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La bendición del ayuno

Fecha: 04-01.19

"¿No es éste el ayuno que Yo escogí: Desatar las ligaduras de impiedad a, Soltar las
cargas de opresión, Dejar ir libres a los oprimidos [quebrantados], y romper todo yugo? ( a
Neh 5:10-12) 7 ¿No es para que partas tu pan con el hambriento, Y recibas en tu casa a
los pobres sin hogar; Para que cuando veas al desnudo, lo cubras a , Y no te escondas de
tu semejante [hermano]?" Isaías 58:6-7 ( a Mt 25:35; b Dt 22:1-4. NBLH) [RV60]

PASAJE COMPLEMENTARIO: MATEO 6:5-18. {5-8 la Oración. 9-15 El Padre Nuestro.


16-18 El Ayuno que no se haga notorio “y Tu Padre q ve en lo secreto, te recompensará.”}

Como se habrá dado cuenta al leer el evangelio de San Mateo 6:5-18, encontramos dos
principios enseñados por Jesús: orar y ayunar. Es interesante ver la manera como el
Señor se refiere a dichos principios; “cuando ores, cuando ayunes”, como grandes y
profundos secretos revelados que representan un poder sobrenatural para nuestra vida,
pues nos permitirán ver cosas que de otra manera nos resultarían imposibles de alcanzar.
Allí hay un poder, sin duda alguna, ratificado en muchos otros pasajes de la Biblia como
en el caso de Marcos 9:28-29, cuando declara: “Este género con nada puede salir, sino
con oración y ayuno”.

Pero, ¿en qué reside dicho poder? Podemos decir que no está en el acto de ayunar, sino
en Aquel a quien va dirigido nuestro ayuno, es decir, a Dios. Cuando ayunamos,
reconocemos nuestra necesidad de Él y de Su poder, no tanto para darnos cosas que
anhelamos o necesitamos, sino para algo mucho más profundo y trascendental como
transformar nuestra vida; cuando ayunamos, permitimos que Él pueda hacer aquellas
cosas que de otra manera nosotros ni nadie las puede hacer. Recordemos que hay
esferas en nuestra vida en las que aún no tenemos victoria, que nos someten a esclavitud
porque no podemos desligarnos de ellas, excepto por medio de la oración y el ayuno
(Mateo 17:21 Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno. cf. Mr. 9:29).

Estos principios bíblicos que nos enseña el Señor, son para que nuestra vida espiritual
crezca, para tener victoria frente a actitudes, comportamientos y hábitos que nos debilitan,
nos derrotan y nos hacen perder nuestra comunión con Dios, como la impiedad, la
injusticia, el egoísmo y la falta de misericordia. Si anhelamos ser verdaderamente
libres para amar y ser misericordiosos, necesitamos el poder que hay en el ayuno.

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Señor, te doy infinitas gracias por los principios establecidos en Tu Palabra, que
no son otra cosa que las múltiples bendiciones que anhelas para nosotros, para que
podamos alcanzar las victorias sobre tantas luchas que se nos presentan cada día. Te
pido Señor que me ayudes a vencer todos los obstáculos que me impiden experimentar el
poder que hay en la oración y el ayuno, porque verdaderamente anhelo que transformes
mi vida y hagas de mí la persona que tú quieres que sea. Amén”.

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