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Presentado por:
MENDOZA TANCHIVA, DAYANA MICHELLE
RIVERA TUANAMA, CINTYA ELIANA
SANTAMARIA SAHUANAY, ELVA RUTH
Pucallpa – Perú
2020
LAS RESOLUCIONES
UNIVERSIDAD NACIONAL DE UCAYALI JUDICIALES
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Dedicatoria:
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Un agradecimiento importante y sincero a nuestra
tutora de curso, su esfuerzo y dedicación.
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INDICE
INTRODUCCIÓN………………………………………………..………………………………………….05
CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………………………...…..29
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………………………………..30
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INTRODUCCIÓN
Las resoluciones judiciales producen los efectos de: acció n y excepció n de cosa
juzgada y el desasimiento del juez o tribunal.
Las resoluciones judiciales son actos procesales, y por los que se resuelve por el
ó rgano jurisdiccional las pretensiones y pedimentos de las partes, mediante una
declaració n de voluntad del Estado encarnado en ese organismo. Lo declarado no
es el querer del juez, sino la voluntad de la ley, la sentencia que es la manifestació n
de má s relieve de las resoluciones judiciales es aplicació n de la ley en el caso
concreto, dentro de los límites que se determinan por las pretensiones de las
partes. De aquí que cuando el Juez falla tenga que razonar antes de considerar,
realizar un juicio ló gico, necesario para determinar si las pretensiones deducidas
corresponden al derecho objetivo. El fallo es pues, la conclusió n de un
razonamiento. Las premisas y el esquema ló gico de ese razonamiento, recogidos en
el Considerando o cuerpo de la resolució n, constituyen su motivació n, en nuestra
realidad jurídica el considerando y motivació n es una misma cosa así lo es para la
doctrina y el derecho comparado.
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CAPITULO I
RESOLUCIONES JUDICIALES
En sentido general, una resolució n es el acto procesal proveniente de un tribunal,
mediante el cual resuelve las peticiones de las partes, o autoriza u ordena el
cumplimiento de determinadas medidas.
Son las decisiones, determinaciones o disposiciones que adoptan los jueces desde
la interposició n de la demanda hasta poner fin al proceso, cautelando los distintos
actos procesales que realizan las partes y el ó rgano jurisdiccional. En uso de la
potestad que le confieren los poderes de la jurisdicció n, el juez declara la voluntad
de la ley resolviendo conflictos de intereses con fuerza obligatoria.
Gold Schmidt las define como “Las declaraciones de la voluntad emitidas por el
juez con el fin de determinar lo que estima como justo”.
En principio, son actos procesales de simple trá mite, mediante los cuales el Juez
impulsa el desarrollo del proceso, y como señ ala la ley no requieren de
fundamentació n, no son apelables y solo procede contra ellos el Recurso de
Reposició n ante el Juez o Sala que conoce el proceso.
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Existe consenso en la doctrina al señ alar que son resoluciones de simple trá mite,
porque no inciden sobre ninguna cuestió n de fondo de la controversia sino
meramente formalidades propias para impulsar el proceso. Son resoluciones
de cará cter breve e interlocutorio, mediante el cual se impulsa el proceso
aplicando apenas la norma procesal y sobre todo no requieren de reflexió n por
parte del juez ya que no son fundamentadas.
El Juez puede expedir un decreto, pero dentro de una audiencia, es decir dentro de
la redacció n de acta judicial, la misma que contendrá el nú mero correlativo que le
corresponde. Por excelencia el decreto debe ser redactado por el Secretario
judicial, pero fuera de una audiencia para impulsar el trá mite de la secuela del
proceso, lo que quiere decir, que éste decreto no requiere la firma del Juez.
En conclusió n los Especialista Legales expiden decretos de simple trá mite en los
casos autorizados por ley.
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El auto tiene diversas significaciones:
a) Resolució n Judicial que resuelve cuestiones incidentales o previas
b) Conjunto de actuaciones o piezas de un pleito o de una causa.
Se considera autos las resoluciones judiciales que deciden cualquier
punto planteado por las partes, por terceros o de oficio, en el curso
de un procedimiento judicial
1.1.3. La Sentencia
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La sentencia es el acto por el cual el juez cumple la obligació n jurisdiccional
derivada de la acció n y el derecho de contradicció n, de resolver sobre las
pretensiones del demandante y las excepciones de mérito o fondo del demandado.
Sirve también como tercer filtro para que el juez pueda pronunciarse sobre la
validez de la relació n procesal, declará ndola improcedente, sino se hubiese
cumplido con algú n presupuesto procesal.
Segú n Juan Monroy Gá lvez, afirman que: "La sentencia es el acto jurídico procesal
má s importante que realiza el Juez. A través de ella, el Juez resuelve el conflicto de
intereses e incertidumbre con relevancia jurídica aplicando el derecho que
corresponde al caso concreto, incluso en atenció n a la instancia en que se expida, la
sentencia puede ser la que ponga fin al proceso si su decisió n es sobre el fondo.
De otro lado las sentencias no ejecutables, son aquellas que no contienen ninguna
condena y a su vez, pueden ser, declarativas o constitutivas, las declarativas, son el
pronunciamiento judicial que se limita a establecer sobre una cuestió n de hecho o
de derecho, pero sin producir efecto disolutivo.
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Contiene el resumen de las pretensiones del demandante y del
demandado, así como las principales incidencias del proceso, como
el saneamiento, el acto de la conciliació n la fijació n de puntos
controvertidos, la realizació n del saneamiento probatorio y la
audiencia de pruebas en un breve resumen si ella se hubiere llevado
a cabo.
La parte Considerativa
Está constituida por la invocació n de los fundamentos de hecho y
derecho, así como la evaluació n de la prueba actuada en el proceso.
