedo un
saldo a su favor; documento este, debidamente protocolizada por ante la Oficina
Subalterna del Primer Circuito de Registro del Municipio Vargas del Distrito Federal, en
fecha 03 de noviembre de 1.906, anotado con el Nº 22, protocolo 1º, Tomo Único,
marcada con la letra “E.16”.
17).- Consta en autos documento mediante el cual se establece, mediante declaración que
realizan las partes, su deseo de permutar el derecho en la hacienda denominada El Tibrón
adjudicada al menor Judas Tadeo Piñango. La señora Piñango traspasa formalmente a
favor de su menor hijo Judas Tadeo Piñango, el dominio y propiedad que su menor ha
tenido en la Hacienda El Tibrón; siendo la Parte Permutante: Natividad de Piñango por
sus propios derechos y con el carácter de curadora abona de su legitimo y menor hermano
Juan Tadeo Piñango Rodríguez y José Antonio Alarcón, todo, protocolizado por ante la
Oficina de Registro Público de los Municipios Ribas, Revenga, Santos Michelena, Bolívar
y Tovar del estado Aragua-La Victoria, en fecha 06 de mayo de 1.857, S/N, folios 21 vto.
Al 22 vto., Protocolo 8º, Tomo principal o Único, marcada con la letra “E.17”; este
documento indica como modo de adquisición, que tales derechos le corresponden a su
menor hermano, Juan Tadeo Piñango, según la legítima en los bienes dejados por su padre
el General José Tadeo Piñango, por derechos de igual valor, ubicados en la Hacienda
denominada Hicotea, la cual se le adjudicó en principio, a la presuntamente fallecida
Argelia Piñango, de quien es heredera universal su madre, vale decir, la señora Natividad
de Piñango, ello por haber presuntamente fallecido aquella ab-intestato (Argelia Piñango),
antes que su madre y sin dejar sucesión conocida.
19).- Consta en autos en copia certificada, el documento protocolizado por ante la Oficina
de Registro Público de los Municipios Ribas, Revenga, Santos Michelena, Bolívar y
Tovar del estado Aragua-La Victoria, en fecha 06 de mayo de 1.857, S/N, protocolo 14º,
Tomo Único, marcada con la letra “E.19”, mediante el cual el ciudadano Juan Belisario
Piñango, ratifica la permuta anterior, ello por haberla realizado antes de cumplir la
mayoría de edad, la cual se reputaba en 25 años en esa época.
Así mismo cursan en autos, una serie de documentos transcritos mediante el uso de la
ciencia paleográfica, los cuales igualmente se entrelazan entre si, muy especialmente en lo
que su documento de adquisición anterior inmediato se refiere, los cuales se analizan a
continuación, de la forma siguiente:
20).- Consta en los autos, copia certificada de documento de compra-venta, suscrito entre
los ciudadanos Julio Indalecio Padilla Álvarez, Carmen H. Padilla, Laura Padilla Álvarez
de González, Laura Teresa Padilla Álvarez de Sosa y Milagros del Carmen Padilla de
Sánchez, a favor del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, debidamente
protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Segundo Circuito de Registro del
Municipio Vargas del Distrito Federal, de fecha 07 de junio de 1.990, anotado con el Nº
01, protocolo 1º del Tomo 9, asimismo, anexando plano geoespacial, marcada con la letra
“F y F.1”.
23).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano Eduardo Ortiz, representado por David Capriles retrovende a los
ciudadanos Josefa Piñango de Splieth, Felicia Piñango de Holnstein, Helena P. Richter y
Hermann Richter, la Hacienda de café denominada “El Tibrón”, este ubicado en el
Archivo General de la Nación, Sección Protocolos de la Guaira, Protocolo Primero
Duplicado, Primer Trimestre del año 1.881, Nº 35, Folios 41 vto.-45, marcado con la letra
“J.1”. Modo de adquisición: Eduardo Ortiz adquirió los derechos que venden conforme al
documento de fecha 10 de octubre de 1876.
24).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos Josefa Piñango de Splieth, Felicia Piñango de Holnstein, Helena P.
