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Modelo de entrenamiento

de resistencia y velocidad-resistencia
en el fútbol actual.

Julián Mayo Mauriz



- Estudiante Ciencias del Deporte y la Educación Física

Este artículo estudia las adaptaciones fisiológicas y


las manifestaciones del rendimiento que se producen
en el entrenamiento aeróbico de alta intensidad y de
resistencia a la velocidad en fútbol y a su vez explica
la necesidad de implementar el entrenamiento con tra-
bajo fisiológico específico adaptado a estas necesida-
des.

El fútbol moderno está caracterizado por unas de-


mandas energéticas y fisiológicas muy altas, y la ca-
pacidad de los jugadores de rendir a esas intensidades
es condicional para el desarrollo del juego. Por esta
razón los jugadores necesitan un nivel de condición
física muy elevado para responder a las necesidades
fisiológicas que se plantean.

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Introducción.

Este artículo estudia las adaptaciones fisiológicas y las manifestaciones del rendimiento que se producen
en el entrenamiento aeróbico de alta intensidad y de resistencia a la velocidad en fútbol y a su vez explica
la necesidad de implementar el entrenamiento con trabajo fisiológico específico adaptado a estas necesida-
des.

El fútbol moderno está caracterizado por unas demandas energéticas y fisiológicas muy altas, y la capa-
cidad de los jugadores de rendir a esas intensidades es condicional para el desarrollo del juego. Por esta
razón los jugadores necesitan un nivel de condición física muy elevado para responder a las necesidades
fisiológicas que se plantean.

Por lo tanto, para ser capaces de construir un sistema de entrenamiento adaptado a las necesidades rea-
les del juego se debe de pasar por diferentes fases de análisis que desarrollamos a continuación:

1. Explicar las demandas fisiológicas del entrenamiento (demandas físicas, energéticas y el nivel de
condición física que se debe poseer).

2. Describir las adaptaciones fisiológicas que se producen en el entrenamiento aeróbico de alta inten-
sidad y en el de resistencia a la velocidad.

3. Analizar los efectos que producen estes dos tipos de entrenamiento, con un análisis bibliográfico en
el que se observan diferentes estudios y los resultados que obtuvieron.

Por último, y a modo de síntesis, se comentan una serie de aplicaciones prácticas que pueden servir de
utilidad para el desarrollo de este tipo de entrenamiento.

Como es de esperar, las adaptaciones conseguidas en unos y otros varían profundamente. En los es-
tudios analizados, el entrenamiento aeróbico de alta intensidad (>85% FCmax), independientemente si el
entrenamiento era con o sin balón, produjo una mejora de entre el 6% y 11% del VO2max, aumenta la eco-
nomía de carrera (3% a 7%), y disminuye la acumulación de lactato sérico durante el ejercicio submáximo,
así como produce mejoras en el protocolo YOYO_IR (del 12 al 17%). El entrenamiento de la resistencia a la
velocidad tuvo un efecto positivo en el entrenamiento de la resistencia en fútbol, mostrados en una mejora
en el test YOYO_IR (22% a 28%) y la habilidad de realizar sprints repetidos (~2%). En conclusión, tanto el
entrenamiento aeróbico de alta intensidad como el de la resistencia a la velocidad pueden ser usados du-
rante la temporada para mejorar el rendimiento del esfuerzo intermitente a alta velocidad. El tipo y cantidad
de entrenamiento debe estar relacionado y aplicado a la técnica, táctica y demandas fisiológicas impuestas
para cada jugador.

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NECESIDADES FISIOLÓGICAS EN EL ENTRENAMIENTO EN FÚTBOL

Demandas físicas en fútbol.

El fútbol es un deporte intermitente caracterizado por alrededor de 1200 cambios acíclicos e impredicibles
de actividad (cada 3 a 5 segundos) , incluyendo de 30 a 40 sprints, (Mohr et al., 2003a) de 500 a 700 giros
(Bloofield, 2007), sobre 20 entradas y 15 golpeos de cabeza (Bradley, 2009). Además, el juego requiere otras
acciones intensas como desaceleraciones, tiros, dribblings. Todos eses esfuerzos exacerban el stress físico
impuesto a los jugadores y contribuyen a que el fútbol demande unas necesidades fisiológicas muy altas.

