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ÍNDICE

MARCO TEÓRICO..........................................................................................................3

1. Derecho Procesal Penal..............................................................................................3

2. Proceso Penal.............................................................................................................5

2.1. Etapas del Proceso Penal....................................................................................6

3. El Sobreseimiento....................................................................................................17

3.1. Concepto...........................................................................................................17

3.2. Supuestos..........................................................................................................19

3.2.1. El hecho objeto de la investigación preparatoria no se realizó.................20

3.2.2. El hecho investigado no puede ser atribuido al imputado.........................20

3.2.3. El hecho imputado es atípico.....................................................................21

3.2.4. En el hecho concurre una causa de justificación.......................................21

3.2.5. Concurre una causa de inculpabilidad.......................................................22

3.2.6. Concurre una causa de no punibilidad.......................................................23

3.2.7. La acción penal se ha extinguido...............................................................24

3.2.8. Imposibilidad de incorporar nuevos datos a la investigación y los


existentes no fundan una acusación.........................................................................24

3.3. Trámite..............................................................................................................25

3.4. Pronunciamiento del juez..................................................................................26

3.5. Trámite de la improcedencia.............................................................................26

3.6. Auto de sobreseimiento....................................................................................27

3.7. Efectos del auto de sobreseimiento...................................................................27

3.8. Alcances del sobreseimiento.............................................................................27

4. La Reparación Civil.................................................................................................28

4.1. Naturaleza Jurídica de la Reparación Civil:.....................................................29

4.2. Naturaleza de la acción civil en el proceso penal:............................................30


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4.3. Acción civil y sentencia condenatoria..............................................................35

4.4. La ejecución de la reparación civil:..................................................................38

4.5. Rasgos distintivos entre la reparación civil y la responsabilidad civil:............40

Bibliografía......................................................................................................................41
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MARCO TEÓRICO

1. Derecho Procesal Penal

El concepto del derecho procesal penal, parte del objeto regulado por sus

normas, que hacen referencia a sus características esenciales.

Desde esta perspectiva, Moras (1999) sostiene: público que establece los

principios y regulación tanto de los órganos jurisdiccionales del Estado para la

administración de justicia, como del proceso como medio para la concreción del

derecho sustancial en el caso particular.

En la actualidad, de acuerdo con el nuevo paradigma del sistema de

justicia penal, también le corresponde amparar prioritariamente los intereses de

la víctima, en el conflicto social que genera el delito, es decir, no solo entre el

responsable y la sociedad, sino también con la víctima.

En la doctrina también se le llama derecho penal formal y constituye el

conjunto de principios y normas fundamentales que se encuentran conformando

el Código Procesal Penal, promulgado según el D. Leg. 957 de fecha 29 de julio

del 2004 y excepcionalmente en leyes especiales, constituyendo un conjunto de

normas jurídicas con autonomía legislativa y científica del derecho penal; y de

las demás que forman el orden jurídico interno del Estado.

Para Florián (2001): Cometido un delito surge en el Estado el derecho de

aplicar a su autor la ley penal; surge y se constituye entonces una verdadera

relación jurídica entre el Estado y el delincuente. Corresponde, en efecto, a

aquel, que representa a la colectividad, el derecho y al mismo tiempo el deber de

aplicar la ley penal: causa de la relación es el delito cometido; su fuente, la ley

penal. Pero supuesto que toda relación se forma por el encuentro de dos
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derechos, al mismo tiempo que el derecho del Estado, surge otro correlativo, si

bien diverso, a favor del acusado; y éste no es otro sino el de que su

responsabilidad sea determinada previamente, medida la sanción, y aplicada sólo

con sujeción a los presupuestos y en los límites fijados por la ley y no de otra

manera.

De acuerdo con el nuevo paradigma de justicia penal, el derecho procesal

penal deja de ser únicamente, un instrumento de aplicación de sanciones del

Estado por medio del Juez, de acuerdo al modelo inquisitivo -en donde el Estado

ostenta el monopolio de la violencia legítima-; para tener en cuenta, que junto al

conflicto entre la sociedad y el responsable, también se da otro conflicto entre la

víctima y el autor, que el sistema penal prioritariamente tiene que resolver.

De acuerdo al concepto de derecho procesal penal como rama del

derecho público, que establece los principios y regulación tanto de los órganos

jurisdiccionales como del proceso, se hace diferencia entre sistema normativo

procesal y sistema de administración de justicia.

El hecho de tener una buena normativa procesal, como el nuevo Código

Procesal Penal D. Leg. 957 producto de la reforma procesal, como herramienta

para solucionar los problemas en la práctica judicial, en la aplicación del derecho

penal material, debemos advertir que solo viene a ser una ayuda en la mejora del

sistema de administración de justicia, para combatir la delincuencia, mas no la

solución, ya que las insuficiencias en el sistema de administración de justicia,

como por ejemplo la impunidad, no se solucionan con un determinado sistema

procesal, es necesario la voluntad política para hacerla respetar por parte de los

operadores del derecho. (Flores Sagastegui, 2016)


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2. Proceso Penal

El proceso penal, es un instrumento esencial de la jurisdicción, de la

función o potestad jurisdiccional. Decir Derecho no puede ser instantáneo, sino a

él se llega a través de una serie o sucesión de diferentes actos, llevados a cabo

todos a lo largo del tiempo. Es definido por tal motivo, como el conjunto de

actos realizados por determinados sujetos (jueces, fiscales, defensores,

imputados, etc), con el fin de comprobar la existencia de los presupuestos que

habilitan la imposición de una sanción (San Martin Castro, 2000).

Sostiene por ello Julio B. Mayer, que el derecho procesal penal pertenece

al área de realización, específicamente es el Derecho de realización penal, en

tanto se lo define por su función de regular el procedimiento mediante el cual se

verifica, determina, y realiza la pretensión penal estatal definida por el derecho

penal (Maier, 1996).

El distinguido procesalista nacional Arsenio Ore Guardia, señala que el

proceso penal tiene dos finalidades: una inmediata; que se traduce en el logro de

la verdad concreta, es decir una correspondencia entre la representación

cognoscitiva que se da el Juez y los hechos probados dentro del proceso y una

finalidad mediata; que constituye la eventual aplicación de la ley penal

sustantiva al caso concreto (Oré Guardia, 1996).

Sin embargo, el logro de la finalidad del proceso penal, no puede

obtenerse a cualquier costo ni por cualquier medio, por ello, no puede verse

desligado del conjunto de principios y reglas mínimas que en un Estado de

Derecho, deben gobernar al proceso penal.


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Señala por ello con mucho acierto el distinguido profesor alemán Claus

Roxin que el derecho procesal penal es el sismógrafo de la Constitución del

Estado, por cuanto entran en conflicto intereses colectivos e individuales entre sí

con más intensidad que en ningún otro ámbito, por lo cual la relación entre la

ponderación de estos intereses resulta sintomática para establecer la relación

entre el Estado y el individuo (Roxin, 2000).

Como en el proceso penal, coexisten dos derechos el de penar y acusar,

con distinta titularidad, ello ha determinado una estructura típica y exclusiva

informada por el principio acusatorio, el cual impide juzgar a persona alguna sin

que previamente exista acusación, impide al órgano judicial juzgar sobre hechos

distintos y a personas distintas de las acusadas, e impide, lógicamente, condenar

por hechos distintos de los que han sido acusados Cortez Domínguez (San

Martin Castro, 2000). (Congreso de la República, s.f.)

2.1. Etapas del Proceso Penal

a. Diligencias Preliminares

Tan pronto como la Policía tenga noticia de la comisión de un delito,

lo pondrá en conocimiento del Ministerio Público.