Richter y Hermann Richter vende con pacto de retracto al ciudadano Eduardo Ortiz, la
Hacienda de café denominada “El Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la
Nación, Sección Protocolos de la Guaira, Protocolo Primero, año 1.876, Nº 07, Folios 9-
12, marcado con la letra “J.2”. Modo de adquisición: Les pertenece a las vendedoras de
acuerdo a lo siguiente: a) mediante adjudicación que se le hiciera en los bienes dejados al
fallecimiento de su padre, en general Judas Tadeo Piñango; ello, aprobada por el Tribunal
de la Catedral de Caracas en fecha 12/09/1851. b) como co-herederas de su madre, la
señora Natividad Ordóñez de Piñango. c) por haber permutado con sus hermanos Tadeo y
José María Piñango los derechos que poseían estos sobre la Hacienda “El Tibrón”, por los
derechos que las vendedoras tenían sobre la Hacienda Tucúa, situada en la Victoria,
estado Guzmán Blanco, de acuerdo a documento de fecha 9 de enero de 1874, registrado
en Caracas. d) les pertenece a las vendedoras y al señor Ritcher conjuntamente, por haber
comprado a Ramón Pérez Montes de Oca, los derechos que este último (Montes de Oca)
había comprado a sus hermanos Emilio, Dolores y Luisa Piñango, de acuerdo a escritura
de fecha 27 de abril de 1874.
25).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano Ramón Pérez Montes de Oca vende a los ciudadanos Helena P. Richter,
Josefa Piñango de Splieth, Felicia Piñango de Holnstein y Hermann Richter, la mitad
Hacienda de café denominada “El Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la
Nación, Sección Protocolos de la Guaira, Protocolo Primero, año 1.876, Nº 06, Folios 7-8,
marcado con la letra “J.3”. Modo de adquisición: La hubo por compra a Emilio Dolores y
Luisa Piñango y a Blas María Gallardo según escrituras registrada en Maiquetía el 22 de
abril de 1874, 12 de septiembre de 1876 y 20 de junio de 1874, respectivamente.
26).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, las ciudadanas Josefa Piñango de Splieth y Felicia Piñango de Holnstein, en
representación de su hermana Helena P. Richter, efectúan una dación a favor de Ramón
Pérez Montes de Oca, constante de una media novena de una séptima de derecho sobre la
finca denominada “El Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Sección
Protocolos, Protocolo Principal Primero de Caracas, Tomo 2, año 1.874, Nº 700, marcado
con la letra “J.4”. Modo de adquisición: La ciudadana Helena P. Ritcher compró el
derecho que le correspondía a su hermano José María Piñango por documento
Protocolizado, en fecha 03/01/1874, bajo el N° 06, Protocolo Primero, Tomo 1.
Observaciones: a partir de este documento la posesión El Tibrón queda dividida de la
siguiente manera: a Montes de Oca se hace de la mitad (50%) quedando las hermanas
Piñango con la otra mitad (Josefa 3/9 de una séptima, Felicia 1/7 parte más tres novena de
una séptima y Elena posee 1/7 parte más siete y media novenas de una séptima.
27).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos Dolores, Luisa y Emilio Piñango, vende al ciudadano Ramón Pérez
Montes de Oca, los derechos que representan tres séptimas partes (3/7) y cuatro noveno
(4/9) de otra séptima (1/7) que tienen sobre una Hacienda de café denominada “El
Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Sección Protocolos de la
Guaira, año 1.874, Nº 14, marcado con la letra “J.5”. Modos de adquisición: Les
pertenece a Emilio y Dolores por adjudicación en la partición de los bienes dejados al
fallecimiento del General Judas Tadeo Piñango, realizada por el Dr. Wenceslao Urrutia en
9 de septiembre de 1851, aprobadas por el Juzgado de Catedral al 12 de septiembre de
1851, todo constante en expediente archivado en la Oficina de Registro de la Victoria; a
Luisa por permuta realizada con su hermano Juan de 1/7 parte que se le adjudicó en las
particiones antes mencionadas, según consta en escritura registrada en Oficina de Registro
de la Victoria en 7/03/1851 y otros derechos por herencia de su madre, la señora
Natividad Ordóñez de Piñango, quien había heredado de su hija Arcelia Piñango 1/7 parte
que le pertenecía por haberla permutado con su hermano Judas Tadeo Piñango según
consta en escritura registrada en Oficina de Registro de la Victoria en 06/05/1857,
Dolores Piñango a Juan piñango 1/9 de 1/7 parte de lo que le correspondía por herencia de
su madre Natividad Ordóñez de Piñango, según consta de la escritura registrada en
Caracas el 07/07/1873.
