El término metapsicología se utiliza en psicoanálisis para designar la parte de la doctrina
freudiana más teórica y especulativa, aquella que trata de explicar el funcionamiento mental, la personalidad y la conducta en base a principios generales que, a menudo, se han construido como hipótesis necesarias antes que como sistematizaciones basadas en observaciones empíricas. El propio Freud, en su carta del 10 de marzo de 1898, interpela a su confidente y amigo Wilhelm Fliess sobre la pertinencia del empleo de tal neologismo: “Debes decirme seriamente si puedo dar a mi psicología, que conduce a los trasfondos del inconsciente, el nombre de metapsicología” (1956, carta 84), llegando a la conclusión de que el conocimiento científico de la vida humana, motivada y significativa, no excluye, ni puede excluir, ni debe excluir nunca la aplicación, junto a la empiria, de una reflexión teórica, reflexión que, sin duda, ha de desempeñar una función tan importante como la observación o el experimento.