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vesved 2asios Quique Hache, detective Sergio Gomez tustraciones de Kuanyip Tangol sas vacaciones fueron excepcionales para ‘Quique. En lugar de ise ala playa con su familia, se queda en Santiago, en medio dl caluroso verano, Pero no seré una tem- prada aburida, Quique vivir intensas emociones como de tective reciéntitulado por correspondencia intentando resolver su primer caso. En menos de una semana deberé encon: trar al promisorio arquero de un equipo de fatbol o el plantel no ascenderd. Sin em- bargo, ay mucho mas en juego que las fa clasificacion del equipo. ALE ACR ARA INF. TL. i Lanes 4, a el verano del 98 cuando ocurtis todo esto, Desde hacia tuna semen detective privado. Nadie en la casa fo sak excepto la Gertru, Los dems se fucron a pa sar cl verano a Concén asados, a ju ar baby fiitbol, a bron «en la playa, a mirar los atardecetes y ano hacer nada du. ante dos meses. A mi me dejaron a go de Gertsudis Astudillo, mi nana desde hace quince afios, que precisamente son todos los atios que tengo. Lo de detective privado results de un cause por correspondencia en que participa mos con la Gertru, Durante seis meses estu: diamos sccretamente, sin decirle a nadie. El 50 lo enviaban desde una ciudad de Ar- Cuando llegacon los dos diplomas que- damos cliacamente conwvertidos en d ives privados. Fse fue ef momento en que la Gereru se echd para ateis como detective, di jo que tenia muchas cosas que hacer en la ex sty que no tenia ciempo para jugar, Pata dejarme tranquilo se le ocurrié una idea, Jun camos plata y pagamos un aviso chiquitivo en EY Mercurio, «Quique Hache, deteciive priva do, Se buscan personas perdidas, Se resuelven Ast decfa el aviso. © Quique Hache soy yo. Desde ha casa con jardin en Nufioa, en ta calle Juan Moya, una calle tranquila cerca de avenida irecia. Los vecinos saludan y nos inwitan a os cumpleaios en el vecindariv. También ce lebramos juntos cuando gana la seleccién chi- lena de fitbol. Un dieciocho hicimos un sada con los vecinos, cetramos toda Ia cua. dra y preparamos el asado ats largo del mun do. Después resultd que el asado mas largo lo habfan hecho en el sur de Chile y el nuesieo no era el mis largo. Mi barrio es tranguilo, nunca ocurre 4 Gerttu dice que su barrio en Tema co se parece a fa cuadra de Juan Moya. Com estébamos solos en la casa, deci dimos que si sonaba el teléfono ella se havia pasar por secretaria de detcetive. Esperamos tres dias después de que aparecid el aviso en lo cl dliatio, pero sélo Hamé mi mama desde Coneén tratando de tentarme con la playa, tos dias de sol exquisitos, los primos, los par- tidos de baby fiitbol, los asados y los atarde- ceres. Con todo eso me tentaron, es verdad, pero ahora yo era un detective privada y ‘otras cosas de qué preocuparme Lucgo el teléfono no soné durante dos dias y, cuando por fin lo hizo, contests la Gertru, Se puso pilida, me miré con cara de alumbrado pitblico y dijo: Bs para Quique Hache, detective pri- vado, Evan papel anoté el recado telefé nico: «Sefiora Gallardo. Ties de lr tarde. Café Paulo, Colgué. ‘Tenia mi printer cliente oo mo detective. Nos miranios con la Gertsu oo mo si hubiéramos descubierto petedleo en el jardin de la casa Como no ten i puesto a la sefiora Gallardo que nos reuniéa : Mi abuclo siempre deefa que iba al Paula, un café de kt mos en ef cencro de Santiago calle San Antonio con Agustinas. El café en vero ya no es ef mismo de ances, segtin mi abuelo, pero igual me parecié que seria un buen sitio, Dos reefa tranquila y vacka porque estébamos ini ciando enero, El calor derretia, Sali de mi casa ade la tarde. La ciudad pa yen harrgzaval aleancé una micro. El viaje fue i igo. Eneraba una brisa agradable por la ver: tana abierta y unt rato conté los arboles que ihan pasindo y otro rato me preocupé pen sando en la seiora Gallardo y en éste, mi prie mer trabajo, Cuando legamos al centro, la micro ntré dircero por la Alameda. Me bajé frente \ la Biblioteca Nacional. En las escale bibliocec as dela contre mochileros sentados, ha blando en inglés; me pidieron plata, pero segui de largo. En ese momento me sentfa un detective privado y no un guia turfstico. Subé por Mac-Lver hasta calle Agustinas, El/Teatto Municipal esti en esa calle, en el camino del cal. Una ver en el colegio nos llevaron alli a ver un fragmento de una épera famosa, Me sorprendi cuando reconoef algunas de las arias: las habia escuchado antes en comercia les de fa tel En el Café Paula me senté a esperar.a la setiora Gallardo, la de la Mamada lefonica, Fntonces me di cuenta de mi primer error co: ino detective: no eenfa idea cémo reconocer a ‘mi primer cliente. Sentadas en el café habfa dlos parejas, uno de los hombres era un mili- tar, seguro, aunque vestia de civil. Lo deduje porque Hevaba el pelo cortado casi al rape y se sentaba derecho, como si se hubiera tragado na estaca. La otra pareja: un viejo y una vie és © menos cuaretita afios comaban helados en copas gigantes y se mitaban como si recién comenzaran 4 enamoratse. E] moz0 se acered ami mesa y me vi ent la ebligacién profesional, para justificar mi estadia en el ca Fé, de pedir un helado dable de chocolate con tuna galleta y salsa de frufilla, Mientras espe- taba pregunté cquivocadamente a tees sefioras aque entearon si tenian el apellido Gallardo. Me comé todo el helado y me puse a gar con la cuchara, esas largas y finas que jugar « ponen con las copas de helado, y ya estaba pensando que la sefiora Gallardo no existia, ado el mozo que me atendid y que pare cia simpatico, se acercé a mi mesa con un diatio y sin decir una palabra sefialé una fo tografia donde aparecia una mujer muy gor da, excesivamente gorda, como se ven en las peliculas de Estados Unidos, donde todos pa recen set gordos por comer papas fri hamburguesas al fue a Miami 1 i MeDonald’s en todas las esquinas. Se justifi ca entonces Ja gordura porque la entacién es sayuno, Un amigo que legs comtande que enconirs grande si esté en cada esquina Debajo de la fotog fia del diario pude leer: «limpresaria del aio. Importante distin Gién recibié Rosaura Gallardo y su empresa Intermar, Con mi mejor cata de investigador 4 a RS sing ovra vex al mozo y me encogi de hom: hros. FE} mozo, sin despegar esa sonrisa ble que parecia que venia con su uniforme, ne indicé una puerta interior. Lo segui, El pasillo Hegaba hasta fa cocina. A ninguno de