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Contrato es un término con origen en el vocablo latino contractus que nombra al convenio o

pacto, ya sea oral o escrito, entre partes que aceptan ciertas obligaciones y derechos sobre una
materia determinada. El documento que refleja las condiciones de este acuerdo también recibe el
nombre de contrato.

El contrato, en definitiva, es un acuerdo de voluntades que se manifiesta en común entre dos o


más personas (físicas o jurídicas). Sus cláusulas regulan las relaciones entre los firmantes en una
determinada materia.

Los contratos y los convenios forman parte de la vida cotidiana de las personas, en todos los
términos ya que estos son necesarios para legar a acuerdos que busquen un bien común para los
involucrados, bien sea con características legales o no.

Convenios

Son acuerdos cuyas normativas y regulaciones son pautadas fuera del marco
jurídico en muchas ocasiones, debido a que existen convenios de gran carácter
los cuales se pueden tomar con la importancia o el peso de un contrato.

Los convenios se pueden observar en el día a día, ya que las personas suelen
practicarlos para definir términos con respecto a una actividad que requiera el
esfuerzo mutuo de su realización, un ejemplo de estos puede ser la frase “si tú me
ayudas, yo te ayudo” refiriéndose a que se tiene una actividad pendiente de la cual
se obtiene un beneficio al tener el apoyo físico o cognitivo de otra persona, la cual
también requiere de ayuda en una actividad de su responsabilidad.

Existen convenios entre academias, institutos y estados, los cuales pueden tener
cierta relevancia jurídica, debido a la importante e los mismos, como los convenios
de comercio, por poner un ejemplo.

Cabe destacar que los convenios por lo general son propuestos de manera oral,
entre dos o varias personas.

Contrato

Los contratos son acuerdos firmados por los participantes, que a su vez deben ser
con carácter obligatorio, escritos, por la razón de que estos documentos son
estrictamente legales. Existen diferentes tipos de contrato, como a su vez este
está compuesto de diferentes partes que lo estructuran.

Estos se pueden observar con regularidad, a la hora de participar en un grupo de


trabajo en una empresa, se suele firmar un contrato para poder ejercer las labores
en ella, ya que se tiene que establecer los términos y condiciones, evitando así
malos entendidos en un futuro, que puedan implicar un proceso legal.
Diferencias entre los convenios y los contratos
Se puede observar la similitud entre los dos, debido a que ambos son acuerdos
entre dos o más personas, pero poseen características distintas cuando se
profundiza más en el tema, algunas de las diferencias entre contrato y convenio
son:
1. El convenio es únicamente un acuerdo entre dos personas que normalmente es
hablado y pactado con algunos términos descritos por los mismos, mientras que
los contratos entran en un marco legal.
2. Los contratos poseen una estructura igual a la de cualquier documento escrito,
llevando titulo, desarrollo del tema, entre otras cosas, en cambio los convenios al
ser prácticamente improvisados, no es necesario que les aplique un orden.

3. El no cumplimiento de un contrato puede ser penado por la ley provocando la


aplicación de sanciones económicas, mejor conocidas como multas, e inclusa
podrían privar de libertad, dependiendo de lo grave que sea el caso.

4. Los convenios suelen ser acuerdos orales, y los contratos aunque existen algunos
hablados, suelen ser de carácter literal, es decir documentos escritos.

5. Los convenios pueden realizarse con personas de cualquier edad o condición, ya


que estos no tienen parámetros para concretarse, por otra parte los contratos al
ser de carácter legal, tienen parámetros establecidos por el estado, por lo que
cualquier participante en un contrato debe ser mayor de edad y estar óptimo en
cuestiones de psicología.

6. Los convenios pueden surgir de cualquier acontecimiento como un acuerdo entre


dos niños para el préstamo de un videojuego, en cambio los contratos se practican
en ámbitos laborales, de compraventa, entre otras cosas.

