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La teoría del Clown Por: Jango Edwards

La actividad de loco o de Clown como forma de arte o estilo de vida es tan antigua como
la sonrisa. Cada uno de nosotros ha dedicado más de un momento a hacer el pino, dar
unos pasos de baile o poner una cara divertida para provocar la risa de un compañero
humano. Hasta he tenido un amigo que explicaba chistes a las plantas; su teoría era que
las plantas a menudo mueren riéndose de la raza humana.

Pero el estado profesional de loco no es cosa de risa. Son pocos los que lo consiguen,
miles los que lo intentan y, para algunos, no es más que un trabajo como otro, pero el
hecho de llegar a ser un loco no quiere decir trabajo, quiere decir vida. Ser un loco es
entender una forma de arte basada en dar. Las habilidades de los locos son un método
universal, que se adapta universalmente a nivel del amor. La actuación de un loco es
similar a un ataque de comunicación, que es sensitivo o indiferente, tierno o arrogante,
pero emocionante al fin y conseguir un clímax o alguna forma de celebración al fin. Su
forma de conectar es a través de corazón y cuerpo con el uso de lo sutil o de lo obsceno.
Ser un loco es un intento de aligerar las tensiones creadas por las situaciones sociales que
nos envuelven cada día y reflejar estas situaciones con la esperanza de estimular alguna
forma de comprensión y conciencia. El loco ayuda a entender estas situaciones sociales e,
incluso, desafía las que necesitan a ser cambiadas. Ser un loco es ser uno de los mayores
difusores de noticias posible, un comentarista que emite noticias de manera cómica con la
esperanza de que los otros entiendan finalmente sus errores y aciertos. Busca la norma
universal exponiendo lo que es la norma respetada. El loco trata con lo normal, reflejando
distintos niveles de lo anormal, aquellos que están por encima y por debajo, disfrazando
estas reflexiones en la vertiente cómica con la esperanza de que uno razone y así tenga
lugar un paso progresivo hacia la armonía. Disfrazar (simular) es la palabra clave,
porqué, en sentido cómico, el loco ha de entretener con aquello que muchas veces es
socialmente tabú, pero que al día siguiente puede ser una tendencia (una dirección). Pero
antes de seguir adelante, no tengamos el erróneo concepto de que el Clown es triste. Ser
un Clown es encontrar un poco de libertad, escapar de la barahúnda, bailar con el
alma de la gente y centrar los seres. Ahora bien, libertad quiere decir que has de
aprender y empezar a comprender. Uno ha de descubrir la observación interna y
externa. El yo exterior ha de convertirse en un modelo de lo absurdo y el yo interior
en un templo de razón.
Frecuentemente se piensa que el Clown es triste, un carácter del alma perdida, la típica
guisa…”los Clowns ríen por fuera y lloran por dentro”. Sin embargo, en esencia, es un
reflejo de nosotros, un narrador de sucesos corrientes, y su posible fachada de tristeza
viene de esta reflexión. Las noticias no son felices pero la labor del Clown es hacerte reír
de eso. ¿Por qué? Para promover el cambio. La cuestión real es que si tú piensas que un
payaso tiene un carácter triste o patético, y tú comprendes que eso también es una
reflexión sobre los tiempos que corren, entonces, en realidad, ¿dónde está el patetismo?
Cuando hablo del loco y del payaso, hablo en su sentido puro y no en su prostitución. En
los últimos años el payaso ha perdido mucho de su sensibilidad y sensualidad a causa de
la espectacularidad y de la producción de espectáculos de circo masivos. El payaso se ha
convertido en un bobo que se cae, alguien para rellenar, un actor de tortazos en un reparto
de relumbrón en elaboradas producciones basadas en la fórmula Hollywood. Un ejemplo
excelente es el Ringling Brothers Barnum and Bailey Circus, que ha bastardizado la
forma del payaso para obtener más ganancias comerciales, incluso hasta el punto de
reivindicar el desarrollo personal de la única escuela de payasos del mundo.

Hay Clowns en el Ringling Brothers, algunos muy buenos, pero sólo unos pocos que
sabían de su esencia antes de que el circo vendiese todas las entradas. La mayoría de los
novicios son buscadores hambrientos del conocimiento y la sensibilidad del loco, pero sin
ningún lugar donde realmente ir y sin ninguna comprensión de su búsqueda. No estoy
diciendo que un Clown no pueda funcionar en estas atmósferas si tiene suerte, pero ha de
probar la acción en solitario. Eso ha sido comprobado una y otra vez por los grandes
como Popov, Jacobs, Grock, Coco y Kelly. Cuando se les permite ser el maestro del ring,
su poder de concentración y energía, control del patetismo y del ridículo, es un recurso de
comedia que tiene más elocuencia que ningún musical de la MGM y más crítica social
que ninguna organización política o partido. La simple reflexión de un Clown sobre un
asunto puede ser hecha con un gesto que, a veces, requeriría 60 minutos de reportaje
mundial. El género del Clown, la sonrisa y el enfado, es entendido por todas partes y no
conoce límites y así y todo no hay universidad ni escuela ni institución alguna que pueda
describir su experiencia o compartir sus secretos.
El trabajo del Clown está asegurado porque el loco comercia con un producto de la risa,
cuya importancia sólo es posterior a la del amor. El payaso ha de crear risa con el amor
en la mente, eso es la clave del dar. El principio instructor es la experiencia y convertirse
en un loco profesional cuesta años de búsqueda, desarrollo interno y una casi calculada
demencia. No es una profesión fácil y pocos llegan. Hay algunos –de hecho centenares-
que han llegado a la cima del entendimiento cómico, pero que limitan su triunfo a los
conceptos del mundo occidental y no a un interno y total desarrollo.

El loco ha de dar, siempre dar y dar por todas partes. El loco sólo obtiene de dar y el
regalo es una obra maestra sin precio: la sonrisa.

El Clown intercambia calor e insultos, que son una oferta del todo, y pocos escapan a sus
asaltos cómicos. Has de entender que ejercer el papel de loco comienza con la auto-
observación y que para ayudar a los otros, primero te has de ayudar tú mismo. No tienes
derecho a reflejar la fuerza y la debilidad de los otros hasta que no comprendas la
tuya propia.

La auto observación es darse cuenta de estos problemas, porque hasta que no los
reconozcas no los podrás cambiar.

Todos nosotros hemos nacido Clown en su sentido puro, sin sabiduría establecida. El
Clown es inocente, inquisidor, ingenuo, y la esencia de la juventud. En la juventud
estamos llenos de imaginación y fantasía y estas características a menudo son
influenciadas por nuestra familia y nuestro contexto social. Estamos sujetos a ciertos
recortes realizados por nuestros iguales o a las influencias establecidas de las diversas
leyes naturales o antinaturales por las que estamos gobernados. Estos recortes
frecuentemente se convierten en la norma aceptada, las leyes con las que vivimos, lo que
nos gobierna. Pero es nuestra imaginación la que necesita una guía. En la juventud hemos
tenido frecuentemente libertad en nuestras manos, solamente se nos ha quitado con la
edad y también es con la edad como hemos de conseguir libertad y compartirla con los
otros. El estudiante de Clown ha de entender que no hay nada que aprender, sino sólo
reaprender lo que es originario. Juventud, fantasía, imaginación e inocencia han de ser
capturadas, comprendidas y dominadas para desarrollar el nacimiento del Clown. Una
vez que el estudiante lo haya entendido, puede combinarlo con los conocimientos previos
y habilidades del oficio que ya ha conseguido y así entonces está dispuesto para aprender
lo nuevo. Si triunfamos realmente con la auto observación, comprenderemos el valor de
lo que ya sabemos y cómo puede ser adaptado a la profesión de que hablamos. Durante la
auto-observación, el estudiante ha de experimentar y aprender la disciplina actual de sí
mismo.
Ha de practicar diversos ejercicios de auto desarrollo, aprender de las propias habilidades
mentales y físicas, sentir y observar la sociedad que le rodea y comprender toda su
capacidad de energía.