28).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos Tadeo, José María Piñango, Josefa Piñango de Spliech, Felicia
Piñango de Holnstein y Helena Piñango de Richert, por la cual se acuerda lo siguiente: a)
Realizar la partición de los bienes dejados por su madre Natividad Ordóñez representada
por 1/7 parte sobre la hacienda “El Tibrón”; b) Josefa, Felicia Helena permutan sus
respectivos derechos sobre la Hacienda “Tucúa”, por los derechos que tienen Tadeo y
José Maria en la Hacienda “El Tibrón”, solo Felicia y Helena reciben derechos de “El
Tibrón”, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Sección Protocolos, Protocolo
de Caracas, Protocolo Primero, Tomo 1 principal, año 1.874, Nº 29, Folios 50-52,
marcado con la letra “J.6”. Modo de adquisición: Le pertenece por habérsele adjudicado
en los bienes de sus padres Judas Tadeo Piñango y de su madre Natividad Ordóñez.
29).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano José María Piñango vende a la ciudadana Helena P. Richter, un derecho
de 1/7 parte que posee sobre la Hacienda de café denominada “El Tibrón”, situada en el
Departamento Aguado, Distrito Carayaca del estado Vargas, igualmente, la ciudadana
Helena Piñango vende a favor de Felicia Piñango de Holnstein, la parte del derecho que
sobre la misma hacienda 1/9 parte de 1/7 que le corresponde por herencia, este ubicado en
el Archivo General de la Nación, Protocolo Principal primero de Caracas, Tomo 1, año
1.874, Primer Trimestre, Nº 06, Folios 9 vto. Al 11, marcado con la letra “J.7”. Modo de
adquisición: Le pertenece por habérsele adjudicado en los bienes de su padre el General
Judas Tadeo Piñango, quien como se expuso en precedencia, fue Héroe Nacional y oficial
de alto rango en el ejército de Simón Bolívar durante la guerra de independencia.
30).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, el ciudadano Juan Piñango Ordóñez vende a la ciudadana Dolores Piñango, la
posesión hereditaria que le corresponden por herencia de su madre Natividad Ordóñez de
Piñango, este ubicado en el Archivo General de la Nación, Protocolo Principal 1º, Tomo
2, año 1.873, mes de julio, expediente Nº 607, 2 folios S/N, marcado con la letra “J.8”.
Modo de adquisición: Le pertenece por herencia de su madre Natividad Ordóñez de
Piñango.
31).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, la ciudadana Natividad Ordóñez, promueve por ante el Tribunal de la Parroquia
Catedral de Caracas, el juicio de avaluó e inventario de la hacienda de Café denominada
“El Tibrón”, situada en la Parroquia de Carayaca que forma parte de los bienes que
quedaron por fallecimiento del General Judas Tadeo Piñango; Parte Causante: General
Judas Tadeo Piñango; Herederos: Natividad Ordóñez de Piñango por si y como curadora
de sus púberes hijos Arcelia, Juan y María Josefa e impúberes Juan Tadeo, José María
Dolores, Emilio, Felicia, Elena y Luisa Piñango, este ubicado en el Archivo General de la
Nación, Sección Tierras, Legajo 33, Letra O, expediente 1, año 1.848, Folios 1-3; 16-16
vto, marcado con la letra “J.9”. Modo de adquisición: Beatriz Madera como heredera
forzosa de Francisco Peraza El Mozo, según testamento del año 1.754.
32).- Documento transcrito y suscrito por el Paleógrafo René García Jaspe, mediante el
cual, los ciudadanos José Prudencio, Benito, María del Carmen Piñango, José Francisco
Piñango, Matías y José María, vende a favor de Judas Tadeo Piñango, este ubicado en el
Archivo General de la Nación, Protocolo Duplicado 8, Tomo 2, año 1.837, Mes de Julio,
Folios 14-17, marcado con la letra “J.10”. Modo de adquisición: como heredero forzoso
de José Francisco Piñango quien a su vez las hubo del capitán Don Gabriel Ladino, oficial
de rango de las milicias americanas fieles a su Majestad Don Carlos IV de Borbón, Rey de
España, según escritura otorgada el 02 de octubre de 1805, por ante el Escribano Real,
Don Juan José Tirano.
En cuanto a las pruebas documentales antes reseñadas y valoradas, vale decir, las
correspondientes a los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18,
19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31 y 32, quien decide observa, que tal legajo
probatorio versa fundamentalmente, sobre el tracto sucesivo o cadena titulativa aportada
por la recurrente por ante este sentenciador, ello a los fines de demostrar el presunto
origen privado del predio sobre el cual recayeron los efectos del acto administrativo. En
ese orden de ideas, quien decide las aprecia en su totalidad, observando especialmente su
incorporación al acervo probatorio común a las partes, ello en virtud de considerar las
mismas como demostrativas de los hechos y situaciones en ellas precisados, muy
especialmente aquellos tendentes a demostrar la línea directa sucesiva presente entre la
cadena titulativa de la Hacienda El Tibrón, ubicada en la Parroquia El Junko, Municipio
Vargas del estado Vargas, así como su origen privado.