En esta parte encontramos los fundamentos o motivaciones que el
juez adopta y que constituyen el sustento de su decisió n.
Así evaluará los hechos alegados y probados por el demandante y el
demandado, analizando aquellos que son relevantes en el proceso.
El juez mencionará las normas de esta que sean pertinentes para
resolver las pretensiones propuestas, basá ndose, algunos casos, en la
argumentació n jurídica adecuada que hayan presentado estas y que
le permiten utilizarlo como elemento de si decisió n.
La parte Resolutiva.
Finalmente, el fallo que viene a ser el convencimiento al que el juez
ha arribado luego del aná lisis de lo actuado en el proceso que se
expresa en la decisió n en la que se declara el derecho alegado por las
partes, precisando en su caso el plazo en el cual deben cumplir con el
mandato salvo sea impugnado, por lo que los efectos de esta se
suspenden.
Accesoriamente encontramos otras decisiones que puede tomar en
juez en la sentencia como lo es el pronunciamiento respecto de las
costas y costos a la parte vencida. Asimismo, el pago de multas y de
los intereses legales que pudiera general en su caso algunas
materias.
Finalmente, el complemento de la decisió n o el que permite su
ejecució n como lo es disponer oficiar a alguna dependencia para que
ejecute su fallo.
1.2. Efectos de las Resoluciones Judiciales
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1.2.1. Efectos de las Resoluciones Judiciales
¿Qué es la Etapa Postulatoria? Segú n Rosenberg, los actos de postulació n son aquellos
actos de las partes que pretenden del tribunal o de un ó rgano jurisdiccional, una
resolució n determinada y suministran el material para su fundamento.
En esta etapa procesal las partes plantean sus pretensiones y sus medios de defensa.
La postulació n es una etapa fundamental del proceso que deriva del latín postulatio, que
significa pedir, solicitar, pretender o suplicar.
Es entendida como la acció n de postular justicia para que se atienda ciertas pretensiones o
para que se determinen ciertas medidas en su caso. Abarca desde la demanda hasta el
saneamiento-audiencia y, en su caso, el juzgamiento anticipado del proceso.
Concepto
Es la primera etapa del proceso civil, es un ciclo OBLIGATORIO y necesario por la que
tienen que iniciar o pasar indefectiblemente todo proceso judicial, es la fase en donde las
partes litigantes, van a presentar al juzgado todas sus pretensiones, los medios
probatorios, temas necesarios que van a ser materia de argumentació n, prueba,
persuasió n, fundamentació n de sus pedidos.
Demanda
Calificació n de la demanda.
Contestació n
Rebeldía.
Saneamiento Procesal.
Conciliació n.
Fijació n de puntos controvertidos.
Saneamiento Probatorio.
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Guiados en los objetivos que señ ala nuestro compatriota, el jurista Juan Monroy
Gá lvez, se estima los de:
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por igual, bajo sanció n de nulidad de los actuados procesales, excepto en
casos donde por su naturaleza de derechos indisponibles esté prohibida su
aplicació n. En el 2008 ha salido publicado en el diario Oficial El Peruano,
que la Conciliació n Procesal se ha derogado, por ende el Juez dentro del
séquito del proceso judicial en trá mite ya no podrá imponer la conciliació n
en forma obligatoria, sino que só lo será o se aplicará si ambas partes
procesales lo solicitan por escrito; en el fondo lo que se propende con esta
ley es que la partes materiales concilien sus pretensiones antes de iniciar el
proceso ante los Centro de Conciliaciones, es decir, extraproceso.
La demanda
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incertidumbre jurídica. La demanda es el acto jurídico procesal que da inicio el
proceso, que viabiliza el derecho de acció n y contiene la pretensió n.
Juan Monroy Gálvez, manifiesta que el derecho de acció n es el medio que permite
esta transformació n de pretensió n material a procesal. Sin embargo, este medio
por ser abstracto, necesita de una expresió n concreta, de allí que se instrumente a
través de un acto jurídico procesal llamado demanda, que es una declaració n de
voluntad a través de la cual el pretensor expresa su pedido de tutela jurídica al
Estado y, a su vez, manifiesta su exigencia al pretendido.
Montero Aroca, Dice la demanda es el acto iniciador del proceso, que está en íntima
relació n con el concepto de acció n o derecho a la jurisdicció n, esto es, con el
derecho fundamental a obtener tutela jurídica efectiva llegá ndose a dos
conclusiones:
Caracteres de la Demanda
Importante:
Todo proceso se inicia a impulso de parte, es decir que solo las partes
justiciables dan inicio al proceso, en mérito al aforismo jurídico "nemo jure
sine actore" (no hay juicio sin actor).
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1.2.1.2. Etapa Probatoria
Es la fase del proceso en la cual las partes tienen la oportunidad de acreditar su dicho ante
el juez, correspondiéndole al actor hacerlo respecto a los hechos constitutivos de su acció n
y al demandado en relació n con sus defensas y excepciones.
Es en esta etapa donde acreditan las pruebas que se pretende demostrar de acuerdo a la
pretensió n, que se le plantea al juez, del mismo modo también hace valer su defensa y
excepciones el demandado. las partes demuestran tienen que demostrar de una manera
fehaciente que las pruebas presentadas tienen la finalidad de crear certeza en el juez,
puesto de este modo el juez impartirá justicia, de acuerdo a la pretensió n y de acuerdo con
los medios probatorios presentados; puesto que estos pueden ser típicos (documento,
testigos, declaració n de parte, pericias e inspecció n judicial) y atípicos.
