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Chile, apología y verdad.

"Tati Allende. La hija revolucionaria del presidente chileno", de Margarita Espuña

Son suficientes los desengaños que acechan al ser humano al arribo a los 50 años, diría que ningún
grupo de experiencias acumuladas hasta el día anterior, ayuda a soportar las que sobrevienen los
días subsecuentes. Acabo de reconfirmarme en la idea de que los conflictos e intereses que
dividen al género humano, se acrecientan según graduaciones históricas.

La casa editorial RBA Libros, tuvo la cortesía de enviarme un ensayo biográfico, o novela, intitulada
“Tati Allende. La hija revolucionaria del presidente chileno”, de Margarita Espuña; de la autora,
por más que he hurgado en diversos medios, he logrado indagar que es una escritora española, y
referencias a otros de sus escritos en su página facebook, carente de ficha biográfica.

Conmueven hasta los tuétanos, todas las intenciones implícitas y explícitas en esta obra, respecto
de la catadura moral de aquellos revolucionarios de izquierda, que han quedado en el camino, sin
allegarse a los lauros del poder absoluto; habría de suponerse, según el trabajo de la señora
Espuña, que el Che Guevara o Salvador Allende, habrían escalado las intenciones del Cristo, de no
ser porque las balas de la contraparte no hubieren interrumpido la ascención al parnaso que logró
el castrato en el coto cubano. Contra éste último, por haber traicionado las prédicas del mundo
mejor de aquellos, se reparten un grupo de páginas al final de la obra, pero hay que tener
gandingas para leer interminables párrafos, sobre aquel reservorio de felicidad con que los Che y
los Allendes administrarían el futuro de los conquistados.
Yo nunca me enteré de que Cuba vivió unos primeros años idílicos, de alegría y pachanga, después
del advenimiento de la dinastía Castro al poder; tuve que nacer en Camaguey en 1960, después
que la isla se había vuelto a repartir, y los campesinos empezaban a huirle al contacto con la tierra,
tuve que aprender de los adultos a hablar por señas a causa de la represión salvaje que se aplicaba
contra quienes disintieran del “proyecto feliz”; mientras, La Habana era sacudida por las juergas
de la izquierda latinoamericana, el festín y piñata revolucionaria que los allendistas de la novela en
cuestión, vinieron a descubrir cuando a los-sin-nombre-ni-casta, los empujaren a vivir en un
reparto Alamar, y la sorna criolla les acusare de “pendejos”, por aquello de no haber ofrendado la
vida junto a Allende, para beneplácito del imperio soviético. ¿Cuántos de aquellos burlones habrán
tenido “timbales” para enfrentarse a la sucesión dinástica de Raúl Castro, cuando los sueños de
una vez, han dado paso al abuso y represalias de más de medio siglo?

La autora incurre en una manifestación que me sacó de la silla, para reir a mandíbula batiente;
dice al comienzo de la pág 71 de esta edición Barcelona 2010: “Tal vez porque amó intensamente
a las mujeres, Salvador Allende fue el político más feminista de la historia”. ¿Podría hacerse idea
alguien, del cúmulo de mujeres manoseadas, usadas y trasteadas en la historia de las atribuciones
del poder castro cubano? ¿Alguien podría resumir en breves páginas sobre el argot comunista
para el desafuero de las masas y el libertinaje sexual promovido desde el 1959 cubano? ¿Quién
podría olvidar los “logros” repartidos entre las mujeres, para la consecusión del mito igualitario?
Allende jamás pudo refocilarse en las mujeres al nivel de los Castro en Cuba; él tanteó
impunidades románticas acompañado de un perro, senderos y traspatios, mientras pudo; ¿por
qué hay que suponer que los “revolucionarios” que no alcanzaron las prerrogativas del poder
absoluto, los que murieron en el camino, habrían sido más buenos, mejores que el que le tocó a
Cuba? ¿Quién podría mencionar un jefe de estado del extinto imperio soviético, que resultara
“buena gente”?

