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PRINCIPIOS

TÉCNICOS
DEL
SEGURO

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Contenido

CONTRATO DE SEGUROS. PARTES DEL CONTRATO. ELEMENTOS DEL CONTRATO DE


SEGUROS……………………………………………………………….……................. 2
"TEORÍA DE RIESGO": CONCEPTOS Y ALCANCES. TIPOS Y CLASIFICACIÓN DE RIESGOS.
MÉTODOS DE TRATAMIENTO DE LOS RIESGOS. RIESGO Y SEGURO. NATURALEZA
PROBABILÍSTICA DEL RIESGO. FRECUENCIA E INTENSIDAD. RIESGOS ASEGURABLES.
REQUISITOS DESDE PUNTO DE VISTA DEL ASEGURADO Y DEL
ASEGURADOR……………................................................................................................ 5
"TEORÍA DEL PREMIO": LA PRIMA Y EL PREMIO. DIFERENTES TIPOS DE PRIMAS. EL
CÁLCULO DE UNA TARIFA. LA TARIFACIÓN DE LOS
RIESGOS……………..................................................................................................... 14
"TEORÍA DE LAS COTIZACIONES": CONCEPTO, FORMAS Y MÉTODOS. AUMENTO Y
DISMINUCIÓN DE SUMAS ASEGURADAS. AUMENTOS Y DISMINUCIÓN DE TASAS.
CANCELACIONES Y REEMPLAZOS……………………………………………….......... 19
DETERMINACIÓN DE LA INDEMNIZACIÓN. MEDIDAS DE LA PRESTACIÓN.
FRANQUICIAS Y DESCUBIERTOS. DIFERENCIAS ENTRE DEDUCIBLES Y NO DEDUCIBLES.
CONCEPTOS DE VALOR TASADO, VALOR DE REPOSICIÓN. CLÁUSULAS DE AJUSTE Y DE
REPOSICIÓN A NUEVO. …………………….............................................................. 25

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CONTRATO DE SEGUROS. PARTES DEL CONTRATO.
ELEMENTOS DEL CONTRATO DE SEGUROS.

De acuerdo a la ley 17.418, existe contrato de seguro cuando el


asegurador se obliga, mediante una prima o cotización a resarcir un
daño o a cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto.

Dejando de lado esta definición didáctica, podemos decir que el seguro es un


sistema solidario y corporativo, a través del cual, una gran cantidad de personas sujetas a
la misma posibilidad de pérdida de sus bienes, aportan una pequeña parte de sus recursos
para constituir un fondo.-

El “evento previsto” no debe ser ni muy poco común, ni tampoco de presentación


frecuente. Si fuese muy raro no hay forma de valorizarlo a los efectos de establecer la
prima y si, por el contrario, fuera muy común el evento previsto carecería de la
característica esencial de la incertidumbre, sin la cual el contrato carecería de su razón de
ser (excepción el seguro de vida).

Cuando alguna de esas personas experimente una pérdida, mediante esos recursos
se le brindará una indemnización que le permitirá volver a situarse patrimonialmente en la
misma situación que tenía antes del siniestro.-

Atento a este carácter indemnizatorio, en esta clase de seguros la prestación del


asegurador no puede superar el valor económico del interés asegurable.-

Elementos enumeración y explicación


Los elementos del contrato de seguro surgen de la misma definición, y podemos
dividirlos en dos grupos:

Elementos de tipo general Se los llama así porque son elementos


comunes a cualquier contrato, y son los sujetos
(asegurado y/o tomador y asegurador) y su
capacidad.-

Se los llama así porque son propios del


Elementos de tipo específico contrato de seguro, y son: el riesgo (proximidad a un
daño o perjuicio), el interés asegurable, la prima, la
suma asegurada, el objeto del seguro, el
consentimiento de las partes.-

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A continuación comenzaremos con la explicación y análisis de cada uno de estos
elementos.

PARTES DEL CONTRATO DE SEGUROS (ELEMENTOS GENERALES)

Son partes del contrato de seguro, el asegurado y/o tomador y el asegurador.

Asegurado Es toda persona física o jurídica con


capacidad legal para contratar que,
teniendo interés asegurable, contrata el
seguro por cuenta propia.

Tomador Es la persona física o jurídica, con


capacidad legal para contratar, que celebra
el contrato con el asegurador, y puede
hacerlo por cuenta propia o por cuenta de
terceros.
Vistos ambos conceptos tenemos
que dejar en claro que la figura del tomador
y asegurado pueden coincidir. Esto ocurre
cuando el mismo asegurado es quien
celebra el contrato de seguro con la
compañía aseguradora. De esta manera, se
emitirá una póliza en la que figurará como
Tomador el Sr. XX y como Asegurado el Sr.
XX.-
También puede ocurrir que ambas
figuras no coincidan y en ese caso se
consignarán también los datos da cada uno,
con su respectivo rol en la póliza.-

Asegurador Es la persona jurídica autorizada por


la Superintendencia de Seguros a operar
como compañía de seguros, pudiendo
revestir distintas formas jurídicas
establecidas en la ley 20.091.

ACLARACION: tanto los beneficiarios, como así también el productor asesor de


seguros, si bien figuran detallados en la póliza de seguro; NO SON PARTES DEL
CONTRATO.-

Cuando decimos “partes” de un contrato estamos haciendo referencia al


significado legal de esta palabra. Esto significa que son partes aquellas figuras que tienen
una vinculación jurídica, que surge de este contrato en particular.-

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ELEMENTOS ESPECÍFICOS DEL CONTRATO DE SEGUROS: LA
SUMA ASEGURADA. LA PRIMA. EL RIESGO. EL INTERÉS
ASEGURABLE.
Los elementos ESPECIFICOS son:
- La Suma Asegurada
- La Prima
- El Riesgo
- El Interés Asegurable
- El Objeto del Seguro
- El Consentimiento de las partes

LA SUMA ASEGURADA Es el valor económico que se le da al objeto del


seguro.
LA PRIMA Es el costo técnico del seguro.
EL RIESGO Es toda potencialidad dañosa que pueda
afectar a bienes o a personas, que requiere de
los siguientes caracteres esenciales para ser
asegurable: la incertidumbre (posibilidad de
que ocurra el siniestro), que se produzca en el
futuro y que sea extraño a la voluntad de las partes.
INTERÉS ASEGURABLE Es la relación que une a una persona con un
bien, susceptible de valoración patrimonial, objetiva o
estimada. Determina el grado de Interés Lícito que
podría tener alguien para su aseguramiento. (Art. 2 de
la Ley 17418)
EL OBJETO DEL SEGURO Según lo definido por la Ley de Seguros, el
contrato puede tener por objeto toda clase de riesgos,
siempre que exista interés asegurable.
EL CONSENTIMIENTO DE LAS PARTES Es lo que perfecciona al contrato de seguros.
Los derechos y obligaciones de las partes comienzan a
partir de este momento.

"TEORÍA DE RIESGO": CONCEPTOS Y ALCANCES. TIPOS Y


CLASIFICACIÓN DE RIESGOS. MÉTODOS DE TRATAMIENTO DE LOS
RIESGOS. RIESGO Y SEGURO. NATURALEZA PROBABILÍSTICA DEL RIESGO.
FRECUENCIA E INTENSIDAD. RIESGOS ASEGURABLES. REQUISITOS DESDE
PUNTO DE VISTA DEL ASEGURADO Y DEL ASEGURADOR.

El riesgo es la cusa formal del contrato de seguro y consiste en la posibilidad de


ocurrencia de un hecho incierto, ajeno a la voluntad deliberada del afectado, susceptible
de causarle un daño económicamente evaluable. Vale decir entonces que el riesgo es la
medida del peligro que exista respecto de la ocurrencia de determinado hecho dañoso
previsto y es condición necesaria del contrato.

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Podríamos definir al riesgo como el espacio que media entre la certeza y la
imposibilidad de que se produzca un daño o perjuicio económico.

El riesgo debe consistir en un hecho posible pero incierto - lícito respecto del
asegurado o beneficiario -, potencialmente dañoso y cuyas consecuencias pueden ser
estimativamente calculadas por anticipado. A partir de identificar un hecho como posible,
la incertidumbre consiste en desconocer si realmente se producirá o no, o bien cuándo
puede ocurrir si se trata de un hecho de ocurrencia necesaria, como la muerte.

Entramos así en el concepto de probabilidad que, a partir de un hecho posible,


evalúa en el tiempo y el espacio, el grado de factibilidad de su ocurrencia y magnitud. En
consecuencia la posibilidad es condición necesaria de la probabilidad.

Tipos y clasificación de los riesgos:


La clasificación de los riesgos es muy minuciosa según el punto de vista con el que
se aborde el tema.

01 - Según su asegurabilidad:

 Riesgos asegurables: Aquel que, por su naturaleza, es susceptible


de ser asegurado;

 Riesgo no asegurable: Aquel que carece de algunos de los


elementos o características del riesgo que impide su aseguramiento.

02 -Según el objeto sobre el que recae:

 Riesgos Patrimonial: Aquel que implica una pérdida, total o parcial,


del patrimonio del asegurado como consecuencia de un posible siniestro.

 Riesgos de Personal: Aquel que afecta a circunstancias de la


persona, tales como su salud, integridad física o mental, capacidad para el trabajo,
vejez o supervivencia

03 - Según su regularidad estadística:

 Riesgos ordinarios: Aquel cuya ocurrencia es susceptible de


mediación estadística y responde a las pautas normales de contratación en el
mercado de seguros. Si concurriera en él alguna circunstancia que lo convirtiera
en atípico, puede ser asumido por el asegurador mediante la aplicación de
cualquier medida correctora como sobreprima, recargo, franquicia, etc.