Mientras que, al menos en un principio, la Gestión sólo implica una voluntad, la del Gestor al
hacerse cargo espontáneamente y sin obligación de un asunto ajeno; en el Mandato, como
contrato, necesariamente deben concurrir dos voluntades, la del Mandante y la del Mandatario; si
estas no existieren no podría nacer dicha figura, ya que el consentimiento, acuerdo de voluntades,
es un elemento de existencia de todo Contrato.

Concepto: La gestión de negocios ajenos o Agencia Oficiosa o comúnmente llamada gestión de


negocios, es un cuasicontrato por el cual el que administra sin mandato los negocios de alguna
persona, se obliga para con esta y la obliga en ciertos casos".

Elementos para la existencia del cuasicontrato

1. º Que sean hechos jurídicos lícitos.

2. º Que tales hechos sean puramente voluntarios.

3. º Que no exista convención.


Requisitos esenciales para la
 

validez de los contratos (1ª parte) 


Un contrato, para que sea plenamente válido, ha de contar
necesariamente con los siguientes requisitos:

 El consentimiento de los contratantes.


 Un objeto determinado.
 Un fundamento o causa del mismo.

La forma del contrato, por su parte, sólo a veces es un requisito


imprescindible para que éste exista (principio de libertad de forma). La
ley establecerá de forma expresa tales supuestos; por ejemplo: los
contratos relativos a derechos reales sobre bienes inmuebles
(compraventa de un piso, hipoteca…), las capitulaciones matrimoniales
(siempre en escritura pública), los poderes para pleitos, etc…

El consentimiento en los contratos

Éste se da cuando se produce el encuentro entre la oferta y la


aceptación del contrato, siempre que los contratantes tengan claros
cuáles son el objeto y la causa del mismo. A este respecto, tendríamos
que analizar dos supuestos excepcionales: los contratos por correo y por
internet. En los primeros, los celebrados por carta, no hay consentimiento
hasta que el oferente conoce la aceptación o hasta que, pudiendo
conocerla, decide no hacerlo, faltando a la buena fe contractual. Veamos
un ejemplo: si el que hizo la oferta se niega a abrir la carta que
presumiblemente contendrá la aceptación, se entiende que hay
consentimiento mutuo para celebrar el contrato.

Por su parte, cuando el contrato se celebra por internet, la ley


presume que hay consentimiento recíproco desde que se manifiesta la
aceptación (por parte, por ejemplo, del usuario que compra un artículo a
través de la red).
No todas las personas pueden prestar el consentimiento para celebrar
contratos. La ley excluye de esta posibilidad a los incapacitados en
virtud de sentencia judicial y a los menores que no estén
emancipados. No obstante, hoy en día es muy habitual que los menores
de edad celebren pequeños contratos: compras de videojuegos y otros
artículos de entretenimiento, cenas en restaurantes, etc…

Vicios del consentimiento

Evidentemente, no todos los contratantes actúan en el tráfico jurídico de


manera justa o responsable. Por eso el Código Civil determina
que algunos comportamientos provocarán la nulidad del
consentimiento contractual. Veamos cuáles son.

El primero de todos es el error. Quien celebre un contrato estando


equivocado acerca de la cosa que constituye su objeto, o de las
cualidades de la misma, habrá actuado movido por un error que causará
su anulación.

¿Qué ocurre cuando el error recae sobre la persona del otro


contrayente? Si las cualidades o características de la otra parte fueron
determinantes a la hora de celebrar el contrato y se descubre que no
eran como se habían previsto, también estaremos ante un
consentimiento nulo.

La violencia y la intimidación son otros dos vicios del consentimiento.


La primera consiste en el empleo de la fuerza física para doblegar la
voluntad del otro contratante y la segunda en el uso de amenazas o
coacciones dirigidas a celebrar el contrato. Habrá que tener en cuenta la
edad y el desarrollo mental de la persona para calificar la gravedad de la
intimidación. El efecto de ambas será el mismo aunque no provengan del
otro contratante, sino de cualquier persona ajena al contrato.

El último vicio es el dolo, que no es sino el engaño o artificio utilizado


por una de las partes para conseguir que la otra preste su
consentimiento. Si ambas han obrado de esta manera, el dolo de las
dos se compensa, manteniéndose vigente el contrato.

