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TRIBUTOS

1. Concepto

Se define a los tributos como las extracciones coactivas de parte de la riqueza


de los particulares, con basamento legal, preferiblemente en dinero, con el
propósito básico de obtener ingresos para cubrir las necesidades publicas, sin
perjuicio de perseguir, además, objetivos extrafiscales, todo ello en pro de la
finalidad máxima de promover el bienestar general
Consiguientemente los ingresos tributarios son aquellos, medios pecuniarios de
que dispone el Estado para cubrir los servicios y funciones publicas a su cargo
y que derivan de las detracciones denominadas tributos.

2. Caracterización de los ingresos tributarios

La caracterización y el tratamiento de los tributos en si mismos, e


independientemente de sus especies – impuestos, tasas y contribuciones
especiales -, son importantes para establecer los elementos comunes a dichas
especies, así como también las notas especificas que lo diferencian de otros
ingresos públicos.
De tal manera los elementos de Coacción y Ley en sentido formal material
que sirven para diferenciarlos de los precios, el carácter pecuniario de la
prestación personal y el fundamento general, que sirve para distinguirlo de las
sanciones, son elementos que integran necesariamente el concepto de cada
una de las especies tributarias.
Las características de los ingresos tributarios son:

a. Carácter económico:
b. Las prestaciones son preferiblemente dinerarias
c. Basamento legal
d. Elemento coercitivo
e. Finalidad esencial

3. Clasificaciones de los tributos

Una clasificación muy importante es la que divide a los tributos en no


vinculados y vinculados.
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a. Tributos no vinculados: es el caso de los Impuestos, no existe


conexión del obligado con actividad estatal alguna, que se refiera
a el o que lo beneficie. Por ello su obligación nacerá ante un
hecho o situación que según la valoración del legislador, revele
capacidad de contribuir al sostenimiento del estado – por ejemplo
percibir una renta, poseer un patrimonio, realizar un gasto -.

b. Tributos vinculados: el hecho o circunstancia que genera la


obligación de contribuir esta estructurada en forma tal que se
integrara con una actividad o gasto a cargo del Estado, que de
alguna forma, afectara al obligado o repercutirá en su patrimonio.
En esta clase de tributos se deberá tener en cuenta la actividad o
gasto a cargo del Estado que atañe al obligado o produce efectos
beneficiantes con respecto a su patrimonio – por ejemplo la
actividad del registro de automotores, la repartición que vela por
la salud publica, del organismo encargado de obras viales, de la
caja que otorga beneficios sociales, de los entes que prestan
servicios de seguridad, organización, inspección y control de las
ciudades -. A su vez se advierte una notoria diferencia dentro de
los tributos vinculados como ser:

- Tasas : la obligación surge ante el mero goce o


aprovechamiento del obligado, sin que interesen sus
requerimientos del servicio ni su beneficio como
resultado de el. En consecuencia la obligación nace ante
la prestación del servicio, que deberá ser siempre
efectiva.

- Contribuciones especiales: En este caso hay una


actividad o gasto Estatal productores de un beneficio en
el obligado, y esa actividad beneficiante genera la
obligación de pagar el tributo.

4. Principios superiores de la tributación

En función de las características enunciadas en el punto anterior, y dado que la


finalidad ultima es la promoción del bienestar general, surge como punto
trascendental el de investigar cuales son los principios o reglas ideales que
deben servir de guía para una coherente formulación de la política tributaria, a
los cuales asignamos la denominación de principios superiores de la
tributación. Dichos principios son:
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4.1. La regla de la Equidad

Los tributos deben ser justos y equitativos. Esto implica que los particulares
deben contribuir al mantenimiento del Estado, tanto como ello sea posible, en
proporción con sus respectivas capacidades económicas. Esta regla es la que
da origen al principio de la capacidad contributiva.

4.2. La regla de la Certeza o Transparencia Tributaria

El tributo que cada persona esta obligado a pagar debe ser cierto y no
arbitrario. La fecha y la forma de pago, así como también la cantidad a pagar,
debe ser claras y precisas, tanto para el contribuyente como para cualquier otra
persona.
La certidumbre de lo que cada individuo deberá pagar en concepto de tributo,
es una cuestión de tan grande importancia – y así parece deducirse de la
experiencia de todas las naciones – que un grado muy considerable de
desigualdad produce menos efectos dañinos que un grado pequeño de
incertidumbre.
Para cumplir con el postulado de la transparencia tributaria, la Ley Fiscal debe
determinar con precisión los siguientes datos:

Sujetos pasivos.
Hecho Imponible.
Base imponible.
Alícuotas.
Fechas.
Plazos y modalidades de pago.
Exenciones y beneficios en general.
Infracciones posibles.
Sanciones aplicables.
Recursos legales que proceden frente a una actuación ilegal de la
administración.

