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2020

LA SENTENCIA EN MATERIA CIVIL

ARCELIA GARCIA MEZA


LA SENTENCIA, LOS RECURSOS Y EL
APERMIO
4-4-2020
INTRODUCCIÓN

Existe desde hace unos años una gran inquietud en la revisión de los alcances y
efectos de las sentencias. En esta oportunidad destacaremos que las sentencias
son el acto más importante de la función jurisdiccional, toda vez que éstas sin lugar
a dudas, son el medio por el cual los órganos jurisdiccionales se legitiman y ponen
fin a una controversia en concreto.
Una sentencia consiste en aplicar y declarar el derecho al caso sometido a la
consideración de los órganos estatales encargados de la misma, los cuales deben
conseguir un equilibrio entre las garantías, tanto de los derechos e intereses
públicos y privados en juego, así como del acierto y calidad de las decisiones
judiciales, emitidas con la celeridad de los procesos y la efectividad de lo juzgado.
Bajo este marco, este trabajo que se presenta tiene la finalidad de aportar un
acercamiento a una sistematización filosófico jurídico en el estudio de la sentencia.
Pensamos que la naturaleza jusfilosófica de la sentencia judicial corresponde
plenamente al problema central de la Filosofía del Derecho, esto es, a la idea de la
justicia.
En efecto, la axiología del derecho positivo bien sabido es que se encamina al logro
de la justicia. Por tanto, si la sentencia viene a ser la culminación natural de la
función jurisdiccional, cuyo instrumento está constituido por las normas del derecho
positivo que orientan el criterio del juzgador, es indudable que la finalidad del fallo
judicial no puede ser otra que la pretensión por alcanzar aquel 'valor absoluto', como
lo denomina Radbruch.
Lo anterior es tanto más cierto cuanto que la propia Ley Suprema, a fin de evitar la
justicia por propia mano, prohíbe el ejercicio violento de los derechos, es decir, al
margen de los tribunales creados ex profeso por el Estado.
Desde Aristóteles ya se distinguía entre justicia conmutativa y justicia distributiva;
entendida la primera como la correspondiente a sujetos ubicados en similar plano
de igualdad, y la segunda como aquella propia de sujetos desiguales uno del otro e
impartida por un ente distinto, colocado en superior grado de jerarquía. El propio
Radbruch opina al respecto que, "La justicia conmutativa representa la igualdad
absoluta entre una prestación y una contraprestación, por ejemplo, entre la
mercancía y el precio, entre el daño y la reparación, entre la culpa y la pena. La
justicia distributiva preconiza la igualdad proporcional en el trato dado a diferentes
personas, por ejemplo, el reparto entre ellas de los tributos fiscales con arreglo a su
capacidad de tributación, su promoción a tono con su antigüedad en el servicio y
con sus méritos…" para culminar diciendo que aquélla es propia del Derecho
Privado, mientras que ésta lo es del Derecho Público.
De lo expuesto se sigue, pues, que la justicia debe suponer trato igual para los
iguales y desigual para los desiguales; de donde puede concluirse igualmente que
la sentencia judicial, según sea el área jurídica de que se trate, deberá
corresponder, necesariamente, a tales imperativos, lo que viene a corroborar su
naturaleza jurídico-filosófica ya dicha. Sin embargo, también estimamos que la ratio
de la sentencia, tanto o más importante que el afán en sí de obtener justicia, se
encuentra en la seguridad jurídica. Ciertamente una sentencia justa se hallará
investida de un valor ético incalculable, pero ¿qué pasaría si aquel fallo careciera
de firmeza, de solidez, frente a los demás justiciables y aún frente a los demás? Sin
duda que en tal caso la bondad de la resolución se haría nugatoria.
Justamente por ello es que la sentencia judicial, merced a la figura procesal de la
cosa juzgada, adquiere la firmeza necesaria que genera a su vez la seguridad
jurídica, indispensable en todo orden social, que evita la incertidumbre que pudiera
derivar de la tramitación de procedimientos judiciales interminables.
De ahí nuestra consideración en el sentido de que también la seguridad jurídica está
insita en el enfoque que venimos realizando acerca de la sentencia.
Quepa como corolario de las consideraciones que anteceden, citar el pensamiento
de Becerra Bautista acerca de la labor resolutora del juzgador: "El Estado-juez debe
satisfacer el interés social de mantener la paz pública mediante la vigencia efectiva
del derecho, haciendo justicia en los casos de violación o desconocimiento de la
norma abstracta, declarando soberanamente cuál es la voluntad de la ley en el caso
concreto y usando de los medios de coacción adecuados para el respeto, por parte
del renuente, de ese querer soberano…".
DEFINICIÓN DE SENTENCIA