El Clown es una forma definitiva de “el actor total”. Todas las habilidades como la
danza, el mimo, la acrobacia y otras han de ser estudiadas y utilizadas. Es un proceso
continuo de modelado para el estudiante durante el cual sentirá a menudo el fracaso. Los
acontecimientos pasados y presentes son referencias importantes para un posible material
de cara el futuro.

Como la mayoría de las técnicas del Clown y del loco están explicadas en material
impreso mediante la autodisciplina el estudiante puede desarrollarse rápidamente sin eso
te encontrarás con una falta de motivación y estímulo que te puede llevar hacia un trabajo
más mecánico. Hay una sola palabra para aprender la habilidad técnica : ¡práctica!. Es
sencillo, la práctica es la solución y si no tienes autodisciplina te encontrarás a ti mismo
pillado en una de las muchas instituciones teatrales mecánicas, en la que te conviertes en
un actor sin esperanza de llegar a ser un “actor total”. No es fácil ser total, y ser Clown es
ser total. Si dejas de aprender, el humor se escapará de ti.

El Clown cuenta las noticias, y contar las noticias implica conocerlas. Eso es observación
del momento, y el cómico ha de reflejar aquellos acontecimientos que nos rodean porque
nosotros somos la comedia, y cuando el estudiante puede realmente observar, puede ver
todos los chistes que hay. Estamos rodeados de locos en el orden natural incluido uno
mismo y la comedia en la que actuamos cada día. El éxito del loco está en la habilidad de
reflejar justo lo suficiente para provocar en el observador la comprensión de lo que es
cómico dentro de nosotros. A menudo, y de hecho casi siempre, reímos de esas
cualidades de los otros que nosotros mismos poseemos, aunque sólo las reconozcamos
subconscientemente. A menudo, cuando la reflexión es cómicamente bastante fuerte, hay
la posibilidad de un intercambio de conocimiento, y el conocimiento es la clave del
cambio. Este es el auténtico valor del Clown.

Por ejemplo, yo represento una situación cómica sobre el suicidio. A pesar de que el tema
de la representación es un serio problema social, tú ríes de la situación. Ríes porqué, de
forma cómica, eso proporciona un relajamiento de la tensión y una posible penetración
dentro de este particular problema social. Todos reflexionamos sobre el suicidio y la
muerte y éste es uno de los muchos pensamientos sociales que un Clown puede reflejar.
Este es el poder del Clown: la capacidad para provocar un momento de pensamiento,
una reflexión hacia el cambio, un posible empujón en la dirección de comprender,
llegado en un momento de relajación causada por una descarga de tensión, cuando el
observador ríe de la figura cómica. El Clown puede llevar a la audiencia hacia el
pensamiento o el conocimiento, pero, detrás de la risa, la decisión de pensar sobre el
asunto de la representación queda en las manos del observador. Los Clown más grandes
que conocemos han tenido siempre una identificación con el cambio social y todavía la
tienen hoy en día. La primera función del Clown es hacerte reír, relajarte y entretenerte.

Eso es lo más importante e implica la comprensión de las fórmulas cómicas y las


habilidades en las que el estudiante ha de ser maestro. La segunda función, mientras se
hace la primera, es presentar información y reflejar lo que sucede a nuestro alrededor.
Esta es la sabiduría del Clown y su comunicación es universal. El Clown trabaja con la
sonrisa y el enfado y ha de ser hábil con la acción y la reacción. Cuando eres Clown, has
de estar a punto para todas las situaciones y acontecimientos. En la actuación, la
confrontación ha de ser constante de forma controlada, porque el Clown es una figura
mágica. Así el público frecuentemente se refiere a la esencia del loco como por encima o
por debajo del potencial humano, más a menudo por debajo. A veces el loco puede
representar incluso una amenaza para una cierta gente porqué no quieren ver lo que les
rodea y prefieren seguir adormilados. A veces, cuando, hagas lo que hagas de manera
cómica, determinada gente no se relaciona o, incluso, no desea relacionarse con eso –en
esta situación, en tu actuación o en tu alrededor- has de moverte porque hay mucha otra
gente buscando reírse. Hemos de reírnos de nosotros para entendernos y si no lo podemos
hacer no hay esperanza y para alguno no hay esperanza ahora mismo. La crítica instiga el
cambio y es uno de los más importantes principios de un mundo libre.

