Está en la página 1de 60

MANIJA

MANIJA
Laureana Cardelino

7
Cardelino, Laureana
Manija / Laureana Cardelino. - 1a ed.
La Plata : Pixel, 2017.
60 p. ; 17 x 13 cm. - (Saga relámpago)

ISBN 978-987-3646-14-0

1. Poesía Argentina Contemporánea. I. Título.


CDD A861

TEXTOS: Laureana Cardelino

bukicardelino@gmail.com

CORRECCIÓN: Gustavo Paolini (Pixel Editora)

tavopaolini@gmail.com

ILUSTRACIÓN DE TAPA: Ro Sibecas

rociosibecas@gmail.com

DISEÑO DE TAPA E INTERIORES: Celestina Alessio

(Pixel Editora)

celealessio@gmail.com

Primera edición julio 2017


Este es un trabajo impulsado por PIXEL Editora
facebook.com/pixeleditora
pixeleditora@gmail.com
Diagonal 78 nº 506 e/ plaza Rocha y 6,
La Plata - Argentina - Indoamérica
Tel.: 221 - 4212946

Para ver una copia de esta licencia, visita


http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/.
Nota Editorial

La posibilidad de generar una antología de poetas


de la región rápidamente, en el brevísimo tiempo de
un relámpago fue, tiempo atrás, el puntapié inicial
de esta saga.
Ahora nos encontramos en pleno campo de juego, dis-
frutando y afianzando nuevas voces, porque creemos
y apostamos en quienes están empezando a animarse
al infinito del lenguaje y la poesía. Los jugadores
aceptaron esta propuesta de equipo y Pixel se pone
en marcha para darle forma material a esta aventura
que iniciaron al definir una voz propia, una singu-
laridad, pero también un conjunto de variaciones
que dibujan el paisaje de un tiempo y un lugar y la
decisión de sumarnos a la búsqueda de un lector.
La Saga se presenta como un centro al arco del
placer y del riesgo, un instante de luz, un relum-

9
brón sobre poéticas desconocidas que, quién sabe,
tal vez sean luces preciadas en un futuro no muy
lejano. Y si no es así, no importa, el trabajo
mismo nos ilumina los días y queremos compartirlo.
Abrimos las ventanas para escuchar sus voces y aquí
están; abrimos la puerta a los lectores, el juego
es para todos.
Lo importante es el puntapié.

10
Encordado

Sigo pensando en esto de los cables


los hilos, las cuerdas.
Líneas de pensamiento cruzando
las avenidas, las veredas
los ríos, el patio, los mares
las ciudades hasta llegar a tu casa
y arriba un cielo violeta a punto
de desaparecer.
Un hilo grueso y de un color especial.
El mío es rojo, a veces negro.
Voy como un cable que está suspendido
en el aire y transmite mensajes
impresiones, canta. Uso las cuerdas
vocales, las que atan la esencia a los conductos
internos del cuerpo y tienen forma
de hilos, cables, sogas.
Las que mueven el ascensor, espíritu
de los edificios viejos.
Como uno que se mueve con el viento
se moja con la lluvia y
no se cortó todavía nunca. 
Como una soga o la palabra cuerda 

13
para hablar de rescate. 
Encontré un cuerpo como un cable
en un tablero precioso y vi: 
el cobre es el material del corazón.
Las puntadas se suceden una atrás de la otra
el hilo entra en la tela y en el papel
le pone orden a lo que estaba suelto
junta, une partes iguales, una cuerda fina
que ata como un beso de él.
A cada rato me acuerdo.
Estar cuerdo sería estar
atado a la mente, a la razón. Perder la cordura
sería como soltarse desde adentro a uno mismo.
La cuerda otra vez enlazando mundos
conexiones concretas
como los botones del televisor 
de mi abuela que hacían un ruido
compacto cuando cambiábamos de canal
porque adentro las cuerdas, los cables
estaban transfiriendo la información
una orden que recibían a través de nuestros 
dedos pulsando cuadrados de colores.
Recuerdo, vuelvo a pasar por el corazón
que eso era recordar.
Me acuerdo, me ato otra vez a la idea
y a la imagen lejana pero fuerte.
Me tiro un cable, un hilo dorado
hermoso que me permite volver
a transitar algo vivido y amado. Celebro
que se pueda hacer para adelante también.
14
A futuro. Confeccionando una red.
Estoy de acuerdo, no sabemos nada, menos del amor
y creo que es mejor no preguntarle a nadie.
Sigamos por el aire pensando
pasando entre los edificios
haciendo interferencias
y que las pantallas se llenen de rayas.
Darle cuerda a esta manija interna
luminosa, la carne adentro del cable.
Algo encontré y estoy tratando
de enlazarlo, a ver si lo puedo hilvanar.
Sería algo así como ser un nudo
una cuerda y otra cuerda y las que sean
necesarias para armar y sacar
de adentro hacia fuera, transmitir y recibir
ondas invisibles: radio.
¿Te acordás lo que sentiste cuando nos vimos
la primera vez? ¿O ahí en el árbol?
Recuerdo, vuelvo a pasar por el cuerpo
una cuerda, cuerpo con cuerpo anudados.
Eso estoy enviando en un mail
y también cuando le cambio
las cuerdas a la guitarra, son hilos gruesos
de bronce y otros más finos de acero
plateados. Un encordado nuevo
que de verdad te llegue
como a mí me llegan las señales
que me manda mi abuela para cuidarme.