los cocineros le interesé que yo pasara por ahi, Segu al mozo hasta el patio de cemento, errado. por las paredes de los edificios veci fos. La nica manera de ver cielo allf era mi tar recto hacia arriba, En la pared se vefan algunas ventanas, los cajones del aire acondi- cionado y gatos pasednclose por las cornis En ef centro del patio, entre dos maceteros, estaba en un silldn la misma mujer de Ia fo: tografia del diario, Rosaura Gallardo « cuerpo gigante, como si flotara en un leno de agua. Ambos 10s miramos sorpren iz y preguneé didos. Filla arrugé la n {Quique Hache? Para no ser menos, también arrugué la nariz y pregunté: Set ort Gallardo? eneontraria con alguien mis... -dijo la sefiora Gallardo teabada, sin cerminar la frase, reve plando como ballena por el esferz0 que le pro: ducia hablar en medio det patio del Caé Paula Quique Hache, detective —repeti_y mostré un papelito cuadrado, como carnec de identidad, sin plastificar atin, En ef curso se deefa que debia Hevarse en ta billetera codo el tiempo. Creé que... ~siguis ella sin encontrar las palabras adecuadas. No se preacupe, sehora Gallardo, lo que me cuente lo mantendremos bajo secrete profesional No era eso sino. Después sontié y dijo: Es que no estoy acos tumbrada a detectives privados, eso debe set Supongo que no tengo alternativa, nadie nis ha quer Jo ayudarme Para eso estarnos ~dije con una sonti sade vendedor de zapatos. Ella también vol- vid a sonreit y su cuerpo se estremecié, como sillevara olas de mar dentro de la Déjeme empezar por el principio, Hache ~dijo, “Asi me gusta, desde cl principio. Le recuerdo, para eso estamos, para escuchar lo que tenga que decit ‘Mi papd se murié hace tres aiios y me dejé su empresa de buses. Yo Ta administraba estaba vie desde hacia algunos afios. Mi pap Mmmm -dije poniendo cara de inten- sa atencién, La seftora Gallardo me mird un segundo, como dudando si seguir 0 no spi #5, mir6 hacia lo alto del patio y continué: Fl comenzé con una micro viajando hasta Cartagena. Treinta aos mas tarde te tia una flota importante de buses que reco- tian el litoral central, la empresa Intetman, Si—mendi La empresa ha tenido un repunte con ni administracién, aunque suene feo que lo diga yo, Hemos obtenido importantes logros y avances, Desgrai nente mi papé no vie vi6 lo suficiente para verfo; hoy dia se sentir donde ca de Santiago en verano. La bodeg 4 ilguna ver eseuvo laa tre fe ceve a «Grane econ Chemo construccién parccida a un hangar de aviacién, con un letrero en la ences i donde deta: «Empresas Intermars. Detris de un cerco se vera un guardia y mais mpleados en una oicina, mirando un atris dos ule tenis en latelevisién. Las conve rena dla, eran los mismos que habfan seeuesteche Charo en I, wade lt estacién abandonada. Lo aco no puiblico jab buscar un eeléfo. prefer’ lo més complicado, Pe i lo en la oscuridad del las boxtegas, pens edificio al frente de lo cémo encrat : hace! mimitos despuds por inicio dl “ cuadra, aparecié wna mujer arrastrandle un nado por una imp. el carro Hevaba una : viendo donde cattito i Hnpara a gas. En sartén con aceite hir zambullia unas masas gue se transformaban r, a “ipidamente en sopai pillas, que luego colgaba de un gaucho. Los Cuidadores de las bod fon a com as de la cuadra salie nprar café con sopaipillas, minutos. despues se ae reba puceta de In termar, El puatdia de la entead ’ aidentro: —Llegé la tha con ta comida, Los empleados de k la oficina salicron, sores, hasta la vereda, Rodearon el cattite y as sopaipillas se fretan com eset. dalo en la sartén. Era el momento que ¢ esperando, L ntré. Los empleados y el guar ose junto al tun costado y din seguian conversando, Fidados carrito, A-uno de alas le escuché decir jores sopaipillas que = stag son la he probado, tia, deberia exportatls Corri hacia el interior sin que nadie me viera, Adentro sélo enconeré cajas cert das de todos los tamaios. EL televisor seguia encendido en el tenis, pero no me detve a mnirarlo, Por ant momento pet sa continuaba por una equivocado, La bod otras dependencias y a wn am- puerta hacia satio donde encontré estacionados, fren- yortén, dos camiones con los colores jateados y fas franjas amacill en los costados. No estaba allio esesperé, Ent ese momento vi en Ia de Jos brillos pendencia interior, sobre la p de un télevisor encendide. Le rinedin més alejado, rodeado re de ro, mirando sin ganas | de una mano y de wna pierns al catre, Al ver me se sorprendis. é hasta ef etal estaba Cha méticos, Sobre un renemos que s2 No hables sgumntd con vor débil preguntd con No hables =e ordené. Tenemos que apurarnos. hos guardias? ~pregunts ella istin adelante, comiendo sopaipilh nudes, Charo Demoré en desatar los estaba pallida He comido sélo pan jevantarse y después de es 1a ayudé recobré fiuerzas. Salimos al patio. Bl si Airar F lencio era completo, excepto por los ladridos nica solucién era de los perros a lo lejos, salar el portén, pero parecia muy alto, Le pregunté si era capaz de hacerlo. E la natiz y con una mirada de taladto me dej6 claro que Ja pregunta la ofendia Subimos dificultosamente. Al oro la do Hlegamos a un callején oscuro, Cuando 2 yex los pies en la tierra, Chato me pregunté qué le pasaba, [lla estiré el mentoa indicdndome hacia adelante, Enfrente cenfa mos a los dos ¢ linternas, sonriéndonos. Uno de ellos todavia opaipilla pleados y al guardia, con sus masticaba el Me dejaban dormir con la fador encendida, La Gertru de pasarla cuando creciera, Cro quince afos, una edad come p; miedo a Ia oscuridad ecia que se me ahora tengo Ano tenerle Con Chato estébamos amarrados en la oscuridad de la bodega. Escuchabamos deteis de las eajas a alguien que nos vigilaba y al mismo tiempo intentaba sintonizar una t io, pero no quedaba conforme, hasta que una cancién de Juan Gabriel que le interesé. De mis lejos llegab, i ces haciendo Il Despu af ruido de ver i lamadas urgentes por teléfono, 1&5 se acercaron hasta nosotros, T rié indicéndome uno de los emplen dos-, Estamos todos : — i ee falta es € i Vien oc DeIme8 al detective: privado F tinico que achivo, Por lo nto, si quicren sali 119. de esto nos dicen donde lo podemos encom tar a ch Charo respondié por los dos: ren ances de Sera mejor que nos suet que mi ardo les dije Llamen a la sefiont ella me contra y la deta de todo ee (Ora vez se escucharon fas tisas. Nos hi aminamos amarrados. A mi cieron le Ai espalda sentia el calorcito de Charo que tuitaba el miedo, Salimos al patio y subimos 7 oo escalera corta a uno de los camiones repantidores Se certé Ja puerta metilica y otra suridad. Charo dijo: er0 que si ~dlije asustado. ora Gallardo necesita a Cacho: Kamins i ntemente, pero por otros motivos de lo " b aque te contd cuando te contrat so ya me fo habian dicho Buszan a Cacho para reeenerto como IY dl partido de 0 Sharo movi la cabs re niea deta ce que Cacho ex lac bala det equipo para ganar, pero a la sefiort 120 Gallardo y a su empresa les da lo mismo si gae na o pierde Ferro mafana. ~zEntonces para qué me contrats? “Tenia que agotar todas las posibilida- des, queria encontrar a Ramirez. Y también tenia que demostrar a los dirigentes y al entre- nador de Ferro que hacia todos los esfuerzos -No entiendo qué esté ocurriendo, Ni siquiera sé por qué estamos los dos amarrados en este lugar. { ‘A la sefiora Gallardo no le conviene que aparezca Cacho, harfa cualquier cosa pa- Fa que no apareciera nunca, eliminarlo si es posible. -{Eliminarlo? ~pregunté como un idio. 'énde esti Cacho en este momento? =No estoy seguta. Tengo una idea vaga dedonde encontrarlo, pero nada mis, Es me- jor que siga escondido antes de que lo descu- bran los empleados de Intermar ~Pero no me has explicado. por qué quieren climinarlo y qué relacién tienes ttt con todo esto, cs —Hace tres afios, antes de que Cacho Ramirez se convirtiera en arquero, chofer de buses. Chato se detuvo, ¢ fuidos alrededor de la carrocer uchamos unos del camién, ma —;Bscuchaste? Suena como si alguien golpeara con el canto del Ferro ~dijo ella. =:Qué canto? —«Dale Ferro, pero dale Quilin» ~en- toné ella ena razén, los golpecitos sonaban iguales. Charo se alegts y dijo: “Leén. ;Como habsé Hegado hasta aqui —Quedamos de encontramos respon i orgulloso de tener algo que ver. Volvimos a escuchar los golpes sobre la carroceria del camién. Charo se arrastré has- ta uno de los costados y con los dedos repitié lo mismo: «Dale Ferro, pero dale Quilin». Es- peramos en silencio. Un minuto después se abtié la puerta de la cabina y se cerré ensegui- da, Alguien, debfa ser Leén, dio vuelta fa lla- ve de contacto del motor, que se negé al principio a arrancar. En la carroceria nos le~ vantamos con dificultad. En ese momento también oimos los carrerones desde el inte- rior de la bodega, los gritos y silbatos de los empleados y del guardia. El motor del ca- mién por fin arrancé con un ruido potence. Pasaron el cambio y el camidn parecié que se desinflaba al desengancharse. Escuchamos la yor de Leén que gritaba hacia atrés: 122 Charo y yon instintiva jnmos al piso. BI canon dio um valeo hee —Lr—— uclo de comento. Accleramos slo unon ne aunddos y enseguida nos estiellamios conera el ico. El ruido fue cremendo y pa recid que quedibamos detenidas, pero sslo fue un momento, La puerta sald @ puerta salté por el aire y cays hacia adelante. Con Chavo rebotanncg ome carga, El camién acclerd, Aleiindose scuchamos varios disparos y las iltinios fos, Lucgo, nada mds que el S . Leg jue el motor del ca tnién, En kt cabina Leén silbaba una cancign del P nes mundiales, mv : . Sibado . 23 Eon ceca de las cuatro de la madru- sada cuando huimos en ese camién de enco- miendas de Intermar, Me sentfa feliz y aliviado por haber escapado. Charo y yo nos relamos con ganas a pesar de que segufamos amarrados en el interior de la carrocerfa, La felicidad se me amargé un poco cuando me acordé de la Gertru, probablemente desespe- rada a esa hora, esperindome en la casa, llo- rando en el hombro del sargento Suazo, | sintiéndose culpable de que yo no estuviera en Concdn con los primos... etcétera y ercétera. Leén detuvo el camién y grité hacia és que enseguida nos liberaria. Abrid la Puerta mecilica y del otro lado encontramos tin pedazo de luz que cafa debajo de un poste [nla calle, Nos desat6. Se reia con su cara re- { donda y rosada. Nos conté cémo Ilegs a la F bodega después de mi llamada telefnica por _}ntarde. De cémo subié el cetco y vio cuando nos cncetraban en ol cantina, # salts ef vosotros arriba de 1uro.y escapd con amos cersarse illo apacecis ante 2 alge consider’ adecuado decir algo alg ind por teléfone al Ho} rato un cintille rosa dijo tratando de que su voz sonara con sufi- ciente autoridad y energia. Estaba enojada, 30 se notaba, siempre que me llamaba por mi nombre y apellido habla que creetle su enojo. No me habiaria en algunas horas, es0 también era seguro. Aunque lo pensé, no le dije que ella era tan culpable como yo. Los dos nos habfamos matriculado en ese curso por cotrespondencia. Tampoco le recordé que habia perdido initilmente cinco mil pesos con una bruja. En cambio le dije: ~Gertru, te presento a Charo. Ambas se saludaron. Ledn seguia gi- rando alrededor nuestro, entusiasmado con su hazafia que, al parecer, no se le olvidarfa en mucho tiempo. ~Es tarde ~dijo la Gertru con una vor de muerta-, es hora de que todos nos vaya- mos a acostar y a dormie. ‘Charo la detuvo: En unas horas mas comencaré la final de Ferro Quilin. Tenemos que encontrar a Cacho y llevarlo al estadio. Gertrudis movié la cabeza. A mii me parece que ustedes tres han hecho demasiado por esta semana, Antes que nada, alguien tiene que dar una buena'expli- cacién de lo que esta ocurtiendo aqui. 127 allardo cx lor de ur cceaba de suefio vas de café y 16. Leda be nis antes de completa, que st que EL cielo co- no y feo la calle, Sa acurrido No tenfa sueio. Co habia despejado. ve de a verd Pr ba alli, 0 p abrir hier Charo se cescucha. scomodara y Pi y czan buenas alumnus y su familia parecta nor- es eran profesores. Chi can meltizas y nada tes faltaba en Todo cambié el verano del 94, EF se 5 un paseo de co pre gundo medio def fi de semana a la playa en unas F calfaias que tenfo el colegio o bo, Como habia ido en se concrataron los servicios de Intern ta. En una tarde dk fos ba un bus color ¢ pe anja anul y el nombre a gavio~ ta dibujada se tarde de jueves para aprovechar completo el fin de semana. Antes de subir al bus, alguien tomé la forografia instancénea del curso, donde apa- recian todos sonrientes, excepto Charo. La misma fotografia que se publicarfa unos dias imds adelante en, los diarios: La misma que tres afios después Hlevaba yo en el bolsillo de mi camisa, Mientras Charo acomodaba su bolso en el malecero del bus, vio por primera vez a Cacho Ramirez. Vestia una camisa blanca, tunos pantalones grises y una gorra de capitén de barco que identificaba a todos los choferes de Intermar. Los primeros kilémetros fueron lentos, deshaciéndose del tréfico de salida de Santia go. Arriba del bus a nadie le import, canta- ban felices y conversaban despreocupados. Charo escuchaba miisica en su personal y tra taba de dormir. ‘Una hora despuss, el viaje parecfa tran- quilo y aburrido. Las risas, la musica, todo habia acabado. Sélo se escuchaban algunos grupos conversando: Charo desperté para ver cémo atardecia completamente y Hegaba la oscuridad a la carretera. No tenfa ganas de ese fin de semana en la playa, pero lo preferia a 130 quedarse sala ¢ por ejempla, que a L arlos, et handbolist os, avisos , avisos y clararia mis aude que g ve ratio lo enceguecis. cor ié el control, doblé y ca metios al vacto. Los vidtios ¢ ron y los fiecros del recho se dobl Cuando tos rescatar : nt gravemente heridos. Una ambutanci 66 trasladatlos répidatnente hasta Val A Charo nada fe ocurtié ortancia debido a los vidrios x "Ds siete de ellos d mds de un afio para cuperarse comple: mente. Tres fallecieron hospital dia, Durante meses no quiso hablar con na- die. Sus padres se distanciaron cada vez més, hasta que finalmente se separaron. El padre se fue de Ia casa, La relacién con su madre era tensa; ambas, sin proponérselo, se culpaban de la muerte de Leti. Todo culminé cuando, en contra de su voluntad, a Charo la dejaron internada en el Hogar Isabelita Astaburuaga, de Santa Familia. Pero fue lo mejor para ella. Alli enconcré nuevos y diferentes amigos y al: go de tranquilidad. ese tiempo, Charo se interesé por los detalles del accidente. Sabia que el chofer del bus, Cacho Ramire, habia pasado seis meses en [a citcel y que més tarde lo dejaron salir, cuando concluyeron que su responsabilidad era minima, Charo averigué que Cacho aban- doné luego la empresa de buses y, curiosamen- te, se convirtié en el arquero del equipo de fiiebol del bartio. Sin embargo, segu‘a en la né- mina de los empleados de Intermar, recibiendo tun sueldo con el que arrendaba una pieza Poco a poco Charo habia ido ordenan: do sus recuerdos sobre el accidente. ¥ algo no calzaba. Minutos antes de que ocurtiera, se ha- bfa Jevantado para ir al bafio en la parte de atras del bus. Al salir, recordaba haber visto, en Jos tltimos asientos reservados a la tripulaciéa, 132 a Cacho Ramirez durmiendo, Pensé que lo teemplazaba el asistente, Minutos después se produjo el accidente, En el sumario e investi- gacién de los hechos aparecia Cacho Ramirez como conductor en el momento del acciden- te, Ese detalle sospechoso le hizo buscar al ex chofet. Por un tio abogado que habia estado en el juicio del accidente, sabia que habta sa- lido de la cétcel y se enteré de que ahora ju- gaba fiitbol, en ef equipo del barrio Santa Familia. Un dia lo enconteé después del en- trenamiento del Ferro Quilin. Al principio, él se sorprendié de todas las preguntas y no qui- so seguir hablando, dijo que sélo le interesa- ba olvidar el tragico asunto. Charo insistié y después de varios intentos el arquero comen- 26 a soltarse y a sentir confianza. ‘Terminaron haciéndose amigos. Se encontraban por la tarde en la placita del Aiférez, tomaban hela- dos y conversaban. Charo llegé a apteciar a Cache. Nunca hab{a hablado con nadie co- mo lo hacia con el arquero, Después de algu- nos meses, Ramirez tuvo la confianza suficiente para contarle la verdad. Cuando ocurtié el accidente no era él quien manejaba el bus, pero la sefiora Rosat ta lo convencié para que se inculpara. Le pro- metié un sueldo seguro. Cacho acepté. 133 Charo presioné al arquero durante se~ manas hasta que por fin éste se decidié a con: ear la verdad del accidence ante las autoridade Pero justamente antes de que esto ocurtier Cacho desaparecié misteriosamente, Charo sospechaba de Rosaura Gallardo, De al manera se habria enterado de las intenciones de Cacho y no le convenia que se divalgaran las irreguila idacles en la investigacion del acci dente, La seftora Gallardo Hlevaba una exitosa gesti6n a fa cabeza de Lntermar, habia logrado importantes avances comerciales yun escén: dalo en css momentos no era bueno pars el negocio. Charo tampoco sabla dénde se encon: traba el arquero. Lat dnica pista era un fami liar, ef nico que le conoefa. En una ocasién habla acompafiado a Cacho a visitar a una tia, la tfa Solicita, que vivia en La Reina Alta, en una casa vieja, rodeada de gatos. Charo termind de hablar. Amanecié completamente y la luz ikuminé con colores el comienzo det di Vos cuatro, sentados alrededor de la mesita de phistico en el Esso Market, craciba: mos de entender ki historia que acabsbamos de escuchar, Ninguno se atrevid a decir nada, Mi taza de café estaba fia. Leon parecta cabccear 134 de suefio sobre la mesa. Gertru se atrevi6 y dijo: . ~ {Qué espetamos? Estamos cerca de La Reina y con ganas de conocer a la tia Solicta 25 N.. dirigimos en el camién de en- comiendas hacia el oriente de la ciudad. De pronto, la calle se hizo de subida, la cordillera se vela cada ver, mis cercana, como una mura- Ua gigante, Preferimos detenernos y subir ca- minando las tiltimas cuadras. Todavia el calor de la maiiana era inofensivo y no nos molest6 inar. Habfamos seguido por avenida La- hasta que cerminaba a los pies de la mon- tafia, Pasamos un parque municipal. Un poco iis arriba nos detuvimos al frente de una ca sa vieja y oscura, como de mansién del hortor, ‘que contrastaba con las otras casas bonitas de los alrededores. En el patio, entte los arboles y vegetacién que nadie cuidaba, vimos a muchos {gatos que se paseaban como los duefios del lu- gar, Charo abrid la reja del antejardin y Ia s guimo respuesta. Por un momento pe trarfamos muerta a la tia Sol Golpeamos la puerta, pero no hubo é que encon ca, Imaging que 136 Jos mismos gatos la habjan atacado y devora- do, como en una pelicula que vi en el cable tuna noche, Entonces, desde atris, escuchamos tun adelante», Rodeamos la casa por un cami- nto, En el patio encontramasa I i Solicit, cntada en un sillén de mimbre con almoha- dones, rodeada de mas gatos. Es om a a Charo y nos hizo sentarnos alrededor dle su sillén, Hasta all llegaba un rayo de sol, entremedio de fos drboles Era una mujer vieja la tia Sol de las telarafias 2. Dijo: Me vetigo a sentar aqut en las mafa- nas para calentar los huesos. Todos 76n, Charo se encargé os encontrindole li ra llevar la conversacién, Queriamos saber de Cacho, su sobri- amos hablar urgentemente con él ~:Cachito? -dijo ella, qué excelente ‘me salié mi sobtino, ni parecido al resto de la familia, incty Iso nip ido a mi propio hijo que nunca viene a visitarme. Me dejaron en esta casa subiendo que no puedo bajar el co- tro. Tengo una vecina que me compra todo, pero imaginens, ol dace mariana me enfer mo y hasta ahi noms llego. Perdido es : de el -dijo Charo, 4 su sobrino, nadie sabe Asi es Cachito, may poeta para sus cosas, es0 quiere decir que tiene sus dias bue- nos y sus dias malos, dénde podemos encontrarlo pregunté Charo. Viene cada cierto tiempo, nunca fa Mla, n vista que me gusta leer FL Condarito, que ¢s ta sinica te La visit6 hace poco? Mi memoria no funciona mucho Tres 0 cuatro di Todos re mos a la tia Solicita. Charo volvié a preguntar ccionamos cuando escucha gle dirfa dénde estaba? rvado. Su vida es Cachito es muy res su vida Pero a mi no me engafta, lo conozco de niniro, Lo noxé deprimido y cansado, Por lo tanto, una se siente cansada de la vida. jebis hacer lo que se hace cuando ticidarse? dijo Ledn. odos lo hi cimos callar. -Cuando eso ocurre ~signié la tia~ se vuelve al lugar de donde se salié. Por ejen plo, esto es La Reina Alta, en este sector de la ciudad nacf yo, y aqui me voy a morit, Antes no Hlegaba nadie, ahora esté leno de casas) grandes y bonitos autos. Desde aqui miraba mos hacia abajo a Sani tuna ciudad aparce 138 I i @& de donde salid Cacho Ramirez? pregunts Charo apurando a la tia Solicita ¢Nunea les hablé Cachito de su pue- blo natal? Como les dije, mi sobtino es muy reservado, Vivié toda su nifiez y adolescencia en un pueblo del Cajén del Maipo, antes de que alli también se llensata de parcelas y caba fias de attiendo, En San José lo conocfan to dos porque era cl arqueto del equipo de pueblo. ae San José -repitié Charo. All vivia su mamd. Pata los cum pleaftos y fiestas nos visiedbamos, Pero ahora no bajo de aqui del certo, la tinica fe , la tinica forma que Jo hare, seguro, sera adentro de un cajén con flores a fos la 26 Nis inin por avenida La Mlorida hacia el Cajén del Maipo. No era un viaje largo. tal vex cuarenca minutos. Avanzsba. mos Ientamente por el exmino es muchas curvas. Paralelo al camino nos acom pataba el rfo Maipo, de un color caké con leche No hablamos mucho en el camino, pero sa biamos que dhainos en la direcciéa cottecta para encontrar a Cacho Ramirez. Micneras avanzibamos, la cordillera nos cercaba. Pasa mos varios pueblos a a orilta del camino, pue- bios chicos de apenas una cuadra, con gente sentada en las puertas de sus casas, entrerensida en mirar a los automéviles por el camino, San José era ef pueblo mas grande de los alrededores. Cuando Hegamos rodeanios la plaza, Yo ya habia estado en San José de Mai por un domingo, hacta unos meses, en que ni papa quiso estrenar st. auromévil nutevo, tun Toyota del que estaba orgulloso, Con no. sotros iba mi hermana Sofia, a quien no le gustaban los paseos familiares y preferia que- ‘iurse con Petete, su potolo actor. Ese ‘ia do. mingo almorzamos a la salida de San José, en tun restaurance de comida tipica chilena. Mi Papa pidié una cazuela de pava, Siempre pe- dia de esas comidas que nunca preparamos en ta casa y que le traen recuerdos de su nifier cuando vivla en Buin, donde al parecer todos los dias cocinaban cazuela. A mi me gusta la cavucla, pero no podria soportarla todos los dias, menos con et calor del w ano. Después de almorzar regresamos a ta pla de San Jo- sé, donde parcicipamos sin queretlo en un ac to paiblico, que mi mamé flamé «un acto hippie». En_un escenario tepresental , ‘nario tepresentaban una obra de teateo donde an sefior era un tio y otro seer representaba un gasoducto, La ps wsoducco y el sefios entremedio estaban ef sefior drbol y la sefiora ‘ordillera, que querian expulsar del lugar al seiior gasaducto, Lucgo aparecieron en la pla 7a dos hombres arriba de unos zancos. A mi mann, al menos, le gustaron los zanquistas, pies, con barba, pelo oy la misma edad que mi paps, co: Al final, uno de tos fi dary a cantar una cancién ecolégica de protesta “i aba Mi mama querfa irse, pero mi papi se neg porque todo ese acto le recordaba sus afios en la universidad, cuando iba a las pefias y can taba canciones de Violeta Parra. Sofia era fa as aburrida, aunque més tarde se entretuvo cuando Ilegaron unos su ojos claros, con shorts y bototos de montanis a. Eran stizos ecolégicos y aplaudian, aun que no entendian el idioma, A uno de los suizos Sofia le dio el teléfono de la casa. Du Jos muy tubios, de rante las semanas que el suizo permanecié en Chile, Hlamé regularmente a Sofia por eeléto no, aunque era poco To que hablaban o se ext rendfan, el suizo sélo saba hablar su idioma y mi hermana el suyo. Alguien, que sin dada lola icho al suizo, le haba ense queria nica palabra en castellano que sabla y repetia a cada rato: «nin poquito», Siempre respondia lo mismo: «un poguito», no i se le preguntara San José, ese sibado de verano, se vets portaba lo que tranquilo, reposade, como code pueblo chi co, con la cordillera detrés como el nie de sus edificios. Nos dividimos los cuatro para pregtinar por Cacho Ramirez Resuleé que Ramirez habia por todas partes en San José y sus alrededores. El nico dato que conseguimos fue que Cacho, algunos 142 afios acti, habfa destacado como arquero en cl equipo del pueblo, Después de preguntar sin suerte por todo San José, nos sugirieron que habléramos con don Reinaldo, el hombre mis viejo del lugar. Los sdbados se sentaba en una de las gsaderas del Estadio Municipal o Jos pasaba calentindlose al sol en la plaza. Lo encontra- mos en la plaza. Nos habjan advertido que es- taba un poco sordo, por lo que dejamos que Charo se encargara, Después de los saludos lla fue al punce: Buseamos a Cacho Ramirez, don Reinaldo, usted debe acordarse, fue el arque- ro de la seleccién de San José hace algunos Don Reinaldo sonrela como abuelo, Hevaba unos lentes Ray-Ban muy modernos, con los que miraba directamente al sol levan- tando el mentén. Seftotita, si es tan amable de decitme l apellido de ese José tal vee. pueda ayudarla. -Me refiero a un arquero de San José Perdéneme entonces, es la sordera, Antes yo escuchaba de todo, pasaba un auto por allé abajo y sin mirarlo siquiera sabia la marca, hasta i era argentino o chileno. No se ria, lo sabfa porque los afgentinos aceleran a 43 fondo cuando