SALA CONSTITUCIONAL Magistrado-Ponente: Jesús Eduardo
Cabrera Romero El 10 de julio de 2001, el Juzgado Superior
Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, declaró con lugar la pretensión de amparo constitucional impetrada por el abogado Johnny Vásquez Zerpa, inscrito en Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el n° 42.646, actuando en su carácter de apoderado judicial de la sociedad mercantil Diques y Astilleros Nacionales, C.A. ( DIANCA ), inscrita en el Registro Mercantil Tercero de la misma Circunscripción Judicial, el 20 de agosto de 1975, bajo el n° 49, Tomo 13-A; en contra de las decisiones emanadas del Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y de Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el 1º de diciembre de 2000. El 30 de julio de 2001, se dio cuenta en Sala del recibo del expediente, a fin de evacuar la consulta prevista en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y, en la misma oportunidad, se designó como ponente al Magistrado que, con tal carácter, suscribe el presente fallo. Efectuada la lectura del expediente, pasa la Sala a decidir sobre la decisión sometida a consulta, a cuyo efecto hace las siguientes consideraciones: De la Pretensión de Amparo Constitucional En el escrito libelar, el apoderado judicial de la sociedad mercantil accionante, DIANCA , fundó su pretensión de amparo constitucional sobre la base de los siguientes argumentos: Que, el 28 de septiembre de 2000, con el objeto de practicar una medida de embargo ejecutivo en contra de bienes de la presunta agraviada y, de conformidad con lo previsto en el artículo 46 de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República (vigente en ese momento), el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo ordenó notificar al referido órgano (f.116), a cuyo efecto libró, en la misma oportunidad, el respectivo oficio. Denunció que, presuntamente, la notificación ordenada fue practicada ilegítimamente por el apoderado judicial de la parte demandante en el juicio que dio lugar a la sentencia impugnada, incumpliendo las normas procesales vigentes y violando el derecho al debido proceso y de defensa de su representada y de la República. Por otra parte, narró que el 30 de noviembre de 2000, la representación judicial de DIANCA , diligenció ante el tribunal de la causa solicitando, entre otras cosas, la reposición de la causa al estado de notificar a la Procuraduría General de la República sobre la medida de embargo ejecutivo dictada en contra de DIANCA , considerando que la misma fue practicada fraudulentamente y, por tanto, rogó al Juzgado de la causa que se abstuviera de ordenar la ejecución forzosa del fallo. Sin embargo, continúa señalando el apoderado actor, que mediante sentencia del 1º de diciembre del mismo año, el referido tribunal negó los pedimentos formulados por la parte hoy accionante y, muy por el contrario, señaló que a pesar de que DIANCA es una empresa cuyas acciones pertenecen enteramente a la República, ella no se halla amparada por los privilegios procesales que la ley acuerda a ésta. Por esta razón, estimó el fallo accionado, no era necesaria una nueva notificación de la Procuraduría General de la República y que, en todo caso, a tenor de lo dispuesto en el artículo 46 del texto orgánico que rige las funciones de la misma, tal notificación no requiere la suspensión de la ejecución, a tenor de los dispuesto en el artículo 252 del Código de Procedimiento Civil. De igual forma, con fundamento en lo anterior, el Juez denunciado libró mandamiento de ejecución en esa misma oportunidad en contra de la hoy accionante. Contra ambas actuaciones judiciales, es precisamente ejercida la presente acción de amparo constitucional. Al respecto, alegó el apoderado actor que dicha sentencia violó lo dispuesto en los artículos 26 y 257 de la Carta Magna, por cuanto fue negada la obligatoria notificación de la República por intermedio de quien ejerce su representación judicial y, consiguientemente, afectados sus intereses patrimoniales sin ella tener conocimiento, violando asimismo su derecho de defensa, pues no se trata de un << formalismo inútil>> , sino de una disposición de orden público. De igual forma, delató la supuesta contradicción del criterio previo del Juez, respecto de la decisión ahora impugnada, pues, en un primer momento fue acordada la notificación del referido ente, para posteriormente declarar en el acto jurisdiccional cuestionado por esta vía de amparo, que tal notificación no era necesaria. Asimismo, denunció que la materialización de la orden ejecutoria emanada del juez agraviante, puede causar un caos comercial y operativo en la empresa, motivo por el cual se hacía inminente la participación de la Procuraduría General de la República en juicio, al menos su conocimiento de la sentencia que resolvió el mismo, para que coordinara y planificara la ejecución del fallo. Por esta razón, consideró igualmente el apoderado actor que los actos impugnados amenazaban con violar los derechos a la propiedad y a la libertad económica de DIANCA . Por los motivos antes expuestos, el apoderado de la parte accionante solicitó que se le ordenara al Juzgado denunciado como agraviante que practicara la notificación de la Procuraduría General de la República y, asimismo, solicitó cautela innominada por medio de la cual fueran dejados sin efecto los actos jurisdiccionales cuestionados, hasta tanto fuera resuelto en forma definitiva el presente amparo. De la Sentencia Consultada El 10 de julio de 2001, el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo declaró con lugar la pretensión de amparo constitucional, estableciendo en el texto del fallo, lo siguiente: «No constando efectivamente que la Procuraduría General de la República haya sido notificada, es evidente que no puede correr el lapso de sesenta (60) días establecido en el artículo 46 de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, y si ello es así, mal podía la juez librar mandamiento de ejecución, por lo que al actuar como lo hizo infringió el encabezamiento del artículo 49, de la Constitución Nacional, que consagra el principio del debido proceso, y su ordinal (sic) 1º, que garantiza el derecho a la defensa, en concordancia con el artículo 15 del Código de Procedimiento Civil, que establece la obligación que tiene el Juez de garantizar el derecho a la defensa, y mantener a las partes en igualdad». Motivaciones para Decidir En primer término, debe la Sala determinar su competencia para conocer el caso de autos, a cuyo fin se observa que la decisión sometida a consulta fue dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo , actuando como tribunal constitucional de primer grado. Ello así, conforme la reiterada jurisprudencia dictada por esta Sala desde el 20 de enero de 2000 (casos: Emery Mata Millán y Domingo Ramírez Monja), esta Sala es competente para conocer en consulta la decisión sometida a su examen. Así se declara. Precisada su competencia, a los fines de resolver el presente asunto, conviene traer a colación lo dispuesto en el artículo 46 de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República (vigente al tiempo en que fue dictada la decisión impugnada en amparo), cuyo tenor es el siguiente: «Artículo 46. Los bienes, rentas, derechos acciones pertenecientes a la República, no están sujetos a embargos, secuestros, hipotecas, ejecuciones interdictales, ni en general a ninguna medida de ejecución preventiva o definitiva. Los jueces que conozcan de ejecuciones de sentencias contra la República, suspenderán en tal estado los juicios, y notificarán al Procurador General de la República, para que fije, por quien corresponda, los términos en que haya de cumplirse lo sentenciado. Cuando se decrete alguno de los actos arriba indicados sobre bienes de otras entidades públicas o de particulares, que estén afectados al uso público, a un servicio público, o a una actividad de utilidad pública nacional, antes de su ejecución el Juez notificará al Ejecutivo Nacional, por órgano del Procurador General de la República, a fin de que se tomen las medidas necesarias para que no se interrumpa la actividad a que está afectado el bien . Vencidos sesenta (60) días a contar de la fecha de la notificación, sin que el Ejecutivo Nacional se haya pronunciado sobre el acto, el juez podrá proceder a su ejecución» (subrayado de la Sala). El primer aparte de la disposición recién transcrita, consagra una garantía procesal a favor de los entes (públicos o privados) cuyos bienes estén afectados a la prestación de un servicio público (en sentido lato) y sobre los cuales se pretenda ejecutar una sentencia; con el preciso objetivo de salvaguardar la prestación continua del mismo, a cuyo fin obliga al Juez a notificar al Procurador General de la República, para que éste tome, en tutela del interés general y si lo considerare pertinente, aquellas medidas tendientes a mantener tal continuidad. Asimismo, dispone la norma escrutada que, una vez notificado, el Procurador General de la República dispondrá de sesenta (60) días para pronunciarse sobre la ejecución; vencidos los cuales se procederá a la misma, en caso de no haber manifestación alguna sobre la forma en que ésta deba materializarse. Evidentemente, dicho lapso debe ser considerado suspensivo de la medida decretada ( embargo, secuestro, hipoteca, ejecución interdictal o cualquier otra medida preventiva o ejecutiva), pues la materialización de la misma podría devenir en la interrupción de la actividad de interés público que la norma tutela, con la consecuente puesta en peligro del interés general, tal y como ha señalado la jurisprudencia de esta Sala (ver stc. n° 1240/2000). Como se habrá visto, el citado artículo de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República prevé una garantía adjetiva en cabeza de las personas allí reseñadas y, como tal, debe entenderse como parte integrante del derecho a la defensa que les asiste. Luego, su infracción deviene irremisiblemente en la violación de este derecho constitucional previsto en el artículo 49.1. de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Dicho lo anterior, debe la Sala observar que, conforme las actas del presente expediente, Diques y Astilleros Nacionales, C.A. (DIANCA), es una sociedad mercantil cuyo único accionista es el Fondo de Inversiones de Venezuela, constituida bajo mecanismos propios del derecho privado, con el objeto principal de explotar la industria naval y sus actividades conexas «y en especial, la construcción, reparación, mantenimiento y modificaciones de buques y sus máquinas, pudiendo además realizar otras actividades y explotaciones que concurran al logro del propósito principal antes expresado, tales como participar en otras sociedades mercantiles y realizar todos los actos jurídicos y operaciones financieras, industriales o comerciales necesarias, siempre que se relacione con su objeto social», en cumplimiento de lo cual «atenderá preferentemente la defensa nacional» (Cfr. estatutos sociales de la accionante). Prescindiendo de consideraciones sobre la naturaleza de la sociedad mercantil accionante, luego de la lectura de su objeto social, cabe concluir de forma incontestable que la actividad económica que la misma desarrolla está inmersa en la promoción del servicio (público) naviero nacional, de forma tal que no deben caber dudas en cuanto a que la accionante se halla amparada por la prerrogativa procesal que ha sido estudiada en el presente caso. Ello así, debe verificarse si el Juzgado denunciado como agraviante respetó esa garantía que opera a favor de la presunta agraviada, para determinar la procedencia del amparo objeto de estos autos. Con tal objeto, observa la Sala que mediante diligencia del 30 de noviembre de 2000, la representación judicial de DIANCA solicitó al Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, entre otras cosas, que ordenara la reposición de la causa al estado de notificar a la Procuraduría General de la República sobre la medida de embargo ejecutivo dictada en contra de DIANCA , considerando que la misma fue practicada fraudulentamente y, por tanto, rogó al Juzgado de la causa que se abstuviera de ordenar la ejecución forzosa del fallo dictado en su contra. Por su parte, dicho Juzgado negó el pedimento antes reseñado, mediante auto del 1º de diciembre del mismo año, por los siguientes motivos: (...) «si bien es cierto que DIANCA es una empresa del Estado, no es menos cierto que los privilegios procesales consagrados por la ley no son extensibles a este tipo de empresas, ya que la demandada [...] es una empresa que posee personalidad jurídica propia, patrimonio propio, que se rige por las normas del derecho privado de cada sociedad mercantil, esto es por el Código de Comercio y la Ley Orgánica del Trabajo, en cuanto a sus relaciones laborales». Vistas las razones esgrimidas por el Juzgado denunciado como agraviante, bastaría argumentar en su contra que el «privilegio procesal» al cual hizo referencia, y tal como fuera estudiado ut supra, en modo alguno nace en razón de la persona que es demandada en un determinado juicio, sino con ocasión de la actividad que la misma desarrolla: la prestación de un servicio público. Así las cosas, es absolutamente irrelevante analizar la naturaleza de las personas morales, en cuanto a si se encuentran regidas por normas de derecho público o de derecho privado, para reconocerles la garantía frente a la ejecución que prevé el tantas veces referido primer aparte del artículo 46 de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, pues es la actividad de interés público que éstas despliegan la razón por la cual la ley les acuerda tal prerrogativa. En coherencia con lo expuesto, debe concluirse que la decisión impugnada en amparo, así como el mandamiento de ejecución dictado con ocasión de la misma, padecen el vicio de nulidad absoluta, en la medida en que afectan directamente el derecho constitucional al debido proceso; razón por la cual debe confirmarse la decisión sometida a consulta. Así se declara. Decisión Por las razones precedentemente expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, CONFIRMA la decisión dictada el 10 de julio de 2001, por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, que declarara con lugar la pretensión de amparo constitucional impetrada por el apoderado judicial de la sociedad mercantil Diques y Astilleros Nacionales, C.A. ( DIANCA ), antes identificada; en contra de las decisiones emanadas del Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el 1º de diciembre de 2000. Publíquese y regístrese. Remítase copia certificada de la presente decisión al tribunal de origen. Archívese el expediente. Cúmplase lo ordenado. Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 01 días del mes de octubre de 2002. Años: 192° de la Independencia y 143° de la Federación. El Presidente de la Sala, Iván Rincón Urdaneta El Vicepresidente-Ponente, Jesús Eduardo Cabrera Romero Los Magistrados, José Manuel Delgado Ocando Antonio José García García Pedro Rafael Rondón Haaz El Secretario, José Leonardo Requena Cabello JECR/ 01-1702
SALA CONSTITUCIONAL Magistrado-Ponente: JOSÉ MANUEL
DELGADO OCANDO El 25 de julio de 2002, los ciudadanos JUVENAL ARAY , PABLO ABRANTE , OSWALDO MEJÍAS, LUIS LUNAR , CIRILO CEBALLO , RAÚL MÁRQUEZ , MÁXIMO PALACIOS , GERÓNIMO LABORI , HÉCTOR CARTAYA y MARVIN DELGADO, venezolanos y titulares de las cédulas de identidad números 4.557.431, 5.571.101, 6.467.020, 4.562.957, 2.000.373, 6.800.821, 4.561.675, 2.169.499, 4.561.672 y 11.639.358, respectivamente, en su carácter de representantes del Sindicato de Maleteros Afines y Conexos del Municipio Vargas del Distrito Federal y de sus miembros, asistidos por los abogados Antonio Espinoza Prieto, Antonio Rujana Saavedra, Aibsel Irene Espinoza de Castejón, Marianela Brito Acevedo y Francisco Espinoza Prieto, inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los números 1.805, 46.221, 84.184, 85.035 y 09, también respectivamente, presentaron ante esta Sala Constitucional, con base en el artículo 336, numeral 10, de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, solicitud de revisión de la sentencia dictada el 28 de mayo de 2002 por la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia, bajo el número 302, en la que declaró sin lugar el recurso de casación interpuesto por los solicitantes contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior Tercero del Trabajo Accidental de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, como Tribunal de Reenvío, el 27 de septiembre de 2001. En la misma fecha, se dio cuenta en Sala y se designó Ponente al Magistrado doctor José Manuel Delgado Ocando, quien con tal carácter suscribe el presente fallo. I 1.- Los ciudadanos J uvenal Aray, Pablo Abrante, Oswaldo Mejías, Luis Lunar, Cirilo Ceballo, Raúl Márquez, Máximo Palacios, Gerónimo Labori, Héctor Cartaya y Marvin Delgado señalan en su solicitud de revisión constitucional, que el juicio en que el que se dictó la sentencia objeto de la presente revisión, se inició mediante la presentación, el 2 de noviembre de 1995, de una acción mero declarativa por parte del Sindicato que representan, cuyo propósito era lograr el reconocimiento por parte del Instituto Autónomo Aeropuerto Internacional de Maiquetía de la supuesta relación de trabajo que lo vincula con los trabajadores del referido Sindicato, acción que fue tramitada y declarada con lugar, el 21 de diciembre de 1998, por el Juzgado Séptimo de Primera Instancia del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en el primer grado de jurisdicción, siendo dicha sentencia revocada en segunda instancia por el Juzgado Superior Tercero del Trabajo de la misma Circunscripción Judicial, que el 19 de junio de 2000, declaró con lugar la apelación interpuesta por considerar que no es procedente ejercer acciones mero declarativas en materia laboral. 2.- Indican los solicitantes, que contra la decisión dictada en el segundo grado de jurisdicción interpusieron recurso de casación ante la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, la cual, en sentencia del 18 de marzo de 2001, declaró con lugar el recurso y ordenó reponer la causa al estado en que el Tribunal que fuera competente para tal efecto, procediera a dictar nueva sentencia sobre el mérito de la pretensión, siendo dictada la nueva sentencia por el Juzgado Superior Tercero del Trabajo Accidental de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas en Reenvío, el 27 de septiembre de 2001, contra la que se interpuso nuevo recurso de casación ante la misma Sala de Casación Social, en el que se denunció tanto el quebrantamiento y omisión de formas sustanciales del procedimiento, como vicios en el contenido de la decisión recurrida, al haber resultado vulneradas las disposiciones contenidas en los artículos 12, 243, numeral 4, y 509 del Código de Procedimiento Civil, en virtud de la falta de valoración de pruebas, por ende, de motivación de la sentencia impugnada. 3.- Denuncian que la sentencia dictada por el Tribunal que conoció del juicio en reenvío obvió completamente la valoración de pruebas que eran fundamentales para determinar la verdadera relación jurídica existente entre los miembros del Sindicato demandante y el Instituto Autónomo Aeropuerto Internacional de Maiquetía, en detrimento del principio de primacía de la realidad sobre las formas o apariencias que informa el derecho del trabajo, contenido en el artículo 89, numeral 1, de la Constitución de 1999, y que la Sala de Casación Social incurrió en el mismo vicio, al no examinar los argumentos esgrimidos en el recurso de casación interpuesto respecto de los defectos de actividad o errores in procedendo cometidos por el Juez de reenvío, al aplicar en el presente caso su criterio interpretativo sobre la desaplicación por control difuso de la constitucionalidad de lo previsto en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, respecto del orden en que deben examinarse los vicios de forma y de fondo denunciados en sede de casación, cuando la referida norma es expresa en cuanto a la obligación del Juez de casación de examinar primero los defectos de actividad y luego, de no ser procedentes los primeros, los defectos de juzgamiento. 4.- Sostienen igualmente que el orden de valoración de los vicios sujetos a casación previstos en el artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, ha sido establecido de forma expresa por el legislador en el artículo 320 eiusdem, y que no puede la Sala de Casación Social, sin usurpar funciones del órgano legislativo nacional, invertir o modificar tal régimen de valoración de las denuncias formuladas a través del recurso de casación, como lo hizo en el presente caso, donde procedió a decidir primero las denuncias de infracción de ley, sin pronunciarse respecto de los vicios de forma denunciados en forma previa, dando como justificación de tal actuación que “ la Sala deberá considerar en forma previa el fundamento de lo decidido por la Alzada, para determinar si las denuncias que se formulan son capaces de alterarlo, o si impiden por omisión de pronunciamiento o de fundamentos, el control de la legalidad; y antes de declarar la nulidad del fallo por defectos en su forma intrínseca, será necesario examinar si el mismo, a pesar de la deficiencia, alcanzó su fin, el cual no es otro que resolver la controversia con fuerza de cosa juzgada, posibilidad de ejecución y suficiente garantía para las partes” . 5.- Afirman que el criterio interpretativo contenido en la sentencia cuya revisión solicitan, en torno a la supuesta colisión del orden de valoración de vicios de casación establecido por el legislador en el artículo 320 del Código de Procedimiento y el contenido de los artículos 26, 257, 334 y 335 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se funda en un falso supuesto, que en realidad desconoce y es contrario a lo dispuesto por los artículos 26 y 257 de la carta Fundamental, cuyo contenido es perfectamente compatible con la regla establecida en el referido artículo 320 de la Ley Adjetiva Civil, en cuanto al examen previo de los vicios de forma o en el procedimiento a que alude el artículo 313, numeral 1, eiusdem, a diferencia de lo interpretado por la Sala de Casación Social, que estima como no esenciales, en colisión con las normas constitucionales antes referidas, los requisitos básicos de existencia, validez, eficacia y vigencia de la sentencia, establecidos en el artículo 243 del mismo instrumento legal, los cuales fueron omitidos por el Juez de reenvío, como se indican en las denuncias de infracción de forma que no tomó en cuenta el fallo objeto de la presente decisión. 6.- Alegan también, que la falta absoluta de motivación en la sentencia por silencio de pruebas, el cual fue uno de los motivos principales del recurso de casación interpuesto contra la sentencia dictada el 27 de septiembre de 2001 (en la que supuestamente no se analizaron los testimonios dados por los ciudadanos Ignacio Ramón Quiaro, Francisco José Becerra Díaz, Luis Díaz, José Ángel Guía Moreno, Juan Miguel Corro Madriz, Orlando Torres Peña, Félix Silva Moreno y Jesús Rafael Aguilera), y que constituye una vulneración de lo previsto en los ordinales 4° y 5° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil no pueden ser considerado como un << formalismo inútil>> o una formalidad no esencial, en los términos expresados en los artículos 26 y 257 de la Carta Magna, como lo hizo la Sala de Casación Social en la decisión que motiva la presente solicitud, pues al hacerlo incurrió en errado control de la constitucionalidad de la ley, según la sentencia de la Sala Constitucional n° 93 del 06.02.01, caso: Corpoturismo, y en atribución de funciones que son propias de esta última Sala, de acuerdo a la letra del artículo 335 constitucional, y que tal actuación debe ser declarada nula con base en el artículo 25 eiusdem. 7.- Adicionalmente, consideran los solicitantes que la sentencia n° 302 de la Sala de Casación Social, dictada el 28 de mayo de 2002, incurre en otras lesiones a normas constitucionales y lesiona el principio de la igualdad ante la ley y a la estabilidad en las decisiones judiciales, pues se aparta de la obligación de conocer de los juicios con apego a los procedimientos establecidos en la ley que le impone el artículo 253 de la Constitución vigente para imponer a los justiciables otro proceder no previsto en norma alguna; además vulnera los derechos protegidos por los artículos 21, 26, 49 y 257 del mismo Texto Constitucional, pues impide a legitimados a interponer el recurso de casación que accedan a esta etapa del proceso según los mecanismos que contempla la ley, cercena el derecho a la defensa, al no considerar los alegatos y pruebas presentadas en el trámite de casación en relación a los quebrantamientos de forma advertidos en la decisión dictada por el Juzgado de Reenvío y denunciados con base en los artículos 313, numeral 1, y 320 del Código de Procedimiento Civil, y aplica de manera discrecional el criterio de desaplicación del orden previsto en el artículo 320 eiusdem, ya que en sentencias dictadas el mismo 28 de mayo de 2002 (números 310/2002, caso: Jacinto García, y 311/2002, caso: Octavio Ríos Rosal), y en otra del 12 de junio del mismo año (348/2002, caso: Josefina Vincent) la Sala de Casación Social sí acató el orden de análisis contenido en la mencionada norma procesal. 8.- Con base en las consideraciones previas, y en el contenido de los artículos 25, 138 y 336, numeral 10, de la vigente Constitución, los ciudadanos J uvenal Aray, Pablo Abrante, Oswaldo Mejías, Luis Lunar, Cirilo Ceballo, Raúl Márquez, Máximo Palacios, Gerónimo Labori, Héctor Cartaya y Marvin Delgado solicitaron que fuera admitida la presente solicitud y se declare la nulidad de la decisión dictada por la Sala de Casación Social bajo el número 302, el 28 de mayo de 2002, así como la reposición de la causa al estado en que sean valorados, de acuerdo al orden previsto en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, los vicios de forma denunciados en el recurso de casación interpuesto contra la sentencia dictada por el Juzgado de Reenvío el 27 de septiembre de 2001. II Sobre la competencia para ejercer la labor revisora de las sentencias que el numeral 10 del artículo 336 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela le atribuye al Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional, ésta, en sus sentencias números 44/2000, del 2 de marzo, caso: Francia Josefina Rondón Astor, y 93/2001, 6 de febrero, caso: Corpoturismo, ha establecido que, de manera extraordinaria, excepcional, restringida y discrecional , es competente para conocer de las solicitudes de revisión constitucional ejercidas, entre otras, contra las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional de cualquier carácter, dictadas por las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia y por cualquier juzgado o tribunal del país. En tal sentido, debe esta Sala Constitucional recordar que, según pacífica jurisprudencia al respecto, desde la primera de las mencionadas decisiones (n° 93/2001, del 6 de febrero ) determinó que sólo de manera extraordinaria, excepcional, restringida y discrecional, tiene ella la potestad constitucional de revisar la conformidad con la Norma Fundamental de las siguientes decisiones judiciales: “1. Las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional de cualquier carácter, dictadas por las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia y por cualquier juzgado o tribunal del país. 2. Las sentencias definitivamente firmes de control expreso de constitucionalidad de leyes o normas jurídicas por los tribunales de la República o las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia. 3. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás Salas de este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del país apartándose u obviando expresa o tácitamente alguna interpretación de la Constitución contenida en alguna sentencia dictada por esta Sala con anterioridad al fallo impugnado, realizando un errado control de constitucionalidad al aplicar indebidamente la norma constitucional. 4. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás Salas de este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del país que de manera evidente hayan incurrido, según el criterio de la Sala, en un error grotesco en cuanto a la interpretación de la Constitución o que sencillamente hayan obviado por completo la interpretación de la norma constitucional. En estos casos hay también un errado control constitucional”. Adicionalmente, la Sala también ha advertido e insistido de forma reiterada en la discrecionalidad que tiene atribuida la potestad de revisión constitucional, la cual impide que la misma pueda entenderse como una nueva instancia, es decir, que toda solicitud presentada con base en el numeral 10 del artículo 336 de la Carta Fundamental, sólo podrá examinarse y ser declarada procedente cuando ello contribuya a preservar la uniformidad de la interpretación de normas y principios constitucionales, o cuando sea necesario a los fines eliminar una infracción deliberada o grotesca de disposiciones o principios constitucionales, o de la doctrina vinculante de esta Sala sobre la materia, lo cual deberá ser determinado en cada caso, siendo siempre imperio de ésta efectuar o no dicho análisis. En concordancia con el criterio antes señalado, y visto que corresponde a esta Sala Constitucional conocer de la solicitud de revisión constitucional, la misma estima que, en el presente caso, la situación planteada no se ajusta a los fines que persigue la potestad extraordinaria de revisión constitucional, según los términos expresados en los fallos citados ut supra, ya que las supuestas lesiones a las normas o principios constitucionales que son denunciadas, se derivarían del ejercicio por parte de la Sala de Casación Social de este Máximo Tribunal de su competencia constitucional, derivada del artículo 334 de la Carta Magna, de interpretar y adecuar las normas adjetivas en vigencia a los principios procedimentales contenidos en la Constitución de 1999, como son los tutelados por los artículos 26 y 257 eiusdem, sin que tal proceder puede considerarse per se como atentatorio de los derechos y garantías protegidas por otras disposiciones constitucionales, como son las incorporadas a los artículos 49 y 253 de la Norma Fundamental. En consecuencia, al no evidenciarse que la desaplicación por control difuso de la constitucionalidad del orden preestablecido en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil para hacer prevalecer el principio finalista del debido proceso sustantivo protegido por el artículo 257 de la Constitución (Vid. sentencia de esta Sala n° 2.807/2002, del 14.11, caso: Hugo Roldán Martínez Páez), haya implicado en el caso bajo examen la vulneración o desconocimiento por parte de la Sala de Casación Social de alguna norma o principio incorporado al Texto Constitucional o de algún criterio vinculante de esta Sala Constitucional, pues la sentencia objeto de revisión resolvió razonadamente las distintas denuncias formuladas en el recurso de casación (inclusive las fundadas en supuestos defectos de forma, en el último aparte del fallo), la revisión planteada debe ser declarada inaccedible de conformidad con los criterios jurisprudenciales contenidos en los fallos citados previamente. Así se decide. III DECISIÓN Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la Ley, declara que NO HA LUGAR a la solicitud de revisión presentada por los ciudadanos J uvenal Aray, Pablo Abrante, Oswaldo Mejías, Luis Lunar, Cirilo Ceballo, Raúl Márquez, Máximo Palacios, Gerónimo Labori, Héctor Cartaya y Marvin Delgado , en su carácter de representantes del Sindicato de Maleteros Afines y Conexos del Municipio Vargas del Distrito Federal y de sus miembros , asistidos por abogados, de la sentencia n° 302 dictada el 28 de mayo de 2002 por la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia. Publíquese, regístrese y comuníquese. Archívese el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 11 días del mes de junio dos mil tres. Años: 193º de la Independencia y 144º de la Federación. El Presidente, IVÁN RINCÓN URDANETA El Vicepresidente, JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO Los Magistrados, ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO Ponente CARMEN ZULETA DE MERCHÁN El Secretario, JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO JMDO/ns. Exp.- n° 02-1808.