En diversos trabajos se utilizan análisis espacio-temporales para analizar los aspectos fisiológicos del
fútbol. En ellos se examinan las necesidades del partido de fútbol así como las manifestaciones del rendi-
miento de los jugadores (Reilly y Thomas, 1976. Mayhew y Wenger, 1985. Bangsbo et al., 1991. Ohashi et al.
1988...) y todos ellos bienen a coincidir en que la cantidad de rendimiento que se realiza a altas intensidades
es una muy buena variable para estudiar el rendimiento físico en fútbol. Estes estudios de sistemas basados
en el análisis de vídeo revelan que los jugadores profesionales de élite realizan entre 2 a 3 km corriendo a
alta intensidad (>15 km/h) y más o menos 0.6 km sprintando (>20km/h). Además, estas distancias fueron,
respectivamente, 28% y 58% mayores que las de los jugadores profesionales de nivel moderado. Añadiendo
a esto que los equipos profesionales más modestos muestran grandes decrecimientos en la distancia total
de sprints durante el partido, estes estudios sugieren que la habilidad de rendir a altas intensidades a lo largo
del partido es imprescindible.

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Cada puesto de juego está caracterizado por su propio perfil de actividad y sus diferencias tácticas en
relación al movimiento del balón: se conoce que los mediocentros, laterales y delanteros cubren una distan-
cia mayor que los defensores. Además, estes también cubren una mayor distancia a alta intensidad que los
defensas, no habiendo distancias significativas en la distancia recorrida en las otras tres posiciones. Por otra
parte, delanteros y laterales cubren una mayor distancia en sprint que los medios y los defensas, sin haber
diferencias entre ellos dentro de cada grupo. Además, son los delanteros los que tienen un descenso más
significativo en la distancia de sprint realizada (Mohr et al., 2003).

Durante la segunda parte del partido, la distancia total y la realizada a alta intensidad descienden marca-
damente, con entre un 20% y un 40% menos de de carrera de alta intensidad en los últimos 15 minutos de
juego comparándolos con los 15 primeros minutos. (Bradley, 2009) Además, el descenso es más marcado
cuando más redimiento existe en la primera parte (Rampinini, 2007). También es importante resaltar que
durante los 5 minutos siguientes a 5 minutos de gran demanda física, la distancia recorrida a alta intensidad
desciende del 6% al 12% comparado con la media del partido. Colectivamente, eses resultados indican que
los jugadores experimientan la fatiga hacia el final del partido y temporalmente durante el juego (Mohr et al.,
2005. Krustrup et al. 2006), siendo la condición más limitante un descenso de las reservas de glucógeno
muscular.
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Respecto a las diferencias entre las distancias cubiertas entre la primera y la segunda parte, se conoce
que los jugadores corren a una intensidad menor en los primero cinco minutos de la segunda parte, compa-
rándo estos datos con los de la primera parte. Después de estos 5 minutos, ya no se encuentran diferencias
significativas entre las dos partes (Mohr et al., 2003a). Esto puede indicar que las rutinas de descanso de
15 minutos durante las partes no es la mejor manera de afrontar la segunda mitad, debido posiblemente al
descenso de la temperatura de los músculos (Bangsbo, 1995).

Sobre esta variable, existen diversos estudios que relacionan directamente la temperatura de los múscu-
los del miembro inferior y el rendimiento a alta intensidad (Houmnad et al., 1991. Stewrt & Sleivert, 1998).
En un estudio de Mohr et al. (2004a), se mostraba que la temperatura era más alta que 39ºC después de
un buen calentamiento antes de un partido de fútbol, y que esta se mantenía a ese nivel durante la primera
parte. Durante el intermedio, la temperatura de los músculos bajaban hasta los 28º cuando estes realizaban
sus descanso habituales. Este descenso del rendimiento durante los primeros 10 minutos de la segunda
parte se podría evitar realizando un “re-calentamiento” antes de empezar la segunda mitad, y después del
tiempo necesario de descanso.