 Riesgos extraordinarios: Aquel que por ser de irregular ocurrencia


estadística o por la magnitud de sus efectos excede de la posibilidad de cobertura
de un seguro normal y es necesario arbitrar fórmulas especiales para su
aseguramiento. Se incluyen aquí riesgos de carácter excepcional: como fenómenos

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meteorológicos especialmente graves, movimientos sísmicos, etc. Cuya propia
naturaleza anormal no cabe en la cobertura de una póliza de seguro ordinario.

04 – Según su proximidad física respecto a otros riesgos:

 Riesgo distinto: Aquel que no tiene relación ni conexión con ningún


otro. Así en el seguro de incendios recibe este nombre el edificio separado de otro
por un espacio libre y descubierto, de más de cinco metros de anchura.

 Riesgo común: Dos o varios bienes u objetos constituyen un riesgo


común cuando su naturaleza o proximidad obliga a considerarlos como un riesgo
único, puesto que la ocurrencia de un siniestro en uno afectaría inexorablemente a
los restantes: personas que viajan en un mismo avión, viviendas que constituyen
un mismo inmueble, etc.

 Riesgo contiguo: Aquel que, aun siendo independiente, está en


contacto con otro, por lo que el siniestro que afecte a uno de ellos puede
transmitirse al otro. Es un aspecto importante en la tarifación porque, por ejemplo
en el caso de incendio, la peligrosidad de una vivienda puede agravarse si en el
edificio contiguo está instalada una fábrica de productos inflamables.

 Riesgo próximo (o inmediato): Aquel que, aun separado de otro,


está a una distancia lo suficientemente pequeña como para que el siniestro de uno
de ellos pueda afectar al otro.

05 - Según su grado de intensidad:

 Riesgo variable: Aquel que puede revestir diversa graduación o


cuantía en su realización; por ejemplo, el riesgo de incendio.

 Riesgo constante: Aquel que siempre reviste la misma intensidad y


grado de efecto en su realización; por ejemplo, el riesgo de muerte.

06 - Según su comportamiento con el paso del tiempo:

 Riesgo progresivo: Aquel que va aumentando con el transcurso del


tiempo; por ejemplo, el riesgo de muerte de una persona.

 Riesgo regresivo: Aquel que va disminuyendo con el paso del


tiempo; por ejemplo, el riesgo de no cobrar un crédito pendiente a medida que el
deudor va pagando las cuotas.

Por ejemplo, en el caso de incendios, el edificio separado de otro por un espacio


libre y descubierto inferior a cinco metros de anchura.

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Métodos de tratamiento de los riesgos:

Antes de asumir la cobertura de un riesgo, la Aseguradora debe poner en práctica


una serie de técnicas que le permitan establecer las características de ese riesgo y los
límites de su aceptación.

Esas técnicas se proyectan hacia cinco apartados:


Selección
Análisis
Evaluación 
Compensación
Distribución

Ahora vamos a analizar cada una de estos ítems para poder entender el proceder
de una aseguradora cuando toma cada uno de los riesgos.

Selección: Constituye el conjunto de medidas, generalmente de carácter


técnico, adoptadas por una entidad aseguradora en virtud de las cuales la aceptación de
riesgos está orientada hacia aquellos que presumiblemente no van a originar resultados
negativos, por no ser perores que el promedio de categoría

lograr el adecuado equilibrio en sus resultados. Se concreta


fundamentalmente en los siguientes aspectos:

a) Ponderación o clasificación de riesgos, subsiguiente a la selección


inicial, mediante la cual se efectúa la correcta tarifación del riesgo
asumido, aplicándole la prima adecuada y creando grupos homogéneos
en función de la probabilidad de siniestros e intensidad de los mismos.

b) Prevención de riesgos, mediante la cual se procura la adopción de las


medidas precautorias adecuadas, especialmente en riesgos de
naturaleza industrial, para evitar la producción de siniestros.

c) Control de resultados, mediante el cual se aplican fórmulas de carácter


excepcional cuando tras el análisis de los resultados obtenidos se
aprecie que son las únicas adecuadas para conseguir el necesario
equilibrio técnico: Franquicias discriminadas, anulación de pólizas
deficitarias, delimitación de las garantías, etc.

Evaluación: Es el proceso por el cual se establece, en un período de tiempo


determinado, la probabilidad de que ocurran daños personales o pérdidas materiales, así
como su cuantificación

Compensación: Es el conjunto de medidas conducentes a lograr el


adecuado equilibrio de resultados entre los riesgos que componen una cartera de pólizas.
Teniendo en cuenta que, teóricamente, cada riesgo está sometido a unos índices de
frecuencia e intensidad distintos, por la compensación se pretende que los resultados

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antieconómicos que pueden derivarse de los riesgos de peor calidad sean contrarrestados
por otros que originen menor siniestralidad.

Distribución: Consiste en un conjunto de técnicas para el reparto o


dispersión de riesgos que la actividad aseguradora precisa para obtener una compensación
estadística, igualando los riesgos que componen su cartera de bienes asegurados. Esta
distribución pretende conseguir la homogeneidad cuantitativa de los riesgos y puede
llevarse a cabo de dos modos principales, el coaseguro y el reaseguro

a) El coaseguro: Es la concurrencia de dos o más entidades aseguradoras


en la cobertura de un mismo riesgo.

b) El reaseguro: Consiste en que el asegurador directo cede parte de los


riesgo a otras entidades, aunque jurídicamente responde por todo el
riesgo, lo que no ocurre en el coaseguro.

Riesgo y seguro. Naturaleza probabilística del riesgo.


Frecuencia e intensidad. Riesgos asegurables. Requisitos
desde el punto de vista del asegurado y del asegurador.

El riesgo, como peligro de sufrir daños patrimoniales, puede referirse a un daño


material o pérdida de la posesión de un bien; a la aparición de una deuda involuntaria, a la
desaparición o disminución de ingresos. A éstos se suman los relacionados con la duración
de la vida humana y los gastos incurridos para su conservación en caso de enfermedad o
accidente.

Para ser legalmente asegurable, el riesgo debe ser futuro, incierto y ajeno a la
voluntad deliberada del asegurado o beneficiario de la indemnización. La incertidumbre
puede consistir sólo en cuándo se puede producir la eventualidad, a pesar de existir
certidumbre de que se producirá alguna vez, como es el caso de la muerte, accidente o
enfermedad en los seguros de personas.

En lo material, cada tipo de riesgo asegurable debe amenazar a un elevado


número de sujetos agrupados en sectores según determinadas características comunes, a
fin de que la aseguradora tenga la posibilidad de formar una masa de grupos homogéneos,
aunque la masa exista sólo potencialmente antes que el asegurador logre integrarla al ir
concertando operaciones. Esta masa ha recibido el nombre de “Mutualidad de
Asegurados”, porque con el fondo constituido a partir de las primas pagadas por sus
integrantes, el Asegurador prevé abonar las indemnizaciones por los daños que sufran
algunos de ellos y solventar los gastos del sistema.

Para entender la función de los aseguradores, es necesario tener un conocimiento


objetivo de lo que es la incertidumbre y el riesgo, y los medios con que este último puede ser
tratado.

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Alea y azar
La palabra “alea” es una voz latina sinónimo de azar, de ahí que en seguro tengamos
que hablar de “caso fortuito o riesgo natural”, que es el suceso que no ha podido preverse o
que, previsto, no ha podido evitarse. Los casos fortuitos, lo mismo que los de “fuerza mayor”,
pueden ser producidos por la naturaleza o por el hecho del hombre. Para algunos autores no
existe diferencia teórica ni práctica entre el caso fortuito y la fuerza mayor, ya que esta última
también es consecuencia de un hecho imprevisible.

Las características esenciales del riesgo, para ser objeto del seguro, son los
siguientes:

a) Incierto y aleatorio: debe haber una relativa incertidumbre, pues el


conocimiento de su existencia real haría desaparecer la aleatoriedad, principio básico
del seguro. En algunos casos, se conoce con certeza que ocurrirá, pero se ignora
cuándo, como en la cobertura de los seguros de vida. También ocurre que dicha
incertidumbre se apoya en el dilema si ha ocurrido o no, como a veces sucede en los
seguros de transporte, en que es técnicamente posible la suscripción de una póliza que
asegure el riesgo de hundimiento de un buque desaparecido, desconociendo ambas
partes contratantes si en el momento de la suscripción de la póliza, el barco ha
naufragado o no.

b) Posible: Ha de existir posibilidad de riesgo, tal posibilidad tiene dos


limitaciones extremas, de un lado, la frecuencia y del otro la imposibilidad.
La excesiva reiteración del riesgo y su materialización en siniestro atenta
contra la aleatoriedad del suceso cubierto, así, una gran frecuencia en la sección
automóviles, aparte de resultar antieconómico para la empresa, exigirá que las primas
de seguros necesariamente tendrán un incremento, del mismo modo la imposibilidad
de que el riesgo se manifieste en siniestro, situaría a la empresa aseguradora en una
posición de presentar una cobertura absurda que haría inviable la comercialización del
producto, como ofrecer una cobertura de daños por nevadas, en un país tropical.

c) Concreto: El riesgo debe ser analizado y valorado en sus dos aspectos


cualitativo y cuantitativo, antes de proceder a asumirlo. Solo de esta forma la entidad
podrá decidir sobre la factibilidad de la cobertura y luego fijar la prima adecuada para
la misma.

d) Lícito: El riesgo que se asegure no debe estar en contra de las reglas


morales, del orden público ni en perjuicio de terceros, pues conforme a la legislación,
la póliza será nula automáticamente. Esta regla tiene dos excepciones, en los seguros
de vida, la cobertura del riesgo de suicidio, pasados los tres años de cobertura; y los
seguros de responsabilidad civil, en donde puede garantizarse los daños causados a
terceros cometidos por imprudencia.

e) Fortuito: El riesgo debe provenir de un acto o acontecimiento ajeno a


la voluntad humana de producirlo. No obstante, es indemnizable el siniestro producido
a consecuencia de actos realizados por un tercero, ajeno al vínculo contractual que
une a la aseguradora con el asegurado, aunque en tal caso la entidad aseguradora se
reserva el derecho de ejercitar las acciones pertinentes contra el responsable del
daño(principio de subrogación), como también es indemnizable el siniestro causado
intencionadamente por el asegurado, siempre que los daños se hayan producido con
ocasión de fuerza mayor o para evitar otros graves.