Recibida la denuncia, o habiendo tomado conocimiento de la posible

comisión de un delito, el Fiscal puede, bajo su dirección, requerir la

intervención de la Policía o realizar por sí mismo diligencias preliminares.

La finalidad de estas diligencias es determinar si debe o no formalizar

investigación preparatoria. El plazo es de 20 días, salvo que exista persona

detenida (art. 333.2).


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En su desarrollo se realizan actos urgentes o inaplazables destinados a

determinar si han tenido lugar los hechos y su delictuosidad, así como

asegurar los elementos materiales de su comisión, individualizar a las

personas involucradas, incluyendo a los agraviados, y, dentro de los límites

de la ley, brindarles la debida seguridad (art. 330.2)

Las diligencias preliminares forman parte etc la investigación

preparatoria y no podían repetirse una vez formalizada ésta.

b. Investigación Preparatoria Formalizada

En el nuevo Código Procesal Pena esta fase es de carácter

preparatorio, esto es, permite a los intervinientes prepararse para el juicio.

Asi, esta etapa tiene por finalidad:

a) Reunir los elementos de convicción, de cargo y de descargo que

permitan al Fiscal decidir si formula o no acusación y, en su caso, al

imputado preparar su defensa

b) Determinar si la conducta incriminada es delictuosa, las

circunstancias o móviles de su perpetración, la identidad del autor o

partícipe y de la víctima, as í como la existencia del daño causado

b.1. Secuencia

1. Recepción de la denuncia

2. Diligencias preliminares en el plazo de 20 días, salvo casos de detención.

Concluidas ellas, el Fiscal opta por una de las siguientes alternativas:


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• Si considera que los hechos no constituyen delito, no es justiciable

penalmente, o existen causas de extinción, declara que no hay mérito para

formalizar la investigación preparatoria y ordena el archivamiento. En este

caso el denunciante puede acudir al Fiscal superior.

• Si el hecho fuese delictuoso y la acción pena no ha prescrito, pero falta la

identificación del autor o partícipe, ordenará la intervención de la policía.

• Si hay indicios reveladores de la existencia de un delito, que la acción no

ha prescrito, que se ha individualizado al autor, y que si mera el caso — se

ha satisfecho el requisito de procedibilidad, dispondrá la formalización

de la investigación preparatoria.

• Si considera que existen suficientes elementos que acreditan la comisión

del delito y la participación del imputado en su comisión, podrá formular

directamente la acusación.

3. Formalización de la investigación preparatoria.

4. Diligencias de la investigación preparatoria.

El fiscal puede:

Disponer la concurrencia de quien se encuentre en posibilidad de informar

sobre los hechos investigados

Ordenar en caso de inasistencia injustificada su conducción compulsiva.

Exigir información de cualquier particular o funcionario público.

5. Conclusión de la investigación preparatoria.


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b.2. Plazo de la Investigación Preparatoria

El plazo de la investigación preparatoria es de 120 días naturales,

prorrogables por única vez en 60 días. En caso de investigaciones complejas

el plazo es de 8 meses, prorrogable por igual término sólo por el Juez de la

Investigación Preparatoria.

Si el Fiscal considera que se han alcanzado los objetivos de la

investigación, puede darla por concluida antes del término del plazo.

El Código prevé la posibilidad de que si vence el plazo y el Fiscal no

concluye la investigación, las partes pueden solicitarla al Juez de la

Investigación preparatoria. Para tal efecto éste citará a una audiencia de

control del plazo.

c. Fase Intermedia

Este es uno de los aspectos más importantes del Código. Nuestro

proceso penal siempre ha transitado de la instrucción al juicio oral sin un

auténtico saneamiento procesal en la fase intermedia.

La fase intermedia se basa en la idea de que los juicios deben ser

preparados y se debe llegar a ellos luego de una actividad responsable.

Como expresa BINDER, imaginémonos los efectos sociales de un proceso

penal en el que la sola denuncia basta para que se someta a las personas a

juicio oral: tal proceso servirá más bien como un mecanismo de persecución

y descrédito de las personas antes que como un mecanismo

institucionalizado para resolver los conflictos penales.


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Así, el nuevo Código establece que concluida la investigación

preparatoria, el Fiscal decidirá:

1. Formular acusación, siempre que exista base suficiente para ello

2. Sobreseer la causa

El sobreseimiento tiene carácter definitivo y procede:

1. Si el hecho no se realizó o no puede atribuirse al imputado.

2. Si el hecho no es típico o concurre causal de justificación, inculpabilidad

o no punibilidad.

3. Si la acción penal se ha extinguido

4. Si no hay elementos de convicción suficientes para fundamentar el

enjuiciamiento.

d. Juicio Oral

Esta etapa está a cargo del Juez Penal, que puede ser unipersonal en

caso de que el delito este sancionado con pena menor de seis años o

colegiado si se trata de delitos con pena mayor a seis años. En tal sentido, le

corresponde garantizar el ejercicio pleno de la acusación y de la defensa de

las partes, y para ello puede impedir que las alegaciones se desvíen hacia

aspectos impertinentes o inadmisibles, sin coartar el razonable ejercicio de

la acusación y de la defensa.

d.1. Secuencia
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El nuevo Código otorga al juicio oral un carácter mucho más

dinámico desde el momento mismo de la instalación de la audiencia. El

artículo 371.1 establece que el Juez enunciará el número del proceso, la

finalidad específica del juicio, los datos del acusado, su situación jurídica y

el delito de que se le acusa, asimismo el nombre del agraviado.

1. Los alegatos de apertura: Haciendo uso efectivo del contradictorio, las

partes exponen sus alegatos, el cual contiene su teoría del caso. Esta

exposición será breve y concisa. En primer lugar expone el Fiscal, el cual

explicará los hechos objeto de la acusación y la calificación jurídica.

Seguidamente lo harán el abogado del actor civil y del tercero civil, los

cuales expondrán sus pretensiones. Finalmente lo hará el abogado del

acusado, el cual expondrá los argumentos de su defensa. Todos ellos

tendrán que manifestar las pruebas que ofrecieron y aquellas que fueron

admitidas.

Los alegatos tienen por finalidad introducir al Tribunal y al

público en los objetivos fundamentales "que perseguirá la parte durante

el juicio. También sirven para hacerse cargo de las alegaciones de la

contraparte y para esbozar las cuestiones jurídicas que son relevantes

para la resolución del caso.

El Juez instruye al acusado de sus derechos: De acuerdo a lo

establecido en el artículo 371.3 el Juez deberá informar al acusado de sus

derechos, asimismo le manifestará que es libre de manifestarse sobre la

acusación y de no declarar sobre los hechos.


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Consulta al acusado sobre su conformidad con los hechos: El Juez

le preguntará al acusado si admite ser autor o partícipe del delito y

responsable de la reparación civil. En este caso el acusado tiene derecho

a consultar previamente con su abogado y conferencias con el Fiscal para

llegar a un acuerdo sobre la pena. Luego de ello, el acusado decide si

acepta o no lo expuesto por el Juez. Si acepta el Juez dicta sentencia de

conformidad, pero si hay cuestionamiento de las otras partes sobre la

pena y/o reparación civil el Juez citará a un debate en donde decidirá

sobre el punto en cuestión. Si no acepta se continúa con el juicio oral.

