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Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA)

Las Américas Institute of Technology


(I T L A) www.itla.edu.do

Centro de Excelencia de Formación Humanística Integral en


Valores y Ética Profesional.

Curso:
Ética III: Ética y Valores.

Nomenclatura Curso: E3-003

Docente:
Pbro. Lic. Diómedes Antonio Ángeles Fernández
(Magíster)
Junio de 2008
Santo Domingo, República Dominicana.

INDICE–CONTENIDO

Págs.:

Prólogo……………………………………………………………

Introducción…………………………………………………......

Justificación………………………………………………………

Metodología………………………………………………………

Módulo I: Conceptualización - Introducción

1.1.- ¿Qué son los valores?


1.2.- La interiorización de los valores
1.3.- Funcionalidad de los valores
1.4.- Pedagogía de los valores
1.5.- La aceptación de sí mismo
1.6.- Dimensiones morales de la persona

Módulo II: Personalidad: temperamento y carácter


2.1.- Temperamento
2.2.- Carácter
2.3.- Factores que configuran el carácter
2.4.- La familia como agente educador
2.5.- Clarificación de los valores
2.5.1.- Origen y desarrollo de la clarificación
de valores
2.5.2.- Proceso de valorización

Módulo III: Valores humanos o virtudes humanas

3.1.- La responsabilidad como valor


3.1.1.- Interacción de algunos valores y contravalores a la
responsabilidad.
3.2.- La Sinceridad como valor
3.2.1.- Interacción de algunos valores y contravalores
respecto a la Sinceridad
3.3.- El diálogo como valor
3.3.1.- Interacción de algunos valores y
contravalores respecto al diálogo
3.4.- La confianza como valor
3.4.1.- Interacción de algunos valores y contravalores
respecto a la confianza
3.5.- La autoestima como valor
3.5.1.- Interacción de algunos valores contravalores respecto a
la autoestima
3.6.- La creatividad como valor
3.6.1.- Interacción de algunos valores contravalores respecto a
la creatividad
3.7.- La paz como valor
3.7.1.- Interacción de algunos valores y contravalores respecto
a la paz
3.8.- La amistad como valor
3.8.1.- Interacción de algunos valores y contravalores respecto
a la amistad
3.9.- El respeto como valor
3.9.1.- Interacción de algunos valores y contravalores con
relación al respeto
3.10.- La justicia como valor
3.10.1.- Interacción de algunos valores y contravalores
respecto a la justicia
3.11.- La comprensión como valor
3.11.1.- Interacción de algunos valores y contravalores
respecto a la comprensión
3.12.- El compartir como valor
3.12.1.- Interacción de algunos valores y contravalores
respecto al compartir

Módulo IV: Otros Valores

4.1.- El orden
4.2.- La obediencia
4.3.- La generosidad
4.4.- La paciencia
4.5.- La laboriosidad o el trabajo
4.6.- La perseverancia
4.7.- La fortaleza
4.8.- El patriotismo
4.9.- La sencillez
4.10.- La sociabilidad
4.11.- El pudor
4.12.- El optimismo
4.13.- La humildad
4.14.- La audacia
4.15.- La lealtad
4.16.- La gratitud

Bibliografía
Desarrollo del Curso: E3-003

(Ética 3: Ética y Valores)

Nomenclatura del Curso: E3-003


Prerrequisitos: Ética Social
Nomenclatura del Prerrequisito: E2-002
Número de Créditos: 3
Horas Teóricas: 28
Horas Prácticas: 14
Horas de Investigación: 42

Introducción:

Actualmente se habla mucho de la ausencia de valores, y por tanto


de la necesidad de los valores en distintos campos de la vida social, pues
nuestra sociedad actual está desvalorizada porque provoca la creación de
un tipo de hombre/mujer: el hombre/mujer masa; la desintegración de las
relaciones humanas; la función manipuladora de la sexualidad y del
amor (usar y tirar); la agresividad consumística nunca satisfecha, como la
forma de relación interhumana; el empobrecimiento creativo del espíritu
humano.
Justificación:

El hombre actual está experimentando la degradación de la razón,


la cual acaba en una rápida propagación de éticas irracionales. No
podemos dejar desaparecer la utopía de una nueva y mejor sociedad, la
utopía del hombre nuevo, porque de lo contrario se fabricaría otra utopía
a-social.