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f) Contenido económico: La realización del riesgo ha de producir una
necesidad tasable en valores económicos, que se satisface con la indemnización
correspondiente.

Cuando un evento ocurre, se convierte en siniestro, en ese momento, la Aseguradora


cumple con su promesa de protección.

RIESGO ASEGURABLE:

Riesgo asegurable es la posibilidad de sufrir una pérdida o un


daño, es una eventualidad, algo que tiene la posibilidad de suceder, un
acontecimiento incierto que de ocurrir traerá como consecuencia un
desequilibrio económico para la persona que la sufre. Para que un riesgo
sea asegurable es necesario que reúna las 6 características que vimos
anteriormente: incierto, posible, concreto, lícito, fortuito, contenido
económico.

TIPOS DE RIESGOS ASEGURABLES:

1 - Los que afectan a las personas:

a) Muerte.

b) Incapacidad o Invalidez.

c) Vejez sin recursos económicos.

2 - Los que afectan a los bienes:

a) Fenómenos de la Naturaleza.

b) Actos derivados de hechos sociales.

3 -Los que afectan a terceros:

a) Actos derivados de ordenamientos como Responsabilidad Civil o Familiar

b) Derivados de los daños directos a los bienes

Es necesario aclarar que, en muchos casos en los que existen desequilibrios en la


composición de las carteras, por el alto valor individual o características especiales de
algunos de los bienes que la integran, se cuenta con medios técnicos para homogeneizar
las responsabilidades asumidas en cada póliza, dividiendo la magnitud de la protección
otorgada, por medio del coaseguro y el reaseguro.

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Los bienes o personas, para ser asegurables deben permitir la estimación
anticipada de la frecuencia e intensidad de los daños probables, sobre la base de la
experiencia estadística pasada, que permite esperar su reproducción futura si no varían en
los hechos a suceder, las condiciones que han rodeado el comportamiento de los hechos
observados, Esta evaluación de la potencialidad riesgosa, constituye la determinación del
riesgo objetivo.

Estos requisitos de asegurabilidad de carácter técnico, que se unen a otros de tipo


jurídico tendientes a limitar el riesgo moral de la conducta del asegurado o sea el riesgo
subjetivo, se originan en las necesidades emergentes del cálculo de probabilidades, de la
aplicación de la Ley de los Grandes Números y de las Tablas de Mortalidad y Morbilidad,
que constituyen el fundamento técnico del seguro a prima fija, en el caso de los daños
patrimoniales cuanto en los riesgos de personas.

Desde el punto de vista técnico podemos afirmar que, en relación con el tipo y
magnitud del posible daño a cubrir, la asegurabilidad de un riesgo se mide en razón
inversa de su probabilidad y el costo de su cobertura en razón directa.

Dicho en otras palabras, esto significa que un riesgo es más asegurable cuanto
menor sea la probabilidad de sufrir determinado daño y que el costo de una cobertura es
directamente proporcional al grado de probabilidad y magnitud del daño al que está
expuesto el respectivo bien. Cuanto más probable y de mayor magnitud es el posible daño
a sufrir, más alta será la tasa de prima.

Para graficar estos conceptos pondremos un ejemplo teórico.

Supongamos que se solicita la cobertura de una flota de vehículos


automotores de cierta antigüedad que serán exhibidos en distintas provincias de
nuestro País. Se trata de un riesgo individual, no asimilable a ninguna masa de riesgo
de características semejantes y, por lo tanto, no compensable dentro del
comportamiento siniestral de un conjunto de coberturas de similares características.
No es un riesgo asegurable individualmente, salvo que la prima a cobrar represente
por lo menos el 50 % del valor asegurado de la flota. Se trataría en realidad de una
apuesta por sí o por no, no de un seguro.

Debemos tener en cuenta que, según la naturaleza de los bienes cubiertos y los
tipos de riesgos que pueden afectarlos, las pólizas contienen la enumeración de los riesgos
y tipos de daños cubiertos, enunciando simultáneamente los riesgos excluidos de la
cobertura, así como los tipos de daños también excluidos, ya sean producidos por tales
riesgos o por cualquier otro.

Hecho este análisis de naturaleza técnica y económica sobre los riesgos y su


asegurabilidad, podemos ratificar que el carácter de Asegurado, en riesgos patrimoniales,
puede adquirirlo todo aquél que pueda sufrir un daño económicamente evaluable, como
consecuencia de un hecho eventual en sí mismo o en cuándo ha de suceder y cuyo origen
sea ajeno a la voluntad deliberada del mismo. En los seguros sobre la vida humana, la
situación varía en la mayoría de los casos, cuando exista un Beneficiario, al cual el siniestro
(muerte del Asegurado), puede no producirle necesariamente un daño económico.

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En la evaluación del riesgo, la prima a cobrar estará calculada sobre la base de la
experiencia estadística de comportamiento siniestral de cada tipo de bienes o personas
cubiertos, que depende de diversos factores, como por ejemplo:

Su propensión al daño respectivo


Ubicación física
La causa u clase de daño
Los elementos preventivos con que cuente

En Los seguros de Personas:

La edad alcanzada
Las enfermedades padecidas
Las incapacidades preexistentes
La actividad laboral, etc.

El conjunto de factores técnicos y legales de asegurabilidad y el comportamiento


siniestral registrado históricamente en cada ramo del seguro y cada tipo de riesgo
protegido, permitirá fijar el valor de la prima correspondiente a cada bien o persona
asegurable, o sea el aporte individual al Fondo de Primas.

Para evaluar el comportamiento de hechos dañosos tenemos que tener en cuenta


su frecuencia y la intensidad de los daños, por lo tanto tenemos que tener bien en claro
que,

La frecuencia es: la relación entre cantidad de siniestros acontecidos y la cantidad


de siniestros posibles. Es decir, en otros términos casos de ocurrencia sobre casos
posibles. La intensidad siniestral es la magnitud de los daños.

Las formulas respectivas serían:

Frecuencia = Cantidad de casos ocurridos / cantidad total de casos


expuestos

Intensidad = Valor total de los daños / Valor total de los bienes


dañados

Prima Pura = Frecuencia x Intensidad

A esto debe agregarse también el análisis de factores como su extensión en el


espacio y duración en el tiempo. Ello constituye una condición necesaria para poder

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utilizar los recursos técnicos que el sistema asegurador dispone para neutralizar las
acumulaciones catastróficas, a través del reaseguro y estimar su costo, para calcular
acertadamente el valor de la prima a cobrar en la respectiva cobertura del riesgo.

El concepto de probabilidad, tiene dos límites precisos: uno está constituido por
hechos de ocurrencia necesaria, como la muerte, que se representa por el 1, y los de
ocurrencia imposible simbolizada por el 0.

Se trata de certeza en un extremo y de imposibilidad en el otro. Entre ambos


transcurre la probabilidad que se expresa a través de una fracción, cuyo numerador
representa el número de casos producidos y el denominador el de casos posibles.

Introduciéndonos en el tema, debemos considerar en primer lugar que existen dos


medios de estimación de las probabilidades: la matemática y la estadística.

La probabilidad matemática está constituida por la relación existente entre el


número de casos producidos, frente al número de casos posibles, siempre que el número
de casos posibles sea conocido y fijo.

Así tenemos que la máxima incertidumbre sería la correspondiente a una moneda


arrojada al aire, que sólo puede caer de dos maneras posibles: cara o ceca, cuya
representación sería el valor que representa máxima incertidumbre, porque es igual la
probabilidad de ocurrencia favorable, que adversa.

Por el contrario, si tomamos por ejemplo la probabilidad de que se extraiga una


determinada carta de un mazo de naipes, la relación sería de 1/40. Si eligiéramos la
probabilidad de extraer un determinado “palo”, por ejemplo cualquier carta de espadas, la
probabilidad sería 10/40, porque existen diez cartas de cada palo en el mazo. Sacar
cualquier as sería 4/40 y así sucesivamente.

La probabilidad estadística en cambio es una estimación empírica del


comportamiento de determinado hecho, basada en la medición de los casos producidos,
respecto del número de casos observados.

Las observaciones practicadas sobre un gran número de hechos semejantes,


demuestran que éstos están sujetos a una frecuencia e intensidad constantes y que cuanto
mayor sea el número de casos observados, menor será la posibilidad de desvíos entre lo
previsto y lo que ocurra realmente.

De todas las comprobaciones que se pueden hacer no pueden obtenerse


conclusiones de certeza absoluta. Los promedios pueden alterarse favorable o
adversamente, en determinados períodos por diversas causas, relacionadas tanto con
hechos de la naturaleza, cuanto con el comportamiento humano o con la evolución
tecnológica.

Estos desvíos son de tres tipos:

Los desvíos fortuitos, que se originan en causas inherentes al mismo bien


asegurado (un cortocircuito o una explosión, por ejemplo), a hechos de la naturaleza o en
errores involuntarios de la conducta humana normal.