El cumplimiento del principio exige que estos datos sean claramente


consignados en las normas tributarias en sentido lato, es decir con inclusión de
reglamentos, resoluciones generales e interpretativas, circulares, etc.

Otro elemento importante, a los fines de estos principios, es la difusión de las


normas. Las disposiciones fiscales deben ser publicadas y explicadas, no solo
por el medio que señala la ley como obligatorio – Boletín Oficial -, sino por
todos aquellos que faciliten su divulgación, de manera que sean conocidas por
los afectados en el menor tiempo posible.

4.3. La regla de la Conveniencia


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Los tributos se deben recaudar en la fecha y forma que resulten más


convenientes para el contribuyente. La mejor aplicación de esta regla se halla
en el Impuesto al Valor Agregado y en los Impuesto Internos al consumo.
Como bien explica Groves, no solo se pagan estos impuestos, poco a poco,
con las mismas compras del consumidor, sino que se suelen incluir en los
precios de una manera tan confusa que el consumidor no pueda reconocerlos.
Se ha dicho que esta es la manera más fácil de pagar impuestos, ya que si
bien es difícil aceptar la imposición de los tributos en si misma, por lo menos es
preferible que su pago no se realice también de una manera difícil, observando
que esta tercera regla puede resultar contradictoria con la primera, pues los
impuestos al consumo no se ajustan tan bien al principio de la equidad.

4.4. Regla de la Economía

Mediante este principio se recomienda que los tributos se recauden en forma


tal que provoque el mínimo costo de recaudación.
Según este principio se debe tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

- Los gastos que se le ocasionan directamente al fisco por la


administración de los tributasen él más amplio sentido de la
expresión, quedando incluidos, por lo tanto, los gastos generales,
imputables a aquellas.
- Los gastos ocasionados al contribuyente por los trabajos
relacionados con el pago de sus impuestos.
- Los costos que se les originan a los individuos o a las personas
jurídicas por el hecho de que, sin recibir la correspondiente
indemnización – realicen a favor del fisco y como agentes suyos
trabajos relativos a impuestos debidos por terceros.

5.Criterios distributivos de los tributos

En la medida que se fueron afirmando los estados de derecho y comenzaron a


aparecer las Constituciones fueron surgiendo principios del derecho financiero
y del derecho tributario, tales como la legalidad, la generalidad, la igualdad – ya
contenidas en los primeros principios de Adam Smith – la proporcionalidad, la
no confiscatoriedad, la libertad de circulación territorial, etc.
Sin embargo, estos principios fundamentales están expresados en las
Constituciones y las normas en forma indeterminada. Para cubrir este vació se
han elaborado criterios que, aun sin estar incorporados en las Constituciones
en forma expresa, cumplen a función de dar fundamento a la distribución de la
carga tributaria.
Así por ejemplo el articulo 16 de nuestra constitución nacional establece “ la
igualdad es la base del impuesto y de las cargas publicas “ precepto que a su
vez se halla reafirmado en el Preámbulo y en las disposiciones de los artículos
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4,14,28 y 33, que consagran la equidad como principio general de nuestro


derecho.
La justicia al igual que la equidad no son conceptos sobre los cuales se pueda
descubrir su ser, pertenecen, al contrario a lo que en metafísica se denomina
Categoría Ontológica del Valor y en consecuencia sobre ellos no podemos
enunciar juicios de existencia, sino juicios de valor. Y tales juicios deben, en
esta materia ser interpretados con la mayor aproximación posible, tanto por
quienes formulan las leyes positivas como por quienes tienen la interpretación
oficial de ellas, es decir la jurisprudencia.
Para ordenar el tema, el gobierno deberá comenzar como se elegirá a los
contribuyentes, es decir, quienes serán los aportantes al gasto gubernamental.
Pueden ser aquellos que se beneficien directamente del servicio publico, o los
que reciban o dé lugar a una prestación especial, o bien la colectividad en
general.
Esta determinación de que contribuyentes van a proporcionar los recursos y
que componentes de la sociedad se van a beneficiar con los servicios públicos
es un problema político. Se trata de una verdadera distribución de riqueza
dispuesta coactivamente por el estado y fundada en razones de tipo político.
Esta naturaleza política del problema impide señalar soluciones concretas, y
solo cabe considerar cuales son los principios y criterios aplicables. Esto es de
gran importancia en el Estado de Derecho pues esta vinculado con principios
fundamentales, que en muchos derechos positivos están incluidos en las
Constituciones, como sucede con el principio de igualdad ante la ley y la
capacidad contributiva, tomada esta como criterio para establecer la medida en
que los integrantes de la sociedad pueden y deben contribuir a solventar los
gastos públicos.
Por otra parte se han considerado los principios de la capacidad contributiva,
del beneficio y de la contraprestación como causa jurídica de los impuestos,
contribuciones y tasas, respectivamente constituyendo así un elemento
esencial de la relación jurídico-tributaria.