Lo que se quiere con esta unidad es hacer una búsqueda de fines y


sentidos. Cansados de la razón instrumental se busca un horizonte de
finalidades y significación.

Metodología:

Recursos:
-Audio-Visuales
-Salón de Clases
-Bibliográficos [1]
-Material Gastable
-Internet

Evaluación:
-Prácticas______ 20%
-Asignaciones___ 25%
-Trabajos/Exposiciones__ 20%
-Examen Parcial___ 15%
-Examen Final_____ 20%
Total 100%
Módulo I: Conceptualización – Introducción

1.1.- ¿Qué son los valores?

Con su capacidad intelectual el ser humano puede emitir juicios


lógicos y racionales sobre las distintas realidades, y al mismo tiempo
juicios meta-lógicos sobre las cosas, los cuales van más allá de lo
meramente racional.

Los valores se incluyen en los juicios meta-lógicos sobre las cosas,


pero los valores no existen como realidades separadas de las cosas o del
hombre, pues quien hace una valoración de las cosas es el mismo
hombre. Es decir, los valores están ligados a las cosas y no pueden existir
desligados de ellas.1

1Cfr. TIERNO, Bernabé: Valores Humanos. Taller de Editores S. A., 12ª edición, Madrid, 1996, Pág. 15.
Como nos sugiere el mismo Tierno: “Los valores no son ni meramente objetivos ni meramente
Todo lo que existe tiene una razón para existir, y en esta razón está
su sentido y su valor. Es decir, todo lo que existe es bueno, es un bien,
vale. Y llamamos Bien a aquel o aquello que porta valor o valores. De
modo que el valor es aquello por lo cual apreciamos las cosas (“Los
valores se perciben mediante una operación no intelectual llamada
estimación”)2, lo que hace buenas a las cosas.

Es así como el valor brota de la relación dinámica entre sujeto-


objeto, conciencia-realidad, estimación-ideal. El cambio producido en
cualquiera de estos polos, produce, a su vez, un cambio en la
manifestación de los mismos valores. Y dicha realidad indica una
concepción relacional del valor y no un relativismo del valor, puesto que
el ser del valor consiste en impulsar la acción del hombre hacia una
meta elevada.3

El valor es entonces estable y permanente, objetivo y universal,


pero, también, dinámico y cambiante, relativo y subjetivo. Y esto así por
las diversas manifestaciones culturales de las distintas sociedades. Es
decir, el valor, siendo el mismo (justicia, solidaridad, hospitalidad)
encuentra formas diferentes de manifestación.

subjetivos, sino ambas cosas a la vez: el sujeto valora las cosas, y el objeto ofrece un fundamento para
ser valorado y apreciado”.

2 CARRERAS, Llorens – ELIJO, Pilar- ESTANY, Assumpció- GOMEZ, María Teresa- GUICH, Ricard-
MIR, Victória- OJEDA, Felipa- PLANAS, Teia- SERRATS, María Gracia: Cómo educar en valores –
Materiales, Textos, Recursos y Técnicas-. Editorial NARCEA, Séptima edición, Madrid, 1999, Pág. 19.
Es decir, “Cualquier valor está vinculado a la reacción del sujeto que lo estima; por ejemplo: ante el
valor del amor uno puede reaccionar sublimándolo y otro encarnándolo… Hay unos más estimables
que otros, les otorgamos una jerarquía. Según ésta, los valores pueden clasificarse en vitales,
materiales, intelectuales, morales, estéticos y religiosos”.
3 Es decir, porque las diferentes manifestaciones culturales no valgan igual, no por ello podemos tildar

un valor como relativo. Por ejemplo, no es lo mismo amputar una mano al ladrón que someterlo a un
proceso de reeducación, si con ello se quiere preservar o defender el derecho de propiedad, entendida
ésta como un valor a proteger por la sociedad.
Sin embargo, los hombres, que son el valor esencial de la
humanidad, poseen siempre más motivos para la identidad que para la
diferenciación. Como nos señalan Pedro Ortega y Ramón Mínguez en
una citación que hacen:

“Los hombres, lo mismo que las culturas, al final tienen más de común
que de diferente, sencillamente porque el ser humano es ante todo
humano y constituye una única especie, presentando las razas y las
culturas una variabilidad que afecta más a lo superficial y anecdótico
que a lo profundo y esencial”.4

El valor es una realidad cotidiana que acontece en la vida de toda


persona, y no se puede entender la persona sin la presencia de los
valores, ni la construcción de la persona sin la apropiación de valores.

“El término valor, está relacionado con la propia existencia de la


persona, afecta a su conducta, configura y modela sus ideas y condiciona
sus sentimientos. Se trata de algo cambiante, dinámico, que, en
apariencia, hemos elegido libremente entre diversas alternativas.
Depende, sin embargo, en buena medida, de lo interiorizado a lo largo
del proceso de socialización y, por consiguiente, de ideas y actitudes que
reproducimos a partir de las diversas instancias socializadoras”.5

1.2.- La interiorización de los valores.

Lo normal es que cada ser humano, con cada una de sus


actuaciones, pues busque ser feliz; y en esa búsqueda de la felicidad
realiza evidentemente el bien que la razón práctica le propone como

4ORTEGA RUIZ, Pedro y MINGUEZ VALLEJOS, Ramón: Los valores en la educación. Editorial
Ariel, 1ra. Edición, Barcelona, 2001, Pág 22.

5CARRERAS, Llorens – ELIJO, Pilar- ESTANY, Assumpció- GOMEZ, María Teresa- GUICH, Ricard-
MIR, Victória- OJEDA, Felipa- PLANAS, Teia- SERRATS, María Gracia: Cómo educar en valores, op.
cit., Pág. 20.
objetivo. De tal manera que ningún ser humano, en su sano juicio,
elegiría un contravalor que atente contra sí mismo, o su crecimiento, o su
felicidad.

Pero los valores nacen con el mismo hombre, pues éste es quien
hace una valoración de las cosas y establece un orden jerárquico entre los
bienes que le solicitan y entre los bienes a que aspira. Es decir, los
valores, además de que son propuestos por la sociedad y la cultura en
que nacemos, son asimilados por cada sujeto en un orden de importancia
a partir de la incidencia interior que los mismos proporcionen a la
persona.

En este contexto podemos entender que el hombre tiene la


capacidad de sacrificar una serie de valores en la sociedad por otros
valores considerados más sublimes. Por ejemplo, en frases como estas
descubrimos dicha actitud: “…el dinero debe servir a la persona y no la
persona al dinero”; “el sexo es un medio para expresar el amor y no un
fin en sí mismo”; “se puede renunciar a la propia comodidad para dar un
minuto de felicidad a alguien”.

En cada ser humano reside el poder de decisión sobre los valores


que regirán su vida, los cuales indicarán el grado de formación y
educación de cada persona, y que sobre todo rebelarán las características
del proyecto de vida de cada uno. Bernabé Tierno nos añade:

“Si la distinta jerarquización de los valores es lo que otorga la talla moral


a cada individuo, es evidente que la educación de una persona
dependerá sin duda de esta escala moral que haya interiorizado, y que se
encuentra en congruencia con el propio proyecto de vida como
canalización de todas sus energías”.6

6 TIERNO, Bernabé: Valores Humanos, op. cit., Pág. 17.


De aquí se desprende la importancia capital de la enseñanza de los
valores, pues los mismos son los que dan dirección y sentido a las
decisiones, acciones y a la vida de cada ser humano, de un profesor y de
un alumno.