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Las desviaciones cíclicas, se originan en causas físicas, técnicas o económicas. Las
de orden físico pueden provenir de fenómenos meteorológicos o telúricos; las técnicas de
fallas de materiales, de funcionamiento de equipos o maquinarias y de nuevos procesos
industriales. Las causas económicas surgen particularmente de la incidencia de las
variaciones de los ciclos económicos de prosperidad y crisis, donde irrumpe el problema
del riesgo moral o sea la conducta humana.

Por último las desviaciones extraordinarias o seculares, son provocadas por la


acumulación de siniestros, en número y magnitud, como catástrofes, inundaciones,
terremotos, incendios generalizados (Londres 1666), las Torres Gemelas (Nueva York
2001) etc.

"TEORÍA DEL PREMIO": LA PRIMA Y EL PREMIO.


DIFERENTES TIPOS DE PRIMAS. EL CÁLCULO DE UNA TARIFA. LA
TARIFACIÓN DE LOS RIESGOS.

A partir de los principios estadísticos, la técnica consiste en seleccionar y agrupar


cada uno de los tipos de bienes o personas asegurables, de características y condiciones de
comportamiento semejantes frente al riesgo asegurado respectivo y fijarles la tasa que
resulte de la experiencia siniestral acumulada en cada caso. Se trata, en definitiva de
establecer el valor actual del riesgo futuro por correr, ponderando la frecuencia e
intensidad con que se produce determinado hecho dañoso, en determinado período de
tiempo.

Teóricamente esta es la técnica de confección de las tarifas, aunque en realidad, en


la práctica de los seguros de daños patrimoniales, las primas puras se fija en forma
empírica, a partir de tarifas históricas, que se van ajustando en función de la experiencia
actualizada de su comportamiento. Este procedimiento de corrección ajuste , de prueba y
error, es consecuencia necesaria de la evolución tanto de la tecnología como de las
condiciones ambientales y de la conducta humana, situaciones cambiantes que van
generando modificaciones en el comportamiento siniestral, gravando en unos casos y
mejorando en otros la experiencia histórica.

En los casos de Seguros de Personas, la tarifación es científica y parte de las Tablas


de Mortalidad, de Morbilidad u otras estadísticas demográficas, médicas y
accidentológicas aplicables, requiriéndose también una actualización permanente a causa
del mejoramiento de la esperanza de vida y de la morbilidad, consecuente con el progreso
de la ciencia y tecnología médica.

Estas primas integran las Tarifas aplicadas en cada ramo de seguro y reflejan en
general la experiencia del comportamiento de un determinado riesgo (incendio, robo,
accidente, etc.,), en cuanto a su frecuencia e intensidad, encuadrado dentro de ciertas
condiciones de forma, tiempo y lugar, así como respecto de las personas o bienes
afectados, tipo de daños provocados, protecciones de seguridad y medida de la prestación
a cargo del asegurador.

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Llegados a este punto, es necesario advertir también que el término prima (“lo
primero”) resulta de alcance un tanto equívoco, si no se le adiciona un calificativo que
defina y limite su comprensión.

En primer lugar tenemos la prima de riesgo (o pura) que constituye el valor actual
del posible daño futuro, calculado en forma científica o empírica, sobre la base de la
probabilidad de acaecimiento del evento dañoso previsto, que surge de la experiencia
estadística. Dicho en otras palabras, podríamos definirla como el equivalente económico
del riesgo trasferido al asegurador, medido en función de la frecuencia e intensidad de
los daños observados sobre bienes o personas de igual naturaleza y condiciones,
producidos durante un determinado período de tiempo.

Su suficiencia depende de que se mantengan constantes en el tiempo, los


factores que posibilitaron su cálculo, o sea que se repitan en el futuro la experiencia
estadística pasada, en cuanto a tres factores; frecuencia, intensidad y período de
tiempo.

En este punto es necesario hacer una aclaración. La experiencia estadística pasada


va perdiendo valor en la media en que la realidad va modificando el medio en el cual se
producían los hechos observados. La evolución tecnológica, el progreso científico y hasta
la misma conducta humana, generan cambios en el comportamiento siniestral, a veces
mejorándolo y otras agravándolo. La comprobación de estos hechos determina la
necesidad de ajustes permanentes a las tarifas aplicadas históricamente.

El comportamiento de la frecuencia e intensidad siniestral los hemos visto en el


punto anterior cuando analizamos el riesgo.

La Prima Pura o “de riesgo “es el resultado de multiplicar la tasa de frecuencia


por la tasa de intensidad en un período de tiempo, por ejemplo anual.

El Cálculo de una tarifa. La tarifación de los riesgos.


Supongamos que existen 1000 riesgos físicos de igual naturaleza, estado y
condiciones, de un valor uniforme de 1000 pesos cada uno, lo que hace un valor total de
1.000.000.- de pesos. En un año 49 bienes sufren un siniestro cada uno de ellos, por un
total de 12.000.- pesos.

El coeficiente de frecuencia se obtiene dividiendo los 49 siniestros registrados,


por el total de los 1000 riesgos físicos expuestos. La tasa de frecuencia resultante en este
caso sería de 4,9 %.

16
El coeficiente de intensidad resulta de dividir el importe total de los daños
(12.000) por el valor total de los bienes siniestrados (49 x 1000 = 49.000), lo cual arroja
una tasa de intensidad del 24,4 % la cual, multiplicada por la tasa de frecuencia (4,9 %),
arroja finalmente una prima pura del 1,19 %

Como dijimos anteriormente, esta prima de riesgo o pura es la tasa que mide la
frecuencia e intensidad con que se concreta el daño producido por un riesgo determinado,
en un período de tiempo dado (generalmente un año). Constituye un valor matemático
teóricamente uniforme, en la medida en que no depende de las modalidades operativas o
los costos de explotación o adquisición de la respectiva empresa de seguros.

En segundo lugar tenemos la prima de tarifa, que es la resultante de adicionar a la


prima de riesgo, una carga destinada a solventar una serie gastos propios del
desenvolvimiento de la actividad operativa, un plus par desvíos y otro para utilidad. En
esta prima comprenden los rubros de: Gastos de Producción, Gastos de Explotación,
Margen de Utilidad y Margen de Seguridad.

Como consecuencia de todo esto, la prima de riesgo, fijada en nuestro ejemplo en


el 1,19 %, podría transformarse en una prima de tarifa de más del 2 %, según la cuantía
de los gastos que se adicionen a la prima de riesgo.

Lamentablemente esto es teórico pues las empresas aseguradoras, en la práctica


operan con primas de tarifa en las que la carga correspondiente a gastos de administración
y producción realmente es desconocida y sólo se conoce globalmente por la diferencia
entre primas emitidas y porcentaje de siniestralidad. El saldo al fin de un ejercicio, si es
que la siniestralidad no alcanza el 100 % de las primas, corresponde a la parte asignada a
gastos de administración y adquisición, que siempre en todos los casos es muy inferior a
las erogaciones reales que registran los Balances respecto de estos rubros operativos.

Todo esto sin tener en cuenta el margen de utilidad que debería arrojar, por lo
menos teóricamente, la gestión operativa sustentada por las primas recaudadas.

Esta prima de tarifa, que describíamos, multiplicada por la suma asegurada


respectiva, constituye la prima de póliza. Ello no siempre es así, pues en muchos casos
existen determinadas circunstancias en la cobertura respectiva que demandan el pago de
una extra prima o prima adicional, correspondiente a determinados Riesgos Adicionales
agregados a la cobertura, que no están comprendidos en el amparo básico de la póliza, o
por extensión de la vigencia del contrato u otros factores circunstanciales.

A esta prima final de póliza, en algunos mercados se adicionan determinados


importes, como los “Recargos Administrativos” y el “Derecho de Emisión” de dudosa
justificación porque deberían estar contenidos en la prima comercial. Puede existir si, un
adicional financiero a cobrar sólo en caso de otorgarse crédito para el pago de la prima, el
cual reemplaza la utilidad financiera obtenible con la colocación de la misma.

Se llega así al importe total que llamamos prima comercial, por ser el ingreso real
del Asegurador en cada operación concertada.

A esta prima comercial se le adicionan los impuestos, tasas y contribuciones que


graven cada operación, de los cuales el Asegurador actúa como recaudador por cuenta del

17
Estado. Llegamos así al denominado impropiamente Premio, el cual constituye el importe
total que debe abonar el Asegurado como costo de la operación de trasferencia del
riesgo.

Algunos de estos importes agregados a la prima de póliza son muy variables según
el país, sobre todo los constituidos por los impuestos sobre las primas, cuyo traslado al
Asegurado se haya pactado o establecido en forma legal. Además ciertos recargos
administrativos, derechos de póliza o derechos de emisión usuales en algunos mercados,
constituyen una carga que en realidad se agrega injustificadamente a la correspondiente a
los gastos que ya deben estar incluidos en la Prima de Tarifa.

Dicho importe es el precio final de la cobertura adquirida y cada uno de los


componentes de su contenido está destinado a solventar los desembolsos previstos,
correspondiente a cada uno de los destinos específicos a los que está orientado, según
hemos visto precedentemente. Si la realidad operativa mantiene la distribución y cuantía
estimada para cada rubro, el resultado operativo será positivo, de lo contrario se
producirá una pérdida. Individualizando los sectores en los cuales la realidad difiere de lo
previsto, se posibilitará la introducción de los ajustes correspondientes ya sea en la parte
técnica o en los costos de adquisición o administración.

Cabe consignar que cada uno de los grupos de riesgos homogéneos en su


comportamiento siniestral, constituyen las voces individuales en las tarifas de primas
utilizadas en cada ramo. Como en cada aseguradora, tales grupos homogéneos tienen
pocas posibilidades de estar integrados por un gran número de bienes asegurados, es
difícil que en cada uno de ellos se reproduzca la probabilidad registrada históricamente
par el promedio de una gran masa de los mismos.

