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Sentencia Arce PDF
Sentencia Arce PDF
Existe desde hace unos años una gran inquietud en la revisión de los alcances y
efectos de las sentencias. En esta oportunidad destacaremos que las sentencias
son el acto más importante de la función jurisdiccional, toda vez que éstas sin lugar
a dudas, son el medio por el cual los órganos jurisdiccionales se legitiman y ponen
fin a una controversia en concreto.
Una sentencia consiste en aplicar y declarar el derecho al caso sometido a la
consideración de los órganos estatales encargados de la misma, los cuales deben
conseguir un equilibrio entre las garantías, tanto de los derechos e intereses
públicos y privados en juego, así como del acierto y calidad de las decisiones
judiciales, emitidas con la celeridad de los procesos y la efectividad de lo juzgado.
Bajo este marco, este trabajo que se presenta tiene la finalidad de aportar un
acercamiento a una sistematización filosófico jurídico en el estudio de la sentencia.
Pensamos que la naturaleza jusfilosófica de la sentencia judicial corresponde
plenamente al problema central de la Filosofía del Derecho, esto es, a la idea de la
justicia.
En efecto, la axiología del derecho positivo bien sabido es que se encamina al logro
de la justicia. Por tanto, si la sentencia viene a ser la culminación natural de la
función jurisdiccional, cuyo instrumento está constituido por las normas del derecho
positivo que orientan el criterio del juzgador, es indudable que la finalidad del fallo
judicial no puede ser otra que la pretensión por alcanzar aquel 'valor absoluto', como
lo denomina Radbruch.
Lo anterior es tanto más cierto cuanto que la propia Ley Suprema, a fin de evitar la
justicia por propia mano, prohíbe el ejercicio violento de los derechos, es decir, al
margen de los tribunales creados ex profeso por el Estado.
Desde Aristóteles ya se distinguía entre justicia conmutativa y justicia distributiva;
entendida la primera como la correspondiente a sujetos ubicados en similar plano
de igualdad, y la segunda como aquella propia de sujetos desiguales uno del otro e
impartida por un ente distinto, colocado en superior grado de jerarquía. El propio
Radbruch opina al respecto que, "La justicia conmutativa representa la igualdad
absoluta entre una prestación y una contraprestación, por ejemplo, entre la
mercancía y el precio, entre el daño y la reparación, entre la culpa y la pena. La
justicia distributiva preconiza la igualdad proporcional en el trato dado a diferentes
personas, por ejemplo, el reparto entre ellas de los tributos fiscales con arreglo a su
capacidad de tributación, su promoción a tono con su antigüedad en el servicio y
con sus méritos…" para culminar diciendo que aquélla es propia del Derecho
Privado, mientras que ésta lo es del Derecho Público.
De lo expuesto se sigue, pues, que la justicia debe suponer trato igual para los
iguales y desigual para los desiguales; de donde puede concluirse igualmente que
la sentencia judicial, según sea el área jurídica de que se trate, deberá
corresponder, necesariamente, a tales imperativos, lo que viene a corroborar su
naturaleza jurídico-filosófica ya dicha. Sin embargo, también estimamos que la ratio
de la sentencia, tanto o más importante que el afán en sí de obtener justicia, se
encuentra en la seguridad jurídica. Ciertamente una sentencia justa se hallará
investida de un valor ético incalculable, pero ¿qué pasaría si aquel fallo careciera
de firmeza, de solidez, frente a los demás justiciables y aún frente a los demás? Sin
duda que en tal caso la bondad de la resolución se haría nugatoria.
Justamente por ello es que la sentencia judicial, merced a la figura procesal de la
cosa juzgada, adquiere la firmeza necesaria que genera a su vez la seguridad
jurídica, indispensable en todo orden social, que evita la incertidumbre que pudiera
derivar de la tramitación de procedimientos judiciales interminables.
De ahí nuestra consideración en el sentido de que también la seguridad jurídica está
insita en el enfoque que venimos realizando acerca de la sentencia.
