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Aspecto socio-religioso[editar]

Las religiones que han alcanzado un cierto grado de evolución pueden tener en común unas
determinadas formas de monacato. Este, en cuanto a manifestación concreta de ascetismo,
común a todas las religiones, es un fenómeno primario que inicia como contraposición entre lo
sagrado y lo profano. Este dualismo ahonda sus raíces en los conceptos de espíritu y materia,
pero en un nivel más elevado, el ascetismo confronta extroversión con introversión, realidad
circundante con recogimiento hacia aquello que se considera fuente y origen de la vida
espiritual. Por ello, en las religiones con un desarrollo histórico como el budismo y el
cristianismo, el monje abandona las implicaciones de la vida cotidiana para posibilitar la
unificación íntima con el Ser supremo.5
Teniendo en cuenta lo anterior, ni el ascetismo ni el monacato son monopolio de alguna
religión, por el contrario, es patrimonio común de todas las religiones, e incluso de algunas
filosofías. Por eso, es normal que haya dado lugar a una tipología social con numerosos
paralelismos en todas las religiones del mundo.5 Aunque el ascetismo es su dimensión más
profunda es un hecho individual, la mayor parte de los que han escogido ese estilo de vida
han buscado compañeros con el deseo de seguir la misma meta, lo que hace al monacato,
además de religioso, un hecho social y colectivo, razón por la cual, las características del
mismo en las religiones sociales tengan cierta similitud. 6

Un monje trapense orando. La vida de oración o meditación constituye uno de los elementos comunes a


todas las formas monásticas presentes en todas las religiones.

Elementos comunes[editar]
Se pueden entrever en las formas de vida monásticas de todas las religiones que las poseen,
la coincidencia de una serie de elementos bien determinados. Con ello no se quiere decir que
todas sean iguales, lo particular de cada forma monástica será lo específico de cada religión.
En rasgo generales se pueden identificar los siguientes elementos: 7

 una cierta separación del mundo y de la sociedad,


 la promesa por un tiempo o para siempre de continencia o virginidad,
 una preeminencia de la oración o meditación y de la vida litúrgica o ritual,
 un determinado grupo de prácticas penitenciales,
 la sujeción a una Regla de vida,
 la sumisión a un superior o director espiritual,
 una vida austera de pobreza,
 un tiempo de iniciación o noviciado o guía de un padre espiritual,
 un cambio de nombre que signifique la renuncia de todo su pasado,
 un hábito o vestido diferente o algún signo externo que indique su pertenencia o su
opción,
 y un sistema penitencial para quienes infrantan la Regla y las costumbres de la
comunidad monástica.
Si bien en cierto que existen formas paralelas o semejantes en el monacato de las diversas
religiones, también lo es el hecho de que cada una de estas, le da una impronta propia, con
rasgos específicos, al estilo de vida monacal que surge en ellas. 8

Monacato hindú[editar]

Un monje Sanniasin hindú.

Véase también: Sanniasin

En la India, cuna de muchas religiones, se encuentran formas antiquísimas de monacato, por


así decirlo hindú. La sociedad religiosa india siempre se ha preocupado por lo que, desde el
punto de vista religioso, se le puede llamar la santidad de sus miembros. Por ello, es lógico
que en ella se den formas de ascetismo organizado en monacato, en la búsqueda de la paz a
través del encuentro con el ser supremo, para hallar la paz más allá de lo creado. En el siglo
V a. C., mucho antes del nacimiento del budismo y el jainismo, existían en la India un elevado
número de monjes que caminaban de un lado a otro, mendigando su sustento diario y
peregrinando a los santuarios famosos. Existían además, monjes solitarios que se retiraban a
los bosques.9 Estas formas de monacato en la religión hindú no ha variado mucho.
El hinduismo enseña que en el sistema de castas, la cuarta posición la ocupan los Sanniasin,
que es el equivalente a monje (en sentido de renuncia). Este se encuentra en la cuarta etapa
de la vida, en la que renunciando a toda atadura material (familia, bienes etc.), se dedica una
vida nómada, peregrinando hacia los santuarios más famosos de su religión. Pueden tener
monasterios, donde se reúnen pequeños grupos de sanniasin, pero solo con propósitos
educativos. Algunos de estos se han convertido en centros de peregrinación para los
seguidores laicos hindúes.10

Monacato budista[editar]
Véanse también: Bhikkhu y  Sangha (budismo).

Monjes budistas del Tíbet.

Buda hace una reforma de la antigua religión brahamánica, dando origen al budismo. El


monacato budista se diferenció de inmediato del monacato hindú, por haber eliminado el
sistema de castas. Al inicio, los monjes budistas, como aquellos hindúes, andaban de un lado
a otro, peregrinando y mendicando para su sustento diario. Con el tiempo, se fueron
estableciendo en comunidades bajo el comando de una Regla de vida. Esta forma de
monacato, se expandió fuera de la India, por Indochina, Tíbet, China y Japón, al punto que
está a la base de la misma religión budista. 11
La raíz última del monacato budista está en la creencia de la vanidad de toda las cosas,
aparentes y peligrosas para el camino de perfección hacia el nirvana. La originalidad de este
tipo de vida monástica consiste en evitar un enrolamiento indefinido en el ciclo de las
reencarnaciones, es decir, busca morir a todo, en la aniquilación total de todas las facultades y
alcanzar el reposo definitivo. 11

Monacato jaina[editar]

Monje jaina de la tradición digambara.