se detienen en las esquinas, ast perdiamos el tiempo hablando con don Rei naldo. Lo intenté ocra ver Cacho Ramirez ~dijo subiendo el vo- lumen Aho sf que la sintonizo,sehorita, escuché, no tiene para qué gritar. Usted bus: acho Ramirez, Podia haberlo dicho desde un principio, Estoy sordo, pero no ex 10 de viejo. porgue quiers, s sgunes ilu j1o conoce enconces? ~pregunté sionada y feliz, Cuando Charo parecia con: tenta se le ihminaba de voltios la cara y yc temblaba de gusto. Claro que no conozco 4 ningtin Ca cho Ramirez de San José, Le puedo asegurar que en este pueblo, donde naet, me erié y voy bre can feo, Peto. eso no es posible, Era arquero un buen arquero antes de irse a Santiago. -Por aqui pasan muchos arricras, ¢ imposible saber los nombres Arquero, no arriero ~grité Charo y osottos nos apretamos temerosos ‘i csigue gritando Le repito, sefioria, si me sigue grit no le puedo escuchar. La juventud no respeta ala gente de edad. Un arquero, eso es lo que usted busca, Debid h: aber hablaca antes, se referta al arqueto Cacho Ramiter Charo miré al cielo y soplé todo ef ai- re de sus putmones, ¢Entonces si lo conoce? gS existié un arquero llamado Cacho Ramirer ct y es dif }© que existié. Yo nunea lo cono- I que lo conozea alguien porque est muerto hace cincuenta afios Mu Ahora usted es la sorda. Cacho Ramil rez fue un famoso arquero de fitbol de los anos 30, uno de lo rides arquetos, como decian sel Sapor, aun- que a ai ese sobrenombre no me gustaba Ramirex, del que hablamos, le decian simple mente Cacho Ramirez. Jugé primero en Ma- gallanes y tu Livingstone, a quien g0 en Colo Colo, con gente como David Arellano, a quie A mi ese Cacho Rami “Us todos quetfan. ste! pregunts, yo resporclo, para eso vengo aqui la pv a alent fos hucsos y a responds Entonces ~se resigné Charo definiti gnunica ha existido un Cacho Ra mite en San Jose? > -Momentito. Pare. Tiene razén, nunca cxistié aqui, sino en Santiago y hace cincuen ta afios como le dife. —Enronces no hay nada més que decit se resigns ella Elabuelo entonces levanté las dos manos, =Pero usted no pregunté por Carlos Ramirez, quien se crefa Cacho Ramirez en San José “Se cxefa..2 -Déjeme acordar, Hace algunos aftos jugé un nifio en la seleccién, Cuando le pre- guntaban dl se sobraba, decia que era de vola- das y atajadas como las de Cacho Ramirez del Colo Colo, lo admiraba, era un fdolo para él y Je gustaba que lo Hlamaran de la misma forma Ese es ~grité otra vex Charo. fengo las orejas débiles, sefiorita ~Cha ro quiso preguntar, pero don Reinaldo se ade- lane6-: Caelitos Ramirez, ée es el nombre del gue se crela Cacho. Atajaba, es cierto, pero rpunca como el gran Cacho Ramirez, ése era de pelicula BV dénde puedo encontrar a Carlos, Ramires? ~No lo puede encontrar: No me diga que se mutis. ~Parecido. Hace unos aiios ese nifio 146 manejaba buses y jugaba | fitbot aqui en el pueblo, era querido por todos, pero un dia, después que murié su mamé, se fue sin decir. ic nada a nadie y no volvintos a saber de él Asi ocurre con la gente jo sin trabajo, no les queda otra alternativa que trasladarse a la capital 2 familiares? Los Ramirez se desgranaron hace tiempo, Tenfan un molino al otro lado det rio, pero lo abandonaron y se fueron, Aqui vamos quedanclo los menos. Charo miré la direccién que habia se fialado don Reinaldo més allé del rio, Agrade- cié la informacién con un beso. El viejo sorprendido dijo Uno se viene a la plaza a tomar sol para entibiarse y para monea vas que ten estas gafas nue- y hasta hesos se reciben sno eruzar hacia el ott lado del rio. Para nadie desconocide el antigue molino Ramirez, casey ¢ estaba abandonado aunque aseguraron que ¢s desde hacfa aitos. Ley Gertru se quejé porque sus zapatos la estaban sos cansados y transpirando. La matando. Ledn queria vomitar por cl esfu i zo. Yo no podia hablar y sentéa como si cavie~ é 8 se Tevan- que cantaba pésimo. Ante nosotros se leva taba una pequefia colina rodeada de un cero bres. En el centro hab na casa vie radios, Nadie de ala es silos a los co: ja, con dos grand Cuando eraspasamos el portdn, ese chamos una vor potente “E ins y disparo mi escopera Gertru se eché al suelo exageradamente {n en propiedad privada, un paso i us como si amenazaran con un bombardeo aé- reo. Charo pregunté dudando: ~Cacho? :Rres wi? No hubo respuesea Después de un momento, Charo vol vi6 a gritar hacia la casa: Cacho, soy yo, Chaco, Y Leén —repitié Leén para que se le Yo estuve winto de grivar mi nom- bre, pero pensé que no aportatta mucho, pro- bablemente el arquero no te a idea quién era, Escuichamos entonces un eco: Charo Y lo vimos aparecer en la puerta. Tenia la mirada baja, cristona, y la cara infantil que yo me haba imaginado, Charo se adelanto, corrié hasta la casa y abrazé a Cacho Ramirez © como se Hlamara Nos sentamos bajo un parrdn. Cacho comenzé a dar algunas explicaciones: M ne hasta acé hace unas sema- nas, Todavia tengo las Haves de esce viejo mo- lino que era de mi familia, Poca veces bajo al pueblo y sélo a comprar comida, Tampoco tengo ninguna escopera, eso lo dije para A mi me asusté dijo la Gertru, 149 Estabamos encantados escuchando, has- ta que Charo nos desperté del trance: Tienes que volver con nosotros a Santiago. Na puted -respoudié & peligeoso para ini Solo send esta vez, Debemos deni car a la senora allardo y ganar ¢l campeo nato con el Ferro, No quiero Ios ~dijo Cacho y se rased Ia eabeva, La Gereru entonces se adelants y ha blo con vor firme , cansada de tanto enredo: =Che, no sé lo que hizo y no hizo us ted, sefior Carlos 0 Cacho como dije antes, pero aqui los presentes hemos arriesgado auestras vidas pata enconcraclo, Si se sient culpa ble de algo, che, mejor lo soluciona de uina ver y se va con nosotros a Santiago, des pugs pucde volver a encerrarse en este pueblo, Yo vengo de Temuco, IX Regidn, y estoy de acuerdo con usted, Santiago no es la mejor ciudad para vivie Cacho mir a Gertrudis y debi6 ena morarse enseguida de ella, como les ocurte todos los que la ven y la escuchan por prime 150 Es cierto, Cacho ~dijo Charo sollo: —Falta aclarar algunas cosas -dijo Cae cho y todos nos acomodames pa lo hablar distancia No dije toda la verdad con respocto al mientras San José si accidente, Cuil verdad? pregunté desde atrés, Cuando mii mama se murid, me fit de San José buscando un mejor futuro, No bodia darme el lujo de estudiar porque no ce fa placa. Llegué a Santiago