El Código también prevé la posibilidad de que el Juez dicte

sentencia si, luego de escuchar los hechos aceptados, considera que estos

no constituyen delito o que hay causal que exime o atenúa la

responsabilidad penal (art. 372.5). La conformidad sobre el monto de la

reparación civil no vincula al Juez, siempre que exista actor civil

constituido en autos y hubiera observado expresamente la cuantia fijada

por el Fiscal o que ha sido objeto de conformidad.

2. Ofrecimiento de nuevos medios de prueba: Las partes pueden ofrecer

nuevos medios de prueba sólo si han tenido conocimiento de ellas con

posterioridad a la audiencia de control de la acusación.

3. Debate probatorio: Prueba es sólo aquella que se produce en juicio oral,

salvo casos de prueba anticipada. En este sentido, el Código establece

que son objeto de prueba los hechos que se refieran a la imputación, la

punibilidad y la determinación de la pena o medida de seguridad, así


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como los referidos a la responsabilidad civil derivada del delito (art.

156).

4. Calificación jurídica distinta de los hechos: Antes de culminar la

actividad probatoria el Juez puede advertir una calificación jurídica

distinta de los hechos (art. 374.1). Esto procede cuando el Juez observa la

posibilidad de una calificación jurídica distinta de los hechos objeto del

debate que no ha sido considerada por el Ministerio Público; deberá

advertir al Fiscal y al imputado sobre esa posibilidad. Luego de ello, las

partes se pronuncian sobre lo advertido por el Juez y podrán proponer

pruebas. Si en ese momento las partes no pueden argumentar ni probar, el

Juez debe suspender el juicio hasta por cinco días.

5. Asimismo, durante el juicio, el Fiscal introduciendo un escrito de

acusación complementaria, podrá ampliar la misma, mediante la

inclusión de un hecho nuevo o de una nueva circunstancia que no haya

sido mencionada en su oportunidad y que, modifica la calificación legal o

integra un delito continuado. En estos casos, se recibirá una nueva

declaración del imputado y se informará a las partes que tienen derecho a

pedir la suspensión del juicio para ofrecer nuevas pruebas o preparar la

defensa. La suspensión no superará los cinco días.

6. Alegatos finales: Terminado el debate probatorio las partes proceden a

formular oralmente sus alegatos. En primer lugar expone el fiscal

sujetándose a los siguientes lineamientos:


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• Si considera probados los hechos expone los argumentos,

pruebas, así como la calificación jurídica, la responsabilidad penal y civil

del acusado, y de ser el caso, del tercero civil (art. 387.1).

• Si considera que hay razones para pedir aumento o disminución

de la pena o reparación civil destacan dichas razones y pedirá la

adecuación de la pena o reparación civil (art. 387.1).

• Puede solicitar una medida de seguridad siempre que se hubiere

producido debate contradictorio (art. 387.2).

• Puede corregir simples errores materiales o incluir algunas

circunstancias siempre que ello no modifique esencialmente la

imputación ni provoque indefensión, y sin que sea considerado acusación

complementaria (art. 387.3).

• Puede retirar la acusación si considera que los cargos contra el

acusado han sido enervados en el juicio. En este caso el Juez, después de

oír a los abogados de las demás partes, resolverá. Si está de acuerdo con

el Fiscal dicta el auto dando por retirada la acusación y dispone e1

sobreseimiento de la causa. Si discrepa, eleva los autos al Fiscal

jerárquicamente superior. La decisión del Fiscal jerárquicamente superior

vincula al Fiscal inferior y al Juez (art. 387.4).

Luego del alegato del Fiscal, procede el abogado del actor civil, el

cual deberá argumentar sobre el agravio ocasionado y demostrar el

derecho a la reparación; asimismo precisará la cuantía de la

indemnización. No puede calificar el delito. A su turno, el abogado del


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tercero civil podrá negar la existencia del hecho delictivo, así como

refutar la existencia de la responsabilidad civil solidaria, la magnitud del

daño causado y el monto de la indemnización.

El abogado defensor analiza los argumentos de la imputación,

rebate si fuera el caso la pena y reparación civil solicitadas y solicita

absolución o atenuación de pena.

Si el agraviado solicita informar, podrá hacerlo. Finalmente, el

acusado podrá intervenir exponiendo los argumentos que considere

necesarios para su defensa.

e. Deliberación de la sentencia

Finalizado el debate, los jueces pasarán, de inmediato y sin

interrupción, a deliberar en sesión cerrada. La deliberación no podrá exceder

de 2 días, ni podrá suspenderse por más de tres días por enfermedad del Juez

o de uno de los jueces en caso del colegiado; en los procesos complejos el

plazo se duplica.

Si en ese plazo no se produce el fallo, el juicio deberá repetirse ante

otro juzgado.

Inmediatamente después de la deliberación, la sentencia será redactada

por el Juez o director de debate, según el caso. Si por la complejidad del

asunto o lo avanzado de la hora sea necesario diferir la redacción se leerá

tan sólo su parte dispositiva y uno de los jueces (en caso de colegiado)

relatará públicamente los motivos de la decisión y anunciará el día y hora

para la lectura integral, que no podrá ser en plazo mayor de ocho días.
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f. Impugnación

Las resoluciones son impugnables sólo por los medios y en los casos

expresamente previstos por la ley. El derecho de impugnación corresponde

sólo a quien la ley se lo confiere expresamente. Si la ley no distingue entre

los diversos sujetos procesales, el derecho corresponde a cualquiera de ellos.

Los sujetos procesales, cuando tengan derecho a recurrir, podrán

adherirse, antes que el expediente se eleve al Juez que corresponda, al medio

de impugnación interpuesto por cualquiera de ellos, siempre que cumpla con

las formalidades de su interposición.

El nuevo Código establece las siguientes clases de medios de

impugnación:

1. Reposición: Contra decretos, a fin de que el Juez que los dictó examine

nuevamente la cuestión y dicte la resolución que corresponda.

2. Apelación: Contra sentencias, autos de sobreseimiento y los que

resuelvan cuestiones previas, prejudiciales y excepciones, los autos que

revoquen la condena condicional, los autos que se pronuncien sobre la

constitución de parte y aplicación de medidas de coerción, y los autos

expresamente previstos en la Ley.

3. Casación: Procede contra sentencias y autos definitivos, siempre que

concurran las causales previstas en el artículo 429.

4. Queja: Procede contra la resolución que declara inadmisible el recurso de

apelación o el de casación. (Oré Guardia, 2005)


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3. El Sobreseimiento

3.1. Concepto

Luego que el fiscal responsable del caso da por concluida la

investigación preparatoria debido a que considera haber cumplido su objetivo o

porque los plazos se vencieron, o porque el juez de la investigación preparatoria,

así lo determinó luego de realizado el procedimiento de control del plazo de

investigación, en un término no mayor de quince días en los primeros supuestos,

o en un plazo no mayor de diez días en el último, decidirá si solicita el

sobreseimiento de la causa según lo previsto en el artículo 344° del CPP de

2004.

De modo que el requerimiento de sobreseimiento no es otra cosa que la

solicitud debidamente fundamentada, realizada por el titular de la acción penal

para que se archive el caso investigado. Lo realiza el fiscal y la dirige al juez de

la investigación preparatoria al concluir que del estudio de los resultados de la

investigación preparatoria, existe certeza de que el hecho imputado no se realizó,

o no puede atribuírsele al imputado, o cuando no es típico o concurre una causa

de justificación, de inculpabilidad o de no punibilidad, la acción penal se ha

extinguido, o no existe razonablemente la posibilidad de incorporar nuevos

elementos de prueba al caso y no haya elementos de convicción suficientes para

solicitar fundadamente el enjuiciamiento del imputado.