Es necesario establecer la definición de lo que será el eje principal de nuestro


estudio, la sentencia.
El Diccionario de la Lengua Española define el término sentencia como: “Dictamen
o parecer que alguien tiene o sostiene; dicho grave y sucinto que encierra doctrina
o moralidad, declaración del juicio y resolución del Juez; decisión de cualquier
controversia o disputa extrajudicial que da la persona a quien se ha hecho árbitro
de ella para que la juzgue o componga; secuencia de expresiones que especifica
una o varias operaciones; oración gramatical.”
Por su parte el Diccionario Jurídico Mexicano señala: “Del latín, sententia, se
entiende, máxima, pensamiento corto, decisión. Es la resolución que pronuncia un
juez o tribunal para resolver el fondo de un litigio, conflicto o controversia, lo que
significa la terminación normal del proceso. Si bien es cierto el concepto estricto de
sentencia es el de resolución que pone fin al proceso decidiendo el fondo del litigio,
también se le denomina como: dictamen o parecer que alguien tiene o sostiene;
dicho grave y sucinto que encierra doctrina o moralidad, declaración del juicio y
resolución del Juez; decisión de cualquier controversia o disputa extrajudicial que
da la persona a quien se ha hecho árbitro de ella para que la juzgue o componga;
secuencia de expresiones que especifica una o varias operaciones; oración
gramatical.” La sentencia es el acto más importante de la función jurisdiccional, toda
vez que constituye el punto culminante de todo proceso, que consiste en aplicar el
derecho al caso sometido a la consideración de los órganos encargados de la
misma, es la decisión que corresponda en la relación procesal, y constituye el
resultado entre la acción intentada que dará satisfacción en su caso a la pretensión
del juicio.

S E N T E N C I A Y J U R I S D I C C I Ó N.

¿Es simple juicio lógico?, Por sentencia debe entenderse el juicio lógico de los
hechos en las normas jurídicas y la conclusión de los resolutivos que contienen la
verdad legal. El Maestro Jacinto Pallares define a la sentencia como “el acto
jurisdiccional por medio del cual el Juez resuelve las cuestiones principales materia
del juicio o las incidentales que hayan surgido durante el proceso”.
Desde un punto de vista lógico, la sentencia, constituye un silogismo compuesto por
una premisa mayor (ley), una premisa menor (el caso) y una conclusión o
proposición (aplicación de la norma al caso concreto); el silogismo es una
argumentación deductiva, un raciocinio en el cual por supuestas proposiciones o
premisas se llega a una nueva proposición, calificándosele como la expresión
perfecta del raciocinio perfecto, por lo que el acto procesal más importante de
cualquier órgano jurisdiccional es la sentencia, la cual constituye la resolución de la
litis planteada sometida a la consideración del juez.
Éste es quien tiene que decidir la elección de la premisa mayor, sobre la cual se va
a fundamentar la sentencia, si es que se presenta el problema de que haya más de
una premisa posible, cada una de ellas vigentes en el ordenamiento jurídico positivo,
pero las premisas son elegidas en función de lo que se estima como el fallo correcto,
toda vez que con propiedad es posible afirmar que sentenciar no es conocer sino
valorar.
Precisado que fue ya el concepto de sentencia, así como explicada su naturaleza
jurídica y filosófica, se impone ahora determinar el concepto de jurisdicción, habida
cuenta que el acto sentenciador es de carácter eminentemente jurisdiccional.
En su acepción más amplia suele decirse que la jurisdicción es la facultad conferida
por la ley al juzgador para decir el derecho, esto es, para aplicar la norma general y
abstracta al caso concreto.
La jurisdicción se integra de tres funciones básicas: la "notio" (conocimiento de la
controversia); el "judicium" (facultad de decidirla); y la "exsecutio" (potestad de
ejecutar lo sentenciado).
Calamandrei no puede darse una definición absoluta de jurisdicción, esto es, válida
para todos los tiempos y para todos los pueblos. No obstante, refiere que es
"…aquella potestad o función (llamada jurisdicción o judicial) que el Estado, cuando
administra justicia, ejerce en el proceso por medio de los órganos judiciales".
Como quiera que sea, analizando los diversos señalamientos doctrinales antes
precisados, podemos corroborar que ninguno de ellos se aparta del concepto
genérico que proporcionamos inicialmente acerca de la jurisdicción, de cuyo
concepto podemos derivar los siguientes elementos: a) La jurisdicción es una
facultad conferida por la ley; b) Al órgano jurisdiccional; y, c) Para aplicar la norma
general al caso concreto.
Además, resulta evidente que dicha facultad halla su punto culminante en el
pronunciamiento de la sentencia.
Volvemos así a reubicarnos en el tema primordial de este trabajo que lo es la
sentencia judicial, por lo que habremos ahora de examinar lo referente a sí ésta es
un simple juicio lógico del juzgador o si, además, supone un acto volitivo de éste.