En cuanto a las pruebas documentales antes reseñadas, vale decir, las correspondientes a
las letras “K.1, K.2, K.3 y K.4”, se evidencia que las mismas versan sobre imágenes
fotostáticas de documentos traslativos de propiedad que datan desde 1.705 en adelante,
ello a los fines de demostrar el presunto origen privado del lote sub litis. En tal sentido,
quien decide observa, que tales instrumentos al estar comprendidos dentro de la primera
de las etapas previamente precisadas por este sentenciador, tales probanzas indican la
existencia de tales títulos, los cuales se presumen, salvo prueba en contrario, anteriores al
10 de abril de 1.848, por lo que hasta tanto no recaiga sobre ellos sentencia firme de
nulidad por algún ente jurisdiccional a petición de la República, o cualquier otro
interesado, se reputan como ciertos y validos las referidas imágenes, de conformidad con
el artículo 1.395 del Código Civil de Venezuela.
Ahora bien, y a tenor de las impugnaciones antes reseñadas, este sentenciador observa,
que la parte recurrente en fecha 30 de mayo de 2.011, mediante escrito de conclusiones
(informes), consignaron copias certificadas de los instrumentos públicos distinguidos y
marcados con las letras “A5”; “C2”, “C5”; “D1”; “E2”, “E3”, “E5”, “E9”, “E10” y “E12”,
respectivamente.
En cuanto a lo antes reseñado, quien decide observa, que por regla general, los
documentos que quieran hacerse valer en juicio, debe producirse en el mismo momento de
su promoción o en el lapso de evacuación de pruebas; sin embargo, se reitera que el
Código de Procedimiento Civil consagra un supuesto excepcional a dicho principio,
contenido en el artículo 435, que permite diferir la consignación de instrumentos públicos
que no sea obligatorio presentar con la demanda, ya por no estar fundada en ellos, con lo
cual podrán producirse en todo tiempo, hasta los informes.
Ante tal situación, vale decir, la consignación de copias certificadas de los instrumentos
públicos distinguidos y marcados con las letras “A5”; “C2”, “C5”; “D1”; “E2”, “E3”,
“E5”, “E9”, “E10” y “E12”, y los argumentos antes expuestos, es por lo cual, este
sentenciador declara forzosamente de manera sobrevenida subsanada la impugnación
realizada por la representación judicial del Instituto Nacional de Tierras, en cuanto a los
instrumentos públicos antes reseñados. Y así se decide.-
Igualmente, quien decide observa, que la representación judicial del Instituto Nacional de
Tierras impugna los instrumentos públicos marcados con las letras “J1”, “J2”, “J3”, “J4”,
“J5”, “J6”, “J7”, “J8”, “J9” y “J10”, respectivamente. En este mismo orden de ideas,
quien decide determina, que dichos instrumentos públicos son relativos a los documentos
transcritos por el ciudadano René García Jaspe, portador de la cédula de identidad Nº V-
5.224.222, en su carácter de experto de paleografía venezolana adscrito al Archivo
General de la Nación, según se evidencia de constancia suscrita por la ciudadana Carmen
Alida Soto Castellanos, en su carácter de Directora del Archivo General de la Nación,
mediante la cual hace constar que el ciudadano René García Jaspe, fue juramentado como
Experto en Paleografía Venezolana, de fecha 24 de abril de 2.009, marcado con la letra
“I.1”, y asimismo, fue debidamente juramentado por este sentenciador, en la oportunidad
de llevarse a cabo la audiencia oral de informes, correspondiente a la presente causa,
donde el aludido paleógrafo certificó y ratificó el contenido de los negocios jurídicos de
transmisión de propiedad indicados en los mismos.
