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Para comenzar debemos tener siempre en cuenta que la clave para un Shabat
significativo es que no se debe sentir como “cualquier otro día“. Más bien,
queremos crear un ambiente especial. Esto significa vestirse con nuestras ropas
más lindas (o las favoritas), comprar o preparar nuestra comida preferida, y dejar
un tiempo sin interrupciones para reflexionar y apreciar el verdadero significado de
nuestras vidas.
Primero, usted puede invitar amigos para regocijarse también en el Shabat. Esto
especialmente es una opción que le permite invitar a personas que están
necesitadas, o quienes por alguna razón se encuentran solos para celebrarlo, o tal
vez a aquellos que no acostumbran a guardar el día, de esa manera ellos pueden
verse motivados a hacerlo, y ser beneficiados de las bendiciones que hay para los
que lo hacen, según Isaías 56.
Luego, planee su comida de Shabat. Esto a veces incluye hacer algunas compras
desde varios días antes, hay que recordarse que se debe pensar en la comida de los
dos días.
Está prohibido buscar el alimento en el día de Shabat, por eso como parte de la
preparación anterior al día de Shabat, nosotros cocinamos el día viernes para los
dos días, para el viernes y para el Shabat, de esa manera no tenemos necesidad ni
de buscar el alimento ni cocinarlo en el día de Shabat, al igual que en el desierto, el
pueblo no buscaba el maná en Shabat, porque caía doble ración en el día sexto. Lo
que sí se puede hacer es calentarlo para no comer frío.
La casa debe estar perfectamente limpia, o por lo menos bien ordenada. Cada
miembro de la familia debe ayudar en las tareas más urgentes antes de la llegada
del huésped.
Asegúrese también de leer con anticipación la porción de la Torah preparada para
el Shabat, para así poder comentarla durante o después de la cena de recepción
del Shabat.
Por último, entienda que es dudoso que pueda captarse o hacerse significativo el
espíritu del Shabat, incluso cuando se sirve una comida festiva, si se permite a los
niños sentarse a la mesa con su ropa diaria de juegos, si los adultos asisten con sus
ropas de trabajo diario, o si se omiten los necesarios preparativos personales y del
hogar.
► Un mantel limpio.
► Copas Kidush
► Una base para lavado de manos con una toalla decorativa (no indispensable)
Pero por sobretodo, en este ritual, las luminarias de Shabat son para nosotros, sus
primogénitos, un recordatorio visual de la vida del Mashíaj, pues Yeshúa fue
llamado a ser “HaOr Olám” (La Luz del mundo).
La madre es la que tiene el privilegio de encender siempre las velas. Lo hace como
anticipación profética de la redención y del perdón de la mujer ante Yahvéh, debido
al hecho de que la primera mujer, en desobediencia, apagó la luz de la vida eterna
que le había sido entregada en el Jardín del Edén.
Antes de encenderlas, mandará a que todos los presentes estén de pie. Después del
encendido de velas, la mujer mueve sus manos haciendo tres círculos hacia adentro
sobre la llama (cómo atrayendo sobre sí, la luz del Shabat). Luego cubriéndose sus
ojos con sus manos para no ver las velas encendidas (porque representan la
presencia Divina) dice:
“Bendito eres Tu YHWH nuestro Dios, Rey del Universo, que nos santificaste con Tus
mandamientos y nos has concedido encender las luces del Shabat para anunciar
que Yeshúa es la Luz del Mundo y que pronto volverá para juzgarlo en esa Luz y al
fin no habrá más noche ni tinieblas.
¡Shabat Shalom!”
Los tres círculos que hace la mujer, y todos los miembros de la familia, sobre las
velas, simbolizan los tres días del deceso de Yeshúa. El cubrirse los ojos con las
manos simboliza el hecho de que en Shabat, Él desapareció por un poco de tiempo,
para luego reaparecer, a través de Su victoria sobre la muerte. “Un poco más y no
me veréis; y de nuevo un poco y me veréis” (Jn. 16:16). Por un poco de tiempo,
aquella Luz desapareció de nuestra vista, para luego reaparecer, revelando el poder
de Su Resurrección.
El hecho que la mujer, luego de ver nuevamente las luminarias, haga extensivo sus
deseos de Shalom a todos, responde a que: a partir de ese momento, comienza
formalmente el descanso para ella. Simboliza también la Paz que nos trajo aquella
Luz, al reaparecer ante nuestros ojos.
2) Servicio de la Noche.
Damos la bienvenida al Shabat con profunda reverencia y con alegría todos juntos
en la asamblea de nuestra Comunidad. Con frecuencia se baila como parte del
espíritu de cercanía con nuestros prójimos en un día de descanso, santidad, buena
comida y canciones.
Luego nos dirigimos en familia a nuestros hogares para allí continuar el orden en
nuestra intimidad alrededor de nuestra mesa.
3) La Bendición Familiar.
Es una costumbre bendecir a nuestra familia en Shabat.
Justo antes del Kidush, muchos padres bendicen a cada uno de sus hijos para que
sigan con salud y fortaleza el camino de nuestros venerables ancestros. Se impone
las manos sobre la cabeza de cada uno y se dice: “Que Elohim te haga como Efraím
y como Manasés” (si se trata de un hijo) y “Que Elohim te haga como Sara, Rebeca,
Raquel y Lea” (si se trata de una hija).
Los padres pueden usar este momento intimo como una opción de decir en sus
propias palabras una bendición y ofrecer expresiones de amor y aprecio a sus hijos.
Usted debe bendecir a cada uno de sus hijos individualmente, iniciando por el
varón mayor y finalizando con la mujer más pequeña.
Si tiene amigos invitados, aquí sí es bueno elevar una oración a YHWH para que los
bendiga a ellos.
Luego, el esposo realiza la bendición sobre su esposa colocando las manos sobre la
cabeza de ella. Se declara todo lo que está en «Eshet Jail» (Mujer ejemplar) que es
un cántico de alabanza a la mujer y madre artífice de la casa que se ocupó de la
preparación de la misma para Shabbat (Prov. 31:10-31).
4) Kidush.
La comida del Shabat comienza con la santificación del Shabat por medio de una
copa de vino, que como el encendido de las luces, simboliza el gozo y la alegría.
Todos se ponen de pie mientras el conductor (el padre o varón mayor) sostiene una
copa llena de vino o jugo de uva, para santificar el Shabat, recordando que “en seis
días, Dios creó el cielo y la tierra y en Shabat Él descansó“.
Nuestra semana está llena de trabajo y creación, pero Shabat es el día de descanso
y reflexión. “Kidush” literalmente significa “santificación” “hacer una distinción”,
“elevar algo material y hacerlo espiritual”. Por eso, al recitar el Kidush, no elevamos
solamente la copa de vino, sino que al día de Shabat en sí mismo.
Estando aún todos de pie el padre de familia toma la copa de vino en la mano y
recita:
(Gén.1:31-2:3)
ORACIÓN DE KIDUSH:
“Bendito eres Tú, YHWH, nuestro Dios, Rey del universo, creador del fruto de la
vid.
Bendito eres Tú, YHWH, nuestro Dios, Rey del universo, que nos santificaste con
Tus preceptos, con Tú amor y Tu bondad paternal, nos concediste el Shabat y su
santidad, en memoria de la obra de Tú creación.
Primero entre nuestras festividades, nos recuerda la liberación de Egipto. Porque a
nosotros nos elegiste entre los pueblos, nos revelaste Tú sagrada Torah, y nos
concediste con amor el reposo sabático.
¡Bendito eres Tú, YHWH, que santificas el Shabat!”
El padre de familia le pasa la copa a su esposa que está a su derecha, ella toma un
sorbo y se la pasa a quien está a su derecha y así sucesivamente todos toman hasta
que la copa vuelve a manos del padre, quien toma el resto.
Antes de tomar de la copa todos los asistentes, con la copa en alto, gritan:
“¡Le Jaim Sof!” (“¡Por la vida eterna!”).
5) Shalom aleijem.
Cuando ya estamos sentados a la mesa de Shabat, cantamos (o escuchamos la
grabación de) “Shalom Aleijem“. Ésta canción le da la bienvenida a los ángeles que
escoltan, guardan y sirven a los que temen a Yahvéh y se han reunido en esa casa
desde la congregación, mientras buscamos su “bendición” para un buen Shabat.
La canción dice:
“Sea la paz con vosotros, ángeles servidores, mensajeros del Altísimo, Rey de los
reyes. El Santo, Bendito Él.
Sea vuestra venida acompañada por la paz, mensajeros de la paz, ángeles del
Altísimo, Bendito sea Él.”