Por lo general siempre encontramos definiciones que tienden a señ alar que su finalidad es
la demostració n o comprobació n de los hechos afirmados por las partes en los actos
postulatorios del proceso, buscando producir convencimiento en el juez sobre los hechos,
de manera que pueda así sustentar su decisió n final. Se advierte dos aspectos muy
importantes relativos a quienes intervienen en el proceso: de un lado, las partes que
tienen la facultad y el deber de poner en consideració n del juez todo aquel material que
sustenten sus hechos alegados en los actos postulatorios del proceso; y de otro lado, al
juez, quien se encuentra en la obligació n de sustentar su decisió n en esos medios de
prueba que han propuesto las partes en el proceso y han sido actuados por este, ademá s
de aquellos medios de prueba que de oficio haya incorporado al iter procesal.
La prueba y los medios probatorios, constituyen aspectos que debemos definir bien para
no tratarlos como si fueran lo mismo. De un lado, ya hemos hecho referencia al derecho
probatorio como la ciencia del derecho procesal que estudia la prueba. De otro lado, la
prueba es concebida como el conjunto de razones que conducen al magistrado a adquirir
certeza sobre los hechos propuestos por las partes en los actos postulatorios; y,
finalmente, los medios probatorios constituyen los instrumentos del que hacen uso las
partes o dispone el magistrado para lograr convencimiento a la decisió n del juez.
Asimismo los medios probatorios constituyen un derecho bá sico de los justiciables
producir la prueba relacionada con los hechos que configuran su pretensió n o su defensa.
Segú n este derecho, las partes o un tercero legitimado en un proceso o procedimiento,
tienen el derecho a producir la prueba necesaria con la finalidad de acreditar los hechos
que configuran su pretensió n o defensa. Así, por ejemplo, el artículo 188° del Có digo
Procesal Civil establece que los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los
hechos expuestos por las partes, producir certeza en el juez respecto de los puntos
controvertidos y fundamentar sus decisiones. Se trata de un derecho complejo que está
compuesto por el derecho a ofrecer medios probatorios que se consideren necesarios, a
que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure la producció n o
conservació n de la prueba a partir de la actuació n anticipada de los medios probatorios y
que estos sean valorados de manera adecuada y con la motivació n debida, con el fin de
darle el mérito probatorio que tenga en la sentencia. La valoració n de la prueba debe estar
debidamente motivada por escrito, con la finalidad de que el justiciable pueda comprobar
si dicho mérito ha sido adecuadamente realizado
Finalidad
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En doctrina advertimos que el derecho a probar de las partes, tiene por finalidad
producir en el juez el conocimiento sobre la existencia o inexistencia de los hechos
afirmados por estas en los actos postulatorios del proceso. Por ello, no solamente
constituye un derecho sino también un deber de quien afirma un hecho, que este
sea debidamente sustentado o corroborado mediante los medios probatorios
regulados por la norma procesal, sin afectar los principios procesales y
constitucionales que la garantizan. Pon tanto, tiene como finalidad que las partes
demuestren mediante los medios de prueba que dispongan y que sean ú tiles para
el juicio, que el Juez las utilice y pueda dar un juicio jurídico sobre cuál de las dos
partes tiene la razó n conforme al derecho.
Para Juan MORALES respecto de la finalidad de la prueba judicial, señ ala que se
reconoce tres posiciones: a) establecer la verdad, b) lograr la convicció n del juez, y
c) alcanzar la fijació n formal de los hechos procesales.
Conforme lo señ ala el artículo 188° del Có digo Procesal Civil: “Los medios
probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes,
producir certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar
sus decisiones.” Por lo que consideramos, al igual que el autor citado
anteriormente, que esta constituye una posició n híbrida por cuanto se recoge las
tres teorías. Má s debe tenerse en cuenta que la valoració n de los medios
probatorios aportados por las partes en el proceso y admitidos en la audiencia
correspondiente deben destinarse a despejar la incertidumbre jurídica, en tal
sentido la fijació n de puntos controvertidos tiene entre sus objetivos determinar
qué puntos van a ser materia de prueba.
Para nuestra jurisprudencia nacional: “El derecho a la prueba tiene por finalidad
lograr el convencimiento del ó rgano jurisdiccional, si éste no valora o toma en
consideració n los citados resultados probatorios, está frustrando el aludido
derecho, convirtiéndose así en garantía ilusoria y meramente ritualista” (Cas. N°
2558-2001, Puno. Publicado en el diario oficial El Peruano, 01-04-2004, p. 8580).
Para DEVIS ECHANDIA , “Suele hablarse con mayor frecuencia, de que es prueba
judicial todo medio que sirve para conocer cualquier cosa o hecho, con lo cual se
incluyen los hechos, objetos, y también actividades como la inspecció n judicial, el
dictamen de peritos, la declaració n de un tercero, la confesió n, esto es, la totalidad
de los medios que pueden servir de conducta para que se llegue al juez el
conocimiento de la cuestió n debatida o plateada sin litigio en cada proceso”.
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La prueba busca la demostració n de los hechos propuestos por las partes en el
proceso. Es la materializació n o comprobació n de la existencia de un acto que llega
a conocimiento del juez y que de esta manera contraste lo afirmado por los sujetos
procesales para en su caso, darle o no la razó n en su decisió n.
Consiste en saber cuá les son las formas que la ley establece y deben respetar las
partes para que la prueba producida se considere vá lida. Al respecto COUTURE
precisa que: “En este sentido, el problema del procedimiento probatorio queda
dividido en dos campos; en uno se halla el conjunto de formas y de reglas comunes
a todas las pruebas; en el otro, de cará cter especial, se señ ala el mecanismo de
cada uno de los medios de prueba. Así, todo lo relativo al ofrecimiento de la
prueba, a la oportunidad para solicitarla y para recibirla, a la oportunidad para
solicitarla y para recibirla, a las formas de verificació n comunes a todos los medios
de prueba, etc., constituye el tema general del procedimiento probatorio. Por otro
lado, el funcionamiento de cada medio de prueba, instrumentos, testigos,
confesió n, inspecció n, etc., constituye el aspecto particular del problema.”