Cuando ríes, eso da un empujón a la facilidad natural del cuerpo humano para la
relajación. Reír es una descarga de tensión, una descarga natural del sistema nervioso y
de la ansiedad que recogemos cada día. No es tan sólo una descarga física sino también
una liberación mental. Éste es el poder del loco. Si el loco te puede hacer relajar y reír, tu
percepción puede ser más fuerte, tu razonamiento más claro y el valor de lo que se dice
en la comedia tiene entonces la oportunidad de ser comprendido. Lo que el loco dice no
ha de tener siempre un significado, pero al menos sabe remover el asunto o presentar los
hechos de manera que permita una más sencilla comprensión o evaluación de los
problemas que nos rodean. El grado de comprensión depende del público y de la
habilidad individual e intereses que tenga. Los saltos de los Clowns y de los locos y el
estado de relajación causado por los saltos ayuda a reflejar los intereses y libera la
capacidad de entender.
Provocar la risa es la base de la profesión, activar el proceso de pensamiento es la
ambición y el fin. El Clown tiene el poder de instigar la percepción y este poder es
invalorable. Cuando obtienes esta capacidad y eres capaz de crear esta forma de estímulo,
entonces te has convertido en un actor total: Un Clown.

Todos tenemos un Clown dentro de nosotros y hemos de ayudarle a encontrar la libertad.


Todos hemos tenido nuestros momentos de humor y los hemos usado para crear
relajación durante los tiempos difíciles. Eso no es sólo una cuestión de costumbre, cara
pintada y habilidad, aunque sean los fundamentos de la profesión. La necesidad del loco
reside en la habilidad de dar, mediante la reflexión. El loco es un cruzado del
conocimiento y del amor, mostrando constantemente sus mercancías, creciendo
constantemente en la esperanza de promover cambios progresivos y reacciones positivas.
Todos nosotros sufrimos por falta de risa. La buscamos cada día en los libros, películas,
TV, conciertos, teatro, discos y en nuestra casa. Necesitamos reír y si tú eres divertido
nunca te faltará público. Eso lo he aprendido de mis propios momentos de éxito cómico.
Desde el festival de rock hasta el escenario de un teatro, desde la calle a la iglesia, desde
el desierto a la jungla, he actuado en una gran variedad de situaciones y en los momentos
de aplicación exitosa de la teoría del Clown (clown theory) he visto todas las edades,
razas, credos y colores encontrar su distensión, libertad y una chispa de unidad. En la
sonrisa somos todos iguales. Todos somos divertidos en los momentos de gozo de los que
están alrededor nuestro. Estos momentos que compartimos son los momentos del loco
buscando libertad y cada carcajada que producimos en otro es esperanza de que habrá
alguna comprensión. La sonrisa es universal, todo el mundo la entiende alrededor y eso
hace del payaso un carácter universal. No subestimemos nunca el poder de la sonrisa. La
vida de la gente cambia mediante la carcajada. Yo los he visto expresarlo pública y
personalmente. Su esencia es real y el loco puede llevar sentido a tu vida y ayudarte a
entenderlo. Todo esto suena muy simple, pero nos ha eludido mucho tiempo porque lo
hemos hecho muy difícil, y será elusivo hasta que empecemos a comprender que el amor,
la justicia y la igualdad son sencillos pero requieren total aceptación de todo.

Recuerda estas religiosas palabras:… ha, ha, ha, ha.

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