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“Horacio Quiroga: Obra Completa” Editorial CRUZ DEL SUR

Sobre los Tomos I y II

Como diéramos cuenta días atrás, la publicación de más de 2.000 páginas, en cuatro tomos,
conteniendo la totalidad de lo escrito por Horacio Quiroga ya es una realidad. Como
también anunciáramos, los dos primeros tomos de esta notable publicación editada,
prologada y anotada por Leonardo Garet, corresponden a los “Cuentos completos”. Entre
ambos tomos hay un total de 188 cuentos (77 en el Tomo I y 111 en el Tomo II). La lectura
de estos dos volúmenes, no deja dudas acerca de por qué la figura de Quiroga crece cada
día más en todo el mundo: fue el verdadero maestro del cuento en lengua española. Los
cuentos aparecen ordenados según un criterio cronológico porque, como explica Garet,
cuando se entrega una obra completa no es necesario atrapar al lector mostrándole al
comienzo los mayores logros del autor, al que seguramente ya conoce, sino que el orden
cronológico resulta lo más beneficioso para quien pretenda estudiar la totalidad de una
obra.
El Prólogo: “Horacio Quiroga, los rostros innumerables”
El prólogo de estos dos primeros tomos refleja el profundo conocimiento que Garet ha ido
cultivando sobre el tema, lo que le permite una gran precisión en cada afirmación y,
además, una forma de decirlo muy natural, con la soltura de un poeta (rasgo que no es
habitual en los críticos, incluso dedicados al propio Quiroga), lo que hace una lectura ágil y
por demás agradable.
Dividido en varios subtítulos, el prólogo lleva como título general: “Horacio Quiroga, los
rostros innumerables”. Al comienzo del mismo Garet se refiere principalmente a la notable
riqueza que encierra tanto la vida como la obra de Quiroga, y a lo indivisible que resulta en
ese caso el hombre y el escritor. Amor a la vida y necesidad de participar activamente en el
mundo puede decirse que caracterizó al Quiroga hombre, y necesidad de crear textos para
transmitir esa experiencia vital, al escritor. De ahí que vida y obra de Horacio Quiroga sean
una unidad imposible de disociar. Géneros como el “diario” (“Diario de viaje a París”) o la
escritura epistolar (“Cartas de un cazador”) son de alguna manera, según sostiene Garet,
intentos de unión entre la escritura y la experiencia vital real. “Escribir fue siempre una
aventura riesgosa como una bajada en canoa por las correderas del Paraná, un viaje en
motocicleta uniendo Posadas y San Ignacio, un vuelo de prueba en avión biplaza, una
excursión de caza en la inmensa soledad de la selva de Misiones”, escribe el prologuista.
El comienzo
Bajo el subtítulo “El comienzo”, el prólogo aporta y explica datos acerca de su nacimiento,
su infancia, las tragedias que marcaron su vida y otros aspectos de la familia Quiroga. Dice
Garet: “Fue un niño ausente y ensimismado en su estancia cordobesa y un niño y joven
díscolo, indisciplinado e interesado en todo aquello que estaba a su alcance, en sus años
salteños”. En otros apartados, bajo el mismo subtítulo, quedan explicados hechos también
significativos en la vida del escritor, como la conformación del grupo Los tres mosqueteros
(con los salteños Alberto Brígnole, José Hasda y Julio J. Jaureche) o la importante
presencia de la Revista del Salto creada por él, en cuyas páginas se hace evidente la
necesidad imperiosa de escribir, de poder plasmar por escrito sus preocupaciones e
inquietudes. En líneas posteriores, Garet se detiene a analizar aspectos del Consistorio del
gay saber, cenáculo fundamental no sólo en Quiroga sino en la vida cultural uruguaya de
comienzos del siglo XX. Es en esta parte donde se refiere a su vida en Montevideo y su
viaje a París. Luego, en otro apartado, el estudio se centra en la muerte accidental de
Federico Ferrando (integrante del Consistorio), la desintegración del grupo que produjo esa
tragedia, la radicación de Quiroga en Buenos Aires y el primer contacto con la selva de
Misiones. Ese primer contacto, recuerda Garet, Quiroga lo tuvo cuando fue como fotógrafo
de una expedición, con el poeta argentino Leopoldo Lugones.
