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LA LEY DEL ESPEJO

Afirma que el mundo exterior actúa como un espejo. Lo que ese espejo refleja
no es más que nuestra naturaleza pecaminosa, es decir, nuestro mundo
interior.
Cuando entendemos esta verdad nos damos cuenta que no somos víctimas de
nadie sino de nuestro propio reflejo. De repente tus problemas se convierten en
fuentes de aprendizajes, esas emociones negativas que alguien te despierta se
convierten en el hilo del que tirar para sanar tu alma y conseguir esa paz que
sólo Dios puede dar.
Cuando entiendes esto abres la puerta a esa libertad espiritual y comienzas a
ver que el mundo exterior ya no es un problema sino una oportunidad.
Imagina que pones un espejo delante de ti, observa bien y pregúntate ¿qué
está reflejando este espejo de mí?

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