Este problema tiene un principio de solución automática, en la medida en que la


aseguradora cuente con una cartera suficientemente amplia en el respectivo ramo, de
manera tal que el posible déficit producido en una determinada voz de Tarifa, se
compense con el superávit de otra, circunstancia que, por otra parte, hace muy
aconsejable diversificar la composición cualitativa, cuantitativa y geográfica de la cartera
en cada ramo.

Resumiendo todo lo expuesto hasta aquí, podemos decir que:

 Prima Pura: tasa que expresa la frecuencia e intensidad esperada para el


comportamiento siniestral de cada tipo de bienes y riesgos asegurables, durante
un período determinado de tiempo (llamada también “prima de riesgo”, Prima
neta o estadística).

 Prima de Tarifa: tasa que representa el costo técnico de la cobertura de un


riesgo. Está integrada por la Prima Pura más los Gastos de Administración, Gastos
de Producción y Margen de Utilidad y de seguridad.
 Prima Adicional: Extra prima que se cobra por la adición de un riesgo/s o de
bienes no incluidos en la cobertura básica.

18
 Prima de Póliza: Es el importe que resulta de multiplicar la tasa de Prima de
Tarifa, más las extra primas que correspondan por coberturas adicionales, menos
las rebajas técnicas aplicables, por la suma asegurada.
 Prima Comercial: Es el importe de la Prima de Póliza, más el adicional
financiero que se cobre en caso de pago diferido del Premio y el eventual Derecho
de Emisión de la aseguradora. Es el “precio de venta” de la cobertura.
 Premio: Es la Prima Comercial, más los Impuestos, Tasas y otras Contribuciones
que legalmente graven la operación. Constituye el costo real del seguro para el
asegurado. Por eso la cuenta que expone las deudas de los asegurados por el costo
del seguro se denomina “Deudores por Premios”

En julio del año 2008 entro en vigencia la Resolución Nº 32080 de la SSN por la cual se
impuso a las compañías aseguradoras la obligación de suprimir en la factura de la póliza, y
consignar solamente: Prima, Impuestos y Premio. Esto se hizo a los fines de simplificar la
lectura y entendimiento por parte del asegurado, de la factura de póliza y así saber qué es
lo que está pagando concretamente.

En síntesis:
Importante

Tasa de prima de riesgo o pura


+ Margen de seguridad
+ Margen de utilidad
+ Gastos de explotación
+ Gastos de producción

Tasa de prima de tarifa


x suma asegurada

Prima de póliza
+ Primas adicionales y extra-primas)
(+ Recargos técnicos)

Prima de póliza
+ Recargo administrativo y derecho de emisión

Prima comercial
+ Impuestos, tasas y contribuciones

PREMIO

19
"TEORÍA DE LAS COTIZACIONES": CONCEPTO, FORMAS Y
MÉTODOS. AUMENTO Y DISMINUCIÓN DE SUMAS ASEGURADAS.
AUMENTOS Y DISMINUCIÓN DE TASAS. CANCELACIONES Y REEMPLAZOS.

Una historia corriente de una familia corriente de cualquier lugar corriente...

Juan y José son hermanos gemelos. Ya están casados, con hijos, y regentan el
negocio familiar que puso en marcha su padre años atrás. Al salir del trabajo suelen
quedar con los amigos del pueblo para tomar una cerveza, y como muchas familias, los
domingos quedan todos en la casa del padre a la hora de comer. Comparten la pasión
del fútbol, e incluso suelen ir de vacaciones juntos en verano, más aún, tienen el mismo
coche porque se lo compraron a su amigo, y fueron a la misma autoescuela (la única que
hay en el pueblo)...

Juan se quedó a vivir en Río Ceballos, de donde es oriunda toda la familia, y José
tiene su casa en la Ciudad de Córdoba, a escasos 18 km.

Pero José sabe que cada año el seguro de su coche es más caro que el de Juan, y
no sabe muy bien porque, pero es más caro.

Y ahora... la misma historia, pero ''traducida'' al mundo asegurador corriente, de


una aseguradora corriente de cualquier país corriente...

Juan y José (mismo sexo) son hermanos gemelos (misma fecha de nacimiento).
Ya están casados (misma condición civil), con hijos, y regentan el negocio familiar que
puso en marcha su padre años atrás (misma profesión). Al salir del trabajo suelen quedar
con los amigos del pueblo para tomar una cerveza, y como muchas familias, los
domingos quedan todos en la casa del padre a la hora de comer. Comparten la pasión
del fútbol, e incluso suelen ir de vacaciones juntos en verano (mismo uso del vehículo),
más aún, tienen el mismo coche porque se lo compraron a su amigo (mismo riesgo a
asegurar), y fueron a la misma autoescuela (la única que hay en el pueblo) (misma fecha
de carné de conducir)...

Juan se quedó a vivir en Río Ceballos (código postal 5111), de donde es oriunda
toda la familia, y José tiene su casa en Ciudad de Córdoba (código postal 5000), a escasos
18 km.

Para el mundo asegurador corriente, de cualquier país corriente, José tiene más
riesgo de tener siniestros que Juan, porque su código postal es diferente.

NOCIONES BÁSICAS DE TARIFICACIÓN

Sistemas de Tarificación

Un sistema de tarificación es el conjunto de principios técnicos en que se basa la


elaboración de una tarifa. El objeto que persigue todo sistema de tarificación es la
obtención de primas equitativas para cada riesgo, teniendo siempre en cuenta que la
solvencia del ente asegurador debe estar garantizada.

20
Respetando el principio de equidad, del que luego hablaremos con detalle, en la
elaboración de las tarifas deberemos considerar los factores de riesgo más significativos,
es decir, los que más explican el comportamiento de la siniestralidad como variable
endógena del modelo. Hay que añadir que estos factores deben contemplarse en los
niveles adecuados para evitar una excesiva dispersión de la siniestralidad en las clases de
riesgo que finalmente figuren en la tarifa.

En cuanto a la solvencia, ha de garantizarse que las primas sean suficientes, esto


es, que permitan hacer rentable, en condiciones de estabilidad a largo plazo, a la empresa
aseguradora.

Como se puede apreciar, se distinguen dos sistemas de tarificación, a priori, o


class-rating, y a posteriori o experience rating.

En la Tarificación a priori, la prima se calcula sin tener necesariamente información


sobre la siniestralidad previa de la póliza. En su lugar, la tarificación se basa en otras
características observables relacionadas con la siniestralidad. Como acabamos de
comentar, a esas características se las denomina factores de riesgo.

La rama de la Ciencia Actuarial que estudia la elección de los factores de riesgo que
han de incorporarse a una tarifa es la Estadística Actuarial. El criterio estadístico que se
emplea para realizar la selección, a grandes rasgos, es que la media de daños resultante en
cada clase sea distinta, y que la dispersión dentro de cada clase sea mínima.

En la Tarificación a posteriori, por el contrario, la tarifa se va modificando a lo


largo del tiempo de acuerdo con la siniestralidad observada de la póliza, de forma que las
pólizas con excesiva siniestralidad sufran penalizaciones, y al contrario, las pólizas con
poca siniestralidad consigan bonificaciones en su tarifa. Es bien sabido que las técnicas de
tarificación a priori no pueden eliminar totalmente la heterogeneidad de las distintas
clases de asegurados, debido a que algunos de los factores de riesgo más importantes son
inobservables.

Este hecho justifica el uso de los sistemas de tarificación a posteriori por parte de
las compañías de seguros para conseguir ajustar, en la medida de lo posible, las primas a la
experiencia de la siniestralidad de los asegurados.

Sin embargo, los sistemas de tarificación a posteriori no sustituyen, sino que


complementan a los sistemas de tarificación a priori. En efecto, estos últimos siguen
siendo necesarios para el cálculo de la tarifa inicial sobre la que girarán las bonificaciones o
penalizaciones anteriormente mencionadas.

Sistema a priori o class-rating

Veremos en este apartado más extensamente el Sistema de Tarificación a priori


que introducimos brevemente en el punto anterior, puesto que es al que dedicamos la
atención en el presente trabajo.

21
1. El proceso de Tarificación

El proceso, tal y como indican [de Wit 1986], [van Eeghen, Greup y Nijssen 1983],
sigue los siguientes pasos [Boj et al 2004]:

 Determinación de la estructura de tarifa


Para ello, deberemos seleccionar las variables tarificadoras (determinar los
factores de riesgo), y subdividirlas para definir las clases de tarifa, obteniéndose así los
correspondientes grupos de riesgo lo más homogéneos posible.

 Cálculo de un nivel adecuado de prima para cada grupo de tarifa

Para ello deberemos calcular la siniestralidad esperada asociada con cada clase de
tarifa, a la que se suele denominar la prima pura. Posteriormente esta prima pura se
incrementa con diferentes tipos de recargos para gastos.

 Implementación de la tarifa en un mercado competitivo.


Es el proceso de adecuación a la práctica de la tarifa obtenida, teniendo presente la
competencia del mercado asegurador y los posibles clientes a los que se dirige el
producto.

Los factores de riesgo

Aunque no es labor del presente trabajo el calcular la prima, sino que se centrará
en la fase preliminar de selección de los factores de riesgo más influyentes de entre los
dados, y la posterior predicción de siniestros, sí conviene comentar en qué consiste
básicamente el cálculo de la prima pura, pues éste influye en el tipo de factores de riesgo
incluidos en la cartera.

Consideremos una cartera de riesgos, en un intervalo de tiempo que


habitualmente se considera un año. Nos interesa estudiar la siniestralidad de la cartera
respecto del riesgo cubierto por el seguro en cuestión (en el presente trabajo el seguro del
automóvil).