Por tanto, el objeto de la prueba es el hecho que debe verificarse y sobre el cual el
juez emite un pronunciamiento. Es demostrar la verdad de los hechos propuestos
por las partes al momento de interponer la demanda (por parte del demandante) y
al momento de contestar la misma (por parte del demandado). Es todo aquello
susceptible de demostració n por las partes ante el juez, sobre la verdad o
existencia de un hecho, materia de las pretensiones propuestas, pudiendo ser estos
pasados, presentes o futuros.
Es la Tercera etapa del proceso civil, en donde el juzgador, va a valorar los medios
probatorios, resuelve los puntos controvertidos, resuelve el conflicto de interés o elimina
la incertidumbre jurídica, aplicando el derecho que corresponde al caso concreto.
El valorar es apreciar los medios de prueba en el proceso, mediante una técnica adecuada
o prevista a efecto de alcanzar la certeza y convicció n respecto a los hechos postulatorios o
controvertidos.
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La etapa decisoria está integrada por los Alegatos y la Sentencia.
Importante: Nuestro ordenamiento procesal civil prescribe que todos los medios
probatorios son valorados por el Juez en forma conjunta utilizando su apreciació n
razonada: Por lo que debemos comprender que, ningú n medio probatorio debe ser
examinado en forma aislada o exclusiva, sino en su conjunto como una sola unidad y en
ese acto el juez deberá aplicar la apreciació n razonada de las pruebas. Entendemos que es
la que se hace en base de ciencia, como expresió n excelsa de la razó n ló gica en cada caso
particular, con sujeció n a la expresió n cotidiana en el tiempo, lugar, idiosincrasia,
costumbre y cultura. Desde el punto de vista de la doctrina dicha valoració n corresponde a
la sana crítica, por lo que dicha valorizació n también corresponde a los medios atípicos.
En el marco de la etapa decisoria, encontramos como parte final del proceso a los alegatos.
Alegatos
Caracteres:
Sentencia
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La sentencia, es un acto ló gico y volitivo que realiza el ó rgano jurisdiccional, que va
a expresarse sobre relaciones jurídicas o estados jurídicos o de derecho, sobre
determinadas condiciones jurídicas. La sentencia es el acto por el cual el Juez
cumple la obligació n jurisdiccional derivada de la acció n y del derecho de
contradicció n, de resolver sobre las pretensiones del demandante y las
excepciones de mérito o fondo del demandado.
Dos tesis se han formulado sobre la naturaleza de la sentencia: una sostiene que es
un juicio ló gico y otra que es un acto de voluntad. En realidad, las dos tesis
contemplan aspectos diversos de la sentencia y lejos de excluirse se
complementan, Pero no se trata de un acto de voluntad del Juez, sino del Estado a
través de aquél. Nosotros consideramos la sentencia como un mandato y juicio
ló gico del juez para la declaració n de la voluntad del Estado, contenida en la norma
legal que aplica en el caso concreto. El Juez no crea derecho, sino que lo declara o
reconoce, de acuerdo con los hechos de donde se origina y con la forma legal que lo
regula, o la costumbre cuando es aplicable.
La Expositiva,
La Considerativa, y
Resolutiva o fallo.
Es la Cuarta etapa del proceso civil, en donde los medios impugnatorios pueden
formularse por quien se considere agraviado en actos procesales o resoluciones, en todo o
parte de ellas, para que dé un nuevo examen, se subsane el vicio o error alegado.
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Fundamento de la Etapa Impugnatoria
Radica que el Juez como persona humana es susceptible de error o equivocarse en sus
decisiones y para tal existen los medios impugnatorios para que otro magistrado las
revise.
"Podemos definir a este instituto procesal como el instrumento que la ley concede a las
partes o terceros legitimados para que soliciten al juez que, él mismo u otro de jerarquía
superior, realicen un nuevo examen de un acto procesal, o de todo el proceso, a fin de que
anule o revoque éste, total o parcialmente.
Casos: Nulidad de una notificació n, cuando se hay realizado sin las formalidades
de ley; la nulidad de una audiencia, cuando se haya realizado sin la intervenció n
del secretario judicial quien da fe de la realizació n de los actos procesales. Etc
Reposició n
Apelació n
Casació n
Queja
Antecedentes
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La Ejecució n de sentencia ha sido concebida inicialmente como una etapa del proceso. El
Có digo de Procedimientos Civiles de 1912 consideraba a la Etapa Ejecutiva como la ú ltima
que tenía que discurrir después de la sentencia –que culminaba la Etapa Resolutiva- de
modo que el cumplimiento de lo resuelto en el fallo debía ser ventilado en el mismo
proceso, con cierta ló gica secuencial.
Ese mismo esquema lo adaptaron los Decretos Supremos 07-71-TR y 03-80-TR, que
fueron los primeros cuerpos legales orgá nicos que se ocuparon de regular el Proceso
Laboral, sometiéndose incluso a la aplicació n supletoria del Có digo de Procedimientos
Civiles antes mencionado, de tal manera que no había que formar un cuaderno aparte, ni
dar mayores explicaciones que el hecho de encontrarse con la sentencia consentida o
ejecutoriada.
La Ley Procesal de Trabajo 26636 trata de adoptar el sistema del Có digo Procesal Civil,
aunque lo hace imperfectamente por adecuarlo a las instituciones laborales que tenía que
manejar, es así que separa dos grupos de Títulos, los Ejecutivos por un lado y, por el otro
los de ejecució n, pero no hace lo mismo con el proceso, el cual lo regula en forma simple
como Proceso de Ejecució n, sin darle un trá mite especial, obligando a que se aplique
supletoriamente el Có digo Procesal Civil de manera confusa. Lo que si queda claro es que
la ejecució n de una sentencia debe hacerse en un nuevo proceso, aunque en el mismo
Juzgado, de manera que se modifica el esquema tradicional que se venía aplicando, sin
embargo, de lo cual la costumbre ha ido forjando una retracció n de esta norma, tratando
de volver a la anterior, que ha sido recogida por la nueva Ley.