El cuento, un lugar de partida y de llegada
Bajo el subtítulo “El cuento, un lugar de partida y de llegada”, el prologuista reflexiona
sobre algunos escritores que fueron de lectura preferida del salteño y que influyeron en su
obra, entre los que destaca a Poe y Dostoievski. Por otra parte, afirma que en los cuentos de
Quiroga puede observarse como característica sobresaliente la “sensación de verdad” que
predomina, lo que revela la sólida base de conocimiento de muy diversos temas que tenía el
escritor: “Si hay algo que sorprende al más prevenido –aún hoy a cien años de su primer
libro- es la sensación de verdad que rezuma su mejor literatura. Parece que fuera imposible
encontrar algo escrito por Quiroga que no tenga una base documental seria”.
La obra múltiple
“La obra múltiple” es el subtítulo bajo el que destaca Garet la multiplicidad de géneros en
los que escribió Quiroga. Ninguna forma de escritura le fue ajena. Es otra muestra del
trabajo constante con el lenguaje, de permanente búsqueda de los mejores caminos para la
expresión de ideas y sentimientos. Pero además, “Quiroga fue un colaborador incesante de
los medios periodísticos y sus libros en todos los casos, fueron una selección de lo
divulgado en ellos”. Pero es de destacar además, como lo hace Garet, la lucha de Quiroga
por la profesionalización de la tarea de escritor, por sus derechos. Al respecto dice:
“Conviene agregar que la conciencia gremial lo convierte a Quiroga junto con Lugones, en
los principales impulsores de la creación de la SADE, Sociedad Argentina de Escritores”.
En otro apartado, se refiere el prólogo a la parábola de la que algunos estudiosos hablan en
cuanto a la ascendencia del nivel de la obra de Quiroga, la llegada a una cima y la posterior
caída. Garet marca su discrepancia con esta postura, ya que quienes realizan tal afirmación,
explica, sólo atienden a las fechas de publicación de los libros y no a las fechas en que
muchos de esos cuentos, luego aparecidos en libros, se publicaron en diarios y revistas.
Siguiendo la explicación de Garet, se puede comprobar que tal parábola no es tan así. Vale
agregar que el libro “Los desterrados” y el cuento “La insolación” son mencionados por
Garet entre los puntos más altos en la obra quiroguiana.
Buenos Aires-Misiones-Buenos Aires
Con el subtítulo “Buenos Aires-Misiones-Buenos Aires” explica el prologuista que Quiroga
se radica por primera vez en Misiones en 1909 y desde entonces la alternancia Buenos
Aires-Misiones-Buenos Aires será “el eje” de su vida. En esta parte, se hace referencia a la
vida en Misiones junto a sus hijos, el suicidio de su esposa Ana María Cirés (del que Garet
aporta precisión en la fecha, 14 de febrero de 1915, dado que en la mayoría de las
biografías aparece erróneamente), sus diferentes trabajos en la capital argentina, entre otras
cuestiones.

El triunfo de la autenticidad
“El triunfo de la autenticidad” es el subtítulo con que se cierra el prólogo. Allí reflexiona
Garet sobre lo auténtico que resulta cada planteo de Quiroga, fruto de haber escrito cada
texto con absoluto conocimiento de causa, consecuencia de su activa y vertiginosa
experiencia de vida: “no escribía sino acerca de lo que sentía medularmente”, sostiene. Y
agrega, de alguna forma como una conclusión, esta excelente síntesis: “La lectura de la
obra completa de Quiroga brinda la dimensión verdadera de su alcance, la variedad de
planteos que la convierten en un verdadero mapa de las creencias e inquietudes de
comienzos del siglo XXI, una suma importante de planteos que no tienen que pedir excusas
por su edad para ser valorados. Pero ya no es sólo “el salvaje narrador misionero”, sino la
ciudad en todas sus posibilidades de relacionamientos, la técnica y la ciencia en sus
sugerencias como temas literarios –a veces en alas de la fantasía-, la meditación acerca del
cuento y su estructura, la cuestión del profesionalismo del escritor y recientemente una
decidida revalorización de su primera etapa (investigación sobre todo lo que atañe a las
drogas y a la sexualidad) a cargo de Eduardo Romano”.

Sobre el Tomo III


Como diéramos cuenta en anteriores ediciones, la publicación de más de 2.000 páginas, en
cuatro tomos, conteniendo la totalidad de lo escrito por Horacio Quiroga ya es una realidad.
Algunos días atrás, nos dedicamos al comentario de los dos primeros tomos,
correspondientes a los cuentos completos. Es momento ahora de referirnos al tercer tomo
de esta magnífica publicación editada, prologada y anotada por Leonardo Garet, que como
también anunciáramos, corresponde a “Novelas, Artículos misioneros y Variedades”.

Este tercer tomo contiene las novelas “Historia de un amor turbio”, “Pasado amor”, “Las
fieras cómplices”, “El mono que asesinó”, “El hombre artificial”, “El devorador de
hombres”, “El remate del imperio romano” y “Una cacería humana en África”. Tiene
además 67 artículos sobre elementos propios de la vida misionera (principalmente sobre
animales), así como decenas de otros textos de crítica literaria, biografías de diferentes
personalidades del mundo, etc.
El tomo presenta un muy ilustrativo prólogo que habla de cada una de estas novelas y los
demás textos.

Las novelas de S. Fragoso Lima:


En esta parte del prólogo, Garet hace referencia a las novelas que Quiroga publicó en la
Revista “Caras y Caretas” con el seudónimo de S. Fragoso Lima, algunas de la cuales
tienen el mismo buen nivel que otras creaciones firmadas con su verdadero nombre. “La
curiosa “S” inicial puede recordar el segundo nombre de Horacio: Silvestre”, dice el
prologuista.
Después, el libro ofrece un minucioso estudio sobre cada una de las novelas incluidas, que
a continuación comentamos.
“Las fieras cómplices”: Esta novela presenta un paisaje selvático típico del autor, “a pesar
de su expresa voluntad de separar a “Las fieras cómplices” de la obra que difundía con su
nombre”, como explica el prólogo, y trata “el tema de una venganza con el telón de fondo
de la explotación social”.
“El mono que asesinó”: La colocación de humanos y animales en un plano de igualdad
mediante la animalización de los primeros y la humanización de los segundos, fue parte del
estilo quiroguiano. Es lo que de alguna manera sucede en esta novela, en la que “se
presenta el caso de un crimen de un mono pero complicado con el tema de la
reencarnación”.
“El hombre artificial”: En este caso, el tema es la fabricación de un hombre. Varios son los
antecedentes en otros escritores, Garet cita por ejemplo a Mary Shelley, pero destaca en
Quiroga “la forma de inculcar las percepciones, los sentimientos, el alma”. Una de las
falencias que el prologuista marca en esta obra es el manejo del tiempo, aspecto a su
entender descuidado por el autor, en el afán de dar credibilidad al relato atendiendo otras
cuestiones. Son errores seguramente producto del apresuramiento por terminar obras
“encargadas” por la revista.
“El remate del imperio romano”: Se trata de una novela con personajes y episodios
absolutamente reales, por lo que, dice Garet, “el grado de invención es mínimo”. En vistas
de esto, estamos ante un caso que podría considerarse “novela histórica”.
“Una cacería humana en África”: Por la situación planteada, donde un hombre, al final,
logra montar un laboratorio para investigar sobre venenos, “parece el cumplimiento de un
secreto deseo de Quiroga expresado a Luis Pardo”, dice Garet haciendo alusión a estas
palabras de Quiroga: “Cuando el gobierno me cree una estación de seroterapia ofidiana,
seré útil a la humanidad”. Varios son los errores que el prologuista explica en cuanto a la
construcción de esta novela; “son varias las situaciones resueltas de forma por demás
desprolija”, dice.
“Historia de un amor turbio” y “Pasado amor”
Estas dos novelas tuvieron mucho más trascendencia que las de S. Fragoso Lima, que no
pasaron de una repercusión reducida al ámbito de una revista. De las dos, además de un
comentario pormenorizado, Garet cita las opiniones de algunos de los mejores críticos de
Quiroga. Por ejemplo, de “Historia de una amor turbio” expresó Rodríguez Monegal: “La
novela es, sin embargo, mejor de lo que se ha dicho habitualmente. Su defecto básico está
en parte compensado si el lector practica una lectura atenta”.  Sobre “Pasado amor”,
Ezequiel Martínez Estrada escribió: “Toda esta novela está construida, armada de mano
maestra, especialmente en las peripecias de un amor perfectamente absurdo y, por tanto,
irremediable, con las astucias y temeridades que el amor sofocado en la carne y en el alma
inspira al hombre maduro y a la mujer sin experiencia”.
Los artículos misioneros:
Aquí se encuentran textos que dejan al descubierto la sapiencia de Horacio Quiroga sobre
los más variados temas, fruto de su experimentación en la selva: animales, plantas,
mecánica, química, etc. Sobre ellos, dice Garet: “Quizás lo característico y común de todas
estas notas sea la devoción por la veracidad. Son de observación, de investigación y lo más
lejos posible del hombre que se permitía, en algunos cuentos, las fantasías más audaces”.
La crítica literaria:
Un buen número de artículos incluidos en este Tomo III corresponde a notas de crítica
literaria. Claro que, como advierte Garet, Quiroga no era un experto en la materia y sólo se
dedicó a ella como una forma más de su pasión por la literatura; dice al respecto: “No
maneja ni la terminología, ni el rigor, ni la prudencia, que son por lo general las notas
distintivas del crítico…”. Y agrega: “Los artículos quiroguinos sobre literatura en general,
se pueden dividir en: los que tratan de un autor en especial y los que hablan de teoría del
cuento”.
Variedades:
Bajo un título tan genérico, Quiroga escribió artículos sobre los más variados asuntos, que
Garet sintetiza así: “la atracción por los animales, el interés por temas seudo científicos, la
curiosidad de hablar como argentino, la política internacional, su cuestionamiento a lo que
considera cultura popular, sus firmes convicciones estéticas, su posición ante la moda en el
vestir y su avanzado sentido pedagógico”.
Los heroísmos:
Se trata de una serie de biografías escritas por Quiroga semanalmente. Los referentes son
hombres “de la ciencia o del mundo de la acción”, de los que Quiroga destaca siempre “un
rasgo de carácter o una determinación heroica”. Escribe Garet: “Destaca un rasgo , una
anécdota, o los elementos esenciales de un personaje y les da el encuadre necesario…”.
El Tomo 4: “Cine, Teatro, Poesía, Diario de Viaje”

No nos cansamos de decir que “Horacio Quiroga-Obra Completa”, edición de más de dos
mil páginas, que contiene absolutamente todo lo escrito por el gran narrador salteño, por
primera vez en una sola publicación, es una de las mayores obras literarias editadas en
nuestro país en las últimas décadas. Desde esta página, en diferentes ediciones hemos
comentado los tres primeros tomos, ahora es el turno del último, el número 4, que incluye
el guión para cine titulado La jangada, así como varias notas críticas sobre la temática del
cine. En teatro se presentan las obras “Las sacrificadas” y “El soldado”. Se publican los
poemas de su primer libro, “Los arrecifes de coral”, así como otros excluidos del mismo.
También aparece el “Diario de viaje a París” y varios textos más aparecidos en diarios y
revistas como por ejemplo en la “Revista del Salto”. Como se sabe, la edición, el prólogo y
las notas explicativas corresponden al salteño Leonardo Garet, quien en este tomo final,
titula su prólogo como “Un escritor en todos los géneros literarios”. Desde el título ya se
destaca entonces la prolífica creación de Quiroga, haciendo hincapié en la multiplicidad de
formas en que escribió.
Cine: creación y notas críticas
“La jangada”: En tiempos de Quiroga, el cine no gozaba de gran prestigio, de hecho se
trataba de algo rudimentario, muy poco desarrollado. Sin embargo, explica Garet, el caso
de Horacio Quiroga es curioso, en tanto “se declaró tan tempranamente un fervoroso de
algo a lo que no se le reconocía jerarquía artística”. Es más: “junto con Manuel Gálvez
planearon formar una compañía cinematográfica. Quiroga escribió la obra que habría de
representarse: La jangada”. Sobre esta obra, apunta Garet que “con manifiestas señales de
inconclusa, se conservó en buen estado. En cambio, increíblemente mutilada “estuvo” en la
Biblioteca Nacional de Montevideo una versión cinematográfica de La gallina degollada,
que ya no se conserva”. Respecto a La jangada, también hace saber el prologuista que se
trata de “el único guión cinematográfico de Horacio Quiroga que se conserva completo,
aunque inconcluso”, y agrega: “El paisaje de La jangada presenta el escenario de sus
cuentos misioneros, pero en forma extremada… Los personajes también aparecen
esquematizados, ya desde su presentación…” Destaca además que en esta obra el autor
permanece fiel a su estilo de reflejar en los personajes rasgos de su propia vida y
personalidad.
Las notas: No pocas fueron las notas que escribió Quiroga en las que se dedica a comentar
diferentes aspectos del cine en general o, en particular, de alguna película. Este prólogo de
Garet toma de Homero Alsina Thevenet las siguientes palabras, por demás ilustrativas de la
importancia de aquellas notas: “En esa materia Quiroga fue un precursor regional. Ante
todo, la crítica de cine era en la época un raro oficio, que apenas comenzaba a practicarse
en Francia y en Estados Unidos. Resulta significativo el dato de que en 1971, cuando el
augusto New York Times resolvió reeditar en varios libros sus críticas de cine más
importantes, haya iniciado su recopilación con textos de 1924”. Esos escritos, en palabras
de Garet, a Quiroga “le significaron un aporte económico importante”, lo que se confirma
por “la regularidad con que colabora (en Caras y Caretas), permitiéndose faltar a la cita
semanal solo en días de fiesta…”. Y añade que “fue el más tesonero luchador por la
profesionalización del escritor y del periodista”. Su explicación y reflexión de este apartado
finaliza así: “El mismo desenfado, la misma libertad para opinar sobre cine que sobre
literatura. El lector puede disfrutar estas crónicas tanto si es quiroguiano, como si desea
enterarse de los orígenes del cine en el Río de la Plata”.
Teatro: “Las sacrificadas” y “El soldado”
Respecto a la obra teatral “Las sacrificadas”, escribe Garet en este prólogo: “Podría
sostenerse con ciertas probabilidades de justicia que esta obra es la más olvidable de su
autor. Los pocos méritos del cuento que le sirve como texto base se disipan con una mayor
acentuación de la cursilería”. A lo sumo, dice, “Las sacrificadas” podría valer como 
acercamiento al estudio sobre “el comportamiento social frente al tema del amor y de las
diferencias de clases sociales”.
En cuanto a “El soldado”, se lee que “su brevedad le ha postergado excesivamente la suerte
de ser representada, al menos en ocasiones de que se guarde memoria”, aunque señala
Garet que el grupo teatral argentino “Dramaturgias abiertas” (que en dos oportunidades
presentó en Salto obras basadas en cuentos de Quiroga) lo viene ensayando para presentarlo
próximamente. “Los personajes son emblemáticos y prototípicos; el uno de la función de
los militares y el otro de la tendencia a la libertad”, escribe el prologuista, y agrega que la
obra “pertenece a la tradición entremesil por su brevedad, su agilidad y su ponencia
ideológica. Representa un caso aislado en el teatro rioplatense, alejado de obras que no
fueran de ambiente localista y de sátira liviana”.
Los inicios de Horacio Quiroga
Bajo este subtítulo aparece el comentario de todo aquello escrito por Quiroga en el período
previo a su primer libro, período que según Garet podría denominase “salteño”.
Textos nunca publicados: Hay textos que no fueron nunca publicados por su autor, en los
que se destaca el “estado de ánimo ante el paisaje”, donde además “le preocupa al juvenil
autor el aspecto formal, la versificación y la eufonía”.
Publicados en revistas: Por otra parte están los textos que tuvieron aparición en revistas.
Dice Garet: “Llama la atención el buen número de revistas en una ciudad de no más de
10.000 habitantes como era Salto en ese entonces”. Las colaboraciones de Quiroga en
revistas fueron muchas, muy variadas y de muy desigual nivel: “se dedica al artículo, el
poema, el relato…”. Su primera publicación se vincula a una de sus grandes pasiones, el
deporte, y se titula “Para los ciclistas”. Se agrega también el dato de que es frecuente que
publique este tipo de textos con seudónimo; la primera vez que firma con su verdadero
nombre es en “La Revista del Salto”.
La Revista del Salto: Destaca Garet como rasgo relevante de esta publicación la postura de
Quiroga como crítico de teatro: “En la Revista del Salto se presenta un crítico teatral
riguroso que pretende la profundidad en los temas”. Informa que esta revista llegó hasta el
vigésimo número, lo que significa “un éxito, tanto en aquel tiempo como un siglo después”.
Notas desde París: En este caso se trata de “dos notas que envía a una revista salteña. Aquí
el tono es triunfalista y no se divulgan las malas impresiones o experiencias”.
Textos posteriores al viaje: Se advierte aquí una “continuidad” entre estos textos y los que
publicó en revistas, o que “permite presumir que sean de redacción anterior al viaje”.
Actas del Consistorio
Aparecen en esta parte textos creados en el grupo de amigos (escritores salteños en
Montevideo) El consistorio del Gay saber, definido por Garet como “verdadero laboratorio
poético”. Estos textos “tienen más de un autor”, son del grupo y no de un individuo. “Las
Actas son una unidad de espíritu”, dice el prologuista.
El primer libro y textos excluidos de él
El primer libro de Quiroga es “Los arrecifes de coral”. Se destaca el hecho de que no actuó
Quiroga como la mayoría que publica un primer libro, reuniendo publicaciones anteriores
dispersas, sino que en su primer libro, no incluye ni un solo poema que ya se hubiera
publicado. De este libro, Garet también repara en su título: “es el único título
completamente elíptico y que tampoco reitera un título interior, ni un verso, o expresión. El
autor señala en este caso, un valor en sí mismo…La razón de ese nombre es exclusivamente
postular el exotismo”. Sobre “Los arrecifes de coral”, el prólogo da lugar a estas palabras
de la destacada crítica uruguaya Mercedes Ramírez: “Este libro vanguardista aparecido en
un medio conservador y pacato fue juzgado con los parámetros estrechos del
conservadurismo y la pacatería”.
Esta parte finaliza con cuatro  textos posteriores a “Los arrecifes de coral”.
Diario de viaje a París
“Ninguno de los salteños de la Revista del Salto, ninguno de los que integrarían el
Consistorio del Gay saber –al menos en esos años-, y pocos de la generación del 900 –al
menos en esos años- había realizado un viaje que significara entonces tanto prestigio
personal”, así comienza Garet esta parte de su prólogo. Luego reflexiona sobre los motivos
de ese viaje y la actitud de Quiroga una vez en París. Dice en cierto momento: “Quiroga va
a disgusto a París, como cumpliendo una obligación auto impuesta”. Este Diario que
escribe quedaría luego en manos de su amigo, el escritor Ezequiel Martínez Estrada. A
modo de síntesis, dice Garet: “este diario es un verdadero manantial para el conocimiento
del pensamiento de Horacio Quiroga”.
Apéndices
En esta parte final, se incluye un reportaje y un par de textos titulados “Cuadros”. El
reportaje es el que le realizara el periodista Soiza Reilly, donde se destacan algunas
preguntas incisivas como las referidas a “cómo se hace un cuento”. “Este reportaje,
-sintetiza Garet- se vuelve insoslayable a la hora de juzgar la manifiesta seguridad que
exhibe Quiroga cuando teoriza en sus textos teóricos sobre el cuento”.
Por su parte, “Cuadros” son “dos textos independientes: un esquema de cuento y una
reflexión que no llega a relato”.

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