La fatiga durante un partido y después de una serie de acciones intermitentes de alta intensidad pueden
tener un efecto negativo en la precisión de pase (Rampinini et al. 2008) y en la calidad del tiro (Roostgard et
al., 2008), debido al descenso de la forma física que anteriormente comentábamos.

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Demandas energéticas en fútbol.

Para realizar un programa de entrenamiento de calidad, se necesitan comprender cuales son las necesi-
dades energéticas de la competición y en que medida intervienen en ella.

La mayor parte del tiempo, sobre el 70%, los jugadores se encuentran andando o trotando, pero son los
periodos de alta intensidad aunque estes sean de corta duración, los que condicionan el rendimiento de los
jugadores: Deciamos anteriormente que los jugadores de élite internacional realizan un 28% más de carre-
ra a alta intensidad y un 58% más sprintando que jugadores de élite más modestos (Mohr et al., 2003). La
media de consumo medio de oxígeno de un partido es de un 70% del VO2max, nunca siendo este más bajo
que el 65% del máximo (Bangsbo, 2006). Existen picos continuos de entre el 85% y el 98% de la FCmax.
Además, la producción aeróbica de energíca corresponde a más de un 90% del total (Bansbo, 1994b). Por
esto, la capacidad de rendir a altas intensidades durante un periodo prolongado de tiempo debe de ser desa-
rrollada específicamente. El trabajo en fútbol debe estar compuesto de trabajos aeróbicos de alta intensidad
y realizados de manera regular. Durante un partido de competición se reducen la concentración muscular de
fosfocreatina y se elevan los niveles de lactato en sangre, a medida que también desciende el pH muscular
(Krustrup, 2006).

Los sistemas de energía anaeróbica son fuertemente estimulados durante muchos periodos del juego.
Debido a esto, es importante que los jugadores desarrollen su habilidad de realizar esfuerzos máximos o
sub-máximos, los cuales pueden ser conseguidos mediante ejercicios aeróbicos de alta intensidad y entre-
namiento de resistencia a la velocidad.

Capacidad física de jugadores de élite.

Los jugadores de élite se caracterizan por poseer un consumo máximo de oxígeno entre moderado y alto,
es decir, alrededor de 57 a 75 ml/Kg/-min (Stolen et al., 2005). Sin embargo, debido a la naturaleza intermi-
tente del juego, las evaluaciones específicas del rendimiento deportivo son más apropiadas para describir la
capacidad física de los jugadores. En esta consideración, el rendimiento conseguido en el test Yo-Yo de Re-
cuperación Intermitente (YYIR) refleja con mayor precisión la capacidad de realizar ejercicios de intensidad
repetida que el VO2max. Es más, el rendimiento en YYIR está más relacionado con la cantidad de carrera a
alta-intensidad en el partido (Krustrup et al., 2003). Es interesante observar que el YYIR es un método más
sensible para analizar las mejoras en el rendimiento en deportes de naturaleza intermitente: En un estudio de
Young et al. (2005) se estudiaron los cambios en el rendimiento de los jugadores después de un periodo de
entrenamiento, y descubrieron que aunque no hubo diferencias significativas entre los jugadores suplentes y
titulares en el VO2max, estas existieron en el test YYIR2, sindo un 37% mayor en los titulares.

Los jugadores profesionales de élite cubren aproximadamente 2400 metros en el nivel 1 del YYIR y 1300
metros en el nivel 2, lo que indica entre un 10% y un 20% más de rendimiento que jugadores profesionales
más modestos (Bangsbo et al., 2008). También los jugadores de élite europeos muestran mayores rendi-
mientos en sprints y sprints repetidos que los jugadores amateur: En un estudio de Impellizzeri et al. (2008)
utilizando el test de sprints repetidos (re-peated shuttle-sprint ability: RSSA) los profesionales tenían un ma-
yor rendimiento en el RSSA total, RSSA medio, y un descenso menor entre las cifras más altas y las más
bajas en el RSSA.