Art. 1101.- El contrato es un convenio en cuya virtud una o varias personas se obligan respecto de
una o de varias otras, a dar, hacer o no hacer alguna cosa.
Art. 1102.- El contrato es sinalagmático o bilateral, cuando los contratantes se obligan
recíprocamente los unos respecto a los otros.

Art. 1103.- Es unilateral, cuando una o varias personas están obligadas respecto de otras o de una,
sin que por parte de estos últimos se contraiga compromiso.

Art. 1104.- Es commutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer una cosa que se
considera equivalente de lo que hace o da el otro contratante; cuando la equivalencia consiste en
eventualidades de ganancia o pérdidas para cada uno de los contratantes, dependientes de un
suceso incierto, el contrato es aleatorio.

Art. 1105.- El contrato de beneficiencia es aquel en que una de las partes procura la otra un
beneficio puramente gratuito.

Art. 1106.- El contrato a título oneroso es aquel que obliga a los contratantes a dar o hacer alguna
cosa.

Art. 1107.- Los contratos, bien tenga una denominación propia o no la tengan, están sometidos a
reglas generales, que son objeto del presente título. Las reglas particulares para determinados
contratos, se hayan establecidas en los títulos relativos a cada uno de ellos; y las reglas
particulares a las transacciones comerciales, se encuentran establecidas en las leyes relativas al
comercio.

Art. 1108.- Cuatro condiciones son esenciales para la validez de una convención:

El consentimiento de la parte que se obliga;

Su capacidad para contratar;

Un objeto cierto que forme la materia del compromiso;

Una causa lícita en la obligación.

DEL OBJETO Y MATERIA DE LOS CONTRATOS

Art. 1126.- Todo contrato tiene por objeto la cosa que una parte se obliga a dar, o que una parte
se obliga a hacer o a no hacer.

Art. 1127.- El simple uso o la simple posesión de una cosa puede ser, no menos que la cosa misma,
objeto del contrato.

Art. 1128.- Sólo las cosas que están en el comercio pueden ser objeto de los contratos.

Art. 1129.- Es preciso que la obligación tenga por objeto una cosa determinada, a lo menos en
cuanto a su especie. La cuantía de la cosa puede ser incierta, con tal que la cosa misma pueda
determinarse.
Art. 1130.- Las cosas futuras pueden ser objeto de una obligación. Sin embargo, no se puede
renunciar a una sucesión no abierta, ni hacer estipulación alguna sobre ella, ni aun con el
consentimiento de aquél de cuya sucesión se trata.

DE LA CAUSA

Art. 1131.- La obligación sin causa, o la que se funda sobre causa falsa o ilícita, no puede tener
efecto alguno.

Art. 1132.- La convención es válida, aunque no se explique la causa de ella. Art. 1133.- Es ilícita la
causa, cuando está prohibida por la ley, y cuando es contraria al orden público o a las buenas
costumbres.

DEL EFECTO DE LAS OBLIGACIONES

Art. 1134.- Las convenciones legalmente formadas tienen fuerza de ley para aquellos que las han
hecho. No pueden ser revocadas, sino por su mutuo consentimiento, o por las causas que estén
autorizadas por la ley. Deben llevarse a ejecución de buena fe.

Art. 1135.- Las convenciones obligan, no solo a lo que se expresa en ellas, sino también a todas las
consecuencias que la equidad, el uso o la ley dan a la obligación según su naturaleza.

DE LA OBLIGACIÓN DE DAR

Art. 1136.- La obligación de dar, comprende la de entregar la cosa y conservarla hasta su entrega,
a pena de indemnizar los daños y perjuicios al acreedor.

Art. 1137.- La obligación de cuidar de la conservación de la cosa, bien tenga la convención por
único objeto la utilidad de una de las partes, bien tenga por objeto su utilidad común, sujeta al que
se encargó de ella, a poner todo el cuidado de un buen padre de familia. Esta obligación es más o
menos extensa respecto a ciertos contratos, cuyos efectos, en esta parte, se explican en los títulos
correspondientes.

