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SALA CONSTITUCIONAL Magistrado-Ponente: Jesús Eduardo

Cabrera Romero El 10 de julio de 2001, el Juzgado Superior


Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de
Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo,
declaró con lugar la pretensión de amparo constitucional
impetrada por el abogado Johnny Vásquez Zerpa, inscrito en
Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el n° 42.646,
actuando en su carácter de apoderado judicial de la sociedad
mercantil Diques y Astilleros Nacionales, C.A. ( DIANCA ),
inscrita en el Registro Mercantil Tercero de la misma
Circunscripción Judicial, el 20 de agosto de 1975, bajo el n°
49, Tomo 13-A; en contra de las decisiones emanadas del
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
del Tránsito y de Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Carabobo, el 1º de diciembre de 2000. El 30 de julio
de 2001, se dio cuenta en Sala del recibo del expediente, a fin
de evacuar la consulta prevista en el artículo 35 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales y, en la misma oportunidad, se designó como
ponente al Magistrado que, con tal carácter, suscribe el
presente fallo. Efectuada la lectura del expediente, pasa la
Sala a decidir sobre la decisión sometida a consulta, a cuyo
efecto hace las siguientes consideraciones: De la Pretensión
de Amparo Constitucional En el escrito libelar, el apoderado
judicial de la sociedad mercantil accionante, DIANCA , fundó
su pretensión de amparo constitucional sobre la base de los
siguientes argumentos: Que, el 28 de septiembre de 2000,
con el objeto de practicar una medida de embargo ejecutivo
en contra de bienes de la presunta agraviada y, de
conformidad con lo previsto en el artículo 46 de la Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República (vigente
en ese momento), el Juzgado Primero de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil, del Tránsito y del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Carabobo ordenó notificar
al referido órgano (f.116), a cuyo efecto libró, en la misma
oportunidad, el respectivo oficio. Denunció que,
presuntamente, la notificación ordenada fue practicada
ilegítimamente por el apoderado judicial de la parte
demandante en el juicio que dio lugar a la sentencia
impugnada, incumpliendo las normas procesales vigentes y
violando el derecho al debido proceso y de defensa de su
representada y de la República. Por otra parte, narró que el
30 de noviembre de 2000, la representación judicial de
DIANCA , diligenció ante el tribunal de la causa solicitando,
entre otras cosas, la reposición de la causa al estado de
notificar a la Procuraduría General de la República sobre la
medida de embargo ejecutivo dictada en contra de DIANCA ,
considerando que la misma fue practicada fraudulentamente
y, por tanto, rogó al Juzgado de la causa que se abstuviera de
ordenar la ejecución forzosa del fallo. Sin embargo, continúa
señalando el apoderado actor, que mediante sentencia del 1º
de diciembre del mismo año, el referido tribunal negó los
pedimentos formulados por la parte hoy accionante y, muy
por el contrario, señaló que a pesar de que DIANCA es una
empresa cuyas acciones pertenecen enteramente a la
República, ella no se halla amparada por los privilegios
procesales que la ley acuerda a ésta. Por esta razón, estimó el
fallo accionado, no era necesaria una nueva notificación de la
Procuraduría General de la República y que, en todo caso, a
tenor de lo dispuesto en el artículo 46 del texto orgánico que
rige las funciones de la misma, tal notificación no requiere la
suspensión de la ejecución, a tenor de los dispuesto en el
artículo 252 del Código de Procedimiento Civil. De igual
forma, con fundamento en lo anterior, el Juez denunciado
libró mandamiento de ejecución en esa misma oportunidad en
contra de la hoy accionante. Contra ambas actuaciones
judiciales, es precisamente ejercida la presente acción de
amparo constitucional. Al respecto, alegó el apoderado actor
que dicha sentencia violó lo dispuesto en los artículos 26 y
257 de la Carta Magna, por cuanto fue negada la obligatoria
notificación de la República por intermedio de quien ejerce su
representación judicial y, consiguientemente, afectados sus
intereses patrimoniales sin ella tener conocimiento, violando
asimismo su derecho de defensa, pues no se trata de un <<
formalismo inútil>> , sino de una disposición de orden
público. De igual forma, delató la supuesta contradicción del
criterio previo del Juez, respecto de la decisión ahora
impugnada, pues, en un primer momento fue acordada la
notificación del referido ente, para posteriormente declarar en
el acto jurisdiccional cuestionado por esta vía de amparo, que
tal notificación no era necesaria. Asimismo, denunció que la
materialización de la orden ejecutoria emanada del juez
agraviante, puede causar un caos comercial y operativo en la
empresa, motivo por el cual se hacía inminente la
participación de la Procuraduría General de la República en
juicio, al menos su conocimiento de la sentencia que resolvió
el mismo, para que coordinara y planificara la ejecución del
fallo. Por esta razón, consideró igualmente el apoderado actor
que los actos impugnados amenazaban con violar los
derechos a la propiedad y a la libertad económica de
DIANCA . Por los motivos antes expuestos, el apoderado de la
parte accionante solicitó que se le ordenara al Juzgado
denunciado como agraviante que practicara la notificación de
la Procuraduría General de la República y, asimismo, solicitó
cautela innominada por medio de la cual fueran dejados sin
efecto los actos jurisdiccionales cuestionados, hasta tanto
fuera resuelto en forma definitiva el presente amparo. De la
Sentencia Consultada El 10 de julio de 2001, el Juzgado
Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del
Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado
Carabobo declaró con lugar la pretensión de amparo
constitucional, estableciendo en el texto del fallo, lo siguiente:
«No constando efectivamente que la Procuraduría General de
la República haya sido notificada, es evidente que no puede
correr el lapso de sesenta (60) días establecido en el artículo
46 de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
República, y si ello es así, mal podía la juez librar
mandamiento de ejecución, por lo que al actuar como lo hizo
infringió el encabezamiento del artículo 49, de la Constitución
Nacional, que consagra el principio del debido proceso, y su
ordinal (sic) 1º, que garantiza el derecho a la defensa, en
concordancia con el artículo 15 del Código de Procedimiento
Civil, que establece la obligación que tiene el Juez de
garantizar el derecho a la defensa, y mantener a las partes en
igualdad». Motivaciones para Decidir En primer término, debe
la Sala determinar su competencia para conocer el caso de
autos, a cuyo fin se observa que la decisión sometida a
consulta fue dictada por el Juzgado Superior Primero en lo
Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la
Circunscripción Judicial del Estado Carabobo , actuando como
tribunal constitucional de primer grado. Ello así, conforme la
reiterada jurisprudencia dictada por esta Sala desde el 20 de
enero de 2000 (casos: Emery Mata Millán y Domingo Ramírez
Monja), esta Sala es competente para conocer en consulta la
decisión sometida a su examen. Así se declara. Precisada su
competencia, a los fines de resolver el presente asunto,
conviene traer a colación lo dispuesto en el artículo 46 de Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República (vigente
al tiempo en que fue dictada la decisión impugnada en
amparo), cuyo tenor es el siguiente: «Artículo 46. Los bienes,
rentas, derechos acciones pertenecientes a la República, no
están sujetos a embargos, secuestros, hipotecas, ejecuciones
interdictales, ni en general a ninguna medida de ejecución
preventiva o definitiva. Los jueces que conozcan de
ejecuciones de sentencias contra la República, suspenderán
en tal estado los juicios, y notificarán al Procurador General
de la República, para que fije, por quien corresponda, los
términos en que haya de cumplirse lo sentenciado. Cuando se
decrete alguno de los actos arriba indicados sobre bienes de
otras entidades públicas o de particulares, que estén
afectados al uso público, a un servicio público, o a una
actividad de utilidad pública nacional, antes de su ejecución el
Juez notificará al Ejecutivo Nacional, por órgano del
Procurador General de la República, a fin de que se tomen las
medidas necesarias para que no se interrumpa la actividad a
que está afectado el bien . Vencidos sesenta (60) días a
contar de la fecha de la notificación, sin que el Ejecutivo
Nacional se haya pronunciado sobre el acto, el juez podrá
proceder a su ejecución» (subrayado de la Sala). El primer
aparte de la disposición recién transcrita, consagra una
garantía procesal a favor de los entes (públicos o privados)
cuyos bienes estén afectados a la prestación de un servicio
público (en sentido lato) y sobre los cuales se pretenda
ejecutar una sentencia; con el preciso objetivo de
salvaguardar la prestación continua del mismo, a cuyo fin
obliga al Juez a notificar al Procurador General de la
República, para que éste tome, en tutela del interés general y
si lo considerare pertinente, aquellas medidas tendientes a
mantener tal continuidad. Asimismo, dispone la norma
escrutada que, una vez notificado, el Procurador General de la
República dispondrá de sesenta (60) días para pronunciarse
sobre la ejecución; vencidos los cuales se procederá a la
misma, en caso de no haber manifestación alguna sobre la
forma en que ésta deba materializarse. Evidentemente, dicho
lapso debe ser considerado suspensivo de la medida
decretada ( embargo, secuestro, hipoteca, ejecución
interdictal o cualquier otra medida preventiva o ejecutiva),
pues la materialización de la misma podría devenir en la
interrupción de la actividad de interés público que la norma
tutela, con la consecuente puesta en peligro del interés
general, tal y como ha señalado la jurisprudencia de esta Sala
(ver stc. n° 1240/2000). Como se habrá visto, el citado
artículo de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
República prevé una garantía adjetiva en cabeza de las
personas allí reseñadas y, como tal, debe entenderse como
parte integrante del derecho a la defensa que les asiste.
Luego, su infracción deviene irremisiblemente en la violación
de este derecho constitucional previsto en el artículo 49.1. de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Dicho lo anterior, debe la Sala observar que, conforme las
actas del presente expediente, Diques y Astilleros Nacionales,
C.A. (DIANCA), es una sociedad mercantil cuyo único
accionista es el Fondo de Inversiones de Venezuela,
constituida bajo mecanismos propios del derecho privado, con
el objeto principal de explotar la industria naval y sus
actividades conexas «y en especial, la construcción,
reparación, mantenimiento y modificaciones de buques y sus
máquinas, pudiendo además realizar otras actividades y
explotaciones que concurran al logro del propósito principal
antes expresado, tales como participar en otras sociedades
mercantiles y realizar todos los actos jurídicos y operaciones
financieras, industriales o comerciales necesarias, siempre
que se relacione con su objeto social», en cumplimiento de lo
cual «atenderá preferentemente la defensa nacional» (Cfr.
estatutos sociales de la accionante). Prescindiendo de
consideraciones sobre la naturaleza de la sociedad mercantil
accionante, luego de la lectura de su objeto social, cabe
concluir de forma incontestable que la actividad económica
que la misma desarrolla está inmersa en la promoción del
servicio (público) naviero nacional, de forma tal que no deben
caber dudas en cuanto a que la accionante se halla amparada
por la prerrogativa procesal que ha sido estudiada en el
presente caso. Ello así, debe verificarse si el Juzgado
denunciado como agraviante respetó esa garantía que opera a
favor de la presunta agraviada, para determinar la
procedencia del amparo objeto de estos autos. Con tal objeto,
observa la Sala que mediante diligencia del 30 de noviembre
de 2000, la representación judicial de DIANCA solicitó al
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Agrario, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Carabobo, entre otras cosas, que ordenara
la reposición de la causa al estado de notificar a la
Procuraduría General de la República sobre la medida de
embargo ejecutivo dictada en contra de DIANCA ,
considerando que la misma fue practicada fraudulentamente
y, por tanto, rogó al Juzgado de la causa que se abstuviera de
ordenar la ejecución forzosa del fallo dictado en su contra. Por
su parte, dicho Juzgado negó el pedimento antes reseñado,
mediante auto del 1º de diciembre del mismo año, por los
siguientes motivos: (...) «si bien es cierto que DIANCA es una
empresa del Estado, no es menos cierto que los privilegios
procesales consagrados por la ley no son extensibles a este
tipo de empresas, ya que la demandada [...] es una empresa
que posee personalidad jurídica propia, patrimonio propio,
que se rige por las normas del derecho privado de cada
sociedad mercantil, esto es por el Código de Comercio y la
Ley Orgánica del Trabajo, en cuanto a sus relaciones
laborales». Vistas las razones esgrimidas por el Juzgado
denunciado como agraviante, bastaría argumentar en su
contra que el «privilegio procesal» al cual hizo referencia, y
tal como fuera estudiado ut supra, en modo alguno nace en
razón de la persona que es demandada en un determinado
juicio, sino con ocasión de la actividad que la misma
desarrolla: la prestación de un servicio público. Así las cosas,
es absolutamente irrelevante analizar la naturaleza de las
personas morales, en cuanto a si se encuentran regidas por
normas de derecho público o de derecho privado, para
reconocerles la garantía frente a la ejecución que prevé el
tantas veces referido primer aparte del artículo 46 de la Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República, pues es
la actividad de interés público que éstas despliegan la razón
por la cual la ley les acuerda tal prerrogativa. En coherencia
con lo expuesto, debe concluirse que la decisión impugnada
en amparo, así como el mandamiento de ejecución dictado
con ocasión de la misma, padecen el vicio de nulidad
absoluta, en la medida en que afectan directamente el
derecho constitucional al debido proceso; razón por la cual
debe confirmarse la decisión sometida a consulta. Así se
declara. Decisión Por las razones precedentemente expuestas,
esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, CONFIRMA la decisión dictada el 10 de
julio de 2001, por el Juzgado Superior Primero en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de la
Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, que declarara
con lugar la pretensión de amparo constitucional impetrada
por el apoderado judicial de la sociedad mercantil Diques y
Astilleros Nacionales, C.A. ( DIANCA ), antes identificada; en
contra de las decisiones emanadas del Juzgado Primero de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el
1º de diciembre de 2000. Publíquese y regístrese. Remítase
copia certificada de la presente decisión al tribunal de origen.
Archívese el expediente. Cúmplase lo ordenado. Dada,
firmada y sellada en el Salón de Audiencias de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a
los 01 días del mes de octubre de 2002. Años: 192° de la
Independencia y 143° de la Federación. El Presidente de la
Sala, Iván Rincón Urdaneta El Vicepresidente-Ponente, Jesús
Eduardo Cabrera Romero Los Magistrados, José Manuel
Delgado Ocando Antonio José García García Pedro Rafael
Rondón Haaz El Secretario, José Leonardo Requena Cabello
JECR/ 01-1702

SALA CONSTITUCIONAL Magistrado-Ponente: JOSÉ MANUEL


DELGADO OCANDO El 25 de julio de 2002, los ciudadanos
JUVENAL ARAY , PABLO ABRANTE , OSWALDO MEJÍAS, LUIS
LUNAR , CIRILO CEBALLO , RAÚL MÁRQUEZ , MÁXIMO
PALACIOS , GERÓNIMO LABORI , HÉCTOR CARTAYA y
MARVIN DELGADO, venezolanos y titulares de las cédulas de
identidad números 4.557.431, 5.571.101, 6.467.020,
4.562.957, 2.000.373, 6.800.821, 4.561.675, 2.169.499,
4.561.672 y 11.639.358, respectivamente, en su carácter de
representantes del Sindicato de Maleteros Afines y Conexos
del Municipio Vargas del Distrito Federal y de sus miembros,
asistidos por los abogados Antonio Espinoza Prieto, Antonio
Rujana Saavedra, Aibsel Irene Espinoza de Castejón,
Marianela Brito Acevedo y Francisco Espinoza Prieto, inscritos
en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los
números 1.805, 46.221, 84.184, 85.035 y 09, también
respectivamente, presentaron ante esta Sala Constitucional,
con base en el artículo 336, numeral 10, de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, solicitud de revisión de
la sentencia dictada el 28 de mayo de 2002 por la Sala de
Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia, bajo el
número 302, en la que declaró sin lugar el recurso de
casación interpuesto por los solicitantes contra la sentencia
dictada por el Juzgado Superior Tercero del Trabajo Accidental
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, como Tribunal de Reenvío, el 27 de septiembre de
2001. En la misma fecha, se dio cuenta en Sala y se designó
Ponente al Magistrado doctor José Manuel Delgado Ocando,
quien con tal carácter suscribe el presente fallo. I 1.- Los
ciudadanos J uvenal Aray, Pablo Abrante, Oswaldo Mejías,
Luis Lunar, Cirilo Ceballo, Raúl Márquez, Máximo Palacios,
Gerónimo Labori, Héctor Cartaya y Marvin Delgado señalan en
su solicitud de revisión constitucional, que el juicio en que el
que se dictó la sentencia objeto de la presente revisión, se
inició mediante la presentación, el 2 de noviembre de 1995,
de una acción mero declarativa por parte del Sindicato que
representan, cuyo propósito era lograr el reconocimiento por
parte del Instituto Autónomo Aeropuerto Internacional de
Maiquetía de la supuesta relación de trabajo que lo vincula
con los trabajadores del referido Sindicato, acción que fue
tramitada y declarada con lugar, el 21 de diciembre de 1998,
por el Juzgado Séptimo de Primera Instancia del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en
el primer grado de jurisdicción, siendo dicha sentencia
revocada en segunda instancia por el Juzgado Superior
Tercero del Trabajo de la misma Circunscripción Judicial, que
el 19 de junio de 2000, declaró con lugar la apelación
interpuesta por considerar que no es procedente ejercer
acciones mero declarativas en materia laboral. 2.- Indican los
solicitantes, que contra la decisión dictada en el segundo
grado de jurisdicción interpusieron recurso de casación ante la
Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, la
cual, en sentencia del 18 de marzo de 2001, declaró con lugar
el recurso y ordenó reponer la causa al estado en que el
Tribunal que fuera competente para tal efecto, procediera a
dictar nueva sentencia sobre el mérito de la pretensión,
siendo dictada la nueva sentencia por el Juzgado Superior
Tercero del Trabajo Accidental de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas en Reenvío, el 27 de
septiembre de 2001, contra la que se interpuso nuevo recurso
de casación ante la misma Sala de Casación Social, en el que
se denunció tanto el quebrantamiento y omisión de formas
sustanciales del procedimiento, como vicios en el contenido
de la decisión recurrida, al haber resultado vulneradas las
disposiciones contenidas en los artículos 12, 243, numeral 4,
y 509 del Código de Procedimiento Civil, en virtud de la falta
de valoración de pruebas, por ende, de motivación de la
sentencia impugnada. 3.- Denuncian que la sentencia dictada
por el Tribunal que conoció del juicio en reenvío obvió
completamente la valoración de pruebas que eran
fundamentales para determinar la verdadera relación jurídica
existente entre los miembros del Sindicato demandante y el
Instituto Autónomo Aeropuerto Internacional de Maiquetía, en
detrimento del principio de primacía de la realidad sobre las
formas o apariencias que informa el derecho del trabajo,
contenido en el artículo 89, numeral 1, de la Constitución de
1999, y que la Sala de Casación Social incurrió en el mismo
vicio, al no examinar los argumentos esgrimidos en el recurso
de casación interpuesto respecto de los defectos de actividad
o errores in procedendo cometidos por el Juez de reenvío, al
aplicar en el presente caso su criterio interpretativo sobre la
desaplicación por control difuso de la constitucionalidad de lo
previsto en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil,
respecto del orden en que deben examinarse los vicios de
forma y de fondo denunciados en sede de casación, cuando la
referida norma es expresa en cuanto a la obligación del Juez
de casación de examinar primero los defectos de actividad y
luego, de no ser procedentes los primeros, los defectos de
juzgamiento. 4.- Sostienen igualmente que el orden de
valoración de los vicios sujetos a casación previstos en el
artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, ha sido
establecido de forma expresa por el legislador en el artículo
320 eiusdem, y que no puede la Sala de Casación Social, sin
usurpar funciones del órgano legislativo nacional, invertir o
modificar tal régimen de valoración de las denuncias
formuladas a través del recurso de casación, como lo hizo en
el presente caso, donde procedió a decidir primero las
denuncias de infracción de ley, sin pronunciarse respecto de
los vicios de forma denunciados en forma previa, dando como
justificación de tal actuación que “ la Sala deberá considerar
en forma previa el fundamento de lo decidido por la Alzada,
para determinar si las denuncias que se formulan son capaces
de alterarlo, o si impiden por omisión de pronunciamiento o
de fundamentos, el control de la legalidad; y antes de
declarar la nulidad del fallo por defectos en su forma
intrínseca, será necesario examinar si el mismo, a pesar de la
deficiencia, alcanzó su fin, el cual no es otro que resolver la
controversia con fuerza de cosa juzgada, posibilidad de
ejecución y suficiente garantía para las partes” . 5.- Afirman
que el criterio interpretativo contenido en la sentencia cuya
revisión solicitan, en torno a la supuesta colisión del orden de
valoración de vicios de casación establecido por el legislador
en el artículo 320 del Código de Procedimiento y el contenido
de los artículos 26, 257, 334 y 335 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, se funda en un falso
supuesto, que en realidad desconoce y es contrario a lo
dispuesto por los artículos 26 y 257 de la carta Fundamental,
cuyo contenido es perfectamente compatible con la regla
establecida en el referido artículo 320 de la Ley Adjetiva Civil,
en cuanto al examen previo de los vicios de forma o en el
procedimiento a que alude el artículo 313, numeral 1,
eiusdem, a diferencia de lo interpretado por la Sala de
Casación Social, que estima como no esenciales, en colisión
con las normas constitucionales antes referidas, los requisitos
básicos de existencia, validez, eficacia y vigencia de la
sentencia, establecidos en el artículo 243 del mismo
instrumento legal, los cuales fueron omitidos por el Juez de
reenvío, como se indican en las denuncias de infracción de
forma que no tomó en cuenta el fallo objeto de la presente
decisión. 6.- Alegan también, que la falta absoluta de
motivación en la sentencia por silencio de pruebas, el cual fue
uno de los motivos principales del recurso de casación
interpuesto contra la sentencia dictada el 27 de septiembre de
2001 (en la que supuestamente no se analizaron los
testimonios dados por los ciudadanos Ignacio Ramón Quiaro,
Francisco José Becerra Díaz, Luis Díaz, José Ángel Guía
Moreno, Juan Miguel Corro Madriz, Orlando Torres Peña, Félix
Silva Moreno y Jesús Rafael Aguilera), y que constituye una
vulneración de lo previsto en los ordinales 4° y 5° del artículo
243 del Código de Procedimiento Civil no pueden ser
considerado como un << formalismo inútil>>  o una
formalidad no esencial, en los términos expresados en los
artículos 26 y 257 de la Carta Magna, como lo hizo la Sala de
Casación Social en la decisión que motiva la presente
solicitud, pues al hacerlo incurrió en errado control de la
constitucionalidad de la ley, según la sentencia de la Sala
Constitucional n° 93 del 06.02.01, caso: Corpoturismo, y en
atribución de funciones que son propias de esta última Sala,
de acuerdo a la letra del artículo 335 constitucional, y que tal
actuación debe ser declarada nula con base en el artículo 25
eiusdem. 7.- Adicionalmente, consideran los solicitantes que
la sentencia n° 302 de la Sala de Casación Social, dictada el
28 de mayo de 2002, incurre en otras lesiones a normas
constitucionales y lesiona el principio de la igualdad ante la
ley y a la estabilidad en las decisiones judiciales, pues se
aparta de la obligación de conocer de los juicios con apego a
los procedimientos establecidos en la ley que le impone el
artículo 253 de la Constitución vigente para imponer a los
justiciables otro proceder no previsto en norma alguna;
además vulnera los derechos protegidos por los artículos 21,
26, 49 y 257 del mismo Texto Constitucional, pues impide a
legitimados a interponer el recurso de casación que accedan a
esta etapa del proceso según los mecanismos que contempla
la ley, cercena el derecho a la defensa, al no considerar los
alegatos y pruebas presentadas en el trámite de casación en
relación a los quebrantamientos de forma advertidos en la
decisión dictada por el Juzgado de Reenvío y denunciados con
base en los artículos 313, numeral 1, y 320 del Código de
Procedimiento Civil, y aplica de manera discrecional el criterio
de desaplicación del orden previsto en el artículo 320
eiusdem, ya que en sentencias dictadas el mismo 28 de mayo
de 2002 (números 310/2002, caso: Jacinto García, y
311/2002, caso: Octavio Ríos Rosal), y en otra del 12 de junio
del mismo año (348/2002, caso: Josefina Vincent) la Sala de
Casación Social sí acató el orden de análisis contenido en la
mencionada norma procesal. 8.- Con base en las
consideraciones previas, y en el contenido de los artículos 25,
138 y 336, numeral 10, de la vigente Constitución, los
ciudadanos J uvenal Aray, Pablo Abrante, Oswaldo Mejías,
Luis Lunar, Cirilo Ceballo, Raúl Márquez, Máximo Palacios,
Gerónimo Labori, Héctor Cartaya y Marvin Delgado solicitaron
que fuera admitida la presente solicitud y se declare la
nulidad de la decisión dictada por la Sala de Casación Social
bajo el número 302, el 28 de mayo de 2002, así como la
reposición de la causa al estado en que sean valorados, de
acuerdo al orden previsto en el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, los vicios de forma denunciados en el
recurso de casación interpuesto contra la sentencia dictada
por el Juzgado de Reenvío el 27 de septiembre de 2001. II
Sobre la competencia para ejercer la labor revisora de las
sentencias que el numeral 10 del artículo 336 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela le
atribuye al Tribunal Supremo de Justicia en Sala
Constitucional, ésta, en sus sentencias números 44/2000, del
2 de marzo, caso: Francia Josefina Rondón Astor, y 93/2001,
6 de febrero, caso: Corpoturismo, ha establecido que, de
manera extraordinaria, excepcional, restringida y
discrecional , es competente para conocer de las solicitudes
de revisión constitucional ejercidas, entre otras, contra las
sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional de
cualquier carácter, dictadas por las demás Salas del Tribunal
Supremo de Justicia y por cualquier juzgado o tribunal del
país. En tal sentido, debe esta Sala Constitucional recordar
que, según pacífica jurisprudencia al respecto, desde la
primera de las mencionadas decisiones (n° 93/2001, del 6 de
febrero ) determinó que sólo de manera extraordinaria,
excepcional, restringida y discrecional, tiene ella la potestad
constitucional de revisar la conformidad con la Norma
Fundamental de las siguientes decisiones judiciales: “1. Las
sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional de
cualquier carácter, dictadas por las demás Salas del Tribunal
Supremo de Justicia y por cualquier juzgado o tribunal del
país. 2. Las sentencias definitivamente firmes de control
expreso de constitucionalidad de leyes o normas jurídicas por
los tribunales de la República o las demás Salas del Tribunal
Supremo de Justicia. 3. Las sentencias definitivamente firmes
que hayan sido dictadas por las demás Salas de este Tribunal
o por los demás tribunales o juzgados del país apartándose u
obviando expresa o tácitamente alguna interpretación de la
Constitución contenida en alguna sentencia dictada por esta
Sala con anterioridad al fallo impugnado, realizando un errado
control de constitucionalidad al aplicar indebidamente la
norma constitucional. 4. Las sentencias definitivamente firmes
que hayan sido dictadas por las demás Salas de este Tribunal
o por los demás tribunales o juzgados del país que de manera
evidente hayan incurrido, según el criterio de la Sala, en un
error grotesco en cuanto a la interpretación de la Constitución
o que sencillamente hayan obviado por completo la
interpretación de la norma constitucional. En estos casos hay
también un errado control constitucional”. Adicionalmente, la
Sala también ha advertido e insistido de forma reiterada en la
discrecionalidad que tiene atribuida la potestad de revisión
constitucional, la cual impide que la misma pueda entenderse
como una nueva instancia, es decir, que toda solicitud
presentada con base en el numeral 10 del artículo 336 de la
Carta Fundamental, sólo podrá examinarse y ser declarada
procedente cuando ello contribuya a preservar la uniformidad
de la interpretación de normas y principios constitucionales, o
cuando sea necesario a los fines eliminar una infracción
deliberada o grotesca de disposiciones o principios
constitucionales, o de la doctrina vinculante de esta Sala
sobre la materia, lo cual deberá ser determinado en cada
caso, siendo siempre imperio de ésta efectuar o no dicho
análisis. En concordancia con el criterio antes señalado, y
visto que corresponde a esta Sala Constitucional conocer de la
solicitud de revisión constitucional, la misma estima que, en
el presente caso, la situación planteada no se ajusta a los
fines que persigue la potestad extraordinaria de revisión
constitucional, según los términos expresados en los fallos
citados ut supra, ya que las supuestas lesiones a las normas o
principios constitucionales que son denunciadas, se derivarían
del ejercicio por parte de la Sala de Casación Social de este
Máximo Tribunal de su competencia constitucional, derivada
del artículo 334 de la Carta Magna, de interpretar y adecuar
las normas adjetivas en vigencia a los principios
procedimentales contenidos en la Constitución de 1999, como
son los tutelados por los artículos 26 y 257 eiusdem, sin que
tal proceder puede considerarse per se como atentatorio de
los derechos y garantías protegidas por otras disposiciones
constitucionales, como son las incorporadas a los artículos 49
y 253 de la Norma Fundamental. En consecuencia, al no
evidenciarse que la desaplicación por control difuso de la
constitucionalidad del orden preestablecido en el artículo 320
del Código de Procedimiento Civil para hacer prevalecer el
principio finalista del debido proceso sustantivo protegido por
el artículo 257 de la Constitución (Vid. sentencia de esta Sala
n° 2.807/2002, del 14.11, caso: Hugo Roldán Martínez Páez),
haya implicado en el caso bajo examen la vulneración o
desconocimiento por parte de la Sala de Casación Social de
alguna norma o principio incorporado al Texto Constitucional
o de algún criterio vinculante de esta Sala Constitucional,
pues la sentencia objeto de revisión resolvió razonadamente
las distintas denuncias formuladas en el recurso de casación
(inclusive las fundadas en supuestos defectos de forma, en el
último aparte del fallo), la revisión planteada debe ser
declarada inaccedible de conformidad con los criterios
jurisprudenciales contenidos en los fallos citados previamente.
Así se decide. III DECISIÓN Por las razones antes expuestas,
esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República por
autoridad de la Ley, declara que NO HA LUGAR a la solicitud
de revisión presentada por los ciudadanos J uvenal Aray,
Pablo Abrante, Oswaldo Mejías, Luis Lunar, Cirilo Ceballo,
Raúl Márquez, Máximo Palacios, Gerónimo Labori, Héctor
Cartaya y Marvin Delgado , en su carácter de representantes
del Sindicato de Maleteros Afines y Conexos del Municipio
Vargas del Distrito Federal y de sus miembros , asistidos por
abogados, de la sentencia n° 302 dictada el 28 de mayo de
2002 por la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo
de Justicia. Publíquese, regístrese y comuníquese. Archívese
el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de
Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 11 días del mes de junio dos mil
tres. Años: 193º de la Independencia y 144º de la
Federación. El Presidente, IVÁN RINCÓN URDANETA El
Vicepresidente, JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO Los
Magistrados, ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA JOSÉ MANUEL
DELGADO OCANDO Ponente CARMEN ZULETA DE MERCHÁN El
Secretario, JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO JMDO/ns.
Exp.- n° 02-1808.