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ADAPTACIONES FISIOLÓGICAS AL ENTRENAMIENTO DE ALTA
INTENSIDAD.
Basándose en la contribución de la vía energética predominante, los ejercicios de alta intensidad pue-
den ser divididos entre ejercicios aeróbicos de alta intensidad y anaeróbicos (velocidad y resistencia a la
velocidad), los cuales representan las intensidades por debajo, cercano y por encima del VO2max, respec-
tivamente (Bangsbo, 2008). Esta sección proporciona una visión general de las adaptaciones fisiológicas
más importantes que ocurren como respuesta al ejercicio aeróbico de alta intensidad y el entrenamiento de
resistencia a la velocidad y su relevancia para el fútbol.

El entrenamiento aeróbico de alta intensidad provoca unas mejoras en los parámetros cardivasculares
como una mayor actividad parasimpática (mayor liberación de la catecolaminas), descenso de la tensión
arterial, mayor flujo sanguíneo, crecimiento del corazón. Esos cambios mejoran la capacidad del sistema
cardiovascular para el transporte de oxígeno, resultando músculos más rápidos, y un mayor movimiento
del VO2 pulmonar, así como un VO2max mayor. Además, se suministra una cantidad mayor de energía de
manera aeróbica, permitiendo al jugador mantener la misma intensidad durante más tiempo y reduciento el
tiempo de recuperación en las fases de alta intensidad del juego.

Sobre las implicaciones que tiene el entrenamiento de resistencia a la velocidad, se puede afirmar lo si-
guiente: Mejoran la acitividad de ciertas enzimas anaeróbicas, como la creatin-quinasa, fosfo-fructo-quinasa,
mio-quinasa o fosforilasa (Ross et al., 2001). Un mayor aumento de la energía anaeróbica puede que mejore
la habilidad de producir rapidamente potencia y sin interrupción durante acciones de máxima intensidad. Au-
menta el número de proteínas de membrana implicadas en la regulación del pH, como el intercambiador iso-
formo Na+/H+ (NHE1) y los transportadores monocarboxilados (MCT1 y MCT4) (Marcello Laia et al., 2008) y
en ciertos casos mejoran la capacidad tamponadora del músculo (Edge et al., 2006). Estos cambios pueden
reducir los efectos inhibidores del H+ dentro de las celulas musculares y formar parte de la explicación de
por qué existe una mejora de rendimiento durante los ejercicios de intensidad repetidos que son observados
después de un periodo de entrenamiento de la resistencia a la velocidad.

Además de estas, también ocurren un gran número de adaptaciones con el entrenamiento de alta inten-
sidad. Por ejemplo, tanto el ejercicio aeróbico de alta intensidad como el entrenamiento de la resistencia a
la velocidad regulan un gran número de “mitocondrías oxidativas de proteinas” y aumentan la capacidad del
músculo para almacenar glucógeno (Ross et al., 2001), el más importante sustrato de producción de energía
en fútbol. El efecto general es producir cambios en el metabolismo del músculo con el aumento de la capaci-
dad oxidativa de grasas y la redución de la glicogenólisis, oxidación de carbohidratos, y el gasto de energía a
una intensidad dada. Estas adaptaciones pueden ser beneficiosas en fútbol, donde una capacidad mejorada
de usar triglicéridos, acidos grasos libres en sangre, y glucosa como sustratos para el metabolismo oxidativo
pueden ahorrar el gasto de las limitadas reservas musculares de glucógeno, así como permitir al jugador
rendir a una itensidad mayor hacia el final del partido.