15
Tela y corazón

La calle seca y arruinada


que me lleva a tus brazos
hoy me trajo un poco de ese olor
y perfumó mi pieza
y todos los vestidos colgados
en mi placard
las zapatillas con barro
que me puse me llevan
por la galería de luces
que este nuevo atardecer hace. Nacer
y quedar atrapada en una noche
y en el reflejo de mí, envuelta
en una toalla blanca
el pelo mojado apenas
las puntas juntas oscuras
como flechas diminutas
sobre la tela y el corazón.
Las puntas mojadas del pelo
fibrosas terminales de mis nervios
en el espejo brillando.
Acá está todo a medio empezar
una botella recién abierta

16
con una etiqueta y una foto
de unas viñas, como una calle
fina de tierra fértil
que huele a uvas y a verde mojado.
El vino y su olor en la copa despiertan
un pensamiento o un sueño
que sucedió esa noche
hoy se refleja en toda la casa
no solamente adentro de mí.

Hay lugares que son tan decisivos


que se vuelcan para ver si en el futuro
muestran lo imposible que es
escapar de las cosas fuertes.

17
Plano secuencia

A veces cuando no me puedo dormir


me levanto y descubro a la casa
en otra posición
no sé si un poco inclinada
o mirando para el sur.
La encuentro muy silenciosa
lo que me permite ir zumbando
sobre el piso por el pasillo hasta la cocina.
Todo tiene otra luz.
La hornalla deja salir el fuego en picos simétricos
azules y amarillos que van hacia el naranja
y hacia el centro para arriba
formando una estrella
en el momento en que me inclino
para prender el cigarrillo
y pienso que el fuego tenue debe verse
reflejado en mis ojos
pero no hay nadie
del otro lado de la ventana
o de este lado. El piso está
un poco sucio, hay barro
al lado del mueble

18
pero no voy a barrer el barro ahora
mi abuela me dijo que barrer de noche trae mala suerte.
No sé si será cierto, pero es una buena excusa
para postergar la tarea.
Además estoy fumando.
Me siento en una banqueta
miro por el ventanal, todo
parece muy quieto afuera
la noche sobre el pino
y el pasto y los fierros
y las maderas apiladas.
Las cosas en las cajas descansan
apretadas. Esperan a que pase algo
como yo acá que las imagino ahí adentro.
Pero no pasa nada.
Ahora camino por el living,
hay un cambio en el agitarse
de los álamos. Eso debe pasar
ahora que es de noche
y yo debería estar dormida
pero estoy parada observándolos
por las ventanas altas que dan a la terraza
y me doy cuenta
de que algo de ese viento
que los mueve se mete por debajo
de las puertas y de los muebles
que están en el piso
y los llena de un polvillo o una tela invisible
que les saca toda su familiaridad
se ven distintos
19
como si fueran más pesados
o más viejos. El motor de la heladera
se despierta y empieza a hacer ruido
un ruido continuado. La repisa está torcida
y la madera bastante opaca y gastada
los libros mal ordenados igual quedan bien
se ven los lomos apilados de todos colores
editoriales y encuadernaciones.
Apago lo que queda del pucho
que es nada, vuelvo a la cocina
y tal vez es porque hay tanto
silencio que parece que tiene que pasar
algo, como en las películas cuando
se busca acentuar la intensidad
en la falta de sonido.
Gran recurso.
Genial.