SALA CONSTITUCIONAL Magistrado-Ponente: Jesús Eduardo


Cabrera Romero El 27 de octubre de 2000, fue presentado
escrito ante la Secretaría de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia por los abogados Jesús Petit Da
Costa y Jacqueline Espinoza Méndez, inscritos en el Instituto
de Previsión Social del Abogado bajo los números 1.431 y
34.304 respectivamente, actuando con el carácter de
representantes judiciales de las Sociedades Civiles “Sucesora
de la Comunidad del Sitio de Suárez” y “Comuneros y
Adjudicatarios del Lote C-1 del Sitio de Suárez” en el cual
solicitaron amparo en contra del fallo del Juez Superior en lo
Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores del
Estado Nueva Esparta con sede en la Asunción, el cual
mediante decisión de fecha 14 de agosto de 2000 declaró con
lugar la apelación interpuesta por la abogada Nidia Gómez de
Carvallo en contra el auto de fecha 15 de octubre de 1998
dictado por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo
Civil y Mercantil de esa misma Circunscripción Judicial. En esa
misma fecha se dio cuenta en Sala y se designó como
ponente al magistrado que con tal carácter suscribe la
presente decisión. I ANTECEDENTES Señalan los accionantes
que el juicio de partición de la Comunidad Sitio de Suárez se
inició por demanda el 22 de octubre de 1970. En fecha 4 de
agosto de 1971, los comuneros asistentes a la contestación
convinieron en la partición. El 27 de mayo de 1976 fue
designado como partidor judicial el abogado Sabino Marín
Salazar, quien presentó su informe el 14 de junio de 1977. El
informe contenía indicación de: 1) Los bienes a partir, 2)
Cantidad neta a partir, 3) Alícuota correspondiente a cada
partícipe. En dicho informe el partidor señaló “Los terrenos
partibles que forman parte del Sitio de Suárez han quedado
en comunidad para ser adjudicados en la misma proporción
de las cuotas asignadas hasta el presente, hasta tanto sean
decididos los procesos judiciales a que he hecho referencia en
este informe, es decir, parte correspondiente de Caribe y el
Fuerte de la Galera”. En 21 años fueron designados cuatro
partidores, sin que ninguno haya realizado la partición
acordada, y el 16 de julio de 1998 los comuneros agrupados
en las sociedades civiles que en la presente causa accionan,
convocaron una reunión con la finalidad de designar nuevo
partidor, lo cual fue acordado por la ciudadana Loyda Marcano
en su carácter de Juez provisoria del Juzgado Primero de
Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción
Judicial del Estado Nueva Esparta, en fecha 5 de agosto de
1998. Realizada la reunión en fecha 25 de septiembre de
1998, la juez convocó a una próxima reunión al quinto (5º)
día de despacho siguiente, en virtud de que consideró no se
encontraban presentes la mayoría de personas y de haberes
para que se efectúe el nombramiento del partidor. Dicha
decisión no fue disputada por las partes. En fecha 7 de
octubre de 1998 fue efectuada la segunda reunión sin que se
llegara a ningún acuerdo, a excepción de que los presentes
delegaron en la juez la designación del partidor. Y el 15 de
octubre de 1998, la juez designó como partidor al ciudadano
Joaquín Chaffardet, en el juicio de partición del denominado
Sitio de Suárez del Municipio Gómez del Estado Nueva
Esparta seguido ante el Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil y Mercantil de esa circunscripción Judicial
por la ciudadana Marra Ordaz de Valerio contra Juana Ordaz
de Rodríguez y otros. En fecha 19 de octubre de 1998, fue
interpuesta apelación por la abogado Nidia Gómez de Carvallo
en contra el auto de fecha 15 de octubre de 1998 dictado por
el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil
de esa misma Circunscripción Judicial. El ciudadano Joaquín
Chaffardet presentó documento de partición en fecha 1 de
octubre de 1999. El ciudadano Asdrúbal Salazar Hernández
Juez Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y
de Menores del Estado Nueva Esparta mediante decisión de
fecha 14 de agosto de 2000 declaró con lugar la apelación
interpuesta en contra el auto de fecha 15 de octubre de 1998
dictado por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo
Civil y Mercantil de esa misma Circunscripción Judicial y
ordenó reponer la causa al estado en que se celebre una
nueva reunión de comuneros para designar al partidor. En
consecuencia se revocó el auto apelado y quedó sin efecto el
nombramiento contenido en el mismo y se ordenó al tribunal
que conociere la causa, fijar nueva oportunidad para el
nombramiento del partidor de conformidad con el artículo 778
del Código de Procedimiento Civil. II DE LA ACCIÓN DE
AMPARO La representación de los accionantes denuncia la
violación del derecho al debido proceso y a la tutela judicial
efectiva consagrados en los artículos 26 y 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Señalan que ocurrieron ante los Tribunales hace treinta años
a fin de demandar y convenir la partición de bienes. Exponen
que dichos derechos como comuneros les fueron reconocidos
hace 23 años y esperan que se haga efectiva la repartición.
Consideran que encontrándose en la etapa de primera
instancia el juez agraviante “retrocede” dos años en un litigio
que se ha extendido en exceso. Exponen que con la decisión
de retrotraer el juicio al estado de designar nuevo partidor, se
infringe el derecho a la tutela judicial efectiva ya que la
decisión: “retrotrae un juicio que se ha prolongado
exageradamente al estado de que no haya propuesta de
partición para discutir, a pesar de haber transcurrido
veintitrés años de actuaciones de partidores”. Denuncian que
el juez pone obstáculos para demorar la partición
incumpliendo el mandato constitucional que ordena la
prescindencia de formalismos inútiles, ya que “en el caso de
que se haya omitido la verificación del quórum de personas y
haberes en la reunión, es un << formalismo inútil>>  por
irrelevante, puesto que en dicha reunión NO SE NOMBRÓ AL
PARTIDOR. Lo cierto es que todos los presentes acordaron
dejar que fuese el Tribunal el que lo designara Y,
efectivamente fue el Tribunal el que lo nombró”. Plantean que
el partidor designado ya había presentado su informe el 1º de
octubre de 1999, lo que en su opinión significa que éste ya
cumplió su encargo a pesar de que “Señala que queda
pendiente el pronunciamiento de los comuneros sobre las
objeciones que unos pocos le han hecho”. En el supuesto que
no hubiere acuerdo sobre tales objeciones, el juez de la causa
decidirá si son procedentes o no, y señalan que en caso de
serlo, dictará las instrucciones pertinentes para que el
partidor modifique la partición realizada. Alegan que la
apelante en instancia, abogada Nidia Gómez de Caraballo
tenía la representación mayoritaria que alega, podrá imponer
su criterio en la decisión del informe, y posteriormente, sus
representados podrán repararlos o exigir que se los repare en
la definitiva. Denuncian que se incumplió el precepto
constitucional contemplado en el artículo 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ya que
el juez agraviante al momento de ordenar la reposición,
sacrificó la justicia por la omisión de formalidades no
esenciales. Consideran que el hecho de “que no se haya
dejado constancia del número de personas y de haberes
representados en una reunión en el cual no hubo
nombramiento” constituye una formalidad no esencial.
Indican que, en función de la tutela judicial efectiva, la
Constitución garantiza una justicia equitativa y la equidad
impone que es inaceptable sacrificar a las partes en una
partición en la cual hasta aquellas, cuya representación la
apelante se atribuye, están interesadas. Igualmente
denuncian la violación del derecho al debido proceso
consagrado en el artículo 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. Estiman los accionantes
que uno de los elementos fundamentales de la defensa es la
identificación de las partes a los fines de establecer su
legitimación para solicitar la tutela judicial efectiva. Así,
sostienen que el Código de Procedimiento Civil ha establecido
en el artículo 243 que entre los requisitos insoslayables que
toda sentencia debe contener: “la indicación de las partes y
de sus apoderados”, y es por ello que la sentencia de fecha
14 de agosto de 2000 incumple dicho requisito “puesto que
omite el nombre o los nombres de los presuntos
representados por la abogada apelante”. Señalan que se
ignora quién es el apelante, y que no es suficiente la
indicación de la sentencia recurrida de que “...la abogada
recurrente viene actuando en juicio como representante de un
número importante de comuneros y como tal se la ha tenido
en el juicio...”. Consideran que con tal omisión se dejó en
estado de indefensión a sus representados, quienes ignoraban
contra quienes litigaban, impidiendo establecer cuál pudo ser
el gravamen irreparable ocasionado. Finalizan su petición
solicitando se les ampare en su derecho a la tutela judicial
efectiva y en su derecho al debido proceso contemplados en
los artículos 27 y 49 de la Constitución y que el amparo “...
consista en revocar o anular la sentencia dictada el 14 de
agosto de 2000...”. Solicitan igualmente sea decretada
medida cautelar de suspensión de los efectos de la sentencia
accionada en amparo, a fin de facilitar la celebración de la
reunión de comuneros que ha de deliberar sobre el informe
del partidor. III DE LA SENTENCIA ACCIONADA El Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de
Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva
Esparta en su decisión de fecha 14 de agosto de 2000 señala:
“...El auto apelado de fecha 15 de octubre de 1998, dictado
por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y
Mercantil de esta misma circunscripción judicial (omissis) es
del tenor siguiente: “Visto el acuerdo propuesto en fecha siete
de octubre del presente año mediante el cual se confiere a
este tribunal la facultad de designar partidor en el presente
juicio. El tribunal previo el estudio de las Actas Procesales y la
facultad que se le confirió en dicho acuerdo designa partidor
al ciudadano JOAQUIN CHASSARDET(sic).” Señala el tribunal
que del examen del acta de fecha 7 de octubre de 1998 que
en ésta se indica que “... todos los abogados asistentes al
presente acto, hemos llegado a la conclusión y común
acuerdo a que sea el tribunal el que decida el nombramiento y
designación del Partidor de la presente causa, acto que se
llevará a efecto, en conformidad con todos los abogados que
firman al pie...”. Indica que seguidamente hay una nota en la
cual se lee: “... Por estar en desacuerdo a lo acordado los
abogados firmantes por desacato al artículo 778 del Código de
Procedimiento Civil no firmo la presente acta en acuerdo de
ello sino en desacuerdo de esta circunstancia.. Pido al
ciudadano Juez que proceda a la designación conforme a la
Ley y nombre a tal entonces o efecto, persona capaz para
dilucidar la cantidad de haberes y personas que tengan cada
representación...”. A juicio del Tribunal el quid de la presente
controversia: “...Versa la presente cuestión sobre la apelación
interpuesta por la abogada Nidia Gómez de Caraballo, en
fecha 19 de octubre de 1998, según diligencia que corre al
folio uno (1) de estas actuaciones, en la cual dice “..En mi
condición de abogado apoderada del mayor número de
haberes y personas, cursantes en los tomos o número de
pieza 17 y 18, las cuales acredita un número de 60% de
haberes, presentes el día y hora en que se convocara para la
designación del partidor judicial...”. Expone la decisión
impugnada que la abogada Nidia Gómez de Caraballo, en
fecha 23 de octubre de 1998 mediante diligencia solicita se
pronuncie el tribunal acerca de la oposición, y a todo evento,
de la apelación por ella ejercida en vista de la decisión del
tribunal acerca del nombramiento del Partidor Judicial en la
persona del Ciudadano Joaquín Chaffardet. En fecha 14 de
junio de 2000, el Juzgado Segundo de Primera Instancia oye
la apelación en un solo efecto. La decisión dictada en primera
instancia indica que : “ ...y para este Juzgado, arrogarse el
tribunal de la causa el nombramiento del partidor sin contar
con el apoyo unánime de los comuneros, como ya quedó
expuesto y en franca violación del procedimiento previsto
para ello en el artículo 778 del CPC constituye una flagrante
violación del derecho de propiedad de aquellos comuneros
que no autorizaron al tribunal para tal nombramiento, sino
por el contrario, se opusieron a ello, con lo cual se violenta el
derecho constitucional consagrado en el artículo 115 de la
Carta Magna, y en consecuencia, una repugnante revisión del
orden público constitucional y así se decide”. Considera el
Tribunal Superior que el artículo 778 del Código de
Procedimiento Civil establece el procedimiento a seguir para
el nombramiento del partidor en el juicio de partición, y ello lo
han de realizar los copropietarios y comuneros con
fundamento en el número de personas y haberes
correspondientes a cada uno, de acuerdo con la cosa común.
Estima la decisión que acorde a ello, la disposición legal
señala que el partidor será nombrado por mayoría absoluta de
personas y haberes, y sólo de no obtener una decisión el juez
convocará para una nueva reunión en la que el partidor será
nombrado con los que asistan al acto respetándose la mayoría
consagrada en la disposición comentada. Expone el Tribunal
que acorde al auto apelado de fecha 15 de octubre de 1998,
era necesario que consintieran la mayoría absoluta de
personas y haberes por ello considera que frente a la
oposición realizada del mismo en fecha 7 de octubre de 1998,
la designación del partidor no es válida y por ello declara con
lugar la apelación interpuesta y deja sin efecto el
nombramiento realizado y ordena al tribunal que corresponda
conocer proceda a la designación de un nuevo partidor con
sujeción a lo dispuesto en el artículo 778 del Código de
Procedimiento Civil. IV DE LA ADMISIBILIDAD DE LA ACCIÓN
DE AMPARO CONSTITUCIONAL En primer lugar, debe esta
Sala determinar su competencia para conocer de la presente
acción y, a tal fin, se observa que la misma ha sido incoada
en contra de la decisión dictada por el Juzgado Superior en lo
Civil, Mercantil, del Trabajo y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, en fecha 14
de agosto de 2000. Por tal motivo, reiterando los criterios
asentados en sentencias dictadas por esta Sala en fecha 20
de enero de 2000 (casos Emery Mata Millán y Domingo
Ramírez Monja), esta Sala es competente para conocer la
presente acción. Así se declara. Determinada su competencia,
pasa esta Sala a decidir el caso sub examine, previas las
siguientes consideraciones: Esta Sala expresó en decisión de
fecha 11 de agosto de 2000 (Caso Nardo Antonio Zamora) lo
siguiente: “La acción de amparo contra actos jurisdiccionales,
ha sido concebida en nuestra legislación, como un mecanismo
procesal de impugnación de decisiones judiciales, revestido de
particulares características que lo diferencian de las demás
acciones de amparo, así como de las otras vías existentes
para atacar los actos emanados de los operadores de justicia.
Así, en ella se han establecido especiales presupuestos de
procedencia, cuyo incumplimiento acarrea la desestimación de
la pretensión, incluso in limine litis, pues resulta inoficioso y
contrario a los principios de celeridad y economía procesal,
sustanciar un procedimiento cuyo único resultado final es la
declaratoria sin lugar. En este sentido, el artículo 4 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, dispone lo siguiente: “Artículo 4. Igualmente
procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la
República, actuando fuera de su competencia, dicte una
resolución o sentencia u ordene un acto que lesione un
derecho constitucional . En estos casos, la acción de amparo
debe interponerse por ante un Tribunal Superior al que emitió
el pronunciamiento, quien decidirá en forma breve, sumaria y
efectiva.” Del análisis del artículo transcrito, y buscando
salvaguardar la integridad de la cosa juzgada y, por tanto, la
seguridad jurídica, la jurisprudencia patria ha señalado que
para que proceda la acción de amparo contra actos
jurisdiccionales deben concurrir las siguientes circunstancias:
(i) que el juez que emanó el acto presuntamente lesivo haya
incurrido en una grave usurpación de funciones o abuso de
poder (incompetencia sustancial); aunado a ello, (ii) que tal
proceder ocasione la violación de un derecho constitucional
(acto inconstitucional), lo que implica que no es recurrible por
amparo aquella decisión que simplemente desfavorece a un
determinado sujeto procesal; y, finalmente, como requisito
adicional (iii) que se hayan agotado todos los mecanismos
procesales existentes, o que los mismos resulten inidóneos
para restituir o salvaguardar el derecho lesionado o
amenazado. En este orden de ideas, mediante el
establecimiento de los mencionados extremos de procedencia,
se ha pretendido evitar que sean interpuestas acciones de
amparo para intentar reabrir un asunto ya resuelto
judicialmente, en perjuicio de la inmutabilidad de la decisión
definitivamente firme; y, por otra parte, repeler los intentos
de que la vía del amparo se convierta en sustituta de los
demás mecanismos procesales (ordinarios y extraordinarios),
otorgados por el sistema judicial para la resolución de los
conflictos intersubjetivos de intereses suscitados entre los
entes que conforman la sociedad...”. En el caso de autos, esta
Sala observa que los apoderados del accionante adujeron
para justificar el ejercicio de la presente acción, que la
reposición ordenada por el Juez Superior constituye una
infracción del derecho al debido proceso y a la tutela judicial
efectiva para que se revoque la sentencia dictada el 14 de
agosto de 2000. Por otra parte, se alegó que dicha violación
constitucional, imputada al Juez Superior en lo Civil,
Mercantil, del Trabajo y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Estado Nueva Esparta, derivó de la supuesta
inobservancia del artículo 243 del Código de Procedimiento
Civil en incumplimiento del requisito de la identificación de las
partes y de sus apoderados, así como de la revocatoria por
parte del mencionado Juzgado Superior de una sentencia que
fue dictada a favor del presunto agraviado y que declaró
como inválida la designación hecha por la primera instancia
del ciudadano Joaquín Chaffardet como partidor de la
comunidad del sitio de Suárez en el Estado Nueva Esparta. La
Sala constata que dicha afirmación no resulta cierta, ya que
en la decisión se indica con precisión el número de
Inpreabogado de la abogada Nidia Gómez de Caraballo y se
indica que versa sobre el Juicio de partición intentado por la
ciudadana Maria Ordaz de Valerio contra Juana Ordaz Rojas
de Rodríguez y Otros, del cual conoce el Juzgado Segundo de
Primera Instancia lo Civil, Mercantil, del Trabajo y del Tránsito
de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta. En
este orden de ideas, vistos los alegatos presentados por la
representación de los actores, y analizado el contenido de la
sentencia impugnada, observa esta Sala que lo que realmente
se pretende con el ejercicio de la presente acción y con la
medida cautelar innominada de suspensión de efectos
solicitada, es impugnar y suspender los efectos de una
decisión que declarara con lugar el recurso de apelación
ejercido por la contraparte del accionante, en un proceso por
partición, en el cual éstos revisten la condición de miembros
de la comunidad, y que revocara el nombramiento del
partidor dictada por la primera instancia, nombramiento que
considera el hoy accionante como un dilación innecesaria en
el proceso de partición. Es decir, se pretende atacar la
decisión dictada por un Juzgado Superior, cuyo efecto
principal es declarar la invalidez de un acto que opera en
contra del accionante por el hecho de que ello retrasaría el
proceso de partición, y cuyos fundamentos legales son del
manejo del juez de mérito. No obstante lo anterior, sin
prejuzgar sobre la decisión impugnada del Juzgado Superior,
la cual podría resultar ajustada a derecho, la Sala quiere
resaltar que la decisión se ha dictado en un proceso de
partición, que se encuentra en estado de presentación por el
partidor del proyecto de partición, por lo que ya precluyó o
finalizó la fase de oposición a la partición, prevista en los
artículo 778 y 780 del Código de Procedimiento Civil y que
dicha causa ha durado más de 30 años. La duración
exagerada de tal proceso podría indicar que la garantía
constitucional de una justicia efectiva pudiera estar infringida
y que la causa ha degenerado en un antiproceso, ya que con
el mismo, bien por la actividad de las partes o de los
juzgadores, no se está buscando uno de los fines del proceso,
cual es la declaratoria del derecho sustantivo a favor de la
parte a quien le corresponde y la subsiguiente ejecución del
fallo para satisfacer el derecho declarado. El proceso está al
servicio del derecho sustantivo, ya que él es el instrumento
para que éste se aplique, por lo que es inconcebible -salvo en
cabeza de los palioprocedimentalistas- un proceso que vive
para satisfacerse a si mismo, y que debido a alegatos de
índole procesal, no avanza hacia la declaración del derecho, o
a la satisfacción del mismo. Una causa que se consume en
planteamientos de índole procesal, que le impiden avanzar,
debe ser saneada con urgencia, aplicando principios
constitucionales, para lograr que el proceso cumpla sus fines
tanto en sus fases de conocimiento como de ejecución. Solo
así el proceso se adapta a los principios de los artículos 26 y
257 constitucionales. En consecuencia, la Sala debe dilucidar
si con el fallo impugnado se está impidiendo que el proceso
cumpla su objetivo, y por ello, a pesar que el fallo impugnado
luce formalmente ajustado a derecho, declara admisible la
acción de amparo, la cual -por demás- no se encuentra
incursa en ninguna de las causales de inadmisibilidad del
artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales. Por lo que atañe a la solicitud de
medidas cautelares dentro de juicios de amparo
constitucional, tal como lo estableció esta Sala en sentencia
de fecha 24 de marzo de 2000 (caso Corporación L’ Hotels
C.A.), el peticionante no está obligado a probar la existencia
de fumus boni iuris ni de periculum in mora, sino que dada la
celeridad y brevedad que caracterizan al proceso de amparo
constitucional, depende únicamente del sano criterio del juez
acordar o no tales medidas, tomando en consideración las
circunstancias particulares del caso sometido a su examen. En
el presente caso, esta Sala observa que los hechos descritos
por la parte accionante y la documentación acompañada,
hacen presumir la existencia de una situación que amerita la
utilización de sus amplios poderes cautelares, habida cuenta
del tiempo prolongado que ha transcurrido para que se lleve a
cabo la partición de la comunidad en cuestión. Por ello, con
carácter temporal y hasta tanto se dicte la sentencia que
resuelva el fondo de la controversia planteada, se ordena la
suspensión de los efectos de la sentencia accionada, y así se
declara. DECISIÓN Por las razones anteriormente expuestas,
el Tribunal Supremo de Justicia, actuando en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, decide lo siguiente: 1.-
ADMITE la acción de amparo constitucional ejercida por los
abogado Jesús Petit Da Costa y Jacqueline Espinoza Méndez,
actuando en su carácter de apoderados judiciales de las
Sociedades Civiles “Sucesora de la comunidad del Sitio de
Suárez” y “Comuneros y Adjudicatarios del Lote C-C1 del Sitio
de Suárez”, en contra de la sentencia dictada el 14 de julio de
2000, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito, del Trabajo y Menores de la Circunscripción Judicial
del Estado Nueva Esparta. 2.- Se ORDENA la notificación del
titular o del encargado del referido Tribunal Superior, a quien
se le otorga el término de la distancia, a fin que esta Sala
Constitucional, una vez que conste en autos dicha
notificación, fije la oportunidad en que ha de efectuarse la
audiencia oral, dentro de las noventa y seis (96) horas de la
última notificación que se haga de quienes haya que notificar.
No se ordena la notificación del accionante por estar a
derecho. 3.- Se ORDENA la notificación del Fiscal General de
la República de la apertura del presente procedimiento, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 15 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales. Asimismo, se ordena hacer saber a las
partes del proceso que originó el fallo impugnado, de la
presente admisión, notificación que debe hacer de inmediato
el Juzgado Superior, y cuyas resultas debe hacer saber a esta
Sala, bajo pena que su incumplimiento pudiera ser
considerado como falta disciplinaria por desacato a la orden
de la Sala. En caso que el expediente se encontrare en
primera instancia, el Juzgado Superior deberá comisionar al
inferior para que haga las participaciones correspondientes,
apercibido de la misma sanción. 4.- Se Acuerda la medida
cautelar solicitada hasta que se dicte la sentencia de mérito, y
en consecuencia, se Ordena la suspensión de los efectos de la
sentencia accionada. Publíquese y regístrese. Adjúntense a la
notificación copias certificadas, tanto de la presente decisión,
como del escrito contentivo de la acción incoada. Cúmplase lo
ordenado. Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias
de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en
Caracas, a los 04 días del mes de ABRIL de dos mil uno