y me presenté en Incermat. ‘Tenia una licencia de chofer de bu- ses en los que trabajé durante un tiempo des- nte Alto. Mi tia Solicita me dio una earta para don Chemo Gallardo, de San José hasta Pu efio de la empresa. Me recibié: muy acento, hasta carifioso, y me dio trabajo in- mediatamente, Después de unos meses de trabajo, me sentia muy bien en la empresa Don Chemo era b pleados, pero conm > era especial, Nos hici- mos amigos. Le gustaba compartir con sus empleados, trabajar con ellos; preferta eso a estar encertade en una oficina. En ¢s0s afios tuvo la idea de comprar un modesto club de itbol. A mi me habia visto jugar de arquero artidos internos de la empresa. Me decia: «Cuando tenga un equipo, tti me juegas al ar co». Para don Chemo yo era como stt hijo, me trataba muy bien, aunque esto provocaba los celos de su Gnica hija, Rosaura. Los tleimos afios de vida de don Chemo fueron tristes. Se encerraba en fa «Granjita», la casa que tenia en Santa Familia, ya veces se iba con sus choferes cn los viajes para diseraerse, aunque Rosana se Io tenia prohibido. No queria que don Cheme tuviera nada que ver con la empresa, «Usted esté muy viejo, papas, le decia, sin importarte que a don Chemo eso le doliera. Finalmente pudo comprar el Ferro Quilin, un club de ba: trio que queria convertir en ua equipo profe sional, Peto casi no alcane6 a gozato, Esa tarde, en diciembre del 94, nos fuimos juntos con don Chemo a Algarrobo. Yo manejaba un bus que Hlevaba estudiantes hacia la costa por el fin de semana. Todo mar ché bien hasta que algunos kilémetros antes de Hlegar, don Chemo decidié conducir ef bus. Como'era el jefe y duefo, nadie pudo prohibirselo, Por eso Charo me vio durmien- do en los tiltimos asien fel acciden. te. No era yo quien manejaba cuando todo ocurrié, Era don Chemo Gallardo, 152 Gallardo y sus abogados me convencieron pa- ra que me inculpara. No les costé mucho, porque yo habla aprendido a querer a don Chemo como a un verdadero padre y no me habia gustado verlo ea ta cércel, Don Ch mo no supo entonces de estos arreglos por aque quedé malherid en elaccidente. © Fueron que pasé en la cavcel, Don Chemo, después de tecuperarse, supo toda fa historia, Me iba a ver todas las semanas aunque estaba cada dia mds pable. Un dia ine dijo que habia algo muy importante que yo tenia que saber, que en la préxima visita me Jo ditia, que primero tenia que hablar con Ro- saura_y que ella probablemente lo romacia mal, Pero la préxima visita no legé nunca. Don Chemo murié esa misma semana, flaco y avejentado. Se sentia Cuando sali de la cétcel me fii a pro~ ‘erro Quilin, Quedé sorprendido por- ilin, cuando me vig Hegar el primer dia, me dijo: «Cacho q jue el entrenador, Homero Ga Ramirez, aqui rodos lo conocen, don Chemo dejé instrucciones y sueldo para usted, asi que se algunas voladas». Asi entré al Ferro, Hasta ne Viste que queremos verlo ejecutar ahora, pensaba que eso era lo que don Che mo no habja aleanzado a decirme 153 »Dos afios consecutivos fitimos cam- peones, hasta que flegamos a esta tltima ins- tancia, a punto de subir a segunda divisién Pero desde hace algunos meses comenzaron a suarme, Reeibf carcas, Hlamadas te! niicas. Después de los balazas ea ef estadio, regresé aqut a San José y me escondi en el molino. »Una tarde, aburrido, me puse a revisar unos papeles de mi mamé, Alli me encontré con esta foto y ahora me parece entender: Cacho no siguié hablando. De su bot sillo sacé una foro que le pasé a Charo, Todos nos acercamos a verla, Se veia a un hombre y a una mujer abrazados y el molino atrés, Los dos sonreian, contentos. Después de un mo: mento, reconoci a don Chemo, Peto mucho mds joven que en la foco que habla visto en la sede del Ferro Quili. y dio dije, medio pregunté, porque estaba ro de la respuesta Cacho me miré y movié la cabeza atir E] silencio entre fos cuatro era del ta Solo después de un rato, Charo hablé: Pres hijo de don Chemo, zno? 134 Cacho la mieé con ojos largos y volvi6 « afirmar con la cabeza No entiendo nada dijo Leén. Es hora de denunciar flora Ga Hardo. Tienes que haceslo, Cacho, por la me- moria de don Chemo y de mi hermana Let. Y si tt eres hijo de don Chemo, eres respon sable de dejar su pl mejores manos, o que mas bien es hora de ganar l eampeonato lije yo~, asi ascenderd Ferto Se noraba que Ramir. zn de jale tenia un cora- la cara lo engaftaba, era de esos ojuclos © furiosos, siguen mostrando cara de bondad Qué hora es? —pregunrs, Faltaban minutos para las cuatro de la tarde, Tengo que jugar un partido de fitbol en Santiago dijo convencido y sonrié, con tuna sonia de colgador de ropa que algdn dia explicaré 155 | cstadio de Obras Santas se cons ruyé en 1963, meses después lel mundial de fiithol. A la inauguracién asistieron los mun: dialistas Honorino Landa, Leonel Sanches. y Carlos Campos, Como invitado, Leonel dio el puntapié inicial en ef primer partido, en el que se enfrenearon el equipo local y un com binado de las Fuerzas Armadas. Ganaton las visitas tes por dos, Desde enconces el estadio fac el mis importante recinto deportivo y at tistico de Santa Familia Ese sibado de principio del verano, lizar el campeonaco d peraba fi estadio tercera division enfrentando al local Ferro Quilin contra Deportivo Malloco. EI gana dor subiria a segunda divisién, a un paso de primera, del faithol de honor, de los grandes, «le los millones, de las estrellas. | arbitro, don Marinko Leal, pivearfa cl inicio exactamente a las 5.30 horas de le 156 tarde, Una hora antes el estadio estaba lleno. Apostaban a que Cacho Ramicez no aparece ria. Dirigentes del Deportivo Malloco decla raron que la desaparicién del arquero era un truco publicicario, EL entrenador de Ferro, Homero Ga hin, aseguraba que no eran su 50, pero sit. C la cancha el asunco era distinto. El camarfn petsticiosos en el equ de Ferro, minutos antes, parccia un funeral Sin la cibala, ef destino del equipo se vela En et paleo de honor del estadio se ubicaron las autoridades municipales, los di- rigentes y la sefiore Rosaura Gallardo. El ad- ministrador del estadio debié mandar a construir un sillén especial, més ancho y re. forzado, para que se sentara la sefiora Gallardo, Cerca de ella, como era costumbre, la rodea- ron sus empleailos de confianza A las 5.15 de la tarde nadic min plateado con una franja ama nord el ca la estacio nade cerca de una de las puertas laterales def estadio. Fl