Art. 1138.- La obligación de entregar la cosa es perfecta, por solo el consentimiento de los
contratantes. Hace al acreedor propietario y pone a su cargo aquella desde el instante en que
debió entregársele, aun cuando no se haya verificado la tradición, a no ser que el deudor esté
puesto en mora de entregarla; en cuyo caso, queda la cosa por cuenta y riesgo de este último.

Art. 1139.- Se constituye el deudor en mora, ya por un requerimiento u otro acto equivalente, ya
por efecto de la convención cuando ésta incluya la cláusula de que se constituirá en mora del
deudor, sin que haya necesidad de acto alguno, y por el hecho solo de cumplirse el término.

Art. 1140.- Los efectos de la obligación de dar o entregar un inmueble, se determinan en el título
de la venta y en el título de los privilegios e hipotecas.
Art. 1141.- Si la cosa que hay obligación de dar o entregar a dos personas sucesivamente, fuese
puramente mueble, es preferida la persona que, entre estas dos, fue puesta en posesión real; y
queda propietaria del objeto aun cuando su título sea posterior en fecha; pero con tal que la
posesión sea de buena fe.

DE LA OBLIGACIÓN DE HACER O DE NO HACER

Art. 1142.- Toda obligación de hacer o de no hacer, se resuelve en indemnización de daños y


perjuicios, en caso de falta de cumplimiento de parte del deudor.

Art. 1143.- No obstante, el acreedor tiene derecho a pedir, que se destruya lo que se hubiere
hecho en contravención a lo pactado; y puede hacerse autorizar para destruirlo a expensas del
deudor, sin perjuicio de indemnizar daños y perjuicios, si hubiese motivo para ello.

Art. 1144.- Se puede autorizar al acreedor, en caso de falta de cumplimiento, para ejecutar por sí y
a costa del deudor, la obligación.

Art. 1145.- Si la obligación consiste en no hacer, el contraventor debe daños y perjuicios, por el
solo hecho de la contravención.
Contratos unilaterales y bilaterales[editar]
 Contrato unilateral: es un acuerdo de voluntades que engendra obligaciones solo para
una parte.
 Contrato bilateral: es el acuerdo de voluntades que da nacimiento a obligaciones para
ambas partes.

Importancia de la clasificación

 Cuando en un contrato unilateral existen obligaciones que impliquen la transferencia


de una cosa, si esta se destruye por caso fortuito o fuerza mayor es necesario poder
establecer quién debe de sufrir la pérdida. La cosa siempre perece para el acreedor
(en los contratos traslativos de dominio el acreedor es el dueño; mientras en los
contratos traslativos de uso, el acreedor a la restitución es el dueño y la cosa perece
para él). Si el contrato fuere bilateral no habría posibilidad de plantear el problema,
porque esta cuestión supone que siendo las obligaciones recíprocas, una parte no
cumple entregando la cosa, por un caso de fuerza mayor y en atención a esto la otra
parte debe cumplir, ya que no es imputable el incumplimiento del deudor.
 La excepción de contrato no cumplido (exceptio non adimpleti). En todas contratos
bilaterales, que generan obligaciones recíprocas, cuando una parte no cumple o se
allana a cumplir, carece de derecho para exigir a la otra el cumplimiento de su
obligación, y si a pesar de ello pretendiera exigir judicialmente el cumplimiento por una
demanda, el demandado le opondrá la excepción de contrato no cumplido (principio
"la mora purga la mora"). La exceptio non adimpleti no puede presentarse en los
contratos unilaterales, por una sencilla razón de que en ellos solo una de las partes
está obligada, y si no cumple, la otra podrá judicialmente exigir ese cumplimiento, sin
que pueda oponérsele dicha excepción, ya que no tiene por su parte ninguna
obligación que realizar.