El dictamen no acusatorio supone en buena cuenta una inequívoca

manifestación de voluntad del representante del Ministerio Público por la cual

decide no llevar a un imputado a juicio oral y por tanto, desiste realizar la

petición de una sanción jurídico-penal. El requerimiento de sobreseimiento debe

basarse en un razonamiento concreto, coherente, lógico y adecuado que


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demuestre y acredite de manera suficiente que el requerimiento no es arbitrario,

antojadizo ni apresurado, sino que se trata de una decisión donde aparecen

buenas razones para no formular acusación en contra del investigado.

Luego de poner en conocimiento de los demás sujetos procesales el

requerimiento fiscal, el juez convoca a la audiencia preliminar de la etapa

intermedia para discutir y analizar oralmente el pedido del fiscal. En el supuesto

que el juez llegue a la conclusión que el requerimiento es fundado, esto es, que

no hay causa probable emitirá el auto de sobreseimiento. Este acto procesal

constituye la resolución judicial que da por concluido el proceso penal de

manera definitiva, cuyo efecto inmediato es el archivo del proceso y la cesación

de las medidas de coerción personal y real impuestas por el juez. Supone una

dejación definitiva por parte del Estado de su ius persequendi. En realidad, se

trata de una renuncia de seguir en la persecución penal por parte del poder

punitivo, de manera que el hecho objeto de investigación preparatoria no será

objeto de juzgamiento, simplemente porque se llega a la conclusión que no

merece la pena seguir adelante para confirmar una inocencia del imputado a

todas luces evidente.

San Martín Castro enseña que el sobreseimiento es la resolución firme

emanada de órgano jurisdiccional competente, mediante la cual se pone fin a un

procedimiento penal iniciado con una decisión que, sin actuar el ius puniendi,

goza de la totalidad o de la mayoría de los efectos de la cosa juzgada. También

es razonable sostener que el sobreseimiento es una negación anticipada del

derecho de penar por parte del Estado. O también como afirma Alberto Binder,

“el sobreseimiento representa una absolución anticipada, una decisión

desincriminatoria fundada en la certeza de que el supuesto hecho punible no


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existió o, si existió como hecho, no se trató de un hecho punible, o bien de que el

imputado no tuvo participación en el hecho punible de que se trata. Todos estos

supuestos implican un grado de certeza equiparable al de una sentencia

absolutoria y sus efectos también pueden ser equiparados ya que el

sobreseimiento firme cierra irrevocablemente el proceso”.

Es una resolución judicial que declara que no es posible llegar al juicio

oral en el caso concreto, debido a que se sabe de antemano que por la

concurrencia de alguna de las causas previstas en la ley procesal no es factible

sostener razonablemente el derecho de acusación.

3.2. Supuestos

Con la finalidad explicable de no dejar puerta abierta respecto de los

supuestos en los cuales el fiscal puede solicitar el sobreseimiento después de la

investigación preparatoria, el legislador del Código Procesal Penal de 2004 en el

inciso 2 del artículo 344° ha regulado en forma taxativa los supuestos o hipótesis

que de producirse en la realidad originan un pedido de sobreseimiento. En

efecto, en el citado numeral, se ha previsto que el fiscal responsable de la

investigación podrá requerir el sobreseimiento cuando se den los presupuestos

indicados.

De la lectura del citado numeral, pareciera que el solicitar el

sobreseimiento es una facultad de los representantes del Ministerio Público. No

obstante, por la misma naturaleza de los presupuestos previstos y con base en el

principio de objetividad que guía el actuar de los fiscales, consideramos que no

es una facultad, sino un deber u obligación jurídica ineludible del fiscal solicitar
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el sobreseimiento cuando en el caso real investigado se materialice alguno de los

siguientes supuestos:

3.2.1. El hecho objeto de la investigación preparatoria no se realizó. Significa

que luego de evaluar los resultados de la investigación preparatoria, el fiscal

llega a la certera conclusión de que el hecho que se venía investigando nunca

se materializó en la realidad. Esto es, no ocurrió o no sucedió en la realidad

concreta.

Por ejemplo, se venía investigando el secuestro de la acaudalada

Juanita Mucha Suerte, sin embargo, a los quince días de iniciada la

investigación preparatoria, la supuesta víctima aparece alegando que había

viajado a Cancún, hecho que por problemas familiares no había comunicado

a nadie.

De presentarse este supuesto, el fiscal responsable del caso

inmediatamente formalizará el requerimiento de sobreseimiento.

3.2.2. El hecho investigado no puede ser atribuido al imputado. Aparece este

supuesto cuando luego de evaluar los resultados de la investigación

preparatoria se llega a la conclusión de que no hay forma lógica y razonable

de vincular al investigado con el hecho delictivo. Existe certeza de que no

hay medios de prueba o elementos de convicción suficientes que sirvan para

vincular al imputado con los hechos objeto de investigación.

Por ejemplo, se imputa al investigado ser el autor directo del

homicidio de Clara Montes, sin embargo, del análisis de los resultados de la


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investigación se determina en forma fehaciente que en el momento en que

ocurrió el homicidio, el investigado estaba en un lugar diferente.

3.2.3. El hecho imputado es atípico. El supuesto se presenta cuando luego de

evaluar los elementos de convicción recogidos o efectuados en la

investigación preparatoria, el fiscal responsable del caso concluye que el

hecho investigado no reúne todos los elementos objetivos así como

subjetivos del delito que se viene investigando ni de ningún otro delito. Se

sabe que si a determinado hecho delictivo le falta alguno de sus elementos,

no configura el delito correspondiente. Se verifica por ausencia de dolo,

ausencia de imputación objetiva, ausencia de calidades especiales del agente

o ausencia de algún elemento objetivo del tipo, etc.

Por ejemplo, se investiga un hecho con apariencia de delito de estafa,

no obstante, concluida la investigación preparatoria y analizados los actos de

investigación efectuados se evidencia que el hecho denunciado no es más

que un simple incumplimiento de contrato.

3.2.4. En el hecho concurre una causa de justificación. Este supuesto fáctico

se verifica cuando luego de evaluar los resultados de la investigación

preparatoria, el fiscal llega a la certeza absoluta que en el hecho investigado

concurre una causa de justificación de las previstas en el artículo 20º del

Código Penal, como puede ser la legítima defensa, el estado de necesidad

justificante y el ejercicio legítimo de un derecho.

Ejemplo, se atribuye al imputado Juan Cuchillo sin Filo, el homicidio

de Wily Siete Vidas, sin embargo, del análisis de los actos de investigación

efectuados, el fiscal concluye de modo claro y sin margen de duda que el


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imputado actuó en legítima defensa, pues el día y hora de los hechos, Wily

Siete Vidas premunido de un arma de fuego, ingresó al domicilio del

investigado con intención de robar.

3.2.5. Concurre una causa de inculpabilidad. Este supuesto se verifica cuando

luego de analizar los resultados de la investigación preparatoria, el titular de

la acción penal llega a la conclusión razonable de que en el hecho concreto

concurre una causa de inculpabilidad o ausencia de culpabilidad. Supuestos

jurídicos recogidos también en el artículo 20º del Código Penal, como puede

ser la concurrencia de un error de prohibición, de un estado de necesidad

exculpante, miedo insuperable u obediencia jerárquica.

Por ejemplo, se atribuye al investigado José sin Tierra haber dado

muerte a su compañero de trabajo Pánfilo Hernández, no obstante, concluida

la investigación preparatoria, se determina que un día antes de los hechos, en

la mina donde trabajaban investigado y occiso, se produjo un derrumbe,

quedando ambos atrapados y con grave riesgo de morir asfixiados, pues solo

el occiso tenía un balón de oxígeno, ante la desesperación y pánico de las

circunstancias especiales en que repentinamente se encontraban, ambos

iniciaron una disputa por el balón de oxígeno, único medio para no morir.