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¿Cómo se produce la ejecución de una sentencia mediante la DEMANDA de sentencia
consentida?
El inicio del proceso está en el Titulo que se califica debidamente, para luego
expedirse un Mandato de ejecució n que no permite la discusió n del origen del
derecho, sino ú nicamente la argumentació n sobre la exigibilidad de la obligació n
que contiene dicho título, la misma que en caso no tener fundamento adecuado,
induce al Juez a emplear todos los medios imperativos, forzosos, coactivos o
coercitivos que la Ley franquea para lograr el cumplimiento de la obligació n de
parte del deudor u ofensor. Ello determina que sea un proceso breve, expeditivo y
conminatorio que no admite mayor debate entre las partes, prohibiéndose los
artículos de nulidad y la concesió n de medios impugnatorios con efecto
suspensivo, hasta que no se haya dado cumplimiento a la obligació n ejecutada.
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obligació n impuesta en la sentencia no se cumple voluntariamente por el que haya
sido condenado.
Mandato De Ejecución
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estar liquidada en forma pormenorizada antes de expedirse el mandato,
por lo que si se trata de un derecho liquidable deberá hacerse previamente
las operaciones necesarias para cuantificarlo. En el caso que sean
obligaciones de hacer o no hacer, deben señ alarse los actos que tiene que
practicar el ejecutado que conduzcan a restituir el derecho que ha sido
vulnerado, bien sea por acció n u omisió n.
e) Nulidad formal del título: Cuando el acto jurídico que lo contiene este
afecto de alguna causal o defecto que lo invalida, tal el caso que se haya
emitido en forma incompleta, es decir sin firmas de los funcionarios
responsables o que el acreedor que haya intervenido en un documento de
origen particular, este privado del ejercicio de sus derechos civiles o, le
falte algú n requisito de acuerdo a las disposiciones de la ley de la materia.
Medidas de Ejecución
Son aquellas que se adoptan, como eje central del proceso, para conminar al
ejecutado al cumplimiento de sus obligaciones y hacerlas efectivas y que la
ejecució n no sea un mero instrumento ilusorio que nunca va a cumplirse, por lo
que estas varían de acuerdo al tipo de obligació n que se ejecuta y, son las
siguientes:
Ejecución Forzada, cuando es una obligació n de dar suma de dinero, está dirigida
contra el patrimonio del deudor, consistente en bienes inmuebles, muebles,
vehículos, naves, cuentas bancarias, rentas, negocios, acciones y todo aquello
sujeto a propiedad por parte de este, que pueden afectarse con gravá menes que
terminan con la realizació n de los bienes, esto es el remate, venta o retenció n que
permitan su licuació n en dinero, para satisfacer la deuda cobrada. Esta medida se
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adopta a iniciativa del ejecutante cuando señ ala los bienes que pueden ser
afectados, pero si este acreedor desconoce la existencia de bienes de propiedad del
deudor, podrá pedir al Juez que lo requiera en un término perentorio para que
señ ale los bienes libres que posea o, por lo menos, bienes parcialmente gravados
cuyo saldo de cobertura resulte cuantitativamente suficiente para igualar el valor
de la ejecució n. En caso en que el ejecutado no cumpla con este mandato, se puede
declarar su insolvencia y por lo tanto, su disolució n y liquidació n si se trata de una
persona jurídica.
La preclusió n es un principio especial del derecho procesal, que no se puede entender sin
antes haber estudiado las etapas de todo proceso, por lo tanto, dejamos constancia que en
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el proceso civil la doctrina mayoritaria ha dejado claramente establecido que existen las
siguientes etapas: postulatoria, probatoria, decisoria, impugnatoria y ejecutoria, las cuales
no son tan nítidas en la prá ctica procesal, sin embargo, en teoría esto es aceptado en forma
pacífica, a tal punto que no se puede ignorar las indicadas.
En cuanto a las etapas podemos afirmar que el camino procesal tiene como característica
que concluida una etapa no se puede retornar a la etapa anterior, por ejemplo, concluida la
etapa postulatoria no se puede retornar a dicha etapa procesal, aun cuando el juez u otro
ó rgano jurisdiccional advierta que existe un problema que no puede salvarse.
Sin embargo, la jurisprudencia no tiene en cuenta el referido, es decir, deja de lado otras
fuentes del derecho, lo cual hemos advertido en la ciudad de Moyobamba, por lo tanto, se
hace necesario la difusió n de dicho principio procesal, a efecto de no causar problemas a
los litigantes, ni tampoco a los abogados.
Todo juez debe conocer este principio procesal, por lo tanto, si el proceso está saneado es
claro que no se puede volver a la etapa de calificar la demanda, sin embargo, en dicha
ciudad la sala civil se pronunció en sentido contrario con lo cual se originó o provocó o dio
origen a una serie de problemas, sin embargo, consideramos que se ha solucionado este
problema porque los jueces superiores ahora son titulares.
Igualmente todo abogado debe conocer este importante principio procesal, el cual
encuentra consagració n legislativa en forma má s clara, contundente y expresa en el
derecho positivo españ ol, y para ser má s exacto nos estamos refiriendo a la ley de
enjuiciamiento civil españ ola del añ o 2000, norma que consagra este principio en forma
má s clara, por lo tanto, si efectuamos un estudio microcomparativo es claro y evidente que
el derecho españ ol se encuentra má s desarrollado que el derecho peruano en lo referido al
derecho positivo aplicable al principio procesal materia de estudio.