Uno de los autores que con mayor profundidad se ha ocupado del estudio de la
sentencia judicial, y de la civil en particular, lo fue Alfredo Rocco, quien en su obra
la Sentencia Civil se manifiesta abierto partidario del primero de los criterios
aludidos, o sea del que pregona que el fallo judicial no es sino producto de un
razonamiento lógico-jurídico del sentenciador, no de otra cosa; pues afirma que éste
se concreta a realizar una labor mecánica merced a la cual se aplica la norma
genérica e impersonal al caso específico, y que por ello la voluntad expresada en la
sentencia no es otra que la voluntad de la ley, nunca la del juez.

Así tenemos que en su célebre obra apunta literalmente: "….nosotros creemos que
el elemento esencial y característico de la sentencia es el juicio lógico; esto es, que
la sentencia es esencialmente un acto de la mente del juez… La operación por la
cual, dada una norma general, se determina cuál es la conducta que debe seguir en
el caso concreto el particular sujeto a la norma, es una pura operación lógica, y
como se suele decir, un silogismo, en el cual tomada como premisa mayor la regla
general, como menos el caso concreto, se deduce la norma de conducta que hay
que seguir en el caso particular… El juez, pues, no expresa en esta operación una
voluntad propia, sino que manifiesta simplemente su propio juicio sobre la voluntad
del órgano legislativo en el caso concreto. El Estado ha afirmado ya su voluntad en
el ejercicio de la función legislativa; no tiene necesidad de afirmarla una segunda
vez en el ejercicio de la facultad jurisdiccional. La sentencia no contiene, pues, otra
voluntad que la de la ley traducida en forma concreta por obra del juez…".

Sin duda resultan interesantes e inquietantes las afirmaciones hechas por Rocco en
base a los razonamientos que se dejan puntualizados. Sin embargo, no
compartimos su criterio de que la sentencia es una mera operación lógica del
juzgador, quien a base de silogismos deba constreñirse a la aplicación de la norma
general al caso particular, pues pensamos que el acto sentenciador es algo más
que eso: creemos que implica igualmente, en gran parte, la voluntad del juzgador,
sobre todo en el caso de las llamadas sentencias constitutivas, como lo veremos a
continuación.¿Es un acto de voluntad del juez?
Uno de los civilistas más reconocidos en nuestro medio, Rafael Rojina Villegas, al
enfocar el problema de si la sentencia judicial puede ser o no fuente autónoma de
obligaciones, la considera como un acto jurídico público o estatal; y agrega que
como acto jurídico que es al fin, se compone de elementos esenciales, uno de los
cuales equivale a una manifestación de voluntad.

