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El ejercicio físico como

prevención del linfedema


en mujeres supervivientes
de cáncer de mama.

FACULTAD CIENCIAS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y


EL DEPORTE

Universidad Europea
Realizado por: Rosa López Millán

Nº Expediente: 21538391

Grupo: M23

Curso Académico: 2º

Tutor/a: JOSE ANTONIO GONZÁLEZ CASTAÑÓN


INTRODUCCION

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El linfedema es la acumulación anormal de líquido en el tejido blando debido a una
obstrucción en el sistema linfático que se produce en el brazo por interrupción de los vasos
linfáticos a nivel de la axila. Como consecuencia, el volumen de liquido extracelular que se
produce, excede a la capacidad de drenaje de la misma, por lo que se acumula y causa un
edema que puede provocar dolor, opresión y pesadez en la extremidad supeior, así como
producir infecciones recurrentes de la piel. Se trata de un trastorno crónico y progresivo por lo
que es fundamental su prevención y tratamiento precoz para mantenerlo controlado.
Tras un cáncer de mama tratado con cirugía en la axila para extirpar los ganglios o nódulos
linfáticos, existe un riesgo de desarrollar linfedema de hasta un 10%. Si además de la cirugía,
se recibe radioterapia en la axila el riesgo se incrementa hasta el 20-25%. Los ganglios
linfáticos que han quedado tras la intervención se alteran aún más con la radiación.
El riesgo de desarrollar linfedema es impredecible, el estilo de vida juega un papel muy
importante, siendo varios los factores que pueden influir; extirpación de los nódulos linfáticos
axilares, cirugía y/o radioterapia sobre la axila, cirugía e infección postoperatoria, obesidad,
falta de movilidad, vida sedentaria, exceso de movimiento o movimientos mal realizados
(ejercicios isométricos mal realizados, potenciar el brazo con peso excesivo y sin pautas
correctas, etc.) y prendas de vestir o joyas que compriman.
Mi interés particular por este tema, reside en que he padecido dos veces esta enfermedad
siendo en la primera ocasión extirpados los ganglios axilares y por lo tanto estando en riesgo
de sufrir esta afectación.
Hace dieciseis años, mi médico me prescribió reposo absoluto y me aconsejó no coger
absolutamente peso alguno, su argumento era que corría mucho riesgo para el desarrollo de
un linfedema. Yo, por mi parte, hice caso omiso de las indicaciones prescritas por el doctor,
realizando hasta la fecha ejercicio de resistencia con pesas y natación, procurando no coger un
peso excesivo en las tareas diarias y dejando de practicar deportes de alto impacto para el
brazo afectado, como el padel, y me ha ido francamente bien, por eso tengo un especial
interés en conocer los avances que se han producido desde 2001 respecto a estas dos
hipótesis ¿es bueno el ejercicio de resistencia para la prevención del linfedema?, ¿y el ejercicio
cardiovascular?.
Después de la búsqueda de artículos relacionados con este tema, he seleccionado los cinco
que creo más adecuados para el fin, los cuales hablan de los posibles beneficios o no de la
realización de ejercicios físicos de mayor o menor intensidad en el brazo posiblemente
afectado.

Cavanaugh (2011) realizó una revisión de varios artículos de investigación que evalúan los
efectos de la actividad restringida frente al ejercicio progresivo y actividades de estiramiento
sobre el desarrollo del linfedema.
El objetivo de dicho estudio, era averiguar qué hay de cierto en la recomendaciones de
muchos médicos en restringir la actividad de los pacientes, alegando que podrían crear
problemas de calidad de vida, así como otros problemas médicos derivados.
Los resultados mostraron que no existe diferencia en el riesgo de desarrollar linfedema
incorporando sesiones de ejercicios tempranos en el cuidado postoperatorio. Por otra parte,
ninguno de estos estudios reportan resultados de seguimiento más allá de 2 años.