5.1. Criterio de la contraprestación

Este criterio se vincula con el derecho privado, En los casos del Precio, el
Estado percibe una compensación a cambio de un servicio de naturaleza
económica, el cual le proporciona al Estado o consumidor un beneficio
particular, que constituye la causa jurídica de la obligación.
Algo parecido sucede con la Tasa, aunque es necesario destacar que la
palabra contraprestación no tiene carácter contractual. Aquí se debe hablar de
una prestación exigida al particular en ocasión de la utilización,
aprovechamiento o goce de uno o varios servicios públicos que atañe a los
obligados o se relacionan especialmente con ellos.
La contraprestación como criterio distributivo utilizado en la tributación tiene el
significado de gravar a personas en virtud de la utilización, aprovechamiento o
goce de uno o más servicios públicos.
Ello puede suceder porque estos servicios se particularizan en una persona
determinada – por ejemplo expedición de un documento de identidad – o bien
porque guardan algún tipo de relación especial con los obligados – por ejemplo
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servicios públicos de seguridad, salubridad, contralor, organización, inspección,


etc. con relación a quienes realizan cierto tipo de actividades.
En ambos casos el Estado instituye el tributo denominado tasa, no por acuerdo
de voluntades sino en ejercicio de su poder de imperio, por considerar
razonable y justo que estas personas contribuyan al sostenimiento de dichos
servicios, ya que ellas son las que le dan origen y hacen a su funcionamiento.

5.2. Criterio del Beneficio

Según Jhon Due este principio implica extender al sector publico la regla
comercial del sector privado, en el sentido de que los bienes o servicios deben
ser pagados por quienes los usan. de tal manera quienes se benefician con el
gasto publico deben pagarlo mediante los tributos, de lo cual se desprende que
según este principio, deben recibir igual tratamiento quienes obtiene similares
beneficios de la actividad estatal, en tanto la distribución de tributos entre los
individuos que logran diferentes beneficios se deberá hacer en proporción con
las ventajas que el Estado les proporciona.
Según esta teoría si todo el sistema tributario se basa en la capacidad de pago,
al gravar mas fuertemente a quienes perciben un ingreso superior o
incrementan su riqueza, se producirá la inevitable consecuencia de desalentar
la iniciativa y castigar el éxito premiando el fracaso y retardando el progreso del
país.
Esta teoría sostiene que quienes consuman bienes o servicios producidos por
el gobierno son quienes deben financiarlos mediante precios o tributos, con lo
cual se logra una mejor integración del proceso gasto- ingreso del gobierno, el
cual ajusta la producción de sus servicios conforme a los reales recursos
disponibles. De no ser así, de existir personas que reciben servicios
gubernamentales sin experimentar carga alguna, mientras otros sufren alta
presión fiscal sin recibir contraprestación del gobierno, se afectan los incentivos
de la economía privada, base de la economía de mercado.
Hay actividades estatales como por ejemplo las contribuciones por obras
publicas - contribuciones de mejoras – y con ciertas tasas que son la
contraprestación de un servicio individualizado en el contribuyente y que le
proporciona ventajas. De la misma manera, suele ocurrir que el Estado presta
servicios que benefician a ciertos grupos o personas que obtienen provechos
directos o inmediatos de la actividad. Así sucede por ejemplo con quienes
utilizan las rutas conservadas mediante el peaje o con los beneficios derivados
de la seguridad social – jubilaciones- en tales casos parece justo que estos
beneficiarios realicen aportes aunque dejando en claro que tales contribuciones
son decididas por el Estado mediante su poder de imperio.
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5.3.Criterio de la Capacidad Contributiva

5.3.1. Definiciones

Horacio García Belsunce: consiste en la diferencia entre la renta bruta del


contribuyente y la suma que resulta de adicionar a las erogaciones
indispensables para su consumo un adecuado porcentaje de ahorro y
capitalización.