Al respecto señala que esa manifestación de voluntad corresponde al juez, al


determinar el sentido de la sentencia, y que el hecho de que no pueda ser arbitraria,
sino que deba sujetarse a los términos del derecho objetivo (aun cuando integra y
cuando interpreta la ley), no significa que deje de ser una verdadera manifestación
de voluntad y se reduzca, según Alfredo Rocco, a un simple acto mental del
sentenciador, a un mero silogismo.
En efecto, aun cuando admite que el sentenciador debe ajustar su manifestación de
voluntad a las normas de derecho positivo, y que por ello pudiera pensarse que la
voluntad contenida en la sentencia no es la propia, sino la de la ley, Rojina Villegas
hace ver con toda razón que otro tanto ocurre, por ejemplo, en los contratos, aun
cuando se trata de actos jurídicos netamente privados y no públicos o estatales
como la sentencia, ya que la autonomía de la voluntad de los contratantes para
producir determinadas consecuencias jurídicas también debe condicionarse a la ley,
o sea que no es irrestricta ni podría serlo, porque entonces ya no sería el Estado a
través de la ley, sino los particulares a su arbitrio, quienes instituyeran el orden
jurídico, cosa por demás absurda.

Así señala: "Es verdad que el Juez en principio no hace una manifestación libre,
sino que interpreta lo que podría llamarse la voluntad del orden jurídico, es decir, no
se propone, mediante su acto, hacer una manifestación de voluntad libre y
espontánea para crear ad libitum determinadas consecuencias; en cambio en el
contrato y en el testamento, el autor o autores del acto jurídico proceden con
libertad…Hay una libertad de acción que no tiene el Juez al dictar su sentencia.
Creemos que fundamentalmente el problema es idéntico en todos los actos
jurídicos, pues sólo el órgano constituyente tiene libertad de acción, pero ni el
órgano legislativo, ni el jurisdiccional, ni el administrativo, ni el contratante, no el
testador, ni el actor del acto jurídico, pueden tener libertad para producir ad libitum
las consecuencias de derecho; todos esos sujetos que intervienen, bien sea en los
actos públicos o en los privados, se mueven y operan dentro del orden jurídico.
Hemos dicho en múltiples ocasiones que no es la voluntad contractual la que crea
las consecuencias de derecho si no la voluntad condicionada a la ley….

Ahora bien, es cierto que la ley que la ley ha delegado al la voluntad contractual y
en su caso a la testador, un campo dentro del cual pueda operar libremente, pero
entiéndase bien que es por delegación expresa de la ley; de la misma suerte operan
el Juez y el Legislador y en su caso el funcionario administrativo. El juez manifiesta
una voluntad de acuerdo con el orden jurídico, así como el contratante que tiene
que hacerlo…".
Nosotros agregaríamos a todo lo dicho por tan eminente autor que, en ciertos casos,
como por ejemplo en la función integradora que el juez está obligado a realizar por
mandamiento expreso del artículo 14 de nuestra Ley Fundamental, es decir, cuando
no exista norma jurídica específica para resolver determinada controversia, su
manifestación de voluntad contenida en la sentencia es casi absoluta, porque las
consecuencias jurídicas que de ella se deriven emanarán directamente de tal
volitivo, aún cuando en efecto este deba orientarse por los principios generales del
derecho, por la analogía, por la mayoría de razón, y en todo caso, por la equidad,
entendida esta como summun de la justicia. Pues de acuerdo, además, con el
artículo 18 del Código Civil para el Distrito Federal (que encuentra disposiciones
semejantes en los demás Código Civiles de la República), el silencio, la obscuridad
o la insuficiencia de la ley no autorizan a los jueces o tribunales para dejar de
resolver una controversia; mientras que el artículo 20 del mismo cuerpo normativo
establece que cuando haya conflicto de derechos, a falta de ley expresa que sea
aplicable, la controversia se decidirá a favor del que trate de evitarse perjuicios y no
del que pretenda obtener un lucro; y que si el conflicto fuere entre derechos iguales
o de la misma especie, se decidirá observando la mayor igualdad posible entre los
interesados (equidad).

Sólo para culminar nuestra estimación, invocaremos la no menos autorizada opinión


de Eduardo J. Couture en sus "Fundamentos de Derecho Procesal Civil" (citado por
Rafael Rojina Villegas en su obra ya mencionada), que a la letra dice: "…La lógica
juega un papel preponderante en toda actividad intelectual; pero su función no es
exclusiva. Ni el juez es una máquina de razonar, ni la sentencia una cadena de
silogismos. Es, antes bien, una operación humana, de sentido profundamente
crítico, pero en la cual la función más importante incumbe al juez como hombre y
como sujeto de voliciones. Se trata, acaso, de una sustitución de la antigua logicidad
de carácter puramente deductivo, argumentativo, conclusional, por una logicidad de
carácter positivo, determinativo, definitorio".
En suma, consideramos que la sentencia judicial no es un simple juicio lógico, sino
además un acto de voluntad del juez.

