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W. Bion: “Una teoría del pensamiento” Conceptos básicos e introductorios al


tema.
Ana M. Luzzi.

Bion plantea que el ser humano nace con una preconcepción innata del pecho,
así como con otras preconcepciones “relativamente simples e indiferenciadas
relacionadas con la alimentación, la respiración y la excreción”. Se trataría de
“pensamientos vacíos”, según términos del autor.
Estas preconcepciones podrían entenderse como protopensamientos o
preconcepciones.
Cuando Bion afirma que el bebé tiene una preconcepción innata del pecho no
quiere decir que desde el primer momento de la vida el bebé tenga conciencia
del pecho, sino que siente que “necesita algo que no tiene”. Bion plantea que
cuando el bebé tiene hambre, siente que el pecho es un objeto malo que lo
está lastimando. En el encuentro con el pecho, el bebé tiene la fantasía
inconsciente de que está evacuando algo en el pecho y también que está
recibiendo algo. ¿Qué es lo que evacúa el bebé en el pecho?
Evacúa hambre pero además evacúa temor. “Hambre + temor” serían
elementos Beta, “cosas en sí mismas”, indiscriminadas, que sólo sirven para
ser evacuadas, no sirven para pensar, ni para soñar, ni para recordar.
Ahora bien, aquí va a interesar qué pasa en el encuentro con la madre. En la
teoría de M Klein, en la posición esquizo-paranoide el bebé tiene la fantasía
inconsciente de escindir las partes malas del Self y proyectarlas en el pecho, a
fin de controlar y dominar esas partes peligrosas en el objeto (mecanismo de
identificación proyectiva); M Klein plantea en muchos artículos que los objetos
externos corroboran o refutan las fantasías inconscientes, pero no informa
sobre ese proceso.
A Bion le interesó fundamentalmente el estudio de los vínculos, y explica que
si la madre tiene “capacidad de reverie”, entonces no sólo podrá funcionar
como un continente adecuado para alojar las identificaciones proyectivas del
bebé sino que además podrá devolverle esas proyecciones “desintoxicadas”;
los elementos Beta que el bebé proyectó han sido transformados en
elementos Alfa, merced a la capacidad de reverie materna, también llamada
función Alfa de la personalidad.
Los elementos Alfa son experiencias emocionales, datos de los sentidos que
han sido transformados mediante la función Alfa (o capacidad de reverie) en
imágenes visuales, auditivas u olfativas que constituyen la materia prima para
la formación de pensamientos oníricos, recuerdos, el pensamiento inconsciente
de la vigilia o los sueños.
Los elementos Alfa se articulan entre sí y forman la BARRERA DE
CONTACTO, que es una estructura en integración y desintegración
permanente, una especie de membrana semipermeable que separa los
fenómenos mentales en dos grupos, que facilita el contacto entre la conciencia
y el inconsciente y es necesaria para generar la noción “adentro-afuera”
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(espacio), “ahora- antes- después” (tiempo), para distinguir el sueño de la


vigilia, y para facilitar el contacto emocional.
La barrera de contacto es la base de la relación normal con la realidad y entre
el mundo interno y externo.
A este encuentro del bebé con una mamá con capacidad de reverie, que le
puede devolver los contenidos evacuados en forma dosificada y
“desintoxicados”, transformados en elementos Alfa, Bion la llama
REALIZACIÓN POSITIVA. El término realización refiere a materializar algo, a
hacer algo REAL. La preconcepción del pecho requiere de un pecho, de un
pecho externo real, de una realización para poder evolucionar.
Ahora bien, la madre no sólo le devuelve al bebé los elementos alfa (a partir de
la transformación de los elementos Beta evacuados), sino que además le
devuelve la función Alfa, la relación “continente-contenido” que implica el
aprendizaje de un vínculo emocional, que permitirá ir diferenciando el objeto
malo del objeto bueno. Si el bebé está en condiciones de introyectar la función
Alfa de la madre, comenzará a experimentar estados de desintegración y
estados de integración, así como su interacción, lo cual le permitirá retener
experiencias y recuerdos emocionales y hacer más tolerable cuando se
acerque el pasaje al dolor depresivo.
La unión de una preconcepción (expectativa innata del pecho) con una
realización positiva (presencia del pecho bueno gratificador y continente) da
lugar a una concepción, caracterizada por su calidad sensorio-perceptiva.