Me encanta todo así como está.


Me vuelvo a acostar sabiendo
que tampoco pasa nada si no me duermo
que no voy a poder hacer nada
para evitar lo que me viene a la mente
quizá permanezca acurrucada
bajo dos acolchados livianos
mirando la pared o el techo
en la oscuridad del cuarto
pensando, dando vueltas
acostumbrándome a los ruidos
que de pronto me interrumpen
20
repitiendo el día en imágenes y palabras
bastante fieles a la realidad.
Me entrego
a eso que pasa ahora en la casa
que me atraviese esta noche extraña
y me recorra
en la distancia brillante y con relieve
que me separa de todo.

21
Jilguero

A cada cosa una promesa


hecha en el borde de un lago artificial.
Tengo la foto, pero no la muestro.
En cambio, le pego piñitas a la pared
cuando me estoy bañando y canto
una canción que habla sobre la repetición de un nombre.
Toda la superficie cubierta de cerámicos blancos
repele mi intento de violencia doméstica
que ya se vuelve una caricia en el vapor, un dibujo
en la cortina anaranjada de plástico.
No sé bien qué pasa del otro lado de la ventana rectangular
pero se escuchan los pájaros que pasan por arriba de la casa
haciendo sus ruidos habituales
se comunican mientras yo me enjuago el pelo
se hablan entre ellos y le hablan a los otros.
Los chimangos lo hacen por la mañana temprano en el pino
los teros lo hacen cuando el día se va
cuando llega la noche y también hoy
los escuché al mediodía.
En el medio de los invernaderos, sobre un cable
hay un cardenal de plumas rojas en su cabeza
yo tenía uno en la casa

22
de mis viejos y cuando nadie me vio
le abrí la jaula. En Grecia hay una isla
que se llama Amorgós, hay ahí unos pajaritos
hermosos que nunca había visto.
Se llaman cardelino, como yo.
Cónicos, esbeltos, afilados, de color pálido.
Las alas muy distintivas tanto posadas como en vuelo
negras con ancha franja alar amarilla
manchas blancas de tamaño variable.
La cola negra escotada con puntas blancas.
Común en todo el balneario, come la flor del cardo
y baja a tomar agua en los charcos. 
Es un animal exótico asilvestrado, de origen europeo
fue introducido en Uruguay, y no hay
muchos. Anda en pequeños grupos, casi siempre en lo alto.
Es un pájaro cantor, el jilguero europeo
del latín carduelis: jilguero.
Desde tiempos antiguos es criado en cautiverio 
debido a su canto, trinos parecidos a los de los canarios
pero con un toque de silvestre.
Cuando quiere, Wikipedia arroja un poco de poesía.
O sea que en mi nombre está la palabra canción.

23
Ciclismo

Acá mandan las bicicletas


eso es lo primero que se ve.
Yo camino con mis amigas
por una calle en calma
flota en el aire una partícula metálica
de la tapita de la botella que abrimos
con el encendedor.
Tomar birra de día es mejor
te pega más rápido y te cambia
y esto parece un camino de almendras
o un puente de falafel y yogur.
Hay que mirar bien antes
de cruzar cualquier cosa.
Nosotras nos acompañamos y estamos siempre
llegando tarde a todos lados
nos detenemos en los detalles
de lo que hace a la noche
quiénes la habitan hoy
además de los ciclistas y de nosotras.
Ellos pasan cortando
y el ruido del pedalear sincronizado
nos llega como una tormenta de verano

24
y nos reímos fuerte
al lado de un carrito de comida
que tiene una luz más veloz que nosotras
directa, blanca, pegando desde arriba a un señor
que nos mira y se pregunta
cómo hicimos para arrojarnos a las bicicletas
y salir ilesas.

25
Cassettes

En esta caja gris


están los cassettes que me quedaron.
Algunos solamente son cajas
y adentro no hay nada.
Se perdió la música que empiezo
a tararear, la silbo.
Es un silbido suave
que sale de mis labios
y de más adentro.
El cassette de The Pretenders
no está, y me encanta esa canción que dice
cause I gonna make you see
there’s nobody else here
no one like me
I’m special so special.
Busco y no sé dónde buscar
pero sí están los de The Clash
los de The Cure que escuchamos 
en el pasacassette del auto 
hasta hace poco
antes de venderlo
los TDK grabados. 

