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Localización de Caria.
Ciudades carias en blanco. Este mapa representa los ríos actuales y la costa. Algunos accidentes
pueden haber cambiado con los años, especialmente Mileto, Heraclea y Miunte estaban en el lado sur
de un golfo y Priene en el lado norte; el río Meandro desde entonces desagua en el golfo. También
políticamente Telmeso, Mileto y Kálimnos fueron consideradas a veces parte de Caria y otras no.
Índice
1Historia antigua
2Los mercenarios del faraón
3El periodo persa
4La Dinastía Hecatómnida
5El periodo helenístico
6Enlaces externos
Historia antigua[editar]
Caria y los carios son nombrados por primera vez en textos cuneiformes de los viejos
imperios asirio e hitita entre los años 1800 a. C. y 1200 a. C. El país era llamado Karkissa. En
cambio, no aparece en los textos egipcios de la época.
Después de cuatro siglos en los que sólo se los menciona una vez, el primero en volver a
nombrar a los carios es el legendario poeta griego Homero, quien nos cuenta que los carios
vivían en Mileto y a lo largo del río Meandro. En la guerra de Troya lucharon junto a
los troyanos. Esto es una información muy importante, porque, en tiempos de Homero, Mileto
era considerada una ciudad griega. En el siglo V a. C., los griegos creían que los carios
habían llegado a Caria desde las islas del Egeo, concretamente, según Heródoto, desde
las Cícladas, desde donde fueron expulsados por dorios y jonios, aunque siempre ayudaron al
rey Minos de las Cícladas. En cambio los carios aseguraban ser indígenas alegando la
existencia del santuario en Milasa de Zeus cario. Homero confirma su historia.
Esto se confirma igualmente por los modernos lingüistas: el idioma cario pertenece a la
subfamilia luvio-hitita de las lenguas indoeuropeas. Está relacionado con el lidio y el licio, los
idiomas hablados al sudeste y norte de Caria. Si los carios hubieran llegado a su país desde el
oeste, su idioma se parecería más al griego.
Parece que los griegos se asentaron en la costa oeste del Asia Menor en los años oscuros
que van del 1200 al 800 a. C., mezclándose con los carios. El autor romano Vitruvio menciona
luchas en la península de Mícala. Según el historiador griego Heródoto de Halicarnaso, los
habitantes de Mileto hablaban griego con acento cario. El mismo Heródoto es un buen
ejemplo de los estrechos lazos que unían a carios y griegos: su padre se llamaba Lixes, que
es la traducción griega del nombre cario Lukhsu. Debido a su lugar de origen, Heródoto es
una de nuestras fuentes más importantes.
Caria es, como Grecia, un país de montañas y valles, pobre en agricultura y otros recursos, un
país subdesarrollado en comparación con Egipto y Babilonia. Las cimas de las colinas se
fortificaban y había varios pueblos en los valles, pero apenas existían ciudades. Debido a su
dispar territorio, los carios estaban divididos. Cuando aprendieron a leer y escribir, cada
pueblo usaba su propia versión del alfabeto fenicio.
En cambio, lo que unía a los carios era su religión. Uno de sus centros rituales era Milasa,
donde veneraban al dios supremo, llamado «el Zeus cario» por Heródoto. En contra de su
homónimo griego, este Zeus era guerrero. Una de las diosas carias era Hecata, quien era
responsable de los cruces de caminos y ganó notoriedad en Grecia como fuente de brujería.
Heródoto la llama Atena y nos cuenta que a sus sacerdotisas, de la tribu de los pedaseos, les
salía la barba cuando tenía que ocurrir un desastre. En el monte Latmos, cerca de Mileto, los
carios veneraban a Endimión, quien había sido el amante de la Luna y había procreado a
tantos niños como días tenía el año. Endimión estaba durmiendo eternamente, una historia
que los griegos contaban del padre de Zeus, Crono.
El periodo persa[editar]
Mientras tanto, Caria había estado sujeta al rey lidio Aliates, y posteriormente a los persas.
Esto sucedió en el 544 o 543 a. C. En el 547 a. C., el rey persa Ciro II había derrotado el
lidio Creso, quien había tenido cierta influencia en Caria. Al año siguiente, los lidios se
rebelaron, pero Ciro envió a su general Harpago, quien los subyugó de nuevo. Esta vez,
Harpago tomó también las ciudades griegas de la costa y luego se trasladó al sur,
conquistando Caria y Licia.
Los carios ofrecieron sus servicios a sus nuevos amos. Son mencionados en documentos
cuneiformes de Babilonia y de Persépolis. Cuando el macedonio Alejandro Magno conquistó el
imperio aqueménida, descubrió un asentamiento cario en las cercanías de la
moderna Bagdad. Estos carios no pudieron ser deportados desde su país, sino que debieron
formar una colonia militar porque se encontraban en un lugar estratégico en la Ruta de la
Seda.
Inicialmente, los carios parece que mantuvieron cierta independencia. En la inscripción de
Behistún, que fue hecha el 520 a. C., no están mencionados entre las naciones sujetas al
rey Darío I, pero en cambio sí que aparecen en una inscripción hecha cinco años después.
Después del 499 a. C., se unieron a la Revuelta jónica. Fueron derrotados dos veces por los
persas, pero en una tercera batalla aniquilaron a su enemigo, del que ni siquiera sus
generales sobrevivieron. A pesar de que Darío y sus sucesores reivindicaron siempre su
posesión de Caria, parece que los carios siempre fueron capaces de mantener cierto grado de
independencia. Los persas sabían que los carios eran buenos soldados, y después de todo, el
país era pobre, por lo que no valía la pena realmente conquistarlo.
Sin embargo, los persas estaban presentes. En 1974, unos arqueólogos descubrieron una
inscripción trilingüe de la época de Artajerjes IV en el sudeste, y una de las lenguas era
arameo, el idioma de la burocracia persa. El centro de la administración persa en Caria estaba
en Halicarnaso. La reina caria Artemisia apoyó de forma leal al rey persa Jerjes I cuando éste
invadió Grecia en el 480 a. C. (Segunda Guerra Médica).
Después del 469-466 a. C., algunas partes de Caria fueron conquistadas por los atenienses.
Estas zonas permanecieron más o menos leales a los griegos hasta el 412 a. C., cuando
volvieron a manos persas. De nuevo, mantuvieron cierta libertad.