De esa forma, el investigado mucho más fuerte que el occiso, cogió una

barreta que había en el lugar y le dio muerte, apoderándose del balón de

oxígeno que le permitió vivir 20 horas, tiempo en el que finalmente fue

rescatado.

Aquí lógicamente estamos ante un estado de necesidad exculpante

previsto y sancionado en el inciso 5 del artículo 20° CP. Ante tal hecho
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acreditado, el fiscal no tiene otra alternativa jurídica lícita que solicitar

inmediatamente el sobreseimiento del caso. No obstante, si decide acusar,

igual al final de la audiencia preliminar de la etapa intermedia, el buen juez,

incluso de oficio, decretará el sobreseimiento del caso.

3.2.6. Concurre una causa de no punibilidad. Deviene el sobreseimiento

cuando luego que el Juez evalúa o analiza los resultados de la investigación

efectuada por el titular de la acción penal, concluye razonablemente que en

el hecho objeto de investigación concurre una causa de no punibilidad

prevista en la ley penal. En efecto, en el hecho concreto puede presentarse

alguna de las causas que excluyen la punibilidad como son las excusas

absolutorias previstas en los artículos 137º, 208º o 406º del CP.

Por ejemplo, se investiga al imputado Jorge Bravo por haber hurtado

los bienes de Flor Boquita Pintada, sin embargo, en el curso de la

investigación preparatoria se determina que el imputado fue concubino de la

denunciante y, por tanto, se sentía con derecho sobre los bienes objeto del

hurto (véase art. 208°del CP). Se trata de un caso donde concurre una excusa

absolutoria y, por tanto, el fiscal inmediatamente formulará el

correspondiente requerimiento de sobreseimiento.

3.2.7. La acción penal se ha extinguido. Esto ocurre cuando se dan los

supuestos previstos y sancionados en el artículo 78° del Código Penal. Allí

se prevé que la acción penal se extingue por muerte del imputado,

prescripción, amnistía, cuando opera el derecho de gracia u opera la cosa

juzgada. En los procesos especiales denominados querella también se


24

extingue la acción penal y, por tanto, se sobreseerá la causa, cuando se

verifica desistimiento o transacción entre querellante y querellado.

De igual modo, se extingue la acción penal cuando la sentencia

ejecutoriada dictada en la jurisdicción civil, concluye que el hecho imputado

como delito es lícito (art. 79° del Código Penal).

En tales supuestos, el titular de la acción penal responsable del caso,

formulará sin duda alguna el requerimiento de sobreseimiento.

3.2.8. Imposibilidad de incorporar nuevos datos a la investigación y los

existentes no fundan una acusación. Este supuesto se configura cuando del

análisis de los actos de investigación efectuados y elementos de prueba

recolectados, el fiscal concluye que no es posible fundamentar

razonablemente una acusación y no existe la menor posibilidad de efectuar

actos de investigación adicionales que puedan cambiar la situación existente.

Esto significa que se solicitará el sobreseimiento del proceso penal cuando

no habiendo suficientes medios de prueba que acrediten el ilícito penal, no

hay posibilidad de obtenerlos en el futuro. Este supuesto no supone la

inexistencia de elementos de convicción alguno, sino que los elementos de

convicción existentes, en menor o mayor número, no tienen la entidad

suficiente para llevar a concluir que el delito se llegó a cometer o que el

imputado es su autor.

El Fiscal en estos supuestos debe reconocer que es materialmente

imposible completar la investigación y diseñar una teoría del caso, y debe ser

consciente, también, de que con los actos de investigación existentes, es


25

imposible formular acusación para hacer posible que el caso pase a

juzgamiento.

Pareciera que se trata de una circunstancia prevista ya en el primer

supuesto analizado, sin embargo, la diferencia es enorme, pues en el primer

supuesto, se exige una certeza absoluta por parte del fiscal, sin embargo, en

este supuesto, lo que se exige es la existencia de una insuficiencia de

elementos de convicción para acreditar ya sea los hechos, esto es, hay

insuficiencia de actos de investigación para acreditar si realmente el hecho

investigado ocurrió en la realidad, o, ya sea que existe insuficiencia de

elementos de convicción para determinar la autoría o participación del

imputado en el hecho investigado. En ambos casos, el fiscal debe llegar a la

convicción de que no hay forma que en el futuro pueda lograrse algún medio

de convicción que complete la investigación efectuada. (Salinas Siccha,

2014).

3.3. Trámite

Requerimiento fiscal al Juez de Investigación Preparatoria. (se acompaña

la Carpeta fiscal).

El Juez debe emitir resolución en el plazo de 3 días, citando a la

Audiencia de Sobreseimiento y corriendo traslado a las partes por 10 días.

Los sujetos o partes procesales podrán formular oposición a la solicitud

de archivo dentro del plazo, deberán fundamentar su oposición y podrán solicitar

la realización de actos de investigación adicionales, con indicación de su objeto

y los medios de investigación que considere procedentes.


26

Vencido el plazo del traslado, el Juez citará al Ministerio Público y a los

demás sujetos procesales para la Audiencia preliminar, la que se instalará con los

asistentes a quienes se escuchará por su orden.

Luego de la Audiencia Preliminar, el Juez emitirá la Resolución en el

plazo de 3 días.

3.4. Pronunciamiento del juez

El Juez puede pronunciarse de dos modos:

a. Declarando fundado el requerimiento fiscal: En este caso dictará auto de

sobreseimiento.

b. Declarando improcedente el requerimiento: En cuyo caso expedirá auto

elevando las actuaciones al Fiscal Superior para que ratifique o rectifique la

solicitud del Fiscal Provincial. Debe expresar razones de su desacuerdo.

3.5. Trámite de la improcedencia

Elevados los actuados al Fiscal Superior, con el desacuerdo del Juez, éste

debe pronunciarse en el plazo de 10 días. Con su decisión termina el trámite.

Si el Fiscal Superior ratifica el requerimiento de sobreseimiento, el Juez

inmediatamente y sin trámite alguno dictará auto de sobreseimiento.

Si el Fiscal Superior no está de acuerdo con el requerimiento del Fiscal

Provincial, ordenará a otro Fiscal que formule acusación.

3.6. Auto de sobreseimiento

Cuando el Juez dicte Auto de Sobreseimiento, este deberá expresar:

1. Los datos personales del imputado.


27

2. La exposición del hecho objeto de la Investigación Preparatoria.

3. Los fundamentos de hecho y de derecho en que se funda.

4. La parte resolutiva, con indicación expresa de los efectos del

sobreseimiento que correspondan.

3.7. Efectos del auto de sobreseimiento

1. Tiene carácter definitivo.

2. Importa el archivo definitivo de la causa respecto del imputado en cuyo

favor se dicta el sobreseimiento.

3. Tiene carácter de cosa juzgada.

4. El levantamiento de las medidas coercitivas, personales y reales que se

hubieran dictado contra el imputado.