El principio procesal de preclusió n es conocido por algunos otros autores, con otro
nombre como es por cierto el de eventualidad, denominació n que es poco conocida en el
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derecho peruano, y en todo caso algunos abogados consideran que se trata de dos
principios diferentes que merecen un estudio separado.
Este principio no só lo se aplica en sede judicial, sino también a otros procesos, dentro de
los cuales podemos citar el caso de los procesos administrativos, lo cual puede ser
corroborado con jurisprudencia actual y de esta forma se puede determinar que el
derecho es bastante amplio y no se limita al estudio del derecho procesal civil, sino que
existen otras ramas del derecho procesal, dentro de las cuales podemos citar el caso del
derecho procesal administrativo, procesal registral, procesal notarial, procesal tributario,
procesal aduanero, entre otras.
También hemos consultado diversos diccionarios jurídicos, pero existe poca informació n,
lo cual dificulta nuestra labor investigadora, sin embargo, en los ú ltimos añ os han
aparecido nuevos diccionarios jurídicos que puede facilitar el estudio y aplicació n de este
importante principio procesal, que estudiamos en la presente sede. Todo esto permite
segú n nuestro criterio un conocimiento má s amplio del principio procesal estudiado.
En el derecho procesal peruano este principio ha sido poco estudiado por que en el
derecho peruano abundan los abogados positivistas, los cuales rinden culto a la ley, sin
criticarla, y en este sentido se ocasiona que el conocimiento no avance, porque só lo con la
permanente crítica es claro y evidente que se consigue la renovació n del conocimiento
jurídico.
Es decir, consideramos que el có digo procesal civil peruano de 1993 debe ser modificado
expresamente a efecto de consagrar en su título preliminar el principio procesal materia
de estudio, con lo cual se obtendría una herramienta legislativa, má s acorde a estos
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tiempos, principio que ha sido tenido en cuenta en la jurisprudencia que revisaremos a
continuació n, con lo cual se acredita que el conocimiento jurídico ha aumentado o dicho de
otra forma se ha incrementado en los ú ltimos añ os.
De acuerdo con Eduardo Pallares, distingue dos especies de preclusió n: estricta y amplia.
Nos referimos a este principio siempre que queremos explicar la “capacidad de lograr el
efecto que se desea o se espera” de algo. Pero ¿cuá l es el resultado que esperamos del
proceso?, ¿que deseamos de él? Carnelutti nos dice que el proceso, como método para la
aplicació n del derecho, debe tener una cualidad interior (justicia) y otra exterior (certeza).
Y sigue exponiendo que “si el derecho no es cierto, los interesados no saben, y si no es
justo, no sienten lo que es necesario para obedecer”. Vélez Mariconde responde al
interrogante planteado afirmando que la averiguació n de la verdad es el fin inmediato de
la funció n judicial. Sin embargo, consideramos que lo que la sociedad espera del proceso
es que brinde un remedio a las disputas que en ella se generan. Lo que las partes desean es
que, segú n lo que ellas han traído al pleito, se encuentre una solució n que ponga fin al
litigio y ello traiga aparejado la paz buscada. Recordemos que el fin de los ciudadanos de
delegar en el Estado dicha funció n es una de los objetivos de la comunidad, segú n la
conocida doctrina pactista. Así las cosas, debemos recordar que estamos en presencia de
un principio procesal; de ello derivan dos cuestiones importantes. Por un lado, la eficacia
no admite contrariedad: podremos tener un proceso oral o escrito, con inmediació n o sin
ella, pero no puede haber un proceso si él no conduce al logro de la pretendida paz. Por el
otro, basta con que el método de debate sea ineficaz para echar por tierra lo conseguido
por otras bases procesales. Es decir, aun cuando nos encontremos con un tercero
imparcial, imparcial e independiente y partes en igualdad de condiciones y tratamiento
para litigar, etc.; no estaremos ante un proceso sino ante un mero procedimiento si éste es
ineficaz. Si bien parece que só lo estamos repasando conceptos, es imperioso
redimensionar el valor innato de la eficacia procesal para no soslayar, quizá s por olvido, su
verdadero mérito. Si no diseñ amos una serie procedimental que sea idó nea para lograr lo
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explicado, desde el mismo proceso provocamos el fracaso del método; desvirtuamos su fin
y la sociedad no encontrará una solució n para su convivencia en armonía. En la bú squeda
de esa armonía la eficacia nos enlaza, necesariamente, con las nociones de conflicto y
litigio. Las partes acuden al juez para que, teniendo en cuenta lo que han afirmado y
negado (litigio) de eso que pudo haber ocurrido en el plano de la realidad (conflicto), él les
proporcione una solució n segú n lo confirmado y alegado por las mismas. He aquí la
expresió n cabal del principio que estamos estudiando. Si se le otorga la solució n buscada
mediante una serie apta para que se debata con reglas claras hablaremos de eficacia del
proceso; caso contrario, de ineficacia. La comparació n de lo declarado en la sentencia con
lo pretendido por las partes nos servirá de parámetro para efectuar dicha estimació n.
CAPITULO II
LA PRUEBA
Uno de los temas má s trascendentales del proceso, qué duda cabe, es el derecho
probatorio, la ciencia que estudia la prueba en sus diversos aspectos y que no se limita al
conocimiento de la prueba de carácter judicial, sino que abarca también a la extraprocesal.
Desde otro punto de vista es concebido también como la actividad procesal destinada a
convencer al magistrado respecto de las afirmaciones expresadas por las partes en los
autos postulatorios en relació n con los hechos que sustentan sus respectivas pretensiones.