26
Amaba romper 
el envoltorio transparente
y apretado que tenían 
cuando los comprábamos
y salía la tapa de cristal nueva
sin las rayas que después
se le iban haciendo con el roce. 
Escribí con microfibra negra
con una letra tan prolija como
desconocida y hermosa
en el papel brillante
para anotar con tan poco
espacio entre tema y tema.
Pegué los autoadhesivos
con la misma delicadeza
en el cassette, una tarea que logró
estirar un poco los segundos.
Existió y existe
lado A / lado B
en todas las cosas
pero ya no tengo auto
con pasacassette ni tengo
una cassettera que ande.
En la acción de dar vuelta el cassette
sucedían cosas 
en las casas de mis amigos
el cigarrillo se dejaba en el 
cenicero, el vaso se llenaba
con cerveza y espuma
nos dábamos un beso
27
gritábamos, hacíamos 
el ademán de estirar
el brazo para llegar más rápido
al equipo y apretar la tecla
que abría la puertita.
Y después volvíamos al cigarrillo
y al vaso lleno y al beso
que nos llenaba.
El lado B solía ser 
el más esperado.
Sucedían cosas en la calle
todo el tiempo
que ingresaban y atravesaban
el filtro de los auriculares del walkman
la esponja negra redonda
y la vincha metálica.
No se escuchaba igual que
afuera.

Estábamos protegidos
y en paz en nuestro alegre
ir solos cantando y caminando
las canciones nos hablaban
nos hacían sentir 
nos hacían pensar
todo diferente
no tan lejano
menos horrible
como ahora.

28
Oración

De rodillas frente a la ligustrina


con tus manos enguantadas tocando
la tierra húmeda recién removida, envuelto en
un olor a capas tapadas blandas y oscuras
emergiendo después de un tiempo y de una decisión.
Dejaste de hacer. Los brazos
caídos a los costados, la cabeza elevada, se notaba
que estabas llegando a algo
y el pino atrás con las ramas abiertas
te aguantaba y quedaba bien la escena.
Las zapatillas embarradas, el pantalón se iba
mezclando, la tela azul con la tierra nueva
y en tus manos la herramienta que araba.
Puse la pava para hacer mate
pero no logré salir, volví a taparme
bajo las frazadas y vi desde la ventana
con el termo en la mano derecha
tu imagen arrodillada en el barro iluminada por el sol.
Ahora que me dijiste que estabas pensando en
cosas que creías cuando tenías 18 años
y te dio ternura de vos mismo
cuando estabas ahí con la cabeza hacia el cielo

29
miro el termo de telgopor y entiendo todo.
Dice: cualquier lugar es tu lugar.
Cualquier época es tu época
con esta forma de transportarte en las ideas
claras que vienen solas cuando tocás la tierra
y te arrodillás porque tenés que hacerlo
para arar cuando parece que oraras.

30
Formas muy extrañas

Formas de llamar el cuerpo


cuando sabe que estás
esperás un servicio de sanación espiritual
algo artificial
que no es de tu planeta
pero te pincha las vértebras
las células perfectas de tu organismo
perfecto, sistema.
El cuerpo te llama, te avisa
el cuerpo te dice lo que nadie ve
no el corazón ni los pulmones ni la cabeza.
El cuerpo
atado con hilos delicados
reunido
por donde va lo líquido
lo que late y cambia
la fiebre permanente
de mi deseo, el amor, el miedo, el dolor, las horas.
Tu cuerpo como una cartografía
del silencio y de lo que decís
la encarnación y el no saber dónde ponerse
dónde dejar el cuerpo

31
para que esté más tranquilo
o no y se revuelva en una cama
o esté solo pero bien.
Cuando una parte del cuerpo duele
o está enferma, no.
Cuando todo mi cuerpo te llama
ahí sí.

32
Dirty work

Hay algo latiendo en el lavadero


cuando escapo de la escena.
Se escucha como alguien que respira
sueños pesados, antiguos. Otro cierra
una puerta y el picaporte queda en el ambiente
instalado con la sombra de botellas en la mesa.
Hay que seguir mañana
hay que mañana surgir
entre las sábanas azules
y levantar una pared de ladrillos huecos
con las manos manchadas de cal
y ponerle cemento a todo
porque así suena mejor.
Espero que estés bien, ahí lejos
donde se ve que estás, te ves lindo.
Acá seguimos con el dirty work
somos animalitos que recién despiertan
y van derecho a pegar su cuerpo
a la suavidad de una pierna.