Indagando por vías internéticas, me he entera’o de que la señora Espuña ha escrito otro ensayo
biográfico sobre una guerrillera que fue amante del Che Guevara; ¡los fósforos!, no sabría
arrostrar esa lectura. No sé hasta que punto habría de agradecerle a la autora de “Tati …” algunas
breves denuncias sobre el infierno que se padece en el paraíso caribeño que embelesó a la
izquierda de una vez. Creo que cualesquiera investigaciones que hiciera sobre la hija de Allende,
habría producido mucho material sobre su realidad en la isla, a despecho de la ficción empleada
en una novela que pudo conquistar mejores valores históricos. La isla y sus desafueros, descritos
fielmente, habrían dado mejor pie literario para resarcir a muchos condenados.

Hay un filme que resume la naturaleza del Triángulo Revolucionario según ha vendido el conflicto
de las fuerzas de derecha e izquierda en la historia humana, Cuba-España-Chile. ¿Cuáles variantes
de la lucha por el poder, no ocurrieron en esos Tres Casos del Siglo XX? ¿Haría falta remontarnos a
la antigua Grecia, a la China de Mao, o a los combates segregacionales de la Colonia Canadiense en
el siglo XVIII, para entender a qué me refiero? En “Triague“, un abuelo tiene que bajarle los humos
a una nieta que juega a seguir siendo adolescente, cuando ha de referirse a sus esfuerzos como
médico psiquiatra, para el regreso a la vida normal de quienes habrían asesinado a nombre de
Francisco Franco en España; al personaje lo hacen dictar el parlamento que sigue: “Eran los
hombres que habían ganado. Tenían el destino de España en sus manos y habían probado el sabor
del poder”. Yo habría agregado, “¿qué si los que hubieran ganado la guerra, hubieran sido los del
bando republicano?; con el mismo esfuerzo me hubiera aplicado a purificar esas almas, sacarlas
del horror, eludirles el camino de seguir matando … ¿de qué otra forma en mi condición de
psiquiatra, podría aportar algo a favor del bien?”. ¿Quién garantiza que, una vez asidos al Poder
Absoluto que se procura siempre para sí la Izquierda, las fuerzas allendistas no hubiesen
acometido contra Chile los mismos horrores que se le adjudican al pinochetismo, al castrato
cubano? ¿Cuáles síntomas de entreguismo pueden ignorarse en las palabras proféticas que
Allende le dirige a la hija revolucionaria, en sus últimos momentos? Así nos refiere la autora del
libro, al final de la página 15: “__Dile a Fidel que yo cumpliré con mi deber. Dile que hay que lograr
la mejor conducción política y unitaria para el Gobierno de Chile”. ¿A razón de cuál ideal libertario,
la heroína Allende, tenía que aceptar como normal, que el régimen de La Habana la congratulara
con un palacete y privilegios ilimitados en aquel lugar? ¿Necesariamente el marido tenía que
manifestarse como el espía contratado por Castro, y ser un depredador de féminas, para enterarse
de la aberración del socialismo cubano? Quiero decir, por la novela transcurren varios personajes
edulcorados, que mal transmiten imparcialidad de parte de quien se debiera a otros ajustes,
cuando se hacen referencias a eventos extraídos de la realidad. Hay esfuerzos en pro, es cierto,
pero dirigidos a lectores no avisados, como los interminables capítulos donde se describen las
veleidades femeninas de la protagonista.

El trabajo de Margarita Espuña merece una mención especial, de parte de los cubanos
desterrados, al hablar de chilenos en La Habana, en la página 160: “Ellos son demócratas y
asombran a los cubanos cuando les cuentan que en Chile también hay guarderías, colegios,
hospitales y servicios, además de muchas comodidades, sin haber sido necesaria una revolución
por las armas.”