3.8. Alcances del sobreseimiento

1. TOTAL: Cuando comprende todos los delitos y a todos los imputados

2. PARCIAL: Cuando se circunscribe a algún delito o algún imputado.

(Caro Rodriguez, 2008)

4. La Reparación Civil

El código penal como norma que sustenta la exigencia de la Reparación Civil

no define que entiende por ésta, sin embargo a efectos de abordar a una

definición vale tener en cuenta lo que nuestros tribunales y la doctrina, han

sostenido, al respecto: así tenemos que a nivel jurisprudencial se ha sostenido

que “La víctima, si bien no ostenta la titularidad del derecho de penar, si tiene

derecho a ser reparada por los daños y perjuicios que produzca la comisión del
28

delito…” (Corte superior de Justicia de Lima Exp. 51-08), por su parte a nivel

doctrinario Viada y Aragonés, citado por San Martín Castro (2003) , expresan

que: “A la reparación civil hay que cifrarla en el daño que emana del hecho

delictivo”, por otro lado De Oliva Santos, al hablar de la acción civil institución

símil de la reparación civil que regula el Código penal peruano, señala que “La

acción civil que es dable ejercitar en el proceso penal deriva de unos actos u

omisiones ilícitos que hayan provocado la indebida perdida de la posesión de

una cosa u ocasionado daños y perjuicios”; por su parte para el colombiano

Velásquez (1997), “La Reparación civil tiene un carácter patrimonial es de

índole privada, es facultativa para la víctima y es transmisible; todo lo contrario

a la acción penal”.

En suma la reparación civil no es otra cosa que la responsabilidad civil

atribuida al actor del delito frente a quien sufre las consecuencias económicas

del acto delictivo, por lo cual para entender estrictamente que se entiende por

reparación civil debemos conocer que es la responsabilidad civil.

4.1. Naturaleza Jurídica de la Reparación Civil:

Al respecto existen diversas posiciones. Una primera establece que la

reparación civil tiene sustento compensatorio, satisfactorio, de sanción, prevención y

disuasión. Así, Reinhart Maurach (1965) establece “del hecho de que la

indemnización constituye en su esencia un efecto “accesorio” se deriva el que

únicamente puede ser impuesta en virtud de una sentencia condenatoria a una

determinada pena. No podrá pues establecerse cuando se acuerde la absolución por

compensación o el sobreseimiento del proceso”. Manifestaciones de este carácter

accesorio y del fundamento penal de la reparación civil lo tenemos en distintas


29

partes de la legislación penal. Así “la voluntad de reparar el daño o el efectivo

resarcimiento del responsable penalmente” es valorada en algunas de las

instituciones comprendidas en el Código Penal, en este caso los sustitutivos penales,

como la suspensión de la pena y la reserva del fallo condenatorio, establecen como

regla de conducta “reparar los daños ocasionados por el delito...” (Conforme al

artículo 58º y 64º del Código Penal Peruano). Esto se valora como “parte del

proceso de rehabilitación social” al cual es sometido el penado beneficiado con la

dispensa de la pena. Así la reparación civil es un paso importante para establecer las

bases de una justicia penal más llevada a la integración y al consenso, no obstante,

ésta no puede desbordar las bases fundamentales del Derecho Penal como medio de

control social público de las conductas más reprobables en sociedad. De este modo,

por ejemplo, conforme al artículo 46º numeral 1 del Código Penal peruano, en el

proceso de determinación judicial de la pena, el Juez considerará la “reparación

espontánea que hubiera hecho del daño”, pudiendo ser valorada a favor del

imputado para rebajar la pena de acuerdo con un criterio de prevención especial

positiva. Lo mismo ocurre con el denominado “principio de oportunidad” (artículo

2º del Código Procesal Penal) donde el modelo de consenso permite al Fiscal

abstenerse de ejercitar la acción penal, cuando el agente hubiere reparado el daño

ocasionado o exista un acuerdo con la víctima respecto a la reparación civil.

Finalmente, en el procedimiento por faltas (Ley N° 27939) prevé la posibilidad de

que el agresor y agraviado puedan transigir, por lo que el agraviado se desiste de la

acción y el agresor se compromete a compensar los daños ocasionados. (Arévalo

Infante, 2017)
30

4.2. Naturaleza de la acción civil en el proceso penal:

Montero Aroca plantea, con acierto, la confusión que existe en la doctrina en

torno a lo que debe entenderse como objeto del proceso penal, y que esa falta de

claridad se origina en el mismo punto de partida al mezclar la acción penal con la

acción civil y, consiguientemente, el proceso penal y civil que dan lugar a cada una

de aquellas.

Mantiene que la confusión proviene de haberse sostenido con reiteración que

de todo delito o falta nace una acción penal para el castigo del culpable, que puede

nacer también una acción civil para el resarcimiento del perjudicado y que toda

persona responsable de un delito o de una falta lo es también civilmente, por lo que

hablar de obligaciones civiles que nacen de delitos o faltas no es ajeno a esta

confusión. En realidad, debe partirse de la idea de que la responsabilidad civil que se

exige en el proceso penal no deriva de la comisión de un hecho delictivo: el delito

tiene como consecuencia una pena; el ilícito civil, una consecuencia de esa

naturaleza. No hay dos tipos de responsabilidad civil por el hecho de que una de

ellas dimane de un ilícito civil sin repercusión penal y otra lo sea de un hecho que a

la vez puede ser considerado como delito. La respuesta judicial a la acción civil

nunca lo es de carácter penal, sino civil. Consiste en una restitución, en una

reparación o en una indemnización. La responsabilidad civil nace porque el hecho

produce el daño o porque implica un menoscabo patrimonial de la víctima3 . En

consecuencia, lo que interesa —o lo que debe interesar— al actor civil es que exista

un daño reparable, no que el hecho del que deriva sea delito. Un entendimiento

erróneo de esta cuestión es lo que ha llevado a que, durante muchos años, en el

Derecho comparado, la resolución de la cuestión civil se vincule (siempre) a la

emisión de una sentencia condenatoria (accesoriedad restringida).


31

Sin embargo, la acción civil no es accesoria de la penal. Lo que existe es una

simple acumulación de pretensiones cuyo fundamento radica en la economía

procesal. El actor civil no cuenta con legitimación alguna para sostener, aunque sea

indirectamente, la acción penal y menos para, sin ostentar interés civil, instar a la

continuación del proceso penal.

La acumulación de la acción civil al proceso penal responde, sencillamente,

a un supuesto de acumulación heterogénea de pretensiones, con fines procesales

estrictos. Esta tendencia encuentra un beneficio en el hecho de que, con el menor

desgaste posible de jurisdicción, se pueda reprimir el daño público causado por el

delito y reparar el daño privado ocasionado por el mismo hecho.

Además, se considera beneficioso que el perjudicado tenga a su disposición

dos vías para procurar la reparación de su agravio. En cierto sentido, favorece la

unidad de respuesta del ordenamiento jurídico, si se tiene en cuenta que la

determinación del hecho por aquel orden jurisdiccional encargado de establecer la

existencia o inexistencia del delito y la determinación de un supuesto de

responsabilidad extra contractual se ubican en un mismo sujeto (el juez penal), lo

que permite un importante nivel de satisfacción en el plano de la coherencia de la

potestad jurisdiccional.

En el Perú, la confusión antes apuntada es patente. Su origen se ubica en el

artículo 92 CP cuando establece que la reparación civil se determina conjuntamente

con la pena. A partir de un análisis estricto de esta norma, y frente a la ausencia de

una normativa que regule detalladamente el ejercicio de la acción civil en el CPP

1940, durante muchos años se ha interpretado la acción civil del proceso penal desde

la perspectiva de una estricta accesoriedad restringida.


32

Sobre esta base, nuestro sistema jurídico ha entendido que la acción civil

solo puede ser declarada en un proceso penal si, además, existe una sentencia

condenatoria que acredita la responsabilidad penal por el hecho cometido.