Quepa como corolario de las consideraciones que anteceden, citar el pensamiento
de Becerra Bautista acerca de la labor resolutora del juzgador: "El Estado-juez debe
satisfacer el interés social de mantener la paz pública mediante la vigencia efectiva
del derecho, haciendo justicia en los casos de violación o desconocimiento de la
norma abstracta, declarando soberanamente cuál es la voluntad de la ley en el caso
concreto y usando de los medios de coacción adecuados para el respeto, por parte
del renuente, de ese querer soberano…".
DEFINICIÓN DE SENTENCIA
S E N T E N C I A Y J U R I S D I C C I Ó N.
¿Es simple juicio lógico?, Por sentencia debe entenderse el juicio lógico de los
hechos en las normas jurídicas y la conclusión de los resolutivos que contienen la
verdad legal. El Maestro Jacinto Pallares define a la sentencia como “el acto
jurisdiccional por medio del cual el Juez resuelve las cuestiones principales materia
del juicio o las incidentales que hayan surgido durante el proceso”.
Desde un punto de vista lógico, la sentencia, constituye un silogismo compuesto por
una premisa mayor (ley), una premisa menor (el caso) y una conclusión o
proposición (aplicación de la norma al caso concreto); el silogismo es una
argumentación deductiva, un raciocinio en el cual por supuestas proposiciones o
premisas se llega a una nueva proposición, calificándosele como la expresión
perfecta del raciocinio perfecto, por lo que el acto procesal más importante de
cualquier órgano jurisdiccional es la sentencia, la cual constituye la resolución de la
litis planteada sometida a la consideración del juez.
Éste es quien tiene que decidir la elección de la premisa mayor, sobre la cual se va
a fundamentar la sentencia, si es que se presenta el problema de que haya más de
una premisa posible, cada una de ellas vigentes en el ordenamiento jurídico positivo,
pero las premisas son elegidas en función de lo que se estima como el fallo correcto,
toda vez que con propiedad es posible afirmar que sentenciar no es conocer sino
valorar.
Precisado que fue ya el concepto de sentencia, así como explicada su naturaleza
jurídica y filosófica, se impone ahora determinar el concepto de jurisdicción, habida
cuenta que el acto sentenciador es de carácter eminentemente jurisdiccional.
En su acepción más amplia suele decirse que la jurisdicción es la facultad conferida
por la ley al juzgador para decir el derecho, esto es, para aplicar la norma general y
abstracta al caso concreto.
La jurisdicción se integra de tres funciones básicas: la "notio" (conocimiento de la
controversia); el "judicium" (facultad de decidirla); y la "exsecutio" (potestad de
ejecutar lo sentenciado).
Calamandrei no puede darse una definición absoluta de jurisdicción, esto es, válida
para todos los tiempos y para todos los pueblos. No obstante, refiere que es
"…aquella potestad o función (llamada jurisdicción o judicial) que el Estado, cuando
administra justicia, ejerce en el proceso por medio de los órganos judiciales".
Como quiera que sea, analizando los diversos señalamientos doctrinales antes
precisados, podemos corroborar que ninguno de ellos se aparta del concepto
genérico que proporcionamos inicialmente acerca de la jurisdicción, de cuyo
concepto podemos derivar los siguientes elementos: a) La jurisdicción es una
facultad conferida por la ley; b) Al órgano jurisdiccional; y, c) Para aplicar la norma
general al caso concreto.
Además, resulta evidente que dicha facultad halla su punto culminante en el
pronunciamiento de la sentencia.
Volvemos así a reubicarnos en el tema primordial de este trabajo que lo es la
sentencia judicial, por lo que habremos ahora de examinar lo referente a sí ésta es
un simple juicio lógico del juzgador o si, además, supone un acto volitivo de éste.
Uno de los autores que con mayor profundidad se ha ocupado del estudio de la
sentencia judicial, y de la civil en particular, lo fue Alfredo Rocco, quien en su obra
la Sentencia Civil se manifiesta abierto partidario del primero de los criterios
aludidos, o sea del que pregona que el fallo judicial no es sino producto de un
razonamiento lógico-jurídico del sentenciador, no de otra cosa; pues afirma que éste
se concreta a realizar una labor mecánica merced a la cual se aplica la norma
genérica e impersonal al caso específico, y que por ello la voluntad expresada en la
sentencia no es otra que la voluntad de la ley, nunca la del juez.