En tal sentido, quien decide observa, que en cuanto a dicho ciudadano, vale decir, en
cuanto al paleógrafo juramentado al efecto, tanto por la institución Archivo General de la
Nación, como por este Juzgado Superior Primero Agrario, este debe reputarse como un
funcionario público especial ad-hoc, debidamente investido de la potestad de suscribir
copias legibles de documentos de antigua data, en cuyo caso, y al entender que sus
transcripciones son copias fiel y exactas de los documentos primigenios cuya lectura se
hace imposible al ojo no experimentado, debe entenderse que esas transcripciones se
encuentran investidas de fe pública, vale decir, que las mismas emanan de un funcionario
público especial ad-hoc, quien actúa dentro del ámbito de su competencia funcional, y
quien a su vez, como se expuso hace unas líneas, ha sido especialmente juramentado para
tales efectos por la misma administración (Archivo General de la Nación), y por este
sentenciador, con lo cual tales transcripciones a los efectos legales, se les da valor de
instrumentos públicos, no sujetos a impugnación, sino únicamente susceptibles de tacha
de instrumento público por falsedad o simulación.
Ahora bien, en cuanto a la impugnación de los Legajos “K” conformados por los anexos
“K1”, “K2”, “K3” y “K4”, y Legajos “L” conformados por los anexos “L1”, “L2”, “L3”,
“L4”, “L5”, “L6”, “L7”, “L8”, “L9”, “L10”, “L11”, “L12”, “L13” y “L14”, realizada por
el Instituto Nacional de Tierras. Asimismo, quien decide observa, que dichos anexos son
relativos a la prueba de informes de fecha 10 de mayo de 2.011, solicitada por este
tribunal al Archivo General de la Nación, adscrito al Ministerio del Poder Popular de la
Cultura, mediante el cual, remitiera a este juzgado informe relacionado con datos
concretos sobre documentos contenidos en sus libros y/o archivos, relacionados con los
anexos antes identificados.
En tal sentido, quien juzga determina, tal y como ha sido ampliamente tratado de forma
por demás pacífica en la jurisprudencia y doctrina patria contemporánea, que en los casos
de incumplimiento de remisión informativa, a que se contrae la prueba de informes
peticionada por funcionario judicial por ante un determinado órgano de adscripción de la
Administración Pública, tal y como lo dispone el artículo 433 del Código de
Procedimiento Civil, riela en consecuencia, lo que la doctrina moderna ha denominado “la
presunción de existencia de la información solicitada”, la cual, como resulta evidente,
obra en detrimento y en contra de la administración que desoye el mandato judicial de
información, pues tal y como resulta evidente, tal pedimento se reputa como una
obligación de la Administración Pública, frente a una “orden de hacer” soberana de uno
de los poderes fundamentales del Estado Nacional, como lo es el Poder Judicial, pues no
está dentro de las potestades de la administración, cumplir o no con dicha “orden”, la cual
se emite, dentro de las competencias funcionales de un tribunal de la República actuando
dentro del también ámbito de su competencia material y territorial, tal y como se presenta
en el caso de marras, pues, a la parte recurrente le era imposible, a motu propio cumplir
con la carga de consignar los originales de dichos instrumentos públicos, pues, como
resulta evidente, los mismos se encuentra en las bóvedas de seguridad del Archivo
General de la Nación, por lo que correspondía, a la Administración Pública responder la
prueba de informe solicitada en relación a los instrumentos público antes reseñados.
Ahora bien, no obstante lo anterior, quien aquí decide observa, en fecha 25 de junio de
2011, las ciudadanas abogadas Yolimar Hernández y Sugeidi Coello, en su carácter de co-
apoderadas del Instituto Nacional de Tierras, consignaron estudio de la cadena titulativa
de propiedad de en relación a la Hacienda el Cedral y el Hacienda el Tibrón,
estableciendo lo siguiente:
“Sic…(omissis)…CONCLUSIÓN: De acuerdo al estudio realizado a la Cadena Titulativa
de “Hacienda El Tibrón”, conocido como el Fortín, (Lote Sub-lote “C”) y “Hacienda El
Cedral”, ubicado en el Municipio Vargas del estado Vargas; cuyos presuntos propietarios
son Agropecuaria Alazán, C.A. y Agropecuaria Los Manzanos, C.A. representadas por su
presidente Daniel Fernández.
De conformidad a lo establecido en los artículos 117 ord. 20 y 82 de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, publicada en Gaceta Oficial de la Republica Bolivariana de
Venezuela en fecha 29 de julio de 2010, signada con el Nº 5.991 extraordinario,
concatenado con el articulo 7 de la Ley de Registro Publico y del Notario, publicada en la
Gaceta Oficial Nº 5.833 Extraordinaria del 22 de Diciembre de 2.006.