Por lo general siempre encontramos definiciones que tienden a señ alar que su finalidad es
la demostració n o comprobació n de los hechos afirmados por las partes en los actos
postulatorios del proceso, buscando producir convencimiento en el juez sobre los hechos,
de manera que pueda así sustentar su decisió n final. Se advierte dos aspectos muy
importantes relativos a quienes intervienen en el proceso: de un lado, las partes que
tienen la facultad y el deber de poner en consideració n del juez todo aquel material que
sustenten sus hechos alegados en los actos postulatorios del proceso; y de otro lado, al
juez, quien se encuentra en la obligació n de sustentar su decisió n en esos medios de
prueba que han propuesto las partes en el proceso y han sido actuados por este, ademá s
de aquellos medios de prueba que de oficio haya incorporado al iter procesal.
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hacen uso las partes o dispone el magistrado para lograr convencimiento a la decisió n del
juez.
2. 1. Derecho probatorio
Conforme lo ha señ alado el Tribunal Constitucional peruano, “El derecho a probar es uno
de los componentes elementales del derecho a la tutela procesal efectiva, pues, como ya lo
ha señ alado este Tribunal en la sentencia recaída en el expediente N.° 010-2002-AI/TC,
constituye un elemento implícito de tal derecho. Por ello, es necesario que su protecció n
sea realizada a través de los procesos constitucionales.”
Constituye un derecho bá sico de los justiciables producir la prueba relacionada con los
hechos que configuran su pretensió n o su defensa. Segú n este derecho, las partes o un
tercero legitimado en un proceso o procedimiento, tienen el derecho a producir la prueba
necesaria con la finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensió n o defensa.
Así, por ejemplo, el artículo 188° del Có digo Procesal Civil establece que los medios
probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes, producir
certeza en el juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones. Se
trata de un derecho complejo que está compuesto por el derecho a ofrecer medios
probatorios que se consideren necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente
actuados, que se asegure la producció n o conservació n de la prueba a partir de la
actuació n anticipada de los medios probatorios y que estos sean valorados de manera
adecuada y con la motivació n debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tenga en
la sentencia. La valoració n de la prueba debe estar debidamente motivada por escrito, con
la finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido adecuadamente
realizado.
2.2. Finalidad
En doctrina advertimos que el derecho a probar de las partes, tiene por finalidad producir
en el juez el conocimiento sobre la existencia o inexistencia de los hechos afirmados por
estas en los actos postulatorios del proceso. Por ello, no solamente constituye un derecho
sino también un deber de quien afirma un hecho, que este sea debidamente sustentado o
corroborado mediante los medios probatorios regulados por la norma procesal, sin afectar
los principios procesales y constitucionales que la garantizan.
Para Juan MORALES respecto de la finalidad de la prueba judicial, señ ala que se reconoce
tres posiciones: a) establecer la verdad, b) lograr la convicció n del juez, y c) alcanzar la
fijació n formal de los hechos procesales.
Conforme lo señ ala el artículo 188° del Có digo Procesal Civil: “Los medios probatorios
tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes, producir certeza en el
Juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones.” Por lo que
consideramos, al igual que el autor citado anteriormente, que esta constituye una posició n
híbrida por cuanto se recoge las tres teorías. Má s debe tenerse en cuenta que la valoració n
de los medios probatorios aportados por las partes en el proceso y admitidos en la
audiencia correspondiente deben destinarse a despejar la incertidumbre jurídica, en tal
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sentido la fijació n de puntos controvertidos tiene entre sus objetivos determinar qué
puntos van a ser materia de prueba.
Para nuestra jurisprudencia nacional: “El derecho a la prueba tiene por finalidad lograr el
convencimiento del ó rgano jurisdiccional, si éste no valora o toma en consideració n los
citados resultados probatorios, está frustrando el aludido derecho, convirtiéndose así en
garantía ilusoria y meramente ritualista” (Cas. N° 2558-2001, Puno. Publicado en el diario
oficial El Peruano, 01-04-2004, p. 8580).
Para COUTURE el aná lisis sistemá tico de la prueba comprende los siguientes aspectos:
Para DEVIS ECHANDIA[6], “Suele hablarse con mayor frecuencia, de que es prueba judicial
todo medio que sirve para conocer cualquier cosa o hecho, con lo cual se incluyen los
hechos, objetos, y también actividades como la inspecció n judicial, el dictamen de peritos,
la declaració n de un tercero, la confesió n, esto es, la totalidad de los medios que pueden
servir de conducta para que se llegue al juez el conocimiento de la cuestió n debatida o
plateada sin litigio en cada proceso”.
La prueba busca la demostració n de los hechos propuestos por las partes en el proceso. Es
la materializació n o comprobació n de la existencia de un acto que llega a conocimiento del
juez y que de esta manera contraste lo afirmado por los sujetos procesales para en su caso,
darle o no la razó n en su decisió n.
El objeto de la prueba es el hecho que debe verificarse y sobre el cual el juez emite un
pronunciamiento. Es demostrar la verdad de los hechos propuestos por las partes al
momento de interponer la demanda (por parte del demandante) y al momento de
contestar la misma (por parte del demandado). Es todo aquello susceptible de
demostració n por las partes ante el juez, sobre la verdad o existencia de un hecho, materia
de las pretensiones propuestas, pudiendo ser estos pasados, presentes o futuros.
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2.5. Carga de la prueba (¿Quién prueba?)
Estamos acostumbrados a enfrentar casos en que las partes actú an sus medios de prueba
y las afirmaciones sobre los hechos quedan acreditados. En estos casos, los jueces
resuelven la controversia en uno u otro sentido sin ningú n problema.
Sin embargo, ¿Qué ocurre cuando luego de agotarse toda la actividad probatoria, los jueces
consideren que aú n los hechos no han quedado lo suficientemente acreditados? ¿Pueden
dejar de resolver o de todas maneras deberá n emitir una sentencia?
Esta institució n, muchas veces ignorada en las clases de derecho procesal o estudiada muy
someramente, cumple un papel importante para que los jueces puedan enfrentar la
insuficiencia probatoria y salir victoriosos con un adecuado pronunciamiento.
