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EL CRECIMIENTO DEL HUESO

Los huesos empiezan a desarrollarse en el feto. Crecen a lo largo y a lo ancho,


formando en algunas partes del esqueleto, como el esternón y la pelvis, un tejido menos
resistente que el hueso, llamado cartílago; el resto es un tejido más blando, que se llama
mucosa.

Poco después del nacimiento, la zona central de los huesos largos deja de crecer a lo largo
y el hueso crece sólo en los extremos.

El húmero del brazo y el fémur del muslo son huesos largos. Junto con otros huesos largos
del cuerpo, forman la estructura del esqueleto y es a ellos a los que se debe, en parte, la
talla de cada persona.

Entre los dos extremos del hueso, existe un cartílago, llamado cartílago de conjunción o
placa de crecimiento.

A medida que este cartílago se alarga, en los extremos del hueso se forma tejido óseo y el
hueso crece. Y seguirá creciendo hasta que, hacia los veinticinco años de edad,
desaparezca la placa de crecimiento.

El desarrollo del hueso está regulado por una hormona del crecimiento, producida en el
cerebro por una glándula llamada hipófisis; mientras que las encargadas de cerrar la placa
de crecimiento son unas hormonas sexuales, llamadas estrógenos y andrógenos.

El desarrollo alcanzado por los huesos antes de que se cierre la placa de crecimiento es la
explicación de las diferencias de tallas existentes entre tú y tus amigos: los más altos no
han seguido creciendo cuando los demás han dejado de hacerlo, sino que han crecido más
deprisa en un periodo de tiempo similar.
En la ilustración superior se puede ver como se produce el crecimiento del hueso. Los
huesos del bebé se están formando y aun no tienen la resistencia que tendrán después.
Están hechos de un tejido duro, llamado cartílago; por eso, esta etapa del desarrollo de los
huesos se llama fase de cartílago. Para llegar al estado óseo, es decir, para que el hueso
adquiera toda su resistencia, el tejido óseo crece sólo en los extremos, a partir de un
cartílago, llamado placa de crecimiento. Cuando esta placa desaparece, hacia los
veinticinco años de edad, el hueso deja de crecer.

Los huesos también crecen a lo ancho hasta que alcanzan la resistencia suficiente.

El aumento de grosor del hueso se inicia en el periostio, o parte exterior del hueso. Las
capas internas del periostio se osifican, es decir, se vuelven duras y resistentes a medida
que los osteoblastos van añadiendo tejido óseo nuevo. El grosor del tejido óseo nunca
llega a ser excesivo, gracias a la labor de destrucción del hueso llevada a cabo por los
osteoclastos

El hueso se desarrolla directamente tanto en el mesodermo con el depósito de sales


minerales, como siguiendo el modelo de un cartílago formado con anterioridad

Durante el crecimiento se produce un cambio obvio en la forma del hueso lo cual depende de
la actividad equilibrada de dos tipos de célula, una de las cuales elimina tejido óseo
osteoclastos mientras que la otra deposita hueso nuevo osteoblastos

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