Esta prima pura P es la componente fundamental del precio del seguro, ya que está
destinada a acumular la recaudación suficiente para hacer frente a los siniestros
esperados. Si la cartera fuera infinita, unos riesgos se compensarán con otros y los
ingresos obtenidos mediante la prima pura serían suficientes para asegurar la solvencia de
la empresa.

Sin embargo, en la práctica, no se dispone de una cartera infinita, no siendo


además totalmente fiable la información estadística, por lo que es necesario añadir un
recargo de seguridad a la prima pura para garantizar la solvencia. Gracias a este recargo,
se constituye una reserva técnica que permite hacer frente a las desviaciones imprevistas
de la siniestralidad que pueden comprometer la solvencia.

Finalmente, es necesario añadir también un recargo para gastos de gestión interna


(destinado a cubrir los gastos de administración y gestión), un recargo para gastos de

22
gestión externa (destinado a cubrir los gastos de producción) y un recargo para beneficios,
obteniéndose así la prima de tarifa.

Las primas que resultan una vez considerados todos los recargos deben
cumplir los así llamados principios de equidad, solidaridad y suficiencia.

Según el principio de equidad, las primas pagadas por los asegurados deben
ajustarse al riesgo, lo que implica la adecuada selección de los factores de riesgo y la
precisión del proceso de cálculo de las tarifas.

El principio de solidaridad se refiere al pago de una prima idéntica por parte de los
asegurados pertenecientes a un grupo homogéneo.

Por último, el principio de suficiencia pretende que la cuantía total de los ingresos
por primas de la empresa aseguradora sea suficiente para hacer frente a los siniestros.

Como hemos dicho antes, los factores del riesgo son las posibles variables
independientes o explicativas correlacionadas con la siniestralidad y que permiten
explicarla y predecirla. Su conocimiento y cuantificación es un requisito absolutamente
esencial para que el proceso de tarificación anteriormente descrito resulte satisfactorio.

En general, el conjunto de factores será una mezcla de variables cuantitativas


(discretas o continuas) y cualitativas. En ocasiones los factores continuos se encuentran
discretizados de antemano, lo que no necesariamente es una ventaja, pues puede
llevarnos a obtener peores resultados que en el caso de haber estado agrupados de otra
forma.

Es frecuente que durante el proceso de tarificación acabemos realizando una


discretización de los datos (la edad del conductor se suele agrupar en intervalos, por
ejemplo) para obtener los grupos de tarifa finales, pero no se debe hacer hasta no haber
confirmado su relación con la siniestralidad. Por otro lado, el criterio que se utilice para
efectuar tal agrupación, es de suma importancia, y objeto de análisis por sí mismo.

Los factores de riesgo podrán hacer referencia tanto a características del objeto
asegurado como a otros condicionamientos de éste: características del asegurado, del
tomador, condiciones socio-económicas que lo rodean, etc.

El número de factores de riesgo necesario para una correcta clasificación difiere en


según el tipo de seguros. Así, mientras que en el de vida es suficiente generalmente con
considerar la edad y el sexo de los asegurados, en el del automóvil no es así.

Tradicionalmente se utilizan factores como la edad, el sexo, la provincia de


residencia, profesión del conductor, antigüedad de su carné de conducir y del vehículo,
potencia del motor, etc. Y se recogen muchos más, como el color del vehículo, o el estado
civil. Pese a todo, estos factores de riesgo están escasamente correlacionados con su
siniestralidad, y explican sólo una pequeña parte de su varianza. Lo ideal sería utilizar
factores como la rapidez de reflejos del conductor, sus hábitos, su carácter al volante, si
consume alcohol u otro tipo de drogas, etc. Pero esto no resulta posible, ya que esos
factores no son observables, o bien el asegurado no está dispuesto a responder, o incluso
atentan contra su confidencialidad.
23
Puede incluso que algunos de los factores que tradicionalmente se incluían, y que
influyen realmente en la siniestralidad, no pueda recogerse en un momento dado. Es el
caso, por ejemplo, del sexo. Este factor, claramente relevante, ha pasado a ser un dato
privado sobre el que legalmente no va a estar permitido preguntar.

Todo esto puede llegar a complicar bastante el proceso de tarificación.

En el seguro del automóvil, y dependiendo de la cobertura, los factores


generalmente considerados son [Boj 2004]:

• Relativos al vehículo asegurado: valor, antigüedad, categoría, clase, tipo, marca,


modelo, potencia, peso (o relación potencia-peso), color, etc.

• Relativos al conductor: edad, sexo, antigüedad del carnet, estado civil, profesión,
número de hijos, posibilidad de conductores ocasionales, resultado de la experiencia en el
pasado, etc.

• Relativos a la circulación: zona de circulación, uso del vehículo, Km. anuales, etc.

Técnicas estadísticas más utilizadas para la selección de variables de


tarifa

Ya hemos establecido que el primer paso dentro del proceso de tarificación a priori
es el de selección de las variables de tarifa y sus clases, a partir de unos factores
potenciales de riesgo.

Vamos a continuación a comentar, muy brevemente, cuáles son las técnicas


estadísticas que se emplean usualmente para desempeñar esta labor, terminando así de
enmarcar el problema que nos planteamos en la aplicación, al que, como ya dijimos en la
Introducción de este trabajo, vamos a sacar de su contexto habitual, y a llevarlo a un
nuevo terreno, el de la Inteligencia Artificial. Será en el siguiente Capítulo donde nos
detendremos en una de las herramientas que vamos a resumir a continuación, el Análisis
Discriminante, que es la elegida para resolver el problema planteado y comparar los
resultados con los obtenidos vía la otra clase de métodos.

Las técnicas del análisis estadístico multivariante son las que permiten organizar
procesos de selección teniendo en cuenta simultáneamente el conjunto de factores.
Recordemos que el objetivo es obtener un conjunto equilibrado de variables de tarifa,
aquel que mejor explique la estructura del riesgo.

Si realizáramos la selección considerando separadamente las variables que una a


una están más asociadas con el riesgo, es posible que el conjunto de variables
seleccionadas resultante contuviera información redundante, o lo que es más importante,
que no tuviéramos incorporadas variables que de manera conjunta con otras resulten
significativas. Es por ello que precisamos hacer el estudio teniendo en cuenta a la vez
todos los factores potenciales de riesgo e “idealmente” todas sus interacciones.

24
Un criterio de clasificación de este tipo de técnicas es según las fases del proceso
de tarificación a priori que nos permiten cubrir [Boj 2003]. En este caso, dividimos las
técnicas en predictivas, que en principio cubrirán todo el proceso de tarificación, y no
predictivas, que abarcarán sólo alguna fase:

• Técnicas predictivas

 Modelos de regresión: los más utilizados son el Modelo Lineal Generalizado y la


Regresión basada en las Distancias. Se incluyen todos los modelos de credibilidad
basados en técnicas de regresión que nos permiten realizar una estimación de la
siniestralidad a partir de unos grupos homogéneos de riesgo. Ambos modelos
permitirán cubrir todas las fases del proceso de tarificación hasta la estimación de la
prima pura. Las técnicas de regresión en general consisten en la estimación de la
respuesta a partir de una serie de variables explicativas o predictores.
Para aplicarlo a la selección de variables de tarifa, se escoge un modelo concreto
acorde con los datos disponibles, y se busca mediante un proceso de selección de
predictores la “mejor” combinación de ellos para la estimación del riesgo, que
pasarán a ser las variables de tarifa.

 Técnicas de segmentación: Cubren todas las fases, aunque su predicción está


limitada a las clases ya existentes de los factores categóricos seleccionados. Entre
ellas, las más conocidas son Chisquared Automatic Interaction Detector (CHAID),
Theta Automatic Interaction Detector (THAID) y Extended Automatic Interaction
Detector (XAID).

• Técnicas no predictivas

 Análisis cluster (jerárquico aglomerativo y no jerárquico, jerárquico de Ward) Véase


[Boj 2003].
 Análisis Discriminante: Resulta útil para la selección de variables y para la formación
de los grupos de tarifa que mejor discriminen las poblaciones. Clasifica a los individuos
en dos o más poblaciones previamente establecidas según los valores de
siniestralidad.
Posteriormente, con un proceso de selección de predictores escogemos aquellos que
“mejor” discriminan a las poblaciones.
Lo normal es distinguir dos poblaciones, la que no conlleva riesgo, y la que sí lo hace,
aunque lo podemos extrapolar a más de dos poblaciones. Es habitual además, como
será nuestro caso, basarse en la experiencia del número de siniestros, de modo que la
población sin riesgo será la que no tenga siniestros, y la de riesgo la que tenga al
menos un siniestro. Al seleccionar las variables que mejor discriminan las poblaciones,
lo que cubrimos es el paso de selección de variables de tarifa.
Es la misma filosofía que utilizaremos en la aplicación de las técnicas de Aprendizaje
Máquina al caso práctico que nos ocupa, y por ello, la seleccionada para realizar la
comparación a la hora de clasificar a un individuo en cuanto a si tendrá o no
siniestros.

25
DETERMINACIÓN DE LA INDEMNIZACIÓN. MEDIDAS DE LA
PRESTACIÓN. FRANQUICIAS Y DESCUBIERTOS. DIFERENCIAS
ENTRE DEDUCIBLES Y NO DEDUCIBLES. CONCEPTOS DE VALOR
TASADO, VALOR DE REPOSICIÓN. CLÁUSULAS DE AJUSTE Y DE
REPOSICIÓN A NUEVO.
Una vez recibida la información complementaria prevista en los párrafos segundo y
tercero del artículo 46, el asegurador debe pronunciarse acerca del derecho del
asegurado, dentro de los treinta días de recibida esa información. La omisión (silencio del
asegurador) importa aceptación.