Núñez explica esta tendencia a partir del pensamiento de los penalistas

adeptos a la escuela positiva, quienes incurrieron en el error de considerar que la

reparación del daño patrimonial causado por el delito —o por el hecho que, además,

es considerado delito— es un asunto de Derecho público, y que como tal debía ser

tratado por el legislador. Esto condujo a confundir la reparación civil con una

enmienda que no está solo destinada a satisfacer el interés que tiene el damnificado

en que se repare eldaño que le ha causado el delito, sino que obedece, también, de

manera principal, a la idea de tranquilizar a la sociedad al darle la seguridad de que

el delincuente reparará el daño privado ocasionado por su delito. Es esta una de las

razones en virtud de la cual se establece que la reparación puede ser perseguida, de

oficio, por el MP.

Por esta razón, otro origen, si se quiere «normativo», de la confusión se

ubica también, en el artículo 1 LOMP cuando establece que el MP es el organismo

autónomo del Estado que tiene como funciones principales, entre otras, la

persecución del delito y la reparación civil. Esta norma condujo a que, durante

mucho tiempo, fuera obligatorio para el MP que, cuando promoviera la acción

penal, debiera ejercer, acumulativa y obligatoriamente, la acción civil ex delicto.

Prueba de la confusión apuntada se ubica en la propia doctrina nacional que

llega a establecer que son tres los intereses en juego en el proceso penal: el interés

de la sociedad en que se aplique la pena, el interés del particular en que se repare el

daño y el interés de la propia sociedad en la reparación del daño. Se sostiene incluso


33

que el interés de la sociedad en la reparación del daño es el que fundamenta y

legitima al Ministerio Público para buscar y solicitar la reparación del daño en la

investigación preparatoria o en la acusación correspondiente.

Esta confusión parte de una comprensión equivocada de la legitimación

procesal activa del MP para el ejercicio de la acción civil. San Martín Castro señala

con acierto que debe diferenciarse la naturaleza civil de la institución con la

legitimación activa que permite introducir la pretensión en el proceso penal. Es esta

—la que regula el artículo 1 LOMP— una legitimación extraordinaria, dado que el

MP no es —ni lo es la sociedad— el titular del Derecho subjetivo privado, sino que

por disposición de la ley actúa en nombre propio, pero afirmando derechos

subjetivos ajenos. Esta es la única forma que permite compatibilizar la participación

del MP en el ejercicio de la acción civil y su naturaleza eminentemente privada.

Sin embargo, en el sistema procesal anterior, si bien se siguió la postura de

una legitimación extraordinaria, no se entendió que esta además debe serlo por

sustitución. Ello condujo a que, cuando el agraviado se constituye en parte civil, el

fiscal insista —se entiende en aplicación del artículo 1 LOMP— en solicitar una

reparación civil específica que «coincide», en muchos casos, con la pretensión del

actor. Así se plantean dos pretensiones distintas cuando el único titular del Derecho

subjetivo alegado es el perjudicado.

Si el MP actúa en interés de la víctima —al proteger ese interés privado— no

se explica por qué es necesario que insista en introducir una pretensión cuando el

agraviado, constituido en actor civil, está ejerciéndola en el proceso. La

participación del MP en el ámbito descrito por la LOMP, por su propia naturaleza,

se dirige al «desamparo», a los casos en los que el perjudicado —por la razón que
34

fuere— no se ha constituido en actor civil en el proceso penal. No tiene sentido la

participación del fiscal en la acción civil cuando el agraviado formaliza su

pretensión y participa en el proceso.

Lo esencial en el ejercicio de la acción penal es que se realice en

representación del Estado para lograr fines de naturaleza pública, y esto lo puede

hacer tanto un órgano público como un particular (acción privada). Pero si la

naturaleza de la acción civil se quiere mantener incólume, la legislación no puede

atribuir la titularidad de ella a un órgano público o a cualquier particular para que

actúen de motu propio y con independencia de la voluntad del damnificado.

Por ello, este estudio no rechaza, de plano, la participación del MP; se debe

entender que este actúa en el proceso penal por sustitución. Participa representando

un interés privado y, por tanto, no puede actuar con independencia de la voluntad

del perjudicado. Incluso, como se verá, su participación cesa definitivamente cuando

el actor civil se apersona al proceso.

En este orden de ideas, hasta aquí han sido explicados los dos principales

problemas que enfrenta una concepción de la acción civil en el proceso penal desde

la perspectiva de una accesoriedad restringida: concretamente, se entiende que la

reparación civil solo puede ser decretada si existe una previa sentencia condenatoria.

Por otro lado, concebir la participación del MP en el ejercicio de la acción civil

como obligatoria es consecuencia de un falso entendimiento de la pretensión civil

como un «interés público de la sociedad» y de una reparación civil que se asimila a

un acto punitivo. Estos problemas son, en gran parte, solucionados por la nueva

regulación del NCPP 2004. (del Río Labarthe, 2017)


35

4.3. Acción civil y sentencia condenatoria

Sin lugar a dudas, la modificación más importante del NCPP en el ámbito de

la acción civil incorporada al proceso penal se ubica en el artículo 12.3 NCPP,

donde se establece que «la sentencia absolutoria o el auto de sobreseimiento no

impedirá al órgano jurisdiccional pronunciarse sobre la acción civil derivada del

hecho punible válidamente ejercida, cuando proceda».

Una prueba del rezago de la confusión explicada en este artículo se plantea

en el ámbito de la propia redacción de esta norma, incluso cuando constituye un

giro sustancial en la interpretación del ejercicio de la acción civil. Como es obvio,

luego de la sentencia absolutoria o el auto de sobreseimiento, no se puede calificar,

como hace el artículo 12.3 NCPP, al hecho como «punible». Se debió utilizar la

frase «acción derivada del hecho que constituye el objeto del proceso» o una

similar.

La advertencia de este error de redacción es una clara muestra de que,

precisamente, no se está ante una acción civil derivada de un hecho punible; como

ya se dijo, la responsabilidad civil que se exige en el proceso penal no deriva de la

comisión de un hecho delictivo. El delito tiene como consecuencia una pena; el

ilícito civil, una consecuencia de esa naturaleza.

Superado el error en la interpretación, esto es precisamente lo que regula el

artículo 12.3 NCPP: que se descarte la presencia de responsabilidad penal, vía auto

de sobreseimiento o mediante una sentencia absolutoria, no significa que la

jurisdicción deba renunciar a la reparación de un daño que evidentemente se ha

producido como consecuencia del hecho que constituye el objeto del proceso,

incluso cuando ese hecho no puede ser calificado como un ilícito penal.
36

Si la acumulación heterogénea de pretensiones en el proceso penal se

justifica en razones estrictamente procesales, vinculadas a la celeridad procesal y a

la unidad de respuesta del ordenamiento jurídico, entonces es evidente que no tiene

sentido que la sentencia absolutoria o, en su caso, el auto de sobreseimiento

implique una renuncia a la posibilidad de pronunciarse sobre el daño que puede

haber sido perfectamente comprobado durante la sustanciación del proceso.

Mucho menos que la «imposibilidad» de emitir un pronunciamiento en ese

extremo obligue al perjudicado a iniciar otra acción en otro orden jurisdiccional

civil para que la misma jurisdicción —que es única— se pronuncie, por estrictas

razones de especialidad, luego dehaber sustanciado dos procesos distintos sobre la

base de un mismo hecho. Esto involucra una reproducción de acciones innecesarias

y es consecuencia de una errada concepción: al no asumir que aquello es una

acumulación heterogénea de acciones, considera equivocadamente que el juez penal

«solo» puede pronunciarse con relación a la acción civil frente a la existencia de

responsabilidad penal, lo que no guarda sentido alguno con la naturaleza de la

acumulación. Esta decisión, que es la que actualmente regula el CPP 1940, no

guarda sentido con la celeridad procesal como objetivo y con la concepción de la

jurisdicción única.