Existe un elemento cultural al que se ha resistido mi conciencia, a pesar de considerarme mejor


feminista que los Castro, Guevaras y Allendes, y es que esta obra me ha acercado mejor a la idea
de que en la isla rige un machismo milenario; los 15 años que he consumido en el destierro, como
ex prisionero político, me han permitido alternar con mujeres de la calidad humana de la autora
del libro; en ocasiones me ha costado trabajo entender que los intereses y actitudes a que se
resume el macho cubano -que nos hemos gana’o tremenda fama, según dicen-, no es el non plus
ultra de la vida; que existen otras formas de hacerla, que no somos ombligo de nada. Lo que se
refiere en el antepenúltimo párrafo de la pág 164, duele, induce al lector a imaginar atrocidades,
abusos, grajo en los buses, relajo, miraderas de hueco al estilo de la novelística de Teresa
Dolvalpage, etc. ¡Ah, cuál infierno nos ha traído la Izquierda con sus cánticos de igualdad! Sin
embargo, regreso a la idea sugerida al principio de este artículo. Si una persona de los alcances
intelectuales de la autora de “Tati …”, aún no comprende el daño de servir a la mesa, obras como
ésta, vamos mal. ¿Cuántas amas de casa que leyeren esta novela, hurtada de la realidad, no
quedarían aún gratamente extasiadas con la romántica imagen del revolucionario, usándolas en la
noche furtiva? Eso no fue lo que ocurrió en Cuba, eso no acontece en mi isla plagada de
revolucionarios asesinos; allí el abuso se traduce en cuanto idioma y execración pueda ser capaz
alguien de imaginar. La obtención del poder absoluto no trae consigo nada de romance, y sí
impunidades inimaginables.
 

Margarita Espuña. Foto tomada de www.elciudadano.cl 08.29.10


Margarita Espuña/Desde su página facebook …

http://napoleon03.wordpress.com

Entrevista a Margarita Espuña, autora del libro “Tati Allende. La hija revolucionaria del
presidente chileno”. Por Napoleón Lizardo

1- ¿Cuáles motivaciones específicas provocaron tu atención sobre el caso Allende?


El caso Allende, el golpe de Pinochet, para ser más exacta ocurrió en 1973, en los últimos coletazos
de la dictadura franquista en la cual yo vivía inmersa sin ninguna conciencia de que mi país era una
cárcel. Llegaron chilenos exiliados  a Barcelona, con sus guitarras, lamentos y poesías cuyo
contenido despertó en mí la conciencia de cuál era mi situación: no teníamos derechos, ni
sindicatos, ni libertad de prensa. Yo trabajaba desde los catorce años doce horas diarias en un
laboratorio farmacéutico en el que respiraba gases altamente contaminantes que ponían en
peligro la salud de los trabajadores. No había lugar a la protesta ni a la reivindicación. En España se
ajustició a Salvador Puig Antic y la policia acarreaba a porrazos cualquier intento de manifestación.
España se removía cuando los chilenos llegaron para contarnos lo que Allende pretendía en su
país. Una libertad democrática a través de las urnas. Ellos cambiaron mi mundo, me crearon
conciencia de clase, me enseñaron lo que era la libertad cuando yo despertaba de la adolescencia.
Soy quién soy grácias a ellos y ese es uno de los motivos por los que Salvador Allende y Chile han
despertado siempre mi interés.
Ese es uno de los motivos que me condujo a escribir el libro pero, probablemente, no es el más
importante. Tati y su historia me conmovió en lo más profundo. Su complejo de Electra en relación
a su padre, la adoración por él, el no poder seguir en su ausencia: se indentificó en lo más
profundo de mis sentimientos puesto que yo perdi a mi padre a una edad temprana y nunca he
superado esa pérdida. Táti además me pareció alguien muy vulnerable a pesar del discurso político
en el que se hallaba inmersa, revolucionaria sí, dado que nació y creció impreganda de ese
discurso pero sensible hasta el punto de sucumbir ante el engaño, la traición y el dolor ajeno de
sus compatriotas. Me conmocionó como mujer pensar en el momento en el que dejó a sus hijos
chiquitos en la puerta del colegio por última vez, con la decisión de quitarse la vida poco después.
Creo que es una historia tan triste como humana. No había nada escrito sobre ella, y pienso que
solo muerte aquel que es olvidado, Tati merecía un libro aunque sabía de mis limitaciones para
elaborarlo. Todos esos elementos y más que no vienen al caso, me condujeron a escribir sobre
ella.