Fernando Sainz de Bujanda: supone en el sujeto tributario la titularidad de un


patrimonio o de una renta, aptos en calidad y cantidad, para hacer frente al
pago del impuesto, una vez cubiertos los gastos vitales e ineludibles del sujeto.

5.3.2. Medición de la Capacidad Contributiva

En términos muy generales, se puede decir que en un alto nivel de vida o un


holgado bienestar económico señalan a quienes tienen mayor aptitud para
colaborar tributariamente con el Estado que protege su seguridad y sus bienes,
sosteniendo que tal nivel de vida o bienestar económico queda exteriorizado,
básicamente, mediante tres manifestaciones:

a. Rentas : se admite que existe una estrecha relación entre la renta o


utilidad obtenidas por un sujeto, en un determinado periodo y el nivel de
vida o bienestar económico de tal sujeto - y por consiguiente su
capacidad contributiva -. A mayores rentas mayor nivel de vida y
viceversa. Además para hacer más exacta las comparaciones se debe
tener en cuenta las circunstancias especiales de cada contribuyente – si
es casado, si tiene hijos, el origen de sus rentas, etc. -.
Por ello cuando la capacidad de pago publico se mide tomando como
base las rentas, es valor entendido que estas deben ser depuradas, para
llegar así a las llamadas rentas netas. Esto constituye la base del
Impuesto argentino a las Ganancias.

b. Patrimonio : el patrimonio o capital, por ser fuente productora de rentas,


también sirve para medir la capacidad contributiva de los contribuyentes.
El criterio se utiliza para la aplicación del impuesto inmobiliario, el
impuesto a los automotores, el impuesto a la renta mínima presunta –
antes impuesto a los activos -, el impuesto sobre los bienes personales,
etc..

c. Consumos : Este también es un buen índice de capacidad contributiva,


puesto que la realización de una mayor cantidad de gastos o consumos
presupone un mayor nivel de vida o bienestar económico. Esta forma de
medir la capacidad contributiva es utilizada también por nuestra
legislación para la aplicación de impuestos tales como el impuesto al
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valor agregado y los impuestos internos a los consumos e incluso


parcialmente para el impuesto a las ganancias.

Estas tres categorizaciones permiten sobre todo si se lo utiliza


complementándolas entre sí, establecer las diferentes aptitudes de
colaboración con el fisco de los individuos, con un grado de razonabilidad
generalmente aceptado y con un buen nivel de consenso social.

5.3.3. Implicancias de la Capacidad Contributiva

las implicancias de la capacidad contributiva tanto para las finanzas publicas


como para el derecho tributario son:

a. Requiere que todo los titulares de medios aptos para hacer frente al
tributo deben contribuir en razón de un gravamen o de otro, salvo
aquellos que por no contar con un nivel económico mínimo queden al
margen de la tributación.

b. El sistema tributario se debe estructurar de tal manera que quienes


posean una mayor capacidad económica tengan una participación más
alta en las entradas tributarias del Estado.

c. No pueden ser seleccionados como hechos imponibles o bases


imponibles circunstancias o situaciones que no sean abstractamente
idóneas para reflejar la capacidad contributiva.

d. En ningún caso el tributo o conjunto de tributos que recaigan sobre un


contribuyente puede exceder la razonable capacidad contributiva de las
personas, ya que, de ser así, se atenta contra la propiedad,
confiscándola ilegalmente.

6.Teoría del sacrificio

Íntimamente relacionada con el criterio de la capacidad contributiva se halla la


teoría del sacrificio, que intenta conformar las distintas escalas de riqueza
como forma de determinar la proporción justa y equitativa en que deben
contribuir cada escala al sostenimiento del estado.
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La idea básica se funda, en primer lugar, en que la utilidad marginal esta en


relación inversa con el monto de los ingresos o el volumen del patrimonio, es
decir que a menor cantidad de renta o patrimonio hay mayor utilidad marginal
obtenible con los últimos ingresos. Para decirlo en términos más simples, lo
que se sostiene es que el valor de un mismo monto dinerario disminuye para el
que lo recibe en la misma proporción en que aumentan sus ingresos o capital.
Esto es así porque al aumentar los niveles de riqueza – renta o patrimonio -, las
ultimas fracciones – destinadas a las satisfacciones de necesidades
superfluoas o suntuarias – tienen un valor menor que las primeras, destinadas
a la satisfacción de las necesidades elementales. Partiendo de esta base se
han estructurado los sistemas del sacrificio mínimo, del sacrificio igual, y del
sacrificio proporcional.