Es importante que el asegurador, en forma directa cuando lo hace por


administración o a través de la actuación del liquidador, le pida al asegurado en forma
completa la documentación o información que debe presentar. Si se lo requiere en forma
parcial, el plazo para expedirse estará continuamente interrumpido, por cuanto se cuenta
desde que se presentó esa información o documentación en forma completa.

Asimismo, cuando ante un siniestro el asegurador duda sobre la procedencia del


mismo o tiene razones para rechazarlo, interrumpe esta obligación mediante el envío de
un telegrama o carta documento.

La indemnización es el hecho previsto en el contrato, que provoca daño


comprendido en la cobertura otorgada por el mismo, generando el derecho a la
indemnización que corresponda según las condiciones establecidas en dicho contrato.

Para que un hecho dañoso pueda constituir un siniestro en términos aseguradores,


resulta necesario que el Asegurado pruebe que:

El mismo está comprendido en la cobertura otorgada


que se produjo durante la vigencia de la póliza respectiva o de los plazos
establecidos en la misma
que afectó al interés asegurado
que fue ajeno a la voluntad deliberada del asegurado

A partir de estos datos la Aseguradora procederá a liquidar el siniestro “por


administración” o bien designará un Liquidador de Siniestros, para determinar la medida
monetaria del cumplimiento de la promesa contractual de indemnizar el daño cubierto. Se
cumple así lo que dice el contrato, dado que frente a la obligación del Asegurado de pagar
la prima, corresponde la obligación del Asegurador de indemnizar los daños provocados
por un siniestro comprendido en la cobertura.

Como principio general, según dijimos anteriormente, los seguros patrimoniales


cubren los riesgos a prorrata, salvo que contractualmente se pacte la cobertura a primer
riesgo (absoluto o relativo).

26
Hemos visto también que la prima, en la parte correspondiente a su contenido
técnico o “de riesgo”, representa el aporte individual de cada operación al Fondo de
Primas y es un valor relativo (porcentaje o por milaje) respecto del monto asegurado sobre
cada bien cubierto. Esta prima de riesgo tendrá un valor diferente según se trate de
seguros a prorrata o a primer riesgo.

Algo muy importante a tener en cuenta al momento de la liquidación de un


siniestro es si hay:

Infraseguro: Significa asegurar un bien por debajo de su valor real. Si la condición


de la cobertura es a prorrata, se indemnizará el daño en la proporción que resulte
entre la suma asegurada y el valor asegurable.
Sobreseguro: Si al tiempo del siniestro el valor asegurado excede el valor
asegurable, el asegurador sólo está obligado a resarcir el perjuicio efectivamente
sufrido. No obstante, tiene derecho a percibir la totalidad de la prima

Cobertura a Prorrata: Cuando el seguro se contrata bajo esta modalidad, la


indemnización del siniestro surgirá de la relación existente entre el valor asegurado y
el valor a riesgo (valor real, o valor asegurable), entendiéndose por este último, el
valor real de los bienes amparados al momento del siniestro. La Aseguradora
indemnizará el siniestro aplicando al monto del siniestro el porcentaje o proporción
resultante de dicha relación.

Sin que específicamente sea una fórmula, la manera de graficarlo para su


comprensión es la siguiente:

Indemnización = Suma Asegurada x Daño


Valor a Riesgo

Esta cobertura a prorrata, es la común para la mayoría de los Seguros


Patrimoniales y las características de su funcionamiento figura en el texto de las
Condiciones Generales de las pólizas y en las legislaciones sobre el contrato de seguro de
casi todo el mundo.

Los seguros de Incendio, Transporte, de Seguros Técnicos, Joyas, Alhajas, Pieles


objetos diverso en la rama robo, son a “a prorrata”

Cuando la suma asegurada y el valor de riesgo coinciden, se le denomina “pleno”.


Hay que recordar que el Liquidador realizará la valuación del interés asegurable al
momento del siniestro.

27
Cobertura a primer riesgo absoluto: Cuando la contratación del seguro se
realiza en esta modalidad, ya no interesa la relación que exista entre
suma asegurada y valor a riesgo, sino que, en caso de siniestro, el
Asegurador indemnizará el daño real sufrido y como máximo hasta el
límite de la suma asegurada que figura en la póliza; sin tener en cuenta
la proporción que exista entre esta suma y el valor asegurable.

Esto significa que una cosa o conjunto de cosas se puede asegurar a Primer Riesgo
Absoluto por una suma determinada que podría ser inferior a su valor real, sin que ello
determine, en caso de siniestro parcial, una reducción de la indemnización en proporción
al descubierto existente. Claro está que, en caso de una pérdida total, si el valor del bien
es mayor que la suma asegurada, quedará un descubierto a cargo del asegurado.

Son siempre a “primer riesgo absoluto” los seguros de automotores, robo de


valores (en tránsito o en caja), fidelidad de empleados, cristales, y responsabilidad civil.

Seguidamente daremos algunos ejemplos del funcionamiento de este tipo de


cobertura (cifras en miles de pesos):

VALOR DEL BIEN SUMA ASEGURADA DAÑO INDEMNIZACION


$ $ $ $
1000 500 400 400
1000 500 800 500
1000 500 1000 500

Coberturas a primer riesgo relativo: No es una medida de la prestación


en sí misma. Indica que la Aseguradora indemnizará el siniestro a Primer
Riesgo Absoluto o a Prorrata, teniendo en cuenta las relaciones
existentes al momento del siniestro.

En la póliza se establece cual será la Suma Asegurada y la Relación que ésta tiene
con el Valor Real del riesgo asegurado.

Dicha relación entre sumas se pacta al momento de la contratación de la póliza, y


debe responder a múltiplos pares (Ej.: 1 a 2; 1 a 4; 1 a 8; etc. hasta llegar a un máximo de
1 a 20).

A partir de las sumas indicadas precedentemente, aparece un nuevo elemento que


vamos a denominar como Valor Declarado en Póliza (o Valor Asegurable Declarado), que
surge de MULTIPLICAR la suma asegurada por la relación aseguradora (Ej.: suma
asegurada $ 100.000.- Relación aseguradora 1/4 = Valor Declarado $ 400.000.-)

28
En caso de siniestro el liquidador, además de determinar el daño real sufrido,
efectuará un inventario para conocer el Valor Real a riesgo al momento del siniestro.

Después de establecer esta valoración, procederá a compararlo con el Valor


Declarado en Póliza.

Si en esta comparación surge que el valor real es igual o menor al valor asegurable
declarado, procederá a liquidar el siniestro de acuerdo a lo indicado en Primer Riesgo
Absoluto (hasta la suma asegurada como tope máximo).

Si por el contrario, el asegurado tiene un valor real a riesgo superior al valor


declarado en póliza, la indemnización se realizará según lo indicado en la modalidad de
Prorrata.

Cabe señalar que esta modalidad de medida de la prestación se aplica en la rama


robo, cuando la mercadería a amparar en un local es muy grande.

Ejemplo: Seguro de Robo de Mercaderías

El asegurado contrata una póliza de robo para las mercaderías de su negocio que
es una concesionaria de venta de autos (la mercadería son autos nuevos, usados y/o
repuestos).

El Asesor le solicita que, en base a su experiencia y conocimiento de su negocio,


le informe cuanto es lo máximo que pueden robar en un solo evento, a lo que el
asegurado responde que esta suma puede estar en $ 1.000.000.- (esto recibe el nombre
de Suma Asegurada)

La siguiente pregunta del asesor es que le indique cuánto es el total que tiene en
stock actual, considerando toda la mercadería (autos nuevos, usados y/o repuestos),
informando el asegurado que de acuerdo a su inventario el total es de $ 8.000.000.- (esta
suma recibe el nombre de Valor Asegurable Declarado o Valor Declarado en Póliza).

A partir de estos dos datos, el asesor le indica que se confeccionará una póliza de
Robo de mercaderías a Primer Riesgos Relativo, con una Suma Asegurada de $
1.000.000.- en una Relación Aseguradora de 1/8 (es decir que asegura una parte de ocho
(8) veces más que es el total del stock)

Como se puede observar, el Valor Declarado NO está en la póliza, pero surge de


multiplicar la suma asegurada por la relación aseguradora.

Sucedido el siniestro, se presenta el liquidador quien solicita toda la información


pertinente para determinar cuál era el stock real al momento del siniestro.

Aquí pueden presentarse dos situaciones diferentes, que determinarán el cómo


se indemnizará al asegurado (primer riesgo absoluto o prorrata)

A los efectos de su mejor comprensión, vamos a mostrar las dos alternativas


posibles, proponiendo además tres escenarios diferentes de siniestros, indicando en
cada caso que es lo que indemniza la aseguradora.

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1 – El liquidador establece que el valor real del stock al momento del siniestro
es de $ 7.970.000.- por lo cual corresponde indemnizar a Primer Riesgo Absoluto (esto
es porque el valor Declarado es igual o mayor que el real)

a) El monto de lo robado asciende a la suma de $ 700.000.- La


aseguradora indemniza $ 700.000.-
b) El monto de lo robado asciende a la suma de $ 1.000.000.- La
aseguradora indemniza $ 1.000.000.-
c) El monto de lo robado asciende a la suma de $ 1.500.000.- La
aseguradora indemniza $ 1.000.000.- (puesto que ésta es la suma
asegurada indicada en la póliza

2 – El liquidador establece que el valor real del stock al momento del siniestro
es de $ 10.000.000.- por lo cual corresponde indemnizar a Prorrata (esto es porque el
valor Declarado es menor que el real). El porcentaje a proporción equivale al
80 % (8.000.000/10.000.000 x 100)

d) El monto de lo robado es de $ 700.000.- La aseguradora indemniza $


560.000.-
e) El monto de lo robado es de $ 1.000.000.- La aseguradora indemniza $
800.000.-
f) El monto de lo robado es de $ 1.500.000.- La aseguradora indemniza $
1.000.000.- (puesto que ésta es la suma asegurada indicada en la
póliza, y el 80 % de la pérdida supera a ésta)

En este tipo de cobertura, la tasa de prima resulta menor cuando la suma


asegurada se acerca más al valor real de la cosa, mientras que la tasa será mayor en la
medida en que la porción asegurada sea menor al valor total de la cosa, porque será
más alta la frecuencia siniestral esperada.