Así tenemos que en su célebre obra apunta literalmente: "….nosotros creemos que
el elemento esencial y característico de la sentencia es el juicio lógico; esto es, que
la sentencia es esencialmente un acto de la mente del juez… La operación por la
cual, dada una norma general, se determina cuál es la conducta que debe seguir en
el caso concreto el particular sujeto a la norma, es una pura operación lógica, y
como se suele decir, un silogismo, en el cual tomada como premisa mayor la regla
general, como menos el caso concreto, se deduce la norma de conducta que hay
que seguir en el caso particular… El juez, pues, no expresa en esta operación una
voluntad propia, sino que manifiesta simplemente su propio juicio sobre la voluntad
del órgano legislativo en el caso concreto. El Estado ha afirmado ya su voluntad en
el ejercicio de la función legislativa; no tiene necesidad de afirmarla una segunda
vez en el ejercicio de la facultad jurisdiccional. La sentencia no contiene, pues, otra
voluntad que la de la ley traducida en forma concreta por obra del juez…".
Sin duda resultan interesantes e inquietantes las afirmaciones hechas por Rocco en
base a los razonamientos que se dejan puntualizados. Sin embargo, no
compartimos su criterio de que la sentencia es una mera operación lógica del
juzgador, quien a base de silogismos deba constreñirse a la aplicación de la norma
general al caso particular, pues pensamos que el acto sentenciador es algo más
que eso: creemos que implica igualmente, en gran parte, la voluntad del juzgador,
sobre todo en el caso de las llamadas sentencias constitutivas, como lo veremos a
continuación.¿Es un acto de voluntad del juez?
Uno de los civilistas más reconocidos en nuestro medio, Rafael Rojina Villegas, al
enfocar el problema de si la sentencia judicial puede ser o no fuente autónoma de
obligaciones, la considera como un acto jurídico público o estatal; y agrega que
como acto jurídico que es al fin, se compone de elementos esenciales, uno de los
cuales equivale a una manifestación de voluntad.
Así señala: "Es verdad que el Juez en principio no hace una manifestación libre,
sino que interpreta lo que podría llamarse la voluntad del orden jurídico, es decir, no
se propone, mediante su acto, hacer una manifestación de voluntad libre y
espontánea para crear ad libitum determinadas consecuencias; en cambio en el
contrato y en el testamento, el autor o autores del acto jurídico proceden con
libertad…Hay una libertad de acción que no tiene el Juez al dictar su sentencia.
Creemos que fundamentalmente el problema es idéntico en todos los actos
jurídicos, pues sólo el órgano constituyente tiene libertad de acción, pero ni el
órgano legislativo, ni el jurisdiccional, ni el administrativo, ni el contratante, no el
testador, ni el actor del acto jurídico, pueden tener libertad para producir ad libitum
las consecuencias de derecho; todos esos sujetos que intervienen, bien sea en los
actos públicos o en los privados, se mueven y operan dentro del orden jurídico.
Hemos dicho en múltiples ocasiones que no es la voluntad contractual la que crea
las consecuencias de derecho si no la voluntad condicionada a la ley….
Ahora bien, es cierto que la ley que la ley ha delegado al la voluntad contractual y
en su caso a la testador, un campo dentro del cual pueda operar libremente, pero
entiéndase bien que es por delegación expresa de la ley; de la misma suerte operan
el Juez y el Legislador y en su caso el funcionario administrativo. El juez manifiesta
una voluntad de acuerdo con el orden jurídico, así como el contratante que tiene
que hacerlo…".