7. Definición de Impuestos

Son los tributos exigidos por el estado a quienes se hallan en condiciones


generadoras de la obligación de tributar, elegidas por ser abstractamente
idóneas para exteriorizar capacidad contributiva y en proporción a esta, siendo
dichos hechos generadores de la obligación ajenos a toda actividad estatal
relativa al obligado.

8.Clasificación de los impuestos

8.1. Ordinarios y extraordinarios – permanentes y transitorios –

Antiguamente dicha clasificación se refería a aquellos que se percibían para


satisfacer necesidades habituales de la colectividad de aquellos otros que se
aplicaban en situaciones excepcionales.
Actualmente, es más importante la clasificación que tiene en cuenta no tanto
las necesidades a solventar, sino el carácter de permanencia o transitoriedad
del impuesto.
Son impuestos permanentes aquellos que no tienen limite de tiempo en cuanto
a su vigencia, la cual persiste mientras no sean derogados por ejemplo
Impuesto al Valor Agregado.
Son impuestos transitorios aquellos que tienen un lapso determinado de
duración, transcurrido el cual supuestamente, deja de existir por ejemplo
Impuesto sobre el Patrimonio Neto, Altas rentas.
Debiendo aclarar que ciertos impuesto permanentes en realidad son legislados
como emergencias ante lo cual parecen transitorios, pero casi nunca es así,
porque suelen ser prorrogados indefinidamente.
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8.2. Impuestos reales y personales

Los primeros consideran en forma exclusiva la riqueza gravada, con


prescindencia de la situación personal del contribuyente por ejemplo impuesto
a los consumos.
Los segundos tienen en cuenta la especial situación del contribuyente,
valorando los elementos que integran su capacidad de pago por ejemplo
impuesto a la renta que toma en cuenta cargas de familia o el origen de las
ganancias.

8.3. Impuesto proporcionales y progresivos

Un impuesto es proporcional cuando mantiene una relación constante entre su


cuantía y el valor de la riqueza gravada, y es progresivo cuando la relación de
la cuantía del impuesto aumenta a medida que se incrementa el valor de la
riqueza gravada. En la forma corriente de aplicación actual, impuesto
proporcional es el que tiene una alícuota única, e impuesto progresivo es aquel
cuya alícuota aumenta a medida que crece el monto gravado.

8.4. Impuestos directos e indirectos

La clasificación más antigua se basa en la posibilidad de traslación,


entendiendo por traslación la transferencia económica de la carga impositiva
por su pagador hacia un tercero.
Impuestos directos son aquellos que no se pueden trasladar, es decir, que se
exigen de las mismas personas que se pretende o se desea que lo paguen.
Impuesto indirectos son aquellos trasladables, lo cual significa que se cobran a
una persona con la esperanza y la intención de que esta indemnizara a
expensas de alguna otra.
Para el criterio administrativo, impuesto directos son los que se recaudan
según listas o padrones, mientras que los impuestos indirectos no se pueden
incluir en dichas listas o padrones. Esta distinción se basa en que los
impuestos directos gravan periódicamente situaciones con cierta permanencia,
mientras que los impuestos indirectos gravan actos o situaciones accidentales,
tales como los consumos.

8.5. Impuestos financieros y de ordenamiento de acuerdo a sus finalidades

Impuestos financieros: son las prestaciones de otras economías, exigidas por


la fuerza por las corporaciones publicas, en forma exclusiva o principal y con el
objeto de costear las necesidades financieras de su economía, sin retribución
especifica.

Impuestos de ordenamiento: son las prestaciones en dinero con las cuales


gravan las corporaciones publicas a otras economías no para lograr ingresos
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sino para determinar una conducta, un hecho o una omisión. Tales impuestos
tiene por objeto realizar o mantener y fomentar un determinado orden publico,
queriendo dar un aliciente a los contribuyentes para obtener un cierto
comportamiento y una cierta actuación.