1.3.- Funcionalidad de los valores

Los valores llevan dentro de sí una funcionalidad (sirven para


algo), la cual no es real porque la posean ellos mismos, sino que se hace
real en cuanto que el hombre usa los valores a partir de sus necesidades
humanas, físicas, intelectuales, relacionales. Por ejemplo, un pedazo de
pan y un vaso de agua tienen mayor valor para una persona que está
muriendo de hambre que para un glotón, quien después de hartarse,
siente náuseas con sólo mencionarle la comida. O también: una moneda
de $500 pesos tiene mayor valor para un hombre desempleado y con una
familia larga, que para un gran empresario que todavía está soltero.

Esto significa que la valoración que hacemos de las cosas no la


efectuamos con la sola razón, sino con el sentimiento, las actitudes, las
obras, con todo nuestro ser. Tal realidad la notamos, sobre todo, al
contemplar una obra de arte, digamos una pintura, una obra
arquitectónica, una estatua, una composición musical, pues con
frecuencia sentimos un escalofrío que conmueve nuestro ánimo y nos
impulsa a expresar exclamaciones de admiración o aprobación.7
Es difícil expresar lo que sentimos, mas el juicio que emitimos
sobre la belleza contemplada estará distante de ser un juicio teórico. Es
decir, tiene un significado que apunta a una realidad que trasciende al ser
que contempla. Tierno nos lo dice de manera elegante:

7 Por ejemplo, son muy variados los sentimientos que experimenta una persona al contemplar los
museos vaticanos, pues ante las antigüedades artísticas que representan los frescos, pinturas y
esculturas que allí se exhiben, un apasionado del arte podrá permanecer durante meses en un éxtasis
creciente, y quizás una persona con precaria formación artística resulte aburrido con rapidez.
“El mundo de los valores constituye la puerta de entrada al mundo de la
trascendencia, puesto que los valores pueden hacer referencia a una
realidad metaempírica (realidad no verificable ni por los sentidos ni por
la lógica de la razón)”.8

1.4.- Pedagogía de los valores

En las diversas etapas de nuestra formación humana e intelectual es


imprescindible la siembra y asimilación de valores.

Es un hecho que antiguamente la escuela transmitía los valores que


marcaba la religión y el Estado, que eran también los que se vivían en la
sociedad, con lo cual no había problema de conflicto.

Sin embargo, una vez que esos valores no han sido interiorizados
por la mayoría, no han tenido sentido o han sido rechazados fuera del
ámbito escolar, se han creado situaciones conflictivas en lo afectivo,
escolar, laboral y familiar (inseguridad ciudadana, violencia, desorden
familiar, agresividad).9
Insertar en los centros educativos una pedagogía de los valores es
educar al alumnado para que se oriente hacia el valor real de las cosas.
Por esta pedagogía, las personas implicadas creen que la vida tiene un
sentido, reconocen y respetan la dignidad de todos los seres.

8 Ibid.

9 Cabe destacar que los cambios traen a su vez resultados positivos: “La crisis de los sistemas de
valores y de las religiones puede que en el fondo no sea tan negativa; la humanidad ha sufrido y está
sufriendo un profundo cambio, es una etapa nueva; por ello, debemos estar atentos a los valores que
van emergiendo, dispuestos a modificar nuestra forma de actuar como elementos efectivos de esta
dinámica” (CARRERAS, Llorens – ELIJO, Pilar- ESTANY, Assumpció- GOMEZ, María Teresa-
GUICH, Ricard- MIR, Victória- OJEDA, Felipa- PLANAS, Teia- SERRATS, María Gracia: Cómo
educar en valores, op. cit., Pág. 20.
Todos los valores que configuran la dignidad del ser humano, son
el fundamento de un diálogo que hará posible la paz entre todos los
pueblos. “La Declaración Universal sobre los Derechos Humanos de la
ONU no hace más que recoger el común sentir de los hombres que
reconocen los valores que dignifican y acompañan la existencia de
cualquier ser humano”.10

El objetivo de la educación en valores es ayudar al educando a


moverse libremente por un universo de valores para que aprenda a
conocer, querer e inclinarse por todo aquello que sea noble, justo y
valioso.