Contratos onerosos y gratuitos[editar]


 Contrato oneroso: es aquél en el que existen beneficios y gravámenes recíprocos, en
éste hay un sacrificio equivalente que realizan las partes (equivalencia en las
prestaciones recíprocas); por ejemplo, la compraventa, porque el vendedor recibe el
provecho del precio y a la vez entrega la cosa, y viceversa, el comprador recibe el
provecho de recibir la cosa y el gravamen de pagar.
 Contrato gratuito: sólo tiene por objeto la utilidad de una de las dos partes, sufriendo la
otra el gravamen. Es gratuito, por tanto, aquel contrato en el que el provecho es para
una sola de las partes, como por ejemplo el comodato.

Contratos conmutativos y aleatorios[editar]


Esta clasificación sólo aplica en los contratos bilaterales.

 Contrato conmutativo: es aquel contrato en el cual las prestaciones que se deben las


partes son ciertas desde el momento que se celebra el acto jurídico, un ejemplo muy
claro es el contrato de compraventa de una casa.
 Contratos aleatorio: es aquel que surge cuando la prestación depende de un
acontecimiento futuro e incierto y al momento de contratar, no se saben las ganancias
o pérdidas hasta el momento que se realice este acontecimiento futuro. Ejemplos son
el contrato de compraventa de cosecha llamado de "esperanza", apuestas, juegos,
etc.

Entre las características comunes de los contratos aleatorios destacan:

 La incertidumbre sobre la existencia de un hecho, como en la apuesta, o bien sobre el


tiempo de la realización de ese hecho (cuándo).
 La oposición y no sólo la interdependencia de las prestaciones, por que cuando la
incertidumbre cesa, forzosamente una de las partes gana y la otra pierde, y, además,
la medida de la ganancia de una de las partes es la medida de la pérdida de la otra.

Es importante señalar que el Diccionario de la lengua española, define al término


aleatorio, del latín "aleatorius" el cual significa, propio del juego de dados, adj.
Perteneciente o relativo al juego de azar.

Contratos principales y accesorios[editar]


 Contrato principal: es aquel que existe por sí mismo, en tanto que los accesorios son
los que dependen de un contrato principal. Los accesorios siguen la suerte de lo
principal porque la nulidad o la inexistencia de los primeros origina a su vez, la nulidad
o la inexistencia del contrato accesorio.
 Contratos accesorios: son también llamados "de garantía", porque generalmente se
constituyen para garantizar el cumplimiento de una obligación que se reputa principal,
y de esta forma de garantía puede ser personal, como la fianza, en que una persona
se obliga a pagar por el deudor, si éste no lo hace; o real, como el de hipoteca, el
de prenda, en que se constituye un derecho real sobre un bien enajenable, para
garantizar el cumplimiento de una obligación y su preferencia en el pago.

La regla de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, sufre en ciertos casos


excepciones, porque no podría existir el contrato accesorio, sin que previamente no se
constituyese el principal; sin embargo, el Derecho nos presenta casos que puede haber
fianza, prenda o hipoteca, sin que haya todavía una obligación principal, como ocurre
cuando se garantizan obligaciones futuras o condicionales.

Contratos instantáneos y de tracto sucesivo[editar]


 Contratos instantáneos, o de tracto único, son aquellos que se cumplen en el mismo
momento en que se celebran, es decir, su cumplimiento se lleva a cabo en un solo
acto.
 Contrato de Tracto Sucesivo: es aquel en que el cumplimiento de las prestaciones se
realiza en un periodo determinado, y que, por deseo de las partes se puede extender
para satisfacer sus necesidades primordiales y éstos términos pueden ser:

 (a)Ejecución continuada: ejecución única pero sin interrupción.

 (b)Ejecución periódica: varias prestaciones que se ejecutan en fechas


establecidas.

 (c) Ejecución intermitente: se da cuando lo solicita la otra parte.


Características de las ejecuciones son: La ejecución es autónoma de las demás, por lo
que cada acto es autónomo. Existe una retroactividad por cada acto jurídico que se
realice. Si se presenta un elemento antijurídico, lo que procede es anular alguna
prestación ya realizada.