LA SENTENCIA EN LA TUTELA
JURISDICCIONAL

A través de la sentencia, el juzgador da cumplimiento a la garantía consagrada en


el artículo 17 constitucional (tutela jurisdiccional), y para lograr el respeto a dicha
garantía debe procurarse que la actuación de los organismos jurisdiccionales,
cumplan con la finalidad para la que fueran creados.
Los fines del derecho se encuentran vinculados con el concepto de la tutela
jurisdiccional, siendo ésta un derecho de toda persona a que se le haga justicia.
Dicha pretensión será atendida por un órgano jurisdiccional, a través de un
procedimiento: el ejercicio de la función jurisdiccional que implica el conocer de las
controversias de cualquier naturaleza y brindar, en todos y cada uno de los casos
una resolución que se encontrará plasmada en la sentencia que conforme a derecho
corresponda.

ALCANCES Y EFECTOS DE LA COSA JUZGADA

El tema central radica en poder advertir el alcance de la cosa juzgada, y cuáles son
sus efectos respecto de las partes como de terceros latu sensu, siendo quizás el
meollo de la cuestión su aplicación erga omnes, o sea, con respecto a cualquier
persona, haya o no tenido participación en ese proceso antecedente. Es importante
destacar, de suyo, el concepto genérico al que corresponde aludirse el de cosa
juzgada por conexidad, como quedará expuesto más adelante. En efecto, no sería
lógico aludir a la cosa juzgada tradicional o sea aquella en la cual confluyen el sujeto,
la causa y el objeto, por más que en supuestos aislados podría darse, sino más bien
al claro caso de la conexidad porque los justiciables que han tenido intervención en
el proceso inicial y sobre la base de cuya sentencia podrá hablarse de cosa juzgada
para los casos posteriores, difícilmente ellos mismos (los sujetos) tendrían
participación en uno posterior por la misma causa e idéntico objeto procesal. En
cambio, sería más lógico hablar de la existencia de conexidad
entre la cosa juzgada del proceso anterior y el nuevo proceso que se intentase en
virtud de una causa idéntica o similar, así como también con un mismo objeto
procesal o que responda a las mismas calidades que las del proceso antecedente.
Si bien, en principio la cosa juzgada comprende solamente a quienes han revestido
el carácter de partes del proceso en el cual se dictó la sentencia que adquirió aquella
eficacia, por diversas razones, sin embargo, el ordenamiento jurídico prevé la
posibilidad de que la cosa juzgada se extienda a personas ajenas al pleito.
A los efectos de poder determinar la existencia o no de cosa juzgada, el órgano
jurisdiccional no se encuentra atado a fórmulas legales que definan sus requisitos.
Ha de examinar si de modo integral tratan o no del mismo asunto, o si existe
conexión, continencia, accesoriedad o subsidiariedad en miras de no correr el riesgo
de ser inducido a contradicción.

CLASIFICACIÓN DE LAS SENTENCIAS

Las sentencias admiten varias clasificaciones en función de diversos aspectos.


Algunas de las clasificaciones y tipos de sentencias principales son las siguientes:
Por la forma
 Sentencia escrita.
 Sentencia oral (no siempre es posible, solo para algunos procesos).
Según la posibilidad de impugnación
 Sentencia firme (no se puede interponer ningún recurso, es decir, no son
recurribles).
 Sentencia recurrible o no firme (se puede interponer recurso).
En función de su contenido y sus efectos
 Condenatorias (se le aplica una condena al acusado por ser culpable).
 Absolutoria (el acusado es absuelto por falta de pruebas).
 Determinativas o constitutivas (finalizan, crean o modifican una situación
jurídica, por ejemplo en un divorcio o en una adopción).
 Declarativas.
Por su instancia
 Sentencia de instancia única.
 Sentencia de primera instancia.
 Sentencia de segunda o ulterior instancia.
Por otro lado, existe un tipo especial de sentencia, conocido como sentencia de
conformidad, que se produce con anterioridad para evitar la celebración del juicio
oral.
¿CUÁLES SON LOS REQUISITOS EXIGIBLES
EN UNA SENTENCIA?

