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Woodstock: Tres días de paz, amor y rock and roll

Gabriel Hernández/ENcontrARTE

En este año se celebra el cuadragésimo aniversario del primer festival de Woodstock, en donde se reunieron
32 artistas para interpretar y tocar la música que los caracterizaron durante la época de los 60.
Hoy en día podríamos preguntarnos cuánto fue el precio que tuvo que pagar el público para escuchar a grandes
del rock como Jimi Hendrix, Santana, Janis Joplin, entre otros. Y la respuesta es muy sencilla: al principio los
organizadores cobraban, para la época, 18 dólares para un solo día y 94 para los tres días de concierto. Sin
embargo, fue tanto la afluencia de gente y, quizás, también el ambiente de amor y paz que los organizadores
decidieron no cobrar ni un centavo más, dejando de esta manera, un concierto de enormes proporciones
totalmente gratuito.
Si bien fueron tres días de paz, también cabe mencionar que se vivieron intensas noches de sexo y drogas,
destacando el consumo de LSD y marihuana, aderezado con un poco de música rock. Evidentemente estamos
hablando de la época de los 60, en donde los "hippies", si bien pregonaban la paz y su odio hacia las guerras,
específicamente a la de Vietnam, no se puede dejar a un lado que eran una generación en donde la droga
formaba parte de su estilo de vida.
Este festival de música tuvo lugar en una granja de Bethel, Nueva York, los días 15, 16 y 17 de agosto de 1969.
El festival tiene el nombre de Woodstock porque inicialmente estaba programado que tuviese lugar en el pueblo
de Woodstock, en Ulster County; la oposición local casi cancela el evento, pero Sam Yasgur convenció a su
padre Max Yasgur para acoger al concierto en los terrenos de la familia, localizados en Sullivan County.
Woodstock es considerado el mayor festival de música y arte de la historia, en el que se congregaron más de
500.000 personas, 340.000 más de lo que esperaba la organización. Esto quizás fue un punto bueno y malo al
mismo tiempo ya que si bien mucha gente pudo compartir y disfrutar de los grandes de la música de la época,
también trajo como consecuencia que las condiciones sanitarias dejaban mucho que desear ya que se organizó
el festival pensando que iban a acudir unas 250.000 personas pero al final, debido a la gran cantidad de
asistentes provocó que hubiera algo de delincuencia durante el festival, en contraste con las pretensiones de
éste que pretendía ser una celebración a favor de la paz y del amor. Y adicional, hubo 3 muertos en los 3 días
del festival. Una debida a una sobredosis de heroína, otra tras una ruptura de apéndice y una última por un
accidente con un tractor. En mi opinión, si bien el número de muertos fue bastante escaso en comparación con
lo grande y duradero que fue el espectáculo, éstas son cosas que no deberían pasar nunca, y mucho menos en
un festival que se caracterizaba por ser pacífico.
Pero no todo fueron malas noticias, porque la generación de los 60 pudo disfrutar de artistas de alta categoría
como Richie Havens (quien abrió el festival tocando 7 canciones), Joan Baez, Janis Joplin, Santana, The Who
(grupo que logró tocar 24 canciones), Joe Cocker, Blood, Sweat & Tears, Jimi Hendrix, entre muchos otros.
Muchos de estos cantantes y/o agrupaciones son totalmente desconocidos por la generación de jóvenes
actuales y si los conocen es porque sus padres eran o son fanáticos, y bueno, ¿qué joven no ha escuchado en
el carro de su padre "Hey Joe" de Hendrix o "Sampa pa' ti" de Carlos Santana?
Pero se preguntaran ahora, ¿sólo hubo un Woodstock? La respuesta es no. Se celebraron otros festivales:
1979, 1989, 1994 y 1999. Este último, de acuerdo a Michael Lang (organizador del festival Woodstock 2009),
fue uno de los más desastrosos debido a los graves incidentes de violencia y violaciones que se produjeron en
el espectáculo. Lang ha anunciado que el Woodstock de este año será gratuito, ecológico y musicalmente
volverá a sus raíces y en cuanto al aspecto económico, ha declarado en el diario británico The Times que
necesita encontrar un patrocinador que aporte 10 millones de dólares en las próximas semanas, para que los
precios de las entradas sean los más asequibles posible y de paso evitar lo que ocurrió en 1999 en el que las
entradas llegaron a superar los 180 dólares, las botellas de agua costaban más de cinco y se llegaron a emitir
unas tarjetas de créditos exclusivas para el festival, acciones no muy en consonancia con el espíritu de hippy
con el que nació Woodstock en 1969. Esperemos que este año sea un festival de paz y amor y no uno lleno de
violaciones y peleas.
No podría negar que siento envidia, al no haber vivido esa experiencia musical en la que se presentaron lo
mejor de lo mejor en 1969. Sin embargo, su legado permanece en nosotros, los amantes de la buena música y
del rock y espero, a pesar de las vicisitudes ocurridas durante el primer Woodstock y en los siguientes, que
aprendamos a disfrutar este tipo de festivales musicales sin necesidad de llegar a la violencia y que realmente
se puedan vivir 3 días de paz, amor y rock and roll.

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