Pero educar en los valores es educar moralmente, porque son los


valores los que enseñan al individuo a comportarse como hombre,
establecer una jerarquía entre las cosas, llegar a la convicción de que algo
importa o no importa, vale o no vale, es un valor o un contravalor.11

La educación moral tiene el objetivo de lograr nuevas formas de


entender la vida, de construir la propia historia personal y colectiva. A
su vez promueve el respeto a todos los valores y opciones, no defiende
valores absolutos aunque no es relativista, no toma una posición
autoritaria (solución única) ni una posición libertaria (haz lo que te
apetezca).
Ante un conflicto de valores es necesario conjugar estos dos
principios:

1) La autonomía personal frente a la presión colectiva.

2) La razón dialógica en oposición al individualismo que olvida los


derechos de los demás.

10
TIERNO, Bernabé: Valores Humanos, op. cit., Pág. 18.

11 Contravalor es todo aquello que dificulta al hombre llegar a ser más persona y le resta humanidad.
Los criterios para vivir en sociedad desde el punto de vista moral
son:

1) La crítica, como instrumento de análisis de la realidad que nos


rodea y para cambiar todo lo que sea injusto.

2) La alteridad, que nos permite salir de nosotros mismos para


establecer unas relaciones óptimas con los demás.

3) Conocer los derechos humanos y respetarlos.

4) Implicación y compromiso. Es la parte activa, evita que los


otros criterios queden reducidos a una simple declaración de
buenas intenciones.

La pedagogía escolar y universitaria debe interesarse y ocuparse de


la educación moral que forma parte de la educación integral de la
persona, ayudando a los alumnos (as) a construir sus propios criterios,
permitiéndoles tomar decisiones, para que sepan cómo enfocar su vida y
cómo vivirla y orientarla.

Porque el educador es un representante de los valores vigentes en


la sociedad, es un guía de valores.

1.5.- La aceptación de sí mismo

A la aceptación de sí mismo le llamamos el valor de los valores.


¿Por qué le llamamos así? Porque amarse a sí mismo es la decisión más
importante que debes tomar a cada instante como ser humano, en todas
las etapas de tu vida, tanto en la infancia como en la ancianidad. Porque
la aceptación de ti mismo te ocupa la vida entera, hasta que tú respires.
Como dice Chesterton: “No liberes al camello de la carga de su joroba;
podrías estar liberándolo de ser camello”.
Cuando te aceptas a ti mismo tal y como eres, demuestras tener:
seguridad de ti, conocimiento de ti, satisfacción con lo que eres y tienes.
Por ejemplo, cuando te manifiestas en igualdad de condiciones con los
demás, sin necesidad de sentirte superior ni inferior, te expresas con
equilibrio en tu modo de actuar, y ello contribuye a que tengas una justa
valoración y aceptación de ti mismo.

La aceptación de ti mismo está en permanente conexión con la


libertad, la creatividad y las actitudes dialogantes. Como nos sostiene
Bernabé Tierno:

“Por la libertad accedemos a las experiencias personales que nos


proporcionan autonomía y confianza en las propias capacidades,
diseñando y provocando nuestro quehacer vital, libre de los dominios
ajenos. Aprendemos de nuestra propia experiencia personal.
Mediante la creatividad proyectamos nuestra propia existencia
como un quehacer irrepetible, repleto de sugerencias, posibilidades,
inquietudes y esperanzas, libre de estereotipos, servilismos y esquemas
acomodaticios y despersonalizantes.
Por las actitudes dialogantes vamos madurando la capacidad de
vivir nuestra vida como búsqueda constante de encuentros humanos
enriquecedores. El entendimiento y la comprensión de los demás y el ser
capaces de ver las cosas desde su punto de vista nos conduce a la
perfección madurativa humana; la entrega a los demás, el amor y la
aceptación del otro, que sólo es posible cuando uno se acepta y se quiere
a sí mismo”.12
¿Dónde inicia la aceptación de uno mismo? Evidentemente que en
el hogar, en la escuela, en el grupo de amigos.

