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Andrés Sevilla
Lectura: 5 min
Existe inflación cuando aumentan de forma sostenida los precios del conjunto de
bienes y servicios de una economía. Es decir, cuando la media de los precios de
todos los bienes y servicios de un país sube.
La subida de precios provoca la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos. O
dicho de otra manera, si hay inflación significa que con el mismo dinero podremos
comprar menos cosas que antes. Por ejemplo, si el precio de las naranjas es de Q
1.00 por unidad, una persona con Q 10.00 puede comprar 10 unidades, pero si el
precio sube a Q 2.00 ya sólo podrá comprar 5 naranjas.
Ventajas de la inflación
Muchas veces se habla que la inflación es buena, pero no es que sea buena en sí,
sino que aunque suban los precios de una economía, los salarios también suelen
subir acorde a esa subida de precios. Así pues, al final el poder adquisitivo de los
ciudadanos se mantiene estable. Puede ser buena, mientras sea estable y no sea
muy elevada, por las siguientes razones:
• El alza en los precios ayuda a reducir el valor de las deudas, tanto de los
hogares, como de las empresas y el Gobierno. Esto se debe a que si hay inflación
en una economía y nuestros salarios suben al mismo ritmo, pero la deuda sigue
siendo la misma que antes, el valor real de la deuda será menor que antes de que
subieran los precios.
Causas de la inflación
La inflación se puede producir por cuatro razones: por un aumento de la demanda,
cuando aumentan los costes de las materias primas, por las propias expectativas
o por aumentos de la oferta monetaria. Ver en detalle las causas de la inflación.
Tipos de inflación
Al hablar de alza los precios se suele usar una cierta terminología para describir
las diferentes formas de aumento en los precios. Entre los tipos de inflación se
encuentran:
• Estanflación: Se da cuando existe inflación y además decrecimiento del
PIB.
Miedo la Deflación
Las tasas de inflación de la mayor parte de los países avanzados han caído históricamente
en consecuencia de la recesión que afecta a la economía global. Sin embargo el temor a
que la recesión tenga un alcance y una duración superiores a lo esperado, ha desatado el
miedo a la deflación. En el último siglo hay dos antecedentes históricos de un fenómeno
deflacionario en Estados Unidos en los años treinta y Japón en los noventa del siglo
pasado que podemos ver en las siguientes gráficas.
Desde mediados del siglo pasado, la gran preocupación de las políticas económicas ha sido
la inflación. ¿Pero si tan mala era la inflación, por qué también es mala la deflación?
Consecuencias
Perspectivas
Todavía el riesgo de espiral deflacionista es muy lejano ya que las tasas negativas de los
índices de precios de consumo responden únicamente al efecto del desplome del precio
del petróleo desde el pasado verano, mientras que la inflación subyacente, el núcleo más
estable de la inflación, presenta tasas positivas. Además las políticas monetarias y fiscales
se han puesto decididamente en marcha, teniendo muy en cuenta, las lecciones
aprendidas de la Gran Depresión y de Japón cabe confiar en que la deflación siga siendo
un capítulo de los libros de historia.
Soluciones
Escapar de una trampa de liquidez y acabar con una deflación no es fácil. Una vez que el
tipo de interés nominal se ha reducido hasta cero, la única manera de disminuir el tipo de
interés real es incrementar las expectativas de inflación. Naturalmente, sin embargo, los
agentes económicos tienden a desconfiar de un banco central que promete más inflación
cuando su retórica acostumbra a ser la contraria.
La deflación hoy por hoy no forma parte de nuestro escenario central de previsiones, pero
el riesgo ahí está. Es crucial tomar las medidas necesarias, ortodoxas y no tanto, para
evitar que suceda. Podemos ver algunas medidas que ya están en marcha y otras que se
podrían tomar en caso de entrar en una deflación prolongada: