Está en la página 1de 3

Se entiende por respuesta cardiovascular al ejercicio físico a

los cambios súbitos y temporales que se producen en nuestro


organismo al realizar una actividad física. El aparato cardiovascular ante
los cambios que se originan con la actividad física, produce una
respuesta compleja que condiciona modificaciones en las funciones de
los diferentes órganos diana con el objetivo de volver a la normalidad al
medio interno.

Realizar una actividad física supone un aumento de las demandas de


oxígeno y nutrientes por los músculos ejercitados y el aparato
cardiovascular necesita incrementar el suministro sanguíneo para
suplir estas necesidades a través del incremento de gasto cardíaco (la
cantidad de sangre que circula en el sistema cardiovascular expresado
en litros/minuto).
GASTO CARDÍACO = Frecuencia cardíaca x Volumen
latido
Volumen latido= Cantidad de sangre expelida por el
corazón a las arterias en cada latido
Cuando se lleva a cabo un ejercicio de intensidad creciente se
produce un incremento en el consumo de oxígeno
(VO2) proporcional a la carga que se ha desarrollado y al tiempo que ha
durado el ejercicio. Si se aumenta la carga, el organismo aumenta su
gasto energético hasta alcanzar un nivel de esfuerzo en el cual, a pesar
de incrementar la carga, el consumo de oxígeno no se
incrementa más (meseta de VO2).
Este máximo consumo de O2 que se ha alcanzado es indicativo de la
máxima potencia del sistema de transporte de O2 y es conocido como
el consumo máximo de oxígeno o VO2 máximo. (Cantidad máxima
de O2 que el organismo puede absorber de la atmósfera, transportar a
los tejidos y consumir por unidad de tiempo).
VO2 Máximo= Gasto cardíaco x Diferencia artio-venosa de
oxígeno
Diferencia 
Arterio-venosa = Capacidad que tiene el músculo para
extraer O2 de la sangre
De oxígeno

Respuesta cardiovascular ante el ejercicio


dinámico-isotónico
Al llevar a cabo un ejercicio dinámico puede ser una carrera o nadar, se
produce un notable aumento de las demandas de energía por parte
del músculo activo, lo que conlleva a un incremento del tono simpático,
producido inicialmente por estímulos que proceden de la corteza motora
cerebral y, posteriormente, por impulsos producidos en los músculos y
tendones que han participado en el ejercicio.
Conforme se va produciendo una progresión en el ejercicio físico, la
información con las características de la composición del medio interno
llega al cerebro (hipotálamo) y éste canaliza una respuesta adrenérgica
que se dirige  por medio de la médula espinal hacia el corazón y vasos
sanguíneos, así como la médula suprarrenal.  En ella se
liberan catecolaminas (adrenalinas y noradrenalinas) que, a través del
flujo sanguíneo, actúan sobre los receptores simpáticos cardíacos
y vasculares.
La liberación de noradrenalina favorece un incremento
de la frecuencia cardíaca y un incremento de la
contractilidad miocárdica con un aumento del volumen
de latido.
Es decir, se aumenta el gasto cardíaco y la tensión arterial
sistólica. Simultáneamente, la actividad simpática lleva a cabo una
redistribución de flujo sanguíneo hacia las zonas con más demanda de
oxígeno y nutrientes dando lugar a una vasodilatación en los
músculos activos y vasoconstricción en las áreas inactivas.
La tensión arterial diastólica no se modifica en el ejercicio dinámico o
puede descender si la vasodilatación periférica es importante por la gran
participación de masa muscular durante el ejercicio.
La respuesta adrenérgica tiene influencia en la función respiratoria,
incrementando la ventilación y la frecuencia respiratoria, y tiene un
papel principal en la termorregulación, incrementando la secreción de
sudor y favoreciendo la disipación de calor mediante la vasodilatación
cutánea cuando se aumenta la temperatura del medio interno.
En la respuesta cardiovascular a la actividad física, además de una
regulación humoral y hormonal, se produce también una regulación
hidrodinámica que condiciona un incremento  del retorno venoso
(cantidad de sangre que llega a las cavidades derechas del corazón).
Cuando se realiza una actividad física, el retorno venoso está
incrementando por el aumento del tono venoso que promueve el
movimiento de sangre a las grandes venas al corazón derecho, por el
bombeo activo de sangre venosa gracias al masaje de los músculos en
contracción de las extremidades inferiores y por la acción de la bomba
aspirativa torácica.
Los grandes movimientos  respiratorios que se
generan durante el ejercicio físico dan lugar a una
importante presión intratorácica negativa que
promueve el incremento de volumen sanguíneo
torácico, incrementando el llenado del corazón.
El incremento del retorno venoso en las cavidades derechas
desencadena un incremento de la frecuencia cardíaca y el volumen de
llenado del ventrículo izquierdo, lo que da lugar a un aumento del
volumen del latido y del gasto cardíaco.

También podría gustarte