Bicego , Brown, Ruddick , et al (2006) realizaron una investigación de estudios sobre el tema en
cuestión con el objetivo de revisar y criticar estudios recientes evaluando los efectos del
ejercicio aeróbico y del entrenamiento de resistencia en la extremidad superior para mujeres
con linfedema relacionado con el cáncer de mama. Comenzaron por revisar la prevalencia,
etiología y fisiopatología y diagnóstico de linfedema. Después de una ardua documentación,
llegaron a la conclusión que anteriormente, la idea que el ejercicio aeróbico y ejercicios de
resistencia debería estar contraindicada para las mujeres con cáncer de mama. Esta idea era

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ampliamente aceptada. Sin embargo, estudios recientes, aunque limitados en número y
tamaño de muestra, han proporcionado preliminares evidencias para sugerir que el ejercicio
puede ser seguro. Los estudios revisados en este artículo, examinan los efectos de varios
programas de ejercicio y concluye que el ejercicio ni inicia ni exacerba el linfedema, aunque
más casos de nuevos linfedemas fueron alegados como resultados adversos en el grupo de
ejercicios en uno de los 8 estudios observados. Estos autores, indican que para llegar a una
conclusión más certera y segura, debería investigarse con más rigurosidad, con herramientas
más sofisticadas, ensayos más controlados y con muestras grandes.

Schmitz, Ahmed, Troxel, et al (2010) querían comprobar mediante una investigación si las
supervivientes de cáncer de mama con riesgo de linfedema tenían un riesgo mayor o no de
desarrollarlo después de realizar un programa de ejercicios progresivos de pesas. Para ello
reclutaron a un total de 134 participantes y las dividieron en dos grupos; uno de los grupos
llevó a cabo un programa de entrenamiento de levantamiento de pesas durante 13 semanas,
estando los 9 meses restantes sin ningún tipo de supervisión y el grupo control que no realizó
ejercicio alguno. La conclusión fue que el aumento de peso progresivo, en comparación con no
hacer ejercicio no aumentaba el riesgo de desarrollar un linfedema.

En un artículo original de Sagen, Kåresen & Risberg (2009), evaluaron el desarrollo de un


linfedema en el brazo (ALE) después de la cirugía de cáncer de mama con disección del nódulo
axilar utilizando dos programas diferentes de rehabilitación; uno (NAR) sin restricción de
actividad, combinado con un programa de ejercicios de resistencia, y el otro (AR) con
restricciones de actividad combinado con un programa de cuidado habitual. También se
evaluaron los factores de riesgo asociados al desarrollo de (ALE) dos años después de la
cirugía. Para ello reclutaron a 204 mujeres con una edad comprendida entre 45 y 65 años, que
habían sido sometidas a la disección de los ganglios axilares. Fueron asignadas al azar en dos
grupos diferentes (NAR 104 de muestra) y (AR 100 de muestra). Las pruebas de referencia
(antes de la cirugía) y de seguimiento fueron realizadas 3 meses, 6 meses y 2 años después de
la cirugía. Los datos se analizaron mediante ANCOVA y análisis de regresión. Los resultados
fueron que el volumen diferencial (ml) no tuvo diferencia significativa en el tiempo en ambos
grupos, y se llegó a la conclusión que el único factor de riesgo para (ALE) fue que el IMC fuera
> 25 kg/m2. La conclusión fue que los pacientes que se someten a cirugía de mama con
extirpación ganglionar deben ser alentados a realizar actividad física en su vida cotidiana sin
restricciones y sin temor a desarrollar (ALE).