La capilarización de los músculos es aumentada en respuesta al entrenamiento de resistencia a la veloci-


dad (Jensen et al., 2004). Un entramado enriquecido de capilares puede permitir una redución de la distancia
de difusión entre el capilar y las fibras musculares, así como una mayor area disponible para su difusión.
La capilarización aumentada puede favorecer la salida de componentes al intersticio del músculo y retrasar
el desarrollo de la fatiga durante el ejercicio intenso. Apoyando estos contenidos, una mayor densidad de
capilarización está asociado con una mejora del rendimiento en una acción intensa de aproximadamente 3
minutos (Jensen et al., 2004), y asociada con el mantenimiento de la fuerza muscular (durante el ejercicio y
en el periodo de recuperación) en ejercicios de corta intensidad (Tesch et al., 1983)

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EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO DE ALTA INTENSIDAD EN EL
RENDIMIENTO Y LAS
ADAPTACIONES EN JUGADORES DE FÚTBOL.
Numerosos estudios han examinado los efectos del entrenamiento de alta intensidad en el rendimiento y
las adaptaciones que producen en jugadores. Una evidencia generalizada es que el entrenamiento aeróbico,
y en algunos casos el entrenamiento de resistencia a la velocidad, mejoran el VO2max así como reducen la
acumulación del lactato sérico y mejoran la captación de oxígeno durante el trabajo submáximo. Además,
en periodos de entrenamiento aeróbico de alta intensidad así como en el entrenamiento de resistencia a la
velocidad producen mejoras en el rendimiento (del 10 al 15%, aproximadamente) durante el partido y en los
test específicos de fútbol, como el YYIR y e test de sprints repetidos (Krustrup et al., 2003 y 2006).

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Entrenamiento aeróbico de alta intensidad.

Efectos del entrenamiento sin balón. En una serie de estudios, jugadores de fútbol realizaron de 8
(en un ejercicio la intensidad correspondía del 90% al 95% de la FCmax) separado de 3 minutos de recuperac
riaban considerablemente entre los distintos trabajos, este tipo de entrenamiento mejoraba el VO2max (7% al 1
de lactato durante la carrera submáxima. El tiempo para completar el circuito específico de fútbol y la distanci
(2008) mostraron que 13 semanas de ejercicios de intensidad corta combinados con ejercicios técnicos aumen

El rendimiento realizado durante la carrera se ha examinado en varios estudios. Por ejemplo, Impllizzeri et al
cubierta durante un partido despues de 4 semanas de entrenamiento aeróbico a alta intensidad. Sin embargo, e
durante un partido de fútbol. Muchos de estos estudios fueron realizados durante la pretemporada y es dificil d
asociadas a un programa de entrenamiento de la propia pretemporada. Además, no se observaron mejoras fisio
el periodo de competición (Impllizzeri et al.,2006).

Estos artículos analizados se pueden observar en el siguiente cuadro, con las adaptaciones fisiológicas y ca

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a 12 semanas de entrenamiento aeróbico de alta intensidad que consistían en 4 x 4-min de carrera interválica
ción activa (60%-70% de la FCmax) realizado dos veces por semana. Aunque la magnitud de los cambios va-
11%) y en la mejora de la economía de carrera (3% al 7%), relacionándola con un descenso de la acumulación
ia cubierta en el YYIR1 mejoraron entre el 14% y el 13%, respectivamente. De acuerdo con esto, Sporis et al.
ntaban el VO2max (+5.2%) y realizaban mejor tiempo en distintas distancias (entre 200 y 2400 metros)..

l. (2006) indicaban un aumento de la distancia total (6.4%) y un aumento de la carrera a alta intensidad (22.8%)
estas evidencias deben de ser tomadas con prudencia ya que muchos factores pueden influir en el rendimiento
determinar la independencia de los efectos del entrenamiento de alta intensidad más allá de las adaptaciones
ológicas o del rendimiento adicionales cuando el entrenamiento se extendió más allá de ocho semanas durante

ambios en el rendimiento que produjeron.

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Efectos del entrenamiento con balón. El efecto de entrenar a altas intensidades a través de ejercici
han demostrado que es posible lograr intensidades elevados en ejercicios usando el balón, demostrado por el

En tres estudios, los jugadores de fútbol realizaron dos sesiones semanales de entrenamiento aeróbico de al
utilizando juegos en espacios reducios. Se observaron mejoras en el VO2max (7% a 9%) y en la economía de
competitiva. Específicamente, Impellizzeri et al. (2006) compararon el efecto del entrenamiento (usando juego
para la mejora del número de los aspectos fisiológicos (como VO2max, velocidad al umbral aneróbico y econo
actividades a alta intensidad...). Aunque las mejoras observadas en el rendimiento físico durante el partido no
rencias existan. La idea de que los juegos en espacios reducidos pueden ser un buen método para la mejora fi
7 semanas de preparación de pretemporada de dos sesiones semanales de 20 a 40 minutos realizando juegos
varió su VO2max.