9.Efectos económicos de los impuestos

Introducción

Como hemos visto los impuestos son detracciones de la riqueza de los


particulares que no se compensan con actividades estatales relacionadas con
los pagadores ni con beneficios individualmente medibles por ellos. Queda
claro, por lo tanto, que deben producir efectos y alteraciones, tanto en las
economías de los particulares como en la del país.
Desde el punto de vista económico, se observa la materia gravada, el
rendimiento, los efectos sobre la actividad privada, y especialmente, la
indagación sobre quienes son los que soportan su peso.
Así por ejemplo, cuando se establece un impuesto al consumo, la ley puede
decidir que el fabricante lo pague, pero sin oponerse a que lo soporte el
adquirente. Esto significara que el legislador previo la posibilidad de gravar la
capacidad contributiva del comprador del producto y no la de su fabricante, no
obstante ser este ultimo el sujeto legalmente indicado por la ley para ingresar el
importe en las arcas fiscales.
Recordemos que en la economía rige la regla “ coeteris paribus “ que significa “
permaneciendo igual las demás cosas “. Esto significa que el análisis de los
distintos puntos se realiza considerando que todos los demás aspectos del
problema permanecen inalterables, siendo esta condición ficticia, porque en
economía, como en la mayoría de las ciencias los factores evolucionan
permanentemente.
No obstante las dificultades, algunos autores consideran necesario profundizar
los efectos económicos de los impuestos, al entender que cada uno de ellos
tiene interés por si mismo y debe ser considerado en forma independiente en la
formulación de las medidas de política fiscal.
Queda como saldo la importancia de estos estudios, no obstante sus
limitaciones, y es notorio, por ejemplo que una política de impuestos puede ser
superior a otra en materia de resultados distributivos, pero inferior en lo que
hace a eficiencia, crecimiento o empleo.

Noción

El impuesto es exigido a quienes se hallan en las situaciones consideradas por


la ley como pasibles de originar la obligación de cooperar en la cobertura del
gasto público.
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Esa persona obligada a tributar por estar comprendida en tal situación es el


“contribuyente de jure “ o sea, la persona designada por la ley para pagar el
impuesto.
Pero suele ocurrir que quien paga el impuesto no es en realidad el que soporta
su carga. Esta carga recae en un tercero, quien se denomina “ contribuyente de
facto “. Para algunos autores, los estudios sobre la repartición de hecho de los
impuestos y sus consiguientes resultados son relativos, ya que en la mayor
parte de los casos es casi imposible determinar con exactitud quien soporta el
impuesto. Solo se sabe:

a. Que algunos contribuyentes no pueden trasladar el impuesto, salvo


casos excepcionales. Por ejemplo impuesto directos que recaen sobre
asalariados.
b. Que otros impuestos pueden ser trasladados fácilmente. Por ejemplo
impuestos indirectos a los productores.
c. Que existen otros impuestos que solo muy dificultosamente pueden ser
trasladados. Por ejemplo los impuestos directos sobre los profesionales
o agricultores.

Fenómenos de la noticia, percusión, traslación incidencia y difusión.

Es necesario para introducirse en el análisis de los efectos económico de los


impuestos, considerar la existencia de distintos momentos en el proceso de
repartición de la carga.

a. Noticia: Este efecto se produce cuando la población se entera, olfatea o


sospecha que se va a crear o modificar – en forma más gravosa para el
contribuyente - un cierto impuesto. Puede ser por transcendidos o anuncios en
los medios de comunicación, por rumores o por infidencias, pero lo cierto es
que cunde la alarma y la consiguiente conclusión del futuro contribuyente de
que será conveniente modificar su conducta, a los efectos de no quedar
encuadrado en el presupuesto de hecho al que el legislador se dispone a
enlazar el nacimiento de una obligación tributaria. Si ello es imposible tratara al
menos de que los efectos se reduzcan al máximo admisible.
Entre las conductas a presentar, por ejemplo tenemos las que los
consumidores tendrán la tendencia de acaparar aquellos bienes que luego se
volverán mas caros por la futura existencia de un impuesto que aumentara su
precio. Si se intuye la existencia de un futuro impuesto que gravara la tenencia
de automóviles lujosos, aviones o embarcaciones, algunos propietarios trataran
de venderlos o de transferirlos antes de quedar encuadrados en tal impuesto.
Los empresarios pensaran y eventualmente ejecutaran, si la sospecha de un
nuevo impuesto parece fundada diversos movimientos, como desplazamientos
de sus centros de producción dentro del país o incluso en forma internacional.
También la noticia podrá tener efectos en futuros planes de incorporación de
mano de obra, adquisición de tecnología o inversiones de capital.