SALA CONSTITUCIONAL Magistrado-Ponente: Jesús Eduardo
Cabrera Romero El 27 de octubre de 2000, fue presentado escrito ante la Secretaría de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia por los abogados Jesús Petit Da Costa y Jacqueline Espinoza Méndez, inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los números 1.431 y 34.304 respectivamente, actuando con el carácter de representantes judiciales de las Sociedades Civiles “Sucesora de la Comunidad del Sitio de Suárez” y “Comuneros y Adjudicatarios del Lote C-1 del Sitio de Suárez” en el cual solicitaron amparo en contra del fallo del Juez Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores del Estado Nueva Esparta con sede en la Asunción, el cual mediante decisión de fecha 14 de agosto de 2000 declaró con lugar la apelación interpuesta por la abogada Nidia Gómez de Carvallo en contra el auto de fecha 15 de octubre de 1998 dictado por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de esa misma Circunscripción Judicial. En esa misma fecha se dio cuenta en Sala y se designó como ponente al magistrado que con tal carácter suscribe la presente decisión. I ANTECEDENTES Señalan los accionantes que el juicio de partición de la Comunidad Sitio de Suárez se inició por demanda el 22 de octubre de 1970. En fecha 4 de agosto de 1971, los comuneros asistentes a la contestación convinieron en la partición. El 27 de mayo de 1976 fue designado como partidor judicial el abogado Sabino Marín Salazar, quien presentó su informe el 14 de junio de 1977. El informe contenía indicación de: 1) Los bienes a partir, 2) Cantidad neta a partir, 3) Alícuota correspondiente a cada partícipe. En dicho informe el partidor señaló “Los terrenos partibles que forman parte del Sitio de Suárez han quedado en comunidad para ser adjudicados en la misma proporción de las cuotas asignadas hasta el presente, hasta tanto sean decididos los procesos judiciales a que he hecho referencia en este informe, es decir, parte correspondiente de Caribe y el Fuerte de la Galera”. En 21 años fueron designados cuatro partidores, sin que ninguno haya realizado la partición acordada, y el 16 de julio de 1998 los comuneros agrupados en las sociedades civiles que en la presente causa accionan, convocaron una reunión con la finalidad de designar nuevo partidor, lo cual fue acordado por la ciudadana Loyda Marcano en su carácter de Juez provisoria del Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, en fecha 5 de agosto de 1998. Realizada la reunión en fecha 25 de septiembre de 1998, la juez convocó a una próxima reunión al quinto (5º) día de despacho siguiente, en virtud de que consideró no se encontraban presentes la mayoría de personas y de haberes para que se efectúe el nombramiento del partidor. Dicha decisión no fue disputada por las partes. En fecha 7 de octubre de 1998 fue efectuada la segunda reunión sin que se llegara a ningún acuerdo, a excepción de que los presentes delegaron en la juez la designación del partidor. Y el 15 de octubre de 1998, la juez designó como partidor al ciudadano Joaquín Chaffardet, en el juicio de partición del denominado Sitio de Suárez del Municipio Gómez del Estado Nueva Esparta seguido ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de esa circunscripción Judicial por la ciudadana Marra Ordaz de Valerio contra Juana Ordaz de Rodríguez y otros. En fecha 19 de octubre de 1998, fue interpuesta apelación por la abogado Nidia Gómez de Carvallo en contra el auto de fecha 15 de octubre de 1998 dictado por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de esa misma Circunscripción Judicial. El ciudadano Joaquín Chaffardet presentó documento de partición en fecha 1 de octubre de 1999. El ciudadano Asdrúbal Salazar Hernández Juez Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores del Estado Nueva Esparta mediante decisión de fecha 14 de agosto de 2000 declaró con lugar la apelación interpuesta en contra el auto de fecha 15 de octubre de 1998 dictado por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de esa misma Circunscripción Judicial y ordenó reponer la causa al estado en que se celebre una nueva reunión de comuneros para designar al partidor. En consecuencia se revocó el auto apelado y quedó sin efecto el nombramiento contenido en el mismo y se ordenó al tribunal que conociere la causa, fijar nueva oportunidad para el nombramiento del partidor de conformidad con el artículo 778 del Código de Procedimiento Civil. II DE LA ACCIÓN DE AMPARO La representación de los accionantes denuncia la violación del derecho al debido proceso y a la tutela judicial efectiva consagrados en los artículos 26 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Señalan que ocurrieron ante los Tribunales hace treinta años a fin de demandar y convenir la partición de bienes. Exponen que dichos derechos como comuneros les fueron reconocidos hace 23 años y esperan que se haga efectiva la repartición. Consideran que encontrándose en la etapa de primera instancia el juez agraviante “retrocede” dos años en un litigio que se ha extendido en exceso. Exponen que con la decisión de retrotraer el juicio al estado de designar nuevo partidor, se infringe el derecho a la tutela judicial efectiva ya que la decisión: “retrotrae un juicio que se ha prolongado exageradamente al estado de que no haya propuesta de partición para discutir, a pesar de haber transcurrido veintitrés años de actuaciones de partidores”. Denuncian que el juez pone obstáculos para demorar la partición incumpliendo el mandato constitucional que ordena la prescindencia de formalismos inútiles, ya que “en el caso de que se haya omitido la verificación del quórum de personas y haberes en la reunión, es un << formalismo inútil>> por irrelevante, puesto que en dicha reunión NO SE NOMBRÓ AL PARTIDOR. Lo cierto es que todos los presentes acordaron dejar que fuese el Tribunal el que lo designara Y, efectivamente fue el Tribunal el que lo nombró”. Plantean que el partidor designado ya había presentado su informe el 1º de octubre de 1999, lo que en su opinión significa que éste ya cumplió su encargo a pesar de que “Señala que queda pendiente el pronunciamiento de los comuneros sobre las objeciones que unos pocos le han hecho”. En el supuesto que no hubiere acuerdo sobre tales objeciones, el juez de la causa decidirá si son procedentes o no, y señalan que en caso de serlo, dictará las instrucciones pertinentes para que el partidor modifique la partición realizada. Alegan que la apelante en instancia, abogada Nidia Gómez de Caraballo tenía la representación mayoritaria que alega, podrá imponer su criterio en la decisión del informe, y posteriormente, sus representados podrán repararlos o exigir que se los repare en la definitiva. Denuncian que se incumplió el precepto constitucional contemplado en el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ya que el juez agraviante al momento de ordenar la reposición, sacrificó la justicia por la omisión de formalidades no esenciales. Consideran que el hecho de “que no se haya dejado constancia del número de personas y de haberes representados en una reunión en el cual no hubo nombramiento” constituye una formalidad no esencial. Indican que, en función de la tutela judicial efectiva, la Constitución garantiza una justicia equitativa y la equidad impone que es inaceptable sacrificar a las partes en una partición en la cual hasta aquellas, cuya representación la apelante se atribuye, están interesadas. Igualmente denuncian la violación del derecho al debido proceso consagrado en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Estiman los accionantes que uno de los elementos fundamentales de la defensa es la identificación de las partes a los fines de establecer su legitimación para solicitar la tutela judicial efectiva. Así, sostienen que el Código de Procedimiento Civil ha establecido en el artículo 243 que entre los requisitos insoslayables que toda sentencia debe contener: “la indicación de las partes y de sus apoderados”, y es por ello que la sentencia de fecha 14 de agosto de 2000 incumple dicho requisito “puesto que omite el nombre o los nombres de los presuntos representados por la abogada apelante”. Señalan que se ignora quién es el apelante, y que no es suficiente la indicación de la sentencia recurrida de que “...la abogada recurrente viene actuando en juicio como representante de un número importante de comuneros y como tal se la ha tenido en el juicio...”. Consideran que con tal omisión se dejó en estado de indefensión a sus representados, quienes ignoraban contra quienes litigaban, impidiendo establecer cuál pudo ser el gravamen irreparable ocasionado. Finalizan su petición solicitando se les ampare en su derecho a la tutela judicial efectiva y en su derecho al debido proceso contemplados en los artículos 27 y 49 de la Constitución y que el amparo “... consista en revocar o anular la sentencia dictada el 14 de agosto de 2000...”. Solicitan igualmente sea decretada medida cautelar de suspensión de los efectos de la sentencia accionada en amparo, a fin de facilitar la celebración de la reunión de comuneros que ha de deliberar sobre el informe del partidor. III DE LA SENTENCIA ACCIONADA El Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta en su decisión de fecha 14 de agosto de 2000 señala: “...El auto apelado de fecha 15 de octubre de 1998, dictado por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de esta misma circunscripción judicial (omissis) es del tenor siguiente: “Visto el acuerdo propuesto en fecha siete de octubre del presente año mediante el cual se confiere a este tribunal la facultad de designar partidor en el presente juicio. El tribunal previo el estudio de las Actas Procesales y la facultad que se le confirió en dicho acuerdo designa partidor al ciudadano JOAQUIN CHASSARDET(sic).” Señala el tribunal que del examen del acta de fecha 7 de octubre de 1998 que en ésta se indica que “... todos los abogados asistentes al presente acto, hemos llegado a la conclusión y común acuerdo a que sea el tribunal el que decida el nombramiento y designación del Partidor de la presente causa, acto que se llevará a efecto, en conformidad con todos los abogados que firman al pie...”. Indica que seguidamente hay una nota en la cual se lee: “... Por estar en desacuerdo a lo acordado los abogados firmantes por desacato al artículo 778 del Código de Procedimiento Civil no firmo la presente acta en acuerdo de ello sino en desacuerdo de esta circunstancia.. Pido al ciudadano Juez que proceda a la designación conforme a la Ley y nombre a tal entonces o efecto, persona capaz para dilucidar la cantidad de haberes y personas que tengan cada representación...”. A juicio del Tribunal el quid de la presente controversia: “...Versa la presente cuestión sobre la apelación interpuesta por la abogada Nidia Gómez de Caraballo, en fecha 19 de octubre de 1998, según diligencia que corre al folio uno (1) de estas actuaciones, en la cual dice “..En mi condición de abogado apoderada del mayor número de haberes y personas, cursantes en los tomos o número de pieza 17 y 18, las cuales acredita un número de 60% de haberes, presentes el día y hora en que se convocara para la designación del partidor judicial...”. Expone la decisión impugnada que la abogada Nidia Gómez de Caraballo, en fecha 23 de octubre de 1998 mediante diligencia solicita se pronuncie el tribunal acerca de la oposición, y a todo evento, de la apelación por ella ejercida en vista de la decisión del tribunal acerca del nombramiento del Partidor Judicial en la persona del Ciudadano Joaquín Chaffardet. En fecha 14 de junio de 2000, el Juzgado Segundo de Primera Instancia oye la apelación en un solo efecto. La decisión dictada en primera instancia indica que : “ ...y para este Juzgado, arrogarse el tribunal de la causa el nombramiento del partidor sin contar con el apoyo unánime de los comuneros, como ya quedó expuesto y en franca violación del procedimiento previsto para ello en el artículo 778 del CPC constituye una flagrante violación del derecho de propiedad de aquellos comuneros que no autorizaron al tribunal para tal nombramiento, sino por el contrario, se opusieron a ello, con lo cual se violenta el derecho constitucional consagrado en el artículo 115 de la Carta Magna, y en consecuencia, una repugnante revisión del orden público constitucional y así se decide”. Considera el Tribunal Superior que el artículo 778 del Código de Procedimiento Civil establece el procedimiento a seguir para el nombramiento del partidor en el juicio de partición, y ello lo han de realizar los copropietarios y comuneros con fundamento en el número de personas y haberes correspondientes a cada uno, de acuerdo con la cosa común. Estima la decisión que acorde a ello, la disposición legal señala que el partidor será nombrado por mayoría absoluta de personas y haberes, y sólo de no obtener una decisión el juez convocará para una nueva reunión en la que el partidor será nombrado con los que asistan al acto respetándose la mayoría consagrada en la disposición comentada. Expone el Tribunal que acorde al auto apelado de fecha 15 de octubre de 1998, era necesario que consintieran la mayoría absoluta de personas y haberes por ello considera que frente a la oposición realizada del mismo en fecha 7 de octubre de 1998, la designación del partidor no es válida y por ello declara con lugar la apelación interpuesta y deja sin efecto el nombramiento realizado y ordena al tribunal que corresponda conocer proceda a la designación de un nuevo partidor con sujeción a lo dispuesto en el artículo 778 del Código de Procedimiento Civil. IV DE LA ADMISIBILIDAD DE LA ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL En primer lugar, debe esta Sala determinar su competencia para conocer de la presente acción y, a tal fin, se observa que la misma ha sido incoada en contra de la decisión dictada por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Trabajo y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, en fecha 14 de agosto de 2000. Por tal motivo, reiterando los criterios asentados en sentencias dictadas por esta Sala en fecha 20 de enero de 2000 (casos Emery Mata Millán y Domingo Ramírez Monja), esta Sala es competente para conocer la presente acción. Así se declara. Determinada su competencia, pasa esta Sala a decidir el caso sub examine, previas las siguientes consideraciones: Esta Sala expresó en decisión de fecha 11 de agosto de 2000 (Caso Nardo Antonio Zamora) lo siguiente: “La acción de amparo contra actos jurisdiccionales, ha sido concebida en nuestra legislación, como un mecanismo procesal de impugnación de decisiones judiciales, revestido de particulares características que lo diferencian de las demás acciones de amparo, así como de las otras vías existentes para atacar los actos emanados de los operadores de justicia. Así, en ella se han establecido especiales presupuestos de procedencia, cuyo incumplimiento acarrea la desestimación de la pretensión, incluso in limine litis, pues resulta inoficioso y contrario a los principios de celeridad y economía procesal, sustanciar un procedimiento cuyo único resultado final es la declaratoria sin lugar. En este sentido, el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, dispone lo siguiente: “Artículo 4. Igualmente procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la República, actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia u ordene un acto que lesione un derecho constitucional . En estos casos, la acción de amparo debe interponerse por ante un Tribunal Superior al que emitió el pronunciamiento, quien decidirá en forma breve, sumaria y efectiva.” Del análisis del artículo transcrito, y buscando salvaguardar la integridad de la cosa juzgada y, por tanto, la seguridad jurídica, la jurisprudencia patria ha señalado que para que proceda la acción de amparo contra actos jurisdiccionales deben concurrir las siguientes circunstancias: (i) que el juez que emanó el acto presuntamente lesivo haya incurrido en una grave usurpación de funciones o abuso de poder (incompetencia sustancial); aunado a ello, (ii) que tal proceder ocasione la violación de un derecho constitucional (acto inconstitucional), lo que implica que no es recurrible por amparo aquella decisión que simplemente desfavorece a un determinado sujeto procesal; y, finalmente, como requisito adicional (iii) que se hayan agotado todos los mecanismos procesales existentes, o que los mismos resulten inidóneos para restituir o salvaguardar el derecho lesionado o amenazado. En este orden de ideas, mediante el establecimiento de los mencionados extremos de procedencia, se ha pretendido evitar que sean interpuestas acciones de amparo para intentar reabrir un asunto ya resuelto judicialmente, en perjuicio de la inmutabilidad de la decisión definitivamente firme; y, por otra parte, repeler los intentos de que la vía del amparo se convierta en sustituta de los demás mecanismos procesales (ordinarios y extraordinarios), otorgados por el sistema judicial para la resolución de los conflictos intersubjetivos de intereses suscitados entre los entes que conforman la sociedad...”. En el caso de autos, esta Sala observa que los apoderados del accionante adujeron para justificar el ejercicio de la presente acción, que la reposición ordenada por el Juez Superior constituye una infracción del derecho al debido proceso y a la tutela judicial efectiva para que se revoque la sentencia dictada el 14 de agosto de 2000. Por otra parte, se alegó que dicha violación constitucional, imputada al Juez Superior en lo Civil, Mercantil, del Trabajo y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, derivó de la supuesta inobservancia del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil en incumplimiento del requisito de la identificación de las partes y de sus apoderados, así como de la revocatoria por parte del mencionado Juzgado Superior de una sentencia que fue dictada a favor del presunto agraviado y que declaró como inválida la designación hecha por la primera instancia del ciudadano Joaquín Chaffardet como partidor de la comunidad del sitio de Suárez en el Estado Nueva Esparta. La Sala constata que dicha afirmación no resulta cierta, ya que en la decisión se indica con precisión el número de Inpreabogado de la abogada Nidia Gómez de Caraballo y se indica que versa sobre el Juicio de partición intentado por la ciudadana Maria Ordaz de Valerio contra Juana Ordaz Rojas de Rodríguez y Otros, del cual conoce el Juzgado Segundo de Primera Instancia lo Civil, Mercantil, del Trabajo y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta. En este orden de ideas, vistos los alegatos presentados por la representación de los actores, y analizado el contenido de la sentencia impugnada, observa esta Sala que lo que realmente se pretende con el ejercicio de la presente acción y con la medida cautelar innominada de suspensión de efectos solicitada, es impugnar y suspender los efectos de una decisión que declarara con lugar el recurso de apelación ejercido por la contraparte del accionante, en un proceso por partición, en el cual éstos revisten la condición de miembros de la comunidad, y que revocara el nombramiento del partidor dictada por la primera instancia, nombramiento que considera el hoy accionante como un dilación innecesaria en el proceso de partición. Es decir, se pretende atacar la decisión dictada por un Juzgado Superior, cuyo efecto principal es declarar la invalidez de un acto que opera en contra del accionante por el hecho de que ello retrasaría el proceso de partición, y cuyos fundamentos legales son del manejo del juez de mérito. No obstante lo anterior, sin prejuzgar sobre la decisión impugnada del Juzgado Superior, la cual podría resultar ajustada a derecho, la Sala quiere resaltar que la decisión se ha dictado en un proceso de partición, que se encuentra en estado de presentación por el partidor del proyecto de partición, por lo que ya precluyó o finalizó la fase de oposición a la partición, prevista en los artículo 778 y 780 del Código de Procedimiento Civil y que dicha causa ha durado más de 30 años. La duración exagerada de tal proceso podría indicar que la garantía constitucional de una justicia efectiva pudiera estar infringida y que la causa ha degenerado en un antiproceso, ya que con el mismo, bien por la actividad de las partes o de los juzgadores, no se está buscando uno de los fines del proceso, cual es la declaratoria del derecho sustantivo a favor de la parte a quien le corresponde y la subsiguiente ejecución del fallo para satisfacer el derecho declarado. El proceso está al servicio del derecho sustantivo, ya que él es el instrumento para que éste se aplique, por lo que es inconcebible -salvo en cabeza de los palioprocedimentalistas- un proceso que vive para satisfacerse a si mismo, y que debido a alegatos de índole procesal, no avanza hacia la declaración del derecho, o a la satisfacción del mismo. Una causa que se consume en planteamientos de índole procesal, que le impiden avanzar, debe ser saneada con urgencia, aplicando principios constitucionales, para lograr que el proceso cumpla sus fines tanto en sus fases de conocimiento como de ejecución. Solo así el proceso se adapta a los principios de los artículos 26 y 257 constitucionales. En consecuencia, la Sala debe dilucidar si con el fallo impugnado se está impidiendo que el proceso cumpla su objetivo, y por ello, a pesar que el fallo impugnado luce formalmente ajustado a derecho, declara admisible la acción de amparo, la cual -por demás- no se encuentra incursa en ninguna de las causales de inadmisibilidad del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Por lo que atañe a la solicitud de medidas cautelares dentro de juicios de amparo constitucional, tal como lo estableció esta Sala en sentencia de fecha 24 de marzo de 2000 (caso Corporación L’ Hotels C.A.), el peticionante no está obligado a probar la existencia de fumus boni iuris ni de periculum in mora, sino que dada la celeridad y brevedad que caracterizan al proceso de amparo constitucional, depende únicamente del sano criterio del juez acordar o no tales medidas, tomando en consideración las circunstancias particulares del caso sometido a su examen. En el presente caso, esta Sala observa que los hechos descritos por la parte accionante y la documentación acompañada, hacen presumir la existencia de una situación que amerita la utilización de sus amplios poderes cautelares, habida cuenta del tiempo prolongado que ha transcurrido para que se lleve a cabo la partición de la comunidad en cuestión. Por ello, con carácter temporal y hasta tanto se dicte la sentencia que resuelva el fondo de la controversia planteada, se ordena la suspensión de los efectos de la sentencia accionada, y así se declara. DECISIÓN Por las razones anteriormente expuestas, el Tribunal Supremo de Justicia, actuando en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, decide lo siguiente: 1.- ADMITE la acción de amparo constitucional ejercida por los abogado Jesús Petit Da Costa y Jacqueline Espinoza Méndez, actuando en su carácter de apoderados judiciales de las Sociedades Civiles “Sucesora de la comunidad del Sitio de Suárez” y “Comuneros y Adjudicatarios del Lote C-C1 del Sitio de Suárez”, en contra de la sentencia dictada el 14 de julio de 2000, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y del Tránsito, del Trabajo y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta. 2.- Se ORDENA la notificación del titular o del encargado del referido Tribunal Superior, a quien se le otorga el término de la distancia, a fin que esta Sala Constitucional, una vez que conste en autos dicha notificación, fije la oportunidad en que ha de efectuarse la audiencia oral, dentro de las noventa y seis (96) horas de la última notificación que se haga de quienes haya que notificar. No se ordena la notificación del accionante por estar a derecho. 3.- Se ORDENA la notificación del Fiscal General de la República de la apertura del presente procedimiento, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 15 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Asimismo, se ordena hacer saber a las partes del proceso que originó el fallo impugnado, de la presente admisión, notificación que debe hacer de inmediato el Juzgado Superior, y cuyas resultas debe hacer saber a esta Sala, bajo pena que su incumplimiento pudiera ser considerado como falta disciplinaria por desacato a la orden de la Sala. En caso que el expediente se encontrare en primera instancia, el Juzgado Superior deberá comisionar al inferior para que haga las participaciones correspondientes, apercibido de la misma sanción. 4.- Se Acuerda la medida cautelar solicitada hasta que se dicte la sentencia de mérito, y en consecuencia, se Ordena la suspensión de los efectos de la sentencia accionada. Publíquese y regístrese. Adjúntense a la notificación copias certificadas, tanto de la presente decisión, como del escrito contentivo de la acción incoada. Cúmplase lo ordenado. Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 04 días del mes de ABRIL de dos mil uno
SALA DE CASACIÓN SOCIAL Ponencia del Magistrado Doctor