Los jugadores de fútbol no siempre tienen el tiempo de rendir a altas intensidades durante las dos sesione
minutos de entrenamiento aeróbico a alta intensidad en cada sesión y observaron una mejora del 15% en el n
después de 13 semanas de entrenamiento. Aparantamente, 30 minutos de entrenamiento aeróbico a alta intens
de fútbol en jugadores de élite durante el periodo competitivo. Sin embargo, se necesitan más estudios para p

La información manejada respecto a las adaptaciones que se produjeron con un entrenamiento basado en e

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ios específicos de fútbol, como juegos en espacio reducido, también han sido estudiados. Numerosos artículos
levadas frecuencias cardíacas, acumulaciones de lactato e índices elevados de RPE (Rampinini, 2007).

lta intensidad, que consistían en 4x4 min a 90%-95% FCmax de 8 a 10 semanas con 3 minutos de recuperación
e carrera (3% a 10%), independientemente de que estes se realizasen antes, después o durante la temporada
os en espacios reducidos) y sin balón y hallaron que los dos modelos de entrenamiento eran igual de efectivos
omía de carrera) y para la mejora del rendimiento durante un partido (como distancia total cubierta, número de
o diferencian entre el entrenamiento genérico y específico, no puede ser rechazada la idea de que estas dife-
fisiológica y de rendimiento, fue apollada recientemente por Hill-Haas et al. (2009). En su estudio, despues de
s en espacios reducidos, jugadores de élite junior que realizaron el YYIR nivel 1 realizaron un 17%, aunque no

es semanales, sobretodo durante el periodo de competición. Jensen et al. (2007) examinaron el efecto de 30
nivel 2 del YYIR (de 850 a 950 metros) y un 21% de decrecimiento menos durante el test de sprints repetidos
sidad realizada una vez a la semana es suficiente para mejorar el rendimiento específico intermitente específico
poder afirmar esta información y para seguir progresando en este campo de estudio.

el juego se puede analizar a continuación:

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Entrenamiento de resistencia a la velocidad.

En contraposición al estudio del entrenamiento aeróbico de alta intensidad, pocos estudios han examinado
Dupont et al. (2004) demostraron que 10 semanas de entrenamiento con acciones cortas a alta intensidad (en
dad aeróbica máxima durante un test de incremento progresivo. Ferrari Bravo et al. (2008) compararon los efe
metros de sprints con 20 segudos de descanso entre sprints y 4 minutos entre series) contra un entrenamiento
YYIR y en el protocolo de sprints repetidos. Después de las 8 semanas del periodo de entrenamiento, a pesar
realizaron el entrenamiento de resistencia a la velocidad mejoraron en el protocolo de sprints repetidos (2%).
YYIR nivel 1 comparado con el grupo que realizo el entrenamiento aeróbico de alta intensidad. (28.1% contra 1
mejora es del 22% en el nivel 1 del YYIR después de 7 semanas de entrenamiento de sprints repetidos duran
la realización de ejercicios intermitentes de alta intensidad y perimite obtener grandes mejoras en el rendimient
adaptaciones metabólicas tanto en las rutas aeróbica como anaeróbica. Según esto, parece que el entrenamie
brindar grandes mejoras en el rendimiento de los jugadores. Esto podría estar justificado porque este tipo de
efectos de este tipo de entrenamiento sobre las manifestaciones de la fuerza no están claros, con estudios qu

