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TRASTORNOS DE CONDUCTA
Esta enfermedad abarca comportamientos en los que el niño miente, roba,
pelea o acosa a los otros niños. El niño destruye la propiedad ajena, se mete
en casas ajenas para robar o porta algún arma que pudiera o no usar. Estos
niños o jóvenes también corren un riesgo mayor de usar sustancias nocivas
ilegales. Los chicos con trastornos de conducta corren el riesgo de meterse
en problemas en la escuela o con la policía.
Es normal que los niños y jóvenes tengan problemas de comportamiento.
Pero los trastornos de conducta son problemas de comportamiento a largo
plazo (crónicos) que dañan a los demás, por ejemplo:
Comportamiento impulsivo o desafiante
Uso de drogas
Actividad criminal
Los niños con trastornos de conducta tienden a ser impulsivos, difíciles de
controlar y no les importan los sentimientos de los demás. Entre los síntomas
están:
Romper las reglas sin una razón obvia. Comportamiento cruel o
agresivo hacia las personas o animales (por ejemplo: acoso, peleas, uso
de armas peligrosas, forcejeo sexual y robo)
Dejar de ir a la escuela (ausentismo, antes de los 13 años).
Beber demasiado y/o uso excesivo de drogas ilícitas.
Provocar incendios premeditados.
Mentir para obtener un beneficio o para evitar tener que hacer algo.
Escaparse de la casa.
Vandalizar o destruir la propiedad ajena.
Pero tenga en cuenta que "lo que más deben hacer los padres es escuchar,
siendo esto el 90% de la conversación", como afirma el Dr. Benjamin Shain, Jefe
de la División de Psiquiatría Infantil y Adolescente de NorthShore University Health
System, en un artículo reciente del New York Times.
SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN EN EL
ADOLESCENTE
Tristeza persistente o estado de ánimo negativo
No poder llevar a cabo las actividades diarias
Alejarse de los amigos y familiares
Cambios en el sueño y/o apetito
Quejarse de problemas físicos más de lo normal
Dificultad para concentrarse
Si los síntomas parecen serios y afectan la vida cotidiana, es hora de buscar ayuda.
Comience viendo a su médico.
Al igual que el estrés, la depresión puede surgir por factores ambientales, biológicos
y psicológicos: trauma, pérdida de un ser querido, una relación difícil, infartos, el
nacimiento de un hijo y otras situaciones estresantes.
La depresión puede ser hereditaria. Es por ello que algunos tipos de depresión
tienden a repetirse en una familia. La depresión puede ocurrir debido a nuestra
química cerebral o en algunos casos, la estructura del cerebro. Actualmente, los
científicos buscan los genes y agentes químicos específicos que están presentes en
la depresión y trabajan para conocer por qué existen diferencias en la estructura del
cerebro.
LA ANSIEDAD
LA PREOCUPACIÓN, LA ANSIEDAD Y LA
SOBRECARGA
Todos sentimos cierta preocupación en la vida diaria. Uno se siente ansioso
de manera comprensible como una reacción a situaciones usuales urgentes, por
ejemplo, si se nos hace tarde para llegar al trabajo. Pero también se puede sentir
ansiedad cuando nos preocupamos por algo que pudiera o no suceder, una amenaza
que sólo existe en nuestra imaginación.
Cualquier persona que tenga una pregunta sobre salud mental debe buscar
ayuda inmediata, como mismo buscaría ayuda de tratarse de cualquier malestar
físico. Si la ansiedad extrema se ignora y permanece sin tratamiento, la persona que
la padece no podrá participar plenamente en la vida cotidiana.
SÍNTOMAS A TENER EN CUENTA
La ansiedad normal puede convertirse en problema si los síntomas persisten y
empiezan a interferir en el resto de su vida. Entre los síntomas de la ansiedad están:
Temblores
Inquietud
Tensión muscular
Aturdimiento o mareo
Sudoración
Falta de aire
Si estos síntomas persisten por algún tiempo prolongado, es posible que sufra
un trastorno de la ansiedad. Algunos de estos síntomas también pueden indicar
problemas físicos, por lo que debe ver al médico para descartar esta posibilidad.
¿QUÉ ES EL TRAUMA?
Cuando un suceso devastador interrumpe su vida, de repente todo cambia.
No puede regresar a la rutina de antes: quizás perdió su casa o a un ser querido o
ha tenido una enfermedad o accidente graves. Primero, se sentirá aturdido, abatido,
“golpeado” o “anestesiado”. Éstas son reacciones normales que muchos viven ante
sucesos traumáticos.
Una respuesta puede ser el miedo. Miedo a que un ser querido sea lastimado
o que muera. Se piensa que mientras más se expone una persona ante sucesos
traumáticos, mayor es su daño mental. Por ejemplo, en un tiroteo en la escuela, un
estudiante que resultó herido tendrá un trauma emocional más severo que un
estudiante que estaba en otra parte del edificio. No obstante, la exposición indirecta
a la violencia también es traumática. Esto incluye ser testigo de la violencia, como
ver o escuchar una muerte o la destrucción de un edificio por una bomba o el
estallido de un avión.
HERRAMIENTAS PARA EL
BIENESTAR
La salud emocional es importante e influye también en nuestra salud física.
Casi todos los días sentimos felicidad, tristeza, esperanza y enojo. La forma en que
manejamos estos cambios de emociones afecta la calidad de vida y la salud física.
Cuando estamos emocionalmente saludables podemos integrar con éxito estas
emociones en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. La autoestima
positiva, la conciencia de sí mismo, la confianza y la habilidad de compartir nuestros
sentimientos con los demás son esenciales. Al tener conciencia de las emociones,
podemos cuidar mejor de nosotros mismos, controlar mejor el estrés de la vida y
tener relaciones positivas.