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JUAN D.: (Adivinando.

) ¿Evitando que muera ahogada en un tonel de… (Se


Saloschan Delicatessen esfuerza por leer la inscripción del tonel.) hering?
de Daniel Burak MARGARITA: (Mismo tono.) ¿Aprovechando que estoy tratando de
agarrar el último arenque del fondo del tonel para abusar sexualmente
de mí? (Agitando el pescado frente al rostro de él.) ¿Se da cuenta de que
Margarita casi me mata del susto que me dio? ¡Tiene suerte que no nos vio mi
Juan D. marido! ¿Qué hubiese pensado?
JUAN D.: Yo… Solo quise… Disculpe, creí que… (Pausa.) ¿Y el señor
Saloschan, se encuentra?
Tienda de alimentos.
MARGARITA: El Sr. Saloschan se encuentra si se lo busca. Él me dice
Un cartel: SALSCHAN DELICATESSEN – ABIERTO siempre “no me busques, Margarita, porque me vas a encontrar”. Y yo lo
encuentro, bastante seguido lo encuentro, ¡y eso que no lo busco! Pero si
Margarita (cuarentona, rellena) con la mitad superior de su cuerpo dentro
usted lo busca ahora no creo que lo encuentre por acá, porque él ahora
de un pequeño tonel con la inscripción HERING, se sacude con movimientos
se encuentra cazando jabalíes y no va a volver hasta la noche. Yo soy la
espasmódicos. Juan D. (esmirriado, gruesos anteojos) aplaude junto a la
entrada. señora Saloschan, Margarita.
Juan D.: Caramba… Yo soy el proveedor del escabeche…
JUAN D.: ¡Buenas y santas!
MARGARITA: Lo tengo visto (Cambia de tono.) ¿Se cree que no me di
Ante la falta de respuesta, Juan D. entra. Al ver a Margarita se abalanza
sobre ella e intenta sacarla del tonel. La tarea no es sencilla. Se produce un cuenta de cómo me mira cada vez que viene por aquí?
acercamiento físico prolongado y confuso. Finalmente, Margarita sal del JUAN D.: (Sorprendido.) …y venía a cobrar, como habíamos quedado. Es
tonel jadeando y con un arenque ahumado entre los dientes. Juan D. que no lo puedo seguir financiando a su marido, lamentablemente. Le
demora unos instantes antes de soltarla. dije que si no me pagaba iba a tener que llevarme de vuelta la
mercadería, lamentablemente.
MARGARITA: (con el pescado en la boca.) ¿Danoco?
¿Ghedegregueteaiendo? MARGARITA: Pero déjese de lamentarse tanto, hombre, y póngase
cómodo, que debe venir cansado después de un viaje tan largo.
JUAN D.: Qué susto… Disculpe, no le entiendo. ¿Qué idioma es ese?
Margarita se saca el pescado de la boca, JUAN D.: ¿No le habrá dejado a usted el importe?

MARGARITA: (Fuerte tonada correntina.) ¿Está loco? ¿Qué cree que está
haciendo?
MARGARITA: No, no creo que le importe. Y, dígame, ¿está muy apurado Margarita lo mira asintiendo, espera el descubrimiento.
usted? (Margarita adopta una actitud seductora.) Porque hasta la noche
JUAN D.: No entiendo. (Pausa incómodo.)
no va a volver, vio.
MARGARITA: Deje, no tiene importancia, se ve que lo suyo va más por el
JUAN D.: Señora Saloschan…
lado…
MARGARITA: Margarita. Dígame Margarita, nomás.
JUAN D.: Lo mío es el escabeche. Bueno, me voy yendo, si le parece. Me
JUAN D.: Mucho gusto Yo soy Juan Domingo. llevo el importe o el escabeche.
MARGARITA: ¡Como el líder! MARGARITA: ¿No quiere esperarlo? Mire que cuando termine de cazar,
bien a la noche, vuelve y ahí le puedo hablar de lo que tanto le importa,
JUAN D.: Como el líder radical. Juan Domingo Balbín, me llamo.
del importe, digo…
MARGARITA: Oiga, seré del campo, pero no me gusta que me tomen por
JUAN D.: Yo…
boluda.
MARGARITA: (Se levanta los senos.) ¿Le gusta el arenque?
JUAN D.: No, si no la estoy tomando por eso que usted dice, lo que pasa
es que mi padre era muy peronista pero el apellido no se elige. JUAN D.: Me gusta… mucho…
MARGARITA: Bueno, lo mío es peor entonces. MARGARITA: Póngase cómodo, (Muestra el arenque.) se lo preparo en
una picadita y vuelvo. (Sale.)
JUAN D.: ¿A usted también la embromaron de nacimiento?
Juan D. saca del bolsillo una botella de desodorante bucal y se hace un
MARGARITA: No… Yo me jodí sola cuando me casé. Pero no, deje, se va a
buche. Busca donde escupir y no encuentra. Deja el frasco y sigue
reír…
buscando. Gira sobre sí y escupe en el tonel. Margarita entra con el
JUAN D.: Le juro que no. arenque y una flor entre los senos, ve la botella y sin prestar atención al
contenido se manda un largo trago. Inmediatamente es atacada por una
MARGARITA: Del prado, era mi apellido. Margarita Del Prado. Todas las convulsión ardiente.
chicas me envidiaban el apellido en la escuela. Ahora soy Saloschan.
JUAN D.: ¡No me asuste, Margarita!
JUAN D.: Saloschan, no me parece que sea tan grave. Saloschan.
Margarita se desvanece y él la sostiene entre sus brazos. Ella reacciona, se
MARGARITA: (Remarcando.) Margarita… Saloschan… ¿me entiende? miran en silencio.
JUAN D.: Margarita Saloschan… Margarita Saloschan…
MARGARITA: Tu aliento… me recuerda el prado de mi infancia, cuando yo
MARGARITASASOLCHAN… era Del Prado, donde fui tan feliz.
JUAN D.: También viene en cool-mint, freeze-breeze…
Margarita lo besa en la boca mientras le baja los pantalones, Juan D. le
responde.
Ruido.
JUAN D.: ¿Y ese ruido?

MARGARITA: ¿Qué ruido?

JUAN D.: Oí un ruido


Ruido
MARGARITA: ¡Es él, Juan, es Saloschan! Si vuelve tan temprano es que no
encontró jabalíes. Debe estar furioso…
JUAN D.: Yo me voy.
MARGARITA: Enfrentémoslo y nos vamos juntos. Prefiero un escopetazo
en la cabeza a perderte, ahora que nos encontramos.
JUAN D.: Va a ser mejor que me vaya. (Intenta salir, ella lo retiene.)

MARGARITA: Está entrando, Juan. Decile que me voy con vos a la Capital.
¡Seguro viene borracho y le falla la puntería!
Juan D. Forcejea para liberarse, finalmente lo logra y escapa con los
pantalones bajos. Margarita lo sigue con la mirada. Se arregla la ropa.
MARGARITA: (A bambalinas.) Ya podés salir, Salos. Este no nos jode más.
Ni con el importe no con el escabeche.
Apagón.

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