JUAN RAFAEL PERDOMO El ciudadano FÉLIX GUILLERMO ALMANDOZ MARTE, representado por los abogados Miguel Pérez Dávila, Nelly Rodríguez Centeno, Juan Cristóbal Martínez, Jesús Angel Pineda, José Ildemaro León, Vicente Amado Ramallo, Moisés Guidón Gallego y María Auxiliadora Villalba Mata, demandó por cobro de prestaciones sociales y otros conceptos derivados de la relación de trabajo a la ASOCIACIÓN CIVIL CAJA DE AHORROS DE LOS TRABAJADORES DE LA ORGANIZACIÓN PROVINCIAL (CAEMPRO), representada por los abogados René Toro Cisneros, Carlos Galárraga, Oswaldo Buloz, Zulma Uzcátegui, Jaime Pirela y Tomás Cisneros, por ante el Juzgado Quinto de Primera Instancia del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. El Juzgado Superior Quinto del Trabajo de la misma Circunscripción Judicial, conociendo en apelación, dictó sentencia definitiva el 26 de octubre de 2000, en la cual declaró con lugar la apelación ejercida por la parte accionada y sin lugar la demanda, revocando el fallo apelado. Recibido el expediente, se dio cuenta en Sala el 14 de diciembre de 2000 y el Magistrado Doctor Juan Rafael Perdomo fue designado ponente. Los apoderados del actor formalizaron el recurso de casación anunciado oportunamente. Hubo contestación a la formalización, réplica y contrarréplica. Cumplidos los trámites de sustanciación, y siendo la oportunidad para decidir, lo hace esta Sala, previas las siguientes consideraciones: - I - CUESTIÓN DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO Es criterio de esta Sala que, con vista de las disposiciones de la Constitución, por aplicación del principio finalista y en acatamiento a la orden de evitar reposiciones inútiles, no se declarará la nulidad de la sentencia recurrida si la deficiencia concreta que la afecta, no impide determinar el alcance subjetivo u objetivo de la cosa juzgada, no hace imposible su eventual ejecución o no viola el derecho de las partes a una justa resolución de la controversia. En ese orden de ideas, la decisión de la Sala deberá considerar en forma previa el fundamento de lo decidido por la Alzada, para determinar si las denuncias que se formulan son capaces de alterarlo, o si impiden por omisión de pronunciamiento o de fundamentos, el control de la legalidad; y antes de declarar la nulidad del fallo por defectos en su forma intrínseca, será necesario examinar si el mismo, a pesar de la deficiencia, alcanzó su fin, el cual no es otro que resolver la controversia con fuerza de cosa juzgada, posibilidad de ejecución y suficiente garantía para las partes. Por otra parte, la Constitución vigente da prioridad a la resolución de la controversia, en tanto que el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, privilegia la resolución de las cuestiones de forma, al establecer en su segundo aparte lo siguiente: “Si al decidir el recurso la Corte Suprema de Justicia encontrare una infracción de las descritas en el ordinal 1º del artículo 313, se abstendrá de conocer las otras denuncias de infracción formuladas, y decretará la nulidad y reposición de la causa al estado que considere necesario para restablecer el orden jurídico infringido. Igual abstención hará cuando declare con lugar una infracción que afecte una interlocutoria que haya producido un gravamen no reparado en la definitiva.” Dada la contradicción de esta disposición legal con los principios constitucionales que ordenan no sacrificar la justicia por la omisión de formalidades no esenciales, a obtener una justicia expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles, establecidas en las disposiciones de los artículos 26, 257, 334 y 335 de la Carta Magna, en acatamiento del deber, también constitucional, de aplicar con preferencia las disposiciones y principios constitucionales y garantizar su supremacía y efectividad, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 20 del Código de Procedimiento Civil, la Sala desaplica la regla legal del artículo 320 eiusdem, que obliga a resolver, en primer término y en forma excluyente, el recurso de forma, para asumir la función de determinar, en cada caso concreto, cuál es el orden de decisión que mejor sirve a los fines de hacer efectiva justicia. - II - FUNDAMENTO DE LO DECIDIDO POR LA ALZADA La sentencia impugnada fundamentó su dispositivo en las siguientes razones: “En la oportunidad de la contestación, la demandada negó expresamente que la vinculación alegada fuera de naturaleza laboral, quedando determinado claramente el thema decidendum de la presente causa.” (…) “La prestación de servicios profesionales como abogado externo queda establecido por las documentales antes analizadas, así como por el testimonio de los Ciudadanos: LUIS MIGUEL ROMERO GONZÁLEZ, WILLIAM PENAGOS ESCOBAR y RUBI FREITES DE DÍAZ. “De igual manera, de las actas procesales se evidencia que la forma de pago de los servicios prestados por parte de la demandada y así era aceptado por el actor en el libre ejercicio de su profesión de abogado, se hacía mediante la figura de “honorarios profesionales”. Estos montos no tenían la regularidad propia del salario, en vista de que se causaban cada vez que el actor prestaba sus servicios y eran ajustados periódicamente a instancia del mismo.” (…) “De igual manera, el hecho de que al actor le indicaran el tipo de documento a redactar, las gestiones de cobranzas a realizar, así como la evacuación de consultas, en ningún momento puede concluirse que existe subordinación de naturaleza laboral, en vista de que estas actividades son propias del ejercicio profesional de la abogacía, más aún cuando la profesión de abogado lleva intrínseco el cumplimiento de órdenes por parte de los mandantes, o de la persona que contrata los servicios, salvo convenio expreso.(…) Lo mismo ocurre con las gestiones de cobranzas, cuyos documentos deben ser entregados al abogado para que proceda a realizar gestiones pertinentes; en igual sentido las consultas sobre tópicos de derecho requieren la opinión jurídica y documentada del abogado sobre determinado asunto a instancia de un particular, sin que pueda alegarse que exista una subordinación laboral por el hecho de recibir instrucciones u orientaciones sobre la forma y manera en que se requiera su prestación de servicios de abogado.“ (…) “En el caso que nos ocupa, se evidencia que no existe ningún concurso de voluntades a la hora de contratar todo lo contrario, cursa a los autos una comunicación donde el actor oferta a sus servicios profesionales como abogado a la demandada; no obstante, pudiera alegarse que la vinculación laboral fue a posteriori de la oferta inicial, opinión que no comparte este juzgador, pues de las actas del expediente no se evidencia una vinculación distinta a la de prestar los servicios como abogado externo.” (…) “En base a las consideraciones antes expuestas es forzoso para este sentenciador decidir la improcedencia de la acción propuesta al quedar demostrado que la vinculación jurídica entre el actor y la demandada no es de naturaleza laboral, una vez analizados los alegatos y pruebas aportadas por las partes. ASÍ SE DECIDE.” - III - RECURSO POR INFRACCIÓN DE LEY -I- Con fundamento en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 320 eiusdem, la parte formalizante denuncia la violación por error de interpretación en cuanto al contenido y alcance de los artículos 65 y 67 de la Ley Orgánica del Trabajo, 68 de la Ley Orgánica de Tribunales y de Procedimiento del Trabajo y 1.363 y 1.387 del Código Civil. Alegan los formalizantes que, habiendo admitido la demandada la existencia de una prestación de servicios con el actor, se produjo la inversión de la carga de la prueba que obligaba a la demandada a demostrar que dicha prestación de servicios era estrictamente profesional, independiente y en el libre ejercicio de la profesión de la abogacía. Sostienen los formalizantes que con los documentos producidos con el libelo de la demanda quedó probada la existencia de la relación de trabajo y de sus elementos esenciales (prestación personal de servicios, remuneración y subordinación) y que dichos documentos, de conformidad con lo previsto en el artículo 1.387 del Código Civil no podían ser desvirtuados con las declaraciones de testigos, lo cual constituyó, a decir de los formalizantes, la limitada prueba de la demandada. Para decidir, la Sala observa: Dispone el artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo la presunción de existencia de una relación de trabajo entre quien presta un servicio y quien lo recibe. La presunción establecida en la norma bajo análisis es una presunción iuris tantum, admite prueba en contrario, pudiendo la parte receptora o beneficiaria del servicio probar que el mismo tenía una naturaleza distinta a la laboral, que la prestación de servicio no implicaba una relación de trabajo. El juzgador de la Alzada consideró que con las pruebas aportadas se comprobaba que la vinculación existente entre el actor y la demandada era la propia de un abogado externo, antes que una relación laboral, quedando desvirtuada la presunción contenida en el artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo. Entonces, si la parte formalizante no está conforme con la apreciación del Juez, lo pertinente no era denunciar la infracción del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo, sino las pertinentes al establecimiento y apreciación de las pruebas. En relación con la violación de los artículos 1.363 y 1.387 del Código Civil, deben desestimarse tales delaciones, por cuanto no es cierto que el Juez de la recurrida hubiese considerado que las testimoniales promovidas por la demandada desvirtuaron la existencia de una relación de trabajo probada con las documentales acompañadas al escrito libelar. Por el contrario, consideró la Alzada que con tales instrumentos quedó probado que dicha prestación de servicios era propia de la prestación independiente de servicios profesionales como abogado. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia. - II - Con fundamento en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, la parte formalizante denuncia la violación por falta de aplicación de los artículos 12 y 1.363 del Código Civil. Alega la parte recurrente que el juzgador de la Alzada obvió el pronunciarse sobre el mérito probatorio de los documentos privados acompañados con la demanda y mediante los cuales se impartía instrucciones al actor sobre los documentos a redactarse, así como lo atinente a la revisión periódica de las tarifas de honorarios profesionales. Alega quien formaliza que al quedar reconocidas dichas instrumentales, adquieren el valor probatorio de documentos públicos. Para decidir, la Sala observa: Resulta incierto que el Tribunal de alzada no se haya manifestado sobre el mérito probatorio de tales documentales, por el contrario, de la transcripción parcial de la sentencia hecha en el Capítulo II de este fallo, se evidencia que si fueron considerados, sólo que a criterio del sentenciador dichas documentales no prueban una subordinación sino instrucciones dadas a un “abogado externo”, en libre ejercicio, y que los montos que percibía el trabajador por concepto de “honorarios profesionales” no tenían la regularidad propia del salario. El criterio del sentenciador de Alzada, con base en los documentos prod- ucidos en juicio, es que con ellos no se probaba la relación de trabajo. No se negó que con ellos quedaran evidenciadas las instrucciones que el actor recibía de la demandada, sino que tales instrucciones implicaran una subordinación, pues eran mas propias de una relación que implicaba el “ejercicio profesional de la abogacía”. La subordinación no se desprende de las instrucciones que se imparten, pues en los contratos civiles en los cuales no hay subordinación también el contratante imparte instrucciones y órdenes al contratista, la subordinación deriva del estado voluntario de sumisión continuada del trabajador respecto a su patrono, cuyas órdenes y reglas se halla en el deber de cumplir por efecto del contrato de trabajo. No hay subordinación porque se dicten instrucciones, sino que se dictan instrucciones porque existe la subordinación. Entonces, para probar la subordinación del prestador de servicio respecto al beneficiario no basta con probar que se recibían órdenes, sino también que quien presta el servicio lo hace por cuenta ajena y que somete no sólo un servicio, energía o esfuerzo, sino también que lo hace habitualmente. Por otra parte, también debe indicarse que el juez de la Alzada no negó que el actor percibiese honorarios profesionales, ni asentó que por denominarse honorarios profesionales no podía ser considerado como sueldo o salario, el Juez Superior lo que estableció fue que los honorarios profesionales percibidos por el actor no podían ser considerados como salario por carecer de la regularidad en su percepción, lo cual, constituye una de las características esenciales del salario. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia. - III - De conformidad con lo previsto en el artículo 313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil, el recurrente denuncia la infracción de los artículos 12 y 109 del Código de Procedimiento Civil y 1.363 del Código Civil. Debe desestimarse la presente denuncia por la deficiente técnica mediante la cual fue planteada, pues a pesar de haber sido acusado un error de juzgamiento por parte del sentenciador no se especifica en que consistió tal error, si fue un error de interpretación en cuanto al contenido y alcance de las normas, si se trata de falsa aplicación de las normas o de falta de aplicación de las mismas. La especificación de qué clase de error de juzgamiento denuncia el formalizante que cometió el sentenciador tampoco se desprende del texto de la formalización, pues inclusive en la denuncia se subtitula “DE LAS NORMAS QUE LA RECURRIDA DEBIÓ APLICAR Y NO APLICÓ O APLICÓ MAL PARA RESOLVER LA CONTROVERSIA …” Es decir, no se tiene claro si se acusa que se dejaron de aplicar las normas contenidas en los artículos 109 del Código de Procedimiento Civil y 1.363 del Código Civil o se aplicaron mal. No obstante lo anteriormente expuesto, observa la Sala: A criterio del recurrente dichas normas fueron quebrantadas cuando la Alzada no apreció un conjunto de documentos acompañados a la demanda bajo la argumentación de que contenían “enmendaduras, anotaciones que alteran su texto.” Dice el recurrente, que el artículo 109 del Código de Procedimiento Civil establece, que el Secretario del Tribunal debe hacer constar las enmendaduras de los documentos privados y que no obstan para su reconocimiento, el que dichas enmendaduras o defectos de los documentos privados no estén firmadas por la parte a quien se oponen, y que, al no haber sido impugnados dichos documentos promovidos por el actor, los mismos quedaron reconocidos. Argumenta la parte actora, y hoy formalizante, que con dicho error de juzgamiento, dejaron de analizarse varias documentales que probaban la subordinación de los servicios que se prestaron a la demandada . Al respecto, observa la Sala que para que un error de juzgamiento conlleve la nulidad de la sentencia, el mismo debe ser determinante en el dispositivo del fallo, lo cual no es el caso de autos, pues el sentenciador no niega que el demandante recibiera instrucciones de la demandada, que es lo que la parte actora pretende probar con dichos documentos, sino que las mismas implicaran una subordinación propia de la relación de trabajo, aduciendo que en toda relación de servicios derivada del ejercicio profesional de la abogacía, es intrínseco el cumplimiento de instrucciones emanadas de los mandantes o de las personas que contratan sus servicios. Entonces, aunque dichos documentos hubiesen sido apreciados por el sentenciador, y determinare que también de ellos se evidencia que el actor recibía instrucciones de la demandada, ello no daría lugar a la nulidad del fallo recurrido, pues tales instrucciones no determinan la subordinación de la relación laboral, sino que son propias de un abogado en libre ejercicio de la profesión que recibe instrucciones de su mandante. - IV - De conformidad con lo previsto en el artículo 313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil, el recurrente denuncia la infracción de los artículos 12 y 444 del Código de Procedimiento Civil, por falta de aplicación y falsa aplicación, respectivamente. Aduce la parte recurrente que la Alzada valoró dos documentos promovidos por la demandada, y que corre a los folios 224 de la segunda pieza del expediente, el primero, y 225 y 226 de la segunda pieza del expediente el segundo, y mediante el cual el Presidente del Consejo de Administración de la misma certifica la aprobación de una tarifa de honorarios profesionales, teniendo el segundo una firma del actor en señal de recibido. La parte que formaliza acusa que se quebrantó el artículo 444 del Código de Procedimiento Civil, por cuanto el juez consideró reconocidos y le otorgó valor probatorio a documentos privados emanados de la propia parte promovente. Para decidir, la Sala observa: La comunicación en cuestión aparece firmada por el actor en señal de recibo, y como tal se apreció en su valor probatorio “por no haber sido desconocido” o atacado en su momento, lo cual es jurídicamente acertado, pues quedó reconocido en cuanto a la recepción por la parte. Por las razones antes expuestas, se desestima la presenta denuncia - V - De conformidad con lo previsto en el artículo 313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil, el recurrente denuncia la infracción de los artículos 9, 65 y 67 del Código de Procedimiento Civil y 1.363 del Código Civil, por falta de aplicación. Considera la parte recurrente que las normas antes indicadas, fueron quebrantadas cuando el Juez desestimó la demanda aún cuando con los documentos acompañados a los folios 34 y 41 de la primera pieza del expediente, quedó comprobada la admisión expresa por parte de la demandada de la relación de trabajo que la vinculó con el actor. Aduce la parte formalizante, que la recurrida desnaturalizó el contenido de los documentos mediante los cuales la demandada reconoció la existencia de los elementos constitutivos del trabajo. Para decidir, la Sala observa: Si la parte recurrente considera que la sentencia de la Alzada desnaturalizó el contenido de las documentales que corren a los folios 34 y 41 de la primera pieza del expediente, ha debido denunciar que el dispositivo del fallo es resultado de una suposición falsa por parte del Juez que atribuyó a las actas del expediente menciones que no contiene, o dio por demostrado un hecho con pruebas que no aparecen en autos, o cuya inexactitud resulta de las actas del expediente mismo; al no hacer la respectiva denuncia por suposición falsa, indicando en cual subtipo de la misma incurrió la Alzada debe ser desestimada la presente delación. Por otra parte, debe indicar este Supremo Tribunal que, la recurrida no desnaturalizó el contenido de las documentales que corren a los folios 34 y 41 de la primera pieza del expediente, por el contrario, estableció que las mismas contienen manifestaciones expresas de las cuales pueden evidenciarse un vínculo laboral, pero asentó que en atención al principio de primacía de la realidad estas menciones quedan sujetas a la verdadera forma de contratación y a la naturaleza real de los servicios prestados, no desprendiéndose de este último análisis que la vinculación entre el actor y la demandada fuese laboral. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia - VI - De conformidad con lo previsto en el artículo 313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil, el recurrente denuncia la infracción de los artículos 12, 243, ordinal 4º, y 509 del Código de Procedimiento Civil, por haber incurrido la sentencia de la Alzada en el vicio de silencio de prueba. Debe desestimarse la presente denuncia por error en la técnica de formalización, pues habiéndose denunciado la infracción del ordinal 4º, del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, lo pertinente era que se fundamentara la misma en el ordinal 1º del artículo 313 eiusdem. Es criterio de esta Sala que el vicio de silencio de prueba sólo es denunciable como motivo de casación de forma; esto es, sobre la base de lo dispuesto en el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, alegando como infringido el ordinal 4º del artículo 243 eiusdem, en concordancia con los artículos 12 y 509 ibidem. En ese sentido cabe resaltar que la naturaleza jurídica del vicio de actividad que exhibe la infracción del mencionado artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, en nada queda desvirtuada por la colocación que en el articulado del referido Código tiene dicha disposición legal, pues harto es sabido que la naturaleza legal queda realmente determinada por su específico contenido -elemento intrínseco- y no por su situación en un texto normativo -elemento extrínseco-. Acoge esta Sala de Casación Social el criterio de la Sala de Casación Civil de la entonces Corte Suprema de Justicia, de fecha 28 de abril de 1993, en la cual se consideró que el vicio de silencio de prueba sólo es denunciable como defecto de forma. Expresa el fallo citado: “Ahora bien, penetrada la Sala de serias dudas, en torno a la calificación del silencio de prueba como error de juzgamiento, y sólo denunciable, en consecuencia, en la forma antes explicada, lo que se corrobora más con la manifestación del legislador, categórica y precisa del ordinal 4º del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil actual, cuando requiere que el fallo contenga los fundamentos de hecho y de derecho, mucho más precisa que la de carencia de fundamentos que establecía el artículo 162 del Código derogado, se observa que cuando un Juez silencia una prueba, en todas sus manifestaciones indicadas en la sentencia del 03-03-93, más que errores de juicio, incurre en falta de motivación de la decisión como modalidad propia de defecto de actividad en la formación del fallo, y en consecuencia, tal silencio de prueba, en todas sus manifestaciones sólo es denunciable por recurso de casación por defecto de actividad, con base en el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, con alegato de violación del ordinal 4º del artículo 243 eiusdem, que puede colorearse con la denuncia de los artículos 509 y 12 del citado Código”. Observa la Sala que, aún con respecto a la posterior doctrina de la Sala de Casación Civil, asentada en fallo del 21 de junio de 2000, que considera que el silencio de prueba como un error de juzgamiento, y que no es acogida por esta Sala, la denuncia ha sido erróneamente planteada pues se ha denunciado la violación del artículo 243, ordinal 4º, del Código de Procedimiento Civil, y ello siempre conlleva que se fundamente en el ordinal 1º del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia. - VII - De conformidad con lo previsto en el artículo 313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 320 eiusdem el recurrente denuncia la infracción de los artículos 1.359, 1.360 y 1.363 del Código Civil y 12 y 508 del Código de Procedimiento Civil y 1.363, por ser la sentencia impugnada resultado de una falsa suposición por parte del juez de la Alzada que dio por demostrado hechos cuya inexactitud se desprende de instrumento del expediente mismo. Alega el formalizante que el juez de la Alzada incurrió en el tercer sub tipo de suposición falsa cuando dio por demostrado que el actor prestó sus servicios a la demandada como “abogado externo”, cuando de las actas se desprende que dicha prestación de servicios era de naturaleza laboral. Para decidir, la Sala observa: Conforme a reiterada jurisprudencia, la suposición falsa tiene que referirse forzosamente a un hecho positivo y concreto que el Juez establece falsa e inexactamente en su sentencia a causa de un error de percepción, porque no existen las menciones que equivocadamente atribuyó a un acta del expediente, no existen las pruebas sobre las cuales se fundamenta el sentenciador, o éstas resultan desvirtuadas por otras actas o instrumentos del expediente. El mencionado vicio de suposición falsa, en cualquiera de sus tres sub hipótesis, sólo puede cometerse en relación con un hecho establecido en el fallo, quedando fuera del concepto de suposición falsa las conclusiones del Juez con respecto a las consecuencias jurídicas del hecho, porque en tal hipótesis se trataría de una conclusión de orden intelectual que aunque errónea, no configuraría lo que la ley y la doctrina entienden por suposición falsa. Cuando el Juez de la alzada declara que los servicios que prestó el actor a la demandada lo fueron como abogado externo, a pesar de que, a criterio del formalizante, de los documentos privados tenidos legalmente por reconocidos se desprende una relación de trabajo, no está estableciendo ningún hecho concreto que resulte desvirtuado por las actas del expediente; sino que expone a la conclusión a la que llegó después del estudio de la causa. La prestación de servicios, las instrucciones que recibía el actor y la remuneración que recibía el mismo bajo el concepto de “honorarios profesionales”, que son hechos que se desprenden de los documentos privados tenidos legalmente por reconocidos no son obviados por el Juez de la recurrida, pero calificarlos como una relación profesional de servicios como “abogado externo”, que las instrucciones no implican en si mismas subordinación y que los “honorarios profesionales” no son salario, son conclusiones jurídicas a las que llega el Juez, no existiendo por tanto la suposición falsa denunciada. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia. - IV - RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD - I - De conformidad con lo previsto en el artículo 313, ordinal 1º, del Código de Procedimiento Civil, el actor recurrente denuncia la infracción de los artículos 12, 243, ordinal 4º y 509 del Código de Procedimiento Civil, quedando inficionado el fallo impugnado del vicio de inmotivación al haber apreciado de manera “imparcial, mutilada e incompleta la prueba de testigos.” Para decidir, la Sala observa: Con las declaraciones de los ciudadanos Luis Romero González, William Penagos Escobar y Rubí Freites de Díaz, el Juez consideró probado que los servicios profesionales prestados por el actor a la demandada lo fueron como “abogado externo”; ahora bien, el juez de la Alzada también consideró probado este extremo con las documentales que corren a las actas del expediente. Por tanto, si bien no se hizo el debido resumen con la indicación de la totalidad de las preguntas y repreguntas formuladas a los testigos, la infracción denunciada resulta irrelevante para la determinación del dispositivo del fallo, constituyendo un << formalismo inútil>> , contrario a los preceptos contenidos en los artículos 26 y 257 de la Carta Magna, anular el fallo por dicha causa. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia. - II - De conformidad con lo previsto en el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción de los artículos 12, 15, 206, 208, 150 y 156 del Código de Procedimiento Civil, porque la recurrida “incurrió en el vicio de declarar la nulidad de las actuaciones judiciales mediante las cuales se admitió la exhibición y el acta de evacuación de la misma por ser absolutamente contrarias a lo establecido en el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil”. Debe desestimarse la presente denuncia por cuanto la parte recurrente si bien delata un error en la aplicación de los artículos 150 y 156 del Código de Procedimiento Civil, no precisa de qué manera dicho error conlleva un menoscabo de su derecho a la defensa. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia. - III - De conformidad con lo previsto en el ordinal 1º, del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, la parte actora recurrente denuncia la violación de los artículos 12, 243, ordinal 4º, y 509 eiusdem por cuanto la recurrida silenció el análisis de los documentos que corren a los folios 62 al 64; 68 al 70; 77 al 83; 86 al 88 y 122, incurriendo en el vicio de inmotivación. Señala la parte recurrente que dichas documentales prueban que la demandada daba instrucciones, con lo cual se comprueba la subordinación en la prestación de servicios y por tanto la relación laboral. Para decidir, la Sala observa: Aunque ciertamente la recurrida silenció el análisis de las documentales señaladas por la parte recurrente, esta denuncia debe ser desestimada por cuanto con ellas se pretendía probar que la parte actora recibía instrucciones de la demandada; no obstante, estableció la recurrida que dichas instrucciones antes que demostrar la existencia de la subordinación del trabajador al patrono, las instrucciones dadas por la demandada eran propias de una relación de servicios profesionales, en la cual el ente contratante o mandante indica al abogado los términos en los que se debe realizar la prestación de los servicios profesionales independientes contratados. Entonces, no incide en el dispositivo del fallo el análisis de las pruebas omitidas. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente denuncia. DECISIÓN Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Social, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, declara SIN LUGAR el recurso de casación anunciado y formalizado por el demandante Félix Guillermo Almandoz Marte, contra la sentencia de fecha 24 de octubre de 2000, dictada por el Juzgado Superior Quinto del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. Se condena en costas a la parte recurrente, de conformidad con lo establecido en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil. Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al Juzgado Quinto de Primera Instancia del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas a los fines legales consiguientes, y particípese de esta remisión al Tribunal Superior de origen, de conformidad con lo previsto en el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de junio de dos mil uno.