Nosotros agregaríamos a todo lo dicho por tan eminente autor que, en ciertos casos,
como por ejemplo en la función integradora que el juez está obligado a realizar por
mandamiento expreso del artículo 14 de nuestra Ley Fundamental, es decir, cuando
no exista norma jurídica específica para resolver determinada controversia, su
manifestación de voluntad contenida en la sentencia es casi absoluta, porque las
consecuencias jurídicas que de ella se deriven emanarán directamente de tal
volitivo, aún cuando en efecto este deba orientarse por los principios generales del
derecho, por la analogía, por la mayoría de razón, y en todo caso, por la equidad,
entendida esta como summun de la justicia. Pues de acuerdo, además, con el
artículo 18 del Código Civil para el Distrito Federal (que encuentra disposiciones
semejantes en los demás Código Civiles de la República), el silencio, la obscuridad
o la insuficiencia de la ley no autorizan a los jueces o tribunales para dejar de
resolver una controversia; mientras que el artículo 20 del mismo cuerpo normativo
establece que cuando haya conflicto de derechos, a falta de ley expresa que sea
aplicable, la controversia se decidirá a favor del que trate de evitarse perjuicios y no
del que pretenda obtener un lucro; y que si el conflicto fuere entre derechos iguales
o de la misma especie, se decidirá observando la mayor igualdad posible entre los
interesados (equidad).
LA SENTENCIA EN LA TUTELA
JURISDICCIONAL
El tema central radica en poder advertir el alcance de la cosa juzgada, y cuáles son
sus efectos respecto de las partes como de terceros latu sensu, siendo quizás el
meollo de la cuestión su aplicación erga omnes, o sea, con respecto a cualquier
persona, haya o no tenido participación en ese proceso antecedente. Es importante
destacar, de suyo, el concepto genérico al que corresponde aludirse el de cosa
juzgada por conexidad, como quedará expuesto más adelante. En efecto, no sería
lógico aludir a la cosa juzgada tradicional o sea aquella en la cual confluyen el sujeto,
la causa y el objeto, por más que en supuestos aislados podría darse, sino más bien
al claro caso de la conexidad porque los justiciables que han tenido intervención en
el proceso inicial y sobre la base de cuya sentencia podrá hablarse de cosa juzgada
para los casos posteriores, difícilmente ellos mismos (los sujetos) tendrían
participación en uno posterior por la misma causa e idéntico objeto procesal. En
cambio, sería más lógico hablar de la existencia de conexidad
entre la cosa juzgada del proceso anterior y el nuevo proceso que se intentase en
virtud de una causa idéntica o similar, así como también con un mismo objeto
procesal o que responda a las mismas calidades que las del proceso antecedente.
Si bien, en principio la cosa juzgada comprende solamente a quienes han revestido
el carácter de partes del proceso en el cual se dictó la sentencia que adquirió aquella
eficacia, por diversas razones, sin embargo, el ordenamiento jurídico prevé la
posibilidad de que la cosa juzgada se extienda a personas ajenas al pleito.
A los efectos de poder determinar la existencia o no de cosa juzgada, el órgano
jurisdiccional no se encuentra atado a fórmulas legales que definan sus requisitos.
Ha de examinar si de modo integral tratan o no del mismo asunto, o si existe
conexión, continencia, accesoriedad o subsidiariedad en miras de no correr el riesgo
de ser inducido a contradicción.
CONCLUCIÓN
b) En los casos en que por virtud de una incorrecta valoración de la prueba el juez
considera existente una determinada fuente obligacional, cuando en realidad no
existe, o cuando por una indebida valoración de los medios de prueba aportados a
juicio el juez varíe la naturaleza de un contrato dando vida a nuevas obligaciones
que jamás se propusieron las partes, es inconcuso que en ambos casos la última
fuente de las obligaciones la constituye la sentencia judicial.
e) Por último, consideramos que existen tres casos clásicos en que la sentencia es
fuente de obligaciones, nos referimos a las sentencias declarativas de inexistencia,
nulidad y rescisión, en los que el acto jurisdiccional tiene efectos totalmente
restitutorios, sobre todo cuando en los casos de inexistencia ha habido un principio
de ejecución.
BIBLIOGRAFÍA
https://www.conceptosjuridicos.com/sentencia/
https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?params=H4sIAAA
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http://cesmdfa.tfja.gob.mx/investigaciones/historico/pdf/lassentencias.pdf
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