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o los efectos del entrenamiento de resistencia a la velocidad en jugadores durante el periodo de competición:
ntre el 120% de la velocidad aeróbica máxima y la velocidad máxima) fueron efectivas para mejorar la veloci-
ectos de dos sesiones de entrenamiento por semana de sprints repetidos (3 series de seis repeticiones de 40
o aeróbico de alta intensidad (4x4 minutos de 90% a 95% FCmax, con 3 minutos de recuperación) en el test de
r del incremento en el VO2max (~6%) y del punto de compensación respiratoria (~6%), sólo los jugadores que
. Además, el grupo de entrenamiento de resistencia a la velocidad tuvo mayores mejoras en la realización de
12.5% respectivamente). Un artículo recién publicado de Hill-Haas (2009) da a conocer un estudio en el que la
nte el periodo de pregparación.39 Así, el entrenamiento de resistencia a la velocidad tuvo efectos positivos en
to específico del fútbol. Estes resultados pueden explicar el hecho de que este tipo de entrenamiento produzca
ento de resistencia a la velocidad tiene un efecto positivo en el ejercicio intermitente de alta intensidad y puede
e entrenamiento provoca adaptaciones tanto en el sistema aeróbico como anaeróbico. De todas maneras, los
ue indican que se puede mejorar o no el sprint individual o el salto vertical.

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APLICACIONES PRÁCTICAS.
El entrenamiento aeróbico de alta intensidad está tipicamente focalizado a la mejora del VO2max, utilizan-
do protocolos de entrenamiento que incluyen grandes porcentajes del VO2max y son mantenidos durante un
periodo de tiempo largo. Sin embargo, como hemos comentado anteriormente la importancia del VO2max
en fútbol ha sido cuestionada. (Bangsbo et al., 2008). Un número importante de artículos están de acuerdo
en que las mejoras en los test de rendimiento específicos no están asociados a un cambio significativo en el
VO2max, lo que lo convierte en una herramienta poco útil para analizar el cambio de rendimiento de nuestros
jugadores. La naturaleza intermitente del juego junto a la diversidad de acciones que esta plantea se deben
de tener en cuenta para diseñar los programas de entrenamiento de fútbol. Como consecuencia, sugerimos
que tanto el entrenamiento aeróbico como el entrenamiento de resistencia a la velocidad deben de estar
relacionados con el fútbol y deben ser preferentemente realizados con balón. Existen numerosas ventajas
asociadas a la realización del entrenamiento específico basado en el fútbol comparandolos con actividades
de entrenamiento genérico. Por ejemplo, la habilidad de cambiar de dirección a una velocidad muy alta está
específicamente relacionado con el tipo de entrenamiento realizado (Young et al., 2001). Por eso el entre-
namiento debe parecerse a las experiencias que suceden durante el juego, así como que se debe procurar
la intervención de los músculos que después se necesitarán en los partidos y el desarrollo específico de las
habilidades coordinativas implicadas en la competición. Estos objetivos deben de ser conseguidos mediante
la utilización de juegos en espacios reducicos or ejercicios específicos de fútbol que consistan en acciones
repetidas relacionadas con cambios de velocidad, dirección y patrones de movimiento típicos del rendimiento
en fútbol durante los partidos.

El estudio de Ferrari Bravo et al. (2008) muestra que el protocolo utilizado de 4 x 4 minutos de carrera
continua al 90%-95% de la FCmax aumenta el VO2max pero es menos efectivo en la mejora del rendimiento
específico de fútbol (test YYIR) comparándolo con el entrenamiento de sprints repetidos. Al contrario, sprints
repetidos y el entrenamiento con juegos en espacio reducido (Hill-Haas, 2009) son muy efectivos para la
mejora del rendimiento en el test YYIR. Las respuestas fisiológicas del ejercicio continuo son diferentes
comparándolas con el ejercicio intermitente, permitiendo este último un mayor stress metabólico con menos
fatiga: Se capta un mayor porcentaje de 02, la cantidad total de oxígeno es mayor, y el oxígeno captado por la
mioglobina también es mayor. Además, las fluctuaciones en el ATP muscular y en la fosfo-creatina son más
pronunciadas cuando el ejercicio intenso es repetido. Por otra parte, la utilización del substrato y el tipo de
fibras reclutadas es diferente, con una activación más rica por parte del ejercicio intermitente ya que incluye
el trabajo tanto de fibras lentas como de rápidas, las cuales sólo se activan después un trabajo aeróbico pro-
logado (Bangsbo, 2000) Estos aspectos son particularmente relevantes para los deportes de equipo en los
cuales la habilidad de rendir a altas intensidades y de manera intermitente es fundamental.