b. Percusión: Es el acto por el cual un impuesto recae sobre el contribuyente de


jure, o sea aquel que debe pagar por designación y coacción legislativa.
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Si el contribuyente soporta efectivamente el peso del impuesto, se dice que el


contribuyente percutido es también el contribuyente incidido, ya que no se
verifica la traslación del impuesto.
Lo anterior significa que la percusión indica el momento en que el impuesto
recae sobre el contribuyente designado por la ley como obligado tributario, y
por tanto es un fenómeno jurídico, lo cual se identifica con el resultado
inmediato de colisionar una persona con el punto donde la ley coloca la
exacción. Los economistas prestan también atención al fenómeno, ya que el
hecho no tiene solamente un resultado jurídico.
El pago del impuesto impone al sujeto la necesidad de disponer de las
cantidades liquidas para pagarlo, lo cual a veces involucra también la
necesidad de acudir al crédito en sus diversas formas. Todo ello trae consigo
consecuencias en la conducta económica del contribuyente y alteraciones en el
mercado, siendo la persecución un efecto económico del impuesto.

c. Traslación: Producido el impacto, quien lo ha sufrido, que es contribuyente


de jure, trata de transferir a otro la carga impositiva que soporto. Si logra el
resultado deseado, traspasa el peso del impuesto al contribuyente de facto y
se produce el fenómeno intermedio denominado traslación, al cual ciertos
especialistas asignan también el nombre de percusión.
Esta transferencia, como fenómeno puramente económico y sin injerencia del
legislador, esta obviamente gobernada exclusivamente por la economía.
Si por el contrario, se realiza una intervención legislativa – como en el caso del
I.V.A. – el fenómeno pasa a ser un instituto distinto, regido por el derecho.
La traslación a sido entendida como el proceso de defensa fiscal mediante el
cual, permaneciendo inalteradas las demás condiciones económicas, el sujeto
jurídico del impuesto traslada o repercute sobre otra u otras personas la carga
fiscal recaída en él, de forma que permanezca invariables su renta y su
patrimonio.

Traslación hacia delante: Se la suele denominar pro traslación y también


progresiva.
Es aquella que sigue la corriente de los bienes en el circuito económico. Tal es
lo que sucede cuando el contribuyente de jure logra aumentar los precios de
sus mercaderías, o bien las remuneraciones que se le deben pagar por sus
servicios, en forma tal que dicho incremento en los precios o en las
remuneraciones cubra el peso del impuesto. En consecuencia será quien
compre su mercadería o quien pague sus servicios el que efectivamente
soporte la carga del impuesto que ha percutido sobre la contribuyente de jure.

Traslación hacia atrás: Modalidad que se designa con el nombre de


retrotraslacion o traslación regresiva. Es aquella que sigue el proceso inverso al
de la corriente de los bienes en el circuito económico, y se configura cuando el
contribuyente de jure logra transferir el peso del impuesto a sus proveedores, lo
cual se puede obtener mediante una reducción de los precios de las
mercaderías o materias primas suministradas por estos últimos. En
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consecuencia y a la inversa de lo que ocurre con la traslación hacia delante, la


traslación hacia atrás, solo es practicable por quienes asuman el carácter de
compradores o locatarios de servicios. Por ejemplo un impuesto que grave la
manteca puede determinar que el fabricante pague precios más bajos al
granjero que le vende la leche.

Traslación lateral u oblicua: Se da en la situación de que el contribuyente de


jure, transfiere el peso del impuesto a sus compradores o proveedores de
bienes diferentes de aquellos que fueron gravados con el impuesto.
Se trata de compradores o proveedores de otros artículos distintos de los
gravados por los nuevos impuestos, pero que son producidos a costos
conjuntos con los de las mercaderías o servicios gravados. – nafta y aceite
combustible – o bien, que son complementarios en los procesos de producción
respecto de los bienes o de los servicios gravados por ejemplo instalaciones
accesorias que producen mayor eficiencia en los artículos fabricados, pero de
las cuales es posible prescindir.

Otras modalidades de traslación:

La traslación es simple: cuando se cumple en una sola etapa. Una persona


transfiere a otra el peso impositivo y esta ultima sufre la carga sin poder
trasladarla. Por ejemplo, un impuesto que grave la venta de pollos y que el
productor transfiera sin intermediarios a los consumidores finales que resultan
incididos.

Traslación de varios grados: el contribuyente de facto transfiere a otro


contribuyente de facto la carga impositiva y este ultimo puede pasarla
sucesivamente a otros adquirentes. Así un impuesto que grave al fabricante de
cigarrillos se puede trasladar al mayorista, por este al minorista y por este al
consumidor final, todo ello en la forma de precios mas elevados que los que
habrían regido sin el impuesto.

Traslación aumentada: Es cuando el contribuyente de jure traslada el impuesto


con exceso aumentando sus beneficios, o sea valiéndose del impuesto para
incrementar sus ganancias. Naturalmente, estas ganancias derivadas del
impuesto dependen de las condiciones del mercado.

Traslación intencional: Se da cuando hay intención legislativa sobre el efectivo


peso del impuesto. Es cuando ella es expresa y obligatoriamente dispuesta por
la ley. Así es cuando en las sucesivas transferencias del bien se va añadiendo
en forma discriminada el impuesto que paga cada etapa, hasta finalmente
recaer toda la carga en el consumidor final, aunque en este caso,
generalmente, sin discriminación, como sucede en el Impuesto al Valor
Agregado.

Traslación no intencional: Cuando la transferencia no es dispuesta ni exigida


por el legislador – aun cuando este la prevé – como por ejemplo con el
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Impuesto Interno a los cigarrillos donde se sabe que si el mercado lo permite


cargara con la mochila impositiva quien se fuma los cigarrillos. Hay otro
supuesto de traslación no intencional, en el cual, si bien el traspaso no se
prohíbe, tampoco esta previsto por el legislador, como ocurre con la
transferencia del Impuesto Inmobiliario del propietario al inquilino mediante lo
que dispone el contrato.

d. Incidencia: Esta etapa se realiza cuando una persona se hace


efectivamente cargo del impuesto, vale decir cuando adquiere el
carácter de contribuyente de facto o incidido.
La incidencia se puede producir de dos formas:

- Por vía directa: cuando el contribuyente de jure no traslada la carga del


impuesto y se convierte también en contribuyente incidido.
- Por vía indirecta: ciando dicho contribuyente de jure logra, mediante
alguno de los procedimientos de la traslación, hacer repercutir la carga
del impuesto en otra persona, quien se convierte así en contribuyente de
facto o incidido.

e. Difusión: Es la irradiación en todo el mercado de los efectos económicos


del impuesto mediante lentas, sucesivas y fluctuantes variaciones, tanto
en la demanda como en la oferta de mercadería y en los precios. Como
consecuencia de los impuestos se verifica variaciones en los consumos,
en las producciones y en el ahorro.
En algunas oportunidades, se considera esta expresión como
repercusión indefinida, con lo cual se tiende a negación del consumidor
final, siendo esta concepción descartada por algunos especialistas que
no admiten la posibilidad de la inexistencia de un consumidor final.
Ursula Hicks distingue entre incidencia formal – transferencia al tesoro
publico de una parte de la renta de los particulares -, de incidencia
efectiva, consistente en el conjunto de ajustes económicos resultantes
de la implantación de un determinado impuesto.
La incidencia formal es lo que hemos denominado simplemente
incidencia en los párrafos anteriores, mientras que la incidencia efectiva
es el resultado de lo que acabamos de llamar difusión del impuesto.
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1. Amortización y capitalización de los Impuestos.

La amortización y la capitalización de los impuestos son dos fenómenos


contrarios producidos por la aplicación o derogación de un impuesto
sobre un inmueble o un bien de capital que produzca renta.

a. La amortización consiste en que la aplicación de un


nuevo impuesto sobre los bienes mencionados,
disminuye su renta y, consiguientemente, su valor venal.
Por ejemplo un inmueble alquilado produce determinada
renta anual – el importe de alquiler que paga el inquilino,
menos los gastos de manutención del inmueble – pero si
surge un nuevo gravamen antes inexistente o se
incrementa un gravamen preexistente, la renta del
inmueble se ve disminuida, como a su vez, el valor venal
de los inmuebles se establece teniendo en cuenta, entre
sus pautas fundamentales, las rentas que ellos producen,
es lógico deducir que, a menor rendimiento, menor valor
patrimonial.
b. La capitalización, inversamente, consiste en el
incremento que se produce en el valor de un bien de
capital, como consecuencia de la supresión o
disminución de un impuesto que gravaba su renta. Como
consecuencia de lo expresado su rendimiento y valor
venal están íntimamente relacionados, y a mayor renta,
mayor precio del bien.

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