Podemos entender a la carga de la prueba como una regla de juicio accesoria que le
permitirá a los jueces resolver aquellas controversias cuando, luego de agotarse toda la
actividad probatoria, consideren que ninguna de las afirmaciones sobre un hecho
realizadas por las partes ha quedado acreditada.
Atendiendo a la regla de la carga de la prueba que regirá en el caso, el juez podrá declarar
fundada la demanda si las consecuencias de la improbanza del hecho recaían sobre el
demandado o infundada en caso estas consecuencias hayan recaído sobre el demandante.
“(…) entenderemos como carga de la prueba subjetiva aquella orientada a determinar cuá l
de las partes debe aportar al tribunal las pruebas sobre un hecho específico en el curso del
proceso. Mientras que, carga de la prueba objetiva será el criterio que determina la
decisió n final cuando no se ha probado un hecho principal”.
Sin embargo, nosotros consideramos que hablar de una doble dimensió n de la carga de la
prueba no es apropiado, debiendo descartarse la dimensió n subjetiva de la carga de la
prueba por dos principales razones.
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de las partes de ofrecer los medios probatorios que consideren adecuados para
acreditar su afirmació n sobre un hecho. Esta es una institució n que no guarda
relació n con la carga de la prueba; por lo que, solo presta a confusió n hablar de una
carga de la prueba subjetiva en el sentido antes mencionado.
En segundo lugar, la carga de la prueba subjetiva tiene como fundamento el deber
de las partes de acreditar sus afirmaciones a través de medios probatorios que
deben ofrecer al proceso; sin embargo, este “deber” queda superado si tenemos en
cuenta el principio de comunidad de los medios probatorios; a través del cual,
cualquier medio probatorio que sea incorporado por el proceso podrá ser utilizado
por la parte que no lo ofreció para acreditar su afirmació n.
Por ello, somos de la idea que se debe prescindir de hablar de una dimensió n subjetiva de
la carga de la prueba. En ese sentido, en esta entrada solo nos referiremos a la carga de la
prueba como una regla de juicio subsidiaria orientada a los jueces. Cabe precisar que no
descartamos que la manera en que se aplicará la carga de la prueba debe ser conocida por
las partes, pero no porque tengan el deber de ofrecer los medios de prueba sino porque de
esta manera sabrá n sobre quien recae las consecuencias de la improbanza de una
afirmació n.
Como hemos venido desarrollando, la carga de la prueba será una herramienta ú til para
los jueces en aquellos casos en que ya se agotó toda la actividad probatoria, pero
consideran que ninguna de las afirmaciones sobre un hecho alcanzó el grado de
confirmació n necesario para tenerla por probada.
De este modo, la carga de la prueba evitará que los jueces dejen de resolver las
controversias cuando consideren que algunas afirmaciones sobre un hecho no quedaron
acreditadas, evitando de esta manera que puedan alegar el non liquet para no emitir una
sentencia.
Por estas razones consideramos que debe rescatarse la importancia de una adecuada
aplicació n de la carga de la prueba en su dimensió n objetiva para que de esta manera
tanto las partes como en especial los jueces, comprendan la real dimensió n de esta figura.
En ese sentido, consideramos que un buen punto de partida para comprender su real
dimensió n es una adecuada regulació n en nuestro ordenamiento; sin embargo, como
veremos en el punto siguiente, esto no se da.
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En nuestro Có digo Procesal Civil encontramos regulada a esta figura en el artículo 196° y
se encuentra enunciada de la siguiente: “Salvo disposició n legal diferente, la carga de
probar corresponde a quien afirma hechos que configuran su pretensió n, o a quien los
contradice alegando nuevos hechos”.
Una adecuada regulació n de la carga de la prueba no solo deberá procurar contener una
regla de distribució n, sino que ademá s debe establecer expresamente que se trata de una
regla dirigida a los jueces y su aplicació n solo podrá limitarse a aquellos supuestos en que
ya se haya agotado toda la actividad probatoria y aun así los jueces consideren que haya
alguna afirmació n sobre un hecho que no quedó lo suficientemente acreditada.
Si bien su aplicació n solo podrá darse de manera subsidiaria, ello no obsta para que los
jueces puedan poner en conocimiento de las partes al inicio del proceso cuá l será la regla
de la carga de la prueba que regirá el proceso, de modo tal, que desde el inicio sepan sobre
cuá l de las partes recaerá n las consecuencias de la insuficiencia probatoria.
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El Anteproyecto ha mostrado una especial preocupació n por rescatar y dotar de su
adecuado contenido a la figura de la carga de la prueba y asimismo ha desarrollado la
figura de la inversió n de la carga de la prueba atendiendo a las circunstancias del caso
concreto.
CONCLUSIÓN
La importancia de afianzar los conceptos de cada institució n jurídica de índole
probatoria, diferenciando el derecho probatorio, la prueba y los medios
probatorios.
Es así que llegamos a la definició n de Etapas del proceso civil como una sucesió n
de actos procesales que se traducen en procedimientos civiles que se llevan a cabo
dentro el proceso basá ndose en normas procedimentales civiles. En cada caso, es
necesario evaluar si estamos en presencia de una controversia y en caso de no
existir no debemos fomentarla desde la posició n de parte o la de juez. No podemos
confundir a la eficacia del proceso con que aquel que haya tenido razó n en la
realidad sea el ganador del litigio. Un proceso es eficaz si les otorgo a las partes un
método de debate apto para que discutan entre pares la razó n de sus dichos y,
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segú n el resultado obtenido, el juez declare al triunfador. Si las reglas que
determinan la valoració n de la prueba no son claras o se dirigen a buscar la verdad
se está afectando el principio procesal de eficacia trayendo aparejado la
vulneració n al debido proceso.
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