Véanse también: Digambar y  Svetambara.

En el jainismo, el monacato es considerado como la forma más indicada para ser seguidor
de Jina.12 Suele emplearse el término yain muni (en sánscrito: जै न मु नि) o muni para referirse
tanto a los monjes como a las monjas. Se les suele llamar sadhus y sadhuís, respectivamente
en la tradición de la secta svetambara. Las dos corrientes principales dentro del jainismo
(Digambara y Svetambara) muestran ciertas diferencias en los hábitos monacales. Los monjes
Digambara no visten ropas en absoluto como forma de practicar el rechazo a los apegos. Los
monjes y monjas Svetambara llevan ropas blancas pues consideran que deben llevarse ropas
sencillas y anchas mientras no desarrollen un apego por ellas. Los monjes y monjas jainas
viajan a pie y rechazan incluso el transporte sanitario. 13
Las condiciones del monacato jaina son muy estrictas y surgen de las enseñanzas
de Majavira. Los cinco majá-vratas son los cinco votos principales que deben observar los
monjes jainas: no violencia (ahimsa), verdad (satiá), no robar (asteia), castidad
(brahmacharia), desapego (aparigraja). El monacato jaina, continúa siendo similar a aquel
original hindú, llevan una vida mendicante y nómada. 12 Quienes adoptan la vida sedentaria, lo
hacen por ancianidad o por enfermedad. 13

Monacato cristiano[editar]
Artículo principal: Monacato cristiano

Monje de la Iglesia ortodoxa en Chipre.

El monacato cristiano surge en Egipto, entre los siglos III y IV, con Pablo Ermitaño y Antonio
Abad (considerados los primeros monjes cristianos), dando lugar a las primeras comunidades
de "solitarios" en la Tebaida (Padres del desierto), quienes renunciaban al mundo material con
el fin de seguir una vida de ascetismo y contemplación, orientada hacia lo divino. Los
cristianos de Egipto asumieron el monaquismo con tanto entusiasmo que el
emperador Valente tuvo que limitar el número de hombres que podría convertirse en monjes.
En su origen el monacato era "eremítico", después los monjes se fueron agrupando en
comunidades, y fue san Pacomio quien redactó la primera regla para cenobitas, cuando los
monjes comenzaron a reunirse en monasterios.14 El monacato fue exportado de Egipto al resto
del mundo cristiano. A partir del siglo V se difundió en Occidente, uno de los aportes más ricos
de la Edad Media. Teniendo gran repercusión la Regla de san Benito.15
En la Iglesia católica, los monjes están agrupados en diversas familias de órdenes
monásticas, y pertenecen a los institutos religiosos, dentro de la gran variedad de Institutos de
vida consagrada. Entre ellos, las órdenes de monjes más importantes son las de
los benedictinos, cistercienses, cartujos, camaldulenses, jerónimos, antonianos, basilios y paul
inos.16
En la Iglesia ortodoxa también hay una gran tradición monástica, en la que todos sus
monasterios siguen la regla de san Basilio. El conjunto de monasterios del Monte Athos son la
representación más famosa del monacato ortodoxo.
La reforma protestante suprimió el monacato, aunque en la Iglesia Anglicana se revivieron,
comenzando en el siglo XIX, los monacatos benedictino, franciscano, cisterciense y dominico,
entre otros.17

Monacato en otras religiones o movimientos[editar]

Talla medieval con monje inspirado por un ángel al traducir un texto bíblico del hebreo al latín.18

En rasgos generales, las religiones ya mencionadas son aquellas en las que el monacato
tiene formas claras de institucionalización. Aunque en sus orígenes comenzaron siendo
formas marginales en el seno de sus respectivas religiones, la evolución de las mismas les ha
dado un lugar de privilegio o al menos importante, en sus estructuras básicas. Aparte de
estas, otras religiones, movimientos o filosofías que acogen formas de vida monacal son,
entre otros, el Taoísmo, el Sintoísmo, el Ananda Marga y algunas religiones chamánicas.
En otras religiones, como el Judaísmo, el Islamismo, el sijismo, el bahaísmo o el zoroastrismo,
no se fomenta o incluso se condena (Islam19 y zoroastrismo), toda forma de monacato.
Aunque si en el Islam existen los derviches, formas de vida de consagración total a Alá, estas
no se pueden considerar formas de vida monásticas, en todo caso se podrían equiparar más a
las fraternidades cristianas.20 Mención aparte merece el Judaísmo, que en la antigüedad
presentaba formas de consagración, similares a aquellas del monacato, como el caso de
los nazareos,21 que renunciaban a ciertos placeres de la vida en vista de una mayor entrega
a Yahveh, pero a estas no se les puede declarar abiertamente monásticas. Los judíos en la
actualidad no fomentan ningún tipo de monacato.
Finalmente, existen numerosos movimientos, especialmente aquellos en el marco de la Nueva
Era, que tienen planteamientos similares a los del monacato, que incluso fomentan un estilo
de vida parecido al de los monjes, como la Cienciología, el Xiantiandao y el movimiento
de Meditación trascendental.

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