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Sugerencias | Contáctenos Martes 23 de julio de 2002 Ver Sentencia En Sala de Casación Penal TSJ ANULA SENTENCIA QUE LIBERO PROCESADOS POR EL CASO DEL PUENTE LLAGUNO “Al anular la sentencia, quedan vigentes las medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control, que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su lugar alguna o algunas de las medidas cautelares substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal”, indicó la Sala del máximo tribunal del país en su sentencia. Se ordenó admitir la acusación fiscal y remitir el expediente al Presidente de Circuito Penal, para que éste, sin dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que será que el conozca del caso. La Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia en ponencia del magistrado Alejandro Angulo Fontiveros, se avocó al conocimiento del caso seguido contra los imputados por el caso del “caso Puente Llaguno”, procediendo a anular la sentencia dictada por la Juez Norma Sandoval Moreno a cargo del Tribunal Cuadragésimo de Control del Circuito Judicial del área metropolitana de Caracas, que el pasado 11 de julio, dictó el sobreseimiento de la causa que se le sigue al Concejal Richard Peñalver, Rafael Guédez Mesutti, Henry Atencio Atencio y Rafael Cabrices Landaeta. Como se recordará a los tres primeros ciudadanos mencionados se les sigue una causa por la presunta comisión de los delitos de homicidio calificado frustrado, intimidación pública, uso indebido de arma de guerra y resistencia a la autoridad, mientras que a Rafael Cabrices Landaeta por la presunta comisión del delito de encubrimiento, en los hechos ocurridos en el Puente Llaguno el pasado 11 de abril. La solicitud de avocamiento fue presentada por los abogados Carlos Prince Arellán, Victor Mejías, Alexis Natera Pérez y Fleming Veitía, miembros de la fundación (en proceso de constitución) “No Olvidemos el 11 de Abril” y por diputados Gerardo Blyde, Julio Borges, Liliana Hernández, Carlos Ocaríz y Ramón José Medina, y por Malvina Pesate, en su carácter de víctima por haber sido herida en los sucesos del pasado 11 de abril. En rueda de prensa ofrecida por el Presidente de la Sala de Casación Penal y ponente del caso, el magistrado Alejandro Angulo Fontiveros, éste expresó que “se anuló la decisión tomada por el Juez de Control. Se ha ordenado admitir la acusación fiscal y se ha remitido el expediente al Presidente de Circuito Penal, para que éste a su vez, sin dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que ha de conocer, que debe admitir la acusación fiscal como ya dije y que conocerá del caso”, informó. Agregó que al anularse la referida decisión queda en vigencia la medida de privación de la libertad de los imputados. Al respecto el texto de la sentencia precisa “al anular la sentencia, quedan vigentes las medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control, que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su lugar alguna o algunas de las medidas cautelares substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal”. LA JUEZ NORMA SANDOVAL INCURRIO EN EXCESIVO FORMALISMO - ¿Por qué fue anulada la decisión dictada por la Juez Norma Sandoval Moreno?, preguntó uno de los periodistas que cubren la fuente judicial al Dr. Alejandro Angulo Fontiveros. - Consideramos erróneo el pronunciamiento del Juez de Control y dicho sea de paso, no un error que justifique los apostrofes y los insultos que han existido contra la doctora Norma Sandoval, sino que se inscribe en un excesivo ritualismo que yo he venido denunciando con anterioridad, no solamente de muchos jueces de instancia, sino también de muchos jueces superiores y eso desde luego ha perturbado la mejor administración de justicia. En el caso de la doctora Sandoval, yo considero que ella incurrió en un excesivo formalismo y por eso se dictó un sobreseimiento que a juicio de la Sala de Casación Penal no era lo conveniente en este momento, sino que después de realizarse una exhaustiva investigación de los hechos, no solamente de los hechos que ocurrieron el once de abril y a la que se contrae la solicitud de avocamiento, sino también a los hechos ocurridos el doce, trece y catorce de abril. Agregó el Magistrado que la Sala consideró que la acusación presentada por el Ministerio Público reunía las condiciones como para que no diera lugar a un sobreseimiento, “esa acusación presentó una serie de peritajes, testimoniales, audiovisuales, además se trata de hechos notorios, con respecto con a los cuales hubo una admisión de esos hechos, de manera que nos pareció inoportuna e improcedente la medida de sobreseimiento dictada por la doctora Sandoval”, indicó el titular de la Sala Penal Alejandro Angulo Fontiveros. Según se desprende de la sentencia dictada por la Sala de Casación Penal, “al analizar el escrito fiscal se advierte que el hecho de que el Ministerio Público se haya visto en la necesidad de presentar varios escritos complementarios de la acusación, no implica que ésta deba ser considerada defectuosa, pues ello se debió a la complejidad que existió en la recopilación de las pruebas. Aunado a lo anterior, resulta necesario destacar que el escrito acusatorio promovió diversos peritajes, testimonios y audiovisuales y, en general, sí cumplió con los requisitos exigidos en el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal y que dada tanto la evidencia cuanto la gravedad de los hechos imputados, no debió la juez sobreseer y sacrificar la justicia por << formalidades>> no << esenciales>> , pues ello constituye la violación del artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. JUECES DEBEN CUMPLIR EL ARTICULO 257 DE LA CONSTITUCION El magistrado Alejandro Angulo Fontiveros expresó que “hay muchos jueces en Venezuela que tienen una conducta que debe ser corregida, para que cada día vayan más a la esencia de las cosas y se aparten de los detalles innecesarios o del ritualismo exagerado”, lo cual según dijo, es una conducta contraria a lo establecido en el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que establece: “El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>>
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Sugerencias | Contáctenos Martes 23 de julio de 2002 Ver Sentencia En Sala de Casación Penal TSJ ANULA SENTENCIA QUE LIBERO PROCESADOS POR EL CASO DEL PUENTE LLAGUNO “Al anular la sentencia, quedan vigentes las medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control, que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su lugar alguna o algunas de las medidas cautelares substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal”, indicó la Sala del máximo tribunal del país en su sentencia. Se ordenó admitir la acusación fiscal y remitir el expediente al Presidente de Circuito Penal, para que éste, sin dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que será que el conozca del caso. La Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia en ponencia del magistrado Alejandro Angulo Fontiveros, se avocó al conocimiento del caso seguido contra los imputados por el caso del “caso Puente Llaguno”, procediendo a anular la sentencia dictada por la Juez Norma Sandoval Moreno a cargo del Tribunal Cuadragésimo de Control del Circuito Judicial del área metropolitana de Caracas, que el pasado 11 de julio, dictó el sobreseimiento de la causa que se le sigue al Concejal Richard Peñalver, Rafael Guédez Mesutti, Henry Atencio Atencio y Rafael Cabrices Landaeta. Como se recordará a los tres primeros ciudadanos mencionados se les sigue una causa por la presunta comisión de los delitos de homicidio calificado frustrado, intimidación pública, uso indebido de arma de guerra y resistencia a la autoridad, mientras que a Rafael Cabrices Landaeta por la presunta comisión del delito de encubrimiento, en los hechos ocurridos en el Puente Llaguno el pasado 11 de abril. La solicitud de avocamiento fue presentada por los abogados Carlos Prince Arellán, Victor Mejías, Alexis Natera Pérez y Fleming Veitía, miembros de la fundación (en proceso de constitución) “No Olvidemos el 11 de Abril” y por diputados Gerardo Blyde, Julio Borges, Liliana Hernández, Carlos Ocaríz y Ramón José Medina, y por Malvina Pesate, en su carácter de víctima por haber sido herida en los sucesos del pasado 11 de abril. En rueda de prensa ofrecida por el Presidente de la Sala de Casación Penal y ponente del caso, el magistrado Alejandro Angulo Fontiveros, éste expresó que “se anuló la decisión tomada por el Juez de Control. Se ha ordenado admitir la acusación fiscal y se ha remitido el expediente al Presidente de Circuito Penal, para que éste a su vez, sin dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que ha de conocer, que debe admitir la acusación fiscal como ya dije y que conocerá del caso”, informó. Agregó que al anularse la referida decisión queda en vigencia la medida de privación de la libertad de los imputados. Al respecto el texto de la sentencia precisa “al anular la sentencia, quedan vigentes las medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control, que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su lugar alguna o algunas de las medidas cautelares substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal”. LA JUEZ NORMA SANDOVAL INCURRIO EN EXCESIVO FORMALISMO - ¿Por qué fue anulada la decisión dictada por la Juez Norma Sandoval Moreno?, preguntó uno de los periodistas que cubren la fuente judicial al Dr. Alejandro Angulo Fontiveros. - Consideramos erróneo el pronunciamiento del Juez de Control y dicho sea de paso, no un error que justifique los apostrofes y los insultos que han existido contra la doctora Norma Sandoval, sino que se inscribe en un excesivo ritualismo que yo he venido denunciando con anterioridad, no solamente de muchos jueces de instancia, sino también de muchos jueces superiores y eso desde luego ha perturbado la mejor administración de justicia. En el caso de la doctora Sandoval, yo considero que ella incurrió en un excesivo formalismo y por eso se dictó un sobreseimiento que a juicio de la Sala de Casación Penal no era lo conveniente en este momento, sino que después de realizarse una exhaustiva investigación de los hechos, no solamente de los hechos que ocurrieron el once de abril y a la que se contrae la solicitud de avocamiento, sino también a los hechos ocurridos el doce, trece y catorce de abril. Agregó el Magistrado que la Sala consideró que la acusación presentada por el Ministerio Público reunía las condiciones como para que no diera lugar a un sobreseimiento, “esa acusación presentó una serie de peritajes, testimoniales, audiovisuales, además se trata de hechos notorios, con respecto con a los cuales hubo una admisión de esos hechos, de manera que nos pareció inoportuna e improcedente la medida de sobreseimiento dictada por la doctora Sandoval”, indicó el titular de la Sala Penal Alejandro Angulo Fontiveros. Según se desprende de la sentencia dictada por la Sala de Casación Penal, “al analizar el escrito fiscal se advierte que el hecho de que el Ministerio Público se haya visto en la necesidad de presentar varios escritos complementarios de la acusación, no implica que ésta deba ser considerada defectuosa, pues ello se debió a la complejidad que existió en la recopilación de las pruebas. Aunado a lo anterior, resulta necesario destacar que el escrito acusatorio promovió diversos peritajes, testimonios y audiovisuales y, en general, sí cumplió con los requisitos exigidos en el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal y que dada tanto la evidencia cuanto la gravedad de los hechos imputados, no debió la juez sobreseer y sacrificar la justicia por << formalidades>> no << esenciales>> , pues ello constituye la violación del artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. JUECES DEBEN CUMPLIR EL ARTICULO 257 DE LA CONSTITUCION El magistrado Alejandro Angulo Fontiveros expresó que “hay muchos jueces en Venezuela que tienen una conducta que debe ser corregida, para que cada día vayan más a la esencia de las cosas y se aparten de los detalles innecesarios o del ritualismo exagerado”, lo cual según dijo, es una conducta contraria a lo establecido en el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que establece: “El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>>
Caracas, tres de agosto del año 2000. 190º y 141º En fecha
15 de junio de 2000, esta Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, dictó sentencia definitiva declarando parcialmente con lugar la acción por daños materiales y morales incoada por el ciudadano GERMAN ERIBERTO AVILEZ PEÑA, contra la COMPAÑÍA ANONIMA DE ELECTRICIDAD DE ORIENTE (ELEORIENTE) y, en consecuencia, se condenó a esta última a cancelar a título de indemnización la cantidad de cincuenta millones de Bolívares (Bs. 50.000.0000,oo) por concepto de daños morales y psicológicos causados, así como la asignación de una pensión vitalicia estimada por la Sala en la cantidad de cincuenta (50) unidades tributarias, que deberá ser cancelada al precitado ciudadano mensualmente. Mediante diligencia de fecha 27 de junio de 2000, al apoderado judicial de la recurrente, solicitó se dictara el correspondiente decreto de ejecución. En fecha 4 de julio de 2000, se presentó por Secretaría diligencia suscrita por la abogada Zadia Montilla Collins, en su carácter de apoderada judicial del recurrente, mediante la cual señala que, en la sentencia Nº 01386 de fecha 15 de junio de 2000, se cometió error material, en la primera página de la misma, en la transcripción de su nombre, así como en la página cuarta, en el nombre del demandante, y ratificó la solicitud, en el sentido de que se ordene la ejecución voluntaria del referido fallo. I MOTIVACIÓN PARA DECIDIR Esta Sala debe observar que la precitada abogada Zadia Montilla Collins, no hizo uso tempestivo del derecho a solicitar la aclaratoria de puntos dudosos, la rectificación de errores de copia o de referencia o el salvamento de omisiones, de acuerdo al artículo 252 del Código de Procedimiento Civil. En efecto, al folio 1 de la sentencia señalada supra se señala, incorrectamente el nombre de la abogada solicitante, al indicarse que el actor se encontraba “...representado por las abogadas Azia Montilla Collins...”, en lugar de decir “ respresentado por las abogadas Zadia Montilla Collins...”. Asimismo, en la página cuarta de la sentencia, se indica que “Tanto la representación judicial de la COMPAÑIA ANONIMA... (ELECENTRO), como del ciudadano DOUGLAS OLIVIERI SILVA, consignaron escrito de promoción de pruebas...”, en lugar de señalar el nombre del ciudadano GERMAN ERIBERTO AVILEZ PEÑA. No obstante ello, considera esta Sala que, más que tener la facultad, los Jueces están en la obligación de corregir las faltas o errores que se hayan producido en los actos procesales. En este sentido, conforme a lo establecido en los artículos 2, 3, 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Estado debe garantizar una justicia sin dilaciones indebidas, sin formalismos y reposiciones inútiles a fin de que ésta -la justicia- pueda ser accesible, idónea, transparente y expedita. No obstante, este Tribunal Supremo de Justicia de la confrontación de las actas procesales con los folios 1 y 4 de la precitada sentencia, puede evidenciar que existen errores materiales de referencia en la narrativa de la sentencia, que en nada afecta la motiva o la dispositiva de la misma. Observa esta Sala que, conforme al artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, el Juez es el director del proceso, lo que de acuerdo a las normas constitucionales señaladas con anterioridad, lo hace en atención a un estado de Derecho y de Justicia, cuyo objetivo fundamental es la búsqueda de la verdad. Esta actuación del Juez debe hacerse en concordancia con lo establecido en los valores que dimanan del texto constitucional en relación al carácter prevalente de la justicia por sobre las << formalidades>> no << esenciales>> (artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) y, en razón de ello, sin prejuzgar sobre la extemporaneidad y falta de contenido material del planteamiento hecho por la Abogada prenombrada, se procede a corregir los errores materiales y, por tanto, se corrigen en el sentido de que en el folio primero de la sentencia en lugar de decir Azia Montilla Collins , debe decir Zadia Montilla Collins ; asimismo, en el folio cuarto de la sentencia, en lugar del nombre DOUGLAS OLIVIERI LEIVA , debe decir GERMAN ERIBERTO AVILEZ PEÑA . Y así se decide. II DECISIÓN Con fundamento a las razones anteriormente expuestas y al ejercicio del poder de administrar Justicia que emana de la soberanía popular, este Tribunal Supremo de Justicia impartiéndola en nombre de la República y por autoridad de la Ley decide corregir el error material contenido en los folios 1 y 4 de la sentencia Nº 01386 , por lo que al folio 1 debe leerse “...Corresponde a esta Sala dictar sentencia definitiva en el juicio que, por daños morales y materiales, sigue el ciudadano GERMAN ERIBERTO AVILEZ PEÑA , ... representado por las abogadas Zadia Montilla Collins y Carmen Collins Harting. ..” y al folio 4, de la misma, debe leerse: “Tanto la representación judicial de la COMPAÑÍA ANONIMA DE ELECTRICIDAD DE ORIENTE (ELEORIENTE) como del ciudadano GERMAN ERIBERTO AVILEZ PEÑA consignaron escrito de promoción de pruebas....”. Y así se decide. Publíquese, regístrese y cúmplase lo ordenado. Téngase como formando parte de la sentencia Nº 01386. Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas a los tres días del mes de agosto del año dos mil. Años: 190° de la Independencia y 141° de la Federación. Presidente-Ponente, CARLOS ESCARRÁ MALAVÉ El Vicepresidente, JOSE RAFAEL TINOCO-SMITH LEVIS IGNACIO ZERPA Magistrado La Secretaria, ANAIS MEJIA CALZADILLA CEM Exp. Nº 10690 3-C Sent. Nº 0177
SALA DE CASACIÓN SOCIAL ACLARATORIA Ponencia del
Magistrado OMAR ALFREDO MORA DÍAZ. En fecha 17 de diciembre de 2001, esta Sala de Casación social publicó sentencia en el recurso de casación interpuesto por la apoderada judicial del demandante JESÚS IGNACIO ORTÍZ, en el juicio que éste lleva contra el CENTRO AMBULATORIO MÉDICO ODONTOLÓGICO DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES (CAMOULA), recurso ejercido contra la sentencia definitiva de fecha 04 de junio de 2001, dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y Amparo Constitucional de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida, que declaró sin lugar la demanda intentada contra el Centro Ambulatorio Médico Odontológico de la Universidad de los Andes (CAMOULA). La sentencia dictada por esta Sala de Casación Social, en su dispositivo declaró perecido por falta de técnica, el recurso de casación anunciado por la apoderada judicial de la demandante. Una vez publicada la sentencia de la Sala, el Abogado Fernando Ramírez, apoderado judicial del demandante Jesús Ignacio Ortíz, mediante diligencia de fecha 18 de diciembre de 2001, solicitó aclaratoria del fallo, para lo cual manifestó: “Estando dentro del lapso legal, pido una ACLARATORIA de la sentencia (...) en sentido de que se aclare como la sentencia no tomó en consideración los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, porque estos dispositivos garantizan el acceso a la justicia y que la misma no puede ser sacrificada por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> , que fue lo que dijo la sentencia...”. Así pues, esta Sala de Casación Social, antes de emitir pronunciamiento sobre la aclaratoria solicitada, debe en primer término señalar lo establecido en el artículo 252 del Código de Procedimiento Civil: “Artículo 252 del Código de Procedimiento Civil: Después de pronunciada la sentencia definitiva o la interlocutoria sujeta a apelación, no podrá revocarla ni reformarla el Tribunal que la haya pronunciado. Sin embargo, el Tribunal podrá, a solicitud de parte, aclarar los puntos dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencias o de cálculos numéricos que aparecieren de manifiesto en la misma sentencia , o dictar ampliaciones, dentro de tres días, después de dictada la sentencia, con tal de que dichas aclaraciones y ampliaciones las solicite alguna de las partes en el día de la publicación o en el siguiente”. (Negrillas de la Sala) Tal y como se desprende del contenido del artículo transcrito, las aclaratorias van dirigidas, como su propio nombre lo indica, a aclarar puntos dudosos, salvar omisiones y rectificar los errores de copia, de referencias o de cálculos numéricos que aparecieren en las sentencias, todo esto con el objeto de que las mismas puedan valerse por sí mismas y puedan ser ejecutadas en toda su contenido y extensión. Ahora bien, esta Sala al adminicular el criterio supra establecido con el contenido de la solicitud planteada, determina que en el presente caso, no se cumplen con los supuestos jurídicos fácticos establecidos en el artículo 252 del Código de Procedimiento Civil, es decir, el solicitante no requiere se aclare un punto dudoso, se salve alguna omisión o se rectifique algún error material del fallo, todo lo cual contraría la naturaleza propia de este tipo de solicitud. No obstante a lo anterior, la Sala estima que aun y cuando la solicitud planteada no está subsumida dentro de los supuestos establecidos en el artículo 252 del Código de Procedimiento Civil, debe transcribirse lo señalado en el fallo, respecto a los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ya que éste de manera expresa manifestó: “Por otra parte, si bien es cierto que nuestra Carta Magna en sus artículos 26 y 257, garantiza el acceso a la justicia y no sacrificio de ésta por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> , considera la Sala, sin embargo que en el presente caso el recurrente quebrantó formas sustanciales en la formalización de la presente denuncia, que hacen imposible proceder a decidir la misma. Así se decide.” Lo supra transcrito, demuestra de manera fehaciente, que efectivamente el fallo sobre el cual se solicita su aclaratoria, sí tomó en cuenta los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pero que en el presente caso, los mismos no pudieron ser aplicados, pues, como así lo señaló el fallo en cuestión, “...el recurrente quebrantó formas esenciales en la formalización...” que hicieron imposible a la Sala entrar a conocer de las mismas. (Negrillas y cursivas de la Sala) Con vista a lo anterior, aprovecha esta Sala la oportunidad, para ratificar el criterio por ella sustentado a través de su jurisprudencia, el cual está referido al obligatorio cumplimiento por parte de los formalizantes de los requisitos mínimos de técnica casacional, para lo cual trae a colación lo establecido en la sentencia N° 455, del 16 de noviembre de 2000, la cual con ponencia del Magistrado que suscribe la presente aclaratoria señaló: “Tal y como ha quedado establecido por la doctrina pacífica y reiterada de este Tribunal Supremo de Justicia, los requisitos intrínsecos de la formalización son los siguientes: a) la indicación de los motivos de casación conforme con las causales taxativamente señaladas en el artículo 313 del Código de Procedimiento Civil; b) la cita de los artículos que se consideren infringidos; y c) las razones o fundamentos en que se apoya la denuncia. De igual forma ha indicado en reiteradas oportunidades que se debe rechazar la formalización que entremezcle denuncias o éstas sean del todo exiguas o que no contengan la base legal requerida, ya que tal modo de formalización es contrario a la técnica que se debe observar en la redacción de la formalización de un recurso de casación y que como es sabido, es una carga impuesta al recurrente, que de ser incumplida por éste, como en el presente caso, no la puede asumir la Sala.” (Negrillas de la Sala) En tal sentido y en virtud de lo anteriormente expuesto, la Sala responde así la solicitud de aclaratoria planteada por el apoderado judicial del demandante, ciudadano Jesús Ignacio Ortíz. Publíquese y regístrese. Agréguese al expediente. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los dieciséis ( 16 ) días del mes de enero de dos mil dos.