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Otra ventaja del entrenamiento específico de fútbol a alta intensidad es que la coordinación, la técnica y la
táctica son entrenados bajo condiciones de fatiga, muy parecidas a las del partido. Por ejemplo, un estudio
de la italiana Serie A observó que los jugadores de los mejores equipos (del 1 al 5 en la clasificación) de la
Serie A cubrían una distancia mayor (18%), incluyendo una mayor proporción a alta intensidad (16%) corrien-
do en posesión del balón comparándolos con los jugadores de equipos peor posicionados en la clasificación
(Rampinini et al., 2009). Pues bien, los equipos peor clasificados (del 15 al 20 en la clasificación) realizaban
mayor distancia sin balón (tanto distancia total como a alta intensidad) lo que no deja de ser espectacular-
mente clarificador. De este modo, la habilidad de los jugadores para ejercitarse a altas intensidades cuando
interactúan con el balón puede ser condicional para el logro del éxito.

Otros estudios muestran que los delanteros con frecuencia reciben el balón mientras están sprintando o
cambiando de sentido (Willians et al., 2003) y cubren sobre el 65% de su carrera de alta intensidad poseyen-
do el balón (Rampini et al., 2007). De este modo, las cifras posesión de balón, pases cortos, y pases cortos
efectivos descienden entre la primera y segunda mitad al igual que los periodos de acciones de muy alta
intensidad durante los partidos. Estas evidencias resaltan la importancia de aumentar el contacto del jugador
con el balón durante las sesiones de alta intensidad, por lo que el entrenamiento técnico y táctico debe de
desarrollarse sobre condiciones que simulen las demandas físicas del juego competitivo.

Cuando se lleva a cabo un entrenamiento de condición física con balón, es fundamental que los jugadores
la realicen a la intensidad deseada. La intensidad del ejercicio puede ser manipulada durante los juegos en
espacio reducido manipulando las variables como las dimensiones del campo, el número de jugadores, la
motivación y las reglas del ejercicio. (Bangsbo, 2008). Rampinini et al. (2007) mostraron diferentes combi-
naciones de esos factores provocando intensidades desde el ~85% de la FCmax (con una concentración
de lactato de ~3.4 mmol/L) durante un ejercicio de 6x6 con campo pequeño y sin motivación del entrenador,
hasta un ~91% de la FCmax (lactacidemia del ~6.5 mmol/L) durante un ejercicio de 3x3 en un campo grande
y con motivación del entranador. Esto sugiere que los ejercicios en espacio reducido representan un estimo
válido del entrenamiento aeróbico y que se pueden adaptar los ejercicios modificando sus variables a las
necesidades del entrenamiento.

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En el fútbol moderno, los jugadores pueden tener que disputar más de 50 partidos en una temporada,
y es importante maximizar el tiempo de entrenamiento disponible. Bajo estas circunstancias, los datos de
los análisis de los partidos deben de ser utilizados para examinar las demandas físicas de los partidos y
desde esas demandas diseñar el entrenamiento específico de juegos en espacio reducido basados en las
necesidades de los jugadores. Por ejemplo, los defensas centrales cubren menos distancia total y realizan
carreraras a una intensidad más baja que jugadores en otras posiciones. En contraste, la disminución de la
carrera a alta intensidad con la posesión del balón es mayor para delanteros y extremos, más parecido a las
consecuencias de incrementar los ejercicios de alta intensidad y acortar los periodos de recuperación entre
acciones muy intensas. Además, los mediocentros completan un mayor porcentaje de sprints explosivos
mientras que atacantes y defensas realizan sprints de mayor distancia. Finalmente, aunque cada rol táctico
está caracterizado por un perfil típico de actividad, las variaciones individuales son muy amplias aunque se
juege en la misma posición. Por ello es importante que el tipo y la cantidad de entrenamiento de alta intensi-
dad sea específico a las demandas del juego real en la competición.

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