Ahmed, Thomas, Yee, et al (2006) dicen que a pesar de la falta de evidencia de estudios
observacionales prospectivos, se teme que la actividad física sea un posible factor de riesgo
para el inicio o exacerbación del linfedema. Los autores de este artículo, examinaron los
efectos del entrenamiento supervisado de pesas de la parte superior e inferior del cuerpo en la
incidencia y síntomas de linfedema en 45 supervivientes de cáncer de mama con extirpación
de los ganglios axilares. Dichas participantes tenían un promedio de edad de 52 años, de 4 a 36
meses después del tratamiento. Trece mujeres tenían linfedema prevalente en la línea de
base. El planteamiento del entrenamiento fue de dos veces a la semana durante 6 meses.
Ninguno de los participantes experimentó un cambio en las circunferencias del brazo superior
a 2 cm después de los 6 meses de entrenamiento, no hubo en general cambios significativos.
La conclusión a la que llegaron los autores fue que este estudio apoya la hipótesis que el
entrenamiento de 6 meses de ejercicio de resistencia no aumentó el riesgo ni exacerbó los
síntomas del linfedema. Estos resultados propician la necesidad que las clínicas recapaciten en
la idea de aconsejar a estos pacientes evitar los ejercicios de resistencia de la parte superior
del cuerpo por la posibilidad de aumentar el riesgo de linfedema.

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La conclusión de esta revisión es que hay muy pocos estudios acerca de este problema, a pesar
de ser una afectación muy común en las personas supervivientes de cáncer de mama a las que
han extirpado los ganglios axilares. Hoy en día una de cada ocho mujeres padecerán un tumor
de mama a lo largo de su vida, creo que es motivo suficiente para implementar los estudios
que ayuden a prevenir de alguna forma los efectos colaterales de dicha enfermedad. A pesar
de ello, las más recientes investigaciones y revisiones de artículos que estudian este problema
arrojan resultados parecidos, algunos concluyen que los ejercicios de resistencia con el brazo
afectado no aumentan el riesgo de linfedema, y otros incluso alegan que es beneficioso, en
contra de lo que tradicionalmente los oncólogos y las clínicas especializadas recomendaban de
no realizar ejercicio alguno. Personalmente creo que eran miedos infundados que no estaban
respaldados por investigaciones serias sobre el tema tratado. Aun así opino, al igual que
Bicego, Brown, Ruddick et al (2006) que es necesario aumentar este tipo de investigaciones,
ampliando la duración, el tamaño de la muestra y realizando estudios más rigurosos que
recojan con amplitud los beneficios o daños que pueda ocasionar el ejercicio físico en estos
casos. De todas formas parece que las más recientes investigaciones aportan luz con respecto
a lo beneficioso que es el ejercicio también para la prevención de patologías como esta.

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Referencias

AECC. (2015). Síntomas: linfedema. [Artículo de web]. Recuperado de:

https://www.aecc.es/SobreElCancer/CancerPorLocalizacion/CancerMama/secu

elaslinfedema/Paginas/secuelaslinfedema.aspx

Ahmed, R., Thomas, W., Yee, D., & Schmitz, K. (2006). Randomized Controlled Trial of

Weight Training and Lymphedema in Breast Cancer Survivors. Journal of Clinical

Oncology. 24(18), 2765-2772. DOI: 10.1200/JCO.2005.03.6749.

Bicego, D., Brown, K., Ruddick, M., Storey, D., Wong, C., & Harris, S. (2006). Exercise

for Women With or at Risk for Breast Cancer–Related. Physical Therapy 86(10),

1398-1405. DOI: https://doi.org/10.2522/ptj.20050328

Cavanaugh, KM., ACNP-BP. (2011). Effects of Early Exercise on the Development of

Lymphedema in Patients With Breast Cancer Treated With Axillary Lymph Node

Dissection. University of Pensylvania.Journal of Oncology Practice. 7(2), 89-93.

DOI: 10.1200/JOP.2010.000136.

Sagen, A., Karensen, R., & Risberg, M. (2009). Physical activity for the affected limb

and arm lymphedema after breast cancer surgery. A prospective, randomized

controlled trial with two years follow-up. Informa Healthcare, Taylor & Francis

AS, 48(8), 1102-1110. DOI:10.3109/02841860903061683.

Schmitz, K., Ahmed, R., Troxel, A., Chevile, A., Lewis-Grant, L., Smith, R., Bryan, C.,

Williams-Smitth, C., & Chittams, J. (2010). Weight Lifting for Women at Risk

for Breast Cancer–Related Lymphedema. JAMA, 304(24), 2699-2705.

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