Magistrado Ponente Doctor RAFAEL PEREZ PERDOMO La Sala
N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Zulia, en fecha 5 de diciembre de 2000, declaró sin lugar el recurso de apelación de la defensa, contra la sentencia del Juzgado Noveno de Juicio, constituído con Escabinos, por medio de la cual condenó al acusado Henry José Rincón Sánchez, venezolano, comerciante y con cédula de identidad número 3.372.725, a cumplir la pena de quince años de presidio y a las accesorias legales correspondientes, por la comisión del delito de homicidio intencional perpetrado en perjuicio del ciudadano Rodrigo Javier Guevara Delgado y, a su vez, lo absolvió del delito de porte ilícito de arma de fuego, ambos delitos previstos en los artículos 407 y 278 del Código Penal, respectivamente. Los hechos, por los cuales se sigue el presente juicio, son los siguientes: En fecha 24 de enero de 1999, en horas de la noche, el ciudadano Henry José Rincón Sánchez y su cónyuge, Angela Inciarte, desde la planta baja frente del edificio D, Urbanización Altos de la Vanega, Parroquia Francisco Antonio Bustamante, de la ciudad de Maracaibo observaron que habían estacionado un vehículo al lado del apartamento de la ciudadana Yulexi Fernández, situado en la planta baja del edificio D, letra C, de dicha Urbanización. Presenciaron también que el ciudadano Rodrigo Javier Guevara, propietario de dicho vehículo, en compañía de un hijo suyo, menor de edad, de nombre Leonardo Javier Guevara, bajó de su apartamento, sosteniéndose una discusión entre los nombrados, Henry José Rincón Sánchez y Angela Inciarte, con el ciudadano Rodrigo Javier Guevara, siendo entonces cuando el ciudadano Henry José Rincón Sánchez, le efectuó varios disparos al ciudadano Rodrigo Javier Guevara, causándole la muerte. En fecha 8 de diciembre de 2000, el abogado José Alexander Finol, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N° 19.553, defensor definitivo del acusado, propuso recurso de casación contra dicho fallo. Formuló dos denuncias. La primera, por inobservancia o falta de aplicación del artículo 365, ordinal 5° del Código Orgánico Procesal Penal. Según dice la recurrida declaró sin lugar la apelación y no se pronunció sobre el sobreseimiento, absolución o condena del acusado. La segunda, por inobservancia o falta de aplicación del artículo 365 del Código Orgánico Procesal Penal, en todos sus ordinales, en concordancia con el artículo 449, primer aparte, ejusdem, sosteniendo que el fallo no cumple con los requisitos exigidos en el artículo 365 y no dictó una decisión propia. La referida Corte de Apelaciones, de conformidad con el artículo 457 del Código Orgánico Procesal Penal, emplazó al Fiscal Décimo Cuarto del Ministerio Público, a la querellante Silvia Polanco de Guevara y a la abogado Yordira Díaz, su apoderada judicial, para la contestación del recurso. Mediante escrito (fecha 3 de enero de 2001) el Fiscal Décimo Cuarto del Ministerio Público solicitó se declarara sin lugar el recurso, por considerar que la recurrida ratificó la sentencia dictada por el Tribunal de Juicio y, además, de conformidad con el artículo 257 de la Constitución, no debe sacrificarse la justicia por omisión de << formalidades>> no << esenciales>> . En fecha 1° de marzo de 2001, se recibieron dichas actuaciones en este Tribunal Supremo de Justicia, se dio cuenta de ello en Sala de Casación Penal y correspondió la ponencia al Magistrado Rafael Pérez Perdomo quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo. Cumplidos, como han sido, los trámites procedimentales del caso, la Sala pasa a pronunciarse sobre la admisibilidad o desestimación del recurso, lo cual se hace en los términos siguientes: Las dos denuncias, ambas por pretendidas infracciones del artículo 365, en todos sus ordinales, se refieren a que la recurrida no dictó una decisión propia. Al efecto, ha sostenido la Sala que la referida disposición sólo puede ser infringida por las Cortes de Apelaciones, si éstas declaran con lugar la apelación propuesta con base en el ordinal 4° del artículo 444 del Código Orgánico Procesal Penal. Por consiguiente, la Sala considera procedente desestimar, por manifiestamente infundado, el recurso de casación propuesto por la defensa, de conformidad con el artículo 458 del Código Orgánico Procesal Penal. Así se decide. En atención a lo dispuesto en los artículos 257 de la Constitución y 13 del Código Orgánico Procesal Penal la Sala, no obstante los defectos en la fundamentación del recurso, procedió a revisar el fallo impugnado y considera que el mismo se encuentra ajustado a derecho. Así se declara. DECISION Por las razones precedentemente expuestas este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, desestima, por manifiestamente infundado, el recurso de casación propuesto por la defensa. En consecuencia, ordena remitir las actuaciones a la Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Zulia. Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal en Caracas, a los 29 días del mes de mayo del año 2.001
Ponencia de la Magistrada Blanca Rosa Mármol de León. De
conformidad con lo dispuesto en los artículos 458 y 459 del Código Orgánico Procesal Penal, corresponde a esta Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, pronunciarse sobre la desestimación o no del recurso de casación interpuesto por el abogado defensor de la ciudadana CAROL YOHANA ARENA MONSALVE quien es venezolana, nacida el 19 de octubre de 1979 en Maracay Estado Aragua, de estado civil soltera y titular de la Cédula de Identidad No. V-14.918.305, en contra de la decisión de fecha 15 de agosto del año 2000, dictada por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, que DECLARO INADMISIBLE el recurso de apelación interpuesto por la defensa en contra de la sentencia del Juzgado Tercero de Juicio de esa misma Circunscripción Judicial, en funciones de tribunal unipersonal, publicada el día 17 de julio de 2000, que CONDENO a la imputada a cumplir la pena de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN por la comisión del delito de TRANSPORTE ILICITO DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTROPICAS, previsto y sancionado en el artículo 34 de la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas. Notificada la parte Fiscal y vencido el lapso legal sin que diera contestación al recurso de casación, se remitieron las actuaciones a este Tribunal Supremo de Justicia. Recibido el expediente se dio cuenta en Sala en fecha 30 de enero de 2001 y de conformidad con la ley se designó ponente a la Magistrada quien con tal carácter suscribe la presente decisión y al respecto observa: Previa la resolución del recurso, esta Sala al verificar la existencia de un vicio que hace imposible la continuación del juicio, en resguardo de los principios y garantías procesales, en especial del debido proceso y del derecho a la defensa e igualdad entre las partes, y por imperio de la ley, procede a anular de oficio la decisión dictada el 15 de agosto de 2000, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, mediante la cual declara inadmisible, el recurso de apelación interpuesto por la defensa y ORDENA a esa misma Sala conocer y resolver dicho recurso, en virtud del mandato constitucional dispuesto en el artículo 257 que señala que no se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> . Y del principio de la doble instancia contemplado en el ordinal 1º del artículo 49 de la Constitución de la República. En efecto, la Corte de Apelaciones declaró inadmisible el recurso de apelación interpuesto por la defensa, al considerar que: “el recurrente fundamentó su Recurso en el artículo 44, ordinales 2º y 4º del Código Orgánico Procesal Penal, el cual trata de las causas de extinción de la acción penal como lo es la amnistía y el pago del máximo de la multa, previa la admisión del hecho, en los hechos punibles que tengan asignada esta pena, lo que significa que a la luz del derecho procesal penal existe un error en la norma jurídica invocada, lo que obliga a este Tribunal de Alzada a declarar INADMISIBLE el presente Recurso de Apelación, de conformidad con lo establecido en el Artículo 445 ejusdem. Y ASI SE DECIDE.” Como se puede observar, la Corte de Apelaciones declaró injustamente inadmisible el recurso de apelación, al considerar que el apelante fundamentó erróneamente sus denuncias en el artículo 44 del Código Orgánico Procesal Penal, cuando en su lugar ha debido fundarse en los motivos del artículo 444 eiusdem, ya que de la lectura del escrito de apelación se evidencia que se trata de un error material, toda vez que del contenido del escrito se desprende claramente que el apelante denuncia en primer lugar “que la recurrida se fundó en pruebas incorporadas al debate con violación a los principios del juicio oral”, motivo previsto en el ordinal 2º del artículo 444 y en segundo lugar denuncia la violación de ley “por errónea aplicación y por inobservancia de las normas jurídicas contenidas en los artículos 22 y 215”, motivo previsto en el ordinal 4º del artículo en mención. Por lo que, el apelante incurrió en un error que resulta perfectamente convalidable y que ha debido ser obviado por la Corte de Apelaciones en pro de la justicia, pues de la lectura del escrito se desprende claramente la intención del apelante y su fundamentación. En virtud de lo anterior, esta Sala ORDENA remitir el expediente a la Corte de Apelaciones de la Circunscripción Judicial del Estado Vargas para que conozca del recurso de apelación y ADVIERTE a las partes, que será contra dicha decisión, que proceda la interposición del recurso de casación de conformidad con lo dispuesto en el Código Orgánico Procesal Penal. Así se decide. D E C I S I O N Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, Administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, ANULA DE OFICIO la decisión dictada el 15 de agosto de 2000, por la Corte de Apelaciones de la Circunscripción Judicial del Estado Vargas, mediante la cual DECLARA INADMISIBLE el recurso de apelación interpuesto por la defensa y ORDENA remitir el expediente a esa misma Sala para que conozca y resuelva dicho recurso. Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas a los 01 días del mes de MARZO de dos mil uno
Pese a la decisión anterior, el Tribunal Supremo de Justicia,
en orden a lo dispuesto en el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ha revisado el fallo impugnado para saber si se vulneraron los derechos del imputado o si hubo vicios que hicieran procedente la nulidad de oficio en provecho del reo y en aras de la Justicia y ha constatado que dicho fallo está ajustado a Derecho. DECISIÓN Por las razones anteriormente expuestas, el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara DESESTIMADO POR MANIFIESTAMENTE INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por los Defensores del ciudadano WILLIAMS JOSÉ GONZÁLEZ. Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas, a los VEINTE días del mes de MARZO de dos mil dos
VISTOS Ponencia del Magistrado Jorge L. Rosell Senhenn. En
fecha dieciseis de octubre de mil novecientos noventa y ocho, el Juzgado Superior Cuarto en lo Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, CONFIRMO la decisión dictada por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Penal y Salvaguarda del Patrimonio Público de la citada Circunscripción Judicial de fecha 1º de octubre de 1998, que DECLARO TERMINADA LA AVERIGUACION SUMARIAL, seguida en contra del ciudadano GENNARO SCALETTA, venezolano, mayor de edad y titular de la Cédula de Identidad Nº 9.880.799, por la presunta comisión del delito de DESACATO A MANDAMIENTO DE AMPARO CONSTITUCIONAL, previsto y sancionado en el artículo 31 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, de conformidad con lo dispuesto en el ordinal 1º del artículo 206 del derogado Código de Enjuiciamiento Criminal. Contra dicho fallo anunció recurso de casación la parte acusadora. Remitidos los autos al Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, el Magistrado designado Ponente, informó haber sido admitido el referido recurso de conformidad con el Código de Enjuiciamiento Criminal derogado, por el Tribunal a quo. Durante el lapso ordinario para la formalización del recurso, presentó escrito en fecha 19 de noviembre de 1998, contentivo del mismo la parte acusadora. Constituida la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 18 de enero de 2000 se reasignó la ponencia al Magistrado quien con tal carácter suscribe la presente decisión. Cumplidos como han sido los demás trámites procedimentales, se pasa a dictar sentencia conforme a lo previsto en el ordinal 2º del artículo 510 del Código Orgánico Procesal Penal en los términos siguientes: PLANTEAMIENTO Y RESOLUCION DEL RECURSO DE CASACION DE FORMA. El formalizante presentó su escrito contentivo en 7 denuncias de forma, que aunque con fundamentaciones diferentes, todas ellas persiguen un fin común, el cual está referido a lograr el cumplimiento del mandamiento de amparo, emanado del Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, que ordena a la Junta Directiva de la Asociación Civil Centro Italo Venezolano, representado por VINCENZO SCARANO, a dar cabal, motivada y razonada respuesta a la no admisión de la solicitud de ingreso como socio a ese Centro Social del ciudadano GENNARO SCALETTA, dentro del término máximo de 15 días hábiles a partir de la notificación de la publicación de la sentencia. Dos de los vicios denunciados por el recurrente se refieren a casos de reposición de oficio; uno, por haber incurrido la sentenciadora en el quebrantamiento de disposiciones legales al dictarse el fallo sin haber dejado transcurrir los 10 días continuos para la presentación de los informes, de acuerdo a lo que disponía el artículo 302 del Código de Enjuiciamiento Criminal derogado; y dos, por no haberse decretado la reposición de oficio sobre la solicitud hecha por la parte acusadora respecto a la admisión de pruebas conducentes, de conformidad con el ordinal 5 del artículo 68 del citado Código de Enjuiciamiento Criminal. La Sala para decidir observa: Constatada la fidelidad de lo expuesto por el recurrente, esta Sala advierte, por razones de economía procesal y con fundamento a lo dispuesto en la parte in fine del artículo 257 de la nueva Constitución de la República, la cual reza que: "No se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> ", que si bien es cierto que en el presente asunto se incurrió en quebrantamientos de disposiciones legales, cuya consecuencia era la reposición de oficio, no es menos cierto que de las actuaciones cursantes en autos, se evidencia que ambas partes se dieron por notificados de la sentencia de amparo constitucional, así como también se observa que el ciudadano VINCENZO SCARANO consignó escrito razonado por ante el Tribunal de la Causa, en las cuales expresa las razones y causas de la no aceptación del ciudadano GENNARO SCALETTA como socio del Centro Social Italo Venezolano, dando así cumplimiento a lo ordenado por el mandamiento de amparo dictado por el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo. Visto lo anterior, es lógico inferir que la casación del fallo por las infracciones alegadas, sería inútil, razón por la cual esta Sala declara sin lugar el recurso de forma presentado por la parte acusadora. Así se declara. DECISION Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, Administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, DECLARA SIN LUGAR el presente recurso de casación de forma, presentado por el representante de la parte acusadora. Publíquese y regístrese. Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas a los DIECIOCHO días del mes de FEBRERO de dos mil. Años
De acuerdo a esas directrices que emanan de la propia
Constitución (artículos 26, 27, 49 y 257), esta Sala ha interpretado diversas disposiciones de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, adaptándolas al contenido constitucional. Algunas de éstas son los artículos 18 y 19 de dicha ley, donde se ha considerado que siendo lo importante la manifestación de voluntad inequívoca del accionante de que sea amparado, la imprecisión en algunas formalidades de la solicitud no origina ni el rechazo del escrito, ni de la acción, sino la orden de corrección de los defectos u omisiones, sin que se considere, de admitirse el amparo, como fecha de ejercicio de la acción la de la corrección efectiva, sino la de interposición original del escrito ante el tribunal competente, impidiéndose así caducidades originadas por defectos de formalidades. Así lo ha interpretado esta Sala, cuando ha ordenado al apoderado del accionante que no produce el poder, que lo presente para complementar la información requerida por el ordinal 1° del artículo 18 citado. En este caso se advierte, que según el ordinal 3º del artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, el escrito de amparo debe contener suficiente señalamiento e identificación del agraviante, pero en la solicitud de amparo -donde de manera inequívoca los presuntos agraviados intentan la acción- no se conoce con exactitud quien es el agraviante, ya que se dice que el agravio lo realizó una decisión del Juzgado Superior Sexto del Trabajo de la Circunscripción Judicial Área Metropolitana de Caracas (folio 7 del expediente), por lo que se trata de un amparo contra sentencia; mientras que en el petitorio se señala como agraviante, y se pide la citación en ese carácter, del doctor Alberto Martini Urdaneta, quien fuese el titular del Juzgado que dictara la sentencia accionada, y que el escrito de amparo lo señala como actual Magistrado de este Tribunal Supremo. Tal contradicción no conlleva a que se dé por no presentado el escrito, sino que esta Sala, con base en el artículo 19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, ordene a los accionantes que en un lapso de cuarenta y ocho (48) horas, a partir de la publicación de este auto, con respecto al cual están a derecho, corrijan el defecto señalado y expresen quién es el o los agraviantes. Publíquese y regístrese. Cúmplase lo ordenado. El Presidente de la Sala, Iván Rincón Urdaneta El Vicepresidente, Jesús Eduardo Cabrera Romero Ponente Los Magistrados, Héctor Peña Torrelles José Manuel Delgado Ocando Moisés A. Troconis V. El Secretario, José Leonardo Requena Cabello JECR/rmg Exp. N° 00-0489, SENTENCIA 188 DE 2-4-00
En el caso de autos, el accionante adujo que la sentencia de
la Sala n° 10 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, del 12 de julio de 2001, violó sus derechos constitucionales a la tutela judicial efectiva, a la defensa, a ser oído y a que no se sacrifique la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> que acogieron los artículos 26, 49.1 49.3 y 257 de la Constitución de la República, cuando declaró inadmisible el recurso de apelación que había sido formalizado “… por considerar que nuestra normativa penal no otorga a la parte apelante la reserva del lapso legal para fundamentarlo…”. En primer lugar, observa esta Sala que, en apariencia, el agravio que fue denunciado existió, porque es una formalidad no esencial la exigencia de que la parte anuncie y formalice el recurso en un solo acto, puesto que tales manifestaciones, si bien fueron realizadas en actos separados, su interposición se realizó dentro del lapso legal para la apelación; más aún, cuando para la oportunidad en que el tribunal ordenó el emplazamiento del fiscal, ya el apelante había presentado la fundamentación de su recurso. De manera que el Ministerio Público estaba en conocimiento tanto del ejercicio como de la sustanciación del recurso; en consecuencia, estaba en capacidad de responder adecuadamente, y, en definitiva, quedó cumplida la finalidad que se persigue a través de las normas que regulan el recurso de apelación. En segundo lugar, de lo anterior se deriva que, en apariencia hubo, asimismo, una infracción al debido proceso en su manifestación al derecho a la defensa y a ser oído, por cuanto es evidente que la referida Corte de Apelaciones, al cuando inadmitió indebidamente el recurso de apelación, negó al hoy accionante la posibilidad de alegaciones y de que fueran oídas sus defensas contra la medida privativa de libertad en referencia y, en consecuencia, no pudo lograr la tutela en cuestión. No obstante lo que antes fue expresado, observa la Sala que el recurso de apelación que interpuso el accionante, cuya negativa de admisión por parte de la Corte de Apelaciones fue lo que dio lugar a la demanda de amparo, que se analiza, estaba dirigido a la impugnación del auto de detención que dictó, el 19 de enero de 1999, el extinto Juzgado Quincuagésimo de Primera Instancia en lo Penal Nacional de Hacienda y Salvaguarda del Patrimonio Público del Área Metropolitana de Caracas, del cual fue impuesto el ciudadano Rocco Rafael Pasarelli Romero el 6 de junio de 2001 y, contra el cual, en esa misma oportunidad, anunció apelación. a ello se agrega que, consta igualmente en las presentes actuaciones que, al día siguiente, esto es, el 7 de junio de 2001, el Juez Séptimo de Primera Instancia para el Régimen Procesal Transitorio del mismo Circuito Judicial Penal otorgó al imputado medida cautelar sustitutiva a la privativa de libertad, de conformidad con los artículos 265, ordinales 3° y 4° y 268 del Código Orgánico Procesal Penal, a cuyo efecto fue librada la correspondiente libreta de excarcelación. El 14 de junio de 2001, la defensa del hoy accionante en amparo consignó escrito de fundamentación de la apelación que había sido anunciada el 6 de junio del mismo año. Con arreglo a lo que anteriormente fue expuesto, advierte la Sala que, la Corte de Apelaciones podría, en efecto, haber lesionado los derechos constitucionales ya enunciados, por causa de una errada interpretación de las normas procesales penales aplicables a la admisión y decisión del recurso de apelación, si no fuera porque, en razón de la medida cautelar sustitutiva de la privativa de libertad que fue acordada en beneficio del accionante, incluso antes de que éste presentara el escrito de fundamentación del recurso en referencia, éste último ya había perdido toda sustentación, aun cuando por motivos distintos a los declarados por el juez de alzada; lo cual significa que, en todo caso, el recurso de apelación tenía que ser declarado sin lugar, por cuanto, el mismo tenía por objeto la impugnación del auto de detención que fue dictado contra el accionante, y ya el referido objeto de impugnación se había extinguido, en razón de que fue revocado por la medida cautelar sustitutiva menos gravosa. De lo anterior se deriva que, en el presente caso, el ejercicio de los derechos a la defensa y a ser oído iba dirigido específicamente a que el juez de alzada escuchara todos los alegatos que el apelante hubiera estimado pertinentes para la impugnación del auto de detención y al logro, en definitiva,de la tutela judicial efectiva de su derecho a la libertad, el cual ya había sido, en efecto, tutelado judicialmente por el propio juez a quo, cuando dictó medida sustitutiva y de la cual se presume que el accionante estaba en conocimiento, pues presentó la formalización con posterioridad al otorgamiento de la medida sustitutiva correspondiente. Se concluye, entonces, que la apelación era inútil puesto que la tutela que se perseguía con la misma, ya había sido lograda. En definitiva, aún cuando la Sala n° 10 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas erró en la interpretación de las normas procesales en materia de apelación, encuentra esta Sala que no lesionó los derechos constitucionales que denunció el accionante, por cuanto, como se dijo anteriormente, ya la Corte de Apelaciones no tenía por qué oír una apelación respecto de una decisión judicial que había sido revocada en beneficio del accionante, razón por la cual, en todo caso, el recurso debía ser declarado sin lugar, aún cuando por razones distintas de las que expresó la legitimada pasiva. Así se declara. Esta Sala, después que verificó que no concurren –en el caso de autos- las circunstancias necesarias para la procedencia del amparo contra actos jurisdiccionales, declara improcedente in limine litis la presente demanda de amparo. Así se declara. V DECISIÓN Por las razones que se expusieron, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara IMPROCEDENTE IN LIMINE LITIS la demanda de amparo que intentó el ciudadano ROCCO RAFAEL PASARELLI ROMERO contra la decisión que dictó, el 12 de julio de 2001, la Sala n° 10 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas. Publíquese, regístrese. Archívese el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 15 días del mes de octubre de dos mil dos.