33
Kraftwerk

La púa va despacio
como planeando en el surco del disco
y yo armo pilas con los libros.
Los voy a poner en cajas
hasta que fabrique algo
una biblioteca más grande
o una caja de cristal en la terraza.
Voy a necesitar un martillo nuevo
ya rompí dos.
Mientras tanto, suena Kraftwerk
como un martillo que galopa solo
sobre el riel del tren que ya no pasa.
Las canciones alemanas siempre hablan
de lo más moderno
lo mejor más mejor lo más hermoso
más moderno que el amor moderno
en los setenta.
El loop se inventó así
la máquina en la música
la máquina es la música
y cuando el disco se acaba
hay que darlo vuelta con la mano

34
lo doy vuelta
temazos.
Sigue la precisión 
y esta pasión manija
los sintetizadores analógicos.
Pobres los que piensan
que la máquina hizo mal.
La comida está en el horno
pollo al curry con hinojo, papa y cebolla.
Pobres los que piensan.
Abro un vino y canto el estribillo sin letra
lo doy vuelta
mientras bailo y me desplazo por la cocina
y el living, que ya está más despejado
y no hay nada más 
que tirarme estos pasos 
entre las máquinas apagadas 
los libros apilados
y las partes de teclados 
al son de la más maravillosa 
música electrónica.

35
Máquina que hace

La tierra se movía despacio


debajo de las ruedas pesadas
del tractor alquilado.
Pasé caminando yendo hasta el portón
por la galería, yo me iba de casa
pisé la tierra húmeda y removida
y los pies se hundían
dejando las marcas como ladrillos
enterrados. En Orense una mañana
de sol tibio en enero con algunas nubes sin forma
el ruido del mar en las plantas
de mis pies y las pisadas
quedando atrás como ladrillos
enterrados. Una alfombra de tierra bajo el pino
el mar, una arena suave brillando
de partículas de caracoles y algunos
objetos plásticos en pedacitos.
El tractor pasó al costado
saludé al conductor, me saludó
y siguió con la tarea de emparejar
las superficies, abajo del pino esta vez.

36
Él piensa en el mar, él está pensando
en las vacaciones, este verano caminó
descalzo sobre la arena, se dejó mojar
por el agua fría, esquivó aguas vivas
bajo un día muy soleado.
Un lanchón entra al mar con el deber de la pesca.
Un chico pierde el celular en la orilla
y el mar se lo traga para siempre.
Lo busca con sus manos que no ven
que no encuentran, en la primera rompiente.
Una tarea inútil y el sol le acaricia la espalda.
Por el océano pasan cables que conectan
todo: el paisaje, la gente, las cosas.
La máquina que hace lo mueve todo.
Cómo se hizo esa máquina y los cables y el agua.
Un sistema de piezas chiquitas soldadas en plaquetas
con cables de colores, así me gusta imaginar
que es el cerebro de ese puente de hilos
negros que hacen posible
la comunicación y el hipertexto.
Salgo, cierro el portón, el tractor
alquilado sigue, rojo y negro tirando
un ruido de motores ardientes, está nublado
los pajaritos se animan a bajar, buscan
lombrices, aparecieron culebras pequeñas
viboritas con cabeza, ojos, mandíbula
serpenteando como serpientes que son
en el sonido del cuerpo fino sobre la tierra
que se está moviendo ahora, lento.

37
Tus preguntas

Por la calle me hice una pregunta


doblando una esquina que apareció
en una ochava y me desorientó un poco.
Pasan las cosas fuertes ahora
las que no importan.
En esa lona verde que marca el terreno
y lo divide del Camino Centenario y de los autos
hay un reflejo final anaranjado como un sello
único de esta tarde y de ninguna otra.
Pero la intensidad
despierta entre las cosas más tristes
a veces, casi siempre en las más livianas
sin llegar a ser algo que se espera
aparece en la bañera
entre los frascos de shampoo y las cremas
es la agitación de esas ramas
es el humo justo ahora de las hojas quemadas
en la esquina y en el fondo de mi casa
en el fuego que hicimos para calentar
la pava cuando nos cortaron el gas
en el vino en el vaso

38
esta idea, esta imagen concreta que pasó
cortando como un reflejo recién nacido.
Bien dirigida, esa pregunta es una fuerza
algo para atesorar y seguir pensando.

39
Manija

Mi preocupación ahora
son las manijas de los muebles
de la cocina.
Los que están bajo la mesada
con los cajones y estantes
y los de arriba que tienen
puertitas que abren levantando
donde puse los vasos transparentes
y los rosas.
No puedo hacer ningún movimiento.
Me da paja y miedo.
Hay mucho viento afuera
es julio y hay sudestada.
Me hablás del fuego
que no va a afectar
a la temperatura de las piezas
que tienen otro sistema.
Ni el humo les va a llegar.
Lo pienso y lo veo
dividiendo parcialmente los espacios
no nos tapa ni interfiere.

40
Ahora imaginás una pantalla
que es como un biombo
y la bajás haciendo un ruidito
con tu boca y tus dientes
y me imagino una persiana
gris y pesada de negocio.
¿Qué es lo que estamos negociando acá?
Volvamos al tema que me preocupa.
Las manijas abren
todo el tiempo cosas.

41
Arroyo y piedra

Tan fría el agua del arroyo y tan elegante


sumergirse de a poco para sentir bien
mis pies que pisan las piedras
en el fondo dormidas, en el fondo apretadas, un suelo
para despegarme del fondo en cada pinchazo.
El agua levanta la sensación en la planta
como esa vez que me quemé y la reacción llegó más tarde
como todas las veces con vos, una aguja perforando
la piel y adentro
habitando lo extraño, lo nuevo
en el punto más familiar.
Creamos más posibilidades para el vértigo y la magia
y ahora tenemos un movimiento profundo
vacilante, abierto y escondido, una sudestada en el corazón
que se empareja con este frío que me congela los tobillos
pero no salgo, de tan frío me arde
camino gracioso pinchándome descalza
con todo lo que se veía desde la ventana
el techo de la pieza en la penumbra
los besos, el calor, el calor abriéndome
y este arroyo que viene a doblar
en esta esquina, en tu cara.

42
¿Cómo sé que es una esquina, si no hay nada?
Pero es esa esquina, el pasto está muy alto al sol
y el hilito de agua se pierde en el reflejo
de nubes cortas y rápidas.
Mi boca se abre sola para decirte
cosas que pienso cuando apoyo
la cabeza en la almohada, no puedo hacer nada
más que decirte una parte, mentirte con la verdad
ese vértigo y el mismo deseo pienso mientras te nombro
estás cerca, corazón, de este arroyo
a ver si te traen para acá, hacia esta línea mal trazada
en el mapa de la provincia de Buenos Aires.
Soy la sensación terrible del que pesca
un solo pez en toda la mañana y le da
pitadas al cigarrillo esperando
que la suerte cambie abajo del puente.
Soy el agua que se estira perfumada sobre las piedras
afiladas, brillantes y lisas que forman
el suelo del comienzo, el que podemos percibir.
Después, más abajo, no sé qué hay.
Duermo poco estos días, estoy contenta
una ciudad se despega de mí, de este recorte verde y liso
y ya quedó lejos, con vos y todos los demás adentro.
El paisaje posterior, el exterior, se me viene encima.
Duermo entre dos partes sin fronteras ni líneas
o estoy despierta en el despegue, eso es mejor.
Este campo no es lugar para ninguna de esas cosas
quiero volver, no digas todavía no todavía no
como si todo esto no existiera, como si quisieras
romperme el corazón.
43
Una vez una piedra quebró el vidrio
de la ventanilla del micro en que viajaba
y no me hizo nada.

44
Lo dije

Hablo ahí donde no estoy


pienso acá, esta mañana
de calor aguanta los golpes
de martillo en la chapa
estoy deseando despertar
se mezcla el sueño con esto que pienso:
ya decir es una distancia,
sería lo que brilla en la ruta
eso que llaman espejismo.
Hablo en voz baja, para adentro
casi diría, pienso con la voz
que me sale. Pero pensar no es decir.
Es otra voz la que habla.
Gran futuro espera en el pueblo
se dicen cosas sobre nosotros
se habla de los pasos que vamos a dar
cerca de la orilla
o en el parque de nuevo.
Lo pensé, lo dije.
O lo dije sin pensar.
Esto último en el sueño
es como una ley que nadie rompe.

45
Despejado

La idea cambiada de lugar y de dueño


el objeto apoyado sobre una mesa
sin utilidad, descansando. Nadie piensa
si sirve o no sirve
nadie quiere arrastrar más eso.
Se eleva una cosa que no se puede pensar
o no se quiere perder
después la podemos tirar
porque estuvo acá 8 años
y no tiene lugar una relación
ahora que hay que hacer espacio.
Un pensamiento, un objeto destilado
un galpón no organizado
destinado a limbo que atesora
guarda la pereza de pensar
lo que es mirado y rescatado de la calle
levantado sin poder
y sin indiferencia.
Como con esas ideas nuevas
que aparecen en un hilo y ya se puede
soñar con ellas
dejarlas libres en el espacio 

46
que se abre entre el hueco
del mueble y la pared
entre lo que va con dirección
y lo que atraviesa y rompe.
Con la punta de la lengua
y no con melancolía
qué esperar
qué hacer.
Estar tranquilos, relajados
comiendo almendras
en un ambiente acolchonado y tibio
igual de grande que un galpón abandonado
hecho de chapa y ladrillo
albergue de aire y de voces con eco
de silencio compacto, viento detenido
llanura de porlan en el piso y en el techo
abovedado algo del calor que se eleva
de nuestro contacto que ya no se contiene.

Un lugar deshabitado donde poder perder


eso que está adelante o atrás del velo
la tela del ojo pegado
de los que recién se levantan.

47
Romance con labrador

Te hablo en un mensaje de voz


me hablás, te veo, me hablo
para escucharme después.
Yo estoy en algo, adentro de algo
pronunciando desde lejos
como una voz que es de alguien más
pero no es mía.
Lleno los pulmones de este aire
que llega compacto.

Tengo afuera una playa


hoy está crecido el mar
desde la reposera.

Vos seguís insistiendo en tus dotes de labrador


en otra vida habrás sido campesino o rey
te quedan bien los fragmentos de la planta
que se pegan en tu cabeza como pelos rojos
de una peluca sintética de cotillón.
Sudando brillás en el pasto
organizás un rincón con tijeras de podar
y máquinas más modernas

48
que en otra vida no existen.
Mientras tanto escribís para adentro
y yo te doy un mate recién arreglado.
La zona oscura de sudor en tu camisa playera
me enternece y entra de a poco un viento
anticipando la tormenta. Con una rama fina
toco la orilla del mar.

Hay poca playa


abajo del tendedero
de ropa sin colgar.

Olas de pasto y de tierra. En tu pecho


una zona nueva se abre, una marea crecida
de esas que traen el aire antiguo
que viaja desde adentro del océano
o que viene de tu vida anterior de campesino explotado
eras un esclavo que no tenía campo ni tiempo ni nada
un aire cargado sería el que traés.
Tal vez seas el que hacía los planes de labranza
para abarcar bien toda la tierra y sembrar cosas, alimento.
Llega puntual y aspiro
se mete en mi voz, en mi nota el aire
y te digo que hay un brillo en el limonero
que desde la reposera te extraño
aunque te estoy viendo
girar la cintura y agacharte
para mover la tierra
para plantar algo de vos en esto.

49
Un beso

Lo que está pasando en la calle 


está en primer plano siempre
el humo que la gente saca
por sus bocas se eleva
las pitadas apuradas en la vereda
los pasos largos y rápidos
nadie se detiene
nadie lo hace como vos o como yo.
Por eso me metí acá a ver si
escuchaba alguna cosa tuya.
Al menos para ver si existo
y puedo dejar entrar en mi sistema
una droga placentera.
Entonces yo también voy por la calle 
caminando y largando humo
que se refleja en las vidrieras
y se pierde. Pierdo la noción del tiempo
que pasa y me subo al micro
miro por la ventanilla, una vidriera
un reflejo de algo escrito se lee
al revés, en espejo. Desde acá parece
todo más simple, estar en la calle es