Contrato consensual y real[editar]


 Contrato consensual: por regla general, el consentimiento de las partes basta para
formar el contrato; las obligaciones nacen tan pronto como las partes se han puesto
de acuerdo. El consentimiento de las partes puede manifestarse de cualquier manera.
No obstante, es necesario que la voluntad de contratar revista una forma particular,
que permita por medio de ella conocer su existencia. No es la simple coexistencia de
dos voluntades internas lo que constituye el contrato; es necesario que éstas se
manifiesten al exterior.
 Contrato real: queda concluido desde el momento en que una de las partes haya
hecho a la otra la tradición o entrega de la cosa sobre la que versare el contrato.

Contrato formal, solemne o no solemne, y no formal[editar]


 Contrato formal: es aquel en que la ley ordena que el consentimiento se manifieste por
determinado medio para que el contrato sea válido. En la legislación se acepta un
sistema ecléctico o mixto respecto a las formalidades, porque en principio, se
considera que el contrato es consensual, y sólo cuando el legislador imponga
determinada formalidad debe cumplirse con ella, porque de lo contrario el acto estará
afectado de nulidad. Por ejemplo la compraventa de inmuebles que debe otorgarse
por escritura pública.
 Contrato formal solemne: es aquel que además de la manifestación del consentimiento
por un medio específico, requiere de determinados ritos estipulados por la ley para
producir sus efectos propios. Vg. Matrimonio y divorcio

 Las formalidades serán ad probationem cuando deben ser realizadas con fin


de poder demostrar la celebración de un acto; por lo general consiste en realizar
el acto ante notario o funcionario público al efecto.

 Las formalidades serán Ad solemnitatem cuando la voluntad de las partes, por


exigencia legal requiere una formalidad particular sin la cual el contrato no tiene
eficacia jurídica.

La distinción entre contratos formales y solemnes estriba en lo referente a la sanción. La


falta de forma origina la nulidad relativa, o en su defecto la inoponibilidad ante terceros; la
falta de solemnidad ocasiona la inexistencia.

Contrato privado y público[editar]


Esta clasificación atiende a dos criterios bastante diversos:
(1) De acuerdo a la publicidad o intervención profesional en el contrato:

 Contrato privado: es el realizado por las personas intervinientes en un contrato con o


sin asesoramiento profesional. Tendrá el mismo valor que la escritura pública entre las
personas que los suscriben y sus causahabientes
 Contrato público: son los contratos autorizados por los funcionarios o empleados
públicos, siempre dentro del ámbito de sus competencias, tiene una mejor condición
probatoria. Los documentos notariales son los que tienen una mayor importancia y
dentro de ellos principalmente las escrituras públicas.

(2) De acuerdo a la calidad de los sujetos intervinientes:

 Contrato privado: es el realizado entre personas naturales o jurídicas, sean públicas o


privadas, en las que existe una relativa igualdad contractual, no existiendo potestades
que uno pueda imponer al otro.
 Contrato público o administrativo: es el celebrado entre el Estado o un organismo
público y una persona natural o jurídica, en donde el primero de ellos mantiene una
serie de potestades sobre el segundo, llamadas exorbitantes, que colocan a éste en
subordinación a aquél.

Contrato nominado o típico e innominado o atípico[editar]


 Contrato nominado o típico: es aquel contrato que se encuentra previsto y regulado en
la ley. Por ello, en ausencia de acuerdo entre las partes, existen normas dispositivas a
las que acudir. (Compraventa, arrendamientos...)
 Contrato innominado o atípico: es aquel para el que la ley no tiene previsto un nombre
específico, debido a que sus características no se encuentran reguladas por ella.
Puede ser un híbrido entre varios contratos o incluso uno completamente nuevo. Para
completar las lagunas del derecho o situaciones no previstas por las partes en el
contrato, es necesario acudir a la regulación de contratos similares o análogos.

Es importante mencionar que los contratos innominados no son los que no están previstos
por el Código Civil, porque todos los contratos lo están; simplemente son los que no están
expresamente definidos en sus artículos aunque, sin perjuicio de que las partes los
definan expresamente en el momento de contratar, en el marco de su autonomía de la
voluntad.

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