En primer lugar, la sentencia debe dictarse en un período de tiempo determinado


en función del procedimiento del que se trate. Por norma general, el tribunal emitirá
la sentencia varios días después de de finalizar el juicio.
Por otro lado, se exigen unos requisitos formales en las sentencias en cuanto al
contenido y la explicación diferenciando entre algunas partes o secciones que se
deben incluir:
1. Encabezamiento: con los datos sobre el lugar, la fecha, número de
procedimiento, identificación de las partes, los abogados, etc.
2. Antecedentes de hecho y hechos probados: se explican de forma literal
las peticiones de las partes que intervienen en el proceso y se expresa la
realmente ocurrido según el criterio del juez y las pruebas existentes.
3. Fundamentos de Derecho: esta parte debe ir ordenada en párrafos
separados y numerados que explican los argumentos jurídicos que han
motivado la resolución en favor de una de las partes.
4. Parte dispositiva y fallo: contiene la decisión o fallo del Juez y se determina
el futuro del acusado.
Es obligatorio que la sentencia esté firmada directamente por el Juez o Magistrado
que la haya dictado.
Por último, es requisito legal que la sentencia contenga información sobre
los recursos ordinarios que se podrán interponer contra la propia sentencia.

CONCLUCIÓN

En el presente trabajo llegamos a la conclusión de que la sentencia judicial sí tiene


un carácter eminentemente constitutivo y que, por consecuencia, su naturaleza
jurídica es el de una verdadera fuente de obligaciones en los siguientes casos:
a) Cuando por virtud de un error judicial evidente, como lo es el caso de una
sentencia notoriamente contraria a la ley, por existir una contradicción manifiesta
entre los puntos resolutivos y los considerandos, la única fuente de las obligaciones
en tales casos será la voluntad del juez expresada en la sentencia, ya que aquélla
se concreta en los puntos resolutivos de la misma.

b) En los casos en que por virtud de una incorrecta valoración de la prueba el juez
considera existente una determinada fuente obligacional, cuando en realidad no
existe, o cuando por una indebida valoración de los medios de prueba aportados a
juicio el juez varíe la naturaleza de un contrato dando vida a nuevas obligaciones
que jamás se propusieron las partes, es inconcuso que en ambos casos la última
fuente de las obligaciones la constituye la sentencia judicial.

c) También adquiere la sentencia judicial el carácter de fuente autónoma de


obligaciones en aquellos caso en que por un error judicial se aplica una ley
derogada, ya que sin duda alguna en un sistema de derecho legislado como el
nuestro, la norma jurídica adquiere o pierde vigencia, solamente cuando se crea,
abroga o deroga por el órgano legislativo, siguiendo el procedimiento formal
establecido por la constitución y leyes secundarias; luego, es claro que cuando una
sentencia se funda en una ley derogada, carente de obligatoriedad, se concluye que
en último término la única fuente creadora de las obligaciones contenidas en la
resolución, lo es la voluntad del juez expresada en ésta.

d) Por las mismas razones consideramos que la sentencia es meramente


constitutiva, cuando en los considerandos de ésta el juez asume el papel del
legislador, tomando una actitud crítica ante la obra de éste, sacando sus propias
soluciones.

e) Por último, consideramos que existen tres casos clásicos en que la sentencia es
fuente de obligaciones, nos referimos a las sentencias declarativas de inexistencia,
nulidad y rescisión, en los que el acto jurisdiccional tiene efectos totalmente
restitutorios, sobre todo cuando en los casos de inexistencia ha habido un principio
de ejecución.
BIBLIOGRAFÍA

https://conceptodefinicion.de/sentencia/ Conceptodefinicion.de, Redacción. ( Última


edición:18 de julio del 2019). Definición de Sentencia. Recuperado de:
https://conceptodefinicion.de/sentencia/. Consultado el 1 de abril del 2020

https://www.conceptosjuridicos.com/sentencia/

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http://cesmdfa.tfja.gob.mx/investigaciones/historico/pdf/lassentencias.pdf

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