En aras de dar cumplimiento a los artículos anteriormente se procedió a realizar el estudio
y análisis documental de todos aquellos documentos que conforman la cadena titulativa
del fundo objeto del presente estudio; para ello se verifico que existiera una perfecta
secuencia y encadenamiento de las titularidades del dominio y demás derechos alegados,
desde el desprendimiento validamente otorgado por la Nación venezolana, hasta el titulo
debidamente protocolizado de adquisición por parte de quien alega propiedad.
Con base a las consideraciones anteriormente expuestas, se determino, que el documento
mas antiguo inserto en el Expediente Judicial Nº 5349 CA-2010 que reposa en los
archivos del Tribunal Superior Agrario Primero de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, correspondiente al fundo denominado Hacienda El Tibrón
conocida como El Fortín y “Hacienda El Cedral” (Agropecuaria Alazán C.A. y
Agropecuaria Los Manzanos), antes identificado, es de fecha 03 de julio de 1705, el cual
se encuentra en el Archivo General de la Nación, Sección tierras, folios 1 al 7, mediante el
cual Gerónima de Rojas Fajardo viuda del Capitán Pedro de Lovera Otañez y el Alférez
Bernardino Jacinto de Flores y Rivera dan en venta una posesión de tierras en el Valle de
Yaguara, Jurisdicción del Valle de Carayaca al ciudadano Martín Madera De Los Ríos y
Alfaro, los cuales lo hubieron por haberla comprado con su propio dinero y tenida y
adquirida con justo titulo. Es importante señalar que el documento no refiere linderos
naturales (topónimos) ni superficie.
Así mismo durante el estudio se evidenciaron ciertas rupturas dentro del tracto sucesivo
documental analizado, como lo son:
1.- Desprendimiento de la Nación de la posesión de tierras en el Valle de Yaguara,
Jurisdicción del Valle de Carayaca, dado que los ciudadanos Gerónima de Rojas Fajardo
viuda del Capitán Pedro de Lovera Otañez y el Alférez Bernardino Jacinto de Flores y
Rivera dan en venta al ciudadano Martín Madera De Los Ríos y Alfaro, los cuales lo
hubieron por haberla comprado con su propio dinero y tenida y adquirida con justo titulo,
no señala cuando la Nación se desprendió del referido lote de tierra.
2.- El documento mediante el cual adquiere Gerónina de Rojas Fajardo viuda del Capitán
Pedro de Lovera Otañez y el Alférez Bernardino Jacinto de Flores y Rivera, la posesión
de tierras en el Valle de Yaguara.
3.- Documento de Partición o Herencia de los bienes habidos por José Francisco Piñango,
dado que el documento de fecha 03/07/1837, Archivo General de la Nación Sección
Protocolo 8º Tomo 02 Año 1837 folio 14 al 17, mediante el cual José Prudencio, Benito y
Maria del Carmen Piñango, Matías y José Maria Piñango venden al General Judas Tadeo
Piñango, señalan que lo adquirieron mediante la referida herencia.
4.- Documento de Partición o Herencia de los bienes habidos por Natividad Ordóñez de
Piñango, en vista que el documento de fecha 07/07/1873, Archivo General de la Nación,
Sección Protocolo Principal 1º, Tomo 2º Expediente 607, Juan Piñango Ordóñez da en
venta a Dolores Piñango, y señala que lo adquirió mediante esa herencia.
5.- Documento mediante el cual Andrés Rodríguez de la Madriz compra a Gaspar
Francisco Estévez, dado que el documento del año 1735, señala que Germana Ignacia de
Liendo (viuda de Andrés Rodríguez de la Madriz) realiza una solicitud de amparo y dice
que lo adquirió su esposo por la referida compra.
6.- Documento mediante el cual Andrés Rodríguez de la Madriz compra a Don Lucas
Antonio Martel y Don Phelipe Muñoz de Vergara, en vista que el documento de fecha
23/02/1734, mediante el cual Gaspar Francisco Pérez Estévez le vende a Andrés
Rodríguez de la Madriz, establece que lo hubo de esa manera.
7.- Documento de Partición de los bienes habidos por Andrés Rodríguez de la Madriz, el
cual es referido en el documento de fecha 30/04/1739, del Archivo General de la Nación
Sección Escribanías Tomo 388-B, mediante el cual Andrés Rodríguez de la Madriz (hijo)
vende a Francisco Peraza Espinoza, y señala que lo hubo de la señalada partición.
8.- Documento mediante el cual Bartolomé Naranjo compra a Rosalía Rodríguez de la
Madriz, por escritura otorgada ante Don Marcos García en el año de 1744.