En reiterada jurisprudencia, esta Sala Constitucional ha
establecido que al señalar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en los artículos 26 y 257 que no se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> , ello no quiere decir que no se requiera cumplir con ningún requisito, sino que no se paralizará la justicia por exigencia de requisitos que no sean esenciales; sin embargo, existen requisitos básicos que deben ser cumplidos por las partes, porque su no cumplimiento afecta la procedencia de su acción. Así tenemos que, los requisitos exigidos en el artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, son considerados requisitos esenciales para que pueda proceder la acción de amparo, ya que este establece una serie de requisitos que debe contener la solicitud de amparo, entre otros, la indicación de la residencia, lugar y domicilio tanto del agraviado como del agraviante, suficiente señalamiento e identificación del agraviante, y descripción narrativa del hecho, acto, omisión y demás circunstancias que motiven la solicitud de amparo. Ahora bien, en el presente caso el accionante no indicó en su escrito de amparo en forma clara y precisa, quien es el presunto agraviante, ni realizó la descripción narrativa del hecho, omisión y demás circunstancias que motivaron su solicitud; por lo que, la Sala No. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, le solicitó de conformidad con el artículo 19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales que presentara una aclaratoria. Sin embargo, en el escrito aclaratorio presentado por el accionante, tampoco expresó en forma clara y precisa quien es el presunto agraviante. En consecuencia, la Sala No. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo declaró en fecha 3 de octubre de 2000 inadmisible el amparo propuesto. Una vez revisado el expediente, esta Sala considera que la sentencia de la Sala No. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, está acorde a derecho, ya que la solicitud de amparo presentada como se indicó con anterioridad, no cumplió con los requisitos esenciales establecidos por la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así se declara. DECISIÓN Por las razones anteriormente expuestas, esta Sala Constitucional, del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR la apelación interpuesta por el abogado JOSÉ ANÍBAL RODRÍGUEZ M., actuando como defensor del ciudadano LEONARDO DAVID RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, contra la decisión de la Sala No. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, y en consecuencia, se CONFIRMA dicha decisión. Publíquese y regístrese. Remítase el expediente a la Sala No. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo. Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional, en Caracas, a los 29 días del mes de AGOSTO de dos mil uno.
Martes 29 de marzo de 2000 Decisión de la Sala Social en
juicio Estrada vs. Administradora Yuruary TRIBUNAL SUPREMO FIJA NUEVA JURISPRUDENCIA EN JUICIO POR COBRO DE PRESTACIONES SOCIALES La Sala, en ponencia de su presidente Omar Alfredo Mora Díaz, señaló que en virtud del mandato constitucional establecido en el artículo 257 “No sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> ”, y en concordancia con lo estipulado en el artículo 322 del vigente Código de Procedimiento Civil – Podrá prescindir del reenvío y poner término al litigio, cada vez que los hechos que han sido soberanamente establecidos y apreciados por los jueces de fondo, le permitan aplicar la apropiada regla de derecho
Como se puede observar, la Corte de Apelaciones el 26 de
enero de 2001, declaró inadmisible el recurso de apelación, al considerar que el apelante no señaló la solución pretendida, falta ésta que si bien es cierto es un requerimiento del artículo 445 del Código Orgánico Procesal Penal, no es menos cierto que de la lectura de las denuncias se puede inducir la solución que se pretende, de lo contrario estaríamos sacrificando la justicia por << formalidades>> no << esenciales>> . Adicionalmente a lo anterior y aún mas grave es lo que se observa al folio 182 de la 1ra. pieza del expediente donde consta que la Corte de Apelaciones del Estado Trujillo, en auto de fecha 07 de septiembre de 2000, al momento de decidir sobre la admisibilidad o no del recurso de apelación interpuesto, señaló que “En el escrito de apelación, el recurrente cumplió con estos requisitos; por lo que declara ADMISIBLE, el recurso de apelación interpuesto por la defensa, Abogado VICENTE CONTRERAS BOCARANDA”. Y en consecuencia acordó fijar la audiencia oral y pública. Se fijó una primera audiencia para el 21 de septiembre de 2000, la cual fue suspendida porque la juez “se encontraba en el Internado Judicial de la ciudad de Trujillo, solucionando problemas suscitados por la población penal”; se fijó una segunda audiencia para el 28 del mismo mes, la cual se suspendió por motivo de inhibición de la juez; se fijó una tercera audiencia para el 15 de noviembre del mismo año, la cual se suspendió por no encontrarse presente el Magistrado ponente; se fijó una cuarta audiencia oral para el 12 de diciembre de ese mismo año, la cual se suspendió porque el presidente de la Corte de Apelaciones se encontraba haciendo un curso en Caracas; se fijó una quinta audiencia “para el décimo día hábil siguiente” a la fecha de la notificación de fecha 19 de diciembre de 2000, la cual fue celebrada el día 05 de enero de 2001 donde solamente asistieron los integrantes de la Corte de Apelaciones y el Secretario de la Sala quien “dejó constancia de la inasistencia de las partes, por lo que el Presidente de la Corte, declaró concluida la audiencia”. Posteriormente el 26 de enero de 2001, la Corte de Apelaciones emitió sentencia declarando INADMISIBLE el recurso de apelación interpuesto al considerar que el apelante no señaló en su escrito la solución pretendida. Como se puede observar la Corte de Apelaciones incurrió claramente en violación a la tutela judicial efectiva, al no dar respuesta sobre los puntos impugnados en el recurso de apelación, declarándolo indebidamente inadmisible luego de haber declarado su admisibilidad. En virtud de lo anterior esta Sala ORDENA remitir el expediente a la Corte de Apelaciones de la Circunscripción Judicial del Estado Trujillo para que conozca del recurso de apelación y ADVIERTE a las partes, que será contra dicha decisión que procede la interposición del recurso de casación, de conformidad con lo dispuesto en el Código Orgánico Procesal Penal. Así se decide. OBSERVACION Esta Sala, una vez que ha revisado el presente expediente ve con preocupación lo ocurrido en este caso, referente a las múltiples suspensiones de las audiencias orales por causas no imputables a las partes sino a los miembros de la Corte de Apelaciones del Estado Trujillo, razón por la cual deberán abstenerse de tal comportamiento dada la importancia que tienen las audiencias orales en el proceso vigente y el derecho que tienen las partes a que el mismo se realice. Igualmente es de hacer notar el hecho de que la última notificación hecha a las partes, a diferencia de las anteriores, no señala una fecha cierta sino que convoca para el décimo día hábil siguiente, siendo visperas de navidad, lo que pudiera haber conducido a las partes a errar y en consecuencia no presentarse para la audiencia. D E C I S I O N Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, Administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, ANULA DE OFICIO la decisión dictada el 26 de enero de 2001 por la Corte de Apelaciones de la Circunscripción Judicial del Estado Trujillo, mediante la cual declara inadmisible el recurso de apelación interpuesto por la defensa y ORDENA remitir el expediente a esa misma Sala para que conozca y resuelva dicho recurso. Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas a los 24 días del mes de MAYO de dos mil uno esta Sala observa que, en efecto el Constituyente de 1999 acogió expresamente en el citado artículo, el principio a la tutela judicial efectiva como consecuencia de la necesidad imperiosa del Estado en garantizar una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, formalismos o reposiciones inútiles. De allí que, la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> no puede sacrificar la justicia como valor eximio incardinado en un Estado Social de Derecho y de Justicia, como es el venezolano (art. 257, in fine, constitucional). Sin embargo, no puede constituir el invocado principio de tutela judicial efectiva, un mecanismo usado por los abogados litigantes para subsanar el incumplimiento de las cargas procesales derivadas de su acción y en consecuencia, vulnerar el debido proceso a través de la relajación del cumplimiento de las formas procesales esenciales sobre las que se erige el derecho a la defensa. Así, no hay acto procesal sin forma externa circunscrita por condiciones de tiempo, modo y lugar, todo lo cual debe aparecer regulado mediante reglas determinadas y determinables que en ningún caso pueden ser consideradas meros formalismos, pues el cumplimiento de los principios que informan el proceso considerados ex ante y plasmados en la legislación, son en definitiva el fin último del proceso como medio de acceso a la justicia, donde el principio del debido proceso apunta a la reglamentación procesal con base en leyes preexistentes relativas a asegurar que los procedimientos tengan un curso determinado; curso éste que no le está dado a las partes subvertir en virtud del principio de legalidad. En tal sentido, la pretensión de la abogada actora subvierte la coexistencia entre el principio de tutela judicial efectiva invocado a los fines de evitar un formalismo indebido y el debido proceso, toda vez que constituye un elemento esencial a la actuación de los apoderados judiciales de las partes la demostración de la cualidad con que actúan, ya que de ésta depende la validez de las mismas. Por lo tanto, visto que para el momento en que el juez a quo proveyó sobre la apelación incoada, la apelante no había acreditado el carácter con que actuaba, esta Sala estima incumplida una formalidad esencial a la representación en juicio y en consecuencia declara improcedente el alegato invocado y así se decide. V DECISIÓN Consecuente con los criterios antes expuestos esta Sala Político- Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, declara IMPROCEDENTE el recurso de hecho interpuesto por la sociedad mercantil TCI NET VISION C.A., contra el auto dictado por el Juzgado Superior Segundo de lo Contencioso Tributario el 24 de abril de 2000. Queda así, firme la decisión recurrida. Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase copia certificada de la presente decisión al tribunal de la causa. Cúmplase lo ordenado. Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veinte (20) días del mes de noviembre de dos mil dos.-
En efecto, de acuerdo a la propia Constitución que invoca el
solicitante, el instrumento fundamental para la realización de la justicia lo constituye el proceso (artículo 257) y si bien no se puede sacrificar la justicia por apego conservador a << formalidades>> no << esenciales>> , entiende la Sala que el constituyente no ha querido establecer que el proceso en su conjunto, como instrumento de la realización de la justicia, se convierta en sí mismo en medio no esencial para el logro del fin último que es la justicia. Por el contrario, dentro de la multiplicidad de pasos sucesivos que conforman el proceso, es posible que exista una o varias << formalidades>> no << esenciales>> que puedan verse como dificultades para la administración de una justicia expedita, equitativa, imparcial, transparente y responsable, entre otras notas constitucionalizadas de la justicia; pero no se puede prescindir del proceso en sí, pues tal actividad supone la materialización en sede jurisdiccional, del conflicto de intereses instalado en planos individuales o colectivos, que requieren de resolución efectiva y material mediante la administración de justicia; la cual, a su vez, no puede prescindir de los procedimientos legales preestablecidos para concretar su actividad. Sostener, como en el caso de autos, que el texto de la norma que prescribe que contra las decisiones dictadas por la cúspide jurisdiccional y organizativa de la administración de justicia, como lo es, efectiva y constitucionalmente el Tribunal Supremo de Justicia, no se oirá ni admitirá recurso alguno, pudiera atentar contra el derecho a la tutela judicial efectiva, resulta absolutamente contradictorio con el principio que se pretende defender. En efecto, las decisiones que dicta el Tribunal Supremo en Pleno, o en cualquiera de sus Salas, constituyen la última y definitiva sentencia recaída en un proceso que mediante el ejercicio del derecho de acción se instaura con la finalidad de que la administración de justicia imparta, a través de sus órganos competentes, la solución justa que es objeto de la demanda. Presupone, por tanto, que la accionante ha concurrido voluntariamente a solicitar la tutela judicial de sus derechos, y que la administración de justicia los ha protegido en sus diferentes instancias, hasta llegar a la definitiva resolución, mediante una sentencia que por mandato legal pone fin a la controversia. Su revisión ulterior comportaría un quebrantamiento del Estado de Derecho, en lo cual también se ha constituido la Nación por mandato constitucional, al igual que se constituyó en un Estado de Justicia; ello también implicaría el desconocimiento de la ley en función de la discrecionalidad absoluta del juez, cuestión evidentemente no querida por el constituyente. No se lesiona el derecho a la igualdad invocado por el solicitante, por cuanto aún si se asumiera como cierto que su situación es idéntica a la de la ciudadana que favoreció el fallo anulatorio del artículo 70 del Estatuto de los Empleados del Banco Central de Venezuela, la realidad procesal es radicalmente diferente respecto de ambos funcionarios. En efecto, la ciudadana Esther Martínez de Díaz demandó la nulidad de una norma de rango sublegal cuya aplicación afectaba sus derechos individuales y la administración de justicia, una vez instaurado el proceso pertinente como herramienta fundamental para lograr la justicia en su caso, tuteló judicialmente esos derechos. El solicitante, Policarpo Rodríguez, ejerció una acción de amparo ante el Tribunal de la Carrera Administrativa, la cual fue declarada sin lugar y apelada esta decisión, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo igualmente desestimó la acción de amparo incoada. En ningún momento el citado ciudadano ha impulsado un proceso destinado a impugnar el acto administrativo de efectos particulares que presuntamente lo afectó en sus derechos subjetivos ni ha solicitado la nulidad de la norma en cual se fundamenta dicho acto, sino que pretende que se le apliquen los efectos de un fallo producto de un proceso en el cual no ha participado. En su caso, evidentemente, la administración de justicia no puede constatar su situación particular en relación con la norma anulada por ilegal y mal podría por tanto, emanar decisión alguna con relación a los presuntos derechos que se afirman vulnerados. Así, pretender la inaplicación del artículo 1 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, en el caso concreto, significaría dar por sentado que no es necesario cumplir con el mandato constitucional de recurrir al instrumento fundamental de la justicia, constituido por el proceso, y con ello, declarar inexistente los imperativos legales instituidos para regular los procedimientos de impugnación de actos administrativos de efectos particulares. En criterio de La Sala, el artículo 1 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia no tiene vinculación con el caso concreto expuesto por el solicitante, por cuanto el señalado dispositivo legal constituye una expresión normativa fundamental para la consecución de la seguridad jurídica y fundamenta una institución clave de dicha seguridad, como es la cosa juzgada; de lo cual se deriva que la solicitud de ampliación o extensión de los efectos de un fallo a quien no fue parte en el correspondiente proceso, resulta una cuestión ajena al dispositivo aludido, en el cual se prescribe acerca de la irrecurribilidad de las sentencias dictada por el Máximo Tribunal de la República. Por otra parte, la pretensión de revisión de una sentencia dictada por el Tribunal Supremo, no sólo contradice expresamente al artículo 1 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, sino que su inaplicación conduciría, como pretenden los apoderados del solicitante, a la creación de un nuevo procedimiento, no contemplado en la Constitución ni en la Ley, por medio del cual el Juez debería valorar discrecionalmente y sin marco normativo alguno de referencia, lo que a su entender significa justicia material, cuestión que en criterio de la Sala es inaceptable. No está de acuerdo esta Sala en que principios tan capitales para el Estado de Derecho, como son el derecho a obtener justicia material y tutela judicial efectiva, sean esgrimidos en juicio en atropello de valiosas instituciones jurídicas cuya construcción se ha venido labrando durante muchos años en nuestro ordenamiento, así como el indispensable debido proceso que debe seguirse para obtenerlos. En virtud de lo anterior, en criterio de la Sala no debió aceptarse el escrito mediante el cual el actor explanó su solicitud primigenia pidiendo que se le otorgaran, sin mediar proceso alguno, los efectos de un fallo en el cual no intervino, por cuanto se había ordenado el archivo del expediente que contenía un proceso definitivamente cerrado (Sentencia N° 447 del 16 de julio de 1998). En conclusión, dado que la Sala emitió un pronunciamiento respecto de dicha solicitud (Sentencia del 11 de noviembre de 1999), con lo cual se permitió, aún declarando inadmisible la petición, que el expediente se reactivara sin razón legal alguna, se ordenará en el dispositivo del fallo devolver a sus presentantes el escrito contentivo de la nueva solicitud respecto de la última sentencia, sobre cuyas peticiones nada nuevo tiene que decidir la Sala. Así se decide. IV DECISIÓN Por las razones expuestas, esta Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, administrando efectivamente justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley declara que NO TIENE MATERIA SOBRE LA CUAL DEBA DECIDIR, respecto de la solicitud consignada por los apoderados judiciales del ciudadano POLICARPO RODRÍGUEZ, en el expediente N° 11.885, contentivo del juicio de nulidad ejercido por la ciudadana ESTHER MARTÍNEZ DE DÍAZ contra el Parágrafo Único del artículo 70 del Estatuto de Personal de los Empleados del Banco Central de Venezuela. Devuélvase a sus presentantes el escrito de fecha 14 de diciembre de 2000, consignado por los abogados Armando Giraud Torres, Ignacio Castro Cortiñas y Rafael José Milano Sánchez, todos identificados en autos. Publíquese y Regístrese. Archívese en forma definitiva este expediente. Cúmplase lo ordenado. Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los quince (15) días del mes de marzo de 2001.
“...El Tribunal para decidir, observa: El idioma es el arma
empleada, tanto por los abogados como por los jueces y a través de él manifestamos nuestro pensamiento, sobre todo cuando empleamos un idioma tan claro como el castellano. De manera que, cuando se emplea el verbo en tiempo futuro del modo indicativo, se está afirmando que la cuestión a que hace referencia lo que se dice se realizará en fecha posterior y no en ese mismo momento. En consecuencia, como el anuncio de la diligenciante de que ejercerá el recurso de Casación, no fue cumplido, se venció el tiempo otorgado por la ley para su ejercicio. Pero además, en conformidad como prevé el artículo 312 “infine” del Código de Procedimiento Civil, solamente es admisible ese recurso extraordinario contra los autos que en ejecución de sentencia resuelvan puntos esenciales no discutidos en el juicio, o los que se dicten en contra del contenido del fallo definitivo o lo modifiquen, siempre y cuando se hayan agotado los recursos ordinarios, quedando solo la posibilidad de proponerlo como comprendido en el accionar contra aquel fallo. Por tanto, pues, por las razones anteriores, habiéndose vencido el lapso legal correspondiente sin haberse ejercido el referido recurso, se declara perecido el tiempo para ejercerlo. Ahora bien, en la diligencia estampada en fecha 13 de noviembre de 2001, por el representante judicial del co-demandado, mediante la cual pretende impugnar la recurrida, se expuso: “de conformidad con el artículo 314 del Código de Procedimiento Civil, anuncio que ejerceré el recurso de casación en contra de la anterior sentencia firme, dictada por este tribunal superior, en el presente cuaderno de medidas...”. (Resaltado de la sala). Si bien el recurrente empleó el verbo en tiempo futuro, esta Sala observa que la intención del diligenciante era anunciar el recurso de casación, anuncio que según lo prevé el artículo 314 del Código de Procedimiento Civil, no establece formalidad especial para interponerlo, por lo que, el planteamiento del recurrente era impugnar la sentencia del superior, realizándolo en tiempo oportuno. Como quiera que el fin de ese anuncio era impugnar la sentencia del superior, tal como se expresó ut supra, la Sala no comparte la severa opinión que tuvo el sentenciador de alzada para negar el recurso, ya que el norte de los jurisdicente debe ser preponderar el espíritu de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, todo de conformidad a sus artículos 26 y 257, los cuales permiten no sacrificar la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> y garantizar una justicia expedita, evitando el exceso de formalismo, ya que ellos obstaculizan la resolución al problema en sí. Para esta sala, la cuestión fáctica que el recurrente ante la negativa del ad quem, haya interpuesto el recurso de hecho, es otra manifestación declarada de intención de ir contra la sentencia del superior recurrida. Ahora bien, nuestro Código Adjetivo Civil prevé en su artículo 312, los requisitos esenciales para admitir el recurso de casación. En el caso de autos, al anunciarse contra la sentencia que puso fin al trámite cautelar y cumplir por demás, con el requisito de la cuantía, el mismo califica para ser admitido de inmediato, sin atender a otros requisitos que no sean a los que se encuadren en algunas de las hipótesis de admisibilidad consagradas en el artículo 312 del Código de Procedimiento Civil. En consecuencia, se considera procedente el presente recurso de hecho, lo cual conlleva a la revocatoria del auto de fecha 28 de noviembre de 2001, dictado por el ad quem, mediante el cual se inadmitió el recurso de casación anunciado Así se establece. D E C I S I Ó N En fuerza de las anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de hecho propuesto contra el auto de fecha 28 de noviembre de 2001, emanado del Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Estabilidad Laboral y de Amparo Constitucional de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida, denegatorio del de casación anunciado contra la sentencia de fecha 12 de noviembre de 2001 , dictada por el mencionado juzgado superior. Se REVOCA dicho auto y se ADMITE el recurso de casación anunciado contra la precitada decisión. En consecuencia a partir del día de la publicación de esta decisión comenzará a correr el lapso de cuarenta (40) días para la formalización del recurso de casación, previo el transcurso de siete (7) días que se concede como término de la distancia, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil. Publíquese y regístrese. Agréguese al expediente. Pásese al Juzgado de Sustanciación para la designación del Ponente que decidirá el recurso de casación. Dada, Firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintidós (22) días del mes de marzo de dos mil dos.
. Por otra parte el artículo 257 de nuestra Carta Magna
establece que no se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> y en este caso la recurrente debió presentarse y asumir la representación de la parte accionante con poder, ya que esa es una formalidad esencial para representar en juicio a la parte demandante. Así se decide...” Ahora bien, de la precedente transcripción se evidencia que la negativa del Juzgado Superior de admitir el recurso de casación estuvo ajustada a derecho, pues el supuesto de la norma contenido en el artículo 168 del Código de Procedimiento Civil, permite la representación sin poder en juicio de la demandada por abogados que reúnan las cualidades necesarias para ser apoderados judicial, por lo tanto dicho artículo que no es aplicable en el presente caso, en razón de que la abogada Corina Trivella, actúo sin mandato judicial en nombre de la demandante Comercializadora Central S.A. El artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, dispone: “...Cuando las partes gestionen en el proceso civil por medio de apoderados, éstos deben estar facultados con mandato o poder.” (Subrayado y negrillas de la Sala). De la revisión de las actas que conforman el presente expediente, no consta que a la abogada Corina Trivella le haya sido conferido poder para actuar en representación de la demandante, por lo cual, al no tener facultad expresa para efectuar los actos procesales previstos en la ley, verbigratia, anunciar el recurso extraordinario de casación, la Sala considera que dicho recurso es inadmisible, lo que determina la declaratoria sin lugar del presente recurso de hecho. Así se decide. D E C I S I Ó N En fuerza de las anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR el recurso de hecho propuesto contra el auto de fecha 17 de enero de 2002, proferido por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de Estabilidad Laboral del Segundo Circuito Judicial del estado Sucre, con sede en Carúpano, denegatorio a su vez, del recurso de casación anunciado contra el fallo de fecha 7 de diciembre de 2001, pronunciado por el referido Juzgado Superior. Se condena al recurrente al pago de las costas del recurso, de conformidad con lo dispuesto en la Ley. Publíquese y regístrese. Remítase el presente expediente al Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, del Tránsito, y del Trabajo del Segundo Circuito de la misma Circunscripción Judicial. Particípese de la presente decisión al Juzgado Superior de origen, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 316 del Código de Procedimiento Civil. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veinte ( 20 ) días del mes diciembre del dos mil dos
SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado Ponente: ANTONIO
RAMÍREZ JIMÉNEZ . En el juicio por cumplimiento de contrato, intentado por el ciudadano MANUEL BAPTISTA GOMES ORFAO, representado judicialmente por los abogados Jimmy J. Inojosa P., José Antonio Anzola, Miguel Adolfo Anzola y Luis Eduardo Carmona, contra los ciudadanos FERNANDO JOSÉ FERREIRA LOUREIRO y MARÍA DE LOURDES FERNÁNDEZ DE LOUREIRO, ambos representados judicialmente por los abogados Rubén Lucena López y Gloria Elena Briceño; el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil y de Menores (sic) del estado Lara, con sede en la ciudad de Barquisimeto, dictó sentencia en fecha 9 de octubre 2002, mediante la cual declaró: 1) Sin lugar la apelación interpuesta por el demandante, contra la decisión de fecha 15 de mayo de 2001 dictada por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma Circunscripción Judicial que declaró sin lugar la demanda y con lugar la reconvención propuesta por la parte demandada, en consecuencia, el ad quem confirmó dicho fallo y; 2) Resuelto el contrato de opción de compra objeto del juicio. Hubo condenatoria en costas procesales. Contra la referida sentencia, el demandante anunció recurso de casación, en los siguientes términos: “...la parte que representamos interpondrá recurso de Casación contra la Sentencia (sic) Definitiva (sic) dictada por este Tribunal de fecha 9 de octubre de 2002, expediente Nº 7.743. Hecho este anuncio del recurso de Casación, esperamos los lapsos correspondientes para recurrir ante el organo (sic) correspondiente para formalizarlo...” . Al respecto, el ad quem en auto de fecha 31 de octubre de 2002 consideró que el recurso de casación no fue interpuesto formalmente, con fundamento en que: “...Revisado el escrito presentado, se observa que evidentemente el apoderado de la parte actora no anuncio (sic) ningún recurso de casación, solamente manifestó que su representado lo interpondría, por lo tanto vencido el lapso para el anuncio del recurso de casación (28-10-2002), sin haberlo hecho, esta Alzada lo considera como no interpuesto formalmente...” . Con motivo del recurso de hecho interpuesto contra la negativa de admisión del de casación, la Sala recibió el expediente del cual se dio cuenta en fecha 3 de diciembre de 2002, correspondiendo la ponencia al Magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo. Siendo la oportunidad para decidir, esta Sala procede a dictar sentencia en los términos siguientes: I Es menester para la Sala determinar si el anuncio del recurso de casación, de fecha 24 de octubre de 2002, es válido ya que la negativa a considerarlo interpuesto formalmente fue lo que generó que el accionante ocurriera de hecho ante este Alto Tribunal, en consecuencia, es oportuno hacer las siguientes consideraciones: De la lectura de la diligencia de fecha 24 de octubre de 2002, ciertamente podría estimarse, en cuanto a la temporalidad del anuncio del recurso extraordinario de casación, que el accionante fue ambiguo, tornándola confusa y con falta de claridad. Ahora bien, igualmente cabe observar, que respecto a la manifestación de voluntad para recurrir en sede de casación, la misma es clara, puesto que el recurrente, expresó lo siguiente: “...la parte que representamos interpondrá recurso de Casación contra la Sentencia (sic) Definitiva (sic) dictada por este Tribunal de fecha 9 de octubre de 2002, expediente Nº 7.743. Hecho este anuncio del recurso de Casación, esperamos los lapsos correspondientes para recurrir ante el organo (sic) correspondiente para formalizarlo...” . (Subrayado de la Sala). Realizado de esta forma el anuncio de dicho recurso, el juzgado de alzada que se pronunció al respecto, consideró que el mismo no fue interpuesto formalmente. Para decidir, la Sala observa: No obstante lo anterior, mal podría encontrarse justificado considerar que no se interpuso formalmente el recurso extraordinario de casación, lo cual es equivalente a su negativa y significaría sacrificar la justicia, menoscabar principios como el debido proceso y el derecho a la defensa por un formalismo procesal que, en todo caso, alcanzó su fin ya que el anuncio del recurso de casación es un acto procesal mediante el cual las partes pueden manifestar la voluntad de ejercer una facultad que la Ley concede a ellas -en este caso- la de hacer uso del medio extraordinario de impugnación. Por tanto, esta Sala considera que en el sub iudice la manifestación de voluntad de recurrir en sede de casación existe, a pesar de que el recurrente fue ambiguo en lo que respecta a la circunstancia de tiempo. Los artículos 257 y 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, señalan lo siguiente: “...Artículo 257. El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> ...” (Subrayado y negrillas de la Sala) “...Artículo 26. Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente...” El Estado garantizará una justicia gratuita accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles...”. (Subrayado y negrillas de la Sala). A mayor abundamiento, considera igualmente oportuno esta Sala destacar la opinión del procesalista patrio Cuenca, Humberto en su obra Curso de Casación Civil, Segunda Edición, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1974, pp. 418, respecto a la forma del anuncio del recurso extraordinario de casación, en tal sentido señala lo siguiente: “...El anuncio del recurso de casación es una declaración que expresa una clara voluntad, expuesta en forma auténtica y cuyo propósito es hacer revisar ante la Corte Suprema una sentencia desfavorable que el recurrente considera viciada por contener infracciones a la ley. Esta manifestación debe emanar de la parte afectada, con calidad para obrar, o de sus representantes legítimos, bien sean por la ley o por mandato convencional. El anuncio contiene la promesa de una futura acción de nulidad contra la sentencia y mediante él comienza su actividad el procedimiento del recurso de casación...”. Por tanto, de acuerdo con los mandatos previstos en las normas constitucionales antes transcritas y la doctrina citada, aplicables al caso sub iudice, así como las razones anteriormente expuestas, esta Sala considera que el anuncio in comento es válido, a pesar que lo correcto y conveniente es que en toda diligencia en la cual se pretenda anunciar el recurso extraordinario de casación, la circunstancia de tiempo sea clara y precisa, tal como lo establece el artículo 314 del Código de Procedimiento Civil, el cual dispone: “...Artículo 314. El recurso de casación se anunciará ante el Tribunal que dictó la sentencia contra la cual se recurre...”. (Subrayado de la Sala). II Luego de analizar la validez del anuncio del recurso extraordinario de casación interpuesto contra la sentencia de fecha 9 de octubre de 2002, es menester de la Sala entrar a analizar si dicho recurso es admisible, de conformidad con lo previsto en el artículo 312 del Código de Procedimiento Civil. En primer lugar, verifica la Sala que el interés principal del juicio fue estimado por el accionante en el libelo de demanda, cursante a los folios 1 y 2 y sus vueltos, en la cantidad de diez millones de bolívares (Bs.10.000.000,oo), con lo cual estaría cumplido el requisito de la cuantía requerida para acceder a sede de casación. En segundo lugar, respecto a la naturaleza de la decisión contra la cual se anunció el recurso de casación, es una sentencia definitiva que pone fin al juicio, por cuanto declaró sin lugar la apelación ejercida por el accionante, confirmó la sentencia apelada, dictada por el a quo, que estableció sin lugar la demanda, con lugar la reconvención intentada por los accionados y, resuelto el contrato de opción a compra objeto del juicio. Por tanto, en fuerza de las mencionadas consideraciones debe declararse admisible el recurso de casación anunciado en el caso sub iudice, pues ha sido interpuesto en un juicio que cumple con el requisito de la cuantía y contra una sentencia definitiva de última instancia, todo lo cual motiva la declaratoria con lugar del recurso de hecho propuesto. Así se decide. DECISIÓN En fuerza de las anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación Civil, administrando justicia, en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de hecho propuesto contra el auto de fecha 31 de octubre de 2002, dictado por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil y de Menores (sic) de la Circunscripción Judicial del estado Lara, con sede en la ciudad de Barquisimeto, denegatorio del recurso de casación anunciado contra la sentencia de fecha 9 de octubre de 2002, dictada por el mencionado juzgado. Se REVOCA dicho auto y se ADMITE el recurso de casación anunciado contra la sentencia dictada en fecha 9 de octubre de 2002, por el referido juzgado de alzada. En consecuencia, a partir del día de la publicación de esta decisión comenzará a correr el lapso de cuarenta (40) días para la formalización del recurso de casación, más el transcurso de cuatro (4) días que se concede como término de la distancia entre las ciudades de Barquisimeto y Caracas, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil. Publíquese y regístrese. Agréguese al expediente. Pásese al Juzgado de Sustanciación para la designación del Ponente que decidirá el recurso de casación. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintiocho (28) días del mes de febrero de dos mil tres.
Ponencia del Magistrado: ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ. En el
juicio por invalidación de transacción, iniciado ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, seguido por el ciudadano JOSE EUSEBIO CEDEÑO FARFAN, representado judicialmente por los abogados Fernando Antonio Vera Tirado y Eddys Ofelia Oliveros Peraza, contra los ciudadanos JOSE EUSEBIO CEDEÑO AZOCAR, en su carácter de representante legal de la empresa SOCIEDAD CLINICA JOSE GREGORIO HERNÁNDEZ, C.A.; SHEILA DE JESÚS CEDEÑO AZOCAR y los herederos de la ciudadana ENEIDA ADELFA AZOCAR LAZARDE, representados por los abogados Norelys Aguin Peña y Carlos Cedeño Azocar; el Juzgado Superior Accidental en lo Civil, Mercantil, del Trabajo, del Tránsito y de Protección al Niño y al Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, dictó sentencia interlocutoria en fecha 1º de junio del 2001, que declaró sin lugar la apelación interpuesta por la representación de la parte demandada contra la sentencia del tribunal a-quo, de fecha 8 de enero del 2001, que declaró sin lugar las cuestiones previas opuestas; y, sin lugar la apelación formulada por la representación de la parte actora contra el auto del Tribunal a-quo, de fecha 23 de febrero del 2001, que negó la admisión de las pruebas señaladas en los Capítulos V y VII del escrito de promoción de pruebas.. Contra el referido fallo de la alzada la representación judicial de la parte demandada, anunció y formalizó oportunamente el recurso de casación. No hubo impugnación. Por auto de fecha 9 de agosto del 2001, la Sala de Casación Social, de este Tribunal Supremo de Justicia, declinó su competencia en razón de la materia para conocer del presente recurso, por cuanto la sentencia recurrida fue dictada en un juicio de invalidación de transacción celebrada en un procedimiento por cobro de bolívares, ordenando, en consecuencia, la remisión del expediente a esta Sala de Casación Civil. Concluida la sustanciación del recurso de casación y cumplidas las formalidades legales, siendo la oportunidad para decidir, lo hace esta Sala bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo, previas las consideraciones siguientes: RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD ÚNICO De conformidad con lo dispuesto en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la violación del artículo 244 eiusdem, por considerar el formalizante que la recurrida incurrió en el vicio de contradicción. Fundamenta el recurrente su denuncia, en los siguientes términos: “…De acuerdo con la decisión de la recurrida (Tribunal A Quem) (sic), y tomando como indicativo, que ‘declara improcedente la petición estudiada, formulada por la parte actora. Así se resuelve’; se evidencia por lo tanto que la misma es contradictoria con la parte Dispositiva de la Sentencia que declaró sin lugar las cuestiones previas opuesta (sic) por la parte demandada, en virtud que hacer (sic) improcedente la petición formulada por la parte actora, debe declararse Extemporánea el Escrito de la Contestación de Cuestiones Previas presentada por la parte actora, por cuanto contestó dentro del lapso de emplazamiento de la Contestación a la demanda, razón por la cual no consta en auto que el actor haya dado cumplimiento a lo establecido conforme a lo establecido en el artículo 351 del Código de Procedimiento Civil, a saber: (Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 7,8,9,10,11 del artículo 346, la parte demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas, o si la contradice. El silencio de la parte se entenderá como admisión de las cuestiones no contradichas expresamente), y aunado a la decisión de que se declara improcedente la petición formulada por la parte actora, y como quiera que la parte actora dio contestación a las cuestiones previas en forma extemporánea sin esperar que se venciera el lapso del emplazamiento, debe declararse CON LUGAR LAS CUESTIONES PREVIAS OPUESTA (sic) POR LA PARTE DEMANDADA, la cual va en contraposición con la parte Dispositiva de la sentencia, dictada por la recurrida en fecha 01 de Junio del Dos mil uno (2001). (Sic)…”. La Sala para decidir, observa: El vicio de contradicción capaz de anular el fallo impugnado, debe encontrarse en su dispositivo, de suerte que lo haga inejecutable. Así, en sentencia Nº 186, de fecha 8 de junio del 2000, expediente Nº 99-922, la Sala estableció respecto al vicio de contradicción, lo siguiente: “… Según el artículo 244 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia puede resultar de tal modo contradictoria porque no pueda ejecutarse o no aparezca que sea lo decidido. La exposición del citado vicio en la doctrina nacional, ha seguido hasta ahora las orientaciones fundamentales de la doctrina italiana y española, de cuyas legislaciones se tomaron las definiciones más características, entre las cuales destaca como principal la que coloca como elemento configurativo del vicio, la ‘contradicción entre dispositivo y dispositivo, tal como lo expone Borjas...La propia Sala de Casación Civil ha expresado en fallo de 18 de octubre de 1925, que una sentencia no adolece realmente de este vicio, sino cuando los mandatos de su dispositivo son de tal modo opuestos entre sí, que sea imposible ejecutarlos simultáneamente, por excluirse los unos a los otros, de manera que el ejecutor no encuentre en absoluto qué partido tomar…”. En el presente caso, resulta evidente la escasa fundamentación con la que el recurrente de autos pretende sustentar la denuncia por contradicción formalizada, ello, en virtud del confuso, ilógico e impreciso razonamiento empleado, que aunado al contenido de la parte dispositiva de la sentencia recurrida, que declaró: “... A) SIN LUGAR la apelación formulada por el abogado CARLOS CEDEÑO AZOCAR Contra (sic) la sentencia del Tribunal A quo de fecha 8 de enero de 2001, quedando la misma confirmada en todas sus partes...; y B) Sin lugar la apelación formulada por el abogado ANTONIO VERA GARCIA TIRADO, contra el auto del A quo de fecha 23 de febrero de 2001, quedando el mismo confirmado en los términos expuestos...”, permiten que esta Sala concluya, declarando la inexistencia del referido vicio entre los distintos considerandos de tal dispositivo, pues dichos pronunciamientos, si bien no perfectos, en nada se contraponen o excluyen entre sí. Por otra parte, que la Sala proceda a examinar, como pretende el formalizante, la supuesta extemporaneidad con la cual la parte actora dio contestación a las cuestiones previas opuestas por la parte demandada, para de esa forma determinar la inidoneidad del pronunciamiento que declaró improcedente la petición formulada al respecto por la parte demandada, resulta totalmente ajeno a la naturaleza de una denuncia por defecto de actividad como la presente. En consecuencia, esta Sala considera improcedente la presente denuncia por supuesta infracción del artículo 244 del Código de Procedimiento Civil. Y así se decide. RECURSO POR INFRACCION DE LEY ÚNICO De conformidad con el ordinal 2º del artículo 313, se denuncia la infracción por falta de aplicación de los artículos 351 y 356 eiusdem, en concordancia con el artículo 12 del mismo Código. Al respeto, alega el recurrente: “...De la decisión de la recurrida, se desprende en su contenido que ciertamente la parte actora contestó las Cuestiones Previas sin esperar el vencimiento del lapso de emplazamiento, obviamente la parte Actora no dio cumplimiento a las formalidades establecido (sic) en el artículo 351 del Código de procedimiento Civil, a saber: (Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 7, 8, 9, 10, 11 del artículo 346, la parte demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas o si las contradice. El silencio de la parte se entenderá como admisión de las cuestiones no contradichas expresamente), quedando demostrado que su escrito de Contestación a las Cuestiones Previas se hizo en forma EXTEMPORÁNEA por ser anticipada, ciertamente nuestra Jurisprudencia ha establecido Criterio sobre la apelación hecha en el mismo día de dictarse la Sentencia, pero menos cierto es que no se ha pronunciado el Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, en cuanto a estas formalidades de los actos la cual recae sobre lapsos procesales establecido (sic) en nuestro ordenamiento jurídico, como es el caso presente establecido en el Artículo 351 del Código de Procedimiento Civil, dicha disposición se encuentra vigente de toda formalidades (sic) en cuanto a su procedimiento, la cual (sic) no puede ser violado por el criterio Jurisprudencial que tomó el Tribunal Supremo de Justicia en cuanto a la Apelación se podrá interponer el mismo día..., Jurisprudencia fundamentada en el Artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por que (sic) de lo contrario se estaría violando el debido proceso de los actos procesales, (como por ejemplos (sic): El demandado en el mismo día de dar Contestación a la demanda, Contesta al fondo de la demanda, ese mismo día Promueve, y ese mismo día Introduce (sic) Escrito de Informe, ... Una Anarquía (sic) procesal, violando el principio Preclusivo de los actos Procesales establecido en nuestro ordenamiento Jurídico). Lo cierto que la recurrida debió decidir de acuerdo a lo establecido en el artículo 351 del Código de Procedimiento Civil, a saber: (Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 7, 8, 9, 10, 11 del artículo 346, la parte demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas o si la contradice. El silencio de la parte se entenderá como admisión de las cuestiones no contradichas expresamente), y debió aplicar la disposición establecido (sic) en el artículo 356 ejusdem (sic) que la presente demanda sea desechada y extinguido el Proceso (sic), sino que se basó erróneamente a aplicar (sic) la Doctrina Jurisprudencia (sic) con arreglo a lo estipulado en el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela... Y por lo ante (sic) expuesto, con los fundamentos de hechos como de derechos ratifico que la recurrida debió decidir de acuerdo a lo establecido en el el (sic) Artículo 351 del Código de procedimiento Civil, a saber: (Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 7, 8, 9, 10, 11 del artículo 346, la parte demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas o si la contradice. El silencio de la parte se entenderá como admisión de las cuestiones no contradichas expresamente), y debió decidir aplicar la disposición establecido en el artículo 356 ejusdem (sic) que la presente demanda sea desechada y extinguido el Proceso (sic) ...”. La Sala para decidir, observa: Los artículos 351 y 356 del Código de procedimiento Civil, respecto de los cuales el formalizante alega la falta de aplicación por la recurrida, textualmente disponen: “...Artículo 351. Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 7º, 8º, 9º, 10 y 11 del artículo 346, la parte demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas o si las contradice. El silencio de la parte se entenderá como admisión de las cuestiones no contradichas expresamente”. “Artículo 356. Declaradas con lugar las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 9º, 10 y 11 del artículo 346, la demanda quedará desechada y extinguido el proceso...”. Por su parte, la parte pertinente de la sentencia recurrida, textualmente señaló: “...En su oportunidad el defensor judicial de la parte demandada, consigna escrito donde opone las cuestiones previas contenidas en los ordinales 2, 6, 9, 10 y 11 del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, las cuales fueron declaradas sin lugar por el A quo en su fallo de fecha 8 de enero de 2001, el cual fue apelado por la parte demandada, oyéndose dicho recurso en un solo efecto con respecto a las cuestiones previas contenidas en los ordinales 9, 10 y 11 del artículo 346 ejusdem (sic) en fecha 15 de enero de 2001...”. (Folios 112 y 113 de la segunda pieza del expediente). El Tribunal antes de pronunciarse sobre los asuntos sometidos a examen, resolverá previamente el pedimento de la demandada que se declare extemporánea la contestación y subsanación de las cuestiones previas en razón de que el actor lo hizo antes del vencimiento del lapso del emplazamiento. De la revisión de las actas procesales y la certificación de días de despacho del a-quo se observa que, citada la parte demandada, ésta opuso en su oportunidad las referidas cuestiones previas y que la parte actora sin esperar el vencimiento del lapso de emplazamiento para el día 8 de noviembre del 2001, dio contestación y a la vez procedió a subsanar el día 31 de octubre de 2000, esto es al cuarto día de despacho siguiente a la fecha de presentación del escrito de oposición de cuestiones previas de la parte demandada. Considera esta alzada que, de acuerdo a los principios establecidos en el artículo 257 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, según los cuales el proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia y que ésta no se sacrificará por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> , es permitido que la parte interesada puede, no solamente apelar en el mismo día que se produce el fallo sino también, cuando fuere publicado y no estén a derecho las partes y desde luego, aplicando este criterio, mutatis mutandi al caso de marras, al haber subsanado y contestado las cuestiones previas la parte actora en forma prematura como ha ocurrido en autos, dicha actuación procesal se ha hecho en forma tempestiva, aún cuando no había plecluido el lapso de emplazamiento término de contestación de la demanda. Diferente resulta, si la parte actora hubiere dado su contestación a las cuestiones previas de la contraparte una vez concluido el lapso para su interposición; en estos casos, salvo que medie causa justificada, entiende quien juzga que la extemporaneidad de dicha actuación se debe a negligencia de la parte que resulta afectada por tal omisión. Por las razones expuestas se declara improcedente la petición estudiada, formulada por la parte actora. Así se resuelve…” (Folios 113 y 114 de la segunda pieza del expediente). De todo lo anteriormente expuesto, esta Sala, haciendo abstracción de la confusa redacción empleada por el formalizante para exponer los argumentos que sustentan la denuncia examinada, evidencia que el presente procedimiento subió al conocimiento del Tribunal de Alzada, en virtud de apelaciones interpuestas por la representación de la parte demandada contra: a) La sentencia dictada por el Tribunal a-quo en fecha 8 de enero del 2001, que declaró sin lugar las cuestiones previas opuestas por la parte demandada en el presente juicio; y, b) contra el auto dictado en fecha 23 de febrero del 2001 por el referido Tribunal, que negó la admisión de las pruebas señaladas en los Capítulos V y VII de su escrito de promoción, y que una vez dictada la decisión interlocutoria la el tribunal superior competente, que confirmó dichas decisiones, anunciaron y formalizaron recurso de casación en su contra. Asimismo, se observa que, efectivamente, como señala el formalizante y reseña la recurrida, la parte demandada en la oportunidad de ley opuso a la actora, las cuestiones previas contenidas en los ordinales 2º, 6º, 9º, 10 y 11 del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, siendo en fecha 31 de octubre del 2000, es decir, al cuarto día siguiente a la fecha de su oposición, cuando la parte actora procedió a dar contestación a las mismas, ello, sin que hubiese precluido el lapso para el emplazamiento, previsto en el artículo 351, anteriormente transcrito. Por lo tanto, la contestación que la parte actora brindó a tales cuestiones previas, en especial, las contenidas en los ordinales 9º, 10º y 11º del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, evidentemente, resultó extemporánea por anticipada, pues no había culminado el lapso para el emplazamiento, mucho menos se había iniciado el plazo de los cinco días siguientes, previstos a tal fin. Cabe observar que el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, en sus ordinales 9º, 10 y 11, dispone: “...Artículo 346. Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el demandado en vez de contestarla promover las siguientes cuestiones previas:... 9º) La cosa juzgada. 10) La caducidad de la acción establecida en la ley. 11) La prohibición de la ley de admitir la acción propuesta, o cuando sólo permite admitirla por determinadas causales que no sean las alegadas en la demanda. Si fueren varios los demandados y uno cualquiera de ellos alegare cuestiones previas, no podrá admitirse la contestación a los demás y se procederá como se indica en los artículos siguientes”. Asimismo, el anteriormente transcrito, artículo 351 del mismo Código, claramente dispone un plazo (cinco días siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento), para que el demandante convenga en las referidas cuestiones previas o las contradiga, lapso que, a todo evento, debe ser respetado con el fin de salvaguardar la garantía al debido proceso y el principio de legalidad contenido en el artículo 7º del mismo Código Procesal Civil, que textualmente reza: “Los actos procesales se realizarán en la forma prevista en este Código y en las leyes especiales. Cuando la ley no señale la forma para la realización de algún acto, serán admitidas todas aquellas que el Juez considere idóneas para lograr los fines del mismo”. Y si bien es cierto, que el artículo 257 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, prevé que: “El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> ”, ello, en modo alguno, puede interpretarse como la relajación de todos los dispositivos legales que imponen orden el proceso y salvaguardan la igualdad de los partes involucradas en el mismo. Finalmente, con relación al contenido del artículo 356 del Código de Procedimiento Civil, que dispone: “Declaradas con lugar las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 9º, 10 y 11 del artículo 346, la demanda quedará desechada y extinguido el proceso”, respecto del cual el recurrente delata también su falta de aplicación por la recurrida, la Sala se abstiene de emitir pronunciamiento alguno, por considerar que tal pronunciamiento, por demás definitivo, es competencia del Tribunal de alzada, luego de que examine nuevamente los alegatos de apelación y actuaciones pertinentes, al amparo de la doctrina sentada en el presente fallo. Por todo lo expuesto, esta Sala considera procedente la presente denuncia por falta de aplicación del artículo 351 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 12 eiusdem. Y así se decide. D E C I S I Ó N Por todas las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de casación interpuesto por la representación judicial de los ciudadanos JOSE EUSEBIO CEDEÑO AZOCAR , en su carácter de representante legal de la empresa SOCIEDAD CLINICA JOSE GREGORIO HERNÁNDEZ, C.A.; SHEILA DE JESÚS CEDEÑO AZOCAR y los herederos de la ciudadana ENEIDA ADELFA AZOCAR LAZARDE, contra la sentencia dictada en fecha 1º de junio del 2001, por el Juzgado Superior Accidental Segundo Accidental en lo Civil, Mercantil, del Trabajo, del Tránsito y de Protección al Niño y al Adolescente del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, y en consecuencia se decreta la nulidad del fallo recurrido y se ordena al Tribunal Superior que resulte competente dictar nueva decisión acogiendo la doctrina aquí establecida. Publíquese y regístrese. Bájese el expediente. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los ( ) días del mes de de dos mil tres
SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado Ponente: CARLOS
OBERTO VÉLEZ En la incidencia de oposición a la medida preventiva de embargo, surgida en el juicio por cobro de bolívares, haciendo uso del procedimiento por intimación, intentado ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, con sede en Acarigua, por el profesional del derecho LUIS ALEJANDRO MÉNDEZ GUAITA actuando en su carácter de endosatario en procuración de la sociedad de comercio que se distingue con la denominación mercantil SOCIEDAD ANÓNIMA SUMINISTROS AGRÍCOLAS CANARIAS (SUCASA), contra el ciudadano FAUSTINO RAMON SÁNCHEZ HENRÍQUEZ , asistido judicialmente por el abogado en ejercicio de su profesión Gilberto Franco Pérez en el cual intervino como tercer opositor el ciudadano FAUSTINO RAMÓN SÁNCHEZ , representado judicialmente por los profesionales del derecho Gilberto Franco Pérez y Azucena Gasperi Seijas; el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y con Competencia Transitoria de Protección del Niño y del Adolescente del Segundo Circuito de la misma Circunscripción Judicial, conociendo en competencia funcional jerárquica vertical, dictó sentencia en fecha 9 de enero de 2002, mediante la cual declaró sin lugar el recurso procesal de apelación propuesto por el accionante y, por vía de consecuencia, confirmó la sentencia de fecha 28 de septiembre de 2001, dictada por el Juzgado de Cognición, que declaró parcialmente con lugar la oposición formulada por el tercero opositor a la medida de embargo; confirmando el embargo practicado. Se condenó al accionante al pago de las costas del recurso. Contra la precitada decisión, el demandante anunció recurso de casación el cual fue negado por auto de fecha 28 de enero de 2002, señalando lo siguiente: “...Vista la diligencia suscrita por el abogado Luis Alejandro Méndez Guaita, endosatario en procuración de la parte actora en fecha 17/01/2002, que obra la vuelto del folio 150, en la cual expone: “...Recurro de la sentencia de fecha 09/01/2002...” (Negrillas del Tribunal), al respecto pasa este Tribunal a hacer las siguientes consideraciones: “...Por otra parte, en esta Instancia se pueden ejercer varios recursos, entre ellos, tomando en cuenta el estado de la causa, el Recurso de aclaratoria, el Recurso de Casación o el Recurso de Amparo, y es necesario al recurrir, dejar claro que recurso se está ejerciendo. Por las consideraciones precedentemente hechas y en Nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, este Tribunal declara NO TENER MATERIA SOBRE LA CUAL DECIDIR , puesto que el recurrente no expuso a qué recurso se refiere, tal como quedó establecido ut supra” . Con motivo del recurso de hecho interpuesto contra la negativa de admitir el de casación, la Sala recibió el expediente, del cual se dio cuenta en fecha 21 de febrero de 2002, designándose ponente de la máxima decisión procesal al Magistrado que con el carácter la suscribe y quien lo hace previa las siguientes consideraciones: I Es menester para esta Sala, determinar si el anuncio de recurso de casación de fecha 17 de enero de 2002 es válido, ya que la negativa de oírlo fue lo que generó que el accionante ocurriera de hecho, ante este Alto Tribunal, en consecuencia, esta Sala hace las siguientes consideraciones: De la revisión de las actas que conforman el presente expediente, la Sala observa, que en diligencia de fecha 17 de enero de 2002, anteriormente señalada, el accionante ciertamente no anunció formalmente el recurso extraordinario de casación, tornándose confusa y con una falta de claridad la manifestación de recurrir en sede de casación. Puesto que, el recurrente sólo se limito a expresar “Recurro de la sentencia de fecha 9 de enero de 2002”. Es por tal motivo, que el Juzgado de Segundo Grado, que se pronunció al respecto, declaró no tener materia sobre la cual decidir con base en los motivos ut supra transcritos. Para decidir, la Sala observa: En el caso in comento, se evidencia que el anuncio del recurso no fue claro y preciso, pero esto no justifica negarlo, ya que ello significaría sacrificar la justicia, menoscabar principios como el debido proceso y el derecho a la defensa por un formalismo procesal, que en todo caso, alcanzó su fin, ya que el anuncio del recurso de casación es un acto procesal mediante el cual las partes pueden manifestar la voluntad de ejercer una facultad que la Ley concede a ellas - en este caso- la de hacer uso del medio extraordinario de impugnación. Por tanto , esta Sala considera que en el sub iudice la manifestación de voluntad de recurrir en sede de casación existe , a pesar de que el recurrente no manifestó con precisión que anunciaba recurso de casación. También es necesario destacar, que tanto la acción de amparo como la solicitud de aclaratoria, no podían ser motivo de confusión para el Juzgador de Alzada, al momento de determinar qué recurso realmente se había ejercido, como lo señaló en el auto recurrido de hecho, pues ni la solicitud de aclaratoria, ni la acción de amparo tienen la naturaleza de recursos. Al respecto, los artículos 257 y 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, señalan lo siguiente: “Artículo 257. El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> .” “Artículo 26. Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente...” El Estado garantizará una justicia gratuita accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles”( Subrayado y cursiva de la Sala). Por tanto, de conformidad con las razones anteriormente expuestas, y de acuerdo a los mandatos previstos en las normas constitucionales anteriormente transcritas, esta Sala considera que el anuncio in comento , es válido, a pesar de que lo correcto y conveniente es que, en toda diligencia en la cual se pretenda anunciar el recurso extraordinario de casación, se mencione la palabra “anuncio”, acompañada del nombre del recurso que se anuncia, en este caso “anuncio recurso de casación” tal como lo establece el artículo 314 del Código de Procedimiento Civil, el cual dispone: “ El recurso de casación se anunciará ante el Tribunal que dictó la sentencia contra la cual se recurre...”. Así se establece. (Subrayado de la Sala). II Luego de analizar la validez del anuncio del recurso de casación interpuesto contra la sentencia de fecha 9 de enero de 2002, es menester de la Sala, entrar a analizar si dicho recurso es admisible. En el caso sub iudice, la sentencia contra la cual se anunció el recurso de casación, es una sentencia interlocutoria, que declaró sin lugar el recurso procesal de apelación ejercido por el accionante y que confirmó la sentencia apelada, dictada por el Juzgado de Cognición, que decidió parcialmente con lugar la oposición formulada por el tercero contra la medida de embargo practicada por el Juzgado Ejecutor de Medidas de los Municipios Turén, Esteller y Santa Rosalía del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa y, por vía de consecuencia, confirmó el embargo ut supra referido. Ahora bien, en cuanto a la admisibilidad del recurso de casación contra este tipo de decisiones, la doctrina de la Sala ha sostenido que las recaídas en las incidencias sobre medidas preventivas por cuanto se refieren a incidencias autónomas, tramitadas por cuaderno separado que no suspenden el curso de la causa principal, bien sea acordándolas, modificándolas, suspendiéndolas o revocándolas, son interlocutorias con fuerza de definitivas, que son asimilables a una sentencia definitiva, en cuanto a la materia autónoma que se debate en la incidencia. Lo que hace admisible de inmediato, el recurso de casación que sea anunciado contra ellas. En ese sentido, mediante sentencia de fecha 25 de junio de 2002, esta Sala estableció criterio sobre la admisibilidad del recurso de casación en materia de medidas preventivas, bajo ponencia del Magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo, (caso: Luis Manuel Silva Casado contra Agropecuaria La Montañuela, C.A.,) expediente Nº. 01-144, sentencia Nº 64, en la cual señaló: “... observa la Sala que sólo para el caso en que el Juez niegue el decreto de la medida preventiva solicitada, para lo cual actúa con absoluta discrecionalidad, resulta inoficioso declarar con lugar el recurso de hecho, ya que se estaría acordando la admisibilidad del recurso de casación que es improcedente in limine litis; todo lo cual estaría en contradicción con el espíritu del constituyente, que en el artículo 26 de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, propugna una justicia sin dilaciones indebidas. En este sentido, la Sala atempera la doctrina citada, y considera inadmisible el recurso de casación cuando éste se interponga contra la decisión que niegue una solicitud de medida preventiva. En cuanto a las otras decisiones recaídas en materia de medidas preventivas, cuando sea acordándolas, suspendiéndolas, modificándolas o revocándolas se mantiene el criterio de admisibilidad inmediata, por ser asimilables a una sentencia definitiva en cuanto a la materia autónoma que se debate en la incidencia ”. (Subrayado de la Sala). Por tanto, en fuerza de las mencionadas consideraciones y aplicando el criterio jurisprudencial anteriormente transcrito, debe declararse admisible el recurso de casación anunciado en el caso sub iudice, pues ha sido interpuesto contra una sentencia interlocutoria de Segundo Grado, que confirmó una decisión que acordó decretar una medida preventiva de embargo, todo lo cual motiva la declaratoria con lugar del recurso de hecho propuesto, tal como se declarará mediante pronunciamiento expreso, positivo y preciso, en el dispositivo del presente fallo. Así se decide. DECISIÓN En fuerza de las anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación Civil, administrando justicia, en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de hecho propuesto contra el auto de fecha 28 de enero de 2002, dictado por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y con Competencia Transitoria de Protección del Niño y del Adolescente del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, con sede en Acarigua, denegatorio del recurso de casación anunciado contra la sentencia de fecha 9 de enero de 2002, dictada por el mencionado Juzgado. Se REVOCA dicho auto y se ADMITE el recurso de casación anunciado contra la sentencia dictada en fecha 9 de enero de 2002, por el referido Juzgado de Segundo Grado. En consecuencia, a partir del día de la publicación de esta decisión, comenzará a correr el lapso de cuarenta (40) días, para la formalización del recurso de casación, previo el transcurso de cinco (5) días que se concede como término de la distancia, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil. Publíquese, regístrese. Agréguese al expediente. Pásese al Juzgado de Sustanciación para la designación del Ponente que decidirá el recurso de casación. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los treinta y un (31) días del mes mayo de dos mil dos
En primer lugar, la Sala advierte al formalizante que en la
presente denuncia por reposición no decretada, no se alegó la infracción de los artículos 15 y 208 del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, aplicando la Sala los principios contenidos en los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el sentido de garantizar una justicia accesible y por encima de las << formalidades>> no << esenciales>> , y por cuanto del contenido de la denuncia puede entenderse el motivo por el cual se alega la indefensión, conocerá de la misma en los siguientes términos: Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los siete ( 07 ) días del mes de marzo de dos mil uno
Así las cosas, tenemos que en el caso bajo análisis el
formalizante fundamentó su denuncia con la delación de los artículos 15, 206 y 781 del Código de Procedimiento Civil, mas no así con el artículo 208 eiusdem, requerido conforme a los señalamientos anteriores para sustentar las infracciones de este tipo; lo anterior resultaría suficiente para que esta Sala procediera a desechar la presente denuncia por defecto de técnica en su formalización, sin embargo, la Sala en atención a los postulados contenidos en el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que dispone: “El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> no << esenciales>> ”. (Negrillas y subrayado de la Sala), estima pertinente conocer de la denuncia bajo examen, mas aún, cuando el formalizante cumplió con la correcta delación del artículo 15 del Código de Procedimiento Civil, así como, de la disposición supuestamente infringida donde se refiere el quebrantamiento de la forma con el cual se menoscabó el derecho de defensa; brindando, además, una explicación detallada de todos los recursos que agotaron para enfrentar el supuesto quebrantamiento. Sentado lo anterior, la Sala pasa de seguida a conocer del fondo de la presente denuncia, para lo cual observa que el artículo 781 del Código de Procedimiento Civil, delatado por el formalizante, textualmente dispone: “...A solicitud del partidor el Tribunal podrá solicitar de los interesados los títulos y demás documentos que juzgue necesario para cumplir con su misión y realizar a costas de los interesados cuantos trabajos sean imprescindibles para llevar a cabo la partición, como levantamientos topográficos, peritajes y otros semejantes, previa autorización del Juez, oída la opinión de las partes. El Juez fijará el término en que el partidor nombrado deba desempeñar su encargo, el cual no podrá prorrogarse sino por una vez...”. Ahora bien, examinadas las actas procesales, se evidencia que, efectivamente, la parte demandada en diversas oportunidades ante el tribunal de instancia, entre otras, en diligencias de fechas 11 de mayo y 15 de junio de 1998, y luego, en los informes rendidos ante la Alzada, impugnó y desconoció, tanto el procedimiento de nombramiento del perito avaluador como el informe técnico del avaluo presentado, solicitando además, la reposición de la presente causa al estado de nombrar nuevo partidor, por considerar que el designado emitió opinión de acuerdo a informe que presentó de manera extemporánea. Sobre estos particulares la recurrida señaló, lo siguiente: “...No hay duda, entonces, que el litigio en éste proceso se manifiesta en virtud de las alegaciones formuladas por el demandado respecto de que el partidor solicitó prórroga para rendir su informe cuando se encontraba vencido el lapso que se le había otorgado y por el nombramiento que se hizo del perito avaluador, que dice violentó las disposiciones legales contenidas en los artículos 452 al 457 del Código de Procedimiento Civil. La designación del indicado perito no está regulada, en el caso de autos, por las formalidades a que se contrae la experticia, él es un auxiliar del partidor para que lo auxilie en las actividades propias de la partición, tales como levantamientos topográficos, que en todo caso, resultaría de la autorización del juez. Tampoco hubo en su oportunidad oposición de la demandada, con lo cual procede dicho nombramiento, que en el caso de autos se limitó al avalúo del inmueble. Así se decide. En el emplazamiento que se hizo a las partes para nombrar al partidor, el apoderado de los demandados formuló recurso de apelación, que el tribunal de mérito acordó oír en un solo efecto, ordenando expedir las copias respectivas. No se pidieron las indicadas copias ni para la remisión de las actuaciones a la Alzada ni tampoco para recurrir de hecho y ante tal circunstancia se entiende que el trámite de la apelación fue abandonado. Así se declara. De modo, pues, que al no haber rechazo u objeción válidamente interpuesta al nombramiento de partidor, ni tampoco se observa que en éste proceso tengan interés menores o entredichos, y estando comprobada la cualidad de comuneros de las partes, la cuota que corresponde a cada uno de ellos y debidamente fijada la existencia del bien objeto de la partición, resultaba innecesario el juicio cognoscitivo, que se ha limitado como antes se dijo, a reparos sobre el nombramiento del partidor y del perito. Así las cosas, se debe propender a dar facilidad para que se cumpla el proceso de la partición. En efecto, el informe del partidor, distinto al consignado por el perito avaluador, fue rendido el día 28 de mayo de 1.998 (sic) y al limitarse la parte demandada a las diligencias sobre la formalidad de la prorroga y la extemporaneidad de su solicitud, encuentra quien decide que el lapso para objetar dicho informe transcurrió íntegramente, como se establece en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, lo que hace forzoso que dicha partición quede concluida, pues no hay diligencias en este expediente conforme al cual se hubiere pedido revisión por los interesados de aquel informe , ni en modo alguno objeción. Así se declara...”. De todo lo antes expuesto, queda claro que el formalizante en diversas oportunidades durante el desarrollo del presente proceso y, en especial, en diligencia presentada ante el tribunal de la causa en fecha 11 de mayo de 1998, cursante a los folios 80 y 81 del expediente, objetó el procedimiento seguido para el nombramiento del perito avaluador, ciudadano GABRIEL TORRES SANCHEZ, impugnando, además, por excesivo el informe técnico de avalúo presentado. Acierta el tribunal de la causa, luego la alzada, al señalar, que los interesados disponían del término de los diez (10) días siguientes a la presentación del informe de partición para formular las objeciones correspondientes, pues de lo contrario la partición quedaba concluida y así debía ser declarado por el tribunal. Sin embargo, no es menos cierto, como alega el recurrente, que el artículo 781 del mencionado Código de Procedimiento Civil dispone que los imprescindibles trabajos de peritaje, además, de ser a costas de las partes, deben ser solicitados por el partidor y el juez debe oír la opinión de las partes antes de autorizar la realización de los mismos; siendo innegable que en el presente caso, la parte demandada objetó mediante diligencia 11 de mayo de 1998, tanto el procedimiento seguido para la designación del perito técnico avaluador, como el informe técnico de avalúo presentado el 7 de mayo de 1998, el cual se constituyó, en todo caso, en elemento determinante a considerar por el partidor para la elaboración de su informe, consignado al tribunal el 28 de mayo de 1998, y posteriormente impugnado por la representación de la parte demandada, en fecha 15 de junio de 1988, una vez agotados los 10 días previstos a tal fin por el mencionado artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, pero que en todo caso se encontraba también sustentada en una supuesta extemporaneidad del referido informe, pues según alegaron en dicha diligencia ante el tribunal a-quo y, posteriormente ante el tribunal de alzada, el partidor designado presentó su solicitud de prórroga una vez fenecido el lapso acordado para la presentación del informe. Por todo lo antes expuesto, resulta evidente la confusa situación procesal que generó la actuación del a quo en la presente causa, quien haciendo caso omiso a las objeciones formuladas por la parte demandada respecto a la designación del perito avaluador, y mas importante aún, respecto al informe técnico de avalúo rendido a tal fin, que en todo caso sirvió de base para el informe de partición posteriormente presentado y, respecto al cual pesa un cuestionamiento de extemporaneidad ignorado también por el tribunal de la causa con base a un supuesto apego a la normativa del artículo 785 del Código de Procedimiento Civil; donde se omitió, además, ordenar la notificación de las partes respecto a la presentación de dicho informe de partición a los fines de que estas con las debidas garantías pudieran objetar, de así desearlo, dicha propuesta, esta Sala considera procedente, a los fines de garantizar la estabilidad del proceso y el derecho de defensa de las partes involucradas, decretar la nulidad de todo lo actuado a partir del momento de presentación al tribunal de la causa del informe por el partidor, debiéndose notificar de la misma a los interesados, de forma que a partir de la última de las notificaciones, se cumpla con el procedimiento pautado a tal fin en Titulo V, Capitulo II, “De la Partición”, del Código de Procedimiento Civil. En consecuencia, se declara con lugar la presente denuncia por quebrantamiento de formas procesales con violación del derecho de defensa de las partes, por incurrir la recurrida en el vicio de reposición no decretada, con violación de los artículos 15, 208 y 781 del Código de Procedimiento Civil. Y así se decide. Por cuanto se ha encontrado procedente una infracción de las descritas en el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, la sala se abstiene de examinar y resolver las restantes denuncias que contiene el escrito de formalización, de conformidad con lo dispuesto en el aparte segundo del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil. D E C I S I Ó N Por todas las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de casación interpuesto por la representación judicial de los ciudadanos JOSE MARCELINO MARTINEZ PERDOMO y FRANCISCA HERNÁNDEZ DE MARTINEZ, contra la sentencia dictada en fecha 10 de agosto del 2000, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo, Menores y Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua. En consecuencia, se decreta la nulidad de todo lo actuado a partir de la consignación en los autos, por el partidor, del informe de partición que le fuera encomendada y, se ordena la reposición de la causa, al estado que se notifique a las partes sobre la consignación de dicha partición, con la advertencia que a partir del momento que conste en autos la última de éstas notificaciones, el procedimiento continuará su curso, conforme a lo dispuesto en el Título V, Capítulo II, “De la Partición”, del Código de Procedimiento Civil. Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Tribunal de la causa, es decir, al Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil del Estado Aragua, con sede en Maracay. Particípese esta remisión al Juzgado de origen, anteriormente identificado, todo de conformidad con lo dispuesto en el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintitrés (23) días del mes de Julio del dos mil tres.
El proceso ejecutivo en la jurisdicción de lo contencioso administrativo: Reflexiones en torno a los antecedentes y aspectos procesales resueltos por la jurisdicción de lo contencioso administrativo en procesos ejecutivos