En todos los casos, tanto en las coberturas proporcionales cuanto en las no


proporcionales, debe tenerse en cuenta no tanto el costo del seguro sino la naturaleza
de las cosas cubiertas y particularmente la magnitud bajo la cual se puede manifestar el
riesgo que se trata de asegurar.

En este sentido cobra especial importancia el concepto de la llamada Pérdida


Máxima Probable, que representa la estimación del daño máximo que podría sufrir la
cosa asegurada, en ocasión de un siniestro provocado por el riesgo cubierto.

En lo que respecta a los seguros de personas, esta problemática carece de


importancia dado que las coberturas se contratan a primer riesgo absoluto.

Valuado el daño y aceptada la procedencia del reclamo por una parte y el


monto de la indemnización ofrecida por la otra, deberá proceder al pago pertinente.

El pago deberá ser efectuado por el Asegurador dentro de un plazo establecido


contractualmente, luego de quedar acordado entre las partes el monto de la
indemnización correspondiente.

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La legislación de algunos países y de la argentina por ejemplo, autoriza al
Asegurado a reclamar un pago a cuenta del Asegurador, cuando éste estimó los daños y
reconoció el derecho a la indemnización, siempre que el monto final no se hubiera
establecido definitivamente, en determinado plazo fijado en la ley o en la póliza.

Todas las acciones judiciales fundadas en el contrato de seguro, prescriben en el


plazo establecido en las leyes respectivas o pactadas en el contrato. En la Argentina
prescriben al año de la fecha en que la respectiva obligación de cualquiera de las
partes, es exigible, la cual puede ser el pago de prima por parte del Asegurado o de la
indemnización a cargo del Asegurador o bien alguna otra obligación a cargo de
cualquiera de las partes.

Cabe recordar que el monto de la indemnización depende no sólo del valor del
daño en sí mismo, sino de la forma en que ha sido contratado el seguro en cuanto a la
medida de la prestación a cargo del Asegurador.

Los derechos que puedan corresponder a un Asegurado contra terceros en relación


con un siniestro, se transfieren al Asegurador hasta el importe de la indemnización pagada
por éste, situación que configura legalmente la situación denominada “pago con
subrogación” Este es un hecho común en todos los casos en que el daño indemnizado ha
sido ocasionado por un tercero responsable.

Conceptos sobre la depreciación. La franquicia o descubierto


obligatorio:

Ante la liquidación de un siniestro el Asegurador tiene que tener en cuenta:

La Depreciación: Es la pérdida de valor de un bien por el uso y asimilables,


deterioro, agotamiento, desgaste, o por el simple transcurso del tiempo que lo transforma
en obsoleto o inadecuado.

Franquicia y deducible:
Ambos términos tienen un significado similar, e indican que tanto franquicias como
deducibles (o descubiertos) son importes que en caso de siniestro, el asegurado tiene a su
cargo, quedando solo el excedente y como máximo hasta la suma asegurada, a cargo del
asegurador.

La franquicia es el importe del daño hasta el cual el asegurado se convierte en su


propio asegurador, y su importe puede deducirse o no de la indemnización a cobrar ya que
esta franquicia puede ser simple o bien deducible.

Franquicia: En la franquicia simple, condicional o no deducible (todos términos que


significan lo mismo, y que además también puede denominarse “relativa”), el
asegurador NO indemnizará los daños que estén por debajo del monto establecido
como franquicia; pero si dicho daño alcanza este monto o lo supera, el asegurador
indemniza el total del daño producido.

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En caso que la tarifa del ramo lo permita y el asegurador lo acepte, la franquicia
puede ser eliminada a través del pago de una extra prima (costo adicional). En algunas
ramas, la franquicia está indicada mediante cláusula específica que dependiendo de las
características del siniestro (generalmente se considera un determinado porcentaje),
puede establecer que asegurado quede exceptuado de tener que participar en el evento
cubierto (por Ej. En la Rama Granizo)

Deducible: La franquicia deducible, incondicional, absoluta, o simplemente deducible


es el monto del daño que queda a cargo del asegurado en todos los casos,
indemnizándose en cada siniestro solamente los daños que superen el monto de la
franquicia establecido en el contrato.

Por lo tanto se denomina “deducible”, toda vez que, cualquiera sea el monto del
daño a indemnizar, se deduce el importe de la franquicia, que queda a cargo del
Asegurado.

La franquicia se establece generalmente en un monto fijo, que guarda determinada


relación con la suma asegurada, absorbiendo daños de poca magnitud y alta frecuencia.
Puede fijarse también en días, en nivel de lluvia caída, en cantidad de horas, en
determinada distancia o superficie. Etc., según las características propias del tipo de riego
cubierto.

El importe indicado para el deducible NO es factible de ser eliminado mediante


pago adicional alguno y siempre quedará a cargo del asegurado.

SUMA VALOR DEDUCIBLE SINIESTRO INDEMNIZACION


ASEGURADA ASEGURABLE
$ $ % $ $
1000 1000 10 500 450
1000 1000 10 150 135
1000 1500 33 + 10 500 297

En el ejemplo dado en tercer término, tenemos un infraseguro del 33 % al que se


agrega un descubierto pactado del 10 %. Por lo tanto, aplicando la franquicia deducible al
siniestro nos dejan una indemnización de $ 297.-

Descubierto Obligatorio: Es un porcentaje la suma asegurada y consecuentemente del


daño, que el Asegurado conserva siempre a su cargo, configurando un infraseguro
teórico, que se suma al que pudiera ya existir en la respectiva póliza.

En caso de siniestro se aplica entonces como un infraseguro contractual adicional,


que no puede ser cubierto por otro seguro.

Los siguientes ejemplos brindan una muestra del funcionamiento de este tipo de
participación del asegurado:

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SUMA VALOR DEDUCIBLE SINIESTRO INDEMNIZACION
ASEGURADA ASEGURABLE
$ $ % $ $
10.000 10.000 10 5.000 4.000
10.000 10.000 10 1.500 500
8.000 10.000 (80)+10 5.000 3.200

En el ejemplo dado en tercer término, tenemos un infraseguro del 20 % al que se


agrega un descubierto pactado del 10 %. En primer término debemos determinar qué
porcentaje o proporción representa la suma asegurada con relación al valor asegurable (en
el ejemplo es el 80%). Este porcentaje aplicado al Siniestro indica que se reduce a $ 4.000.-
($ 5.000.- x 80% = $ 4.000.-). Finalmente al monto determinado se le debe restar lo
establecido como Descubierto (10% de la suma asegurada), por lo que corresponde
indemnizar la suma de $ 3.200.-

La franquicia deducible es un “no seguro” y el descubierto obligatorio es un


“infraseguro convencional “. En el primer caso se liquida el daño y al resultado se le resta
el monto de la franquicia y en el segundo se resta a la suma asegurada el monto del
descubierto y se liquida el siniestro a partir del infraseguro resultante.

La diferencia existente entre el descubierto obligatorio y la franquicia, es que en el


descubierto existe un porcentaje de la suma asegurada que aplicada al daño indemnizable
siempre queda a cargo del Asegurado. Mientras que la franquicia es una suma, un
determinado importe, que soporta el Asegurado además del resultante del infraseguro
que pueda existir en la póliza.

La franquicia y el descubierto obligatorio tienen un doble propósito. Por una parte


abaratan la prima porque disminuyen la responsabilidad del Asegurador, eliminando
siniestros de mayor frecuencia y baja intensidad y pero además aumentan la diligencia del
Asegurado en el mantenimiento del estado del riesgo.

Concepto a Valor tasado:

En este tipo de seguro, el importe que se conviene como suma asegurada es el que
surge tras la intervención de un tasador.

La Ley de seguros aclara referente a esta valuación preventiva que ese importe
será el valor del bien, salvo que el asegurador acredite que supera notablemente al
verdadero al momento del siniestro.

La carga de la prueba en este caso estará a cargo del asegurador. Es jurídicamente


una presunción legal de un hecho o derecho mientras no se pruebe lo contrario. Existiendo
en consecuencia, una tasación previa, el asegurado queda relevado de demostrar el valor
del bien.

Esta modalidad es muy común en los seguros de robo, en el rubro “joyas, alhajas,
pieles y objetos diversos” donde el asegurador requiere la tasación previa del bien por un

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especialista. Esta obligación tiene la doble función de determinar el valor y la de verificar la
preexistencia del objeto a asegurar.

Valor de reposición y valor a nuevo. Concepto


Habitualmente, al momento de fijarse la indemnización por siniestro, se tiene en
cuenta la amortización lógica por antigüedad y uso.

No obstante, para determinados rubros (maquinarias, muebles y útiles y edificios


resulta posible contratar la póliza con cláusula de valor a nuevo, posibilitando indemnizar
por el valor del bien al momento del siniestro, deducido el salva taje que pudiese existir.

Se excluyen de la posibilidad de asegurar mediante esta cláusula, las mercaderías y


materias primas en general, ropas y efectos de uso personal, contenidos de hoteles,
pensiones y casas habitación.

Normalmente no se aceptan para esta cobertura bienes que hayan sobrepasado la


mitad de su vida útil.

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