9.- Documento mediante el cual Gualterio Chilty compra a Francisco Guaicaipuro, Jorge
y Cesar Octavio Pardo las tierras de la Hacienda de Trapiche YAGUARA, en jurisdicción
de Carayaca, referido en el documento de fecha 20/05/1899, protocolizado por ante la
Oficina de Registro Subalterno del Distrito Vargas del estado Miranda Nº 49, Protocolo 1º
Principal, 2do trimestre 1899, mediante el cual Gualterio Chilty le vende a Cristóbal
Chilty y señala que lo hubo de esa manera.
10.- Documento de Partición o Herencia de los bienes habidos por Francisco de Paula
Pardo y Concepción Escurra de Pardo, dado que Francisco Guaicaipuro, Jorge y Cesar
Octavio Pardo, les perteneció por herencia de sus padres Francisco de Paula Pardo y
Concepción Escurra de Pardo y estos le venden a Gualterio Chilty, de acuerdo como
consta en los documentos solicitado anterior a este.
11.- Documento de Partición o Herencia de los bienes habidos por José Francisco
Piñango, dado que el documento de fecha 03/07/1837, Archivo General de la Nación
Sección Protocolo 8º Tomo 02 Año 1837 folio 14 al 17, mediante el cual José Prudencio,
Benito y Maria del Carmen Piñango, Matías y José Maria Piñango venden al General
Judas Tadeo Piñango, señalan que lo adquirieron mediante la referida herencia.
En el mismo orden de ideas de conformidad a lo preceptuado en el articulo 82 de la Ley
de Tierras y Desarrollo, que textualmente establece: “Asimismo, el Instituto Nacional de
Tierras (INTI), podrá rescatar las tierras aun en los casos en que la propiedad sea atribuida
a particulares, cuando al efectuar el análisis documental de los títulos suficientes que
fueran requeridos a aquel que se atribuye el derecho de propiedad, éste no lograre
demostrar una perfecta secuencia y encadenamiento de las titularidades del dominio y
demás derechos alegados, desde el desprendimiento validamente otorgado por la Nación
venezolana, hasta el titulo debidamente protocolizado de adquisición por parte de quien
alega propiedad”. Se pierde el principio de Consecutividad de la ya mencionada Cadena
Titulativa, motivo por el cual dicha documentación resulta suficiente a los fines de
comprobar el origen BALDIO de las referidas tierras.
En cuanto a la falta del desprendimiento de la Nación, en relación a los lotes de terrenos
denominados Hacienda El Cedral y Hacienda El Tibrón, quien decide observa, que este
requisito, vale decir, el desprendimiento validamente otorgado por la nación Venezolana,
no puede ser de forma alguna exigible en el caso de marras, pues, el mismo, vale decir, el
acto administrativo hoy recurrido en nulidad, tuvo su génesis y culminación
administrativa durante la égida de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario del 2.005, texto
normativo este, que si bien se encuentra hoy derogado, resulta aplicable al caso que nos
ocupa, bajo el principio latino ratione temporis, o lo que es igual, aquel que propugna que
las causas deben ser decididas conforme al marco legal vigente para el momento que se
emitió el acto hoy impugnado en nulidad, y tal y como resulta evidente, en dicho texto
normativo, no se requería como requisito sine qua non, para la demostración plena del
tracto sucesivo, ni de la vigencia del derecho real en estudio, el desprendimiento a que
alude la representación judicial del Instituto Nacional de Tierras, en dicho escrito,
situación esta, que sería exigida hacia el futuro por el legislador en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario del 29 de julio del 2.010, por lo que tal alegato es desestimado de
pleno derecho por este sentenciador, siendo en todo caso que corresponderá a la
Procuraduría General de Republica mediante acción judicial interpuesta por ante el Juez
Civil competente, en el caso de mantenerse la convicción pública, de que dicho predio es
de carácter baldío, la determinación efectiva de la legalidad de tales títulos, mediante la
acción de nulidad resgistral o reivindicatoria de baldíos correspondientes, no siendo tarea
de este sentenciador establecer o no la legalidad de los mismos, lo cual escapa de su
competencia funcional. Y así se establece.-
Ahora bien, analizadas como han sido todas y cada una de las probanzas aportadas por las
partes en el presente proceso, muy especialmente las extensas cadenas titulativas antes
reseñadas y valoradas con sus respectivas observaciones, resueltas como han sido las
impugnaciones incoadas por la representación judicial del Instituto Nacional de Tierras,
contrastados estas, con la Ley de Tierras y Desarrollo del año 2005, y la Ley de Tierras
Baldías y Ejidos de 1936, vigentes para el momento de la sustanciación y decisión