2- ¿Estuviste prejuiciada a priori, desde un principio, por exhaltar la imagen de Taty Allende?
No estuve prejuiciada a priori puesto que apenas pude contactar con nadie que me hablara de ella
y en Chile sólo conocieron mi intención las personas a las que solicite ayuda y no me la prestaron.
Sí estuve alertada de que sería objeto de todo tipo de críticas, y de que de Tati nadie me hablaría,
como realmente ocurrió.

3- ¿Has experimentado encuentro cercano con algún líder de la “izquierda revolucionaria


internacional”?
No sé si “lider” es el calificativo más acertado pero sí, he conocido “guerrilleros” destacados de
Cuba y Argentina que estuvieron cerca de los acontecimientos que narro en el libro y he tenido
muy encuenta sus aportaciones.

4- ¿Crees que todos los cubanos libres te debemos agradecimiento por haber redactado el libro?
No he escrito el libro para conseguir agradecientos ni de Cubanos ni de Chilenos de dentro o fuera
de sus paises. He escrito el libro, aportando mi visión de la situación, sobre todo en las
conclusiones donde, fuera del marco narrativo, he narrado libremente en primera persona.

5- ¿Has viajado a Cuba?


Sí, viajé hace seis años y no fui turista de “Varadero”. Recorrí la Isla, entendí lo que ocurría creo
que en su magnitud.Salí llorando de La Habana hacia el aeropuerto, ese viaje me cambió la vida, y
no he dejado de mirar hacia allí desde entonces.

6- ¿Te has comprometido de alguna forma en favor del pueblo de Cuba, que sufre el holocausto
castrista?
No me he comprometido más allá de escribir artículos sobre la dictadura castrista  que han sido
publicados en mi país.

7- ¿Opinas lo mismo sobre el concepto “feminista”, luego de haber leído mi artículo “Chile.
Apología y verdad“?
No entiendo muy bien tu pregunta puesto que tu articulo navega en varias direcciones. Entiendo a
que te refieres al concepto “machista” de los revolucionaris de la época a la que se centra mi libro.
Estoy de acuerdo contigo en que un amplio sector de los “revolucionarios” tenía un pobre
concepto sobre la mujer, la historia es testigo de ello. Ahora bien, también la historia es testigo de
otros revolucionarios que ubicaron a las mujeres en el lugar que les correspondía. Mi libro
menciona el romanticismo que rodeaba la conducta de Salvador Allende en torno a su mundo
femenino. Francamente creo que Allende, que fue un revolucionario de ideas, no de armas ni de
imposiciones, mostró ser un gran feminista si tenemos en cuenta las numerosas medidas sociales
que promulgó a favor de la mujer y que yo desearía hoy en mi propio país. Allende no tuvo ningún
comportamiento ni de lejos parecido al comportamiento de los revolucionarios cubanos, ni en
este tema ni en muchos otros. Apesar de tener amantes, así está reconocido, Allende era
romántico y generoso y no creo que ese aspecto sea el más destacado de su trayectoria.

8- Si redactares la misma novela hoy, ¿agregarías datos que pudieras haber descubierto tras la
publicación del libro? ¿Cuáles pudieran ser esos datos históricos, o elementos de ambientación
dramática?
Navegué a ciegas en mi trabajo, tal y como describo al principio del mismo para no llevar a engaño
al lector. He sabido después poco más por diversos motivos: He contactado con numerosas
personas que conocieron a Tati pero continúan sin hablar de ella. A pesar de haber creado cierto
“ruido” con mi libro, Tati continúa siendo la gran silenciada. Hoy me reafirmo en argumentos que
lancé un tanto intuitiva. Existe una izquierda chilena que silencia a Tati porque Tati es la voz de su
conciencia. Su suicidio evidenció que se había quedado sola. Hay quién contradice mi versión de
que Tati se desengañó de la Revolución cubana, pero otros siguen afirmándolo. Creo que Tati
murió siendo una convencida revolucionaria pero que probablemente el “aparato” cubano la
decepcionó en gran medida.

9- ¿Crees que el período habanero en la vida de la protagonista, fue abordado suficientemente?


Es una pregunta chocante: ¿Alguien sabe lo que ocurre o a ocurrido en La Habana? No, existen
muchas lagunas en torno a su periodo habanero. Son los años de Tati donde menos ha trascendido
lo ocurrido. Reitero lo comentado anteriormente: ¿Hay alguien dispuesto a contar qué ocurrió con
Tati en La Habana?

10- ¿Cuáles son las razones más valederas para que tu atención y tu vida estén enfocadas en la
historia reciente de Chile? ¿No existe país en el mundo que acapare más tu atención, ni siquiera
España?
Me remito a los motivos expuesto al principio de la entrevista. Latinoamerica me apasiona, sí, más
que mi propio país. No encuentro ninguna respuesta razonable o razonada sobre ese aspecto. Yo
escribo con el corazón y con la emociones, también he trabajado en mi país con temas conflictivos
en torno a la eutanasia y escribiré sobre cualquier cuestión que me conmocione de aquí o de allí y
eso entra en contradicción con la posibilidad de ser una autora mediática puesto que no escribo lo
que le interesa al lector ni con ánímo de vender si no lo que me interesa a mí contarle a aquel que
quiera leerme.

11- ¿Conoces algo de la vida actual del que fuera esposo de Taty Allende?
No, sólo alguien me dijo que, a pesar de todo: “lloró mucho por la Tati”.

12- ¿En cuáles regiones del mundo, crees que tu libro ha acaparado mejor atención?
Lógicamente en Chile aunque, desgraciadamente, el libro de Tati ha sido bastante ignorado
también allí. En España se ha agotado la primera edición.

13- ¿Estás satisfecha con tu libro? ¿Crees que existan elementos que debieron ser mejor
tratados? ¿Cuáles?
A medida que ha pasado el tiempo se ha incrementado mi satisfacción por el trabajo realizado con
Tati. Elementos que debieron ser mejor tratados, sin duda los hay pero trabajé con apenas
información ni ayuda, con miedo a tener problemas con la familia y con temor a dañar
sentimientos, mucha carga para un escritor. No conté todo lo que sé, estructuré la narración en
forma de novela y me protegi de posibles demandas con el manto de “parte de ficción”, lo que
resta credibilidad al lector que no sabe o no quiere leer entre líneas. Pero todo escritor sabe que la
“ficción” es la única fórmula que te permite contar la verdad, o al menos tu verdad. En Cuba
existen muchos episodios que nunca serán narrados y que son indemostrables, hay que poner
valor y empeño para escribir un libro que apunte hacia esta etapa de su historia.

14- ¿Con cuál de las críticas a tu libro te sientes mejor identificada? ¿A cuál le haces más
rechazo? ¿Por qué?
He recibido criticas absolutamente constructivas y absolutamente destructivas desde la izquierda y
desde la derecha chilena indistintamente. Alguna izquierda ha afirmado que, a pesar de haber
incurrido en errores historicos poco destacables, mi trabajo sobre Tati es muy importante y que
está bien hecho. A la derecha chilena, le ha gustado mi critica al castrismo y su influencia en el
gobierno de Allende. Yo no he pretendido escribir ni para la izquierda ni para la derecha. Ha sido
sumamente complejo equilibrar los errores de ambas dejándo claro de antemano que ningún
error de la izquierda puede justificar la cruel dictadura de Pinochet que sesgó la vida de miles de
chilenos inocentes y que, a pesar de sus errores, nadie puede discutir la honestidad política de
Allende. Me ha dolido especialmente la critica que se me ha lanzado por el mero hecho de haber
escrito sobre el icono que representa la Tati sin haber leído el libro ni del elementos para juzgarlo
o aquellas que no entienden el complejo discurso que encierra mi trabajo ni mi intención
comunicativa.En cualquier caso paso la antorcha y reto a los chilenos que me han criticado por
escribir sobre Tati a que lo hagan ellos y no dejen que seamos foráneos los que escribamos su
historia.

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