5) Lavado de Manos (Netilat Iadaim).
Lavamos nuestras manos para purificarnos antes de comer pan. No sólo es una
medida higiénica, sino también una purificación espiritual para comer,
concientizándonos que todos nuestros actos deben tener un fin espiritual. Esta
costumbre fue impuesta por el Rey Salomón para comer los Korbanot -sacrificios-
en el Bet HaMikdash -Gran Templo-. Hoy, nosotros en Yeshúa, entendemos que
cada redimido es un sacerdote en el Templo del Eterno, es decir su corazón y su
casa.
Lo que este lavado simboliza es la limpieza espiritual con que debemos entrar al
Shabat , o sea limpios de todo pecado, para lo cual primero los que estamos
sentados a la mesa nos pedimos perdón unos a otros , limando así toda aspereza
que se hubiera presentado entre nosotros durante la semana.
Cada uno lava sus manos, de manera de preparar la bendición del pan. Por
costumbre, después de recitar la bendición y mientras hacemos la netilat no se
habla hasta que se come el pan Jalá, en ese tiempo todos reflexionan sobre la
santidad del día.
Se toma un recipiente con agua y se vierte tres veces en la mano derecha, y tres
veces en la izquierda, se levantan ambas manos y se dice la siguiente bendición.
Para quien haya seguido atentamente esta reseña, no le será difícil darse cuenta
del significado profético de esto, Pues Yeshúa es el Maná que descendió del Cielo,
quien estuvo ausente en Shabat, para reaparecer luego, el primer día de la semana
(atardecer del sábado) con el milagro de haber sido preservado de la corrupción.
El pan también representa a la humanidad entera, por eso es con levadura, ya que
la levadura es símbolo de pecado, oramos por la salvación de toda la humanidad,
dividida entre judíos y gentiles.
Por eso partimos el pan por la mitad, una parte representa a los judíos y la otra a
los gentiles.
Después del lavado de manos, el padre de familia toma los dos panes, los levanta y
dice la bendición del pan diciendo:
“Bendito eres tú Señor Dios nuestro, Rey del Universo, que nos das el pan de la
tierra y el pan de vida, tu hijo amado nuestro Señor Jesús el Cristo.”
El padre de familia rocía sal sobre el pan y dice:
“Los pactos que YHWH hizo con la humanidad y nuestros padres están vigentes y
activos en nuestras vidas gracias a la vida y sacrificio de nuestro Señor Yeshúa.
Bendito eres Tú YHVH Adonay, que nos preservas dentro de ese Pacto Renovado a
nosotros, por Tu amor (ahavá)”.
Le ponemos sal al pan porque es un persevante, simbolizando que esta comida no
es simplemente una experiencia transitoria, sino que un momento que durará por
la eternidad. Después de la bendición, el conductor corta el pan (jalá) para todos y
la sirve.
Untamos el pedazo de pan que cada uno come en miel, ya que está escrito: “Dulce
es Tu Torah oh Elohim y más dulce que la miel” (Salmos 19:10; Proverbios 24:13-
14).
9) Comida Festiva.
La cena no solo debe prepararse con anticipación, sino que el menú debe ser un
poco de más categoría que el que se sirve en las comidas cotidianas. En un hogar
pobre, la carne y el pescado deben reservarse para las comidas del Shabat.
Te sugiero que para realizar este paso elijas un tema que sea profundo y apropiado.
Luego permite que se un debate familiar que los conduzca a la Luz de Su Jojmá
(sabiduría).
11) Canciones.
Los sabios dicen que “el cantar es la expresión de un alma emocionada”. El canto te
relajará y te acercará a la experiencia de Shabat. Además, si hay niños, les
encantará. Y no te preocupes si no puedes seguir la letra – la melodía y el ritmo son
los que te elevarán.
Los padres no deben perder de vista que cada Shabat es una oportunidad para
enseñar a los hijos.
Pidan al Eterno que les revele siempre algo nuevo y fresco en cada ocasión, sin
quitar las bases bíblicas y culturales encerradas en este Ceremonial de recibimiento
del Shabat.
Varones recuerden como padres, que al dirigir esta ceremonia estas mostrando
vuestra autoridad espiritual sobre la familia, por lo tanto, el rol como sacerdote del
hogar que Mesías le ha delegado es claramente manifestado en este día tan
especial.