SALA DE CASACIÓN SOCIAL Ponencia del Magistrado Doctor


JUAN RAFAEL PERDOMO El ciudadano FÉLIX GUILLERMO
ALMANDOZ MARTE, representado por los abogados Miguel
Pérez Dávila, Nelly Rodríguez Centeno, Juan Cristóbal
Martínez, Jesús Angel Pineda, José Ildemaro León, Vicente
Amado Ramallo, Moisés Guidón Gallego y María Auxiliadora
Villalba Mata, demandó por cobro de prestaciones sociales y
otros conceptos derivados de la relación de trabajo a la
ASOCIACIÓN CIVIL CAJA DE AHORROS DE LOS
TRABAJADORES DE LA ORGANIZACIÓN PROVINCIAL
(CAEMPRO), representada por los abogados René Toro
Cisneros, Carlos Galárraga, Oswaldo Buloz, Zulma Uzcátegui,
Jaime Pirela y Tomás Cisneros, por ante el Juzgado Quinto de
Primera Instancia del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas. El Juzgado Superior Quinto
del Trabajo de la misma Circunscripción Judicial, conociendo
en apelación, dictó sentencia definitiva el 26 de octubre de
2000, en la cual declaró con lugar la apelación ejercida por la
parte accionada y sin lugar la demanda, revocando el fallo
apelado. Recibido el expediente, se dio cuenta en Sala el 14
de diciembre de 2000 y el Magistrado Doctor Juan Rafael
Perdomo fue designado ponente. Los apoderados del actor
formalizaron el recurso de casación anunciado
oportunamente. Hubo contestación a la formalización, réplica
y contrarréplica. Cumplidos los trámites de sustanciación, y
siendo la oportunidad para decidir, lo hace esta Sala, previas
las siguientes consideraciones: - I - CUESTIÓN DE PREVIO
PRONUNCIAMIENTO Es criterio de esta Sala que, con vista de
las disposiciones de la Constitución, por aplicación del
principio finalista y en acatamiento a la orden de evitar
reposiciones inútiles, no se declarará la nulidad de la
sentencia recurrida si la deficiencia concreta que la afecta, no
impide determinar el alcance subjetivo u objetivo de la cosa
juzgada, no hace imposible su eventual ejecución o no viola el
derecho de las partes a una justa resolución de la
controversia. En ese orden de ideas, la decisión de la Sala
deberá considerar en forma previa el fundamento de lo
decidido por la Alzada, para determinar si las denuncias que
se formulan son capaces de alterarlo, o si impiden por
omisión de pronunciamiento o de fundamentos, el control de
la legalidad; y antes de declarar la nulidad del fallo por
defectos en su forma intrínseca, será necesario examinar si el
mismo, a pesar de la deficiencia, alcanzó su fin, el cual no es
otro que resolver la controversia con fuerza de cosa juzgada,
posibilidad de ejecución y suficiente garantía para las partes.
Por otra parte, la Constitución vigente da prioridad a la
resolución de la controversia, en tanto que el artículo 320 del
Código de Procedimiento Civil, privilegia la resolución de las
cuestiones de forma, al establecer en su segundo aparte lo
siguiente: “Si al decidir el recurso la Corte Suprema de
Justicia encontrare una infracción de las descritas en el
ordinal 1º del artículo 313, se abstendrá de conocer las otras
denuncias de infracción formuladas, y decretará la nulidad y
reposición de la causa al estado que considere necesario para
restablecer el orden jurídico infringido. Igual abstención hará
cuando declare con lugar una infracción que afecte una
interlocutoria que haya producido un gravamen no reparado
en la definitiva.” Dada la contradicción de esta disposición
legal con los principios constitucionales que ordenan no
sacrificar la justicia por la omisión de formalidades no
esenciales, a obtener una justicia expedita, sin dilaciones
indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles,
establecidas en las disposiciones de los artículos 26, 257, 334
y 335 de la Carta Magna, en acatamiento del deber, también
constitucional, de aplicar con preferencia las disposiciones y
principios constitucionales y garantizar su supremacía y
efectividad, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 20
del Código de Procedimiento Civil, la Sala desaplica la regla
legal del artículo 320 eiusdem, que obliga a resolver, en
primer término y en forma excluyente, el recurso de forma,
para asumir la función de determinar, en cada caso concreto,
cuál es el orden de decisión que mejor sirve a los fines de
hacer efectiva justicia. - II - FUNDAMENTO DE LO DECIDIDO
POR LA ALZADA La sentencia impugnada fundamentó su
dispositivo en las siguientes razones: “En la oportunidad de la
contestación, la demandada negó expresamente que la
vinculación alegada fuera de naturaleza laboral, quedando
determinado claramente el thema decidendum de la presente
causa.” (…) “La prestación de servicios profesionales como
abogado externo queda establecido por las documentales
antes analizadas, así como por el testimonio de los
Ciudadanos: LUIS MIGUEL ROMERO GONZÁLEZ, WILLIAM
PENAGOS ESCOBAR y RUBI FREITES DE DÍAZ. “De igual
manera, de las actas procesales se evidencia que la forma de
pago de los servicios prestados por parte de la demandada y
así era aceptado por el actor en el libre ejercicio de su
profesión de abogado, se hacía mediante la figura de
“honorarios profesionales”. Estos montos no tenían la
regularidad propia del salario, en vista de que se causaban
cada vez que el actor prestaba sus servicios y eran ajustados
periódicamente a instancia del mismo.” (…) “De igual manera,
el hecho de que al actor le indicaran el tipo de documento a
redactar, las gestiones de cobranzas a realizar, así como la
evacuación de consultas, en ningún momento puede
concluirse que existe subordinación de naturaleza laboral, en
vista de que estas actividades son propias del ejercicio
profesional de la abogacía, más aún cuando la profesión de
abogado lleva intrínseco el cumplimiento de órdenes por parte
de los mandantes, o de la persona que contrata los servicios,
salvo convenio expreso.(…) Lo mismo ocurre con las
gestiones de cobranzas, cuyos documentos deben ser
entregados al abogado para que proceda a realizar gestiones
pertinentes; en igual sentido las consultas sobre tópicos de
derecho requieren la opinión jurídica y documentada del
abogado sobre determinado asunto a instancia de un
particular, sin que pueda alegarse que exista una
subordinación laboral por el hecho de recibir instrucciones u
orientaciones sobre la forma y manera en que se requiera su
prestación de servicios de abogado.“ (…) “En el caso que nos
ocupa, se evidencia que no existe ningún concurso de
voluntades a la hora de contratar todo lo contrario, cursa a
los autos una comunicación donde el actor oferta a sus
servicios profesionales como abogado a la demandada; no
obstante, pudiera alegarse que la vinculación laboral fue a
posteriori de la oferta inicial, opinión que no comparte este
juzgador, pues de las actas del expediente no se evidencia
una vinculación distinta a la de prestar los servicios como
abogado externo.” (…) “En base a las consideraciones antes
expuestas es forzoso para este sentenciador decidir la
improcedencia de la acción propuesta al quedar demostrado
que la vinculación jurídica entre el actor y la demandada no
es de naturaleza laboral, una vez analizados los alegatos y
pruebas aportadas por las partes. ASÍ SE DECIDE.” - III -
RECURSO POR INFRACCIÓN DE LEY -I- Con fundamento en el
ordinal 2º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil,
en concordancia con el artículo 320 eiusdem, la parte
formalizante denuncia la violación por error de interpretación
en cuanto al contenido y alcance de los artículos 65 y 67 de la
Ley Orgánica del Trabajo, 68 de la Ley Orgánica de Tribunales
y de Procedimiento del Trabajo y 1.363 y 1.387 del Código
Civil. Alegan los formalizantes que, habiendo admitido la
demandada la existencia de una prestación de servicios con el
actor, se produjo la inversión de la carga de la prueba que
obligaba a la demandada a demostrar que dicha prestación de
servicios era estrictamente profesional, independiente y en el
libre ejercicio de la profesión de la abogacía. Sostienen los
formalizantes que con los documentos producidos con el libelo
de la demanda quedó probada la existencia de la relación de
trabajo y de sus elementos esenciales (prestación personal de
servicios, remuneración y subordinación) y que dichos
documentos, de conformidad con lo previsto en el artículo
1.387 del Código Civil no podían ser desvirtuados con las
declaraciones de testigos, lo cual constituyó, a decir de los
formalizantes, la limitada prueba de la demandada. Para
decidir, la Sala observa: Dispone el artículo 65 de la Ley
Orgánica del Trabajo la presunción de existencia de una
relación de trabajo entre quien presta un servicio y quien lo
recibe. La presunción establecida en la norma bajo análisis es
una presunción iuris tantum, admite prueba en contrario,
pudiendo la parte receptora o beneficiaria del servicio probar
que el mismo tenía una naturaleza distinta a la laboral, que la
prestación de servicio no implicaba una relación de trabajo. El
juzgador de la Alzada consideró que con las pruebas
aportadas se comprobaba que la vinculación existente entre el
actor y la demandada era la propia de un abogado externo,
antes que una relación laboral, quedando desvirtuada la
presunción contenida en el artículo 65 de la Ley Orgánica del
Trabajo. Entonces, si la parte formalizante no está conforme
con la apreciación del Juez, lo pertinente no era denunciar la
infracción del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo, sino
las pertinentes al establecimiento y apreciación de las
pruebas. En relación con la violación de los artículos 1.363 y
1.387 del Código Civil, deben desestimarse tales delaciones,
por cuanto no es cierto que el Juez de la recurrida hubiese
considerado que las testimoniales promovidas por la
demandada desvirtuaron la existencia de una relación de
trabajo probada con las documentales acompañadas al escrito
libelar. Por el contrario, consideró la Alzada que con tales
instrumentos quedó probado que dicha prestación de servicios
era propia de la prestación independiente de servicios
profesionales como abogado. Por las razones antes
expuestas, se desestima la presente denuncia. - II - Con
fundamento en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil, la parte formalizante denuncia la
violación por falta de aplicación de los artículos 12 y 1.363 del
Código Civil. Alega la parte recurrente que el juzgador de la
Alzada obvió el pronunciarse sobre el mérito probatorio de los
documentos privados acompañados con la demanda y
mediante los cuales se impartía instrucciones al actor sobre
los documentos a redactarse, así como lo atinente a la
revisión periódica de las tarifas de honorarios profesionales.
Alega quien formaliza que al quedar reconocidas dichas
instrumentales, adquieren el valor probatorio de documentos
públicos. Para decidir, la Sala observa: Resulta incierto que el
Tribunal de alzada no se haya manifestado sobre el mérito
probatorio de tales documentales, por el contrario, de la
transcripción parcial de la sentencia hecha en el Capítulo II de
este fallo, se evidencia que si fueron considerados, sólo que a
criterio del sentenciador dichas documentales no prueban una
subordinación sino instrucciones dadas a un “abogado
externo”, en libre ejercicio, y que los montos que percibía el
trabajador por concepto de “honorarios profesionales” no
tenían la regularidad propia del salario. El criterio del
sentenciador de Alzada, con base en los documentos prod-
ucidos en juicio, es que con ellos no se probaba la relación de
trabajo. No se negó que con ellos quedaran evidenciadas las
instrucciones que el actor recibía de la demandada, sino que
tales instrucciones implicaran una subordinación, pues eran
mas propias de una relación que implicaba el “ejercicio
profesional de la abogacía”. La subordinación no se desprende
de las instrucciones que se imparten, pues en los contratos
civiles en los cuales no hay subordinación también el
contratante imparte instrucciones y órdenes al contratista, la
subordinación deriva del estado voluntario de sumisión
continuada del trabajador respecto a su patrono, cuyas
órdenes y reglas se halla en el deber de cumplir por efecto del
contrato de trabajo. No hay subordinación porque se dicten
instrucciones, sino que se dictan instrucciones porque existe
la subordinación. Entonces, para probar la subordinación del
prestador de servicio respecto al beneficiario no basta con
probar que se recibían órdenes, sino también que quien
presta el servicio lo hace por cuenta ajena y que somete no
sólo un servicio, energía o esfuerzo, sino también que lo hace
habitualmente. Por otra parte, también debe indicarse que el
juez de la Alzada no negó que el actor percibiese honorarios
profesionales, ni asentó que por denominarse honorarios
profesionales no podía ser considerado como sueldo o salario,
el Juez Superior lo que estableció fue que los honorarios
profesionales percibidos por el actor no podían ser
considerados como salario por carecer de la regularidad en su
percepción, lo cual, constituye una de las características
esenciales del salario. Por las razones antes expuestas, se
desestima la presente denuncia. - III - De conformidad con lo
previsto en el artículo 313, ordinal 2º, del Código de
Procedimiento Civil, el recurrente denuncia la infracción de los
artículos 12 y 109 del Código de Procedimiento Civil y 1.363
del Código Civil. Debe desestimarse la presente denuncia por
la deficiente técnica mediante la cual fue planteada, pues a
pesar de haber sido acusado un error de juzgamiento por
parte del sentenciador no se especifica en que consistió tal
error, si fue un error de interpretación en cuanto al contenido
y alcance de las normas, si se trata de falsa aplicación de las
normas o de falta de aplicación de las mismas. La
especificación de qué clase de error de juzgamiento denuncia
el formalizante que cometió el sentenciador tampoco se
desprende del texto de la formalización, pues inclusive en la
denuncia se subtitula “DE LAS NORMAS QUE LA RECURRIDA
DEBIÓ APLICAR Y NO APLICÓ O APLICÓ MAL PARA RESOLVER
LA CONTROVERSIA …” Es decir, no se tiene claro si se acusa
que se dejaron de aplicar las normas contenidas en los
artículos 109 del Código de Procedimiento Civil y 1.363 del
Código Civil o se aplicaron mal. No obstante lo anteriormente
expuesto, observa la Sala: A criterio del recurrente dichas
normas fueron quebrantadas cuando la Alzada no apreció un
conjunto de documentos acompañados a la demanda bajo la
argumentación de que contenían “enmendaduras, anotaciones
que alteran su texto.” Dice el recurrente, que el artículo 109
del Código de Procedimiento Civil establece, que el Secretario
del Tribunal debe hacer constar las enmendaduras de los
documentos privados y que no obstan para su
reconocimiento, el que dichas enmendaduras o defectos de
los documentos privados no estén firmadas por la parte a
quien se oponen, y que, al no haber sido impugnados dichos
documentos promovidos por el actor, los mismos quedaron
reconocidos. Argumenta la parte actora, y hoy formalizante,
que con dicho error de juzgamiento, dejaron de analizarse
varias documentales que probaban la subordinación de los
servicios que se prestaron a la demandada . Al respecto,
observa la Sala que para que un error de juzgamiento
conlleve la nulidad de la sentencia, el mismo debe ser
determinante en el dispositivo del fallo, lo cual no es el caso
de autos, pues el sentenciador no niega que el demandante
recibiera instrucciones de la demandada, que es lo que la
parte actora pretende probar con dichos documentos, sino
que las mismas implicaran una subordinación propia de la
relación de trabajo, aduciendo que en toda relación de
servicios derivada del ejercicio profesional de la abogacía, es
intrínseco el cumplimiento de instrucciones emanadas de los
mandantes o de las personas que contratan sus servicios.
Entonces, aunque dichos documentos hubiesen sido
apreciados por el sentenciador, y determinare que también de
ellos se evidencia que el actor recibía instrucciones de la
demandada, ello no daría lugar a la nulidad del fallo recurrido,
pues tales instrucciones no determinan la subordinación de la
relación laboral, sino que son propias de un abogado en libre
ejercicio de la profesión que recibe instrucciones de su
mandante. - IV - De conformidad con lo previsto en el artículo
313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil, el
recurrente denuncia la infracción de los artículos 12 y 444 del
Código de Procedimiento Civil, por falta de aplicación y falsa
aplicación, respectivamente. Aduce la parte recurrente que la
Alzada valoró dos documentos promovidos por la demandada,
y que corre a los folios 224 de la segunda pieza del
expediente, el primero, y 225 y 226 de la segunda pieza del
expediente el segundo, y mediante el cual el Presidente del
Consejo de Administración de la misma certifica la aprobación
de una tarifa de honorarios profesionales, teniendo el segundo
una firma del actor en señal de recibido. La parte que
formaliza acusa que se quebrantó el artículo 444 del Código
de Procedimiento Civil, por cuanto el juez consideró
reconocidos y le otorgó valor probatorio a documentos
privados emanados de la propia parte promovente. Para
decidir, la Sala observa: La comunicación en cuestión aparece
firmada por el actor en señal de recibo, y como tal se apreció
en su valor probatorio “por no haber sido desconocido” o
atacado en su momento, lo cual es jurídicamente acertado,
pues quedó reconocido en cuanto a la recepción por la parte.
Por las razones antes expuestas, se desestima la presenta
denuncia - V - De conformidad con lo previsto en el artículo
313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil, el
recurrente denuncia la infracción de los artículos 9, 65 y 67
del Código de Procedimiento Civil y 1.363 del Código Civil, por
falta de aplicación. Considera la parte recurrente que las
normas antes indicadas, fueron quebrantadas cuando el Juez
desestimó la demanda aún cuando con los documentos
acompañados a los folios 34 y 41 de la primera pieza del
expediente, quedó comprobada la admisión expresa por parte
de la demandada de la relación de trabajo que la vinculó con
el actor. Aduce la parte formalizante, que la recurrida
desnaturalizó el contenido de los documentos mediante los
cuales la demandada reconoció la existencia de los elementos
constitutivos del trabajo. Para decidir, la Sala observa: Si la
parte recurrente considera que la sentencia de la Alzada
desnaturalizó el contenido de las documentales que corren a
los folios 34 y 41 de la primera pieza del expediente, ha
debido denunciar que el dispositivo del fallo es resultado de
una suposición falsa por parte del Juez que atribuyó a las
actas del expediente menciones que no contiene, o dio por
demostrado un hecho con pruebas que no aparecen en autos,
o cuya inexactitud resulta de las actas del expediente mismo;
al no hacer la respectiva denuncia por suposición falsa,
indicando en cual subtipo de la misma incurrió la Alzada debe
ser desestimada la presente delación. Por otra parte, debe
indicar este Supremo Tribunal que, la recurrida no
desnaturalizó el contenido de las documentales que corren a
los folios 34 y 41 de la primera pieza del expediente, por el
contrario, estableció que las mismas contienen
manifestaciones expresas de las cuales pueden evidenciarse
un vínculo laboral, pero asentó que en atención al principio de
primacía de la realidad estas menciones quedan sujetas a la
verdadera forma de contratación y a la naturaleza real de los
servicios prestados, no desprendiéndose de este último
análisis que la vinculación entre el actor y la demandada
fuese laboral. Por las razones antes expuestas, se desestima
la presente denuncia - VI - De conformidad con lo previsto en
el artículo 313, ordinal 2º, del Código de Procedimiento Civil,
el recurrente denuncia la infracción de los artículos 12, 243,
ordinal 4º, y 509 del Código de Procedimiento Civil, por haber
incurrido la sentencia de la Alzada en el vicio de silencio de
prueba. Debe desestimarse la presente denuncia por error en
la técnica de formalización, pues habiéndose denunciado la
infracción del ordinal 4º, del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, lo pertinente era que se fundamentara la
misma en el ordinal 1º del artículo 313 eiusdem. Es criterio de
esta Sala que el vicio de silencio de prueba sólo es
denunciable como motivo de casación de forma; esto es,
sobre la base de lo dispuesto en el ordinal 1º del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, alegando como infringido el
ordinal 4º del artículo 243 eiusdem, en concordancia con los
artículos 12 y 509 ibidem. En ese sentido cabe resaltar que la
naturaleza jurídica del vicio de actividad que exhibe la
infracción del mencionado artículo 509 del Código de
Procedimiento Civil, en nada queda desvirtuada por la
colocación que en el articulado del referido Código tiene dicha
disposición legal, pues harto es sabido que la naturaleza legal
queda realmente determinada por su específico contenido
-elemento intrínseco- y no por su situación en un texto
normativo -elemento extrínseco-. Acoge esta Sala de
Casación Social el criterio de la Sala de Casación Civil de la
entonces Corte Suprema de Justicia, de fecha 28 de abril de
1993, en la cual se consideró que el vicio de silencio de
prueba sólo es denunciable como defecto de forma. Expresa
el fallo citado: “Ahora bien, penetrada la Sala de serias dudas,
en torno a la calificación del silencio de prueba como error de
juzgamiento, y sólo denunciable, en consecuencia, en la
forma antes explicada, lo que se corrobora más con la
manifestación del legislador, categórica y precisa del ordinal
4º del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil actual,
cuando requiere que el fallo contenga los fundamentos de
hecho y de derecho, mucho más precisa que la de carencia de
fundamentos que establecía el artículo 162 del Código
derogado, se observa que cuando un Juez silencia una
prueba, en todas sus manifestaciones indicadas en la
sentencia del 03-03-93, más que errores de juicio, incurre en
falta de motivación de la decisión como modalidad propia de
defecto de actividad en la formación del fallo, y en
consecuencia, tal silencio de prueba, en todas sus
manifestaciones sólo es denunciable por recurso de casación
por defecto de actividad, con base en el ordinal 1º del artículo
313 del Código de Procedimiento Civil, con alegato de
violación del ordinal 4º del artículo 243 eiusdem, que puede
colorearse con la denuncia de los artículos 509 y 12 del citado
Código”. Observa la Sala que, aún con respecto a la posterior
doctrina de la Sala de Casación Civil, asentada en fallo del 21
de junio de 2000, que considera que el silencio de prueba
como un error de juzgamiento, y que no es acogida por esta
Sala, la denuncia ha sido erróneamente planteada pues se ha
denunciado la violación del artículo 243, ordinal 4º, del
Código de Procedimiento Civil, y ello siempre conlleva que se
fundamente en el ordinal 1º del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil. Por las razones antes expuestas, se
desestima la presente denuncia. - VII - De conformidad con lo
previsto en el artículo 313, ordinal 2º, del Código de
Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 320
eiusdem el recurrente denuncia la infracción de los artículos
1.359, 1.360 y 1.363 del Código Civil y 12 y 508 del Código
de Procedimiento Civil y 1.363, por ser la sentencia
impugnada resultado de una falsa suposición por parte del
juez de la Alzada que dio por demostrado hechos cuya
inexactitud se desprende de instrumento del expediente
mismo. Alega el formalizante que el juez de la Alzada incurrió
en el tercer sub tipo de suposición falsa cuando dio por
demostrado que el actor prestó sus servicios a la demandada
como “abogado externo”, cuando de las actas se desprende
que dicha prestación de servicios era de naturaleza laboral.
Para decidir, la Sala observa: Conforme a reiterada
jurisprudencia, la suposición falsa tiene que referirse
forzosamente a un hecho positivo y concreto que el Juez
establece falsa e inexactamente en su sentencia a causa de
un error de percepción, porque no existen las menciones que
equivocadamente atribuyó a un acta del expediente, no
existen las pruebas sobre las cuales se fundamenta el
sentenciador, o éstas resultan desvirtuadas por otras actas o
instrumentos del expediente. El mencionado vicio de
suposición falsa, en cualquiera de sus tres sub hipótesis, sólo
puede cometerse en relación con un hecho establecido en el
fallo, quedando fuera del concepto de suposición falsa las
conclusiones del Juez con respecto a las consecuencias
jurídicas del hecho, porque en tal hipótesis se trataría de una
conclusión de orden intelectual que aunque errónea, no
configuraría lo que la ley y la doctrina entienden por
suposición falsa. Cuando el Juez de la alzada declara que los
servicios que prestó el actor a la demandada lo fueron como
abogado externo, a pesar de que, a criterio del formalizante,
de los documentos privados tenidos legalmente por
reconocidos se desprende una relación de trabajo, no está
estableciendo ningún hecho concreto que resulte desvirtuado
por las actas del expediente; sino que expone a la conclusión
a la que llegó después del estudio de la causa. La prestación
de servicios, las instrucciones que recibía el actor y la
remuneración que recibía el mismo bajo el concepto de
“honorarios profesionales”, que son hechos que se
desprenden de los documentos privados tenidos legalmente
por reconocidos no son obviados por el Juez de la recurrida,
pero calificarlos como una relación profesional de servicios
como “abogado externo”, que las instrucciones no implican en
si mismas subordinación y que los “honorarios profesionales”
no son salario, son conclusiones jurídicas a las que llega el
Juez, no existiendo por tanto la suposición falsa denunciada.
Por las razones antes expuestas, se desestima la presente
denuncia. - IV - RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD - I -
De conformidad con lo previsto en el artículo 313, ordinal 1º,
del Código de Procedimiento Civil, el actor recurrente
denuncia la infracción de los artículos 12, 243, ordinal 4º y
509 del Código de Procedimiento Civil, quedando inficionado
el fallo impugnado del vicio de inmotivación al haber
apreciado de manera “imparcial, mutilada e incompleta la
prueba de testigos.” Para decidir, la Sala observa: Con las
declaraciones de los ciudadanos Luis Romero González,
William Penagos Escobar y Rubí Freites de Díaz, el Juez
consideró probado que los servicios profesionales prestados
por el actor a la demandada lo fueron como “abogado
externo”; ahora bien, el juez de la Alzada también consideró
probado este extremo con las documentales que corren a las
actas del expediente. Por tanto, si bien no se hizo el debido
resumen con la indicación de la totalidad de las preguntas y
repreguntas formuladas a los testigos, la infracción
denunciada resulta irrelevante para la determinación del
dispositivo del fallo, constituyendo un << formalismo
inútil>> , contrario a los preceptos contenidos en los artículos 26 y 257 de la Carta
Magna, anular el fallo por dicha causa. Por las razones antes expuestas, se desestima la
presente denuncia. - II - De conformidad con lo previsto en el ordinal 1º del artículo 313 del
Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción de los artículos 12, 15, 206, 208,
150 y 156 del Código de Procedimiento Civil, porque la recurrida “incurrió en el vicio de
declarar la nulidad de las actuaciones judiciales mediante las cuales se admitió la
exhibición y el acta de evacuación de la misma por ser absolutamente contrarias a lo
establecido en el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil”. Debe desestimarse la
presente denuncia por cuanto la parte recurrente si bien delata un error en la aplicación de
los artículos 150 y 156 del Código de Procedimiento Civil, no precisa de qué manera dicho
error conlleva un menoscabo de su derecho a la defensa. Por las razones antes expuestas, se
desestima la presente denuncia. - III - De conformidad con lo previsto en el ordinal 1º, del
artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, la parte actora recurrente denuncia la
violación de los artículos 12, 243, ordinal 4º, y 509 eiusdem por cuanto la recurrida silenció
el análisis de los documentos que corren a los folios 62 al 64; 68 al 70; 77 al 83; 86 al 88 y
122, incurriendo en el vicio de inmotivación. Señala la parte recurrente que dichas
documentales prueban que la demandada daba instrucciones, con lo cual se comprueba la
subordinación en la prestación de servicios y por tanto la relación laboral. Para decidir, la
Sala observa: Aunque ciertamente la recurrida silenció el análisis de las documentales
señaladas por la parte recurrente, esta denuncia debe ser desestimada por cuanto con ellas
se pretendía probar que la parte actora recibía instrucciones de la demandada; no obstante,
estableció la recurrida que dichas instrucciones antes que demostrar la existencia de la
subordinación del trabajador al patrono, las instrucciones dadas por la demandada eran
propias de una relación de servicios profesionales, en la cual el ente contratante o mandante
indica al abogado los términos en los que se debe realizar la prestación de los servicios
profesionales independientes contratados. Entonces, no incide en el dispositivo del fallo el
análisis de las pruebas omitidas. Por las razones antes expuestas, se desestima la presente
denuncia. DECISIÓN Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia,
en Sala de Casación Social, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley, declara SIN LUGAR el recurso de casación anunciado y formalizado
por el demandante Félix Guillermo Almandoz Marte, contra la sentencia de fecha 24 de
octubre de 2000, dictada por el Juzgado Superior Quinto del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas. Se condena en costas a la parte recurrente, de
conformidad con lo establecido en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil.
Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al Juzgado Quinto de Primera Instancia del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas a los fines legales
consiguientes, y particípese de esta remisión al Tribunal Superior de origen, de
conformidad con lo previsto en el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil. Dada,
firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de junio de dos mil uno.

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Sugerencias | Contáctenos Martes 23 de julio de 2002 Ver
Sentencia En Sala de Casación Penal TSJ ANULA SENTENCIA
QUE LIBERO PROCESADOS POR EL CASO DEL PUENTE
LLAGUNO “Al anular la sentencia, quedan vigentes las
medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya
decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control,
que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su
lugar alguna o algunas de las medidas cautelares
substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico
Procesal Penal”, indicó la Sala del máximo tribunal del país en
su sentencia. Se ordenó admitir la acusación fiscal y remitir el
expediente al Presidente de Circuito Penal, para que éste, sin
dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que será que el
conozca del caso. La Sala de Casación Penal del Tribunal
Supremo de Justicia en ponencia del magistrado Alejandro
Angulo Fontiveros, se avocó al conocimiento del caso seguido
contra los imputados por el caso del “caso Puente Llaguno”,
procediendo a anular la sentencia dictada por la Juez Norma
Sandoval Moreno a cargo del Tribunal Cuadragésimo de
Control del Circuito Judicial del área metropolitana de
Caracas, que el pasado 11 de julio, dictó el sobreseimiento de
la causa que se le sigue al Concejal Richard Peñalver, Rafael
Guédez Mesutti, Henry Atencio Atencio y Rafael Cabrices
Landaeta. Como se recordará a los tres primeros ciudadanos
mencionados se les sigue una causa por la presunta comisión
de los delitos de homicidio calificado frustrado, intimidación
pública, uso indebido de arma de guerra y resistencia a la
autoridad, mientras que a Rafael Cabrices Landaeta por la
presunta comisión del delito de encubrimiento, en los hechos
ocurridos en el Puente Llaguno el pasado 11 de abril. La
solicitud de avocamiento fue presentada por los abogados
Carlos Prince Arellán, Victor Mejías, Alexis Natera Pérez y
Fleming Veitía, miembros de la fundación (en proceso de
constitución) “No Olvidemos el 11 de Abril” y por diputados
Gerardo Blyde, Julio Borges, Liliana Hernández, Carlos Ocaríz
y Ramón José Medina, y por Malvina Pesate, en su carácter de
víctima por haber sido herida en los sucesos del pasado 11 de
abril. En rueda de prensa ofrecida por el Presidente de la Sala
de Casación Penal y ponente del caso, el magistrado
Alejandro Angulo Fontiveros, éste expresó que “se anuló la
decisión tomada por el Juez de Control. Se ha ordenado
admitir la acusación fiscal y se ha remitido el expediente al
Presidente de Circuito Penal, para que éste a su vez, sin
dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que ha de
conocer, que debe admitir la acusación fiscal como ya dije y
que conocerá del caso”, informó. Agregó que al anularse la
referida decisión queda en vigencia la medida de privación de
la libertad de los imputados. Al respecto el texto de la
sentencia precisa “al anular la sentencia, quedan vigentes las
medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya
decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control,
que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su
lugar alguna o algunas de las medidas cautelares
substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico
Procesal Penal”. LA JUEZ NORMA SANDOVAL INCURRIO EN
EXCESIVO FORMALISMO - ¿Por qué fue anulada la decisión
dictada por la Juez Norma Sandoval Moreno?, preguntó uno
de los periodistas que cubren la fuente judicial al Dr.
Alejandro Angulo Fontiveros. - Consideramos erróneo el
pronunciamiento del Juez de Control y dicho sea de paso, no
un error que justifique los apostrofes y los insultos que han
existido contra la doctora Norma Sandoval, sino que se
inscribe en un excesivo ritualismo que yo he venido
denunciando con anterioridad, no solamente de muchos
jueces de instancia, sino también de muchos jueces
superiores y eso desde luego ha perturbado la mejor
administración de justicia. En el caso de la doctora Sandoval,
yo considero que ella incurrió en un excesivo formalismo y
por eso se dictó un sobreseimiento que a juicio de la Sala de
Casación Penal no era lo conveniente en este momento, sino
que después de realizarse una exhaustiva investigación de los
hechos, no solamente de los hechos que ocurrieron el once de
abril y a la que se contrae la solicitud de avocamiento, sino
también a los hechos ocurridos el doce, trece y catorce de
abril. Agregó el Magistrado que la Sala consideró que la
acusación presentada por el Ministerio Público reunía las
condiciones como para que no diera lugar a un
sobreseimiento, “esa acusación presentó una serie de
peritajes, testimoniales, audiovisuales, además se trata de
hechos notorios, con respecto con a los cuales hubo una
admisión de esos hechos, de manera que nos pareció
inoportuna e improcedente la medida de sobreseimiento
dictada por la doctora Sandoval”, indicó el titular de la Sala
Penal Alejandro Angulo Fontiveros. Según se desprende de la
sentencia dictada por la Sala de Casación Penal, “al analizar el
escrito fiscal se advierte que el hecho de que el Ministerio
Público se haya visto en la necesidad de presentar varios
escritos complementarios de la acusación, no implica que ésta
deba ser considerada defectuosa, pues ello se debió a la
complejidad que existió en la recopilación de las pruebas.
Aunado a lo anterior, resulta necesario destacar que el escrito
acusatorio promovió diversos peritajes, testimonios y
audiovisuales y, en general, sí cumplió con los requisitos
exigidos en el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal
y que dada tanto la evidencia cuanto la gravedad de los
hechos imputados, no debió la juez sobreseer y sacrificar la
justicia por << formalidades>>  no << esenciales>> , pues
ello constituye la violación del artículo 257 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela”. JUECES DEBEN
CUMPLIR EL ARTICULO 257 DE LA CONSTITUCION El
magistrado Alejandro Angulo Fontiveros expresó que “hay
muchos jueces en Venezuela que tienen una conducta que
debe ser corregida, para que cada día vayan más a la esencia
de las cosas y se aparten de los detalles innecesarios o del
ritualismo exagerado”, lo cual según dijo, es una conducta
contraria a lo establecido en el artículo 257 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela que establece: “El
proceso constituye un instrumento fundamental para la
realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y
adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se
sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> 
no << esenciales>> 

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Sentencia En Sala de Casación Penal TSJ ANULA SENTENCIA
QUE LIBERO PROCESADOS POR EL CASO DEL PUENTE
LLAGUNO “Al anular la sentencia, quedan vigentes las
medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya
decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control,
que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su
lugar alguna o algunas de las medidas cautelares
substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico
Procesal Penal”, indicó la Sala del máximo tribunal del país en
su sentencia. Se ordenó admitir la acusación fiscal y remitir el
expediente al Presidente de Circuito Penal, para que éste, sin
dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que será que el
conozca del caso. La Sala de Casación Penal del Tribunal
Supremo de Justicia en ponencia del magistrado Alejandro
Angulo Fontiveros, se avocó al conocimiento del caso seguido
contra los imputados por el caso del “caso Puente Llaguno”,
procediendo a anular la sentencia dictada por la Juez Norma
Sandoval Moreno a cargo del Tribunal Cuadragésimo de
Control del Circuito Judicial del área metropolitana de
Caracas, que el pasado 11 de julio, dictó el sobreseimiento de
la causa que se le sigue al Concejal Richard Peñalver, Rafael
Guédez Mesutti, Henry Atencio Atencio y Rafael Cabrices
Landaeta. Como se recordará a los tres primeros ciudadanos
mencionados se les sigue una causa por la presunta comisión
de los delitos de homicidio calificado frustrado, intimidación
pública, uso indebido de arma de guerra y resistencia a la
autoridad, mientras que a Rafael Cabrices Landaeta por la
presunta comisión del delito de encubrimiento, en los hechos
ocurridos en el Puente Llaguno el pasado 11 de abril. La
solicitud de avocamiento fue presentada por los abogados
Carlos Prince Arellán, Victor Mejías, Alexis Natera Pérez y
Fleming Veitía, miembros de la fundación (en proceso de
constitución) “No Olvidemos el 11 de Abril” y por diputados
Gerardo Blyde, Julio Borges, Liliana Hernández, Carlos Ocaríz
y Ramón José Medina, y por Malvina Pesate, en su carácter de
víctima por haber sido herida en los sucesos del pasado 11 de
abril. En rueda de prensa ofrecida por el Presidente de la Sala
de Casación Penal y ponente del caso, el magistrado
Alejandro Angulo Fontiveros, éste expresó que “se anuló la
decisión tomada por el Juez de Control. Se ha ordenado
admitir la acusación fiscal y se ha remitido el expediente al
Presidente de Circuito Penal, para que éste a su vez, sin
dilación alguna, lo distribuya a otro tribunal, que ha de
conocer, que debe admitir la acusación fiscal como ya dije y
que conocerá del caso”, informó. Agregó que al anularse la
referida decisión queda en vigencia la medida de privación de
la libertad de los imputados. Al respecto el texto de la
sentencia precisa “al anular la sentencia, quedan vigentes las
medidas de privación judicial preventivas de libertad (ya
decretadas por el Tribunal de Control) y el Juez de Control,
que conozca, si así lo considerara, podrá imponerle en su
lugar alguna o algunas de las medidas cautelares
substitutivas previstas en el artículo 256 del Código Orgánico
Procesal Penal”. LA JUEZ NORMA SANDOVAL INCURRIO EN
EXCESIVO FORMALISMO - ¿Por qué fue anulada la decisión
dictada por la Juez Norma Sandoval Moreno?, preguntó uno
de los periodistas que cubren la fuente judicial al Dr.
Alejandro Angulo Fontiveros. - Consideramos erróneo el
pronunciamiento del Juez de Control y dicho sea de paso, no
un error que justifique los apostrofes y los insultos que han
existido contra la doctora Norma Sandoval, sino que se
inscribe en un excesivo ritualismo que yo he venido
denunciando con anterioridad, no solamente de muchos
jueces de instancia, sino también de muchos jueces
superiores y eso desde luego ha perturbado la mejor
administración de justicia. En el caso de la doctora Sandoval,
yo considero que ella incurrió en un excesivo formalismo y
por eso se dictó un sobreseimiento que a juicio de la Sala de
Casación Penal no era lo conveniente en este momento, sino
que después de realizarse una exhaustiva investigación de los
hechos, no solamente de los hechos que ocurrieron el once de
abril y a la que se contrae la solicitud de avocamiento, sino
también a los hechos ocurridos el doce, trece y catorce de
abril. Agregó el Magistrado que la Sala consideró que la
acusación presentada por el Ministerio Público reunía las
condiciones como para que no diera lugar a un
sobreseimiento, “esa acusación presentó una serie de
peritajes, testimoniales, audiovisuales, además se trata de
hechos notorios, con respecto con a los cuales hubo una
admisión de esos hechos, de manera que nos pareció
inoportuna e improcedente la medida de sobreseimiento
dictada por la doctora Sandoval”, indicó el titular de la Sala
Penal Alejandro Angulo Fontiveros. Según se desprende de la
sentencia dictada por la Sala de Casación Penal, “al analizar el
escrito fiscal se advierte que el hecho de que el Ministerio
Público se haya visto en la necesidad de presentar varios
escritos complementarios de la acusación, no implica que ésta
deba ser considerada defectuosa, pues ello se debió a la
complejidad que existió en la recopilación de las pruebas.
Aunado a lo anterior, resulta necesario destacar que el escrito
acusatorio promovió diversos peritajes, testimonios y
audiovisuales y, en general, sí cumplió con los requisitos
exigidos en el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal
y que dada tanto la evidencia cuanto la gravedad de los
hechos imputados, no debió la juez sobreseer y sacrificar la
justicia por << formalidades>>  no << esenciales>> , pues
ello constituye la violación del artículo 257 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela”. JUECES DEBEN
CUMPLIR EL ARTICULO 257 DE LA CONSTITUCION El
magistrado Alejandro Angulo Fontiveros expresó que “hay
muchos jueces en Venezuela que tienen una conducta que
debe ser corregida, para que cada día vayan más a la esencia
de las cosas y se aparten de los detalles innecesarios o del
ritualismo exagerado”, lo cual según dijo, es una conducta
contraria a lo establecido en el artículo 257 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela que establece: “El
proceso constituye un instrumento fundamental para la
realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y
adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se
sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> 
no << esenciales>> 

Caracas, tres de agosto del año 2000. 190º y 141º En fecha


15 de junio de 2000, esta Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia, dictó sentencia definitiva
declarando parcialmente con lugar la acción por daños
materiales y morales incoada por el ciudadano GERMAN
ERIBERTO AVILEZ PEÑA, contra la COMPAÑÍA ANONIMA DE
ELECTRICIDAD DE ORIENTE (ELEORIENTE) y, en
consecuencia, se condenó a esta última a cancelar a título de
indemnización la cantidad de cincuenta millones de Bolívares
(Bs. 50.000.0000,oo) por concepto de daños morales y
psicológicos causados, así como la asignación de una pensión
vitalicia estimada por la Sala en la cantidad de cincuenta (50)
unidades tributarias, que deberá ser cancelada al precitado
ciudadano mensualmente. Mediante diligencia de fecha 27 de
junio de 2000, al apoderado judicial de la recurrente, solicitó
se dictara el correspondiente decreto de ejecución. En fecha 4
de julio de 2000, se presentó por Secretaría diligencia suscrita
por la abogada Zadia Montilla Collins, en su carácter de
apoderada judicial del recurrente, mediante la cual señala
que, en la sentencia Nº 01386 de fecha 15 de junio de 2000,
se cometió error material, en la primera página de la misma,
en la transcripción de su nombre, así como en la página
cuarta, en el nombre del demandante, y ratificó la solicitud,
en el sentido de que se ordene la ejecución voluntaria del
referido fallo. I MOTIVACIÓN PARA DECIDIR Esta Sala debe
observar que la precitada abogada Zadia Montilla Collins, no
hizo uso tempestivo del derecho a solicitar la aclaratoria de
puntos dudosos, la rectificación de errores de copia o de
referencia o el salvamento de omisiones, de acuerdo al
artículo 252 del Código de Procedimiento Civil. En efecto, al
folio 1 de la sentencia señalada supra se señala,
incorrectamente el nombre de la abogada solicitante, al
indicarse que el actor se encontraba “...representado por las
abogadas Azia Montilla Collins...”, en lugar de decir “
respresentado por las abogadas Zadia Montilla Collins...”.
Asimismo, en la página cuarta de la sentencia, se indica que
“Tanto la representación judicial de la COMPAÑIA ANONIMA...
(ELECENTRO), como del ciudadano DOUGLAS OLIVIERI
SILVA, consignaron escrito de promoción de pruebas...”, en
lugar de señalar el nombre del ciudadano GERMAN ERIBERTO
AVILEZ PEÑA. No obstante ello, considera esta Sala que, más
que tener la facultad, los Jueces están en la obligación de
corregir las faltas o errores que se hayan producido en los
actos procesales. En este sentido, conforme a lo establecido
en los artículos 2, 3, 26 y 257 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, el Estado debe garantizar
una justicia sin dilaciones indebidas, sin formalismos y
reposiciones inútiles a fin de que ésta -la justicia- pueda ser
accesible, idónea, transparente y expedita. No obstante, este
Tribunal Supremo de Justicia de la confrontación de las actas
procesales con los folios 1 y 4 de la precitada sentencia,
puede evidenciar que existen errores materiales de referencia
en la narrativa de la sentencia, que en nada afecta la motiva
o la dispositiva de la misma. Observa esta Sala que, conforme
al artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, el Juez es el
director del proceso, lo que de acuerdo a las normas
constitucionales señaladas con anterioridad, lo hace en
atención a un estado de Derecho y de Justicia, cuyo objetivo
fundamental es la búsqueda de la verdad. Esta actuación del
Juez debe hacerse en concordancia con lo establecido en los
valores que dimanan del texto constitucional en relación al
carácter prevalente de la justicia por sobre las <<
formalidades>>  no << esenciales>>  (artículo 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) y, en
razón de ello, sin prejuzgar sobre la extemporaneidad y falta
de contenido material del planteamiento hecho por la
Abogada prenombrada, se procede a corregir los errores
materiales y, por tanto, se corrigen en el sentido de que en el
folio primero de la sentencia en lugar de decir Azia Montilla
Collins , debe decir Zadia Montilla Collins ; asimismo, en el
folio cuarto de la sentencia, en lugar del nombre DOUGLAS
OLIVIERI LEIVA , debe decir GERMAN ERIBERTO AVILEZ PEÑA
. Y así se decide. II DECISIÓN Con fundamento a las razones
anteriormente expuestas y al ejercicio del poder de
administrar Justicia que emana de la soberanía popular, este
Tribunal Supremo de Justicia impartiéndola en nombre de la
República y por autoridad de la Ley decide corregir el error
material contenido en los folios 1 y 4 de la sentencia Nº
01386 , por lo que al folio 1 debe leerse “...Corresponde a
esta Sala dictar sentencia definitiva en el juicio que, por
daños morales y materiales, sigue el ciudadano GERMAN
ERIBERTO AVILEZ PEÑA , ... representado por las abogadas
Zadia Montilla Collins y Carmen Collins Harting. ..” y al folio 4,
de la misma, debe leerse: “Tanto la representación judicial de
la COMPAÑÍA ANONIMA DE ELECTRICIDAD DE ORIENTE
(ELEORIENTE) como del ciudadano GERMAN ERIBERTO
AVILEZ PEÑA consignaron escrito de promoción de
pruebas....”. Y así se decide. Publíquese, regístrese y
cúmplase lo ordenado. Téngase como formando parte de la
sentencia Nº 01386. Dada, firmada y sellada en el Salón de
Despacho de la Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas a los tres días del mes de
agosto del año dos mil. Años: 190° de la Independencia y
141° de la Federación. Presidente-Ponente, CARLOS ESCARRÁ
MALAVÉ El Vicepresidente, JOSE RAFAEL TINOCO-SMITH
LEVIS IGNACIO ZERPA Magistrado La Secretaria, ANAIS
MEJIA CALZADILLA CEM Exp. Nº 10690 3-C Sent. Nº 0177

SALA DE CASACIÓN SOCIAL ACLARATORIA Ponencia del


Magistrado OMAR ALFREDO MORA DÍAZ. En fecha 17 de
diciembre de 2001, esta Sala de Casación social publicó
sentencia en el recurso de casación interpuesto por la
apoderada judicial del demandante JESÚS IGNACIO ORTÍZ,
en el juicio que éste lleva contra el CENTRO AMBULATORIO
MÉDICO ODONTOLÓGICO DE LA UNIVERSIDAD DE LOS
ANDES (CAMOULA), recurso ejercido contra la sentencia
definitiva de fecha 04 de junio de 2001, dictada por el
Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito,
del Trabajo y Amparo Constitucional de la Circunscripción
Judicial del Estado Mérida, que declaró sin lugar la demanda
intentada contra el Centro Ambulatorio Médico Odontológico
de la Universidad de los Andes (CAMOULA). La sentencia
dictada por esta Sala de Casación Social, en su dispositivo
declaró perecido por falta de técnica, el recurso de casación
anunciado por la apoderada judicial de la demandante. Una
vez publicada la sentencia de la Sala, el Abogado Fernando
Ramírez, apoderado judicial del demandante Jesús Ignacio
Ortíz, mediante diligencia de fecha 18 de diciembre de 2001,
solicitó aclaratoria del fallo, para lo cual manifestó: “Estando
dentro del lapso legal, pido una ACLARATORIA de la sentencia
(...) en sentido de que se aclare como la sentencia no tomó
en consideración los artículos 26 y 257 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, porque estos
dispositivos garantizan el acceso a la justicia y que la misma
no puede ser sacrificada por la omisión de <<
formalidades>>  no << esenciales>> , que fue lo que dijo la
sentencia...”. Así pues, esta Sala de Casación Social, antes de
emitir pronunciamiento sobre la aclaratoria solicitada, debe en
primer término señalar lo establecido en el artículo 252 del
Código de Procedimiento Civil: “Artículo 252 del Código de
Procedimiento Civil: Después de pronunciada la sentencia
definitiva o la interlocutoria sujeta a apelación, no podrá
revocarla ni reformarla el Tribunal que la haya pronunciado.
Sin embargo, el Tribunal podrá, a solicitud de parte, aclarar
los puntos dudosos, salvar las omisiones y rectificar los
errores de copia, de referencias o de cálculos numéricos que
aparecieren de manifiesto en la misma sentencia , o dictar
ampliaciones, dentro de tres días, después de dictada la
sentencia, con tal de que dichas aclaraciones y ampliaciones
las solicite alguna de las partes en el día de la publicación o
en el siguiente”. (Negrillas de la Sala) Tal y como se
desprende del contenido del artículo transcrito, las
aclaratorias van dirigidas, como su propio nombre lo indica, a
aclarar puntos dudosos, salvar omisiones y rectificar los
errores de copia, de referencias o de cálculos numéricos que
aparecieren en las sentencias, todo esto con el objeto de que
las mismas puedan valerse por sí mismas y puedan ser
ejecutadas en toda su contenido y extensión. Ahora bien, esta
Sala al adminicular el criterio supra establecido con el
contenido de la solicitud planteada, determina que en el
presente caso, no se cumplen con los supuestos jurídicos
fácticos establecidos en el artículo 252 del Código de
Procedimiento Civil, es decir, el solicitante no requiere se
aclare un punto dudoso, se salve alguna omisión o se
rectifique algún error material del fallo, todo lo cual contraría
la naturaleza propia de este tipo de solicitud. No obstante a lo
anterior, la Sala estima que aun y cuando la solicitud
planteada no está subsumida dentro de los supuestos
establecidos en el artículo 252 del Código de Procedimiento
Civil, debe transcribirse lo señalado en el fallo, respecto a los
artículos 26 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, ya que éste de manera expresa
manifestó: “Por otra parte, si bien es cierto que nuestra Carta
Magna en sus artículos 26 y 257, garantiza el acceso a la
justicia y no sacrificio de ésta por la omisión de <<
formalidades>>  no << esenciales>> , considera la Sala, sin
embargo que en el presente caso el recurrente quebrantó
formas sustanciales en la formalización de la presente
denuncia, que hacen imposible proceder a decidir la misma.
Así se decide.” Lo supra transcrito, demuestra de manera
fehaciente, que efectivamente el fallo sobre el cual se solicita
su aclaratoria, sí tomó en cuenta los artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pero
que en el presente caso, los mismos no pudieron ser
aplicados, pues, como así lo señaló el fallo en cuestión, “...el
recurrente quebrantó formas esenciales en la formalización...”
que hicieron imposible a la Sala entrar a conocer de las
mismas. (Negrillas y cursivas de la Sala) Con vista a lo
anterior, aprovecha esta Sala la oportunidad, para ratificar el
criterio por ella sustentado a través de su jurisprudencia, el
cual está referido al obligatorio cumplimiento por parte de los
formalizantes de los requisitos mínimos de técnica casacional,
para lo cual trae a colación lo establecido en la sentencia N°
455, del 16 de noviembre de 2000, la cual con ponencia del
Magistrado que suscribe la presente aclaratoria señaló: “Tal y
como ha quedado establecido por la doctrina pacífica y
reiterada de este Tribunal Supremo de Justicia, los requisitos
intrínsecos de la formalización son los siguientes: a) la
indicación de los motivos de casación conforme con las
causales taxativamente señaladas en el artículo 313 del
Código de Procedimiento Civil; b) la cita de los artículos que
se consideren infringidos; y c) las razones o fundamentos en
que se apoya la denuncia. De igual forma ha indicado en
reiteradas oportunidades que se debe rechazar la
formalización que entremezcle denuncias o éstas sean del
todo exiguas o que no contengan la base legal requerida, ya
que tal modo de formalización es contrario a la técnica que se
debe observar en la redacción de la formalización de un
recurso de casación y que como es sabido, es una carga
impuesta al recurrente, que de ser incumplida por éste, como
en el presente caso, no la puede asumir la Sala.” (Negrillas de
la Sala) En tal sentido y en virtud de lo anteriormente
expuesto, la Sala responde así la solicitud de aclaratoria
planteada por el apoderado judicial del demandante,
ciudadano Jesús Ignacio Ortíz. Publíquese y regístrese.
Agréguese al expediente. Dada, firmada y sellada en la Sala
de Despacho de la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los dieciséis ( 16 ) días del
mes de enero de dos mil dos.

Magistrado Ponente Doctor RAFAEL PEREZ PERDOMO La Sala


N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Estado Zulia, en fecha 5 de diciembre de 2000, declaró sin
lugar el recurso de apelación de la defensa, contra la
sentencia del Juzgado Noveno de Juicio, constituído con
Escabinos, por medio de la cual condenó al acusado Henry
José Rincón Sánchez, venezolano, comerciante y con cédula
de identidad número 3.372.725, a cumplir la pena de quince
años de presidio y a las accesorias legales correspondientes,
por la comisión del delito de homicidio intencional perpetrado
en perjuicio del ciudadano Rodrigo Javier Guevara Delgado y,
a su vez, lo absolvió del delito de porte ilícito de arma de
fuego, ambos delitos previstos en los artículos 407 y 278 del
Código Penal, respectivamente. Los hechos, por los cuales se
sigue el presente juicio, son los siguientes: En fecha 24 de
enero de 1999, en horas de la noche, el ciudadano Henry José
Rincón Sánchez y su cónyuge, Angela Inciarte, desde la
planta baja frente del edificio D, Urbanización Altos de la
Vanega, Parroquia Francisco Antonio Bustamante, de la
ciudad de Maracaibo observaron que habían estacionado un
vehículo al lado del apartamento de la ciudadana Yulexi
Fernández, situado en la planta baja del edificio D, letra C, de
dicha Urbanización. Presenciaron también que el ciudadano
Rodrigo Javier Guevara, propietario de dicho vehículo, en
compañía de un hijo suyo, menor de edad, de nombre
Leonardo Javier Guevara, bajó de su apartamento,
sosteniéndose una discusión entre los nombrados, Henry José
Rincón Sánchez y Angela Inciarte, con el ciudadano Rodrigo
Javier Guevara, siendo entonces cuando el ciudadano Henry
José Rincón Sánchez, le efectuó varios disparos al ciudadano
Rodrigo Javier Guevara, causándole la muerte. En fecha 8 de
diciembre de 2000, el abogado José Alexander Finol, inscrito
en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N°
19.553, defensor definitivo del acusado, propuso recurso de
casación contra dicho fallo. Formuló dos denuncias. La
primera, por inobservancia o falta de aplicación del artículo
365, ordinal 5° del Código Orgánico Procesal Penal. Según
dice la recurrida declaró sin lugar la apelación y no se
pronunció sobre el sobreseimiento, absolución o condena del
acusado. La segunda, por inobservancia o falta de aplicación
del artículo 365 del Código Orgánico Procesal Penal, en todos
sus ordinales, en concordancia con el artículo 449, primer
aparte, ejusdem, sosteniendo que el fallo no cumple con los
requisitos exigidos en el artículo 365 y no dictó una decisión
propia. La referida Corte de Apelaciones, de conformidad con
el artículo 457 del Código Orgánico Procesal Penal, emplazó al
Fiscal Décimo Cuarto del Ministerio Público, a la querellante
Silvia Polanco de Guevara y a la abogado Yordira Díaz, su
apoderada judicial, para la contestación del recurso. Mediante
escrito (fecha 3 de enero de 2001) el Fiscal Décimo Cuarto del
Ministerio Público solicitó se declarara sin lugar el recurso, por
considerar que la recurrida ratificó la sentencia dictada por el
Tribunal de Juicio y, además, de conformidad con el artículo
257 de la Constitución, no debe sacrificarse la justicia por
omisión de << formalidades>>  no << esenciales>> . En
fecha 1° de marzo de 2001, se recibieron dichas actuaciones
en este Tribunal Supremo de Justicia, se dio cuenta de ello en
Sala de Casación Penal y correspondió la ponencia al
Magistrado Rafael Pérez Perdomo quien, con tal carácter,
suscribe el presente fallo. Cumplidos, como han sido, los
trámites procedimentales del caso, la Sala pasa a
pronunciarse sobre la admisibilidad o desestimación del
recurso, lo cual se hace en los términos siguientes: Las dos
denuncias, ambas por pretendidas infracciones del artículo
365, en todos sus ordinales, se refieren a que la recurrida no
dictó una decisión propia. Al efecto, ha sostenido la Sala que
la referida disposición sólo puede ser infringida por las Cortes
de Apelaciones, si éstas declaran con lugar la apelación
propuesta con base en el ordinal 4° del artículo 444 del
Código Orgánico Procesal Penal. Por consiguiente, la Sala
considera procedente desestimar, por manifiestamente
infundado, el recurso de casación propuesto por la defensa,
de conformidad con el artículo 458 del Código Orgánico
Procesal Penal. Así se decide. En atención a lo dispuesto en
los artículos 257 de la Constitución y 13 del Código Orgánico
Procesal Penal la Sala, no obstante los defectos en la
fundamentación del recurso, procedió a revisar el fallo
impugnado y considera que el mismo se encuentra ajustado a
derecho. Así se declara. DECISION Por las razones
precedentemente expuestas este Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala de Casación Penal, administrando Justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley, desestima,
por manifiestamente infundado, el recurso de casación
propuesto por la defensa. En consecuencia, ordena remitir las
actuaciones a la Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Zulia. Publíquese, regístrese
y bájese el expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de
Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de
Casación Penal en Caracas, a los 29 días del mes de mayo del
año 2.001

Ponencia de la Magistrada Blanca Rosa Mármol de León. De


conformidad con lo dispuesto en los artículos 458 y 459 del
Código Orgánico Procesal Penal, corresponde a esta Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, pronunciarse
sobre la desestimación o no del recurso de casación
interpuesto por el abogado defensor de la ciudadana CAROL
YOHANA ARENA MONSALVE quien es venezolana, nacida el 19
de octubre de 1979 en Maracay Estado Aragua, de estado civil
soltera y titular de la Cédula de Identidad No. V-14.918.305,
en contra de la decisión de fecha 15 de agosto del año 2000,
dictada por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal
del Estado Vargas, que DECLARO INADMISIBLE el recurso de
apelación interpuesto por la defensa en contra de la sentencia
del Juzgado Tercero de Juicio de esa misma Circunscripción
Judicial, en funciones de tribunal unipersonal, publicada el día
17 de julio de 2000, que CONDENO a la imputada a cumplir la
pena de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN por la comisión del delito de
TRANSPORTE ILICITO DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y
PSICOTROPICAS, previsto y sancionado en el artículo 34 de la
Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas. Notificada la parte Fiscal y vencido el lapso
legal sin que diera contestación al recurso de casación, se
remitieron las actuaciones a este Tribunal Supremo de
Justicia. Recibido el expediente se dio cuenta en Sala en fecha
30 de enero de 2001 y de conformidad con la ley se designó
ponente a la Magistrada quien con tal carácter suscribe la
presente decisión y al respecto observa: Previa la resolución
del recurso, esta Sala al verificar la existencia de un vicio que
hace imposible la continuación del juicio, en resguardo de los
principios y garantías procesales, en especial del debido
proceso y del derecho a la defensa e igualdad entre las
partes, y por imperio de la ley, procede a anular de oficio la
decisión dictada el 15 de agosto de 2000, por la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas,
mediante la cual declara inadmisible, el recurso de apelación
interpuesto por la defensa y ORDENA a esa misma Sala
conocer y resolver dicho recurso, en virtud del mandato
constitucional dispuesto en el artículo 257 que señala que no
se sacrificará la justicia por la omisión de <<
formalidades>>  no << esenciales>> . Y del principio de la
doble instancia contemplado en el ordinal 1º del artículo 49
de la Constitución de la República. En efecto, la Corte de
Apelaciones declaró inadmisible el recurso de apelación
interpuesto por la defensa, al considerar que: “el recurrente
fundamentó su Recurso en el artículo 44, ordinales 2º y 4º del
Código Orgánico Procesal Penal, el cual trata de las causas de
extinción de la acción penal como lo es la amnistía y el pago
del máximo de la multa, previa la admisión del hecho, en los
hechos punibles que tengan asignada esta pena, lo que
significa que a la luz del derecho procesal penal existe un
error en la norma jurídica invocada, lo que obliga a este
Tribunal de Alzada a declarar INADMISIBLE el presente
Recurso de Apelación, de conformidad con lo establecido en el
Artículo 445 ejusdem. Y ASI SE DECIDE.” Como se puede
observar, la Corte de Apelaciones declaró injustamente
inadmisible el recurso de apelación, al considerar que el
apelante fundamentó erróneamente sus denuncias en el
artículo 44 del Código Orgánico Procesal Penal, cuando en su
lugar ha debido fundarse en los motivos del artículo 444
eiusdem, ya que de la lectura del escrito de apelación se
evidencia que se trata de un error material, toda vez que del
contenido del escrito se desprende claramente que el apelante
denuncia en primer lugar “que la recurrida se fundó en
pruebas incorporadas al debate con violación a los principios
del juicio oral”, motivo previsto en el ordinal 2º del artículo
444 y en segundo lugar denuncia la violación de ley “por
errónea aplicación y por inobservancia de las normas jurídicas
contenidas en los artículos 22 y 215”, motivo previsto en el
ordinal 4º del artículo en mención. Por lo que, el apelante
incurrió en un error que resulta perfectamente convalidable y
que ha debido ser obviado por la Corte de Apelaciones en pro
de la justicia, pues de la lectura del escrito se desprende
claramente la intención del apelante y su fundamentación. En
virtud de lo anterior, esta Sala ORDENA remitir el expediente
a la Corte de Apelaciones de la Circunscripción Judicial del
Estado Vargas para que conozca del recurso de apelación y
ADVIERTE a las partes, que será contra dicha decisión, que
proceda la interposición del recurso de casación de
conformidad con lo dispuesto en el Código Orgánico Procesal
Penal. Así se decide. D E C I S I O N Por las razones
expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de
Casación Penal, Administrando Justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, ANULA DE OFICIO la
decisión dictada el 15 de agosto de 2000, por la Corte de
Apelaciones de la Circunscripción Judicial del Estado Vargas,
mediante la cual DECLARA INADMISIBLE el recurso de
apelación interpuesto por la defensa y ORDENA remitir el
expediente a esa misma Sala para que conozca y resuelva
dicho recurso. Publíquese, regístrese y bájese el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal
Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas a
los 01 días del mes de MARZO de dos mil uno

Pese a la decisión anterior, el Tribunal Supremo de Justicia,


en orden a lo dispuesto en el artículo 257 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, ha revisado el fallo
impugnado para saber si se vulneraron los derechos del
imputado o si hubo vicios que hicieran procedente la nulidad
de oficio en provecho del reo y en aras de la Justicia y ha
constatado que dicho fallo está ajustado a Derecho.
DECISIÓN Por las razones anteriormente expuestas, el
Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal,
administrando Justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara DESESTIMADO POR
MANIFIESTAMENTE INFUNDADO el recurso de casación
interpuesto por los Defensores del ciudadano WILLIAMS JOSÉ
GONZÁLEZ. Publíquese, regístrese y bájese el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal
Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas,
a los VEINTE días del mes de MARZO de dos mil dos

VISTOS Ponencia del Magistrado Jorge L. Rosell Senhenn. En


fecha dieciseis de octubre de mil novecientos noventa y ocho,
el Juzgado Superior Cuarto en lo Penal de la Circunscripción
Judicial del Estado Carabobo, CONFIRMO la decisión dictada
por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Penal y
Salvaguarda del Patrimonio Público de la citada
Circunscripción Judicial de fecha 1º de octubre de 1998, que
DECLARO TERMINADA LA AVERIGUACION SUMARIAL, seguida
en contra del ciudadano GENNARO SCALETTA, venezolano,
mayor de edad y titular de la Cédula de Identidad Nº
9.880.799, por la presunta comisión del delito de DESACATO
A MANDAMIENTO DE AMPARO CONSTITUCIONAL, previsto y
sancionado en el artículo 31 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, de conformidad
con lo dispuesto en el ordinal 1º del artículo 206 del derogado
Código de Enjuiciamiento Criminal. Contra dicho fallo anunció
recurso de casación la parte acusadora. Remitidos los autos al
Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación Penal, el
Magistrado designado Ponente, informó haber sido admitido el
referido recurso de conformidad con el Código de
Enjuiciamiento Criminal derogado, por el Tribunal a quo.
Durante el lapso ordinario para la formalización del recurso,
presentó escrito en fecha 19 de noviembre de 1998,
contentivo del mismo la parte acusadora. Constituida la Sala
de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en fecha
18 de enero de 2000 se reasignó la ponencia al Magistrado
quien con tal carácter suscribe la presente decisión.
Cumplidos como han sido los demás trámites
procedimentales, se pasa a dictar sentencia conforme a lo
previsto en el ordinal 2º del artículo 510 del Código Orgánico
Procesal Penal en los términos siguientes: PLANTEAMIENTO Y
RESOLUCION DEL RECURSO DE CASACION DE FORMA. El
formalizante presentó su escrito contentivo en 7 denuncias de
forma, que aunque con fundamentaciones diferentes, todas
ellas persiguen un fin común, el cual está referido a lograr el
cumplimiento del mandamiento de amparo, emanado del
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo,
que ordena a la Junta Directiva de la Asociación Civil Centro
Italo Venezolano, representado por VINCENZO SCARANO, a
dar cabal, motivada y razonada respuesta a la no admisión de
la solicitud de ingreso como socio a ese Centro Social del
ciudadano GENNARO SCALETTA, dentro del término máximo
de 15 días hábiles a partir de la notificación de la publicación
de la sentencia. Dos de los vicios denunciados por el
recurrente se refieren a casos de reposición de oficio; uno,
por haber incurrido la sentenciadora en el quebrantamiento
de disposiciones legales al dictarse el fallo sin haber dejado
transcurrir los 10 días continuos para la presentación de los
informes, de acuerdo a lo que disponía el artículo 302 del
Código de Enjuiciamiento Criminal derogado; y dos, por no
haberse decretado la reposición de oficio sobre la solicitud
hecha por la parte acusadora respecto a la admisión de
pruebas conducentes, de conformidad con el ordinal 5 del
artículo 68 del citado Código de Enjuiciamiento Criminal. La
Sala para decidir observa: Constatada la fidelidad de lo
expuesto por el recurrente, esta Sala advierte, por razones de
economía procesal y con fundamento a lo dispuesto en la
parte in fine del artículo 257 de la nueva Constitución de la
República, la cual reza que: "No se sacrificará la justicia por la
omisión de << formalidades>>  no << esenciales>> ", que si
bien es cierto que en el presente asunto se incurrió en
quebrantamientos de disposiciones legales, cuya consecuencia
era la reposición de oficio, no es menos cierto que de las
actuaciones cursantes en autos, se evidencia que ambas
partes se dieron por notificados de la sentencia de amparo
constitucional, así como también se observa que el ciudadano
VINCENZO SCARANO consignó escrito razonado por ante el
Tribunal de la Causa, en las cuales expresa las razones y
causas de la no aceptación del ciudadano GENNARO
SCALETTA como socio del Centro Social Italo Venezolano,
dando así cumplimiento a lo ordenado por el mandamiento de
amparo dictado por el Tribunal de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y Agrario de la Circunscripción Judicial del
Estado Carabobo. Visto lo anterior, es lógico inferir que la
casación del fallo por las infracciones alegadas, sería inútil,
razón por la cual esta Sala declara sin lugar el recurso de
forma presentado por la parte acusadora. Así se declara.
DECISION Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo
de Justicia, en Sala de Casación Penal, Administrando Justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
DECLARA SIN LUGAR el presente recurso de casación de
forma, presentado por el representante de la parte acusadora.
Publíquese y regístrese. Dada, firmada y sellada en el Salón
de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas a
los DIECIOCHO días del mes de FEBRERO de dos mil. Años

De acuerdo a esas directrices que emanan de la propia


Constitución (artículos 26, 27, 49 y 257), esta Sala ha
interpretado diversas disposiciones de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales,
adaptándolas al contenido constitucional. Algunas de éstas
son los artículos 18 y 19 de dicha ley, donde se ha
considerado que siendo lo importante la manifestación de
voluntad inequívoca del accionante de que sea amparado, la
imprecisión en algunas formalidades de la solicitud no origina
ni el rechazo del escrito, ni de la acción, sino la orden de
corrección de los defectos u omisiones, sin que se considere,
de admitirse el amparo, como fecha de ejercicio de la acción
la de la corrección efectiva, sino la de interposición original
del escrito ante el tribunal competente, impidiéndose así
caducidades originadas por defectos de formalidades. Así lo
ha interpretado esta Sala, cuando ha ordenado al apoderado
del accionante que no produce el poder, que lo presente para
complementar la información requerida por el ordinal 1° del
artículo 18 citado. En este caso se advierte, que según el
ordinal 3º del artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, el escrito de amparo
debe contener suficiente señalamiento e identificación del
agraviante, pero en la solicitud de amparo -donde de manera
inequívoca los presuntos agraviados intentan la acción- no se
conoce con exactitud quien es el agraviante, ya que se dice
que el agravio lo realizó una decisión del Juzgado Superior
Sexto del Trabajo de la Circunscripción Judicial Área
Metropolitana de Caracas (folio 7 del expediente), por lo que
se trata de un amparo contra sentencia; mientras que en el
petitorio se señala como agraviante, y se pide la citación en
ese carácter, del doctor Alberto Martini Urdaneta, quien fuese
el titular del Juzgado que dictara la sentencia accionada, y
que el escrito de amparo lo señala como actual Magistrado de
este Tribunal Supremo. Tal contradicción no conlleva a que se
dé por no presentado el escrito, sino que esta Sala, con base
en el artículo 19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, ordene a los
accionantes que en un lapso de cuarenta y ocho (48) horas, a
partir de la publicación de este auto, con respecto al cual
están a derecho, corrijan el defecto señalado y expresen
quién es el o los agraviantes. Publíquese y regístrese.
Cúmplase lo ordenado. El Presidente de la Sala, Iván Rincón
Urdaneta El Vicepresidente, Jesús Eduardo Cabrera Romero
Ponente Los Magistrados, Héctor Peña Torrelles José Manuel
Delgado Ocando Moisés A. Troconis V. El Secretario, José
Leonardo Requena Cabello JECR/rmg Exp. N° 00-0489,
SENTENCIA 188 DE 2-4-00

En el caso de autos, el accionante adujo que la sentencia de


la Sala n° 10 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal del Área Metropolitana de Caracas, del 12 de julio de
2001, violó sus derechos constitucionales a la tutela judicial
efectiva, a la defensa, a ser oído y a que no se sacrifique la
justicia por la omisión de << formalidades>>  no <<
esenciales>>  que acogieron los artículos 26, 49.1 49.3 y 257
de la Constitución de la República, cuando declaró inadmisible
el recurso de apelación que había sido formalizado “… por
considerar que nuestra normativa penal no otorga a la parte
apelante la reserva del lapso legal para fundamentarlo…”. En
primer lugar, observa esta Sala que, en apariencia, el agravio
que fue denunciado existió, porque es una formalidad no
esencial la exigencia de que la parte anuncie y formalice el
recurso en un solo acto, puesto que tales manifestaciones, si
bien fueron realizadas en actos separados, su interposición se
realizó dentro del lapso legal para la apelación; más aún,
cuando para la oportunidad en que el tribunal ordenó el
emplazamiento del fiscal, ya el apelante había presentado la
fundamentación de su recurso. De manera que el Ministerio
Público estaba en conocimiento tanto del ejercicio como de la
sustanciación del recurso; en consecuencia, estaba en
capacidad de responder adecuadamente, y, en definitiva,
quedó cumplida la finalidad que se persigue a través de las
normas que regulan el recurso de apelación. En segundo
lugar, de lo anterior se deriva que, en apariencia hubo,
asimismo, una infracción al debido proceso en su
manifestación al derecho a la defensa y a ser oído, por cuanto
es evidente que la referida Corte de Apelaciones, al cuando
inadmitió indebidamente el recurso de apelación, negó al hoy
accionante la posibilidad de alegaciones y de que fueran oídas
sus defensas contra la medida privativa de libertad en
referencia y, en consecuencia, no pudo lograr la tutela en
cuestión. No obstante lo que antes fue expresado, observa la
Sala que el recurso de apelación que interpuso el accionante,
cuya negativa de admisión por parte de la Corte de
Apelaciones fue lo que dio lugar a la demanda de amparo,
que se analiza, estaba dirigido a la impugnación del auto de
detención que dictó, el 19 de enero de 1999, el extinto
Juzgado Quincuagésimo de Primera Instancia en lo Penal
Nacional de Hacienda y Salvaguarda del Patrimonio Público
del Área Metropolitana de Caracas, del cual fue impuesto el
ciudadano Rocco Rafael Pasarelli Romero el 6 de junio de
2001 y, contra el cual, en esa misma oportunidad, anunció
apelación. a ello se agrega que, consta igualmente en las
presentes actuaciones que, al día siguiente, esto es, el 7 de
junio de 2001, el Juez Séptimo de Primera Instancia para el
Régimen Procesal Transitorio del mismo Circuito Judicial Penal
otorgó al imputado medida cautelar sustitutiva a la privativa
de libertad, de conformidad con los artículos 265, ordinales 3°
y 4° y 268 del Código Orgánico Procesal Penal, a cuyo efecto
fue librada la correspondiente libreta de excarcelación. El 14
de junio de 2001, la defensa del hoy accionante en amparo
consignó escrito de fundamentación de la apelación que había
sido anunciada el 6 de junio del mismo año. Con arreglo a lo
que anteriormente fue expuesto, advierte la Sala que, la
Corte de Apelaciones podría, en efecto, haber lesionado los
derechos constitucionales ya enunciados, por causa de una
errada interpretación de las normas procesales penales
aplicables a la admisión y decisión del recurso de apelación, si
no fuera porque, en razón de la medida cautelar sustitutiva de
la privativa de libertad que fue acordada en beneficio del
accionante, incluso antes de que éste presentara el escrito de
fundamentación del recurso en referencia, éste último ya
había perdido toda sustentación, aun cuando por motivos
distintos a los declarados por el juez de alzada; lo cual
significa que, en todo caso, el recurso de apelación tenía que
ser declarado sin lugar, por cuanto, el mismo tenía por objeto
la impugnación del auto de detención que fue dictado contra
el accionante, y ya el referido objeto de impugnación se había
extinguido, en razón de que fue revocado por la medida
cautelar sustitutiva menos gravosa. De lo anterior se deriva
que, en el presente caso, el ejercicio de los derechos a la
defensa y a ser oído iba dirigido específicamente a que el juez
de alzada escuchara todos los alegatos que el apelante
hubiera estimado pertinentes para la impugnación del auto de
detención y al logro, en definitiva,de la tutela judicial efectiva
de su derecho a la libertad, el cual ya había sido, en efecto,
tutelado judicialmente por el propio juez a quo, cuando dictó
medida sustitutiva y de la cual se presume que el accionante
estaba en conocimiento, pues presentó la formalización con
posterioridad al otorgamiento de la medida sustitutiva
correspondiente. Se concluye, entonces, que la apelación era
inútil puesto que la tutela que se perseguía con la misma, ya
había sido lograda. En definitiva, aún cuando la Sala n° 10 de
la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas erró en la interpretación de las
normas procesales en materia de apelación, encuentra esta
Sala que no lesionó los derechos constitucionales que
denunció el accionante, por cuanto, como se dijo
anteriormente, ya la Corte de Apelaciones no tenía por qué oír
una apelación respecto de una decisión judicial que había sido
revocada en beneficio del accionante, razón por la cual, en
todo caso, el recurso debía ser declarado sin lugar, aún
cuando por razones distintas de las que expresó la legitimada
pasiva. Así se declara. Esta Sala, después que verificó que no
concurren –en el caso de autos- las circunstancias necesarias
para la procedencia del amparo contra actos jurisdiccionales,
declara improcedente in limine litis la presente demanda de
amparo. Así se declara. V DECISIÓN Por las razones que se
expusieron, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara IMPROCEDENTE
IN LIMINE LITIS la demanda de amparo que intentó el
ciudadano ROCCO RAFAEL PASARELLI ROMERO contra la
decisión que dictó, el 12 de julio de 2001, la Sala n° 10 de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas. Publíquese, regístrese. Archívese el
expediente. Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho
de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en
Caracas, a los 15 días del mes de octubre de dos mil dos.

En reiterada jurisprudencia, esta Sala Constitucional ha


establecido que al señalar la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela en los artículos 26 y 257 que no se
sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> 
no << esenciales>> , ello no quiere decir que no se requiera
cumplir con ningún requisito, sino que no se paralizará la
justicia por exigencia de requisitos que no sean esenciales;
sin embargo, existen requisitos básicos que deben ser
cumplidos por las partes, porque su no cumplimiento afecta la
procedencia de su acción. Así tenemos que, los requisitos
exigidos en el artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, son considerados
requisitos esenciales para que pueda proceder la acción de
amparo, ya que este establece una serie de requisitos que
debe contener la solicitud de amparo, entre otros, la
indicación de la residencia, lugar y domicilio tanto del
agraviado como del agraviante, suficiente señalamiento e
identificación del agraviante, y descripción narrativa del
hecho, acto, omisión y demás circunstancias que motiven la
solicitud de amparo. Ahora bien, en el presente caso el
accionante no indicó en su escrito de amparo en forma clara y
precisa, quien es el presunto agraviante, ni realizó la
descripción narrativa del hecho, omisión y demás
circunstancias que motivaron su solicitud; por lo que, la Sala
No. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Estado Carabobo, le solicitó de conformidad con el artículo 19
de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales que presentara una aclaratoria. Sin embargo,
en el escrito aclaratorio presentado por el accionante,
tampoco expresó en forma clara y precisa quien es el
presunto agraviante. En consecuencia, la Sala No. 3 de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado
Carabobo declaró en fecha 3 de octubre de 2000 inadmisible
el amparo propuesto. Una vez revisado el expediente, esta
Sala considera que la sentencia de la Sala No. 3 de la Corte
de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado
Carabobo, está acorde a derecho, ya que la solicitud de
amparo presentada como se indicó con anterioridad, no
cumplió con los requisitos esenciales establecidos por la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales. Así se declara. DECISIÓN Por las razones
anteriormente expuestas, esta Sala Constitucional, del
Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN
LUGAR la apelación interpuesta por el abogado JOSÉ ANÍBAL
RODRÍGUEZ M., actuando como defensor del ciudadano
LEONARDO DAVID RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, contra la decisión
de la Sala No. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Estado Carabobo, y en consecuencia, se
CONFIRMA dicha decisión. Publíquese y regístrese. Remítase
el expediente a la Sala No. 3 de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo. Dada, firmada y
sellada, en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala Constitucional, en Caracas, a los 29 días del
mes de AGOSTO de dos mil uno.

Martes 29 de marzo de 2000 Decisión de la Sala Social en


juicio Estrada vs. Administradora Yuruary TRIBUNAL
SUPREMO FIJA NUEVA JURISPRUDENCIA EN JUICIO POR
COBRO DE PRESTACIONES SOCIALES La Sala, en ponencia de
su presidente Omar Alfredo Mora Díaz, señaló que en virtud
del mandato constitucional establecido en el artículo 257 “No
sacrificará la justicia por la omisión de << formalidades>> 
no << esenciales>> ”, y en concordancia con lo estipulado en
el artículo 322 del vigente Código de Procedimiento Civil –
Podrá prescindir del reenvío y poner término al litigio, cada
vez que los hechos que han sido soberanamente establecidos
y apreciados por los jueces de fondo, le permitan aplicar la
apropiada regla de derecho

Como se puede observar, la Corte de Apelaciones el 26 de


enero de 2001, declaró inadmisible el recurso de apelación, al
considerar que el apelante no señaló la solución pretendida,
falta ésta que si bien es cierto es un requerimiento del
artículo 445 del Código Orgánico Procesal Penal, no es menos
cierto que de la lectura de las denuncias se puede inducir la
solución que se pretende, de lo contrario estaríamos
sacrificando la justicia por << formalidades>>  no <<
esenciales>> . Adicionalmente a lo anterior y aún mas grave
es lo que se observa al folio 182 de la 1ra. pieza del
expediente donde consta que la Corte de Apelaciones del
Estado Trujillo, en auto de fecha 07 de septiembre de 2000, al
momento de decidir sobre la admisibilidad o no del recurso de
apelación interpuesto, señaló que “En el escrito de apelación,
el recurrente cumplió con estos requisitos; por lo que declara
ADMISIBLE, el recurso de apelación interpuesto por la
defensa, Abogado VICENTE CONTRERAS BOCARANDA”. Y en
consecuencia acordó fijar la audiencia oral y pública. Se fijó
una primera audiencia para el 21 de septiembre de 2000, la
cual fue suspendida porque la juez “se encontraba en el
Internado Judicial de la ciudad de Trujillo, solucionando
problemas suscitados por la población penal”; se fijó una
segunda audiencia para el 28 del mismo mes, la cual se
suspendió por motivo de inhibición de la juez; se fijó una
tercera audiencia para el 15 de noviembre del mismo año, la
cual se suspendió por no encontrarse presente el Magistrado
ponente; se fijó una cuarta audiencia oral para el 12 de
diciembre de ese mismo año, la cual se suspendió porque el
presidente de la Corte de Apelaciones se encontraba haciendo
un curso en Caracas; se fijó una quinta audiencia “para el
décimo día hábil siguiente” a la fecha de la notificación de
fecha 19 de diciembre de 2000, la cual fue celebrada el día 05
de enero de 2001 donde solamente asistieron los integrantes
de la Corte de Apelaciones y el Secretario de la Sala quien
“dejó constancia de la inasistencia de las partes, por lo que el
Presidente de la Corte, declaró concluida la audiencia”.
Posteriormente el 26 de enero de 2001, la Corte de
Apelaciones emitió sentencia declarando INADMISIBLE el
recurso de apelación interpuesto al considerar que el apelante
no señaló en su escrito la solución pretendida. Como se puede
observar la Corte de Apelaciones incurrió claramente en
violación a la tutela judicial efectiva, al no dar respuesta sobre
los puntos impugnados en el recurso de apelación,
declarándolo indebidamente inadmisible luego de haber
declarado su admisibilidad. En virtud de lo anterior esta Sala
ORDENA remitir el expediente a la Corte de Apelaciones de la
Circunscripción Judicial del Estado Trujillo para que conozca
del recurso de apelación y ADVIERTE a las partes, que será
contra dicha decisión que procede la interposición del recurso
de casación, de conformidad con lo dispuesto en el Código
Orgánico Procesal Penal. Así se decide. OBSERVACION Esta
Sala, una vez que ha revisado el presente expediente ve con
preocupación lo ocurrido en este caso, referente a las
múltiples suspensiones de las audiencias orales por causas no
imputables a las partes sino a los miembros de la Corte de
Apelaciones del Estado Trujillo, razón por la cual deberán
abstenerse de tal comportamiento dada la importancia que
tienen las audiencias orales en el proceso vigente y el derecho
que tienen las partes a que el mismo se realice. Igualmente
es de hacer notar el hecho de que la última notificación hecha
a las partes, a diferencia de las anteriores, no señala una
fecha cierta sino que convoca para el décimo día hábil
siguiente, siendo visperas de navidad, lo que pudiera haber
conducido a las partes a errar y en consecuencia no
presentarse para la audiencia. D E C I S I O N Por las razones
expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de
Casación Penal, Administrando Justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, ANULA DE OFICIO la
decisión dictada el 26 de enero de 2001 por la Corte de
Apelaciones de la Circunscripción Judicial del Estado Trujillo,
mediante la cual declara inadmisible el recurso de apelación
interpuesto por la defensa y ORDENA remitir el expediente a
esa misma Sala para que conozca y resuelva dicho recurso.
Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Dada, firmada y
sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas a los 24 días
del mes de MAYO de dos mil uno
esta Sala observa que, en efecto el Constituyente de 1999
acogió expresamente en el citado artículo, el principio a la
tutela judicial efectiva como consecuencia de la necesidad
imperiosa del Estado en garantizar una justicia gratuita,
accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma,
independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, formalismos o reposiciones inútiles. De
allí que, la omisión de << formalidades>>  no <<
esenciales>>  no puede sacrificar la justicia como valor
eximio incardinado en un Estado Social de Derecho y de
Justicia, como es el venezolano (art. 257, in fine,
constitucional). Sin embargo, no puede constituir el invocado
principio de tutela judicial efectiva, un mecanismo usado por
los abogados litigantes para subsanar el incumplimiento de
las cargas procesales derivadas de su acción y en
consecuencia, vulnerar el debido proceso a través de la
relajación del cumplimiento de las formas procesales
esenciales sobre las que se erige el derecho a la defensa. Así,
no hay acto procesal sin forma externa circunscrita por
condiciones de tiempo, modo y lugar, todo lo cual debe
aparecer regulado mediante reglas determinadas y
determinables que en ningún caso pueden ser consideradas
meros formalismos, pues el cumplimiento de los principios
que informan el proceso considerados ex ante y plasmados en
la legislación, son en definitiva el fin último del proceso como
medio de acceso a la justicia, donde el principio del debido
proceso apunta a la reglamentación procesal con base en
leyes preexistentes relativas a asegurar que los
procedimientos tengan un curso determinado; curso éste que
no le está dado a las partes subvertir en virtud del principio
de legalidad. En tal sentido, la pretensión de la abogada
actora subvierte la coexistencia entre el principio de tutela
judicial efectiva invocado a los fines de evitar un formalismo
indebido y el debido proceso, toda vez que constituye un
elemento esencial a la actuación de los apoderados judiciales
de las partes la demostración de la cualidad con que actúan,
ya que de ésta depende la validez de las mismas. Por lo
tanto, visto que para el momento en que el juez a quo
proveyó sobre la apelación incoada, la apelante no había
acreditado el carácter con que actuaba, esta Sala estima
incumplida una formalidad esencial a la representación en
juicio y en consecuencia declara improcedente el alegato
invocado y así se decide. V DECISIÓN Consecuente con los
criterios antes expuestos esta Sala Político- Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley, declara
IMPROCEDENTE el recurso de hecho interpuesto por la
sociedad mercantil TCI NET VISION C.A., contra el auto
dictado por el Juzgado Superior Segundo de lo Contencioso
Tributario el 24 de abril de 2000. Queda así, firme la decisión
recurrida. Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase
copia certificada de la presente decisión al tribunal de la
causa. Cúmplase lo ordenado. Dada, firmada y sellada en el
Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veinte (20)
días del mes de noviembre de dos mil dos.-

En efecto, de acuerdo a la propia Constitución que invoca el


solicitante, el instrumento fundamental para la realización de
la justicia lo constituye el proceso (artículo 257) y si bien no
se puede sacrificar la justicia por apego conservador a <<
formalidades>>  no << esenciales>> , entiende la Sala que
el constituyente no ha querido establecer que el proceso en
su conjunto, como instrumento de la realización de la justicia,
se convierta en sí mismo en medio no esencial para el logro
del fin último que es la justicia. Por el contrario, dentro de la
multiplicidad de pasos sucesivos que conforman el proceso, es
posible que exista una o varias << formalidades>>  no <<
esenciales>>  que puedan verse como dificultades para la
administración de una justicia expedita, equitativa, imparcial,
transparente y responsable, entre otras notas
constitucionalizadas de la justicia; pero no se puede prescindir
del proceso en sí, pues tal actividad supone la materialización
en sede jurisdiccional, del conflicto de intereses instalado en
planos individuales o colectivos, que requieren de resolución
efectiva y material mediante la administración de justicia; la
cual, a su vez, no puede prescindir de los procedimientos
legales preestablecidos para concretar su actividad. Sostener,
como en el caso de autos, que el texto de la norma que
prescribe que contra las decisiones dictadas por la cúspide
jurisdiccional y organizativa de la administración de justicia,
como lo es, efectiva y constitucionalmente el Tribunal
Supremo de Justicia, no se oirá ni admitirá recurso alguno,
pudiera atentar contra el derecho a la tutela judicial efectiva,
resulta absolutamente contradictorio con el principio que se
pretende defender. En efecto, las decisiones que dicta el
Tribunal Supremo en Pleno, o en cualquiera de sus Salas,
constituyen la última y definitiva sentencia recaída en un
proceso que mediante el ejercicio del derecho de acción se
instaura con la finalidad de que la administración de justicia
imparta, a través de sus órganos competentes, la solución
justa que es objeto de la demanda. Presupone, por tanto, que
la accionante ha concurrido voluntariamente a solicitar la
tutela judicial de sus derechos, y que la administración de
justicia los ha protegido en sus diferentes instancias, hasta
llegar a la definitiva resolución, mediante una sentencia que
por mandato legal pone fin a la controversia. Su revisión
ulterior comportaría un quebrantamiento del Estado de
Derecho, en lo cual también se ha constituido la Nación por
mandato constitucional, al igual que se constituyó en un
Estado de Justicia; ello también implicaría el desconocimiento
de la ley en función de la discrecionalidad absoluta del juez,
cuestión evidentemente no querida por el constituyente. No
se lesiona el derecho a la igualdad invocado por el solicitante,
por cuanto aún si se asumiera como cierto que su situación es
idéntica a la de la ciudadana que favoreció el fallo anulatorio
del artículo 70 del Estatuto de los Empleados del Banco
Central de Venezuela, la realidad procesal es radicalmente
diferente respecto de ambos funcionarios. En efecto, la
ciudadana Esther Martínez de Díaz demandó la nulidad de una
norma de rango sublegal cuya aplicación afectaba sus
derechos individuales y la administración de justicia, una vez
instaurado el proceso pertinente como herramienta
fundamental para lograr la justicia en su caso, tuteló
judicialmente esos derechos. El solicitante, Policarpo
Rodríguez, ejerció una acción de amparo ante el Tribunal de
la Carrera Administrativa, la cual fue declarada sin lugar y
apelada esta decisión, la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo igualmente desestimó la acción de amparo
incoada. En ningún momento el citado ciudadano ha
impulsado un proceso destinado a impugnar el acto
administrativo de efectos particulares que presuntamente lo
afectó en sus derechos subjetivos ni ha solicitado la nulidad
de la norma en cual se fundamenta dicho acto, sino que
pretende que se le apliquen los efectos de un fallo producto
de un proceso en el cual no ha participado. En su caso,
evidentemente, la administración de justicia no puede
constatar su situación particular en relación con la norma
anulada por ilegal y mal podría por tanto, emanar decisión
alguna con relación a los presuntos derechos que se afirman
vulnerados. Así, pretender la inaplicación del artículo 1 de la
Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, en el caso
concreto, significaría dar por sentado que no es necesario
cumplir con el mandato constitucional de recurrir al
instrumento fundamental de la justicia, constituido por el
proceso, y con ello, declarar inexistente los imperativos
legales instituidos para regular los procedimientos de
impugnación de actos administrativos de efectos particulares.
En criterio de La Sala, el artículo 1 de la Ley Orgánica de la
Corte Suprema de Justicia no tiene vinculación con el caso
concreto expuesto por el solicitante, por cuanto el señalado
dispositivo legal constituye una expresión normativa
fundamental para la consecución de la seguridad jurídica y
fundamenta una institución clave de dicha seguridad, como es
la cosa juzgada; de lo cual se deriva que la solicitud de
ampliación o extensión de los efectos de un fallo a quien no
fue parte en el correspondiente proceso, resulta una cuestión
ajena al dispositivo aludido, en el cual se prescribe acerca de
la irrecurribilidad de las sentencias dictada por el Máximo
Tribunal de la República. Por otra parte, la pretensión de
revisión de una sentencia dictada por el Tribunal Supremo, no
sólo contradice expresamente al artículo 1 de la Ley Orgánica
de la Corte Suprema de Justicia, sino que su inaplicación
conduciría, como pretenden los apoderados del solicitante, a
la creación de un nuevo procedimiento, no contemplado en la
Constitución ni en la Ley, por medio del cual el Juez debería
valorar discrecionalmente y sin marco normativo alguno de
referencia, lo que a su entender significa justicia material,
cuestión que en criterio de la Sala es inaceptable. No está de
acuerdo esta Sala en que principios tan capitales para el
Estado de Derecho, como son el derecho a obtener justicia
material y tutela judicial efectiva, sean esgrimidos en juicio en
atropello de valiosas instituciones jurídicas cuya construcción
se ha venido labrando durante muchos años en nuestro
ordenamiento, así como el indispensable debido proceso que
debe seguirse para obtenerlos. En virtud de lo anterior, en
criterio de la Sala no debió aceptarse el escrito mediante el
cual el actor explanó su solicitud primigenia pidiendo que se le
otorgaran, sin mediar proceso alguno, los efectos de un fallo
en el cual no intervino, por cuanto se había ordenado el
archivo del expediente que contenía un proceso
definitivamente cerrado (Sentencia N° 447 del 16 de julio de
1998). En conclusión, dado que la Sala emitió un
pronunciamiento respecto de dicha solicitud (Sentencia del 11
de noviembre de 1999), con lo cual se permitió, aún
declarando inadmisible la petición, que el expediente se
reactivara sin razón legal alguna, se ordenará en el dispositivo
del fallo devolver a sus presentantes el escrito contentivo de
la nueva solicitud respecto de la última sentencia, sobre cuyas
peticiones nada nuevo tiene que decidir la Sala. Así se decide.
IV DECISIÓN Por las razones expuestas, esta Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando efectivamente justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley declara que NO TIENE
MATERIA SOBRE LA CUAL DEBA DECIDIR, respecto de la
solicitud consignada por los apoderados judiciales del
ciudadano POLICARPO RODRÍGUEZ, en el expediente N°
11.885, contentivo del juicio de nulidad ejercido por la
ciudadana ESTHER MARTÍNEZ DE DÍAZ contra el Parágrafo
Único del artículo 70 del Estatuto de Personal de los
Empleados del Banco Central de Venezuela. Devuélvase a sus
presentantes el escrito de fecha 14 de diciembre de 2000,
consignado por los abogados Armando Giraud Torres, Ignacio
Castro Cortiñas y Rafael José Milano Sánchez, todos
identificados en autos. Publíquese y Regístrese. Archívese en
forma definitiva este expediente. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala
Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en
Caracas, a los quince (15) días del mes de marzo de 2001.

“...El Tribunal para decidir, observa: El idioma es el arma


empleada, tanto por los abogados como por los jueces y a
través de él manifestamos nuestro pensamiento, sobre todo
cuando empleamos un idioma tan claro como el castellano. De
manera que, cuando se emplea el verbo en tiempo futuro del
modo indicativo, se está afirmando que la cuestión a que hace
referencia lo que se dice se realizará en fecha posterior y no
en ese mismo momento. En consecuencia, como el anuncio
de la diligenciante de que ejercerá el recurso de Casación, no
fue cumplido, se venció el tiempo otorgado por la ley para su
ejercicio. Pero además, en conformidad como prevé el artículo
312 “infine” del Código de Procedimiento Civil, solamente es
admisible ese recurso extraordinario contra los autos que en
ejecución de sentencia resuelvan puntos esenciales no
discutidos en el juicio, o los que se dicten en contra del
contenido del fallo definitivo o lo modifiquen, siempre y
cuando se hayan agotado los recursos ordinarios, quedando
solo la posibilidad de proponerlo como comprendido en el
accionar contra aquel fallo. Por tanto, pues, por las razones
anteriores, habiéndose vencido el lapso legal correspondiente
sin haberse ejercido el referido recurso, se declara perecido el
tiempo para ejercerlo. Ahora bien, en la diligencia estampada
en fecha 13 de noviembre de 2001, por el representante
judicial del co-demandado, mediante la cual pretende
impugnar la recurrida, se expuso: “de conformidad con el
artículo 314 del Código de Procedimiento Civil, anuncio que
ejerceré el recurso de casación en contra de la anterior
sentencia firme, dictada por este tribunal superior, en el
presente cuaderno de medidas...”. (Resaltado de la sala). Si
bien el recurrente empleó el verbo en tiempo futuro, esta Sala
observa que la intención del diligenciante era anunciar el
recurso de casación, anuncio que según lo prevé el artículo
314 del Código de Procedimiento Civil, no establece
formalidad especial para interponerlo, por lo que, el
planteamiento del recurrente era impugnar la sentencia del
superior, realizándolo en tiempo oportuno. Como quiera que
el fin de ese anuncio era impugnar la sentencia del superior,
tal como se expresó ut supra, la Sala no comparte la severa
opinión que tuvo el sentenciador de alzada para negar el
recurso, ya que el norte de los jurisdicente debe ser
preponderar el espíritu de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, todo de conformidad a sus artículos
26 y 257, los cuales permiten no sacrificar la justicia por la
omisión de << formalidades>>  no << esenciales>>  y
garantizar una justicia expedita, evitando el exceso de
formalismo, ya que ellos obstaculizan la resolución al
problema en sí. Para esta sala, la cuestión fáctica que el
recurrente ante la negativa del ad quem, haya interpuesto el
recurso de hecho, es otra manifestación declarada de
intención de ir contra la sentencia del superior recurrida.
Ahora bien, nuestro Código Adjetivo Civil prevé en su artículo
312, los requisitos esenciales para admitir el recurso de
casación. En el caso de autos, al anunciarse contra la
sentencia que puso fin al trámite cautelar y cumplir por
demás, con el requisito de la cuantía, el mismo califica para
ser admitido de inmediato, sin atender a otros requisitos que
no sean a los que se encuadren en algunas de las hipótesis de
admisibilidad consagradas en el artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil. En consecuencia, se considera procedente
el presente recurso de hecho, lo cual conlleva a la revocatoria
del auto de fecha 28 de noviembre de 2001, dictado por el ad
quem, mediante el cual se inadmitió el recurso de casación
anunciado Así se establece. D E C I S I Ó N En fuerza de las
anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia
de la República Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación
Civil, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de hecho
propuesto contra el auto de fecha 28 de noviembre de 2001,
emanado del Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil,
del Tránsito, del Trabajo, de Estabilidad Laboral y de Amparo
Constitucional de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida,
denegatorio del de casación anunciado contra la sentencia de
fecha 12 de noviembre de 2001 , dictada por el mencionado
juzgado superior. Se REVOCA dicho auto y se ADMITE el
recurso de casación anunciado contra la precitada decisión. En
consecuencia a partir del día de la publicación de esta
decisión comenzará a correr el lapso de cuarenta (40) días
para la formalización del recurso de casación, previo el
transcurso de siete (7) días que se concede como término de
la distancia, de conformidad con lo dispuesto en el artículo
317 del Código de Procedimiento Civil. Publíquese y
regístrese. Agréguese al expediente. Pásese al Juzgado de
Sustanciación para la designación del Ponente que decidirá el
recurso de casación. Dada, Firmada y sellada en el Salón de
Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los veintidós (22) días del mes de
marzo de dos mil dos.

. Por otra parte el artículo 257 de nuestra Carta Magna


establece que no se sacrificará la justicia por la omisión de
<< formalidades>>  no << esenciales>>  y en este caso la
recurrente debió presentarse y asumir la representación de la
parte accionante con poder, ya que esa es una formalidad
esencial para representar en juicio a la parte demandante. Así
se decide...” Ahora bien, de la precedente transcripción se
evidencia que la negativa del Juzgado Superior de admitir el
recurso de casación estuvo ajustada a derecho, pues el
supuesto de la norma contenido en el artículo 168 del Código
de Procedimiento Civil, permite la representación sin poder en
juicio de la demandada por abogados que reúnan las
cualidades necesarias para ser apoderados judicial, por lo
tanto dicho artículo que no es aplicable en el presente caso,
en razón de que la abogada Corina Trivella, actúo sin
mandato judicial en nombre de la demandante
Comercializadora Central S.A. El artículo 150 del Código de
Procedimiento Civil, dispone: “...Cuando las partes gestionen
en el proceso civil por medio de apoderados, éstos deben
estar facultados con mandato o poder.” (Subrayado y
negrillas de la Sala). De la revisión de las actas que
conforman el presente expediente, no consta que a la
abogada Corina Trivella le haya sido conferido poder para
actuar en representación de la demandante, por lo cual, al no
tener facultad expresa para efectuar los actos procesales
previstos en la ley, verbigratia, anunciar el recurso
extraordinario de casación, la Sala considera que dicho
recurso es inadmisible, lo que determina la declaratoria sin
lugar del presente recurso de hecho. Así se decide. D E C I S I
Ó N En fuerza de las anteriores consideraciones, este Tribunal
Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela,
en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR
el recurso de hecho propuesto contra el auto de fecha 17 de
enero de 2002, proferido por el Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de
Estabilidad Laboral del Segundo Circuito Judicial del estado
Sucre, con sede en Carúpano, denegatorio a su vez, del
recurso de casación anunciado contra el fallo de fecha 7 de
diciembre de 2001, pronunciado por el referido Juzgado
Superior. Se condena al recurrente al pago de las costas del
recurso, de conformidad con lo dispuesto en la Ley.
Publíquese y regístrese. Remítase el presente expediente al
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario,
del Tránsito, y del Trabajo del Segundo Circuito de la misma
Circunscripción Judicial. Particípese de la presente decisión al
Juzgado Superior de origen, de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 316 del Código de Procedimiento Civil. Dada,
firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a
los veinte ( 20 ) días del mes diciembre del dos mil dos

SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado Ponente: ANTONIO


RAMÍREZ JIMÉNEZ . En el juicio por cumplimiento de
contrato, intentado por el ciudadano MANUEL BAPTISTA
GOMES ORFAO, representado judicialmente por los abogados
Jimmy J. Inojosa P., José Antonio Anzola, Miguel Adolfo
Anzola y Luis Eduardo Carmona, contra los ciudadanos
FERNANDO JOSÉ FERREIRA LOUREIRO y MARÍA DE LOURDES
FERNÁNDEZ DE LOUREIRO, ambos representados
judicialmente por los abogados Rubén Lucena López y Gloria
Elena Briceño; el Juzgado Superior Primero en lo Civil,
Mercantil y de Menores (sic) del estado Lara, con sede en la
ciudad de Barquisimeto, dictó sentencia en fecha 9 de octubre
2002, mediante la cual declaró: 1) Sin lugar la apelación
interpuesta por el demandante, contra la decisión de fecha 15
de mayo de 2001 dictada por el Juzgado Primero de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma
Circunscripción Judicial que declaró sin lugar la demanda y
con lugar la reconvención propuesta por la parte demandada,
en consecuencia, el ad quem confirmó dicho fallo y; 2)
Resuelto el contrato de opción de compra objeto del juicio.
Hubo condenatoria en costas procesales. Contra la referida
sentencia, el demandante anunció recurso de casación, en los
siguientes términos: “...la parte que representamos
interpondrá recurso de Casación contra la Sentencia (sic)
Definitiva (sic) dictada por este Tribunal de fecha 9 de octubre
de 2002, expediente Nº 7.743. Hecho este anuncio del
recurso de Casación, esperamos los lapsos correspondientes
para recurrir ante el organo (sic) correspondiente para
formalizarlo...” . Al respecto, el ad quem en auto de fecha 31
de octubre de 2002 consideró que el recurso de casación no
fue interpuesto formalmente, con fundamento en que:
“...Revisado el escrito presentado, se observa que
evidentemente el apoderado de la parte actora no anuncio
(sic) ningún recurso de casación, solamente manifestó que su
representado lo interpondría, por lo tanto vencido el lapso
para el anuncio del recurso de casación (28-10-2002), sin
haberlo hecho, esta Alzada lo considera como no interpuesto
formalmente...” . Con motivo del recurso de hecho
interpuesto contra la negativa de admisión del de casación, la
Sala recibió el expediente del cual se dio cuenta en fecha 3 de
diciembre de 2002, correspondiendo la ponencia al Magistrado
que con tal carácter suscribe el presente fallo. Siendo la
oportunidad para decidir, esta Sala procede a dictar sentencia
en los términos siguientes: I Es menester para la Sala
determinar si el anuncio del recurso de casación, de fecha 24
de octubre de 2002, es válido ya que la negativa a
considerarlo interpuesto formalmente fue lo que generó que el
accionante ocurriera de hecho ante este Alto Tribunal, en
consecuencia, es oportuno hacer las siguientes
consideraciones: De la lectura de la diligencia de fecha 24 de
octubre de 2002, ciertamente podría estimarse, en cuanto a
la temporalidad del anuncio del recurso extraordinario de
casación, que el accionante fue ambiguo, tornándola confusa
y con falta de claridad. Ahora bien, igualmente cabe observar,
que respecto a la manifestación de voluntad para recurrir en
sede de casación, la misma es clara, puesto que el recurrente,
expresó lo siguiente: “...la parte que representamos
interpondrá recurso de Casación contra la Sentencia (sic)
Definitiva (sic) dictada por este Tribunal de fecha 9 de octubre
de 2002, expediente Nº 7.743. Hecho este anuncio del
recurso de Casación, esperamos los lapsos correspondientes
para recurrir ante el organo (sic) correspondiente para
formalizarlo...” . (Subrayado de la Sala). Realizado de esta
forma el anuncio de dicho recurso, el juzgado de alzada que
se pronunció al respecto, consideró que el mismo no fue
interpuesto formalmente. Para decidir, la Sala observa: No
obstante lo anterior, mal podría encontrarse justificado
considerar que no se interpuso formalmente el recurso
extraordinario de casación, lo cual es equivalente a su
negativa y significaría sacrificar la justicia, menoscabar
principios como el debido proceso y el derecho a la defensa
por un formalismo procesal que, en todo caso, alcanzó su fin
ya que el anuncio del recurso de casación es un acto procesal
mediante el cual las partes pueden manifestar la voluntad de
ejercer una facultad que la Ley concede a ellas -en este caso-
la de hacer uso del medio extraordinario de impugnación. Por
tanto, esta Sala considera que en el sub iudice la
manifestación de voluntad de recurrir en sede de casación
existe, a pesar de que el recurrente fue ambiguo en lo que
respecta a la circunstancia de tiempo. Los artículos 257 y 26
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
señalan lo siguiente: “...Artículo 257. El proceso constituye un
instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las
leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y
eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve,
oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de
<< formalidades>>  no << esenciales>> ...” (Subrayado y
negrillas de la Sala) “...Artículo 26. Toda persona tiene
derecho de acceso a los órganos de administración de justicia
para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los
colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente...” El Estado
garantizará una justicia gratuita accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin
formalismos o reposiciones inútiles...”. (Subrayado y negrillas
de la Sala). A mayor abundamiento, considera igualmente
oportuno esta Sala destacar la opinión del procesalista patrio
Cuenca, Humberto en su obra Curso de Casación Civil,
Segunda Edición, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad
Central de Venezuela, Caracas, 1974, pp. 418, respecto a la
forma del anuncio del recurso extraordinario de casación, en
tal sentido señala lo siguiente: “...El anuncio del recurso de
casación es una declaración que expresa una clara voluntad,
expuesta en forma auténtica y cuyo propósito es hacer revisar
ante la Corte Suprema una sentencia desfavorable que el
recurrente considera viciada por contener infracciones a la
ley. Esta manifestación debe emanar de la parte afectada, con
calidad para obrar, o de sus representantes legítimos, bien
sean por la ley o por mandato convencional. El anuncio
contiene la promesa de una futura acción de nulidad contra la
sentencia y mediante él comienza su actividad el
procedimiento del recurso de casación...”. Por tanto, de
acuerdo con los mandatos previstos en las normas
constitucionales antes transcritas y la doctrina citada,
aplicables al caso sub iudice, así como las razones
anteriormente expuestas, esta Sala considera que el anuncio
in comento es válido, a pesar que lo correcto y conveniente es
que en toda diligencia en la cual se pretenda anunciar el
recurso extraordinario de casación, la circunstancia de tiempo
sea clara y precisa, tal como lo establece el artículo 314 del
Código de Procedimiento Civil, el cual dispone: “...Artículo
314. El recurso de casación se anunciará ante el Tribunal que
dictó la sentencia contra la cual se recurre...”. (Subrayado de
la Sala). II Luego de analizar la validez del anuncio del
recurso extraordinario de casación interpuesto contra la
sentencia de fecha 9 de octubre de 2002, es menester de la
Sala entrar a analizar si dicho recurso es admisible, de
conformidad con lo previsto en el artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil. En primer lugar, verifica la Sala que el
interés principal del juicio fue estimado por el accionante en el
libelo de demanda, cursante a los folios 1 y 2 y sus vueltos,
en la cantidad de diez millones de bolívares
(Bs.10.000.000,oo), con lo cual estaría cumplido el requisito
de la cuantía requerida para acceder a sede de casación. En
segundo lugar, respecto a la naturaleza de la decisión contra
la cual se anunció el recurso de casación, es una sentencia
definitiva que pone fin al juicio, por cuanto declaró sin lugar la
apelación ejercida por el accionante, confirmó la sentencia
apelada, dictada por el a quo, que estableció sin lugar la
demanda, con lugar la reconvención intentada por los
accionados y, resuelto el contrato de opción a compra objeto
del juicio. Por tanto, en fuerza de las mencionadas
consideraciones debe declararse admisible el recurso de
casación anunciado en el caso sub iudice, pues ha sido
interpuesto en un juicio que cumple con el requisito de la
cuantía y contra una sentencia definitiva de última instancia,
todo lo cual motiva la declaratoria con lugar del recurso de
hecho propuesto. Así se decide. DECISIÓN En fuerza de las
anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia
de la República Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación
Civil, administrando justicia, en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de hecho
propuesto contra el auto de fecha 31 de octubre de 2002,
dictado por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil
y de Menores (sic) de la Circunscripción Judicial del estado
Lara, con sede en la ciudad de Barquisimeto, denegatorio del
recurso de casación anunciado contra la sentencia de fecha 9
de octubre de 2002, dictada por el mencionado juzgado. Se
REVOCA dicho auto y se ADMITE el recurso de casación
anunciado contra la sentencia dictada en fecha 9 de octubre
de 2002, por el referido juzgado de alzada. En consecuencia,
a partir del día de la publicación de esta decisión comenzará a
correr el lapso de cuarenta (40) días para la formalización del
recurso de casación, más el transcurso de cuatro (4) días que
se concede como término de la distancia entre las ciudades de
Barquisimeto y Caracas, de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil. Publíquese y
regístrese. Agréguese al expediente. Pásese al Juzgado de
Sustanciación para la designación del Ponente que decidirá el
recurso de casación. Dada, firmada y sellada en la Sala de
Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los veintiocho (28) días del mes de
febrero de dos mil tres.

Ponencia del Magistrado: ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ. En el


juicio por invalidación de transacción, iniciado ante el Juzgado
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del
Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado
Portuguesa, seguido por el ciudadano JOSE EUSEBIO CEDEÑO
FARFAN, representado judicialmente por los abogados
Fernando Antonio Vera Tirado y Eddys Ofelia Oliveros Peraza,
contra los ciudadanos JOSE EUSEBIO CEDEÑO AZOCAR, en su
carácter de representante legal de la empresa SOCIEDAD
CLINICA JOSE GREGORIO HERNÁNDEZ, C.A.; SHEILA DE
JESÚS CEDEÑO AZOCAR y los herederos de la ciudadana
ENEIDA ADELFA AZOCAR LAZARDE, representados por los
abogados Norelys Aguin Peña y Carlos Cedeño Azocar; el
Juzgado Superior Accidental en lo Civil, Mercantil, del Trabajo,
del Tránsito y de Protección al Niño y al Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, dictó sentencia
interlocutoria en fecha 1º de junio del 2001, que declaró sin
lugar la apelación interpuesta por la representación de la
parte demandada contra la sentencia del tribunal a-quo, de
fecha 8 de enero del 2001, que declaró sin lugar las
cuestiones previas opuestas; y, sin lugar la apelación
formulada por la representación de la parte actora contra el
auto del Tribunal a-quo, de fecha 23 de febrero del 2001, que
negó la admisión de las pruebas señaladas en los Capítulos V
y VII del escrito de promoción de pruebas.. Contra el referido
fallo de la alzada la representación judicial de la parte
demandada, anunció y formalizó oportunamente el recurso de
casación. No hubo impugnación. Por auto de fecha 9 de
agosto del 2001, la Sala de Casación Social, de este Tribunal
Supremo de Justicia, declinó su competencia en razón de la
materia para conocer del presente recurso, por cuanto la
sentencia recurrida fue dictada en un juicio de invalidación de
transacción celebrada en un procedimiento por cobro de
bolívares, ordenando, en consecuencia, la remisión del
expediente a esta Sala de Casación Civil. Concluida la
sustanciación del recurso de casación y cumplidas las
formalidades legales, siendo la oportunidad para decidir, lo
hace esta Sala bajo la ponencia del Magistrado que con tal
carácter suscribe el presente fallo, previas las consideraciones
siguientes: RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD ÚNICO
De conformidad con lo dispuesto en el ordinal 1° del artículo
313 del Código de Procedimiento Civil, se denuncia la
violación del artículo 244 eiusdem, por considerar el
formalizante que la recurrida incurrió en el vicio de
contradicción. Fundamenta el recurrente su denuncia, en los
siguientes términos: “…De acuerdo con la decisión de la
recurrida (Tribunal A Quem) (sic), y tomando como indicativo,
que ‘declara improcedente la petición estudiada, formulada
por la parte actora. Así se resuelve’; se evidencia por lo tanto
que la misma es contradictoria con la parte Dispositiva de la
Sentencia que declaró sin lugar las cuestiones previas opuesta
(sic) por la parte demandada, en virtud que hacer (sic)
improcedente la petición formulada por la parte actora, debe
declararse Extemporánea el Escrito de la Contestación de
Cuestiones Previas presentada por la parte actora, por cuanto
contestó dentro del lapso de emplazamiento de la
Contestación a la demanda, razón por la cual no consta en
auto que el actor haya dado cumplimiento a lo establecido
conforme a lo establecido en el artículo 351 del Código de
Procedimiento Civil, a saber: (Alegadas las cuestiones previas
a que se refieren los ordinales 7,8,9,10,11 del artículo 346, la
parte demandante manifestará dentro de los cinco días
siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si
conviene en ellas, o si la contradice. El silencio de la parte se
entenderá como admisión de las cuestiones no contradichas
expresamente), y aunado a la decisión de que se declara
improcedente la petición formulada por la parte actora, y
como quiera que la parte actora dio contestación a las
cuestiones previas en forma extemporánea sin esperar que se
venciera el lapso del emplazamiento, debe declararse CON
LUGAR LAS CUESTIONES PREVIAS OPUESTA (sic) POR LA
PARTE DEMANDADA, la cual va en contraposición con la parte
Dispositiva de la sentencia, dictada por la recurrida en fecha
01 de Junio del Dos mil uno (2001). (Sic)…”. La Sala para
decidir, observa: El vicio de contradicción capaz de anular el
fallo impugnado, debe encontrarse en su dispositivo, de
suerte que lo haga inejecutable. Así, en sentencia Nº 186, de
fecha 8 de junio del 2000, expediente Nº 99-922, la Sala
estableció respecto al vicio de contradicción, lo siguiente: “…
Según el artículo 244 del Código de Procedimiento Civil, la
sentencia puede resultar de tal modo contradictoria porque no
pueda ejecutarse o no aparezca que sea lo decidido. La
exposición del citado vicio en la doctrina nacional, ha seguido
hasta ahora las orientaciones fundamentales de la doctrina
italiana y española, de cuyas legislaciones se tomaron las
definiciones más características, entre las cuales destaca
como principal la que coloca como elemento configurativo del
vicio, la ‘contradicción entre dispositivo y dispositivo, tal como
lo expone Borjas...La propia Sala de Casación Civil ha
expresado en fallo de 18 de octubre de 1925, que una
sentencia no adolece realmente de este vicio, sino cuando los
mandatos de su dispositivo son de tal modo opuestos entre sí,
que sea imposible ejecutarlos simultáneamente, por excluirse
los unos a los otros, de manera que el ejecutor no encuentre
en absoluto qué partido tomar…”. En el presente caso, resulta
evidente la escasa fundamentación con la que el recurrente
de autos pretende sustentar la denuncia por contradicción
formalizada, ello, en virtud del confuso, ilógico e impreciso
razonamiento empleado, que aunado al contenido de la parte
dispositiva de la sentencia recurrida, que declaró: “... A) SIN
LUGAR la apelación formulada por el abogado CARLOS
CEDEÑO AZOCAR Contra (sic) la sentencia del Tribunal A quo
de fecha 8 de enero de 2001, quedando la misma confirmada
en todas sus partes...; y B) Sin lugar la apelación formulada
por el abogado ANTONIO VERA GARCIA TIRADO, contra el
auto del A quo de fecha 23 de febrero de 2001, quedando el
mismo confirmado en los términos expuestos...”, permiten
que esta Sala concluya, declarando la inexistencia del referido
vicio entre los distintos considerandos de tal dispositivo, pues
dichos pronunciamientos, si bien no perfectos, en nada se
contraponen o excluyen entre sí. Por otra parte, que la Sala
proceda a examinar, como pretende el formalizante, la
supuesta extemporaneidad con la cual la parte actora dio
contestación a las cuestiones previas opuestas por la parte
demandada, para de esa forma determinar la inidoneidad del
pronunciamiento que declaró improcedente la petición
formulada al respecto por la parte demandada, resulta
totalmente ajeno a la naturaleza de una denuncia por defecto
de actividad como la presente. En consecuencia, esta Sala
considera improcedente la presente denuncia por supuesta
infracción del artículo 244 del Código de Procedimiento Civil. Y
así se decide. RECURSO POR INFRACCION DE LEY ÚNICO De
conformidad con el ordinal 2º del artículo 313, se denuncia la
infracción por falta de aplicación de los artículos 351 y 356
eiusdem, en concordancia con el artículo 12 del mismo
Código. Al respeto, alega el recurrente: “...De la decisión de
la recurrida, se desprende en su contenido que ciertamente la
parte actora contestó las Cuestiones Previas sin esperar el
vencimiento del lapso de emplazamiento, obviamente la parte
Actora no dio cumplimiento a las formalidades establecido
(sic) en el artículo 351 del Código de procedimiento Civil, a
saber: (Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los
ordinales 7, 8, 9, 10, 11 del artículo 346, la parte
demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al
vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas
o si las contradice. El silencio de la parte se entenderá como
admisión de las cuestiones no contradichas expresamente),
quedando demostrado que su escrito de Contestación a las
Cuestiones Previas se hizo en forma EXTEMPORÁNEA por ser
anticipada, ciertamente nuestra Jurisprudencia ha establecido
Criterio sobre la apelación hecha en el mismo día de dictarse
la Sentencia, pero menos cierto es que no se ha pronunciado
el Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de
Venezuela, en cuanto a estas formalidades de los actos la cual
recae sobre lapsos procesales establecido (sic) en nuestro
ordenamiento jurídico, como es el caso presente establecido
en el Artículo 351 del Código de Procedimiento Civil, dicha
disposición se encuentra vigente de toda formalidades (sic) en
cuanto a su procedimiento, la cual (sic) no puede ser violado
por el criterio Jurisprudencial que tomó el Tribunal Supremo
de Justicia en cuanto a la Apelación se podrá interponer el
mismo día..., Jurisprudencia fundamentada en el Artículo 257
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
por que (sic) de lo contrario se estaría violando el debido
proceso de los actos procesales, (como por ejemplos (sic): El
demandado en el mismo día de dar Contestación a la
demanda, Contesta al fondo de la demanda, ese mismo día
Promueve, y ese mismo día Introduce (sic) Escrito de
Informe, ... Una Anarquía (sic) procesal, violando el principio
Preclusivo de los actos Procesales establecido en nuestro
ordenamiento Jurídico). Lo cierto que la recurrida debió
decidir de acuerdo a lo establecido en el artículo 351 del
Código de Procedimiento Civil, a saber: (Alegadas las
cuestiones previas a que se refieren los ordinales 7, 8, 9, 10,
11 del artículo 346, la parte demandante manifestará dentro
de los cinco días siguientes al vencimiento del lapso del
emplazamiento, si conviene en ellas o si la contradice. El
silencio de la parte se entenderá como admisión de las
cuestiones no contradichas expresamente), y debió aplicar la
disposición establecido (sic) en el artículo 356 ejusdem (sic)
que la presente demanda sea desechada y extinguido el
Proceso (sic), sino que se basó erróneamente a aplicar (sic) la
Doctrina Jurisprudencia (sic) con arreglo a lo estipulado en el
artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela... Y por lo ante (sic) expuesto, con los
fundamentos de hechos como de derechos ratifico que la
recurrida debió decidir de acuerdo a lo establecido en el el
(sic) Artículo 351 del Código de procedimiento Civil, a saber:
(Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los
ordinales 7, 8, 9, 10, 11 del artículo 346, la parte
demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al
vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas
o si la contradice. El silencio de la parte se entenderá como
admisión de las cuestiones no contradichas expresamente), y
debió decidir aplicar la disposición establecido en el artículo
356 ejusdem (sic) que la presente demanda sea desechada y
extinguido el Proceso (sic) ...”. La Sala para decidir, observa:
Los artículos 351 y 356 del Código de procedimiento Civil,
respecto de los cuales el formalizante alega la falta de
aplicación por la recurrida, textualmente disponen: “...Artículo
351. Alegadas las cuestiones previas a que se refieren los
ordinales 7º, 8º, 9º, 10 y 11 del artículo 346, la parte
demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al
vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas
o si las contradice. El silencio de la parte se entenderá como
admisión de las cuestiones no contradichas expresamente”.
“Artículo 356. Declaradas con lugar las cuestiones previas a
que se refieren los ordinales 9º, 10 y 11 del artículo 346, la
demanda quedará desechada y extinguido el proceso...”. Por
su parte, la parte pertinente de la sentencia recurrida,
textualmente señaló: “...En su oportunidad el defensor
judicial de la parte demandada, consigna escrito donde opone
las cuestiones previas contenidas en los ordinales 2, 6, 9, 10
y 11 del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, las
cuales fueron declaradas sin lugar por el A quo en su fallo de
fecha 8 de enero de 2001, el cual fue apelado por la parte
demandada, oyéndose dicho recurso en un solo efecto con
respecto a las cuestiones previas contenidas en los ordinales
9, 10 y 11 del artículo 346 ejusdem (sic) en fecha 15 de
enero de 2001...”. (Folios 112 y 113 de la segunda pieza del
expediente). El Tribunal antes de pronunciarse sobre los
asuntos sometidos a examen, resolverá previamente el
pedimento de la demandada que se declare extemporánea la
contestación y subsanación de las cuestiones previas en razón
de que el actor lo hizo antes del vencimiento del lapso del
emplazamiento. De la revisión de las actas procesales y la
certificación de días de despacho del a-quo se observa que,
citada la parte demandada, ésta opuso en su oportunidad las
referidas cuestiones previas y que la parte actora sin esperar
el vencimiento del lapso de emplazamiento para el día 8 de
noviembre del 2001, dio contestación y a la vez procedió a
subsanar el día 31 de octubre de 2000, esto es al cuarto día
de despacho siguiente a la fecha de presentación del escrito
de oposición de cuestiones previas de la parte demandada.
Considera esta alzada que, de acuerdo a los principios
establecidos en el artículo 257 de la Constitución Bolivariana
de Venezuela, según los cuales el proceso constituye un
instrumento fundamental para la realización de la justicia y
que ésta no se sacrificará por la omisión de <<
formalidades>>  no << esenciales>> , es permitido que la
parte interesada puede, no solamente apelar en el mismo día
que se produce el fallo sino también, cuando fuere publicado
y no estén a derecho las partes y desde luego, aplicando este
criterio, mutatis mutandi al caso de marras, al haber
subsanado y contestado las cuestiones previas la parte actora
en forma prematura como ha ocurrido en autos, dicha
actuación procesal se ha hecho en forma tempestiva, aún
cuando no había plecluido el lapso de emplazamiento término
de contestación de la demanda. Diferente resulta, si la parte
actora hubiere dado su contestación a las cuestiones previas
de la contraparte una vez concluido el lapso para su
interposición; en estos casos, salvo que medie causa
justificada, entiende quien juzga que la extemporaneidad de
dicha actuación se debe a negligencia de la parte que resulta
afectada por tal omisión. Por las razones expuestas se declara
improcedente la petición estudiada, formulada por la parte
actora. Así se resuelve…” (Folios 113 y 114 de la segunda
pieza del expediente). De todo lo anteriormente expuesto,
esta Sala, haciendo abstracción de la confusa redacción
empleada por el formalizante para exponer los argumentos
que sustentan la denuncia examinada, evidencia que el
presente procedimiento subió al conocimiento del Tribunal de
Alzada, en virtud de apelaciones interpuestas por la
representación de la parte demandada contra: a) La sentencia
dictada por el Tribunal a-quo en fecha 8 de enero del 2001,
que declaró sin lugar las cuestiones previas opuestas por la
parte demandada en el presente juicio; y, b) contra el auto
dictado en fecha 23 de febrero del 2001 por el referido
Tribunal, que negó la admisión de las pruebas señaladas en
los Capítulos V y VII de su escrito de promoción, y que una
vez dictada la decisión interlocutoria la el tribunal superior
competente, que confirmó dichas decisiones, anunciaron y
formalizaron recurso de casación en su contra. Asimismo, se
observa que, efectivamente, como señala el formalizante y
reseña la recurrida, la parte demandada en la oportunidad de
ley opuso a la actora, las cuestiones previas contenidas en los
ordinales 2º, 6º, 9º, 10 y 11 del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, siendo en fecha 31 de octubre del 2000,
es decir, al cuarto día siguiente a la fecha de su oposición,
cuando la parte actora procedió a dar contestación a las
mismas, ello, sin que hubiese precluido el lapso para el
emplazamiento, previsto en el artículo 351, anteriormente
transcrito. Por lo tanto, la contestación que la parte actora
brindó a tales cuestiones previas, en especial, las contenidas
en los ordinales 9º, 10º y 11º del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, evidentemente, resultó extemporánea
por anticipada, pues no había culminado el lapso para el
emplazamiento, mucho menos se había iniciado el plazo de
los cinco días siguientes, previstos a tal fin. Cabe observar
que el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, en sus
ordinales 9º, 10 y 11, dispone: “...Artículo 346. Dentro del
lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el
demandado en vez de contestarla promover las siguientes
cuestiones previas:... 9º) La cosa juzgada. 10) La caducidad
de la acción establecida en la ley. 11) La prohibición de la ley
de admitir la acción propuesta, o cuando sólo permite
admitirla por determinadas causales que no sean las alegadas
en la demanda. Si fueren varios los demandados y uno
cualquiera de ellos alegare cuestiones previas, no podrá
admitirse la contestación a los demás y se procederá como se
indica en los artículos siguientes”. Asimismo, el anteriormente
transcrito, artículo 351 del mismo Código, claramente dispone
un plazo (cinco días siguientes al vencimiento del lapso del
emplazamiento), para que el demandante convenga en las
referidas cuestiones previas o las contradiga, lapso que, a
todo evento, debe ser respetado con el fin de salvaguardar la
garantía al debido proceso y el principio de legalidad
contenido en el artículo 7º del mismo Código Procesal Civil,
que textualmente reza: “Los actos procesales se realizarán en
la forma prevista en este Código y en las leyes especiales.
Cuando la ley no señale la forma para la realización de algún
acto, serán admitidas todas aquellas que el Juez considere
idóneas para lograr los fines del mismo”. Y si bien es cierto,
que el artículo 257 de la Constitución Bolivariana de
Venezuela, prevé que: “El proceso constituye un instrumento
fundamental para la realización de la justicia. Las leyes
procesales establecerán la simplificación, uniformidad y
eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve,
oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de
<< formalidades>>  no << esenciales>> ”, ello, en modo
alguno, puede interpretarse como la relajación de todos los
dispositivos legales que imponen orden el proceso y
salvaguardan la igualdad de los partes involucradas en el
mismo. Finalmente, con relación al contenido del artículo 356
del Código de Procedimiento Civil, que dispone: “Declaradas
con lugar las cuestiones previas a que se refieren los
ordinales 9º, 10 y 11 del artículo 346, la demanda quedará
desechada y extinguido el proceso”, respecto del cual el
recurrente delata también su falta de aplicación por la
recurrida, la Sala se abstiene de emitir pronunciamiento
alguno, por considerar que tal pronunciamiento, por demás
definitivo, es competencia del Tribunal de alzada, luego de
que examine nuevamente los alegatos de apelación y
actuaciones pertinentes, al amparo de la doctrina sentada en
el presente fallo. Por todo lo expuesto, esta Sala considera
procedente la presente denuncia por falta de aplicación del
artículo 351 del Código de Procedimiento Civil, en
concordancia con el artículo 12 eiusdem. Y así se decide. D E
C I S I Ó N Por todas las razones antes expuestas, este
Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación Civil,
administrando justicia en nombre de la República Bolivariana
de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR
el recurso de casación interpuesto por la representación
judicial de los ciudadanos JOSE EUSEBIO CEDEÑO AZOCAR ,
en su carácter de representante legal de la empresa
SOCIEDAD CLINICA JOSE GREGORIO HERNÁNDEZ, C.A.;
SHEILA DE JESÚS CEDEÑO AZOCAR y los herederos de la
ciudadana ENEIDA ADELFA AZOCAR LAZARDE, contra la
sentencia dictada en fecha 1º de junio del 2001, por el
Juzgado Superior Accidental Segundo Accidental en lo Civil,
Mercantil, del Trabajo, del Tránsito y de Protección al Niño y
al Adolescente del Primer Circuito de la Circunscripción
Judicial del Estado Portuguesa, y en consecuencia se decreta
la nulidad del fallo recurrido y se ordena al Tribunal Superior
que resulte competente dictar nueva decisión acogiendo la
doctrina aquí establecida. Publíquese y regístrese. Bájese el
expediente. Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho
de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
en Caracas, a los ( ) días del mes de de dos mil tres

SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado Ponente: CARLOS


OBERTO VÉLEZ En la incidencia de oposición a la medida
preventiva de embargo, surgida en el juicio por cobro de
bolívares, haciendo uso del procedimiento por intimación,
intentado ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, con sede en
Acarigua, por el profesional del derecho LUIS ALEJANDRO
MÉNDEZ GUAITA actuando en su carácter de endosatario en
procuración de la sociedad de comercio que se distingue con
la denominación mercantil SOCIEDAD ANÓNIMA
SUMINISTROS AGRÍCOLAS CANARIAS (SUCASA), contra el
ciudadano FAUSTINO RAMON SÁNCHEZ HENRÍQUEZ , asistido
judicialmente por el abogado en ejercicio de su profesión
Gilberto Franco Pérez en el cual intervino como tercer opositor
el ciudadano FAUSTINO RAMÓN SÁNCHEZ , representado
judicialmente por los profesionales del derecho Gilberto
Franco Pérez y Azucena Gasperi Seijas; el Juzgado Superior
en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y con
Competencia Transitoria de Protección del Niño y del
Adolescente del Segundo Circuito de la misma Circunscripción
Judicial, conociendo en competencia funcional jerárquica
vertical, dictó sentencia en fecha 9 de enero de 2002,
mediante la cual declaró sin lugar el recurso procesal de
apelación propuesto por el accionante y, por vía de
consecuencia, confirmó la sentencia de fecha 28 de
septiembre de 2001, dictada por el Juzgado de Cognición, que
declaró parcialmente con lugar la oposición formulada por el
tercero opositor a la medida de embargo; confirmando el
embargo practicado. Se condenó al accionante al pago de las
costas del recurso. Contra la precitada decisión, el
demandante anunció recurso de casación el cual fue negado
por auto de fecha 28 de enero de 2002, señalando lo
siguiente: “...Vista la diligencia suscrita por el abogado Luis
Alejandro Méndez Guaita, endosatario en procuración de la
parte actora en fecha 17/01/2002, que obra la vuelto del folio
150, en la cual expone: “...Recurro de la sentencia de fecha
09/01/2002...” (Negrillas del Tribunal), al respecto pasa este
Tribunal a hacer las siguientes consideraciones: “...Por otra
parte, en esta Instancia se pueden ejercer varios recursos,
entre ellos, tomando en cuenta el estado de la causa, el
Recurso de aclaratoria, el Recurso de Casación o el Recurso
de Amparo, y es necesario al recurrir, dejar claro que recurso
se está ejerciendo. Por las consideraciones precedentemente
hechas y en Nombre de la República Bolivariana de Venezuela
y por autoridad de la Ley, este Tribunal declara NO TENER
MATERIA SOBRE LA CUAL DECIDIR , puesto que el recurrente
no expuso a qué recurso se refiere, tal como quedó
establecido ut supra” . Con motivo del recurso de hecho
interpuesto contra la negativa de admitir el de casación, la
Sala recibió el expediente, del cual se dio cuenta en fecha 21
de febrero de 2002, designándose ponente de la máxima
decisión procesal al Magistrado que con el carácter la suscribe
y quien lo hace previa las siguientes consideraciones: I Es
menester para esta Sala, determinar si el anuncio de recurso
de casación de fecha 17 de enero de 2002 es válido, ya que la
negativa de oírlo fue lo que generó que el accionante
ocurriera de hecho, ante este Alto Tribunal, en consecuencia,
esta Sala hace las siguientes consideraciones: De la revisión
de las actas que conforman el presente expediente, la Sala
observa, que en diligencia de fecha 17 de enero de 2002,
anteriormente señalada, el accionante ciertamente no anunció
formalmente el recurso extraordinario de casación,
tornándose confusa y con una falta de claridad la
manifestación de recurrir en sede de casación. Puesto que, el
recurrente sólo se limito a expresar “Recurro de la sentencia
de fecha 9 de enero de 2002”. Es por tal motivo, que el
Juzgado de Segundo Grado, que se pronunció al respecto,
declaró no tener materia sobre la cual decidir con base en los
motivos ut supra transcritos. Para decidir, la Sala observa: En
el caso in comento, se evidencia que el anuncio del recurso no
fue claro y preciso, pero esto no justifica negarlo, ya que ello
significaría sacrificar la justicia, menoscabar principios como
el debido proceso y el derecho a la defensa por un formalismo
procesal, que en todo caso, alcanzó su fin, ya que el anuncio
del recurso de casación es un acto procesal mediante el cual
las partes pueden manifestar la voluntad de ejercer una
facultad que la Ley concede a ellas - en este caso- la de hacer
uso del medio extraordinario de impugnación. Por tanto , esta
Sala considera que en el sub iudice la manifestación de
voluntad de recurrir en sede de casación existe , a pesar de
que el recurrente no manifestó con precisión que anunciaba
recurso de casación. También es necesario destacar, que
tanto la acción de amparo como la solicitud de aclaratoria, no
podían ser motivo de confusión para el Juzgador de Alzada, al
momento de determinar qué recurso realmente se había
ejercido, como lo señaló en el auto recurrido de hecho, pues
ni la solicitud de aclaratoria, ni la acción de amparo tienen la
naturaleza de recursos. Al respecto, los artículos 257 y 26 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
señalan lo siguiente: “Artículo 257. El proceso constituye un
instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las
leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y
eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve,
oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de
<< formalidades>>  no << esenciales>> .” “Artículo 26.
Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva
de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente...” El Estado garantizará una justicia gratuita
accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma,
independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones
inútiles”( Subrayado y cursiva de la Sala). Por tanto, de
conformidad con las razones anteriormente expuestas, y de
acuerdo a los mandatos previstos en las normas
constitucionales anteriormente transcritas, esta Sala
considera que el anuncio in comento , es válido, a pesar de
que lo correcto y conveniente es que, en toda diligencia en la
cual se pretenda anunciar el recurso extraordinario de
casación, se mencione la palabra “anuncio”, acompañada del
nombre del recurso que se anuncia, en este caso “anuncio
recurso de casación” tal como lo establece el artículo 314 del
Código de Procedimiento Civil, el cual dispone: “ El recurso de
casación se anunciará ante el Tribunal que dictó la sentencia
contra la cual se recurre...”. Así se establece. (Subrayado de
la Sala). II Luego de analizar la validez del anuncio del
recurso de casación interpuesto contra la sentencia de fecha 9
de enero de 2002, es menester de la Sala, entrar a analizar si
dicho recurso es admisible. En el caso sub iudice, la sentencia
contra la cual se anunció el recurso de casación, es una
sentencia interlocutoria, que declaró sin lugar el recurso
procesal de apelación ejercido por el accionante y que
confirmó la sentencia apelada, dictada por el Juzgado de
Cognición, que decidió parcialmente con lugar la oposición
formulada por el tercero contra la medida de embargo
practicada por el Juzgado Ejecutor de Medidas de los
Municipios Turén, Esteller y Santa Rosalía del Segundo
Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa y,
por vía de consecuencia, confirmó el embargo ut supra
referido. Ahora bien, en cuanto a la admisibilidad del recurso
de casación contra este tipo de decisiones, la doctrina de la
Sala ha sostenido que las recaídas en las incidencias sobre
medidas preventivas por cuanto se refieren a incidencias
autónomas, tramitadas por cuaderno separado que no
suspenden el curso de la causa principal, bien sea
acordándolas, modificándolas, suspendiéndolas o
revocándolas, son interlocutorias con fuerza de definitivas,
que son asimilables a una sentencia definitiva, en cuanto a la
materia autónoma que se debate en la incidencia. Lo que
hace admisible de inmediato, el recurso de casación que sea
anunciado contra ellas. En ese sentido, mediante sentencia de
fecha 25 de junio de 2002, esta Sala estableció criterio sobre
la admisibilidad del recurso de casación en materia de
medidas preventivas, bajo ponencia del Magistrado que con
tal carácter suscribe el presente fallo, (caso: Luis Manuel Silva
Casado contra Agropecuaria La Montañuela, C.A.,) expediente
Nº. 01-144, sentencia Nº 64, en la cual señaló: “... observa la
Sala que sólo para el caso en que el Juez niegue el decreto de
la medida preventiva solicitada, para lo cual actúa con
absoluta discrecionalidad, resulta inoficioso declarar con lugar
el recurso de hecho, ya que se estaría acordando la
admisibilidad del recurso de casación que es improcedente in
limine litis; todo lo cual estaría en contradicción con el espíritu
del constituyente, que en el artículo 26 de la Constitución
Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, propugna
una justicia sin dilaciones indebidas. En este sentido, la Sala
atempera la doctrina citada, y considera inadmisible el
recurso de casación cuando éste se interponga contra la
decisión que niegue una solicitud de medida preventiva. En
cuanto a las otras decisiones recaídas en materia de medidas
preventivas, cuando sea acordándolas, suspendiéndolas,
modificándolas o revocándolas se mantiene el criterio de
admisibilidad inmediata, por ser asimilables a una sentencia
definitiva en cuanto a la materia autónoma que se debate en
la incidencia ”. (Subrayado de la Sala). Por tanto, en fuerza
de las mencionadas consideraciones y aplicando el criterio
jurisprudencial anteriormente transcrito, debe declararse
admisible el recurso de casación anunciado en el caso sub
iudice, pues ha sido interpuesto contra una sentencia
interlocutoria de Segundo Grado, que confirmó una decisión
que acordó decretar una medida preventiva de embargo, todo
lo cual motiva la declaratoria con lugar del recurso de hecho
propuesto, tal como se declarará mediante pronunciamiento
expreso, positivo y preciso, en el dispositivo del presente
fallo. Así se decide. DECISIÓN En fuerza de las anteriores
consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia de la
República Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación Civil,
administrando justicia, en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de hecho
propuesto contra el auto de fecha 28 de enero de 2002,
dictado por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito, del Trabajo y con Competencia Transitoria de
Protección del Niño y del Adolescente del Segundo Circuito de
la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, con sede en
Acarigua, denegatorio del recurso de casación anunciado
contra la sentencia de fecha 9 de enero de 2002, dictada por
el mencionado Juzgado. Se REVOCA dicho auto y se ADMITE
el recurso de casación anunciado contra la sentencia dictada
en fecha 9 de enero de 2002, por el referido Juzgado de
Segundo Grado. En consecuencia, a partir del día de la
publicación de esta decisión, comenzará a correr el lapso de
cuarenta (40) días, para la formalización del recurso de
casación, previo el transcurso de cinco (5) días que se
concede como término de la distancia, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil.
Publíquese, regístrese. Agréguese al expediente. Pásese al
Juzgado de Sustanciación para la designación del Ponente que
decidirá el recurso de casación. Dada, firmada y sellada en la
Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los treinta y un (31) días
del mes mayo de dos mil dos

En primer lugar, la Sala advierte al formalizante que en la


presente denuncia por reposición no decretada, no se alegó la
infracción de los artículos 15 y 208 del Código de
Procedimiento Civil. Sin embargo, aplicando la Sala los
principios contenidos en los artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el
sentido de garantizar una justicia accesible y por encima de
las << formalidades>>  no << esenciales>> , y por cuanto
del contenido de la denuncia puede entenderse el motivo por
el cual se alega la indefensión, conocerá de la misma en los
siguientes términos: Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los siete ( 07 ) días del mes de marzo
de dos mil uno

Así las cosas, tenemos que en el caso bajo análisis el


formalizante fundamentó su denuncia con la delación de los
artículos 15, 206 y 781 del Código de Procedimiento Civil,
mas no así con el artículo 208 eiusdem, requerido conforme a
los señalamientos anteriores para sustentar las infracciones
de este tipo; lo anterior resultaría suficiente para que esta
Sala procediera a desechar la presente denuncia por defecto
de técnica en su formalización, sin embargo, la Sala en
atención a los postulados contenidos en el artículo 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que
dispone: “El proceso constituye un instrumento fundamental
para la realización de la justicia. Las leyes procesales
establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los
trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público.
No se sacrificará la justicia por la omisión de <<
formalidades>>  no << esenciales>> ”. (Negrillas y
subrayado de la Sala), estima pertinente conocer de la
denuncia bajo examen, mas aún, cuando el formalizante
cumplió con la correcta delación del artículo 15 del Código de
Procedimiento Civil, así como, de la disposición
supuestamente infringida donde se refiere el quebrantamiento
de la forma con el cual se menoscabó el derecho de defensa;
brindando, además, una explicación detallada de todos los
recursos que agotaron para enfrentar el supuesto
quebrantamiento. Sentado lo anterior, la Sala pasa de
seguida a conocer del fondo de la presente denuncia, para lo
cual observa que el artículo 781 del Código de Procedimiento
Civil, delatado por el formalizante, textualmente dispone:
“...A solicitud del partidor el Tribunal podrá solicitar de los
interesados los títulos y demás documentos que juzgue
necesario para cumplir con su misión y realizar a costas de los
interesados cuantos trabajos sean imprescindibles para llevar
a cabo la partición, como levantamientos topográficos,
peritajes y otros semejantes, previa autorización del Juez,
oída la opinión de las partes. El Juez fijará el término en que
el partidor nombrado deba desempeñar su encargo, el cual no
podrá prorrogarse sino por una vez...”. Ahora bien,
examinadas las actas procesales, se evidencia que,
efectivamente, la parte demandada en diversas oportunidades
ante el tribunal de instancia, entre otras, en diligencias de
fechas 11 de mayo y 15 de junio de 1998, y luego, en los
informes rendidos ante la Alzada, impugnó y desconoció,
tanto el procedimiento de nombramiento del perito avaluador
como el informe técnico del avaluo presentado, solicitando
además, la reposición de la presente causa al estado de
nombrar nuevo partidor, por considerar que el designado
emitió opinión de acuerdo a informe que presentó de manera
extemporánea. Sobre estos particulares la recurrida señaló, lo
siguiente: “...No hay duda, entonces, que el litigio en éste
proceso se manifiesta en virtud de las alegaciones formuladas
por el demandado respecto de que el partidor solicitó
prórroga para rendir su informe cuando se encontraba
vencido el lapso que se le había otorgado y por el
nombramiento que se hizo del perito avaluador, que dice
violentó las disposiciones legales contenidas en los artículos
452 al 457 del Código de Procedimiento Civil. La designación
del indicado perito no está regulada, en el caso de autos, por
las formalidades a que se contrae la experticia, él es un
auxiliar del partidor para que lo auxilie en las actividades
propias de la partición, tales como levantamientos
topográficos, que en todo caso, resultaría de la autorización
del juez. Tampoco hubo en su oportunidad oposición de la
demandada, con lo cual procede dicho nombramiento, que en
el caso de autos se limitó al avalúo del inmueble. Así se
decide. En el emplazamiento que se hizo a las partes para
nombrar al partidor, el apoderado de los demandados formuló
recurso de apelación, que el tribunal de mérito acordó oír en
un solo efecto, ordenando expedir las copias respectivas. No
se pidieron las indicadas copias ni para la remisión de las
actuaciones a la Alzada ni tampoco para recurrir de hecho y
ante tal circunstancia se entiende que el trámite de la
apelación fue abandonado. Así se declara. De modo, pues,
que al no haber rechazo u objeción válidamente interpuesta al
nombramiento de partidor, ni tampoco se observa que en
éste proceso tengan interés menores o entredichos, y estando
comprobada la cualidad de comuneros de las partes, la cuota
que corresponde a cada uno de ellos y debidamente fijada la
existencia del bien objeto de la partición, resultaba
innecesario el juicio cognoscitivo, que se ha limitado como
antes se dijo, a reparos sobre el nombramiento del partidor y
del perito. Así las cosas, se debe propender a dar facilidad
para que se cumpla el proceso de la partición. En efecto, el
informe del partidor, distinto al consignado por el perito
avaluador, fue rendido el día 28 de mayo de 1.998 (sic) y al
limitarse la parte demandada a las diligencias sobre la
formalidad de la prorroga y la extemporaneidad de su
solicitud, encuentra quien decide que el lapso para objetar
dicho informe transcurrió íntegramente, como se establece en
el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, lo que hace
forzoso que dicha partición quede concluida, pues no hay
diligencias en este expediente conforme al cual se hubiere
pedido revisión por los interesados de aquel informe , ni en
modo alguno objeción. Así se declara...”. De todo lo antes
expuesto, queda claro que el formalizante en diversas
oportunidades durante el desarrollo del presente proceso y,
en especial, en diligencia presentada ante el tribunal de la
causa en fecha 11 de mayo de 1998, cursante a los folios 80
y 81 del expediente, objetó el procedimiento seguido para el
nombramiento del perito avaluador, ciudadano GABRIEL
TORRES SANCHEZ, impugnando, además, por excesivo el
informe técnico de avalúo presentado. Acierta el tribunal de la
causa, luego la alzada, al señalar, que los interesados
disponían del término de los diez (10) días siguientes a la
presentación del informe de partición para formular las
objeciones correspondientes, pues de lo contrario la partición
quedaba concluida y así debía ser declarado por el tribunal.
Sin embargo, no es menos cierto, como alega el recurrente,
que el artículo 781 del mencionado Código de Procedimiento
Civil dispone que los imprescindibles trabajos de peritaje,
además, de ser a costas de las partes, deben ser solicitados
por el partidor y el juez debe oír la opinión de las partes antes
de autorizar la realización de los mismos; siendo innegable
que en el presente caso, la parte demandada objetó mediante
diligencia 11 de mayo de 1998, tanto el procedimiento
seguido para la designación del perito técnico avaluador,
como el informe técnico de avalúo presentado el 7 de mayo
de 1998, el cual se constituyó, en todo caso, en elemento
determinante a considerar por el partidor para la elaboración
de su informe, consignado al tribunal el 28 de mayo de 1998,
y posteriormente impugnado por la representación de la parte
demandada, en fecha 15 de junio de 1988, una vez agotados
los 10 días previstos a tal fin por el mencionado artículo 785
del Código de Procedimiento Civil, pero que en todo caso se
encontraba también sustentada en una supuesta
extemporaneidad del referido informe, pues según alegaron
en dicha diligencia ante el tribunal a-quo y, posteriormente
ante el tribunal de alzada, el partidor designado presentó su
solicitud de prórroga una vez fenecido el lapso acordado para
la presentación del informe. Por todo lo antes expuesto,
resulta evidente la confusa situación procesal que generó la
actuación del a quo en la presente causa, quien haciendo caso
omiso a las objeciones formuladas por la parte demandada
respecto a la designación del perito avaluador, y mas
importante aún, respecto al informe técnico de avalúo rendido
a tal fin, que en todo caso sirvió de base para el informe de
partición posteriormente presentado y, respecto al cual pesa
un cuestionamiento de extemporaneidad ignorado también
por el tribunal de la causa con base a un supuesto apego a la
normativa del artículo 785 del Código de Procedimiento Civil;
donde se omitió, además, ordenar la notificación de las partes
respecto a la presentación de dicho informe de partición a los
fines de que estas con las debidas garantías pudieran objetar,
de así desearlo, dicha propuesta, esta Sala considera
procedente, a los fines de garantizar la estabilidad del proceso
y el derecho de defensa de las partes involucradas, decretar
la nulidad de todo lo actuado a partir del momento de
presentación al tribunal de la causa del informe por el
partidor, debiéndose notificar de la misma a los interesados,
de forma que a partir de la última de las notificaciones, se
cumpla con el procedimiento pautado a tal fin en Titulo V,
Capitulo II, “De la Partición”, del Código de Procedimiento
Civil. En consecuencia, se declara con lugar la presente
denuncia por quebrantamiento de formas procesales con
violación del derecho de defensa de las partes, por incurrir la
recurrida en el vicio de reposición no decretada, con violación
de los artículos 15, 208 y 781 del Código de Procedimiento
Civil. Y así se decide. Por cuanto se ha encontrado procedente
una infracción de las descritas en el ordinal 1º del artículo 313
del Código de Procedimiento Civil, la sala se abstiene de
examinar y resolver las restantes denuncias que contiene el
escrito de formalización, de conformidad con lo dispuesto en
el aparte segundo del artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil. D E C I S I Ó N Por todas las razones
antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala
de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley,
declara CON LUGAR el recurso de casación interpuesto por la
representación judicial de los ciudadanos JOSE MARCELINO
MARTINEZ PERDOMO y FRANCISCA HERNÁNDEZ DE
MARTINEZ, contra la sentencia dictada en fecha 10 de agosto
del 2000, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,
Tránsito, Trabajo, Menores y Estabilidad Laboral de la
Circunscripción Judicial del Estado Aragua. En consecuencia,
se decreta la nulidad de todo lo actuado a partir de la
consignación en los autos, por el partidor, del informe de
partición que le fuera encomendada y, se ordena la reposición
de la causa, al estado que se notifique a las partes sobre la
consignación de dicha partición, con la advertencia que a
partir del momento que conste en autos la última de éstas
notificaciones, el procedimiento continuará su curso, conforme
a lo dispuesto en el Título V, Capítulo II, “De la Partición”, del
Código de Procedimiento Civil. Publíquese, regístrese y
remítase el expediente al Tribunal de la causa, es decir, al
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil
del Estado Aragua, con sede en Maracay. Particípese esta
remisión al Juzgado de origen, anteriormente identificado,
todo de conformidad con lo dispuesto en el artículo 326 del
Código de Procedimiento Civil. Dada, firmada y sellada en la
Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintitrés (23) días del
mes de Julio del dos mil tres.

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