TIERNO, Bernabé: Valores Humanos, op. cit., Págs. 23-24. Es decir, un signo de aceptación de sí
12

mismo es: --El aprendizaje y crecimiento con las experiencias de uno mismo
--La creatividad con la que llenamos de dinamismo nuestra vida
--La apertura y entrega a los demás
Por eso, considerar, alabar y reconocer las aptitudes y cualidades de
un niño o niña es fundamental para lograr un nivel mínimo de
autoestima, para fomentar la confianza de cada persona.

Por el contrario, las descalificaciones permanentes, las burlas y los


sarcasmos, el dejar públicamente en ridículo a un niño o niña ante sus
hermanos o compañeros de clases, jamás favorecerán la auto aceptación y
el desarrollo de una personalidad equilibrada y madura. ¿Cuáles
sentimientos podrían aparecer?:
--La incompetencia.
--La infravaloración.
--El obsesivo deseo de aprobación por parte de los demás.
--El qué dirán asfixia la libertad de obrar.
--Lo que puedan pensar de mí me impide expresarme críticamente.

Según el historial de aceptación con que el niño o adolescente ha


sido guiado, así también se aceptará a sí mismo. Bernabé Tierno nos
explica y ejemplifica:

“Sólo el niño que ha sido aceptado incondicionalmente por sus padres


será capaz de aceptarse tal como es. Conocemos casos de
homosexualidad más o menos larvada, motivada por el hecho de que los
padres no supieron aceptar el sexo del hijo. Querían tener una niña y les
nació un varón. Su rechazo del niño fue tan patente que éste se hizo
consciente del problema desde muy corta edad y adoptó la actitud
femenina que sus padres deseaban con el objeto de contentarles de
alguna manera. Las condiciones de los padres impidieron en el hijo la
aceptación del propio esquema corporal”.13

En definitiva, es inútil querer realizarnos sin querer reconocer lo


que en realidad somos. Aceptar la propia verdad interior significa

13Ibid, Pág. 25. Es obvio que cuando suceden estos casos de rechazo de los padres a los hijos, los
mismos demuestran que no aceptan a sus hijos incondicionalmente, sino que quieren que realicen las
expectativas que se hicieron con ellos, pero esta actitud deforma la conducta de un hijo y su proceso
normal de crecimiento.
aceptarnos sin deformar lo que realmente somos. Como nos señala
Louise L. Hay: “He comprobado que cuando realmente nos amamos, es
decir, cuando nos aprobamos exactamente tal como somos, todo funciona
bien en la vida”. Por ejemplo, es inútil que siendo mujer pretendas ser
hombre; es incomprensible que quieras ser futbolista si te falta una
pierna; es imposible que puedas conocer los colores si has nacido ciego.

Aceptar nuestra verdad interior significa a su vez aceptar nuestros


errores, porque de no aceptarlos nunca nos libraremos de ellos. Por
ejemplo, Dios no condenó a Caín por haber matado a Abel, sino por no
haber sabido aceptar la responsabilidad de su acción lamentable. Es
decir, nuestros errores nunca nos perdonarán hasta que no sepamos
aceptarlos. Porque somos lo que somos ante nosotros mismos y no lo que
aparentamos ante los demás.

1.6.- Dimensiones morales de la persona

La presencia en cada persona de la racionalidad, la conducta, la


libertad, el temperamento, los deseos, las tendencias interiores, el entorno
social, etc., hablan por sí mismo de las dimensiones morales que
identifican la vida de todo ser humano. Porque todo ser racional es a su
vez objeto de moralidad. Luego, sólo el hombre posee dimensiones
morales.