administrativa aquí recurrida en nulidad; este sentenciador, a los fines de dilucidar la
procedencia o no del vicio del extralimitación de funciones argüido por las recurrentes, y
referido a que el aludido instituto agrario “ordenó rescatar tierras que no eran de su
propiedad y que no se encontraban bajo su disposición al momento de dictar el acto
administrativo”, concluye lo siguiente:
Por otra parte, al momento de dictarse tanto el acto de apertura como el definitivo de
rescate de tierras, los lotes de terrenos en cuestión no se encontraban bajo la disposición
del Instituto Nacional de Tierras, por cuanto, como se desprende de las probanzas cursante
a los autos, y especialmente del estudio realizado a las cadenas titulativas acreditadas por
las recurrentes, los mismos no podían considerarse como baldíos nacionales o
pertenecientes al dominio de la República, de algún instituto autónomo, empresa del
Estado, fundación o cualquier entidad de carácter público nacional; siendo que los únicos
que podían disponer del predio en cuestión, al momento de verificarse la actuación
administrativa aquí recurrida, eran sus legítimos propietarios registrales a tenor de los
previsto en el artículo 115 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en concordancia con el artículo 545 del Código Civil (atributos de la propiedad), ya que
sus títulos de propiedad aportados a los autos, al momento de su estudio, no habían sido
declarados nulos por algún tribunal de la República, encontrándose (y aun se encuentran)
en pleno vigor y eficacia jurídica al momento de la emisión del acto administrativo aquí
recurrido. Situación esta que elimina cualquier posibilidad de calificar dicha ocupación,
vale decir, la de las recurrentes, como ilegal o ilícita, e imposibilitando materialmente
cualquier transferencia al patrimonio del Instituto Nacional de Tierras por parte de la
Procuraduría General de la República, hasta tanto recaiga una eventual decisión de
nulidad proferida por algún tribunal de la República, sobre sus asientos o actas de
registro.
A tal conclusión arriba este sentenciador, luego de analizar el particular quinto del acto
recurrido, que dispuso:
“Quinto: Solicitar al Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras que
realicen ante la procuraduría General de la República, todas las diligencias tendientes a
realizar la transferencia del lote de terreno objeto de la decisión, (…)”.
A su vez, el artículo 119, numerales 16 y 17 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario
(2005), establecían los trámites que debía cumplir el Instituto Nacional de Tierras para
obtener la ocupación, uso, o disposición por parte de los distintos entes del Estado allí
referidos, previo al inicio del procedimiento y anterior a su conclusión, de aquellas tierras
que no fuesen de su exclusiva propiedad. Establecen los referidos artículos:
17. Disponer de las tierras con vocación de uso agrario que no estén productivas, que sean
baldíos nacionales o que pertenezcan al dominio privado de la República, institutos
autónomos, empresas del Estado, fundaciones o cualquier entidad de carácter público
nacional, con el objeto de convertirlas en unidades económicas productivas, mientras la
titularidad sobre las mismas sea transferida a su patrimonio, sea autorizada su ocupación y
uso, o sea celebrado el convenio de ocupación y uso. (Subrayado y cursivas del Tribunal)
Por lo que considera este Tribunal, que ante el grado de ostensibilidad del vicio
denunciado y comprobado de autos, declara forzosamente la nulidad absoluta del acto
aquí recurrido, de conformidad con los previsto en los artículo 25 de la Constitución de la
Republica Bolivariana de Venezuela, en concordancia con el artículo 19 numeral 4° de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. Y así se establece.-
IX
DISPOSITIVO
TERCERO: No hay condenatoria en costas dada la naturaleza del presente fallo. Así se
decide.-
CUARTO: A los fines de procurar mayor seguridad jurídica, se ordena notificar mediante
oficio a la Procuraduría General de la República de la presente decisión, anexándole copia
certificada de la misma, de conformidad con lo establecido en el artículo 166 de la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, en concordancia con el artículo 97 de la Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República. Líbrese oficio. Y así se establece.-
PUBLÍQUESE Y REGÍSTRESE
LA SECRETARIA,
En la misma fecha, siendo las tres y veintiocho minutos de la tarde (03:28 p.m.), se
publicó y registró la anterior decisión.
LA SECRETARIA,