Desde luego, si el sobreseimiento o la absolución se amparan en la

inexistencia del hecho que conforma el objeto procesal, es imposible condenar al

pago de una reparación civil en alguna de esas resoluciones. Por inexistencia del

hecho, cabe entender solo dos supuestos: (a) cuando esté probado que el hecho no

ha sucedido; y (b) cuando resulte probado que el acusado no fue el autor del hecho

criminal, pues se entiende que respecto de este el hecho no ha existido. Porque, si

bien es cierto que hoy no es necesario acreditar la responsabilidad penal como


37

conditio sine qua non de la declaración de la existencia de responsabilidad civil,

también es cierto que la declaración acerca de la existencia del hecho —que no es

lo mismo— evidentemente condiciona no solo la posibilidad de imponer una pena,

sino también la de obligar al responsable al pago de un concepto indemnizatorio.

Pese a ello, en los supuestos de atipicidad, no punibilidad, presencia de una

causa de justificación y, en algún caso, algunas reglas de prescripción no siempre

extinguen la acción civil porque, precisamente, existe un daño de carácter civil que,

si bien no acredita la presencia de un delito, sí comprueba la necesidad de una

indemnización por el daño causado.

Un supuesto clásico que se presenta en muchas ocasiones viene dado por el

hecho de que es común que se denuncie a título de estafa lo que en sentido estricto

constituye un incumplimiento contractual en el que no media la presencia de dolo o

un engaño que configure el tipo delictivo. Sin duda, en este caso se debe decretar el

sobreseimiento o la absolución por atipicidad; sin embargo, si se verifica el

incumplimiento, el órgano jurisdiccional está obligado a dictar una indemnización

por daños y perjuicios en la resolución de sobreseimiento o en la propia sentencia

absolutoria.

También es posible que se dé inicio a un proceso penal en el que se imputa a

determinada persona un delito de daños y, sin embargo, es posible también que en

ese procedimiento se establezca que el daño existe, pero que fue ocasionado de

forma negligente. El NCPP también permite que el órgano jurisdiccional obligue al

pago de una indemnización por el daño causado aun cuando es imposible sancionar

penalmente al responsable por causal de atipicidad, en tanto nuestro CP no regula la

figura de daños culposos. Cosa distinta es que en el proceso penal se demuestre la


38

inexistencia del daño o que este no es imputable al procesado, ni a título de dolo ni

a título de culpa. El primer caso se corresponde con un supuesto de inexistencia de

responsabilidad penal; el segundo, con un supuesto de inexistencia del hecho o, si

quiere, de inexistencia del hecho que ha constituido —en tanto hipótesis— el objeto

procesal. (del Río Labarthe, 2017)

4.4. La ejecución de la reparación civil:

La Responsabilidad civil sucintamente es aquella que hace responsable a

quien de manera dolosa o culposa, a través de sus actos u omisiones, de indemnizar

el daño por él ocasionado. Ahora, tal indemnización busca reparar el daño cometido,

obviamente cuando esto sea posible (como lo es el daño patrimonial) y en los casos

que tal fin estrictamente no se cumpla intenta compensar tal dolor (como se da en el

daño a la persona en sus vertientes del daño moral y el daño al proyecto de vida).

Como se ha dicho entonces la reparación civil dentro del proceso penal no es otra

cosa que la responsabilidad civil atribuida al sujeto autor del ilícito penal, por lo

cual ésta debe tener el mismo fin que aquella: La reparación integral del daño

irrogado. Esta premisa se ve 5 reforzada por el propio código penal cuando en su

artículo 93 señala que La reparación comprende: La restitución del bien o, si no es

posible, el pago de su valor y La indemnización de los daños y perjuicios. Ahora,

bien a la luz que propiamente la figura de la responsabilidad civil es una propia del

derecho civil, su regulación integral se encuentra fuera del derecho penal, en nuestro

caso la encontramos en el código civil de 1984 y especialmente nos importa aquella

contenida en la Sección Sexta del Libro VII, bajo el nombre de Responsabilidad

extracontractual (arts. 1969 al 1988), norma a la cual se debe remitir cuando en sede
39

penal se determine el monto de la reparación civil, conforme lo establece el artículo

101 del Código Penal.

La ejecución de la obligación reparadora y la pena, tienen sus propios

mecanismos de cumplimiento, así en cuanto a la ejecución de la reparación civil, se

regula conforme lo prevé el artículo 337 del Código de Procedimientos Penales

(efectivización de la reparación civil), a cargo del Juez que dictó la sentencia

conforme lo establece el artículo 338 del Código de Procedimientos penales y de

acuerdo a las normas de la ejecución forzada, esto es de la forma establecida por los

artículos 725 al 748 del Código Procesal Civil; la que podrá concretarse a través de

una medida cautelar previamente ejecutada o trabándose una medida propia de la

ejecución de resoluciones judiciales, procediéndose a la tasación del bien,

concluyendo con el respectivo remate, pago o adjudicación del ser el caso. En el

Nuevo Código Procesal Penal se sigue el mismo mecanismo, conforme lo prevé el

artículo 493. (Arévalo Infante, 2017)

4.5. Rasgos distintivos entre la reparación civil y la responsabilidad civil:

“(...) mientras que en el proceso penal se busca la sanción al infractor de la

ley penal ante la comisión de un hecho que la sociedad y la ley consideran

repudiable y reprimible, en el proceso civil la responsabilidad responde a una lógica

distinta, pues se busca determinar quién debe asumir el daño ocasionado producto

de determinada situación jurídica (...)” CASACIÓN N°4638-06-LIMA Toda

indemnización, en un proceso civil, debe ser el resultado de un proceso de análisis

de los elementos de la responsabilidad civil. De este modo, no hay indemnización si

es que no existe un comportamiento dañoso (ilícito o abusivo), una consecuencia

dañosa (patrimonial o no patrimonial), una relación causal y un criterio de

imputación que atribuya responsabilidad al demandado. En el caso de la reparación


40

civil, en un proceso penal, se tendrá en cuenta una serie de aspectos pero que están

influidos por elementos propios del análisis de un delito. Así, el comportamiento

ilícito que determina el pago de una reparación civil debe ser típico (nullum poena

sine lege scripta), antijurídico (no debe existir una causa de justificación, conforme

al Código Penal) y doloso (conocimiento y voluntad de la comisión u omisión

delictuosa; salvo los delitos culposos). No se puede, por ende, afirmar que existe una

similitud entre el material demostrativo o probatorio de la pretensión indemnizatoria

y el de la pretensión penal privada reparatoria, puesto que el alcance de éstos y su

contenido es diverso. (Arévalo Infante, 2017)

Bibliografía

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ORDENAMIENTO JURIDICO NACIONAL. Lima, Perú.

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del Río Labarthe, G. (2017). La acción civil en el Nuevo Proceso Penal. DERECHO

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Maier, J. B. (1996). Derecho Procesal Penal. Buenos Aires: Editores del Puerto SRL.
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Oré Guardia, A. (1996). Manual de Derecho Procesal Penal. Lima: Alternativas.

Roxin, C. (2000). Derecho Procesal Penal. Buenos Aires: Editores del Puerto SRL.

San Martin Castro, C. (2000). Derecho Procesal Penal. Lima: Grijley.

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