vigilante de ese sector lev jando e el estadio desde que Leonel § diera la patad de inauguracién, treinea afios atris. Reconocié ensegutida ‘acho cuando Jo vio parado en ta puerta, vistiendo st casa guilla negra y guances, 187 No puedo creerlo ~dijo el vigilan el partido esta que comienza. Me adelanté y le dij: No queremos que nadie reconozca a Cacho hasta que esté en medio de la cancha, { vigilante se perdié adentro y unos minutos después con el hombs que vendfa café cargando una enorme cafecera, una gorra y un delaneal, Cuando el cafetero vio al arguero dijo: No puedo ercerlo y yo que aposté que no aparecerias. Disfrazaron a Cacho con el delantal, la gorra y la cafetera, Nosotros nos dividimos Charo vigilasia la tribuna de las autoridades. Leén, la entrada. Gertrudis buscaria I sar gento Suazo, y yo acompafiaria a Cacho has- ta la eancha. Con el temo por delance, al arquero no se ke notaban los pantalones cortos ni los, botines de fiiehol. Lo segut a corta distancia Decidimos bajar las graderfas voceando el exe 4 Fé, que por el calor nadie compraba a esa ho- I ra. Sa aba de Ja ramos la reja que nos sep. cancha y Cacho corrié despojindose del dis- faz, Fl puiblico lo reconocié enseguida y co- menzé a entonar fuerte y claro el canto del equipo: «Dale Ferro, pero dale Quill. Miré 158 hacia fa tribuna oficial y vi ata sefiora Gallar: do conversando con sus guardaespaldas, dis- cutiendo y haciendo Hamadas por celulares. En Ta cancha los equipos se distribu‘an para comencar el partido. El entrenador Gavilén recibi6 con la boca abierta al gadores de Feo voueavon a Cacho sin erect lo. Por los parlantes del estadio se ratificé a Cacho Ramirez en cl arco. Una gran ovacién lo recibi6. Estaba ca ef lugar que le corres: pondia, bajo los tres patos, con su cuerpo de gido, sus benzos largos de orangutan ae itada triste en la cara que trafa de nacimien: (0, Sabfa que era su tltimo partido con Ferro y eso lo hacia estar triste y alegre a la ver | al Domingo a, a Nos quedamos con lit Gertru en cl patio de ta casa de calle Juan Moya. Llevamos toallas, bronceador y una ra dio con casetes de Yubilda Rubilar, que a la Gertru le encanta. Decidimos no salir y des cansat, Nos estiramos en las toallas a bron cearnos, cepasando Ja lar acababa La tarde anterior, en el estadio Obras Santas, Cacho Ramirez, como eta su costum- bre, se eransforms en la figura de Ferro Qui- lin. EL delantero estrella de Ferro, Chamaco Onttizar, se inscribié con Jos dos goles con los que dejé campesn a Ferro Quilin, Antes de que el sol cayera derris de los techos de zine del barrio, el rbitto pited el final del partido ¥ comenzé la celebracién en Santa Familia Se entregé la copa y todo Ferro, encabezado por Cacho, dio la vuelta olimpica, Cuando el equipo se acercd al palco de honor a recibir las medallas, la sen a Gallardo fingié una sontisa. Ese fue el momento que eligié el ar- quero paca aceptar las entrevistas que le pe- dian los reporteros. Declard que serfa ése su liltimo partido, su Fucuro ahora era ser enere- nador de jugadores de divisiones inferiores en su pueblo natal. Se iria de Santiago porque preferfa una vida sin complicaciones. Se lle- vaba el mejor recuerdo de Ferro Quilin, de don Chemo y del entrcnador Homero Gavi- én. Aproveché ademas las micréfonos para invitar a una confetencia de prensa después de la ducha. La sefiora Gallardo escuché des- de arriba las palabras del arquero y su sonrisa dibujada con fuerza, se fue derritiendo como mantequilla caliente, Se levanté con dificul tad de su sillén especial. La cara le hervia y n caballo de caera, En ese momento, Gertrudis, el sar echaba el aire por la nariz, como gento Suazo y vatios carabineros la rodearon: Qué significa esto? ~pregunté. E] sargento le sonrié con amabilidad y le respondie: iene que acompafiarnos a la c hay una denuncia en su contra por el se- cucstro de dos menores, Los carabineros la hicicron bajar por las escaleras. Boa five la tiltima vez que via la 163 sefiora Gallardo, Miento, La vial otro dia, en una de las forograftas publicadas en el diario, fala otra de Cacho Ramirez que concabt 1 historia del accidente, de don Chemo Gallardo, su padre, y de cémo destinaria el dinero de la herencia que le correspondia a entrenar equipos de tercera divisién Y pensar que yo crefa que fo habian secuestrade o que estaba muetto dijo la Gertru echindose bronceador en las. pict nas-, cuando no era sine un lio de dinero. sa gorda Rosaura que no queria compartir su herencia con Cachito, La Gertru coneluyé q| © pen ndo po- itivamente, todo lo ocurride no estaba inal como recuerdo de ese verano, mientras que iis primos slo podrian contar de aburrides partidos de baby fiebol, asados jaterminables y Kinguidos atardeceres a fa orilla del mar Todo esto fo recuerdo también hoy, un domingo, pero algunos meses més adelan Estamos en invierno ahora, y parece ean | ano del 98 Con Charo nos seguimos viendo. Al unas veces vamos al cine en el centro y pa mos la tarde mirando alguna pelicula. Luego pase pot el parque Forestal hasta la Eucnte Alemana. 64 A veces Ledn Hega a tocar mi ventana, tarde en la noche, y se queda con nosotros a comer. Sigue comiéndoselo todo. A mi mamé ya la Gertru les da gusto verlo comer A veces con Charo conversamos del fururo, lo que vendré mis adelante, Sobre el tema hablamos fo justo, sin exagerar, esa es la src de esperar et futuro, no saber lo que 4. Yo le digo que por mi parte en el fw nutro estoy esperando un Hamado telefénico ue pregunte por el detective privado de la casa, Entonces voy a ponerme al telefono y responderé: «Quique Hache, detective, jen qué le puedo ayudar? los oe INDICE LE Lunes 9 P Martes 7 i | Miércoles 43 : Jueves 69 Viernes a1 Sabado 125 / Domingo 161 SERGIO GOMEZ Nacié en 1962. Escudié derecho y literatura en la Universidad de Concepcién y trabajé come profesor de castellano, Actualmente es : director del taller fiterario del suplemento Zona de Contacto del diario Ef Mercurio, Ha escrito libros de cncntos y novelas. Entre los cuentos estin Adids, Carlos Marx, nos vemos en el cielo (1992), Paries (997% y las del premio Romulo € inferior 1998, Vambi logis Centos con Walkman (1993) y MacOndo erpo qiue no se toca welas Vidlasejeraplares (Finalista allegos 1996) y El labio fue editor de las anto: (1996). Bn Alfaguara juvenil ba publicado Quique Hache, detective (1999)

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