50
también estar en este colectivo
donde viaja gente parada y donde
intentan robarme el celular. 
Vuelve tu cara, un beso
me bajo y sigo caminando.
Prendo otro cigarrillo y ahora
se refleja la luz naranja de la brasa
en un vidrio polarizado de un auto
que pasa despacio cuando intento
pensar y cruzo, suelto el humo y ahora son tus manos
las que vuelven, tiro la colilla y la piso.
Un destello en el asfalto dice que queda
poco tiempo de luz de la tarde
apuro el paso 
pasan cosas en la calle
hay un torneo de vóley y se escuchan
las zapatillas haciendo un chirrido 
y un auto clava los frenos justo antes 
de que yo pase. 
Hay algo en este cielo azul
que es más que la perfección de la luz
directa en el empedrado de la 63.
Un primer plano de la calle
pasan cosas todo el tiempo
hoy es fumar y evocarte.
Voy para mi casa y no puedo
lograr que el humo se desprenda
de mí naturalmente sin dejarme
esta sensación en los pulmones
que a la luz escapa.
51
Celosías

Me encuentro a mí misma y no dejo de extrañarme


metiéndome por adentro siguiendo la calle
que pasa por los viejos eucaliptos, se doblan
pero no se parten. Voy pasando y una luz titila verdeando
el aire de una casa que en la noche no se ve
atrás de la fila de árboles, la están abrazando.
Un rododenro, un pino, un sauce
una lista de cosas bellas que han crecido
sin que nadie lo note
hasta ser así de altas y de grandes.
Estoy debajo de la luz curvada
en el poste pintado de verde. El farol como un casco
de las cabinas de teléfonos viejas
y así se enciende con toda su potencia cuando estoy yo.
Me viene a la mente algo parecido al viento
pasando entre el pelo una mañana de frío
ayer.
Un aire helado del que escapa una mano que intenta
guardarse en un bolsillo
el mío.
Mi mano fría otra vez, ¿o es la tuya?

52
Estoy en la peluquería sentada con la cabeza
en el secador de pelo naranja
tengo un casco de un marciano
soy una marciana o el marciano sos vos, soy yo.
No sabía que las luces de la calle que va a mi casa
eran tan atentas
y serviciales, me acompañaron en todo mi trayecto
con un resplandor apenas visible, se iba apagando
a mis espaldas
mientras pisaba el pasto para no pisar el barro
y después el asfalto y los lomos de burro
el portón y las celosías que conservan la pintura original
no las usamos y eran de las puertas que reciclamos
para hacer dos grandes ventanales.
Cristal.
Chapa.
Las pisamos y se mueven.
Las usamos como caminos
pero son puentes.

53
Seducción
“Are you not weary of ardent ways...?”
James Joyce, A Portrait of the Artist as a Young Man.

No hay lugar para el pensamiento


en este poema.
No hay no es
un espacio de reflexión.
Me angustia tu libro de la Facultad de Derecho
pero el dolor no se compara
con las formas del aburrimiento.
Antes había una amenaza
algo que iba a venir a cambiar las cosas conocidas.
Troqué entonces una timidez en esto.
¿Qué hacés o qué hago con tanta información acá 
a oscuras pasando por un túnel?
Reescribir no es tarea fácil, más si el tema
es un resumen que abarca
una hora de viaje.
Ya cruzamos algunos puentes, ya dije
que me gusta leer en el micro
y que me encantaría tirar el humo
por la ventanilla, el cigarrillo prendido volando
cayendo en la autopista.

54
La comunicación me incomoda cuando voy encerrada
pero igual pregunto cosas
sobre un libro y sobre San Telmo.
No hay lugar para el pensamiento.
Comunicación real, decís.
Esa manía de apagar la luz
que tienen los colectiveros
dejándonos afuera de lo que estábamos leyendo
obligándonos al ejercicio de la charla.
Hablamos, dejándonos llevar al lado de una ventanilla
vemos pasar las construcciones, los countries
los monoblocks del Doke que siempre son
un gran cartel con lucecitas que se apagan y se prenden.
No hay lugar
pero quienes están adentro del edificio frente al televisor
arrojan una luz que tiembla.
Alguien cruza en este momento y a oscuras
el puente aéreo que conecta los dos bloques
y no se ve la ropa eternamente colgada de las ventanas.
El cartel de leds que tapa la parte superior está roto
no le andan algunas letras.
Pienso en las letras que faltan.

55
56
Todo mi amor también acá para Juan Pedro
y Valentina.

Un agradecimiento especial a Damián Ríos.

57
Este libro se imprimió en los talleres
gráficos de

José Joaquín Araujo 3293


(C1439FAP)
Ciudad de Bs. As.

Este libro es distribuido por

FB: Malisia.Distribuidora y estantería


de libros y revistas
Diagonal 78 n° 506

También podría gustarte