En el ámbito de los valores conocemos una serie de dimensiones


morales (capacidades y habilidades), que facilitan el aumento de la
autonomía y el espíritu crítico. Entre las dimensiones de la personalidad
moral se encuentran:

-Autoconocimiento
-Autonomía y autorregulación
-Capacidades de diálogo
-Capacidad para transformar el entorno
-Comprensión crítica
-Empatía y perspectiva social
-Habilidades sociales y para la convivencia
-Razonamiento moral.

El autoconocimiento: es aquella capacidad que facilita el


progresivo conocimiento de uno mismo, la autoconciencia del yo, así
como su valoración, permitiendo una clarificación sobre la propia forma
de ser, pensar y sentir.

La autonomía: es la capacidad de autorregulación que permite una


mayor coherencia entre lo que uno piensa y hace. Es la propia persona
quien establece el valor y se organiza para actuar de acuerdo con él.

La autorregulación: son los mecanismos mediante los cuales los


agentes de cualquier negocio o industria se ponen de acuerdo en unas
reglas de juego, cuyo incumplimiento tiene repercusiones de distinta
índole y en donde no interviene el Estado. Por ejemplo, una empresa no
tiene por qué dejarnos opinar, porque tiene sus dueños, sus accionistas,
sus objetivos de maximizar beneficios. Pensémoslo en términos de
canales de televisión. Los broadcasters no toman en cuenta nuestra
opinión (el rating no es una medición de opinión) sino la de sus
anunciantes o quienes compran sus espacios.

La autorregulación es un concepto bastante antiguo en la medida


en que se puede remitir al origen del derecho mismo. No obstante, donde
la autorregulación ha tenido mayor desarrollo e impacto reciente en el
mundo ha sido en el mercado de valores. En efecto, la autorregulación es
un elemento esencial a la industria bursátil, por la especialidad de las
materias de ese mercado y por la rapidez y agilidad con que en el mismo
se opera. En este sentido, la autorregulación se ha convertido en un
componente integral de la industria y de la regulación del mercado de
valores.
El autorregulador en el mercado de valores generalmente emite
normatividad, supervisa y vela por su cumplimiento y disciplina a sus
miembros. Eventualmente puede desempeñar funciones de registro o
arbitraje y conciliación.

La autorregulación en el mercado de valores procura elevar los


estándares profesionales y vela por un mercado íntegro y transparente
donde exista libre formación de precios y condiciones adecuadas de
seguridad para los inversionistas y para el público en general.

Las capacidades de diálogo: que te permiten hablar de todos


aquellos conflictos de valor no resueltos que te preocupan, tanto a nivel
individual como social. Suponen el poder intercambiar opiniones,
razonar sobre los diferentes puntos de vista e intentar llegar a un
entendimiento, un acuerdo justo y motivado racionalmente.

La capacidad para transformar el entorno: que te permite formular


normas y proyectos contextualizados donde se pongan de manifiesto los
criterios de valor relacionados con la implicación y el compromiso. Esta
capacidad no se desarrolla únicamente en el aula, sino que lo hace
también en los distintos ámbitos.

La comprensión crítica: que supone la habilidad de adquirir


información de la realidad moralmente relevante, analizándola
críticamente, contrastándola con diversos puntos de vista, mostrando
además una actitud de compromiso y entendimiento para mejorarla. Por
ejemplo, ¿es un problema en la actualidad la llamada sobrepoblación?
Pues de alguna manera sí. ¿Son el aborto y los anticonceptivos las formas
morales más idóneas para enfrentar esta situación? Dicha interrogante
produce un conflicto de valores, y a su vez despierta la comprensión
crítica.

La empatía y la perspectiva social: que permiten a la persona


incrementar su consideración para con los demás, interiorizando valores
como la cooperación y la solidaridad. La progresiva descentralización
posibilita el conocimiento y la comprensión de las razones, los
sentimientos, las actitudes y los valores de las otras personas. Por
ejemplo, ¿eran posibles la empatía y la perspectiva social en el socialismo
que concentraba todo en el Estado? Evidentemente que no.

Las habilidades sociales (para la convivencia): se refieren al


conjunto de comportamientos interpersonales que la persona va
aprendiendo y que configuran su competencia social en los diferentes
ámbitos de relación. Permiten la coherencia entre los criterios personales
y las normas y principios sociales. Por ejemplo, tú que eres dominicano
(a), vas a vivir a la tribus de los cholos en Colombia, no puedes pretender
llevar el mismo estilo de vida que tienes aquí, pues allí el hábitat
estructural, social, familiar, religioso, cultural es diverso al tuyo. De tal
manera que si tienes habilidades para la convivencia podrás adaptarse
con facilidad a dicha sociedad.

El razonamiento moral: es la capacidad intelectiva que permite


reflexionar sobre los conflictos de valor (que son las diversas opciones en
juego cuando se trata de tomar una decisión). El desarrollo del juicio
moral tiene la finalidad de llevar a pensar según criterios de justicia y
dignidad personal, teniendo en cuenta los principios de valor
universales: el Amor, la Justicia, la Solidaridad.

Según Berkowitz la personalidad moral posee cinco componentes:

1) Conducta. Kohlverg argumentaba que una conducta se puede


juzgar sólo por las intenciones del actor. Por ejemplo, si intento
atacarte para robarte el dinero y con ello, sin advertirlo, te salvo
de una bala perdida que hubiera acabado contigo, ¿he actuado
moralmente al salvarte la vida? Una persona con buenas
intenciones que nunca actúa en base a ellas, ¿es plenamente una
persona moral? No.
2) Carácter. Es la tendencia única y permanente de un individuo
actuar de un modo y no de otro. Por ejemplo, las tendencias a la
honestidad o la crueldad, son moralmente relevantes. ¿Dónde
está el argumento esencial? En que la conducta moral se debe
aprender, practicar y en última instancia interiorizar como un
carácter o virtud, hasta convertirla en un hábito. Por eso,
conducta y carácter van unidos.

3) Valores. La educación moral se debería preocupar básicamente


de los valores morales, que son los gravados en el corazón y que
son universalmente aceptados. Los valores morales son
fundamentales en la anatomía de la persona.

4) Razonamiento moral. Es la capacidad de razonar sobre


cuestiones morales, llegar a conclusiones morales, tomar
decisiones morales. No podemos anticipar todos los posibles
dilemas y elecciones morales y programar al individuo con los
valores y virtudes necesarios para actuar moralmente en cada
caso. Una persona moral madura debe ser capaz de reflexionar
sobre un problema moral y emitir un juicio racional al respecto.
Por ejemplo, vives con conciencia el valor del pudor o del
respeto a tu cuerpo desde la niñez, pero en la escuela te
encuentras con un grupo de compañeros que defienden el
exhibicionismo y el nudismo, ¿Cuál ha de ser tu actitud racional?
¿Pensar como ellos para no hacer el ridículo, o mantener tu
postura del pudor que vives como un valor?

5) Emoción. Existen dos grandes categorías de emoción moral:

a) La autocensura o autovaloración negativa ante un


pensamiento o acción indeseable (nos referimos a la culpabilidad, la
vergüenza, el remordimiento). Por ejemplo, una persona que ha
detestado en su vida la masturbación, pero por más que la reprime
siempre cae en ella.
b) Reacción afectiva ante la aflicción de los demás (nos
referimos a cuestiones como la empatía y la simpatía). Por
ejemplo, ante la opinión que tienen los demás de mí, pues
reacciono con depresión o con animosidad.

Estos cinco elementos no son dimensiones independientes, sino que


todos funcionan y trabajan en la persona moral de manera conjunta.

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