¿Qué pasa si la madre no dispone de capacidad de reverie?


Si la madre no puede transformar los elementos Beta evacuados y se los
devuelve al bebé sin modificar, el bebé cae en un estado que Bion denomina
“terror sin nombre”, aludiendo a que los contenidos evacuados por el bebé no
pudieron discriminarse, diferenciarse, significarse a través del encuentro con la
madre y la única alternativa posible será volver a evacuarlos, a través de un
mecanismo de identificación proyectiva hipertrofiada o masiva, con el riesgo de
entrar en estados confusionales. Esta vinculación daría cuenta de una
REALIZACIÓN NEGATIVA.

A partir de una realización negativa hay dos caminos posibles:


 Si el bebé tiene escasa tolerancia a la frustración, frente a la “experiencia
de la ausencia del pecho continente”, una alternativa es la mencionada
hipertrofia de identificaciones proyectivas masivas, lo que reforzará la
organización de la parte psicótica de la personalidad. La aglomeración de
elementos Beta conforma una PANTALLA DE ELEMENTOS BETA,
característica de los vínculos psicóticos, en los que no habría posibilidad de
introyecciones ni de integración, sino aglutinación o aglomeración de los
objetos internos, con la consecuente indiferenciación entre la conciencia y el
inconsciente, entre estar dormido o despierto, vivo o muerto.
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 Pero también existe otra posibilidad: si el bebé puede tolerar la frustración,


toma contacto con la realización negativa, e inicia un proceso de
crecimiento: tolera la frustración sin caer en el círculo de las identificaciones
proyectivas omnipotentes, dando lugar a la formación de un pensamiento
primitivo propiamente dicho.

La tolerancia a la frustración es considerada por Bion como un factor innato de


la personalidad, de gran importancia en el proceso de formación de
pensamientos y de la capacidad de pensar. Si esta capacidad o tolerancia a la
frustración es suficiente, el “no pecho” deviene pensamiento y se desarrolla
un aparato para pensar.
Por el contrario, un monto grande de intolerancia a la frustración hace que se
tienda a evadir la frustración en lugar de modificarla, y lo que debería
evolucionar en un pensamiento, queda como un objeto malo, indistinguible de
una cosa en sí misma, que sólo puede ser evacuado.

El aparato para pensar pensamientos se forma a través de dos


mecanismos:
 La relación dinámica entre algo que se proyecta: un contenido, y un objeto
que lo contiene: un continente. Relación continente-contenido.
 La relación dinámica entre las posiciones esquizo-paranoide y
depresiva.
El desarrollo de los pensamientos y del pensar depende de dos grandes
grupos de factores en interjuego: los factores innatos (mayor o menor
tolerancia a la frustración) y los factores ambientales: capacidad de reverie de
la madre, que determinará el desarrollo y posterior evolución de la capacidad
para pensar.
Es el vínculo aquello que permite (o no) vivir una experiencia capaz de
transformar las sensaciones en pensamientos.

BIBLIOGRAFÍA:
Bion, W (1962) “Una teoría del pensamiento”. Volviendo a pensar. Buenos
Aires: Ed. Paidós.
Bion, W (1963) Elementos de Psicoanálisis.. Buenos Aires: Ed. Paidós.
Bion, W (1966) Aprendiendo de la Experiencia. Buenos Aires: Ed. Paidós.
Bion, W (1977) La Tabla y la Cesura.. Buenos Aires: Ed. Paidós.

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