Está en la página 1de 2

Semana 3 – Plan de Continuidad Pedagógica.

Segunda Etapa – La historia familiar

Actividades:

Consigna n° 1: Leé el siguiente texto para que puedas

Los mitos y leyendas son uno de los legados más importantes que tenemos como
humanidad. Y es que a través de ellos, no solo podemos conocer la cosmovisión que
poseían las civilizaciones antiguas, sino también imaginar la manera en la que vivían.

Los mitos, por sí solos, consisten en relatos que hablan sobre acontecimientos
fantásticos, en los que podían intervenir monstruos, dioses, héroes y semidioses,
entre otros personajes dotados con grandes poderes o habilidades. Su objetivo era
el de darle explicación a fenómenos naturales o hechos insólitos.

Las leyendas por el otro lado, son narraciones que combinan sucesos sobrenaturales
con hechos reales, y se contaban de generación en generación en todas las
comunidades. Algunas nos pueden provocar terror, pero otras hablan acerca de
criaturas mágicas y hermosas, sucesos trágicos o de la creación de fenómenos y
lugares maravillosos.

A continuación, podrás leer un mito que fue

El mito de Pegaso

En la mitología griega existe una criatura que hasta el día de hoy, sigue
despertando admiración en todos los amantes de las historias fantásticas. Su
nombre es Pegaso, un hermoso caballo con alas al que cuentan, nadie podía domar.
Nació de la extraña unión entre Poseidón, el dios de los mares y Medusa, esa
mujer cuyos cabellos estaban llenos de serpientes. Dicen que cuando el dios Perseo
mató a la Gorgona, su sangre se derramó sobre las aguas del mar, fecundando los
territorios del señor del océano y dando origen al bello equino.
Pegaso era rápido como un rayo al descender a la tierra y completamente libre.
En cada sitio que pisaba, el agua brotaba a raudales debajo de sus pezuñas, librando
al mundo de la sequía y la escasez.
A menudo se lo podía sobrevolando los cielos apenas salía el sol, por lo que muy
pronto, despertó la atención y la codicia de muchos.
Uno de ellos fue Belerofonte, héroe cuyas grandes hazañas también serían
contadas con el pasar de los años. Él deseaba mucho tener una montura tan
intrépida como Pegaso, pero no sabía como hacer para domarlo, pues el caballo era
muy salvaje y orgulloso.
Así que pidió ayuda a Atenea, la diosa de la sabiduría, quien se lo pensó
seriamente antes de entregarle una brida de oro con la que le aseguró, Pegaso no se
le resistiría.
Belerofonte partió pues en busca del caballo, al que encontró retozando en
tierra. En un principio, Pegaso quiso pegarle con sus poderosas patas pero en
cuanto el héroe le hubo puesto la brida encima, se volvió manso como un cordero y
permitió que lo montara.
Desde entonces, él y Belerofonte se volvieron inseparables, llegando a
comprenderse el uno al otro. Pegaso lo acompañó en muchas de sus aventuras
heroicas y, muy pronto, Belerofonte adquirió fama como uno de los hombres más
poderosos del mundo. Esto lo envaneció y lo llevó a desear el privilegio más sagrado
de todos: convertirse en un dios.
Tomó a Pegaso y voló hasta las puertas del Olimpo, creyéndose capaz de desafiar
al mismo Zeus, quien montó en cólera al enterarse de su osadía. Belerofonte era
poderoso, sí, pero no lo suficiente como para colocarse al mismo nivel que un dios.
Cuando Belerofonte se estaba acercando a su hogar en el cielo, Zeus envió a un
insecto diminuto para picar a Pegaso, quien se retorció de dolor al sentir aquel dolor
punzante en su pata. Tanto así, que perdió el control y tiró a Belerofonte.
El héroe cayó a miles de metros de altura y aunque sobrevivió, quedó impedido
para siempre. Nunca más habría de realizar grandes hazañas. Pegaso por su parte, al
verse libre de él, pudo sacarse de encima la brida de oro y volvió a volar libre por los
cielos, sin que nadie se atreviera a ponerle las manos encima de nuevo.
Zeus se quedó muy satisfecho después de haber dado esta lección.

También podría gustarte